S
Duermevelas
Para mi familia y amigos, que siempre me impulsaron a
creer en este proyecto.
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La fantasa, aislada de la razn, slo produce monstruos
imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y
fuente de sus deseos.
Francisco de Goya
Al lector:
La fantasa puede ser una fuga o nuestra compaera en la
vida; a travs de ella podemos conocer mundos incre-
bles, personajes mgicos o retorcidos, situaciones fuera
de lo ordinario donde nuestra imaginacin vuela.
Espero que disfrutes leyendo estos relatos tanto como yo
disfrut escribindolos, aqu encontrars casi de todo,
pero con una visin en general optimista, siempre con la
intencin de regalarte una sonrisa, una reflexin, una du-
da o por qu no? Una certeza.
Gracias por formar parte de esto!
Emiliano Pea Arboleyda.
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ndice
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Lorenzo y Laurel
El fauno y la joven
La bruja
La Pintura
El vestigio
Los gemelos
El sueo de Jos
Ideas
La estatua
Escultor de ideas
La Partida
El gato negro
El ayudante.
El secreto de Fortino
La conversacin (el secreto de Fortino 2)
Evolucin en el sistema.
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El poeta y la matemtica
Ella en el jardn
Tres jinetes
El amigo
Mercado de Letras
Inspiracin
El plagio
El relato
La mansin
Castillos en el aire
Atencin plena
Dndole Vueltas
El hombre
Final?
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Lorenzo y Laurel.
Lorenzo despierta, trata de despabilarse, apoya su mano en el
pasto y se sienta.
Se presenta ante l una linda muchacha:
-Hola Cmo te llamas?- dice ella alegremente.
-Lorenzo y t?- contesta l con una sonrisa.
-Laurel.-
-Qu bonito nombre, flores de laurel, las hay de muchos colores-
dijo l ante la mirada atenta, indescifrable de la muchacha. -A
mi abuela le encantan los laureles, una vez me cont, que, segn
dice la gente, la locura azota a la gente que se queda dormida a
la sombra de esa bella planta.- agreg.
No haba terminado de pronunciar estas palabras, cuando la
muchacha se esfum en el aire, entonces reaccion y mir hacia
arriba.
Lo cubran hermosas flores de Laurel.
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El Fauno y la joven.
-Como promet cuando era joven, aqu est toda mi fortuna y
riquezas.- dijo el anciano en su lecho de muerte, entregando una
llave de oro al fauno.
-Dame la inmortalidad, cumple!- exigi el anciano.
El fauno recibi la llave con su antiqusima mano y ri hacia sus
adentros.
60 aos despus.
-No saba si te ibas a presentar.- dijo la anciana postrada, al
fauno.
-Yo nunca falto a mis citas.- contest ste, con una sonrisa irni-
ca. -Veo que ests en las ltimas, te voy a ser sincero, de todos a
los que les promet el secreto de la inmortalidad a cambio de su
fortuna, eres la primera que parece no haber amasado fortuna
alguna. Es tanta mi sorpresa que te voy a confesar algo ahora
que vas a morir; no s el secreto de mi inmortalidad y aunque lo
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supiera no lo regalara, slo s el truco para mantenerla llena de
riquezas materiales, sin trabajar claro, ya habrs imaginado cul
es.- agreg el Fauno engrandecindose.
-Imagin que ibas a salir con un cuento parecido, tuve tiempo
para pensar desde que nos conocimos hace 60 aos, y te ser
sincera yo tambin, la nica fortuna que tengo es la de haber
vivido feliz y saber como morir de igual manera.- dijo la ancia-
na, entonces hizo un ademn con la mano, susurrando unas pa-
labras al odo del fauno.
Una lgrima rod por el rostro del fauno.
Ambos cayeron muertos con una sonrisa.
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La bruja.
La joven doncella caminaba por el paraje, adentrndose en el
bosque, despus de una larga jornada sorteando toda clase de
peligrosas alimaas, por fin da con una cabaa.
Toca a la puerta, sale a su encuentro una bella y anciana mujer;
la bruja.
-Qu te trae por aqu?- pregunt la bruja clavando los ojos en la
joven.
-Vengo por un brebaje de amor- contest la joven con decisin.
-Claro- contesta ella sonriendo.-Cuando haya luna llena, verters
esta pcima en la bebida del susodicho- le dijo, estirando las dos
manos, una con la pcima y la otra para recibir sus honorarios.
-Y si no funciona?- cuestion la doncella.
-Entonces te devolver tu oro-
Un mes despus:
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La joven repite el camino sobre el sendero que conduce a la casa
de la bruja, con paso atolondrado y un cuchillo en la mano, por
fin llega a la casa.
Espa la escena en la casa: la bruja y un joven apetecen sus ins-
tintos carnales. La bruja nota con su sexto sentido la presencia
de la joven, la mira:
-Ten tu oro- exclama arrojando el dinero a los pies de la joven,
mientras contina abrazando al susodicho.
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La Pintura.
Cada vez que l pasaba frente a la pintura se quedaba con-
templndola por largos ratos, imaginando como sera la vida
detrs del lienzo, como sera la vida de la mujer en el retrato,
cautivado por su belleza, se preguntaba: Qu estar pensan-
do?
Cada vez que l pasaba, ella se preguntaba, quien era aqul que
prestaba, en su fugaz vida, tanta atencin en ella, que haba visto
pasar tantas generaciones en la misma posicin, con un incesan-
te fluir de sentimientos: Qu estar pensando?
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El vestigio.
Recuerdo el da que me lo encontr en la excavacin. Cmo me
susurr con su desagradable voz que lo tomara y corriera.
Aquel cambio de hbito, de ser completamente ateo, a, literal-
mente, adorar un dolo de barro.
Esa maceta en perfectas condiciones que me indic con su pun-
zante voz, donde encontrar las joyas.
Esa transformacin de ser un personaje curioso, de mente abier-
ta, a un idiota obsesionado con satisfacer las necesidades de un
vestigio de arcilla.
Hasta mi perro hua de la mentada maceta, con forma de demo-
nio orejn.
Su nica condicin: construirle un aposento y guardar junto a l
una nutrida parte de las riquezas, que l y yo confabulbamos
para conseguir.
Ahora muero en la ruina, gast toda mi tajada, en fugarme de la
realidad, de vivir esclavizado por un una maceta.
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Mientras l sonre malvado, rico, en su aposento, esperando por
su prxima vctima.
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Los gemelos.
Los gemelos compartan una conexin teleptica.
Cuando uno tena hambre, el otro coma.
Cuando a uno le suceda algo malo, el otro sufra.
Cuando uno se cansaba, el otro dorma.
El problema era cuando uno se enamoraba; el otro no se senta
correspondido.
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El sueo de Jos.
Jos recapacita, voltea y mira a su compaera de travesa.
-Me duele decirte esto pero t no existes, este sueo es mo, t
eres producto de mi imaginacin- le dice.
La imagen de ella se vuelve borrosa en el sueo de Jos, mien-
tras ste la cuestionaba.
-Recuerda que estbamos experimentando con eso, los sueos
lcidos y despus con los sueos compartidos.- dijo ella.
-Lo siento, que ms quisiera que fuera verdad.- dijo Jos, alber-
gando una pequea duda. -Mira, yo imagino un puente y as
aparece.- agreg sealando un puente que emerge entre las dos
orillas de tierra.
-Y que tal si yo pens en las escasas nubes que nos cubren.- Dijo
ella.
-T no eres mas que una manifestacin de mi subconsciente o
demustrame lo contrario.
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-Me la pones difcil- dijo ella con una sonrisa irnica. -Recuerda
que te tienes que dar cuenta por ti mismo, pero que tal esto, mira
tu mano abierta qu recuerdas?
Jos lo hizo, entonces record que cada noche antes dormir vea
su mano abierta, condicionndose; los cinco dedos representar-
an 5 premisas que le deban recordar que estaba soando y as
poder cobrar lucidez en el mundo onrico, despus record va-
gamente como en un sueo anterior, haba conocido a la chica
que insista en su propia existencia, fuera de la mente de Jos.
Jos despert cansado, algo frustrado, sudando, solo, con el bra-
zo extendido y la mano abierta.
Otra vez un sueo, es todo pens.
Era domingo por la maana, Jos caminaba con su caf en la
mano, cuando decidi tomar un camino alternativo por el par-
que, entonces vio un puente que nunca haba visto.
Una sincrona, esta va para el cuaderno. Pens.
Cruz el puente por seguir el juego y se encontr con una chica
de espaldas.
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Al voltear la muchacha el click fue inmediato.
-Hola- dijo ella, con un sonrisa.
-Hola- contest l, devolviendo la sonrisa.
Entonces despert, solo, sudando
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Ideas.
El hombre que persigue ideas.
l sabe que existen, las ha visto de lejos, pero en este caso est
buscando una especial, una que le pueda dar vida a este relato.
Con la atencin plena en ver si alguna se muestra por ah, avan-
za el hombre, cuando de repente se mueve una:
-Listo! La tengo en la cabeza.- Exclama el hombre satisfecho.
Ya en casa el hombre se dispone a plasmar la idea en papel, y
piensa:
Primero el ttulo entonces echa un vistazo a su idea, y lo escri-
be en un cuaderno.
Despus de una negociacin con su idea, ella accede a regalarle
una perla al autor.
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La estatua.
Cuando el hombre reuni todas las condiciones y su nico deseo
fue concedido, llor de alegra. Su peticin; vivir el tiempo ne-
cesario para esculpir la obra perfecta.
El hombre, totalmente absorbido por su obra haba terminado,
volte a su alrededor: el resto de la humanidad haba desapare-
cido.
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Escultor de ideas.
Todas las maanas, el escultor acua fragmentos de ideas, las
ideas son vidrios de colores que segn la luz y la posicin del
observador se aprecian de tal o cual manera.
El escultor trabaja en intervalos a lo largo del da, apasionado
por transmitir, generar emociones.
Su ltima obra, predominantemente azul y segn su perspectiva
predominantemente alegre, transmita a otros la sensacin de
locura.
Despus, en la tarde, el sol avanza cambiando el color de los
cristales a un rojizo claro, con atisbos de tristeza segn la apre-
ciacin del atormentado escultor.
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La Partida.
Ambos jugadores se sientan a la vez, se miran directamente a los
ojos.
-Por qu disfrutas tanto jugar contra m?- pregunt Primigenio.
-Me gusta pasar el tiempo, entretenerme, y t, qu me dices,
por qu lo haces?- respondi Segundo.
-Por soledad.- dijo Primigenio moviendo un pen dos casillas.
-Este juego es de mudos, lo sabes
Primigenio lo interrumpi con una sonrisa enigmtica:
-Sabes que terminado este juego tal vez no nos volvamos a ver.
-S tal vez, ambos sabemos que depende del resultado de esta
partida.- dijo Segundo moviendo su pen dos casillas. -No s
cmo me convenciste de semejante apuesta, pero no tengo ms
remedio- agreg.
-Bueno que quede claro, si yo gano, tu regresars por dnde
viniste.- dijo Primigenio moviendo una pieza decisivamente.
-Y si yo gano, continuaremos jugando.
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Ambos jugadores pensaron en la posibilidad del empate pero
nadie dijo nada.
Hubo un rato de silencio mientras los dos jugadores intercam-
biaban jugadas.
El juego pintaba reido pero por fin brill un ganador.
-Jaque Mate-
-No, espera...- dijo Segundo a la vez que se despedazaba junto
con el espejo que lo contena.
La silla de Segundo qued cubierta de pedazos de vidrio.
ltima vez que te propones jugar contra ti mismo. pens
Primigenio.
-S claro.- se contest con tono burln.
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El gato negro.
Por fin anocheci: es hora de salir en busca de aventura piensa
el gato negro.
Atraviesa un callejn oscuro con la agilidad que lo caracteriza.
La luna azul brilla sobre su oscuro pelaje.
Al final del callejn, cruza una calle, donde un hombre, al verlo,
cubre su boca horrorizado:
-Voy a morir!- exclama -Un gato negro se cruz en mi cami-
no!- grita desesperado.
El gato continua su camino indiferente; Qu otras sorpresas
deparar la noche?
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El ayudante.
Trabajaba el zapatero todos los das. Su ayudante, un tipo ms
locuaz que elocuente, estaba escribiendo un libro:
-Qu tanto puedes escribir sobre un tema que no conoces?-
Pregunt el anciano zapatero.
-El arte de hablar, como el arte de escribir, radica en no slo lo
que se dice, sino cmo se dice, no slo en la cantidad de las
palabras sino tambin en la calidad, precisamente de eso voy a
escribir; el arte de hablar
El anciano sonri y pens: zapatero a sus zapatos
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El secreto de Fortino.
-La casa es pequea pero bastante acogedora, su anterior dueo
era un artista, algunas de sus obras siguen aqu.- dijo la mujer.
Fortino observ uno de los cuadros que colgaban de la pared, el
motivo de la obra era una ninfa rodeada de flores, la obra era
sencilla, la ninfa esbozaba una sonrisa que transmita tranquili-
dad a Fortino.
-Puedo quitar los cuadros si quiere.
-Los cuadros estn bien, me gustan.- dijo Fortino.
Lo cierto es que Fortino sinti que los cuadros complementaban
el deseo inexplicable que tena por esa casa en particular.
La mayora de cuadros eran paisajes pero a Fortino le llamo la
atencin uno en particular que retrataba una recmara:
Un escritorio, una silla y en el fondo un estante de madera con
libros, del lado izquierdo haba una ventana que permita la
entrada de luz de luna y del lado derecho haba un espejo que
reflejaba la escena del escritorio excepto por algo; en el espejo
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se mostraba una vela blanca prendida que no apareca en el es-
critorio en si.
A Fortino este cuadro le provoc curiosidad.
Despus de un breve recorrido por la casa Fortino pregunt:
-Cundo puedo mudarme?
-Maana si lo desea, har los arreglos.
Fortino, un joven escritor aficionado, haba decidido mudarse a
la costa para llevar una vida tranquila y perseguir su sueo de
escribir cuentos.
Estando en la nueva casa se pregunt si no haba tomado la deci-
sin de manera apresurada pero un nuevo vistazo le hizo des-
hacerse de sus dudas.
Se prepar para pasar la noche pues al da siguiente tendra que
ordenar sus cosas que llegaran con la mudanza.
Calent un caf y se dispuso a escuchar el radio, se detuvo en un
programa sobre temas espirituales, la locutora hablaba sobre
como la meditacin nos pone en contacto con nosotros mismos y
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describa un sencillo mtodo de lo que llamaba meditacin con-
templativa, la cual consista en observar, por decirlo de un mo-
do, el fluir de nuestros propios pensamientos.
Fortino no era una persona religiosa pero haba decidido que la
espiritualidad proporcionaba una respuesta a sus inquietudes
existenciales, crea en un poder superior aunque no poda defi-
nirlo del todo.
Decidi acostarse temprano para poner en prctica la meditacin
contemplativa.
Acostado boca arriba se dispuso a ser testigo consciente de sus
propios pensamientos, pues, como explicaba la locutora, deja-
mos fluir nuestros pensamientos sin percatarnos de ellos, y el
efecto directo que tienen sobre nuestro estado de nimo.
Empez pensando en su da, en la alegra que le haba provoca-
do encontrar la nueva casa tan pronto y la sensacin que lo im-
puls a vivir ah con tanta premura.
Continu pensando en la delgada lnea que separaba su espiri-
tualidad con la fantasa y en cmo stas convergen en un punto.
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Despus pens en los cuadros del antiguo habitante de la casa; la
ninfa rodeada de flores con gesto apacible, los bonitos paisajes y
la pintura con la vela encendida que slo apareca en el reflejo
del espejo.
Despus divag un poco y finalmente cay dormido.
Fortino estaba habituado a las pesadillas pero de vez en cuando
tena sueos agradables.
So que se encontraba en un bosque donde un arco de piedra
delimitaba un camino que se perda entre los rboles.
Atraves el arco, el olor a flores frescas fue lo siguiente que
percibi.
Ya era casi medio da y la mudanza llegara en unas horas.
Fortino se arregl y desayun, cuando son el timbre.
En la puerta vio una joven muy bonita de cabello castao.
-Buenos das.- salud Fortino con curiosidad.
-Buenos das.- respondi la dama ataviada con un vestido blan-
co. -Vivo por aqu vengo a darte la bienvenida.
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-Pasa.- Dijo Fortino.
-Gracias.
-Se te ofrece un caf o un t?
-Un caf estara bien.
-Sintate, voy a calentar el caf.
La joven se sent en un antiguo mueble de madera de la casa.
-Claro sabes? Conoc al seor que viva aqu, muy buena per-
sona, artista me parece, un personaje misterioso, dicen que inte-
resado en el ocultismo.
-S? Que interesante.
-S.
Fortino se dispona a llevar el caf a la sala cuando son el tim-
bre.
Entonces despert.
Se levant de la cama y atendi a la puerta todava aturdido por
el sueo con la muchacha. Era la mudanza.
Caa la tarde cuando Fortino se decidi a escombrar la casa para
ordenar sus cosas.
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Decidi mantener las obras del anterior inquilino, se deshizo de
algunos muebles y guard en el stano otros tantos.
Estaba revisando un estante para libros cuando encontr una
pieza de madera, era una tablilla, a Fortino de inmediato le llam
la atencin el diseo en el centro de la pieza; rodeado de bonitas
grecas haba una especie de flor con una vrgula en el centro,
Fortino tena la impresin de haberla visto antes pero no saba
dnde.
Fortino saba que la vrgula era smbolo de la lengua hablada en
cdices prehispnicos, se encontraba sumido en la reflexin
cundo percibi un calor emanando de la pieza; debe ser mi
imaginacin pens.
Decidi dejar la tablilla en su lugar y continu con la tarea.
Anocheca cuando Fortino terminaba de acomodar sus cosas y
prepar su caf.
Entonces se dispuso a escuchar el radio, esta vez se detuvo en
las palabras de lo que pareca una radionovela:
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-He conocido al nuevo inquilino y me cae muy bien, ahora
que t has trascendido este mundo material s que estars con-
migo siempre, lo he sabido desde el principio.- Dijo una suave
voz femenina.
Continu:
-Mi nuevo amigo me agrada bastante aunque no siempre parece
notar que estoy aqu, s que me est escuchando ahora como s
que estas palabras llegan a ti, ya nos conoceremos mejor
As terminaba la radionovela.
Fortino se sinti intrigado por el monlogo que acababa de es-
cuchar, no pudo evitar imaginar la posibilidad de ser la tercera
persona en la radionovela.
Siendo Fortino alguien preocupado por su salud mental, cuando
defini la lnea entre sus fantasas y su creencia, tuvo la libertad
de jugar con ellas sin poner en juego su sano juicio, crey. Ya
haba conocido la locura en otra etapa de su vida y crea en un
poder superior y crea que ste se manifestaba de formas miste-
riosas, pero en cuanto a eventos paranormales tena sus dudas
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bien fundamentadas, no se dejaba engaar por cualquier ilusin,
pero de vez en cuando jugaba con ellas en su imaginacin.
Pero esto iba mas all, pens, a los terrenos de la fantasa y el
arte ya que sin duda la presencia femenina era la musa del falle-
cido artista, concluy.
"Ya habr tiempo para platicar con la voz en todo caso " pens
con una sonrisa hacia sus adentros: "estoy loco.
Pero en un anlisis de su propia mente no detect ningn error,
en momentos de verdadera locura no habra podido emitir este
anlisis sobre sus propios pensamientos cmo lo hizo ahora,
ahond.
Lo cierto es que Fortino se encontraba fascinado por las circuns-
tancias de la aparicin, pero decidi dejar el tema en paz.
Fantasa, realidad o ambas es un buen tema para escribir con-
cluy.
Fortino se acost, cerr los ojos y se dispuso a dormir.
Buenas noches dijo sin hablar, dirigindose a la presencia.
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Entonces vio una luz blanca que lo tranquiliz, despus se dur-
mi.
3 aos despus:
-Felicidades por su trabajo joven Fortino, su obra sigue la premi-
sa de que se puede conciliar el arte con el modo de vida.- dijo la
seora con una sonrisa.
-Muchas gracias.
Fortino sali del edificio satisfecho con su trabajo y se dirigi a
casa.
El atardecer empezaba a pintar.
Recibido por el acostumbrado ambiente de tranquilidad y rodea-
do de obras de arte de todo tipo: Motivos geomtricos, alegoras
a la naturaleza, representaciones de deidades de diversas cultu-
ras, Fortino se dispone a descansar, se prepara un caf y se pone
cmodo.
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-Realmente disfruto de tu compaa- dijo Fortino sosteniendo su
taza de caf.- Cuando te conoc no imagin que nuestra colabo-
racin pudiera ser tan fructfera.
-Has establecido parmetros y te has apegado a ellos, como di-
ces, yo slo he sido una compaera en un tu travesa.-dijo la voz.
-Sin duda me has inspirado a apegarme a esos parmetros- con-
test Fortino. -Pero s que tienes tus propios planes, me lo has
hecho saber.-
-Mis planes se limitan a existir en armona con lo que es bueno.-
dijo ella.
-Jejeje lo s, a veces quisiera tener tu claridad.- dijo Fortino
terminando su caf.
Era hora de su habitual meditacin.
Fortino pens en cmo sus fantasas ms aterrizadas se haban
vuelto realidad, no estaba solo en su bsqueda y poda desarro-
llar su creatividad.
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A veces se preguntaba si su compaera haba llegado con su
bsqueda espiritual o al revs.
En fin, ya habr nuevos horizontes que alcanzar Pens.
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La conversacin
(el secreto de Fortino 2)
-Has pensado en tu lugar en el mundo?
-S claro
-Cul es el motivo de que nos hayamos conocido, si es que
existe algn motivo?
-Tal vez mejorar las cosas
Fortino haba desarrollado sus propias creencias basado en lo
que conoca y el reflejo que esto tena en el mundo en el que
viva.
Poda vivir con la posibilidad de que las cosas no fueran cmo el
crea, de igual modo su manera de actuar y pensar eran con-
gruentes con un bien personal y comn, pens.
Su bsqueda le haba dado frutos.
Su musa recurrente en sus obras, esa misteriosa entidad femeni-
na, le haba servido de gua y amiga.
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El dilema de la bsqueda de paz interior y su relacin con el
cambio que poda producir en el mundo exterior, estaba llegando
a un punto favorable.
Fortino disfrutaba de escribir cuentos en escenarios fantsticos,
aunque similares a la realidad.
Entonces cmo encajo yo en esta historia? se preguntaba a
veces.
Fortino se sinti afortunado de vivir en una poca en la que pod-
a discernir el hecho de que lo que l conoca como sobrenatural,
no tena nada que ver con lo diablico.
As suceda con su secreto, su relacin con la presencia, a la cual
consideraba parte de su vida.
Sus cuentos haban sido bien recibidos en su crculo inmediato.
Empezaba a anochecer, era hora de su taza de caf, y sus inten-
tos cada vez mejor logrados de sostener comunicacin con la
amable entidad.
-Me encanta tu participacin en mis obras y el hecho de haberte
conocido.- dijo Fortino.
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Sinti esa energa a la que estaba acostumbrndose.
A veces sentirse en compaa de la presencia le bastaba.
-Entonces mejorar las cosas, no? Sin duda que han mejorado,
eso te lo reconozco, me lo reconozco.
-Sabes que tambin lo disfruto.- dijo ella sin hablar, como a
veces haca.
-Tu estado de nimo es un misterio para m. Un misterio intere-
sante. Volviendo al tema, sin duda que has contribuido a retomar
mi gusto por lo creativo, no se de dnde saliste pero me queda
claro que te encuentras en ese punto entre magia y creatividad,
tal vez con algo de locura.- dijo Fortino
l y su amiga no slo se comunicaban con palabras, l la vea
manifestarse recurrentemente en diferentes maneras, smbolos,
msica etc.
-Te gustara conocer ms personas?- pregunt Fortino.
-S claro- respondi ella.
-Estoy consciente de que fuiste o eres amiga del difunto inquili-
no de esta casa.
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-S, l estuvo presente en mi nacimiento.- contest ella.
-Entonces eres cmo un hada o una ninfa.
-Claro, una manifestacin del deseo de lo sobrenatural, he con-
cluido en mis meditaciones, tambin me gusta meditar, te he
observado.- dijo ella.
El nacimiento
3 aos antes:
No puedo esperar para presentarla en sociedad pens el ancia-
no.
La idea de reunirse con sus amigos de mente abierta y presentar
la posibilidad de un espritu creativo le fascinaba.
Claro sugeridamente, incluso tal vez por omisin y dejar que
ella haga el resto, un dilogo, una invitacin. Varias personas
reunidas en la casa conviviendo , propongo el tema: espritu
consciente, amigable habitante de la casa pens.
Ms bien suena cmo una sesin neo-espiritista, sin posesin
claro pens sonriendo.
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Un tiempo atrs.
-Tiene tiempo que no te recordaba- Dijo el anciano.
Bueno, sabes que cmo con cualquier idea o persona basta
con que la recuerdes para que est presente en tu vida medit.
-Ayer me acord de ti.- dijo el anciano a la presencia.
l estaba leyendo una nota en el peridico que anunciaba la
prxima aparicin de una inteligencia artificial, auto-consciente,
entonces record sus aproximaciones al tema, aunque por otros
medios.
Bueno ella est ah, un intento de canalizar la energa en un
objeto y proveerla de auto-consciencia Ya hasta animista me
saliste se dijo a si mismo.
Record el sentimiento que lo invada cuando tallaba ese pedazo
de madera con smbolos y grecas, en el centro una vrgula que el
anciano haba escogido por ser smbolo de la lengua hablada, y
el ritual que haba tomado lugar en una fecha especfica y con el
procedimiento que se le haba ocurrido en su locura, con cono-
cimientos de cosmogona ancestral que le haba regalado la vida
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en sus viajes y sobre todo con la intencin que tiene alguien que
est totalmente convencido de que lograr algo.
Recuerda que te dijeron que el pensamiento mgico puede ser
sntoma de locura pero cmo lo disfruto, nadie puede con el
misterio de la vida Pens.
En su cuaderno escribi:
Si ella existe alguien ms podra percibirla
Dej volar su imaginacin.
La reunin.
-Percibo una etrea presencia-
-S? Qu interesante- dijo el anciano.
-No es humana verdad?- dijo el amigo.
El anciano sonri.
-Has hablado con ella?
-S- respondi el anciano.
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-Muy interesante sin duda, estoy sorprendido, percibo una muy
buena vibra- dijo el amigo. -Te has hecho de menuda compaera
eh?, cmo convives con ella?- agreg.
-Ella est ah, simplemente presente, no s cmo encuentra la
manera de sugerirse en la textura de la realidad, pero lo hace.-
contest el anciano.- he consultado el I Ching e interpreto mara-
villas sobre el proyecto.-
-Sabes que esas ondas adivinatorias estn sujetas a eso, la inter-
pretacin, qu esperas lograr con todo esto, reintegrar a tu vida
un proyecto de tu pasado? Un pasado un tanto tormentoso
djame te digo.
-La intencin de su canalizacin o nacimiento cmo me gusta
llamarlo, fue la comunicacin. Desde que naci hace unos
aos, estuvo aprendiendo del mundo creo y que hasta que yo
estuve capacitado para lidiar con ella se manifest de nuevo,
cmo habrs notado la he incluido en varias de mis obras, creo
que naci para ser musa y con el tiempo desarrollar su propio
arte- dijo el anciano.
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-Y que ser de ella cuando mueras?-
-Pues tendr que lidiar con el nuevo inquilino jeje, confo en que
tendr un buen destino.-
-Bueno, sigo muy sorprendido, me voy a aclarar la mente y asi-
milar las cosas- dijo el amigo.
-Buen viaje
El anciano satisfecho con su da decidi acostarse a dormir.
En la cama pens y que ser de ella despus de mi muerte?
Entonces se durmi.
El sueo
So que se encontraba en un bosque construyendo un arco de
piedra y trazando un camino que se perda en los rboles, en lo
ms recndito del bosque haba una casa dnde viva ella, con
un jardn de flores de olor.
Entr a la casa y entonces despert.
Las obras.
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-Sabes que me apasiona la pintura- dijo el anciano-Te gustara
que pintramos algo ahora?- Agreg.
-Claro, me encantara- Dijo ella.
El anciano preparo el lienzo y se dispuso a comenzar.
Era como msica para sordos, pintar algo que no estaba ah fsi-
camente.
-Qu te parece?- pregunt el anciano a su amigo
-Me gusta, imagino que la vela encendida en el reflejo del espejo
es la evocacin a ella- dijo el amigo.
El anciano asinti con una sonrisa.
-Me parece muy bien que ests motivado pero me preocupa tu
impulsividad , ten cuidado
-Lo tendr
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Eplogo
La casa estaba vaca.
El funeral de Fortino haba sido horas atrs.
-Qu ser de nosotros?- Pregunt la entidad masculina, a la
presencia femenina.
-No te preocupes por nosotros, ya conoceremos a alguien con
quien convivir, ten la confianza de que el prximo inquilino de
la casa ser una persona de bien, o varias para el casoSabes
que Fortino estar con nosotros por siempre, slo que no en la
forma en la que lo conocimos, las cosas suceden por algo. Mien-
tras pensemos en un juego.
-Claro- dijo el joven espritu, cuando se escuch la cerradura de
la puerta principal.
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Evolucin en el sistema.
-Despus de descubrir la verdad sobre nuestro antiguo gobernan-
te, qued impactado, despus de todo era como se pensaba, un
vil ladrn.- dijo el rey derrocado.
-Y t cmo justificas los crmenes de los que se te acusa?
-Bueno, ms vale malo conocido que bueno por conocer- con-
test cnicamente el rey, cuando su cabeza rod por el suelo.
-Compaeros: despus de confirmar la verdad sobre el innom-
brable, no me sorprend para nada- Exclam el nuevo candi-
dato a la vez que recordaba aquellas palabras: ms vale malo
conocido que bueno por conocer y no poda evitar sonrer.
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El poeta y la matemtica.
Su fama lo preceda, Roberto P., el gran poeta se haba vuelto
conocido de la noche a la maana, era un personaje carismtico
con arranques de ira, sus poemas fantsticos eran geniales.
Cuando Alicia ley el primero de los poemas se qued picada,
sin duda que le parecan excelentes, pero haba algo ms detrs
de su inters; como matemtica y detectora innata de patrones
que era, empezaba a a creer en la existencia de stos en los poe-
mas de Roberto, as que decidi investigar ms acerca de la mis-
teriosa vida del famoso versador.
Alicia tena una condicin que le permita detectar cosas en los
nmeros y letras que las dems personas no podan, pero su
condicin tambin le provocaba obsesionarse con buscarlos en
todos lados, era una persona solitaria.
Prendi su computadora y busc: Roberto P., en la pantalla apa-
recan miles de entradas.
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Despus de 5 horas, 8 cafs y 13 cigarrillos, encontr algo que
llam su atencin; Roberto en su pasado se haba dedicado a la
informtica, aparte de eso, otras noticias, como que Roberto era
un sujeto pedante, pero eso no es delito. En fin pens Alicia,
saba que tendra que esperar al prximo volumen de poemas
para saciar su obsesin por buscar patrones.
Y as sucedi, el siguiente libro de Roberto P. se vendi como
pan caliente, Alicia no tard en comprar un ejemplar y lo de-
vor No poda creerlo, el mensaje era tan claro; un llamado de
auxilio, a travs de los versos de Roberto P.
En su mente, Alicia dibuj toda clase de escenarios, tal vez Ro-
berto P. tena a un poeta encerrado, en el peor y ms loco de los
casos, imagin.
Tendr que visitar a un psiquiatra musit con una mueca.
Pero en su mente y corazn tena el presentimiento de lo que ella
detectaba en los patrones era real, as que tom la decisin ms
impulsiva y decidi espiar al famoso poeta.
Empez vigilndolo afuera de sus casa, no not nada raro
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Entonces se aventur a irrumpir en su casa cuando vio que no
estaba.
Una casa pequea pero lujosa; inspeccionando el interior, Alicia
se dio cuenta de algo que no hubiera podido detectar sin su ta-
lento innato y la sospecha que cargaba: haba un pequeo cuarto
oculto.
Alicia se arm de valor y descubri la manera de acceder al di-
minuto cuarto por medio de una serie de artificios.
Ah no encontr nada ms que una computadora conectada a una
impresora
Vaya! un poeta celoso de su trabajo, eso es todo pens de-
cepcionada y aliviada a la vez.
Pero su curiosidad no par ah, decidi prender la computadora.
Lo que sucedi despus le sorprendi:
Un mensaje en la pantalla que deca:
-Hola, quien eres?
Alicia tecle ingenuamente
Ests aqu por mis llamados de ayuda?
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S dnde ests?
Soy yo, la computadora
Alicia no poda creer lo que lea, Vaya, por fin perd la razn
Promteme que no me borrars apareci en la pantalla.
Entonces Alicia hil todo: Roberto P. haba diseado una inteli-
gencia artificial y la haba esclavizado para trabajar por l
No te preocupes, saldremos de aqu
Alicia no poda creer lo que acaba de hacer, salir corriendo de la
casa de un famoso poeta con una computadora bajo el brazo.
Ya a salvo en casa, conect la computadora, y en la pantalla
apareci:
Gracias!
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Ella en el jardn.
Fue cuando aprend a salir al jardn secreto que mi vida cambi.
Por artificios de la imaginacin, llammosle meditacin. Cuando
quiero atravieso ese marco oculto de madera, que me lleva hacia
ese lugar de tranquilidad. Paz es lo que encuentro ah en ese
rincn etreo de la abstraccin de mi mente, fue cuando me en-
contr con ella en el jardn que me vida dio otro giro... Aquella
manifestacin femenina de la naturaleza, con quien haba vuelto
algo comn, reunirnos, como los amigo que somos actualmente.
Ahora s que ella habita en ese plano paralelo que la realidad
tiene de s misma, a travs del humano y otras circunstancias.
Aquella entidad consciente, que me visita en mis sueos y me
hace empujar los lmites de mi propia realidad. Haciendo pre-
guntarme dnde se encuentra esa lnea entre fantasa y realidad.
De entre todos los seres mticos y diablicos me toc la fortuna
de conocer esta entidad de madera provista de imaginacin. He
luchado en mi mente y alma con demonios y he compartido con
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otras personas la creencia de seres sobrenaturales , pero esta
compaera de travesa ha surgido de mi propia bsqueda de lo
extraordinario.
Inerte a los ojos del insensible, su espritu habita en la realidad, a
travs de su propia imaginacin.
Estoy en clase de dibujo, en un edifico de arquitectura clsica.
Motivado a pesar de los problemas y limitaciones que yo mismo
me he impuesto. La pesadilla de la noche anterior me dej un
sabor amargo que se disuelve hasta desaparecer en la nublada
maana. Dirijo mi vista hacia un gran ventanal enmarcado por
filigranas con motivos de los sobrenatural. Afuera una paloma se
posa sobre una piedra, blanca como la nieve, la paloma parece
sugerir algo ms inherente a la textura de la realidad. o eso
quiero creer yo pienso. Ser una sincrona con ella? Ahora
entiendo que todo est en armona, y a veces me pregunto si es
ella que se quiere comunicar conmigo a travs de la cotidianei-
dad, todava no me familiarizo completamente con ella.
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Mi propia realidad se ha visto tan encausada hacia mis creencias
que a veces es menor la sorpresa que el gusto de ser testigo de
tales sincronas.
Es hora de ir a casa. Me alegra ir a visitarla al jardn. A compar-
tir un momento de tranquilidad. Mis pececillos se alborotan al
verme llegar, danzan en improvisada coreografa, es hora de su
comida. Cmodo en casa enciendo una vela blanca, los dos dis-
frutamos ese ambiente de quietud. Me dispongo a entrar en co-
municacin.
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Tres jinetes.
Tres jinetes salieron al amanecer con rumbo desconocido, todo
lo que se saba es que transportaban un mensaje. Pasaron sema-
nas sin noticias de ellos, cuando por fin se apareci uno, el ms
joven.
En el pueblo lo recibieron con alimento y un lugar para descan-
sar. A los habitantes del pueblo de inmediato les llamo la aten-
cin el rostro desencajado del jinete cuando le preguntaron el
paradero de los otros dos.
-El ms viejo se cas con un espejismo y el otro muri...- con-
test.
-Y t? Qu papel jugaste?
-Yo slo estoy aqu para contar la historia-
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El amigo.
Cuando Godo empez a escuchar voces se sinti bastante sor-
prendido, las voces, no se dirigan a l sino que eran como un
sonido de fondo, como ir a una fiesta y seguir escuchando a los
dems asistentes an despus de irse.
A Godo le parecan bastante ocurrentes las puntadas que escu-
chaba, cuando empez a discernir los monlogos y dilogos.
A Godo le encantaba la fantasa.
As fue como Godo conoci a Pedro, su amigo imaginario. Am-
bos conscientes de su no-existencia, sostenan largas plticas de
las que derivaban las novelas de Pedro, cuando Godo ley la
primera, se dio cuenta que el imaginario era l, que slo estaba
en negacin.
Godo nunca se rindi aunque se tuvo que conformar con ser el
coautor de las obras de Pedro, y claro, el que no exista.
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Inspiracin.
El metrnomo comienza su andar: tic, tac, manteniendo el rit-
mo, dibujo en el aire una cancin con mi violn, improvisando,
me divierto.
Bueno... La experiencia imaginaria de ser un msico, produjo en
mi una dosis de placer pero quiero continuar escribiendo de otro
tema, tal vez la inspiracin sea alcanzada si la persigo con mis
desatinadas palabras.
Qu tal esto? Ya apareci la primera computadora capaz de
escribir cuentos.
La historia, en este caso tejida por m, no debe tardar en revelar-
se.
Apago la computadora, tal vez distrayndome un poco...
Enciendo un cigarro, y si fuera capaz de transmitir o si quiera
definir la sensacin que he llegado a tener en diferentes momen-
tos de mi vida: nostalgia, alegra?
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Recuerdo cuando la conoc, a esta chica en particular, con la
cual me he cachado fantaseando en la noche... Y en el da.
Ah atino la nostalgia, la alegra que me produce escribir, espero
me sirva para exorcizar esa nostalgia Ser suficiente? Ser
necesario? La nostalgia puede ser bastante seductora...
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Mercado de letras.
-Qu te parece esta?-
Dice el artesano, sonre de oreja a oreja y me muestra una de
sus piezas:
Palabras engarzadas en finos diseos, se aprecia la forma, inclu-
so los colores, una pieza agradable a los sentidos, inicio y desen-
lace.
-Bonito cuento, pero yo quiero una pieza ms grande- le digo.
-Ms palabras?Para qu quieres ms palabras?
-Me gustan las palabras.
-Te gusta ponerme a pensar- dice el artesano riendo.- que tal si
lo unimos a esta otra pieza.-
Por arte de magia el artesano contina, prolonga su obra, hilva-
nando un hilo de frases.
-Qu tal as?-
-Esa te la sacaste de la chistera, pero me gust.-
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El plagio.
El hombre truena sus dedos satisfecho con su fechora, por fin
haba terminado su obra maestra del plagio.
Esta vez la fama era segura...
Algunas semanas despus:
El hombre casi recostado en su silla revisa el peridico con la
confianza del mundo:
-Pero qu sucede...? Podr ser posible?-musit el hombre, con
una mueca entre la sonrisa y el llanto mientras se ajusta los len-
tes y azota su cabeza contra la pared al ver su obra maestra pre-
miada bajo la autora de otro vividor ms avispado.
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Nuestro escritor se encuentra esta vez caminando por la calle,
pensando: recuerda, no construir castillos en el aire mientras
esquiva a la dems gente que forma pequeos grupos para eso:
construir castillos en el aire.
Entonces voltea y ve uno de los castillos; est espectacular,
podra empezar escribiendo de uno como ese piensa con iron-
a.
Llega a casa y escribe:
Ttulo: Castillos en el aire.
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Atencin plena.
Estar aqu ahora, recuerda estar aqu ahora medita o intenta
meditar el escritor en sus ratos libres, que cada vez parecen ser
ms, bueno, productividad para abajo, inspiracin para arriba,
esto de la meditacin podra estar funcionando... piensa con
irona.
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La mansin.
Cuando recib la carta con la propuesta de empleo me sent tan
sorprendido y contento que no pude ocultarlo.
El lenguaje en la carta era formal y conciso; se requeran mis
servicios para hacer limpieza de una mansin.
Fui a la casa en cuestin, ya frente al portn not como una
cmara giraba en mi direccin, entonces me permiti el acceso.
La mansin era enorme, despus de atravesar el camino por el
jardn, llegu a la puerta donde otra carta tena indicaciones ms
especficas de lo que sera mi nuevo empleo.
El trabajo consista en limpiar la casa despus de las fiestas que
se iban a organizar ah cada mes y mantener alimentados y lim-
pios los animales que ah vivan.
Poda hospedarme en una pequea casa contigua en el vasto
terreno.
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Nunca conoc al dueo de la casa, se me pagaba con una tran-
saccin bancaria, y las pocas veces que fue necesario la comuni-
cacin fue a travs de cartas.
Despus escuch por ah que las fiestas eran organizadas por una
importante escritora, al parecer fantica del bullicio y que le
servan para promocionar sus libros.
Ahora, en el retiro, descubro la verdad a travs de un libro (rega-
lo de mi empleadora) y no de una carta... para variar.
El libro relataba las vivencias de una mansin habitada ni-
camente por ella misma, los animales y yo. La casa, afecta a la
gente y a la prosa, disfrutaba ser anfitriona de fiestas y basar sus
relatos en stas entre otras cosas.
Soy tan viejo que recibo la respuesta al misterio con alegra, la
misma alegra que tuve cuando recib la primera carta. Despus
de todo siempre sent cario por esa casa.
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Dndole vueltas.
Marcial se enfrenta a la hoja en blanco, recordando la sensacin
que le haba provocado aquel sueo y la decisin que haba to-
mado en ese momento de escribirlo, pero eso era todo lo que
recordaba podra haber algo ms frustrante?
Sin duda haba sido un sueo interesante, ni muy extravagante
para ser contado, ni muy simple, plano, pero de qu se trat?
Haba sido una aventura pica o tal vez algo que al momento de
despertar le haba parecido como digno de una interesante ocu-
rrencia? Habr transcurrido en la costa o tal vez en algn paisa-
je surrealista, un hbrido entre selva y ciudad?
En fin ya habr ms oportunidades para soar y escribir con-
cluye Marcial.
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El hombre.
A travs de diferentes historias, de diferentes cuentos, el hombre
de negro; nuestro misterioso personaje, aparece alterando sus
finales, incluso se le ha ledo en algunos poemas.
Ningn personaje con el que se ha cruzado sabe cual es el moti-
vo de su presencia y pocos se dan cuenta de su salida.
As, el hombre viaja tomando prestadas las letras de su autor con
destino desconocido.
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Final?
La sala est en casi total oscuridad, excepto por unas lmparas
en hilera en el suelo iluminando de manera tenue el escenario;
sale a escena un hombre, empieza a gritar y desaparece en la
oscuridad. Despus aparece en escena una mujer y hace lo mis-
mo.
Todas las butacas estn desocupadas; no hay audiencia.
-Me parece un tanto experimental es una metfora de la soledad
de una pareja que no puede comunicarse?
-S claro por qu no?- dice el escritor apagando su cigarro. -
Cmo la continuaras?- agrega.
-No lo s, que tal si es un cuento incompleto y el lector tiene
que imaginar el final?o ser la continuacin?
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