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El Dios de Toda Consolación

El documento habla sobre cómo Dios es la fuente de todo consuelo. Explica que Dios permite las tribulaciones para que los creyentes crezcan y puedan consolar a otros, y también para enseñarles a confiar en Él y no en sus propias fuerzas. A través de su propio sufrimiento, el apóstol Pablo aprendió que el consuelo de Dios es abundante y puede sobrepasar cualquier tribulación. El documento anima a los lectores a confiar en el Dios poderoso en medio de sus propias pruebas

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El Dios de Toda Consolación

El documento habla sobre cómo Dios es la fuente de todo consuelo. Explica que Dios permite las tribulaciones para que los creyentes crezcan y puedan consolar a otros, y también para enseñarles a confiar en Él y no en sus propias fuerzas. A través de su propio sufrimiento, el apóstol Pablo aprendió que el consuelo de Dios es abundante y puede sobrepasar cualquier tribulación. El documento anima a los lectores a confiar en el Dios poderoso en medio de sus propias pruebas

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El Dios de toda consolación

2 Corintios 1:3-11

Introducción
Todos pasamos por adversidades bastante terribles. Todos nos hemos encontrado en
situaciones tan angustiantes, que perdemos toda esperanza de hallar consuelo. Nos deprimimos,
nos volvemos pesimistas, estamos como cansados, y todo pierde sentido.

¿Quién no se ha encontrado así alguna vez? Todo ser humano pasa por esto. ¡Y los cristianos
no somos la excepción! Sin embargo, a diferencia de la gente del mundo, nosotros tenemos un
consuelo inamovible, firme y fuerte. Porque nuestro consuelo está en Dios mismo, más firme que
una monta, y más fuerte que las rocas más pesadas.

Es por eso que, en bosquejos bíblicos, hoy hablaremos sobre cómo encontrar el consuelo
que Dios nos da en su Palabra. El apóstol Pablo apunta a que este consuelo lo encontramos
en Dios.

Desarrollo
I. Nuestro consuelo está en Dios (verss. 3-4).
a. Pablo bendice a Dios.
El apóstol Pablo comienza este pasaje bendiciendo a Dios. Eso es porque reconoce que
el Padre de nuestro Señor Jesucristo es bueno. Y en todo momento cuida de los suyos, a
pesar de que estos tengan que sufrir diferentes pruebas. El apóstol Pablo no puede más
que empezar la carta que alabando a Dios con gozo y amor. Y en breve, veremos por qué.

b. Dios es Padre de misericordia.


En primer lugar, Pablo dice que Dios es un Padre de misericordia. Es decir, Dios no es
un Dios malo y cruel. Dios es un Dios que mira con compasión a sus hijos. ¿Cuántos no
hemos pensado mal de Dios, cuando pasamos por alguna tribulación? Decimos: ¿Por qué
si Dios es bueno y me ama permite que yo viva estas cosas?

Sin embargo, aun en los malos momentos que atravesemos, esta sigue siendo verdad. Dios es
siempre misericordioso, porque nunca cambia. Así que, aun en las aflicciones Dios sigue
mostrándonos su misericordia. Es más, esas aflicciones son una muestra del amor Paterno de
Dios hacia nosotros. Al que Dios ama, disciplina (Hebreos 12:6).

c. Dios es Padre de toda consolación.


Dios es un Dios de toda consolación. Eso significa que Dios tiene la capacidad de consolarnos
en toda situación. No existe ninguna situación para la cual Dios no tenga algún remedio, o un
ungüento para nuestras heridas.

Es por eso que es errado pensar que Dios nuestra situación es tan grande y tan única que escapa
del consuelo de Dios. Eso es incredulidad y contrario a esto. Dios tiene un consuelo para
cualquier tribulación que vivamos (verss. 4). Este consuelo lo encontramos en su Palabra.
II. Nuestro consuelo en las aflicciones (verss. 4-7).
a. Pablo fue atribulado para el bien de otros.
En estos versículos, el apóstol Pablo explica por qué Dios permitió que atravesara estas
tribulaciones. Él le dice a los corintios que él y sus compañeros fueron atribulados para consolar
a los corintios.
Es decir, Pablo fue consolado para poder ayudar a otros mediante el consuelo que él mismo
había recibido de Dios.

b. La enfermedad y la cura siempre son las mismas.


Esto parte del hecho de que todos vivimos en esencia las mismas aflicciones. ¿Cómo puede
consolarme alguien que no está viviendo exactamente lo mismo que yo? Bueno, es que un
sentido estricto todas nuestras aflicciones ya han sido vividas por otras personas.

No hay nada nuevo debajo del sol. Todos los hermanos en el mundo y a través de los tiempos
han sido tentados y atribulados de las mismas maneras (1 Pedro 5:9). Las condiciones externas
pueden cambiar. Pero en esencia son las mismas que las nuestras.

Lo cual significa que la cura, entonces, sigue siendo la misma que otros hermanos más maduros,
u otros santos en el pasado, han recibido.

c. Somos atribulados para crecer y ayudar a otros.


Es por eso que no debemos creer que somos especiales, o que nuestra situación no tiene
remedio. Otros hermanos maduros pueden ayudarnos, cuando enfrentamos diversas
situaciones. Porque muy posiblemente ya hayan vivido lo mismo, y Dios les haya dado la fuerza
y sabiduría para enfrentarlas.

Además, debemos ver que sufrimos y somos consolados, para ayudar a otros, cuando pasen las
mismas situaciones. ¿Cuántas veces pensamos en esto mientras sufrimos? ¿Que Dios nos hace
madurar con nuestras adversidades, para después ayudar a los más débiles?

III. Nuestro consuelo cuando no hay fuerzas (verss. 5-11).


a. El consuelo sobre pasa el sufrimiento.
Ahora, hay que prestar atención a lo que Dios dice en el versículo 5. Que, así como abundan el
sufrimiento, también abunda el consuelo en Cristo Jesús. Es decir, nuestros sufrimientos pueden
ser muy grandes y agonizantes. Eso es un hecho.
Pero el consuelo que Dios puede darnos es igual de abundante. El consuelo de Dios se ajusta a
lo que vivimos. De modo que, si el sufrimiento es grande, así de grande es el consuelo de Dios
para ayudarnos a soportarlo.

Es decir, no hay situación que vivamos en el cual Dios no pueda ayudarnos y consolarnos.

b. Pablo experimentó la abundancia del sufrimiento, pero también del consuelo.


Y Pablo aprendió esta verdad por su propia experiencia. Según el versículo 8, mientras que
estuvo en Asia, vivieron una situación terrible. Una situación abrumadora que sobrepasó sus
fuerzas, y perdieron la esperanza de vivir. Pablo vivió en esencia lo que vivimos nosotros en
situaciones fuertes. Pablo y sus compañeros creían que iban a morir.
Pero el versículo 9 presenta el meollo del asunto. Dios permitió que Pablo y sus compañeros
sufrieran para que aprendieran a no confiar en sus fuerzas. Sino en Dios, que es en tan poderoso,
que incluso, puede resucitar a los muertos. Este Omnipotente de Dios los libró de la situación
mortal que estaban viviendo. No hay situación tan grande que pueda vencer a nuestro
Omnipotente Dios.

Y tú, ¿qué situaciones estás viviendo? ¿Qué tan abrumadoras son? ¿Estás confiando en ti
mismo, o en el Dios que resucita a los muertos? ¿Estás conscientes de la suficiencia del consuelo
de Dios para tu situación?

Conclusión
Por tanto, en bosquejos bíblicos, hoy hemos aprendido una verdad importante sobre el
sufrimiento y el consuelo. El sufrimiento siempre está controlado por Dios. Dios siempre es
misericordioso, y permite ese consuelo para que crezcamos y ayudemos a otros.
Pero, en segundo lugar, Dios permite que seamos atribulados profundamente para que
aprendamos a no confiar en nuestras propias fuerzas, sino en el Dios que resucita a los muertos.
¡Bendito sea el Dios de toda consolación! ¡Confía en Él sin importar lo que estés viviendo! Y
recibirás este gran consuelo.

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