EL ANILLO DEL HIJO PRÓDIGO

La parábola del Hijo pródigo ofrece enseñanzas inagotables. Hoy, me quería fijar en cuando el padre recibe al hijo pródigo y le dice a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.

Personalmente, intuyo que la mejor túnica, el anillo, las sandalias, la comida de calidad, el banquete... reflejan una imagen de la dignidad recuperada del hijo. Sin embargo, no lo sé. Doctores tiene la Iglesia que sabrán interpretar estas cosas.

Por otra parte, después del pecado original, Adán y Eva descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. Pero Dios, antes de expulsarlos del Paraíso, tiene un gesto de misericordia: El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió.

Da la sensación de que Dios se conmueve cuando ve al ser humano degradado por la miseria del pecado. Es como si no pudiera soportar vernos en ese estado lamentable. ¡El Amor, la Belleza les quita ese horrible atuendo de hojas de higueras y les coloca un vestido de pieles.

Al hijo pródigo, todavía lo trata mejor: la túnica más espléndida, anillo en su mano, sandalias, banquete con terneros cebados... ¡La fiesta se oía desde lejos!

En nuestra época, me cruzo por la calle con muchas personas que llevan vestidos de hojas de higuera, parece que vienen de una pocilga de cuidar cerdos, literalmente adornan sus cuerpos con arandelas de hojalata, se alimentan de comida basura, prohibirían criar y matar terneros, calzan zapatos de plástico... Descuidan el aseo y el peinado es ir despeinado. (¡Tenemos peines del Paleolítico en los museos arqueológicos iguales a los actuales!).

Evidentemente, no todo el mundo tiene medios para vestirse en una boutique. Pero me pregunto si estas modas se relacionarán con el mundo de los cerdos o con la condición de exiliados del Paraíso.

En cualquier caso, espero que el Padre siempre nos cubra con buenos vestidos, nos proporcione carne de ternera, una fiesta y nos coloque un anillo en las manos. Tengo la corazonada de que no es solo una cuestión festiva, ni dietética, ni tampoco de estética.