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Conde de Aranda

El documento describe al X Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea. Era aragonés por su padre y nació en 1719 en Siétamo, aunque pasó su infancia en Zaragoza. Recibió educación de los jesuitas y estudió en Bolonia e Italia. Sirvió como militar y político para cuatro reyes españoles. A pesar de vivir fuera de Aragón, siempre mantuvo lazos con su tierra natal y apoyó proyectos de riego en Épila y el

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Conde de Aranda

El documento describe al X Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea. Era aragonés por su padre y nació en 1719 en Siétamo, aunque pasó su infancia en Zaragoza. Recibió educación de los jesuitas y estudió en Bolonia e Italia. Sirvió como militar y político para cuatro reyes españoles. A pesar de vivir fuera de Aragón, siempre mantuvo lazos con su tierra natal y apoyó proyectos de riego en Épila y el

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EL X CONDE DE ARANDA Y ARAGN

JOS ANTONIO FERRER BENIMELLI Universidad de Zaragoza

De los 18 condes de Aranda habidos desde el siglo XV hasta nuestros das el ms famoso fue el dcimo, si exceptuamos tal vez el actual, Mara del Rosario Cayetana Fitz James Stuart de Silva Fernndez de Hjar y Abarca de Bolea, la de los tres XVIII, pues, aparte de otros muchos ttulos, es la XVIII condesa de Aranda, la XVIII duquesa de Hjar y la XVIII duquesa de Alba. Pero el X conde de Aranda, d. Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximnez de Urrea a pesar de ser el aragons ms ilustre y universal de su poca, hoy da sigue siendo casi desconocido incluso en Aragn. En el nmero especial de junio-septiembre 2008 de la prestigiosa revista Aragonex, en un artculo titulado Aragoneses Ilustres al igual que en su da hizo el profesor Alcal con los aragoneses universales y hoy se constata en la pgina web de la DGA, tan solo citan a Miguel Servet, Francisco de Goya, Santiago Ramn y Cajal, Antonio Saura, Jos Luis Borau y Luis Buuel, es decir dos cientficos, dos pintores y dos cineastas. Del conde de Aranda, uno de los mejores y ms importantes polticos que ha tenido no slo Aragn, sino Espaa, ni una sola palabra. Y es que, como ya se ha dicho en otras ocasiones, hablar del conde de Aranda es hablar de uno de los hombres ms desconocidos y tergiversado a lo largo de los aos. Aranda fue lo que hoy se dira el prototipo del animal poltico, pero un tanto heterodoxo por cuanto fue un avanzado para su poca, lo que le grange grandes amistades y muchas ms enemistades. Porque, ante todo, era aragons, no slo de origen y nacimiento, sino de temperamento y carcter, como en su da dijo de l Morel Fatio. Es decir, lo que la dcima del Juicio Imparcial sintetiza en tres palabras: osado, testarudo y porfiado. Pero no olvidemos que lo que para unos es terquedad, con todo lo peyorativo que el vocablo puede implicar, para otros es tesn, con todo lo que esto puede tener de virtud. Ya el propio Carlos III le dijo a la cara que era ms terco y testarudo que una mula aragonesa. Si bien como es sabido Aranda no se qued corto al replicarle que conoca un seor mucho ms terco que l y que todos los aragoneses juntos, es decir la Sacra y Real persona de Su Majestad Catlica el Rey Nuestro Seor D. Carlos III.
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Efectivamente, Aranda, el X, era aragons, si no por los cuatro costados, al menos por la mitad, es decir por va paterna, ya que su madre era catalana. Basta recordar alguno de los ttulos aragoneses que ostent, aparte del de conde de Aranda, a saber, duque de Almazn, marqus de Torres de Montes, vizconde de Rueda y de Broto, barn de Gavn, de Trasmoz, de Sitamo, Clamosa, Eripol, La Mata, Antilln y la Almolda, y seor del valle de Rodellar y de los castillos y villas de Maella, Mesones, Jarque, Tierga, Sestrica, Nigella, Lucena de Jaln, pila, Almonacid de la Sierra, Salillas, Lumpiaque, Urrea de Jaln, Almazarre, Ola, Los Certanes y Puidecinca. La vida familiar de Aranda estuvo ntimamente ligada a Aragn. Sus padres decidieron casarse en Sangarrn, tal vez buscando un lugar equidistante entre Zaragoza y Barcelona. Por la certificacin del doctor don Pedro Blecua, presbtero, rector de la parroquial iglesia del lugar de Sangarrn y calificador del Santo Oficio de la Inquisicin, sabemos que el 3 de junio del ao 1715 se desposaron en esa iglesia de Sangarrn los ilustrsimos seores don Pedro Ventura de Alcntara, Abarca y Bolea, Bermdez de Castro, marqus de Torres, duque de Almazn y conde de las Almunias (natural de Zaragoza e hijo legtimo de los Ilmos. seores don Bernardo Abarca y Bolea y doa Francisca Bermdez de Castro, marquesa de Torres) y la ilustrsima seora doa Mara Josefa Lpez Mendoza, Pons y Bournonville (natural de Barcelona e hija legtima de los Ilmos. seores don Agustn Lpez de Mendoza, Pons y Galba, y de doa Mara Ignacia de Bournonville y Erill, cnyuges, condes de Robres y marqueses de Vilanant). Don Pedro Ventura de Alcntara Abarca y Bolea, marqus de Torres, duque de Almazn y conde de las Almunias, padre de nuestro Pedro Pablo, no era todava conde de Aranda cuando se cas en junio de 1715, ni tampoco cuando naci Pedro Pablo en 1719, sino que fue a raz del fallecimiento en Zaragoza, el 17 de mayo de 1721, del Excmo. Sr. D. Francisco Ramn Rocafull, Ximnez de Urrea, VIII conde de Aranda, e hijo de los Excmos. Sres. D. Manuel de Rocafull y Rocabert, y de D. Antonia Ximnez de Urrea y Zapata, condes de Peralada como as consta en el libro de registro de defunciones de la parroquia de San Gil, fallecimiento que tuvo lugar siendo prvulo, aunque en realidad tena ya 15 aos. De hecho el VIII conde de Aranda slo lo fue durante diecisiete meses, cuando el pleito iniciado en 1693 por prcticamente toda la nobleza aragonesa (los Fuentes, Ariza, Ganda, Berbedel, Torres, Sstago, Aitona e Hjar) fue fallado por la Audiencia de Aragn a favor de Francisco Ramn Rocafull, el 2 de diciembre de 1719. Sentencia de vista (o primera instancia) que, adems de reconocer los derechos de viudedad de la abuela del nuevo conde, doa Juana
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de Rocafull y Rocabert (esposa del VII conde de Aranda, don Dionisio Ximnez de Urrea, fallecido en 1693), reconoca igualmente que el mejor a suceder a Francisco Ramn Rocafull si mora sin sucesin era don Buenaventura Pedro Alcntara de Bolea, IV marqus de Torres, como as sucedi, en efecto, al morir prematuramente y a los pocos meses de la sentencia, Francisco Ramn Rocafull, Ximnez de Urrea. No obstante como muy bien ha estudiado el profesor Pedro Moreno Meyerhoff don Buenaventura Pedro Alcntara (o Pedro Ventura de Alcntara) no pudo tomar posesin del ttulo, estados y bienes hasta la sentencia de revista (o segunda instancia) dada por la Audiencia de Aragn el 5 de mayo de 1723. D. Pedro Pablo naci en Sitamo, al igual que el primognito Pedro Ignacio que falleci un ao antes al poco de nacer. Sus dos hermanas, Mara Engracia y Francisca Javiera lo haran en Zaragoza. El nico que por razones obvias naci fuera de Aragn, en Corella, que por aquel entonces perteneca a la dicesis de Tarazona, fue su hermanastro Gregorio, al parecer un desliz juvenil de su madre, y que recibi los apellidos de Iriarte y Estan, que eran los dos honrados administradores de la finca que los Aranda tenan en esa localidad. Las dos mujeres de Aranda, Ana Mara del Pilar, y Mara Pilar, las dos procedentes de la Casa de Hjar, tambin eran aragonesas, al igual que sus tres hijos: Ignacia Mara del Pilar naci y muri en Zaragoza a los 24 aos; Ventura Mara del Pilar y Luis Augusto murieron ambos en pila siendo muy nios. De la infancia del X conde de Aranda es poco lo que se sabe. Parece ser que los padres de Pedro Pablo slo pasaban en Sitamo el verano, viviendo el resto del ao en Zaragoza. Desde luego la primera educacin de Pedro Pablo tuvo lugar en Zaragoza y no en Sitamo como se dice en una imaginaria y falsa recreacin literaria de la infancia del futuro conde de Aranda. Y por supuesto en el castillo familiar, tampoco estuvieron, ni vivieron sus preceptores los jesuitas PP. Martnez y Cerd. Sin embargo s es cierto que ya en su primera instruccin intervinieron los jesuitas a los que su madre era muy afecta y en particular el P. Jos Martnez. En 1718, un ao antes de nacer Aranda, ingresaba Jos Martnez como novicio en la provincia jesutica de Aragn. Terminado el noviciado realiz sus estudios en Calatayud y Zaragoza. En esta ltima ciudad fue luego profesor de retrica, filosofa y teologa, y director de la Congregacin mariana entre 1727 y 1732. Fue aqu, en Zaragoza, donde conoci al duquesito de Almazn quien cuando apenas contaba nueve aos de edad se lo llev su padre a Italia, concretamente a Bolonia. De su estancia en esta ciudad, de momento, ignoramos todo. En el Colegio de Nobles de esa ciudad, dirigido por los jesuitas, no hay noticias del paso del duque de Almazn. Sin embargo s las hay en el Colegio de Nobles de Parma que la Compaa de
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Jess regentaba all, donde en el registro del decenio que va del ao 1730 al 1740 figura D. Dux de Almazn, ex magnatibus Hispaniae primae clasis, Petrus Paulus, Caesaraugustanus. Parece ser que Aranda guardaba un buen recuerdo del colegio, a que, todava muy joven, se escap de dicho colegio para seguir su militar al lado de su padre que mandaba el regimiento de Castilla con go de rescatar para el infante Carlos futuro Carlos III el ducado de pesar de vocacin el encarParma.

A partir de aqu su vinculacin al ejrcito primero y a la poltica y diplomacia despus al servicio de cuatro reyes, Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, hizo que Aranda solo volviera espordicamente a sus tierras aragonesas, si bien se mantuvo muy cerca de Aragn y sus problemas en las diferentes facetas de su vida. Pues a pesar de los graves problemas poltico militares en que se vio envuelto jams le distanciaron de su tierra. Ya en 1750 intervino en favor de los labradores de pila, que para defender sus tierras comunales, aptas para sacarles un rendimiento ms productivo que el servir de mero pasto para ganados, pleiteaban ante el notario de La Almunia, contra los pretendidos derechos adquiridos por los ganaderos de la comarca. En 1757, el conde de Aranda, muy instruido en los proyectos de canales, por haber sido comandante general del Cuerpo de Ingenieros de Artillera, y por haber visto los canales ms famosos de Europa, segn recuerda el propio Floridablanca, acompaado de los ingenieros don Sebastin Rodolfe, y de don Bernardo de Lara, reconoci de orden del Gobierno, el antiguo cauce de la acequia o Canal Imperial, as como los territorios de su itinerario, e hizo sacar planos, con el designio de continuar aquellas obras, comenzadas en tiempo del emperador Carlos V. Para su ejecucin pens Aranda utilizar los fondos producidos por la renta de Correos. Pero su propuesta no fue aceptada, bien porque se crey entonces ms necesario aplicar aquellos fondos a la misma casa de Correos y a la construccin del puente Largo sobre el Jarama, en el camino de Aranjuez, o como deca el mismo Aranda por ciertos resentimientos personales, que no es del caso manifestar. Los planos y trabajos dispuestos por Aranda quedaron archivados en la Secretara de Estado, que desde 1763 rega Grimaldi, hasta que Aranda fue nombrado Presidente del Real Consejo de Castilla. En 1766, y aconsejado por Aranda, el aragons don Agustn Badin, comisario de Guerra, acudi al rey y propuso que, por va del Ministerio de Hacienda, se continuara la acequia, a costa y cargo de una compaa de su nombre. Aprobada la propuesta, dicha sociedad comenz las obras, hasta que en 1768 se constituy formalmente la Compaa del Canal de Aragn, en la que, con el tiempo, sera su mentor e impulsor don Ramn Pignatelli.
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A finales del ao 1758, y tras su enfrentamiento con el ministro Eslava y su dimisin como Director General de Artillera e Ingenieros, y de Teniente General de los Ejrcitos dndose incluso de baja del Ejrcito se retir a pila donde permaneci administrando sus tierras de Aragn durante un par de aos. Fue entonces cuando Aranda para colaborar a la limpieza del pantano y represa de Sitamo empez a dar seis cahces de trigo, y otros seis azumbres de vino. A la muerte de Fernando VI, cuando lleg a Espaa su hermano Carlos, como heredero del trono, a su paso por Zaragoza tuvo una entrevista con Aranda que se acerc a saludarle y ofrecerle sus servicios. Recordemos que Aranda haba luchado al lado del entonces prncipe Carlos en sus estados de Parma, donde fue herido en varias ocasiones, habiendo estado en una de ellas al borde de la muerte cuando en la batalla de Camposanto incluso se le lleg a dar por muerto, permaneciendo toda una noche rodeado de cadveres hasta que a la maana siguiente su ayudante le encontr todava con vida. El caso es que el que iba a ser coronado como Carlos III no haba olvidado al conde de Aranda, y en Zaragoza le manifest que quera volver a contar con l en provecho de la Corona, como as fue. El 11 de marzo de 1760, tras dos aos de ostracismo en tierras aragonesas, el rey volvi a incorporarlo al Ejrcito con el grado de teniente general y con el mismo sueldo y antigedad que le corresponda, es decir 750 escudos mensuales en campaa y 375 en tiempo de paz. Casi diez aos despus volva el conde de Aranda a pila para una breve estancia mientras la Corte se trasladaba al Sitio Real de San Ildefonso. Aranda, que en aquel entonces era Capitn General de Valencia, tras los motines contra Esquilache haba sido nombrado Presidente del Consejo y Capitn General de Castilla. La pacificacin y transformacin urbana de Madrid, la puesta en marcha de la expulsin de los jesuitas, la reforma de la Inquisicin y tantas otras actividades llevadas a cabo dejaron al conde en una situacin tal de cansancio y enfrentamientos personales, que, en junio de 1769, pidi permiso al rey para retirarse un par de meses, con el pretexto de visitar sus posesiones de Aragn, pues haca ya tres aos que no haba tenido descanso. Permiso que fue concedido por Carlos III, quien encarg al Consejo de Castilla velara por los negocios de la monarqua pero sin decidir nada que tuviera alguna importancia sin consultarlo antes con el ausente conde de Aranda y naturalmente por escrito. En este sentido se trat de la conveniencia de establecer un correo diario a Aragn, pero Aranda se opuso alegando que las postas o correos ordinarios que partan de Madrid, dos veces por semana hacia Aragn eran suficientes para el fin que se persegua. En julio de 1769 sala Aranda de Madrid hacia pila, en la que adems de su residencia-palacio, tanto la iglesia parroquial como los tres conventos exis[ 313 ]

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tentes eran fundacin de la familia Aranda. El 7 de septiembre escriba el embajador dans Larrey:
Las ltimas cartas de Aragn anuncian que el conde de Aranda goza de un reposo tranquilo y perfecto. Las tierras que posee en dicha provincia le procuran toda suerte de solaces campestres, pero dudo que est tan desocupado como se pretende. Este seor recibi all a unos emisarios que se le presentaron para recibir rdenes suyas relativas al modo como deseaba ser recibido y tratado en su casa; y ha declinado toda demostracin y ostentacin pblicas, manifestando que el mayor placer que se le podra hacer (aparte del agrado que esta demostracin producira al rey) sera que, en cuanto al traje y a los sombreros siguieran el ejemplo de Madrid. Sus deseos fueron acatados al instante, y de ello se ha seguido que este pequeo cantn aragons ha sido el primero en imitar el ejemplo de la capital madrilea, ya que el resto de la Monarqua contina todava llevando el antiguo traje, llamado nacional, y no s qu providencias se tomarn para irlo aboliendo poco a poco.

Con motivo de esta visita y estancia en pila, don Antonio de la Iglesia escribi una cariosa y ditirmbica Puntual y festiva relacin de las sencillas y afectuosas demostraciones que hizo la villa de pila a la venida de su seor el Excmo. Seor conde de Aranda... (Zaragoza, 1769), dedicada a la Excma. seora doa Ana Mara del Pilar Silva y Portocarrero Fernndez de Hjar y Luzn, condesa de Aranda. As sabemos que el Ayuntamiento y autoridades de pila salieron a recibirle a Cariena, cuyo Captulo y comisionados tambin se sumaron al acto de bienvenida. El 6 de agosto llegaba el conde a su villa de pila siendo recibido, con repique general de las campanas de la parroquia y de todos los conventos, por el pueblo que acudi en masa para acompaarle hasta su palacio donde le rindieron honores un escuadrn de jvenes voluntarios del pueblo, que le dedicaron ruidosas y festivas salvas, as como por la tropa del Regimiento de Borbn, cuyos oficiales le haban escoltado a su llegada a pila. Aranda, al bajar de su carroza, mand a la tropa que se retirase pues no necesitaba de guardias porque estaba fuera de riesgo en su villa de pila. Durante la noche la villa se cubri de luminarias para celebrar la llegada de tan ilustre husped. No tard en conocerse en Zaragoza la presencia de Aranda en su villa de pila, y las Cabezas de los cuerpos ms ilustres acudieron a saludarle. Lo hicieron representantes de las principales instituciones del Reino: el capitn general; dos togados de la Audiencia Real; el corregidor y cuatro regidores, por el Ayuntamiento de Zaragoza; el gobernador de la Mitra, el vicario general y el administrador de las rentas, en representacin del arzobispo; y una dignidad y un prebendado por el Cabildo Metropolitano. Adems, estuvieron tambin en pila para visitar al conde los regidores de los Hospitales de Nuestra Seora de Gracia y Nuestra Seora de la Misericordia,
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cuatro caballeros de la Orden de San Juan de Jerusaln y el Ayuntamiento de la villa de La Almunia. La llegada de estas embajadas fue cantada popularmente:
Bien se ve que nuestro conde es un Aguila real quando pxaros tan grandes le vienen a visitar.

A finales de agosto, poco antes de regresar a Madrid, Aranda se acerc a Sitamo, su lugar de nacimiento y donde haba sido solemnemente bautizado, si por tal se entiende el recibir no menos de treinta nombres, entre ellos el de Pedro Arbus, tan vinculado con pila, y los aragoneses de Lorenzo, Vicente, Orencio y Justo y Pastor, sin olvidar los de tres jesuitas: Ignacio de Loyola, Francisco de Borja y Francisco Javier. En este caso hay constancia de que tanto representantes del Ayuntamiento de Huesca, como de la Universidad y Colegios Mayores de Santiago y San Vicente pasaron a Sitamo a hacer los honores y respetos correspondientes al Excmo. seor conde de Aranda, Presidente del Real Consejo de Castilla y su Real Cmara, con toda ostentacin, magnitud y pompa. Con este motivo la universidad oscense concedi al conde de Aranda el grado de doctor en la Facultad de Leyes y encarg a Ramn Bayeu el retrato del conde para colocarlo en su teatro o paraninfo, en el que desde 1768 figuraba tambin otro de Quinto Sertorio, luz de Roma y fundador de la Universidad de Huesca, pintado por Andrs Merklein. En la inscripcin latina o dedicatoria del de Aranda se le califica de honra de Aragn y Castilla y hroe insigne que, para que fuese adorno de la Universidad de Huesca, fue inscrito en el lbum de sus doctores en Derecho, como otro Sertorio con el visto bueno de Minerva por su sabidura y Palas por su beligerancia, en el ao del Seor 1769. El 15 de septiembre, martes sealado para el regreso de Aranda a Madrid, slo quiso que le acompaaran los regidores de su villa hasta salir del trmino, de modo que por la escolta dir Antonio de la Iglesia no pareca Capitn General de Castilla, Presidente de sus Consejos, sino slo Seor de pila, dejndonos este favor enmudecidos y absortos. Un ao despus tuvo lugar una curiosa correspondencia de Voltaire con Aranda, pero del Voltaire relojero, que no filsofo en esta ocasin. Una de las facetas poco conocidas de Voltaire durante su exilio de Ferney es la de empresario, ya que entre las manufacturas all instaladas exista un taller de relojera que se dedicaba a hacer, sobre todo, relojes de gran lujo, con retratos en esmalte. Los dos primeros fueron destinados al rey francs y al delfn. En junio de 1770 empez a hacer otro destinado al conde de Aranda. Era de repeticin
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y tambin llevaba su retrato. En carta dirigida al marqus dOssun, embajador de Francia en Madrid, Voltaire solicita proteccin para su manufactura, y le enva la tarifa de precios pidindole ayuda para que los relojes fabricados en Ferney encontraran valimiento en Espaa, pues Voltaire contaba hacer all un gran comercio. En este sentido precisamente el reloj fabricado para Aranda, con su retrato en esmalte, tena como finalidad servir de lanzamiento de la industria de Voltaire en Espaa. Dicho reloj intent el filsofo hacerlo llegar a su destinatario a travs del embajador espaol en Pars, pero finalmente tuvo que recurrir al marqus dOssun el 6 de marzo 1771 al que de paso le remiti una caja de relojes para hacerlos llegar a su distribuidor en Madrid. El reloj iba acompaado de una carta dirigida a Aranda en la que confiesa y se excusa de que el dibujante de su villa haba pintado muy mal los rasgos del Hroe de nuestro tiempo y aunque un poco desfigurado, en el corazn era la imagen de Aranda. De esta forma tan prosaica y poco enciclopedista se estableci el primer contacto entre Voltaire y Aranda, quien en agradecimiento por el obsequio del patriarca de Ferney correspondi con la esplendidez que le caracterizaba regalndole a su vez vinos y paos espaoles, as como piezas de porcelana de su fbrica de Alcora. Los vinos, en los que no falt el garnacha de Aragn, fueron alabados por Voltaire con cierta irona:
Vuestras manufacturas estn muy encima de las mas, pero vuestra excelencia tambin me confesar que es un poco ms poderosa que yo. Comienzo por las manufacturas de vuestros vinos que miro como la primera de Europa. No sabemos a cul dar preferencia entre el Canarias, el Garnacha, el Malvasa o el Moscatel de Mlaga. Si este vino es de vuestras tierras hay que reconocer que la tierra prometida est cerca. Nos hemos tomado la libertad de beber de l a vuestra salud en cuanto lleg. Juzgad qu efecto ha debido hacer en estas gentes acostumbradas al vino de Suiza....

Pezuela reconoce la carga de irona de Voltaire, quien se haba burlado malignamente de la patritica debilidad de Aranda en su regalo. Y Gmez del Campillo tambin sale por los fueros de Aranda diciendo que si al maligno Voltaire no le gustaron los vinos espaoles, quiere decir que ste, entre otros gravsimos defectos, padeca tambin el de no entender ni saber paladear el gusto de nuestros vinos, apreciados en todo el mundo, y ms an en Francia. Unos aos despus, estando ya de embajador en Pars volvi a hacer alarde de los productos de Aragn, esta vez ante la propia reina de Francia. En cierta comida de la Corte, a la que estuvo convidado Aranda, entre otros platos se sir[ 316 ]

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vieron anguilas y queso, de los que apenas prob Aranda, y advirtindolo la reina, le dijo con benvola sonrisa: Apuesto, conde, que no os gustan el queso y las anguilas o creis que stas y aquel son inferiores a los de vuestro pas. A lo que respondi con respeto el prcer aragons: Seora, si Vuestra Majestad se digna darme su real permiso dentro de pocos das tendr la honra de ofrecer a los pies de V.M. anguilas de Alcaiz y queso de Tronchn, y V.M. resolver por s misma, con ms acierto que yo, esta cuestin de gustos, que no es, como V.M. sabe muy bien, de las ms fciles de decidir. El ofrecimiento fue aceptado por la reina. Algn tiempo despus, en fuentes y bandejas de plata, aparecan en las cocinas del palacio real cien anguilas de Alcaiz y otros tantos quesos de Tronchn. El Cuerpo diplomtico y no pocos magnates de aquella Corte estaban invitados, ocupando Aranda distinguido lugar como embajador de Espaa. Salieron a la mesa las anguilas y los quesos, y la reina, despus de tomar de unas y otros, les dio la preferencia sobre cuantas anguilas y quesos haba probado en su vida. Por supuesto el rey, toda su Corte y hasta los ms humildes criados de palacio, que participaron del regalo espaol, celebraron con entusiasmo los nombres de Alcaiz y de Tronchn, que tan excelentes manjares producan, y el conde qued tan complacido y ufano con tan pacfico triunfo, como el patriota don Gaspar Bono Serrano, buen hijo de Alcaiz, satisfecho al reproducir esta ancdota. Pero antes de situar a Aranda en la corte de Pars a donde lleg como destierro dorado hay que hacer referencia al cmo y porqu de ese destino. Como seala Gmez del Campillo en su discurso de recepcin en la Real Academia de la Historia, Aranda no fue adulador, valido, ni favorito de nadie, y en consecuencia fue odiado en especial por los que ejercan de tales. Ms o menos vinculado con esta actitud hay que destacar el influjo que el conde lleg a tener en la Corte a travs del llamado partido aragons, trmino que acu el historiador Coxe y que luego desarroll, estudi y populariz el profesor Olaechea y que no era otra cosa que Aranda y unos cuantos partidarios afines a su persona y forma de pensar sobre cuestiones polticas, administrativas, econmicas y culturales. Y constituye un captulo del inters de Aranda por el control del poder de la Corte y la pugna ministerial que enfrentaba especialmente a aragoneses y golillas; es decir, a un grupo de presin de tendencia nobiliaria reformista (partido aragons) frente a los colaboradores de la poltica de Carlos III (golillas). De una forma sinttica se puede decir que el partido aragons se distingua por un fondo de idiosincrasia regional, y por un residuo histrico poltico en forma de oposicin a la dinasta reinante y de reivindicacin de sus fueros
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decapitados por los Borbones. La vinculacin a la nacin aragonesa apta (se dira) para desviarse hacia una especie de estrecho provincialismo no coartaba, en absoluto la alentada del partido aragons, debido a la pluralidad y al eclecticismo mental de sus componentes integrado por gentes ilustradas de todas las clases y estamentos sociales. Las miras patriticas del partido aragons, su mentalidad, rebasaban lo puramente regional, y se extendan a toda Espaa, a su forma de gobierno (que pretendan fuera monrquico estamental, y no monrquico absolutista), y a la administracin poltico-econmicosocial-cultural de todo el pas. En este grupo aragons entraron a formar parte, adems de Aranda, los condes de Fuentes, Ricla, Sstago y Sobradiel; los marqueses de Ayerbe, Lazn, Coscuyuela y Ariza; los duques de Hjar, y Villahermosa; el cannigo don Ramn Pignatelli, hermano del conde de Fuentes, y artfice del Canal Imperial de Aragn; el mantesta Roda, y una serie de clrigos, camaristas, consejeros, covachuelistas, empleados de administracin y miembros de embajada, a todos los cuales se unan, por razones de ndole profesional la clase militar adictos a Aranda. Adems estaban respaldados por unos cuantos pensadores, como Ignacio Jordn de Asso, autor de la primera Historia Econmica (1798); el catedrtico Normante, que escribi unas Reflexiones econmico-polticas, a raz de un decreto de Carlos III por el que se ordenaba el comercio libre de granos, y afectaba directamente a la regin aragonesa. Estos hombres incluido el economista Toms Anzano, no dejaban de urgir a la nobleza aragonesa la promocin de la industria y el comercio, y les aconsejaban que se retiraran a sus tierras provincianas, pues una de las razones de la hostilidad de los golillas hacia ellos provena de la perjudicial costumbre que tenan los seores ricos de ir a vivir a la Corte con la consiguiente languidez de las provincias, la decadencia de las artes y las fbricas, para no hablar del estancamiento del dinero. Estos nobles aragoneses, a los que se unan otras personas conspicuas (tal sera el caso de Martn Goicoechea y Martn de Garay) no slo pertenecan a la Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas, sino que tambin eran miembros de otras academias, y algunos incluso fundadores de ellas. Precisamente el conde de Aranda fue fundador tanto de la Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas, como de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, y lo fue a distancia, pues en el primer caso estaba de embajador en Pars, y en el segundo de Secretario de Estado en Madrid. La vinculacin del conde de Aranda a la Econmica aragonesa existi incluso desde las reuniones celebradas por la Junta Preparatoria a comienzos de marzo de 1777. Ese mismo mes y ao escribi desde Pars una carta dirigida a
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su primo Ramn Pignatelli, que fue considerada en Zaragoza un pequeo Cdigo de Constituciones sociales. En ella describa los fines a los que deba aspirar la Sociedad, as como los estorbos que tenan que evitar, cargando el acento en el regionalismo que deba impregnar dicha Sociedad. Adems se comprometi a enviar 150 pesos anualmente para tres premios, compromiso que mantuvo fielmente hasta su muerte. En consecuencia fue incorporado como miembro y socio de la Econmica, siendo el nico caso en el que debido a la imposibilidad de asistir a las Juntas se le permiti estar representado por medio de un Apoderado para as recibir directa informacin de cuanto all se tratara. Aranda centr la verdadera problemtica de la Econmica Aragonesa de Amigos del Pas insistiendo precisamente en lo regional aragons y su problemtica. Despus de dejar constancia de tantos daos y abandonos que de siglos tienen aniquilado al Reino de Aragn pasa a analizar algunos de ellos que tienen tanta actualidad hoy da como en el siglo XVIII: La felicidad de un Reino consiste en su mayor poblacin, y el aumento de sta pende de la abundancia de frutos para su mantenimiento, y de muchas artes en que emplearse los dems que tiene qu cultivar, consumiendo al mismo tiempo las cosechas, sin cuyo despacho no hallarn su cuenta los cultivadores para premio de su sudor y resarcimiento de sus gastos. Y aade: La regla cierta para enriquecer un Reino es que con sus producciones y fbricas se atraiga ms dinero que salga de l; y que la industria se valga con preferencia de las especies proporcionadas en su suelo, sin aplicarse a las de afuera ms que en lo indispensable; y sin dar lugar a que se extraigan en su primer ser para que el extranjero viva, y gane con ellas en la mano de obra, y aun las vuelva a introducir donde las sac; cuando el pas que las produce pudiera trabajarlas, y disfrutar toda la ganancia. El movimiento de lo que la tierra y aplicacin de los brazos puede dar de s es el alma de un pas. Tras estas palabras que no necesitan de comentario, concluye Aranda diciendo que la Sociedad tiene que dedicarse al restablecimiento del Reino y a fomentar su auge. Y para fomentar el auge y desarrollo de Aragn, en una nueva carta del 19 de mayo de 1777, intenta persuadir que la navegacin del Ebro era necesaria para enriquecer y poblar este Reino. Respecto a la posibilidad de llevar a cabo dicho proyecto, el conde aport pruebas a pesar de las presas o cozudas de este ro, apuntando el modo de dejarlas intactas. Ms an, record tambin el decreto del ao 1704 con el que la Reina Saboyana, como Gobernadora durante la ausencia napolitana de Felipe V, agreg al Reino de Aragn la ciudad de Tortosa y los Alfaques con el fin de que todo el curso del Ebro, llegando a ser navegable pudiese estar bajo las mismas manos y gobierno. Poco despus rega[ 319 ]

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laba Aranda a la Sociedad Econmica los 25 tomos de los tratados de las Artes del Canal de Languedoc y otros del Reino de Francia. Tambin durante su embajada francesa el propio Aranda refut personalmente, en 1785, el libro panfletario del falso marqus de Langle, titulado Viaje de Fgaro a Espaa, saliendo en defensa de Espaa y de Aragn en particular. El captulo que Langle dedica a Zaragoza es especialmente denigrante por los agravios y falsedades all vertidos, resultando llamativa precisamente la defensa que hace Aranda de la Inquisicin, de la Virgen del Pilar y de los cartujos, que adems aade Aranda producan un excelente vino moscatel. Ese mismo ao de 1785 el conde de Aranda se traslad al balneario de Bagnres de Luchon acompaando a su esposa que padeca una afeccin cutnea o, como los mdicos de entonces diagnosticaron un humor erisipeloso. All Aranda se puso en contacto con el monasterio de San Juan de la Pea, solicitando de los monjes que le facilitaran copia de algunos documentos existentes en el archivo de dicho monasterio, relativos a la familia, linaje y patrimonio de los Abarca de Bolea. En una sentida carta, fechada en Bagnires [sic] de Luchon, reino de Francia, el 22 de agosto de 1785, y dirigida al muy ilustre seor abad y seores del Real Monasterio de San Juan de la Pea, Aranda, como quien ha recibido una especie de inspiracin debido a la proximidad geogrfica, se expresaba as:
El haberme acercado a los Montes Pirineos con motivo de las aguas minerales que se creyeron convenientes a la salud de la condesa mi mujer, me ha refrescado la memoria del origen de mi familia al otro lado de ellos, y ha suscitado la reflexin de que en ese real Monasterio de San Juan de la Pea, donde ella se entierra de inmemorial tiempo, puede mejor que en ninguna otra parte buscarse la lnea hacia su raz, tanto ms siendo el mismo Monasterio depositario de los ms antiguos documentos del reino de Aragn.

Lo que buscaba Aranda, adems de rehacer su rbol genealgico, era justificar ante el abad lo que luego reflejara en su testamento, a saber su deseo de ser enterrado en el monasterio de San Juan de la Pea, en el paraje de los dems Abarcas. Y aada: les ofrezco el olvido de mis huesos donde los de mi familia han enterrado los suyos. Por cierto que los monjes y el archivero del conde de Aranda aprovecharon tambin para rehacer el rbol genealgico de los Urrea en el que en sus orgenes un tanto legendarios hacen remontar el de la familia a D. Enrique 4 que fue octavo emperador de Alemania hasta el ao 1106. Su hijo D. Maximiliano se hall en la batalla de Huesca y se qued al servicio del rey D. Pedro 1 de Aragn y dej a sus descendientes el apellido gentilicio de Urrea. Cas con Doa Toda de la casa Real, y su primognito D. Rui Prez de Urrea lo hara
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con D Godina, seora de la Almunia. Y as siguen hasta entroncar en el puesto 24 del rbol con D. Pedro Pablo Abarca de Bolea, Ximnez de Urrea, X conde de Aranda. A su regreso a Pars, Aranda volvi a contactar con los jesuitas aragoneses desterrados en Italia haca 19 aos pero que seguan constituyendo un crculo de profunda y lejana amistad con el conde, desde el P. Martnez, su profesor en Zaragoza, que ya tena 83 aos; el P. Lpez (a quien Aranda llamaba cariosamente labb Isidore) antiguo confesor de su mujer; sus primos Jos y Nicols Pignatelli, el hermano de su secretario de embajada, el P. Ignacio Heredia, natural de Graus; el P. Antonio Poyanos a quien el conde haba conocido mucho en pila, etc. Todos ellos fueron visitados en el verano de 1786 expresamente de parte de Aranda por su secretario particular, Clemente Campos, quien recorri Bolonia, Ferrara y Venecia. El recuerdo que estos ancianos jesuitas aragoneses guardaban del conde de Aranda, tantos aos despus de su expulsin, es verdaderamente llamativo del cario y sincera amistad que todava tenan del a su vez desterrado embajador de Espaa en Pars. Seguan pensando que si el rey fuera desengaado y los quisiese restituir a sus colegios, el conde lo ejecutara con mucha mayor grandeza, aparato y esplendor que nuestra prisin, viajes y destierro. Desde Pars, Aranda sigui interesndose por las obras del canal Imperial de Aragn, las cuales continuaban gracias a la tenacidad de Pignatelli, el cannigo. Y cuando volvi a Espaa, concluida definitivamente su embajada en Pars, traz el itinerario de forma que tuviera que pasar por Zaragoza, donde entr el 9 de noviembre de 1787, y, segn nos informa el cronista de la ciudad, F. Casamayor, una de las primeras cosas que hizo el conde fue visitar detenidamente, en compaa de su primo Ramn Pignatelli, las obras e instalaciones del canal. Durante los seis das que se detuvo en Zaragoza vivi en su casa-palacio del Coso. A su llegada, el regimiento de Flandes con bandera y msica le rindi los honores correspondientes a su calidad de Capitn General y recibi la bienvenida de la primera autoridad militar de Aragn, don Flix ONeilly, as como del arzobispo, Cabildo, Ayuntamiento y Tribunal de la Real Audiencia. El primer da comi Aranda en casa de Ramn Pignatelli y por la tarde acompaados del conde de Sstago, de Agustn de Lezo y Palomeque, Jos Goicoechea, del conde de Sobradiel y de Pedro Pablo Prez de Tomar subieron al puerto de Miraflores para admirar la magna obra. Luego embarcndose en un coche de agua, llamado San Carlos, ricamente adornado, dieron un paseo por el Canal Imperial, llegando hasta el puente acueducto de encima del Huerva.
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Al da siguiente el conde de Aranda recibi en su palacio a la embajada de la Universidad literaria y a las dems ilustres corporaciones, entre ellas a la Junta directiva de la Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas. Despus de comer, esta vez en casa del conde de Sstago, volvi a visitar las obras y realizaciones relativas al Canal Imperial. Estuvo viendo los molinos y batanes, los dos famosos puentes, la fuente de los Incrdulos, la posada de Casablanca y las tres compuertas que all haba. A continuacin, subiendo a la misma embarcacin del da anterior, se traslad al puerto de Miraflores, donde le esperaba un gran gento. Y dirigindose a ellos segn Casamayor dijo: Seores aragoneses, no puedo menos de confesar que esto es lo mejor que he visto en mi vida. El da 11, por la maana, estuvo oyendo misa en la baslica del Pilar, alabando las pinturas que haba realizado don Francisco Bayeu. Este mismo da el capitn general de Aragn le ofreci un exquisito banquete en su palacio de los Gigantes, al que asistieron los que regularmente le acompaaban, entre ellos el arzobispo. Nuevamente, despus de comer dio un paseo por el Canal Imperial, llegando este da hasta el final de las obras, ensalzando al sumo esta famosa y nica obra. Por la noche fue obsequiado por todas las seoras de ttulo, a las que el conde de Aranda ofreci un abundante y delicioso refresco, que fue amenizado por una selecta orquesta, que hizo el regocijo de todos los asistentes. Al da siguiente, coincidiendo que era el cumpleaos del prncipe de Asturias, acudi don Pedro Pablo Abarca al tradicional besamanos en el palacio del capitn general, y luego march al del conde de Sstago, donde comi, yendo a pasar la tarde al jardn que don Ramn Pignatelli posea en el camino de la Cartuja Baja. En casa de este prcer comi el ltimo da de su estancia en Zaragoza, dndose un paseo por la tarde por las tranquilas aguas del canal. Por la noche, autoridades, nobles y alta aristocracia acudieron a su palacio a darle la despedida. El 14 de noviembre parta, a las cuatro de la maana, camino de Madrid. Desde su regreso de la embajada de Pars, Aranda no volvi a ocupar cargos pblicos hasta que a finales de febrero de 1792 fue destituido Floridablanca, y se le pidi que aceptara la Secretara de Estado. Sin embargo, a pesar de esta ausencia poltica, es fcil imaginar que, con su vuelta, el partido aragons se sinti ms seguro y respaldado. Fue entonces, siendo Aranda decano del Supremo Consejo y primer Secretario de Estado cuando consigui que el Establecimiento de Dibujo de la Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas fuera elevado al rango de Academia Real de las Artes de San Luis destinada al estudio de las Nobles Artes. Tambin en este ltimo perodo de su vida poltica promovi el uso y extraccin del carbn de piedra de Utrillas y otros del Reino de Aragn. Para
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ello orden se examinase por dnde se podan facilitar las carreteras ms prximas para salir al Ebro calculando el coste que resultara cada quintal de mineral puesto en el Ebro y el que tendra su flete hasta Tortosa y de all a Barcelona, donde se usaba el carbn de piedra de Inglaterra. No tard en llegar el enfrentamiento de Aranda con el favorito de la reina, Godoy, que le sustituy en el cargo procesando al conde y mandndole prisionero a la Alhambra donde permaneci dos aos, excepto unas semanas que fue autorizado a ir, acompaado del mdico, a tomar los baos en el balneario de Alhama despus de haber sufrido un ataque de perlesia que le haba inmovilizado medio cuerpo. Tras una breve estancia en Sanlcar de Barrameda, donde tampoco obtuvo la mejora deseada, finalmente el rey, es decir Godoy, que acababa de autoproclamarse Prncipe de la Paz, a raz del tratado de Basilea (22 agosto 1795), concedi al anciano Aranda que se retirara a sus posesiones de pila a donde don Pedro Pablo lleg a fines de 1795 sin haber podido pasar ni detenerse en Madrid. En pila, adems del palacio en que viva, contaba el conde con la finca llamada Mareca, a escasos tres kilmetros, a la que sola acudir con frecuencia. Haba pertenecido a los jesuitas del colegio de Zaragoza y el conde, que no quera que en sus dominios naturales se estableciera otro seor, la adquiri el 26 de agosto de 1771, cuando todava era presidente del Consejo de Castilla. Por ella pag ms de 52.000 libras jaquesas y tom posesin de dicha finca y casa colocando en la fachada de esta ltima un gran escudo familiar esculpido en piedra de yeso, tan abundante en dicho lugar. El escudo est enmarcado en la siguiente leyenda: El Excmo. Sr. D. Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximnez de Urrea, Conde de Aranda, Capitn General de los Exrcitos y de Castilla la Nueva, Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla. Ao 1771. Alejado totalmente de la poltica el conde se dedic a la administracin de su patrimonio. Desde pila segua con todo inters la marcha de la fbrica de Alcora y de la factora de Almonacid de la Sierra. Un da era el Ayuntamiento de Maella el que le escriba dndole las gracias por el amor y cario paternal del conde, que haba permitido enajenarse de parte de un corral de la propiedad de S.E. para facilitar la bajada de la Villa al Puente. Otro da era el sndico de Sitamo, que le propona el 20 de junio de 1796 la siembra de hierba en algunos terrenos para que el ganado pudiera mantenerse; o reciba la carta de unos vecinos de dicha villa, que le daban las gracias por los seis cahces de trigo y los seis nietros de vino equivalentes a 960 litros que el conde les haba regalado como recompensa por haber limpiado el pantano de all. Las ancdotas que transmitidas por sus fieles administradores han llegado hasta hoy nos ofrecen por una parte el aspecto humano del conde y por otra
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su cario por pila y porque todo funcionara all de la mejor manera posible. Ancdotas que se complementan con una serie de documentos interesantes que nos presentan a un conde de Aranda lleno de vitalidad y tan ordenancista y amante de la justicia como lo haba sido durante su activa vida de poltico, embajador y militar. Especialmente significativo fue el contencioso que el conde lleg a mantener con su villa y autoridades en 1797, pocos meses antes de morir, a propsito de dos romeras que celebraban la cofrada de San Francisco en Alpartir, a cuatro leguas de pila, romera que duraba tres das entre salida, estancia y vuelta; y la cofrada del Rosario en Nuestra Seora de Rodanas, semejante a la anterior en su marcha, fiesta y regreso. Lo que a Aranda le preocupaba no eran las romeras en s, sino sus consecuencias econmico-sociales. Pues los miembros de ambas cofradas que eran 152, tenan que pagar dos escudos de Aragn por cabeza para los gastos. Y es aqu donde Aranda comenta que la mayor parte de ellos eran labradores poco pudientes y jornaleros que empeaban su sopa, obligndose para la cosecha a quien les prestaba el dinero, escaseando adems, por algunos das el alimento a sus familias. Romeras, aade Aranda, que tenan muy poco de devotas y mucho de profanas por el abuso en el comer y beber. Otro de los aspectos no bien visto por Aranda era que el Ayuntamiento en pleno y seis u ocho beneficiados fueran convidados a ambas romeras, que si bien empezaban en procesin, luego seguan sin orden, pues fuera de los actos del templo se come, bebe y trasnocha, jugndose por muchos bastantes reales. Tampoco entenda el anciano conde la gran cantidad de vino consumido. Igualmente era mal visto por Aranda que el Ayuntamiento y clrigos pasaran de balde seis das de campo, razn por la que no tena esperanza de que ni el Ayuntamiento de pila, ni sus clrigos optaran por la moderacin en este contencioso. Por esas fechas Aranda experimentaba en sus tierras de pila los caamones que le haba enviado la Econmica Aragonesa de Amigos del Pas. Caamones procedentes de Granada trados con intencin de mejorar la calidad de los camos de Aragn y proporcionar en este caso alguna ventaja a los cosecheros de pila. Con estas y otras ocupaciones propias de un anciano, cumpliendo con sus obligaciones de ciudadano y de cristiano, pues no en vano era el patrono de la iglesia parroquial, donde tena un lugar de preferencia, desde el que asista a las ceremonias religiosas del ao del Seor, le lleg al conde la hora suprema de su muerte. Una de las ltimas disposiciones de Aranda, apenas cuatro das antes de morir, fue conceder a los obreros ancianos de su fbrica de porcelana de
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Alcora, que hubieran trabajado en ella ms de diez aos, la jubilacin con el haber ntegro de su sueldo en activo. Disposicin tanto ms importante si tenemos en cuenta que al tiempo de la fundacin de la fbrica, la villa de Alcora tena apenas 300 vecinos. Setenta aos despus a la muerte del conde, pasaban de 1.400, de los que 1.100 eran tiles y tan slo 300 no contribuan. En el testamento firmado con letra temblorosa por el propio conde, pocas horas antes de morir, mandaba que cuando su Divina Majestad disponga de mi alma, se sepulte mi cuerpo en el Monasterio de San Juan de la Pea, sepulcro de mis mayores sin pompa alguna, y sin perjuicio de los derechos parroquiales que corresponda. Resulta significativo que dejara ejecutores de su testamento, adems de a su esposa, al den de la catedral de Zaragoza y al Vicario General del arzobispado. En la partida de defuncin, ya publicada en su da por Ferrer del Ro, se dice que:
En la villa de pila, el da 9 de enero del ao 1798, a las cuatro de la tarde, muri, de edad de setenta y nueve aos, el Excmo. Sr. D. Pedro Pablo Abarca de Bolea, Ximnez de Urrea, y marido de la Excma. Sra. doa Mara del Pilar Silva y Palafox, condesa de Aranda, gentil-hombre de cmara, caballero del Toisn, capitn general de los reales ejrcitos; recibi los Santos Sacramentos de Penitencia, Santo Vitico y Extremauncin, que con licencia de m, Ignacio Bona, vicario, le administr D. Pablo Marcn, presbtero; hizo testamento, y en l dispuso que su cuerpo fuese sepultado en el Real monasterio de San Juan de la Pea, sito en el reino de Aragn, para cuyo fin el da 10 de dicho mes y ao fue conducido de esta iglesia parroquial, en que estaba depositado; cuyo testamento testific don Antonio Ezpeleta, notario domiciliado en esta villa; sufragios por su alma, a voluntad de su mujer, la Excma. Sra. Condesa; ejecutores, los ilustres seores den de Zaragoza y vicario general del Arzobispado. Ignacio Bona, vicario.

Al da siguiente del fallecimiento del conde, su esposa Mara del Pilar Silva y Palafox, por convenirle para ciertos fines, requiri del notario Ezpeleta, testificase acto pblico de la muerte de dicho Seor Excmo. Su Marido que acaeci en el da de ayer nueve de los corrientes. Y en efecto prosigue el notario entrando en una sala habitacin baja de dicho Palacio en medio de ella haba tendido un cadver vestido de Capitn General de Ejrcito con todos los distintivos de Grande de Espaa de primera clase, de Caballero de el insigne Orden del Toysn de Oro, y de Sancti Spiritus, y visto y reconocido por m dicho Excmo. y testigos, hallamos y conocimos que era dicho Excmo. Sr. D. Pedro Pablo Abarca de Bolea Ximnez de Urrea conde de Aranda a quien tenamos muy tratado de vista y personal comunicacin, el cual en nuestra comprensin careca de espritu vital y en consecuencia para que conste en virtud de dicho requerimiento testifiqu este acto.
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Firman como testigos Eusebio Estepa, infanzn, y Manuel de Vera, estudiante, habitantes en pila. El siguiente paso fue el funeral del que queda, igualmente, constancia notarial. A las 9 de la maana del 10 de enero de 1798 habiendo precedido los acostumbrados recados de urbanidad, y avisos necesarios a las reverendas comunidades y personas distinguidas y visibles de esta villa, y los solemnes toques de campanas se congregaron en el saln del palacio de su Exc. el Captulo eclesistico de la parroquial de pila, compuesto del vicario perpetuo, don Ignacio Bona, de cinco racioneros y 14 beneficiados. En total fueron, pues, veinte los sacerdotes seculares a los que se aadieron los regulares y confesores de las tres comunidades religiosas de pila los que acudieron al palacio para proceder al traslado a la iglesia del cadver de don Pedro Pablo. Habiendo entonado con mucha pausa y majestad el correspondiente salmo se form la procesin en la que invervino gran nmero de personal del Estado Llano, as como las diferentes cofradas del pueblo, seguidas de las comunidades de religiosos agustinos y capuchinos, con intervencin de los confesores de las religiosas de la Pursima Concepcin, guardando todos por antigedad sus respectivos lugares. En el centro caminaba el atad sobre el cual estaba puesto el cadver de Su Exc. en una magnfica caja ricamente adornada. Le segua el Captulo eclesistico, presidido por el cura, dicono y subdicono, cerrando y presidiendo la procesin el Ilustre Ayuntamiento de pila, al frente del cual iba don Joaqun Gargallo, abogado de los Reales Consejos y alcalde mayor de pila. A su derecha, don Valero Enguera, alcalde primero ordinario; y a su izquierda don Manuel Garca, alcalde segundo. Tras ellos, a izquierda y derecha, iban los regidores, sndicos, diputados y secretario del Ayuntamiento. Inmediatamente detrs del alcalde mayor se situaron, llevando el duelo en nombre y representacin de la Excma. seora doa Mara del Pilar Silva y Palafox, condesa viuda, en el medio, el racionero don Pablo Marcn; a la derecha don Juan Mallada, secretario; y a la izquierda don Martn Fernndez de Miano, familiar de dicha Excma. seora. Con la solemnidad debida bajaron hacia la calle de las monjas por bajo Palacio, tomaron la calle larga, calle nueva del Captulo y llegaron a la Parroquial donde se celebr todo el oficio de difuntos. En el banco del Ayuntamiento se sentaron, inmediatos al alcalde mayor, los representantes de la familia del conde, los citados Marcn, Mallada y Miano. Concluidas las exequias y misa de cuerpo presente, se procedi, con el consentimiento de la condesa viuda de Aranda, y actuando de testigos Nicols de Bergs y Mathas Segura, vecinos de pila, a la entrega del cadver para ser porteado a su destino, el Real Monasterio de San Juan de la Pea, como lo haba ordenado el difunto en su testamento, y ser colocado en el sepulcro de los Reyes sus mayores. As, pues, fue entregado el cadver, ante notario, a don Joseph
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Guerra, caballerizo de los condes de Aranda y al escribano real perpetuo del juzgado de la villa de pila, don Antonio Vicente Ezpeleta, que lo recibieron en su poder agradeciendo el honor de esta superior obligacin comprometindose al desempeo de la comisin. En ejecucin de la misma se procedi a cerrar el atad en una caja fabricada a este fin y una vez cerrada se dio la llave a don Joseph Guerra, la colocaron en un coche con la ostentacin debida, y juntos en otro coche, con asistencia de don Pablo Marcn, racionero, igualmente encargado por la condesa viuda, empezaron el viaje a las doce y cuarto. El prroco Ignacio de Bona y parte del Captulo eclesistico cinco racioneros y nueve beneficiados despidieron al cadver y a los viajeros en la puerta de Santa Mara. El viaje al monasterio iba a durar tres das con dos escalas; la primera en la ciudad de Zaragoza, donde se agreg a la comitiva don Manuel Marcn, contador de su Exc.. La segunda en la villa de Ayerbe. El final del trayecto tuvo lugar a las 8 horas y treinta minutos de la noche del doce de enero cuando lleg el cadver del conde de Aranda al Real Monasterio de San Juan de la Pea, donde fue recibido, a repique de campanas, en la puerta del monasterio por el Cabildo portando hachas encendidas y presidido por el abad fray Miguel de Nicuesa, el prior del claustro y de Ruesta, priores de Luesia, Naval, Acumuer y Salvatierra, secretario capitular y archivero, montjes claustrales y supernumerarios, as como los infantes que asistan al Cabildo, todos los cuales con la funeral pompa correspondiente a la grandeza de su Exc., colocado el cadver en el centro de las filas, iniciaron la procesin cantando el Miserere con mucha pausa y formalidad, circulando por los magnficos claustros del monasterio hasta depositarlo en la capilla de Nuestra Seora del Pilar, donde qued asegurado con grande iluminacin y magnificencia. El da 14, nuevamente congregados el abad y priores de los pueblos de la comarca presentes en la noche que recibieron al cadver, a los que se aadieron otros como los de Estella y Abadiazgo, as como el vicario y sacerdotes de Jaca, fueron convocados los monjes claustrales, Cabildo y supernumerarios para asistir a la entrega oficial del cadver del conde de Aranda. Don Jos Fernando de Guerra, caballerizo de la casa de S.E. el conde de Aranda, depositario de la llave que cerraba la caja en la que vena el cuerpo de dicho seor, en presencia de don Manuel Marcn, contador general de la misma casa, de don Pablo Marcn, presbtero racionero de la iglesia parroquial de pila y del notario y escribano real de pila don Antonio Vicente Ezpeleta, encargados de la conduccin de dicho cuerpo, despus de haberlo registrado y quedado cerciorados de su identidad, entregaron al abad y Cabildo del monasterio, el cadver del Excmo. Sr. D. Pedro Pablo Abarca de Bolea, Ximnez de Urrea, Prez de Almazn, Silva, Llull, Turell, Cabrera, Bournonville, Orcau y de Eril, conde de Aranda y Castelflorido, marqus de Torres, etctera para que fuera sepultado y
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colocado en el sepulcro de sus mayores junto al del rey Sancho Abarca y dems reyes y ricos-hombres de Aragn, conforme lo haba dispuesto en el testamento otorgado en pila, el 9 de ese mismo mes, y en virtud de lo que tena acordado dicho Sr. Excmo. y este Ilmo. Cabildo en cartas, la una fecha en Pars a 4 de septiembre del ao 1786 y su respuesta fecha en este monasterio a 15 de octubre del mismo ao. Una vez entregado el cadver al Cabildo, se procedi a los suntuosos y respetables oficios fnebres que celebr el abad de pontifical, cantando todo el oficio de difuntos el Ilustre Cabildo con la msica e infantes de dicho monasterio, con la ostentacin y magnificencia que se acostumbraba en los entierros de personas de tan alta grandeza. Finalmente con las ceremonias y pompa acostumbrada fue colocado el cadver del conde de Aranda en el sarcfago que est al pie del Panten de los Soberanos sus mayores, a la entrada de la iglesia alta del monasterio bajo o antiguo a mano izquierda. Cerrando el sepulcro y perfeccionado el acto, firmaron, entre otros, como testigos don Gabriel Anacleto Garca Casarrubias, vicario general de la ciudad de Jaca y mosen Francisco Antonio Guinda, presbteros residentes en Jaca. Un ao despus, en marzo de 1799, la condesa viuda de Aranda regalaba al monasterio de San Juan de la Pea, en seal de agradecimiento, tres cajones de libros. Apenas tres aos ms tarde, la condesa viuda, en 1802, cuando la gente no tena para pan quiso deshacerse de la librera de su difunto marido, y ponerla en venta, como la pusieron en aquellos mismos das Campomanes y Cabarrs. Despus vinieron las desamortizaciones y el abandono del monasterio. Pero del ao 1858 se conserva una certificacin de don Toms Garca, cura prroco del pueblo de Santa Cruz y custodio del Real Monasterio de San Juan de la Pea, en la que hace constar que con autorizacin del seor obispo de la dicesis se traslad, tres aos antes, al Real Monasterio, invitado por don Lucas Gallego, contador de la casa del Excmo. seor duque de Hjar, autorizado por el seor administrador general de S.E., don Ramn Fernndez Reyna, con objeto de colocar la lpida sepulcral donde existan los restos mortales del conde de Aranda. Celebrada con la posible solemnidad la misa de difuntos fue colocada la referida lpida que contena la siguiente inscripcin:
D.O.M. Aqu reposan los restos mortales del Excmo. Sr. Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, Grande de Espaa, Capitn General de sus Ejrcitos y Presidente del Supremo Consejo de Castilla. Ilustrado Promotor de todas las reformas tiles, hbil poltico, fiel consejero de la Corona y su digno representante en Lisboa, Pars y Varsovia, se mostr digno de la confianza de Carlos Tercero, contribuyendo poderosamente al esplendor de su feliz reinado. Con la
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tranquilidad y la fe del cristiano y la resignacin del sabio, falleci en pila el 9 de enero de 1798. La posteridad honra su memoria. La patria le llora y le bendice agradecida. Hizo esta dedicatoria en el ao de 1855 su sucesor el Excmo. Seor Conde de Aranda, Don Jos Rafael Fadrique Fernndez de Hjar, Duque de este ttulo.

Posteriormente, en 1869, con motivo del proyecto del panten nacional de hombres clebres, fueron inhumados sus restos y trasladados a la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid, pero como reza en su actual lpida sepulcral no habindose realizado aquella obra, se depositaron nuevamente en el monasterio de San Juan de la Pea, el da 2 de julio de 1883, a iniciativa de la Diputacin Provincial de Huesca, que de esta forma vel porque se siguiera cumpliendo la ltima voluntad del conde altoaragons. En 1975, una nueva lpida con la misma inscripcin sustituy a la de 1883, gravemente deteriorada. Y el 1 de junio de 1986 una diferente vino a reemplazarla, a raz de la nueva inhumacin de los restos del conde, descubiertos durante las excavaciones realizadas con este fin en noviembre de 1985, restos que una vez reconocidos, estudiados y analizados fueron colocados en una caja de plomo y depositados de nuevo en uno de los enterramientos de la pared del patio principal del monasterio. A este acto asisti, adems de las autoridades autonmicas y eclesisticas del momento, don Jess Aguirre, duque de Alba y entonces conde de Aranda, acompaado por los representantes de la Real Sociedad Econmica Aragonesa de Amigos del Pas. Casanova, que tambin muri en 1798, cuatro meses antes que nuestro conde, lleg a decir de Aranda que era ms rey que el rey mismo. Por su parte Moret le hizo el siguiente retrato:
Aranda es el tipo de cuanto hay de noble, enrgico y a la vez de incompleto en el genio espaol. Oriundo de una de las ms ilustres familias de Aragn, aragons de corazn y tradiciones, echando todava de menos los privilegios arrancados a su tierra, la ms enrgica de los diez o doce pueblos distintos que encierra la Pennsula, Aranda, aun estando en el poder, se mostr ms aragons que espaol.

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JOS ANTONIO FERRER BENIMELLI

BIBLIOGRAFA
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