🔴 Tu valor NO lo determina tu nómina.
A ver…
¿Cuántas veces al día piensas que deberías estar cobrando más?
Que te tendrían que pagar más por todo lo que haces.
Que te mereces más.
Muuuuucho más.
Para determinarlo te orientas en base al coste de vida, lo que ganan otros, el estilo de vida que anhelas, …
¿Pero, te sueles preguntar, si lo que te pagan corresponde a lo que eres?
Al valor que aportas y representas para la empresa, la organización, el negocio actual y futuro.
Esta reflexión la hago siempre en mis sesiones y workshops… tanto a nivel individual como de equipo.
Y la primera reacción es siempre un profundo silencio.
¿Eres realmente consciente de tu valor?
Pero sobre todo… ¿Eres consciente en base a qué lo defines?
Y no me refiero solo al valor monetario… también al de aportación de conocimiento y experiencia, al de sumar al equipo, al de potenciar los valores, etc., etc., etc.
Esto te lleva a la pregunta clave:
¿Qué determina mi valor?
Y si lo quieres complicar aún más…
¿Qué determina mi valor hoy y mañana?
La respuesta es tan fácil como complicada a la vez.
Aquí no vale el responder con un “depende de la perspectiva y el momento”.
La respuesta siempre empieza desde ti mismo.
Desde la propia (auto)valoración y no la que puedan hacer otros de ti.
Por eso para responderte lo primero que te pido es pararte.
La vorágine diaria y la continua distracción a la que te someten los diferentes entornos en los que te mueves, no te dejan ver y pensar con claridad.
Creo que actualmente todos tenemos la visión totalmente distorsionada de lo que valemos.
Permites que muchas influencias ajenas te manipulen emocionalmente.
Y justo a esas influencias y valoraciones externas le das la mayor validez y atención.
Sí. Es así.
Porque somos humanos.
Ni es bueno ni malo.
Simplemente tendemos a permitir que nuestras emociones y peor aún… nos es muy cómodo aceptar que mentiras y manipulaciones que nos encajan rellenen muchas de nuestras dudas y miedos.
Y así se trastoca tu sentido común y la lógica de pensar.
Al final es una trampa autoimpuesta (de la que incluso eres consciente) de idealismos sin base, ambiciones sin sentido y sobre todo de ENVIDAS, EGOS y SOBERBIA.
Vamos… que estás ante la trampa emocional perfecta, que te convierte en un esclavo moderno del reconocimiento ajeno.
Y encima ante tanta demanda y dependencia de tener que recibir la validación de los demás nos encontramos con una cultura del desagradecimiento profesional (y personal) absoluto.
¿Quién da aún las gracias?
Pocos.
Yo diría que más bien nadie.
Y no se trata de un tema de modales.
El esfuerzo ajeno ya no se valora.
¡Se da simplemente por sentado!
Pura dependencia de algo ¡QUE NO CONTROLAS!
Imagínate, que haces depender tu valía de un comentario positivo o de la palmadita en la espalda de tu jefe que igual mañana estará en otra compañía.
¿Si desaparece cualquier día, mañana estás en caída libre?
¿Ya no vales lo mismo?
Si un día el mercado, o tu jefe de turno, influye en que tu valor baja, ¿te vienes abajo tú también?
Esa fragilidad es inaceptable para cualquier persona que se valore a sí misma.
Porque tu valor te lo tienes que dar tú.
Es tu obligación.
Es la más sagrada, la que no delegas en ningún Board ni en RRHH ni a un superior… y menos aún a un amigo o persona de tu entorno privado.
Es una moneda, sí, pero su cotización la mantienes siempre, siempre tú con trabajo duro, tu sacrificio y, sobre todo, tu actitud de coraje de enfrentarte a lo que te cuesta y con lo que no estás de acuerdo.
Y ojo, no hablo de superación o logro de objetivos.
Hablo de la ACCIÓN, de hacer algo, de moverse… de enfrentarse activamente.
Aquí el resultado es indiferente pero no la actitud y el hecho de haberte puesto en marcha.
Sin esa inversión en la ACTIVIDAD diaria, tu valor se diluye.
Día a día.
Simplemente desaparece.
El valor no se gana cuando te reconocen.
El reconocimiento es simplemente una medición, un KPI, una información para tomar conciencia en tu proceso de ganar más valor.
Pero hoy en día solo lo queremos ver como objetivo, como una meta final en la que establecerse.
Piensas: "¡Lo conseguí!" y a esto le sumas la creencia que es un reconocimiento perpetuo.
Cuando lo haces así, pierdes en la mayoría de los casos valor.
Porque te relajas, dejas que tomen aún más el control sobre ti, inflas egos y fantasías ya que tiene un sabor muy agradable que te hace confiante.
Disfrutarlo un momento no es solo bueno, es necesario.
Pero, ¿A cuántos has visto que tras la promoción o el gran logro se vuelven lentos?
Se apalancan y el hambre se extingue.
Creen que "llegaron" y el ego y la soberbia toma mucho espacio en la mente.
Es cuando dejas de ver el valor como un camino continuo, un proceso de enriquecimiento a largo plazo que no puede nunca terminar.
Ten siempre en cuenta: Tus batallas ni las ganas ni las pierdes
Simplemente las pasas y tú decides como te las tomas y cómo te impactan.
Aprendí esta lección en una situación en la que me creía estar en lo más alto.
De esto hace ya muchos años, recién aterrizado en un puesto de dirección en BASF, pensaba que ya tenía todas las respuestas.
Había cerrado un par de contratos potentes y mi ego viajaba en primera clase como nuevo director comercial. Pero un día, mi equipo, mi gente, se desmoronó. No fue un fallo estratégico ni comercial, fue un fallo mío, humano: me comprometí con una serie de apoyos pero por la presión de mi propio jefe a la que no estaba acostumbrado, cedí ante ciertos cambios indefendibles y no cumplí con mi palabra.
La frustración pero sobre todo la decepción en sus caras era evidente. Habían perdido la confianza en mí como persona, no como directivo. Y esto nada más empezar como su jefe. Y me quedé solo, con un plan comercial perfecto en papel, pero con un equipo roto.
Ese día, experimenté mi valor como líder… se fue directamente al suelo.
Recuerdo que pasé muchas tardes en mi despacho y durante horas miraba por la ventana. Era inútil buscar culpables ya que era consciente de lo que había hecho. Asumí que mi soberbia me había cegado, me había vuelto débil y me había transformado en un tipo de líder que detestaba. Mi valor como profesional no se basaba en los contratos que había logrado hasta entonces. Se incremento por esos días de silencio, humildad y autoconfrontación.
Por eso en mi opinión el valor real siempre, siempre, sube después de la tormenta. Y no importa si pierdes o sales vencedor de ella.
Porque el valor no es un KPI.
Es un proceso de reflexión, de asumir, de reconstruir.
Si cierras un ciclo de experiencia (tanto de éxito como sin él) sin ese paso decisivo de introspección y honestidad brutal, estás regalando y disminuyendo tu valor.
Es una pérdida estúpida e imperdonable.
Y esa es la diferencia entre el directivo que consigue transformarse.
¡Pasa ya a la acción!
Aquí tienes cuatro acciones para forjar tu valor real y que a mí me ayudan realmente a dejar el peor de los hábitos:
¡Dejar de mendigar validación externa!
Toma tú el control y cambia de una vez tu chip con...
¿Quieres ser el líder que todos aplauden, o el líder que nadie puede derribar?
La respuesta está en lo que haces cuando nadie te mira.
👍 Dale un like si te atreves a enfrentarte al fuego.
Tu coach y mentor,
Daniel
Impulsando la Transformación Empresarial | Consultora en Estrategia, Cambio y PMO | Coach de Liderazgo | Autora de “Thinking Change”
5 díasGracias Daniel Pascual por visibilizar tanta realidad que se quiere ocultar. Hay mucho que aprender para aceptar que nuestro verdadero valor es nuestro viaje y lo que aportamos durante el a nuestro alrededor. Y me encanta como aportas siempre!
Transformo a CEOs y ejecutivos en líderes inquebrantables para alcanzar el máximo impacto en sus negocios, carreras... y vidas. | Coaching Ejecutivo, Corporate Communication & Business Mentorship
6 días🔥 🔥 Si has tomado la decisión de que las cosas cambien y quieres acceder a las más honestas y directas acciones para mejorar, únete a uno de mis dos grupos exclusivos de WhatsApp … ➡️ Grupo para el empuje semanal (Impulso Diario): https://lnkd.in/dJVbxhJX ➡️ Grupo para liderazgo brutalmente claro (Círculo de Liderazgo): https://lnkd.in/dvg5FiTy ¡Nos vemos!