Arcángeles: Miguel, la protección y los códigos angelicales secretos: Arcángeles, #4

Audio de meditación guiada de 10 minutos! (En inglés)

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bit.ly/violetflameguided

Introducción

Mi vida, antes de estar absorta en lo que uno podría denominar espiritualidad esotérica, era bastante buena. No había nada en particular que fuera llamativo o satisfactorio. Una casa con una vista panorámica al océano, un trabajo relativamente gratificante que me permitía costear dichos lujos y una pareja que me complementaba a nivel físico, mental y financiero; seguramente estarás de acuerdo que muchas personas me tendrían envidia y desearían tener una vida así. ¿Qué más podría pedir, no?

Para ser franca, yo sí estaba agradecida por las cosas que tenía y las personas a mi lado. Sin embargo, ni las posesiones materiales ni una lista de contactos llena de amigos falsos son suficientes para darle a alguien un verdadero sentido de plenitud y éxito. Es probable que no sea la primera vez que escuchas una corriente de pensamiento como esta y seguro pones los ojos en blanco mientras la lees. Aún así, sigue siendo una verdad que muchas personas solo descubren después de haber desperdiciado años de su vida persiguiendo una idea falsa de éxito. Me sentí dividida entre intentar ser productiva en el trabajo y ser esa persona divertida, amorosa e íntegra que mis amigos y mi pareja esperan que sea. Esto significó que me quedaba muy poco tiempo (por no decir nada) para ocuparme de temas personales. 

Basta decir que vivía en un constante estado de ansiedad y no me ayudaba el hecho de que nadie en mi vida podía identificarse conmigo. Recurría a mi pareja, a mis parientes, a mis amigos, pero mi nueva y dolorosa realidad era algo abstracto para ellos. Como tal vez supones, esto me hizo creer que había algo mal conmigo. Necesitaba una vía de escape. Cada vez que las personas no están satisfechas con algo que desearon durante tanto tiempo, comienzan a adoptar malos hábitos. En mi caso, fue consumir cantidades alarmantes de alcohol y buscar pelea por todos los medios necesarios. Como no muchas personas pueden existir en un entorno tóxico como el que construí a mi alrededor, comencé a perder a mis seres queridos. Mi pareja me dejó y algunos de mis amigos dejaron de serlo después de haberlos apartado.

Mi salud mental era un desastre y estaba cada vez más deprimida. La combinación del descontrol de mi bienestar mental y emocional nunca es una buena receta para el éxito en el trabajo. Y, como era de esperarse, mi productividad tocó fondo. Como no cuidaba bien de mi cuerpo, estaba enferma todo el tiempo, y rápidamente llegué a la conclusión de que terminar con mi existencia sería la única solución a esta vida miserable. Ya no tenía una pareja que me extrañaría. Mis padres no se preocupaban mucho por mí, y me hacían saber lo inútil que pensaban que era. Mis amigos, hasta donde sabía, no solo eran personas superficiales, sino que tampoco tenían una conexión emocional conmigo. En ese momento, quitarme la vida parecía ser un pensamiento más interesante que seguir viviendo.

Como descubrirás más adelante en tu aventura con el hermoso arcángel Miguel, nada en esta vida sucede por casualidad. Encontré la luz que tanto necesitaba en el lugar menos pensado: de compras. Me topé, literalmente, con los cristales en un centro comercial. Estaba saliendo del lugar, con la mirada en el piso, y me choqué con una anciana. Volví rápidamente a la realidad, me disculpé al instante y me agaché para recoger las cosas de su bolsa. Cuando me levanté, contemplé en