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Novena Virgen de Huachana: Misterios del Rosario

Este documento presenta los misterios del Rosario divididos en gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos. Cada misterio se acompaña de una oración o estribillo dirigido a la Virgen María. El documento proporciona una guía para rezar el Rosario contemplando cada uno de los misterios de la vida de Jesús y María.

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Novena Virgen de Huachana: Misterios del Rosario

Este documento presenta los misterios del Rosario divididos en gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos. Cada misterio se acompaña de una oración o estribillo dirigido a la Virgen María. El documento proporciona una guía para rezar el Rosario contemplando cada uno de los misterios de la vida de Jesús y María.

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1

TEXTO
NOVENA

VIRGEN
DE
HUACHANA
2

Los misterios del Rosario

Gozosos (Lunes y Sábado)


Primer misterio gozoso: Contemplamos a María que acepta la voluntad de Dios de ser
la Madre de su Hijo: Llegó hasta María del ángel la voz, serás tú le dice la Madre de
Dios. Ave, Ave, Ave María…

Segundo misterio gozoso: Contemplamos a María embarazada que se pone en camino


presurosa para visitar a su prima Isabel: María visita a Santa Isabel, llenando de gracia
a su sierva fiel. Ave, Ave, Ave María…

Tercer misterio gozoso: Contemplamos a Jesús que nace pobre en el pesebre de Belén:
En pobre pesebre nació el Salvador, los ángeles cantan la paz y el amor. Ave, Ave, Ave
María…

Cuarto misterio gozoso: Contemplamos a María y a José que presentan en el Templo al


Niño Dios: La Virgen su ofrenda al templo llevó, y allí a Jesús niño a Dios presentó. Ave,
Ave, Ave María…

Quinto misterio gozoso: Contemplamos a Jesús hallado en el Templo enseñando a los


doctores y sabios de la Ley: Tres días perdido estuvo Jesús, y dio a los doctores raudales
de luz. Ave, Ave, Ave María…

Luminosos (Jueves)
Primer misterio luminoso: Contemplamos a Jesús que es bautizado por Juan en el río
Jordán: Jesús en el río de Juan recibió, el santo bautismo donde Dios habló. Ave, Ave,
Ave María…

Segundo misterio luminoso: Contemplamos a Jesús que hace su primer milagro en


Caná a pedido de su Madre María: Jesús en las bodas el agua cambió, y sacó de ella el
vino mejor. Ave, Ave, Ave María…

Tercer misterio luminoso: Contemplamos a Jesús que anuncia el Reino de Dios: Jesús
anunciaba el Reino de Dios, pidiendo a los hombres su fe y conversión. Ave, Ave, Ave
María…

Cuarto misterio luminoso: Contemplamos a Jesús que es transfigurado en el Monte:


Jesús en el monte su rostro cambió, mostrando a los suyos la gloria de Dios. Ave, Ave,
Ave María…

Quinto misterio luminoso: Contemplamos a Jesús en la Última Cena que nos deja su
presencia en la Eucaristía: Junto a sus amigos Jesús entregó, su Cuerpo y su Sangre que
a todos dejó. Ave, Ave, Ave María…
3

Dolorosos (Martes y Viernes)


Primer misterio doloroso: Contemplamos a Jesús rezando en el Huerto antes de su
Pasión: Orando en el huerto el buen Redentor, vertió de su sangre un largo sudor. Ave,
Ave, Ave María…

Segundo misterio doloroso: Contemplamos a Jesús que es azotado: Cuando en la


columna azotes sufrió, por todos los hombres Jesús padeció. Ave, Ave, Ave María…

Tercer misterio doloroso: Contemplamos a Jesús coronado de espinas: Coronas de


espinas su frente rasgó, por los pensamientos que ofenden a Dios. Ave, Ave, Ave María…

Cuarto misterio doloroso: Contemplamos a Jesús cargando con la Cruz camino al


Calvario: Al monte Calvario camina Jesús, llevando en sus hombros divinos la Cruz. Ave,
Ave, Ave María…

Quinto misterio doloroso: Contemplamos a Jesús que muere por amor a nosotros en la
Cruz:En la Cruz clavado muere el Salvador, dejando a María por Madre de amor. Ave,
Ave, Ave María…

Gloriosos (Miércoles y Domingo)


Primer misterio glorioso: Contemplamos a Jesús que resucita de entre los muertos:
Después de tres días revive el Señor, de muerte y pecado feliz vencedor. Ave, Ave, Ave
María…

Segundo misterio glorioso: Contemplamos a Jesús que asciende al cielo a los 40 días de
su Resurrección: Subiendo a los cielos en carne mortal, nos abre las puertas de la
eternidad. Ave, Ave, Ave María…

Tercer misterio glorioso: Contemplamos la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen y
los Apóstoles en la fiesta de Pentecostés: En lenguas de fuego cual dones de amor, llegó
hasta los Doce el Consolador. Ave, Ave, Ave María…

Cuarto misterio glorioso: Contemplamos a la Virgen que es llevada al Cielo: En cuerpo


y en alma la Virgen se va, al cielo donde Ella nos esperará. Ave, Ave, Ave María…

Quinto misterio glorioso: Contemplamos a María coronada como Reina y Madre de


toda la creación: De cielos y tierra se escucha una voz, María es la Reina de la creación.
Ave, Ave, Ave María…
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23/7: Primer día: LA SOLEDAD


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)

Tener preparados varios mantos de la Virgen.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Telésfora Verón se llamaba la jovencita que, en infinitas ocasiones, en


1820, le contó a su familia acerca de las apariciones de la Virgen en la
soledad del monte”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Cuando ustedes oren, no hagan como los
hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando
ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (Mateo 6,5-6)

III) Contemplamos:
1) EL SILENCIO: Cuántas veces en nuestra vida necesitamos detenernos y hacer silencio
para poder escuchar a Dios que nos habla en las cosas cotidianas que vamos viviendo. Un
silencio que va más allá de las palabras. Un silencio que contempla, que sabe rumiar, pasar
por el corazón las alegrías y tristezas de nuestro andar. La joven Telésfora hizo silencio y
escuchó la invitación al encuentro, sintió en lo hondo de su corazón un llamado. Salió a
buscar porque primero fue buscada y encontrada por la Virgen. Pidamos a María nos
enseñe a hacer silencio, para percibir con más claridad sus llamadas.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) HACER MEMORIA: Cuando hacemos silencio podemos escuchar mejor nuestro


corazón. Empezamos a hacer memoria de los momentos significativos de nuestra vida. En
el silencio surgen rostros, historias y palabras que fueron haciéndonos ser lo que hoy
somos. ¡Cuántas cosas han ido marcando nuestra historia! Intentemos hacer silencio y
recordemos esas personas por las que hoy damos gracias a Dios por ser parte de
nuestras vidas.
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) CAER EN LA REALIDAD: Somos conscientes de que en nuestro andar hemos tenido


personas que nos marcaron para bien, pero también personas, situaciones y momentos que
no quisiéramos recordar, y que el silencio nos ayuda a hacer presentes. ¡Cuánta necesidad
tenemos de dar sentido a esos recuerdos! Pidamos a María que nos ayude a sanar las
heridas del corazón, los vínculos que se han roto o lastimado.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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4) QUERER CAMBIAR: Cuando hacemos silencio nos encontramos con nosotros


mismos, con las cosas buenas y hermosas que tenemos dentro de nosotros y con las cosas
que aún no las aceptamos o que quisiéramos cambiar. Es como vernos en un espejo
interior y descubrirnos que aún nos falta mucho por andar y con muchas cosas para seguir
cambiando. Pidamos a María la serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar y
el valor para trasformar lo que está a nuestro alcance.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) SIMPLEMENTE ESTAR: Con la soledad y el silencio nos sucede algo extraño.


Sentimos que los necesitamos para nuestra “salud”, para una vida más plena y armónica.
Sin embargo, cuando están a nuestro alcance, los eludimos, nos escapamos, nos distraemos
y dispersamos con ruido, música, imágenes o, simplemente, pensamientos, recuerdos y
diálogos internos. Una vez que nos animamos a atravesar su umbral, sentimos una
profunda inquietud y ansiedad. Creemos que tenemos que hacer algo o decir algo,
sentimos que perdemos el tiempo. Si perseveramos, descubriremos el secreto de la
gratuidad, de estar por estar, de sentirnos en paz porque nos sabemos acompañados,
reconocidos, sostenidos por la mirada buena de Dios. Pidamos a María perseverancia en
la soledad y silencio, para hacer más honda nuestra vida.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: ¡Te amo Madre! Gracias
por permitirme hoy estar aquí, bendice a la familia que me trajo. Bendice a mis hijos para
que sean buenas personas y siempre sigan el camino que nos muestra Jesús, tu Hijo.
Bendice a mi pueblo y permíteme volver. Gracias Madrecita.

V) En este primer día de la novena rezamos por NUESTRAS FAMILIAS. Invitamos


ahora a que cada familia pueda ir pasando adelante, para recibir el abrazo de
nuestra Madre y ponernos bajo su manto. Seremos envueltos con algunos mantos
donados por peregrinos, consagrando a María a cada una de nuestras familias.
Una vez que seamos cubiertos, nosotros mismos tomaremos el manto para cubrir
a la siguiente familia. (Acompañamos este gesto con un canto).

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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24/7: Segundo día: EL MONTE


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)
Tener preparado un recipiente con agua bendita y el banner con la oración del agua
bendita, para que la gente lo pueda leer.
I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Una vez más, Telésfora Verón, salió en silencio de su humilde hogar y se
perdió en la espesura del monte que, a esa altura, ya se había convertido en
su mejor amigo.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a
Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a un monte alto lejos de todo. En presencia de
ellos, Jesús cambio de aspecto: su cara brillaba como el sol y su ropa se puso
resplandeciente como la luz. Pedro dijo a Jesús: Señor qué bueno que estemos aquí, si
quieres voy a levantar tres carpas (Mateo 17,1-4)

III) Contemplamos:
1) LA NATURALEZA: En muchas de sus apariciones, la Virgen se presenta en medio de la
naturaleza. En Lourdes, en una gruta y junto a un manantial. En Luján, junto a un río. En
Guadalupe, al pie de un cerro. En Huachana, en medio de la espesura inhóspita del monte
santiagueño. No es casual la elección de estos lugares. Ellos son, de por sí, una revelación de
Dios, un libro abierto, un mensaje que refleja su gloria. Todo lo que existe ha salido de las
manos buenas de Dios, es obra de su inmenso amor. Toda creatura grita la alabanza al Dios
Creador, sugiriéndonos la adoración, el respeto y el cuidado, el silencio humilde y la
contemplación maravillada. Pidamos a María la sabiduría para contemplar, admirar,
cuidar y compartir con todos nuestra casa común.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) UNA HUMILDAD QUE NACE: Hace un tiempo, Julio Paz, artista del Dúo
Coplanacu, soltaba por el micrófono de un multitudinario recital, las siguientes palabras:
Hemos llegado a Huachana y nos hemos encontrado con tremenda energía, con una cosa
que nace… Pero también eso nace del monte. El monte no es un montón de árboles,
pajaritos y algunos animales. El monte es como una entidad, es una cosa verde, viva, que
tiene su fuerza propia. Lo hace bajar, muchas veces, la cabeza al hombre (hay algunos
que no bajan la cabeza con nada, ni van a aprender, ni nada). Pero el hombre cuando va y
se para verdaderamente frente a tremenda naturaleza, baja la cabeza y se declara
humilde ante semejante manifiesto de la naturaleza. Este misterio escondido del monte
inspiró innumerables leyendas, tradiciones, creencias que no hacen más que manifestar su
fuerza sagrada, ante la cual sólo nos queda entrar de a puntillas de pie, dejando de lado
toda ansia de conquista, control o explotación. Esta es la mejor reacción del hombre ante
las cosas de Dios: caer de rodillas, adorar y agradecer. Pidamos a María la humildad
para dejarnos sorprender y hablar por Dios a través de sus múltiples y bellas
creaturas.
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Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


3) EL MONTE AGRESTE SE HIZO CASA: En Huachana la Virgen quiso hacer su
casa, quedarse en el corazón del monte, lugar desde donde nos llama a su encuentro. Ni lo
inhóspito del lugar, ni las malas condiciones del camino, nos impiden llegar a la casa de la
Madre. Allí nos espera para hablarnos en el silencio del monte, en los múltiples verdes que
pinta el paisaje, en las variadas especies animales, que alberga su misterio, en los
preciosos y originales sonidos, percibidos en la paciente y atenta espera. Dios no tiene
miedo de lo incierto, inhóspito y tenebroso. Es más, allí desea hacer su morada. Él elige
también las incomprensibles vueltas de nuestro corazón, con sus pliegues, abismos y
escondrijos, para poner allí su morada. Cuidemos la casa de la Madre, cuidemos el
monte sagrado y sus campesinos, tierra santa con su tesoro escondido: sus pobladores
-elegidos de honor de María- con quienes quiso compartir su tierra.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) EL MANTO COLOR VERDE: A lo largo de su historia, el manto de la Virgen fue


variando de color, hasta que un peregrino le ofrendó uno de color verde. Por esas cosas de
Dios, quedó para siempre identificada con este color. Color del monte santiagueño donde
quiso hacer su Casa. Color de la Vida que María, la llena de gracia, nos transmite con su
humilde presencia: la vida del monte y de la naturaleza que queremos defender y conservar,
como fuente de vida para tantos hermanos campesinos. Y la Vida de su Hijo Jesús, que ha
venido para que todos tengamos vida y Vida en abundancia. Vida que queremos cuidar y
proteger frente a tantas amenazas. Que María, Reina y Madre de este monte
Santiagueño, nos ayude a cuidar y proteger la vida de los más débiles de nuestras
comunidades.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) EN PROFUNDA COMUNIÓN CON LO CREADO: Recemos juntos la oración por


nuestra tierra, escrita por el Papa Francisco: Dios omnipotente, que estás presente en
todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú que rodeas con tu ternura todo
lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la
belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a
nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta
tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del
mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y
destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y
de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a
reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino
hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por
favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz. Amén
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Virgencita, gracias por mi
salud, hoy te pido por mi hija que se cure pronto de su enfermedad y te pido por mi nieto
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que me lo protejas y le des mucha salud. También a mis hijos y todos mis nietos. Gracias
Virgen de Huachana.
V) En este segundo día de la novena, rezamos POR LAS VOCACIONES. Todos
nosotros como bautizados, estamos llamados a ser santos, cada uno desde su
propio lugar: como padres de familia, trabajadores, profesionales, misioneros,
religiosas, consagrados y sacerdotes. Vamos a acercarnos ahora al recipiente con
agua bendita, para persignarnos con ella y renovar nuestra vocación de hijos de
Dios, recibida en nuestro Bautismo. (Podemos acompañar este gesto con un
canto). Al concluir leemos juntos el texto del banner del agua bendita.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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DÍA 25/7: Tercer día: UNA NIÑA MUJER


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)
Tener preparadas varias velas, y una bandera de Santiago del Estero.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Una vez más, la joven Telésfora Verón llegó al lugar sagrado y esperó
el celestial encuentro de siempre. Pasaron unos instantes, y el milagro
volvió a iluminar la oscuridad del bosque impenetrable, y trajo sosiego
a su alma. Alucinada, observó la imagen divina por eternos segundos y
regresó con urgencia a su pequeña casa. “La he visto de nuevo, juro
que la he visto de nuevo”, anunció enfáticamente, pero nadie le creyó,
es más, todos consideraban que estaba loca.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Jesús se estremeció de gozo, movido por el


Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado
estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido. (Lucas 10,21)

III) Contemplamos:
1) MIRANDO DONDE NADIE MIRA: Dios tiene un modo de ser, pensar y sentir muy
distinto al nuestro, aun cuando seamos su imagen y semejanza. Nadie elegiría un
mensajero insignificante o no muy creíble para hacer llegar un recado importante y
valioso. Más todavía, si se trata de un mensaje que demanda una confianza y credibilidad
especial en quien lo anuncia, lo cuenta y lo entrega. Años atrás, en la cultura campesina de
nuestro interior, había una marcada distinción entre los niños y los “grandes”. Los
primeros habían de guardar silencio, no intervenir en conversaciones de adultos, respetar y
escuchar a los mayores. Telésfora, además de ser niña, era una mujer. Llevaba a cuestas
una doble marginación, que le acarreaba el descrédito, la burla, la incomprensión. Sin
embargo, Dios la miró y la eligió. Posar la mirada donde nadie la posa, mirar a los que no
cuentan, promocionar al marginado con nuestra mirada amiga, que no humilla, sino que
devuelve la confianza y eleva la dignidad rebajada: he aquí nuestra misión. ¿Dónde
solemos posar nuestra mirada? ¿Hacia quiénes Dios me invita a posar la mirada?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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2) POR LOS LUGARES MÁS IMPENSADOS: La hostilidad del monte, la soledad


honda de los campesinos, el aislamiento y la ausencia de oportunidades, la marginación de
sus vidas, todo esto es abrazado por Dios. Su amor entrañable les acerca la presencia
maternal de María, nuestra Madre. Y así llega Dios a nuestras vidas, por los senderos más
escondidos y sorpresivos. Mientras lo andamos esperando con luces, signos espectaculares
o milagros grandiosos, Él nos sorprende en la humildad, el silencio y lo cotidiano. Dios
nos visita en puntas de pie, despacito y por la puerta del fondo. ¿Por dónde andamos
buscando a Dios? ¿Estamos atentos a sus continuas visitas?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) HACERNOS COMO NIÑOS: Sólo los niños son capaces de dejarse sorprender, de
asombrarse sin buscar muchas explicaciones, ni lógicas razones. Por eso, bien dijo Jesús:
de los niños es el Reino de los Cielos… Sólo quien se hace como ellos, puede entrar en el
Reino… Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Ellos perciben mejor
a Dios porque viven desde su corazón, el mejor compañero para llegar a Dios. Allí Dios
habita. Desde allí se lo percibe y se lo presiente. Desde allí iniciamos nuestra búsqueda
amorosa. Sin embargo, los años nos han ido alejando del corazón. La cabeza, lo
“razonable” y prudente, lo estipulado y masificado, lo complicado y extravagante han ido
desplazando nuestro corazón, nuestro centro más original y auténtico. Hemos perdido la
espontaneidad, la transparencia y frescura, los sueños e ideales, la confianza y la
inocencia, el brillo de los ojos y el entusiasmo. La desilusión nos fue envejeciendo el
corazón. La sospecha, la mirada turbia y desconfiada, el escepticismo y cinismo han
tomado nuestra vida. ¿Cuándo emprenderemos, decididos, la peregrinación más larga
y ardua de nuestra vida hacia nuestro corazón?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) RECIBIR LA SALVACIÓN QUE NOS TRAEN LOS POBRES: El hallazgo


compartido de Telésfora transformó el monte santiagueño. Ya nada será igual en la vida de
este paraje rural. Sus pobladores y peregrinos ya no sabrán de desamparo, abandono,
orfandad. A través de una niña valiente, dispuesta a pasar por loca, Dios puso su tienda
entre nosotros, en la presencia de María en la espesura del monte. Perseguida, burlada,
tomada por fabuladora, ignorada y rechazada, Telésfora carga con la realidad de tantos
crucificados, que siguen colgados de una Cruz, esperando ser bajados y resucitados. Como
el grano de trigo, ella tuvo que desaparecer, en la oscuridad del monte, para que su
familia tomara en serio su testimonio y acogiera la visita de su Madre. Ella desaparece y
disminuye, para dar lugar a Dios en el corazón de los suyos. Siendo una niña, sufrió
dolores de parto, para que Dios fuera alumbrado, dado a luz en cada corazón creyente.
¿Qué me enseñan mis hermanos más pobres? ¿Me dejo sanar por sus llagas
redentoras? ¿De qué necesito ser salvado?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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5) ACOGER, ESCUCHAR Y ABRAZAR LO DÉBIL: Nuestro mundo desprecia y


rechaza cada vez más todo lo que “huela” a debilidad, fragilidad, impotencia. Se nos
obliga, de múltiples maneras, a ser fuertes, poderosos, exitosos, autosuficientes, capaces y
eficientes. De nuestro vocabulario hemos ido desterrando palabras como no puedo,
ayúdame, necesito. Sabernos vulnerables, frágiles, capaces de ser heridos, nos causa un
terrible miedo. El milagro de Huachana nos anima a amigarnos con todo lo débil y
descubrir el mensaje de Dios en su misma fragilidad. Se trata, pues, de abrazar lo que nos
avergüenza, de acoger aquello que nos molesta y humilla, para escuchar su mensaje de
vida y recibir la luz que Dios nos quiere brindar. Sin embargo, ante nuestros sentimientos,
deseos, pensamientos, pasiones y todo aquello que no logramos “controlar” de nosotros
mismos, reaccionamos con enojo, culpa y vergüenza. Ante el dolor de nuestra miseria, nos
escapamos en la actividad compulsiva o en diferentes adicciones (alcohol, juego, Internet,
relaciones pasajeras, televisión, etc.). De este modo, volvemos a repetir la actitud que
padeció Telésfora. Ella no volvió a su comunidad, su presencia no fue integrada, sino
perdida en el monte. Nosotros, en cambio, no hemos de marginar o rechazar nuestras
propias debilidades, sino integrarlas a nuestra vida, acogiendo su mensaje de salvación.
¿Qué cosas me avergüenzan de mi vida? ¿Cómo puedo integrar más esta parte de mi
vida, para que su fuerza no quede desperdiciada, ni vagando sin sentido o
amenazando mi persona? ¿Qué puede estar mostrándome Dios a través de estas
realidades?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Virgencita de


Huachana por todos los favores recibidos, por cuidarnos y proteger a mi familia, mi
camino y acompañarme toda mi vida. Te lo agradezco infinitamente. Te amo Virgencita.

V) En este tercer día de la novena, rezamos POR NUESTRA QUERIDA PROVINCIA


DE SANTIAGO DEL ESTERO. En esta porción humilde de nuestra patria, la Virgen
quiso hacerse presente. Invitamos a todos los santiagueños aquí presentes a
prender una velita y a tomar entre todos la bandera de nuestra provincia y
ofrecérsela a la Virgen. Acompañamos cantando una estrofa del himno de la
Virgen.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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DÍA 26/7: Cuarto día: PEREGRINANDO CORAZÓN ADENTRO


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)
Tener preparadas cuatro velas, una para cada fila de bancos y el banner con la oración
para encender una vela, para que la gente lo pueda leer.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Su hermano Juan Cruz logró convencer a los vecinos y a sus propios
parientes de que valía la pena llegar hasta el lugar de las apariciones
para comprobar, o desechar finalmente, lo que la niña les venía
anunciando. Una noche don Félix Taboada, a cargo del destacamento
policial de Huachana, reunió a los lugareños y caminaron hasta el
preciso lugar donde Telésfora afirmaba
que aparecía una imagen divina.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la
casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te
bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra.» Abram
partió, como el Señor se lo había ordenado. Cuando salió de Jarán, Abram tenía setenta y
cinco años. (Génesis 12,1-4)

III) Contemplamos:
1) ANIMADOS POR UNA LUZ: Sólo una luz, una intuición o una experiencia, alcanza
para ponernos en camino. Dejar la comodidad, lo seguro, lo claro y distinto, para buscar lo
intuido, es un gran desafío. Sentimos una atracción fuerte que nos convoca, que nos
seduce, que nos cautiva. Tal vez, hemos tratado de silenciar esta voz o de hacernos los
sordos. Pero su fuerza se fue tornando irresistible, tanto que no pudimos resistir. Salir de
nosotros mismos es el secreto de la felicidad. Descubrir que hemos sido creados para
amar y ser amados es encontrar el verdadero camino. No hay autorrealización posible sin
la salida del propio yo. Juan Cruz, el hermano de Telésfora, escuchó esta llamada que lo
alentaba a peregrinar hacia el corazón del monte para encontrar el ansiado tesoro. Escuchó
y obedeció. Y luego encontró. Hacernos como niños (como nos invitaba la oración de
ayer) también consiste en confiar en nuestras intuiciones, corazonadas, e impulsos más
profundos y seguir su rumbo con audacia y decisión. Dios se nos revela a través de
nuestros deseos e intuiciones más genuinas. ¿Mi estilo de vida me ayuda a atender y
escuchar mis deseos e intuiciones? ¿Reconozco en ellos la voz de Dios? ¿Confío en
ellos?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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2) ACEPTANDO QUE ESTAMOS EN CAMINO: Sólo se pone en camino quien se


reconoce pobre. Sólo busca quien siente un vacío, una carencia. Aquel que se encuentra
satisfecho no busca, no se pone en camino, no corre el riesgo del peregrino. No es fácil
reconocernos incompletos, a medio hacer, en camino. Es propio del hombre maduro
aceptar con serenidad sus límites y posibilidades, sin ocultar su pobreza. Porque estamos
incompletos es que salimos a buscar, porque estamos sedientos, nos lanzamos hacia la
fuente de agua viva. Dos peligros nos atacan: la desesperanza y la presunción. La primera
nos convence de que es imposible encontrar lo buscado, estimando nuestros intentos como
inútiles y vanos. La segunda nos asegura la saciedad, oculta nuestra falta de plenitud,
camuflándola con posesiones, acciones y relaciones. La aparente saciedad que provocan
estos espejitos de colores, terminan por dejarnos con más sed y anhelo. Estas dos
amenazas nos instalan en la mediocre comodidad, que se torna tedio, tristeza y
aburrimiento. Sensaciones que, tarde o temprano, nos impulsarán a la búsqueda ansiosa y
compulsiva de huidas y gratificaciones. ¿Reconozco con serenidad mis límites?
¿Descubro en Dios esa Agua Viva que sacia mi sed más profunda?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) EN PUNTILLAS DE PIE POR EL CAMINO QUE YA ES META: El monte


santiagueño se nos presenta como una realidad tremenda y fascinante. Su espesura nos
obliga a la humildad, al respeto, a la reverencia. Su fuerza salvaje inspira miedo y
humildad. Su riqueza escondida atrae y fascina, en originales sabores, en variadas especies
animales y vegetales, en sus múltiples matices. Aquella noche en Huachana, la decisión ya
estaba tomada. La aventura se inicia, entonces, en pos de un tesoro escondido en el
corazón del monte. Han de andar mucho, sorteando dificultades, para realizar su sueño. En
el monte no hay muchos caminos trazados. Se va haciendo camino al andar. No se puede
correr. Las espinas y la abundante vegetación lo impiden. Habrá que agacharse,
angostarse, aligerar equipaje, dar pasos cortos y cuidados, atentos ante el peligro
escondido que acecha. Lentamente nos iremos amigando con el paisaje, que se vuelve
parte y presencia del ansiado tesoro. La vida se transita despacio y sin prisas, con
humildad y respeto. Por momentos, abriremos huellas, transitaremos también las de otros,
y haremos ya del camino nuestra meta. No despreciemos, pues, este lento camino de
crecimiento. ¿Hacia dónde dirijo mis pasos? ¿Cómo es mi caminar por la vida?
¿Corro o retardo mis pasos? ¿Qué dificultades se me presentan?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) PERSEVERAR EN LA BÚSQUEDA: Intuir una luz, responder a una llamada


interior, reconocer una necesidad y un vacío a llenar, nos lleva a la decisión de emprender
el camino. Ya estamos en la huella. Las ilusiones del comienzo han pasado. Empieza a
sentirse el cansancio. Y no tarda en salirnos al cruce una inquietud, una pregunta
maliciosa, una tentación peligrosa: ¿tendrá sentido lo que estoy haciendo? ¿No será
tiempo ya de pegar la vuelta? ¿Habrá tal tesoro como cuentan o será acaso una ilusión?
Nuestros campesinos se adentran cotidianamente en el monte para alcanzar una presa
segura. Nosotros, si queremos encontrar el tesoro, hemos de adentrarnos en la espesura. En
la orilla no llegaremos a saciar nuestro anhelo. Es el momento, pues, de redoblar la
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apuesta, de avivar el fuego interior que nos empuja hacia la meta. ¿Qué tentaciones
encuentro en el camino de la vida? ¿Qué me impide caminar o perseverar en la
búsqueda? ¿Me descubro en la orilla o en lo profundo, en la superficie o en la
espesura?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CON LOS PIES EN LA HUELLA Y LA MIRADA FIJA EN LA META: La


hostilidad del camino, su rumbo incierto y amenazante nos obligan a la audacia, al
empecinado riesgo, a la terca y tozuda decisión de seguir en la huella. Todo tira para atrás,
menos la meta que nos lanza hacia delante. En ella hemos puesto ya nuestra ancla, bien
clavada, para tirar con fuerzas hacia la anhelada orilla. Es el momento de mirar al costado,
no para ceder a las cautivantes paradas, sino para sostener y ser sostenidos. Caemos en la
cuenta de que somos muchos los que perseveramos en la senda. Esto nos anima en la
angostura del paso y del alma. Habrá que intuir el momento exacto para poner el hombro y
sostener o para descansar en el hombro amigo. La memoria de tantos pasos transitados se
hace estímulo para los nuestros. Una gran nube de testigos nos espera en la otra orilla,
susurrándonos al oído: un paso más, que vale la pena, no estás solo, te acompaño en la
huella. Y la adversidad pone al descubierto nuestra profunda verdad: si soltamos la queja,
si nos encerramos en el aislamiento, si fingimos entereza, si exageramos el cansancio, si
nos damos por vencidos, si redoblamos la apuesta, si tendemos una mano, si alentamos
tras la meta. Se abre, pues, una encrucijada: o el dolor nos purifica y nos recrea, o nos
derrota y nos aniquila. ¿Cómo vivo las pruebas de la vida? ¿Cómo reacciono ante el
dolor? ¿Soy capaz de salir de mi propia herida para descubrir y aliviar la del
prójimo?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Madre de Huachana,


desde el fondo de mi corazón quiero agradecerte todo lo que nos das, por ayudarme y
cuidarme a mí y a mi familia. Quiero pedirte por mis hermanos que los cuides y nos
ayudes a que seamos más unidos. También por mi madre y mi padre. Ayúdale a mi esposo
a sanar de su enfermedad y dale mucha salud. Gracias, te quiero.

V) En este cuarto día de la novena, rezamos POR NUESTROS ABUELOS. Vamos a


ir pasando en cada fila de bancos una vela encendida, de mano en mano, como
signo de gratitud a Dios por la luz de la fe que hemos recibido de nuestros
abuelos y como compromiso de seguir pasando a otros hermanos la luz de la fe
recibida. (Podemos acompañar este gesto con un canto). Al concluir rezamos
juntos la oración del banner para encender una vela.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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DÍA 27/7: Quinto día: LA NOCHE


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)

Tener preparado un florero grande vacío junto a la Virgen y varios ramos de flores
sueltos, para poder ser puestos en el florero. Y el banner con la oración para dejar la
ofrenda de flores, para que la gente lo pueda leer.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Una vez más, Telésfora llegó al lugar sagrado y esperó. La noche se


presentaba perfecta para asistir al encuentro de siempre. El brillo sin
igual de millones de estrellas y el imperturbable cielo azulado eran sus
mejores aliados…

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Al atardecer, los discípulos bajaron a la orilla del
mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de
noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba
un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse
a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. El les dijo: «Soy yo, no teman.»
(Juan 6,16-20)

III) Contemplamos:
1) EMPRENDIENDO UNA NUEVA PEREGRINACIÓN: En todo camino nos aguarda
la noche. Ella nos obliga a detenernos para descansar y esperar la luz del alba.
Necesitamos acomodarnos al nuevo paisaje nocturno. Nuestros ojos se entrecierran para
percibir mejor. Es preciso dejar pasar un tiempo para distinguir las formas. El atardecer
nos hace de umbral, en una transición pausada, que nos va despojando de muchas
claridades y luces. La naturaleza acompaña estas horas en bellos colores anaranjados,
azules, violetas. Es el momento del retorno a la casa, en busca de un refugio seguro. Este
umbral que se atraviesa del Camino hacia la Casa, fue bautizado por nuestros campesinos
con el nombre de oración. Es el tiempo del recogimiento para volver dentro de nosotros
mismos, en una nueva peregrinación. Es un tiempo para amigarnos con el silencio, la
intimidad y el encuentro con lo sagrado. Luego de la prisa del día, de la actividad dispersa
y frenética, no resulta tan fácil levantar el pie del acelerador. Nos cuesta seguir este
susurro que nos conduce al recogimiento. Tenemos miedo de aburrirnos, de sentirnos
solos, de escuchar ruidos interiores que no tenemos aún el coraje de atender. Frente a la
noche no hay muchas opciones. O la negamos, prolongando el día con luces de neón,
buscando refugios falsos: en imágenes, contactos, más actividades, que aturden y que
terminan siendo re-fugas. O, por el contrario, la acogemos como espacio de encuentro y de
luz. ¿Cómo termino el día? ¿Qué suelo hacer durante la noche? ¿Acepto con
humildad mi necesidad de descanso? ¿Descanso bien?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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2) AMIGÁNDONOS CON LA NOCHE: De día son claros los contornos, los límites y
las fronteras de las cosas. De noche, por el contrario, las formas se esfuman y perdemos su
control. Debemos agachar la cabeza, en la espera del amanecer. Por eso, en la noche
cerramos los ojos, como quien se rinde ante el no control del ritmo natural y sabio de la
vida. Es el momento preciso para claudicar, para volver a nuestro lugar de creaturas, para
aceptar nuestra indigencia radical. De día hemos podido realizar mucho, emprender, hacer,
decidir. De noche nos volvemos a colocar en el espacio que nos corresponde. Debemos
reconocer humildemente que no somos Dios, que no siempre podemos realizar todo lo que
pretendemos. Ella nos enseña a morir a nuestros ambiciosos, ilusorios y apretados planes,
para aceptar los de Dios. Ella nos enfrenta con nuestros miedos, límites, impotencias y
fracasos. En la noche sufrimos con más agudeza nuestra separación, nuestro corte, nuestro
aislamiento y soledad. De ahí que nos cueste tanto permanecer en ella. No es fácil mantener
abierta la herida, insatisfecho el anhelo, inquieta nuestra búsqueda constante. Por eso,
huimos ante la evidente brecha, la escondemos y camuflamos. Hacemos hasta lo imposible
por mostrarnos fuertes y poderosos, llevando el timón de nuestras vidas. ¿Cómo reacciono
frente a mis sombras y límites? ¿Y ante los del prójimo?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) SORPRENDIDOS Y FORTALECIDOS POR LA COTIDIANA META QUE NOS


AGUARDA: Dice el poeta Yupanqui: Cuando la noche le ha robado el paisaje de afuera,
el hombre se anima a abrir la ventana de su otro mundo. Si nos arriesgamos a permanecer
en la noche, escucharemos un llamado, una invitación a la comunión. Cada día podemos
hacer experiencia de este Dios enamorado que nos busca incansablemente: Yo estoy junto
a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos
juntos (Ap 3,20). Cuando nos atrevemos a abrir esta puerta, la noche se hace clara como
el día (Sal 139). Comenzamos, pues, otro camino: el que nos lleva al propio corazón, lugar
de intimidad y de hondura. Con asombro, podemos descubrir que aquello, por lo cual
corremos y nos afanamos cada día, nos aguarda silenciosamente cada noche. O entramos o
nos fugamos. No hay otra opción. Si atravesamos con decisión este oscuro umbral,
seremos sorprendidos por una paz profunda, por una sensación de quietud y sosiego, de
estar en casa. Se abre un mundo maravilloso e inexplorado. Es el momento de la
confidencia, de la intimidad, de los diálogos profundos. Los vínculos familiares se recrean,
ante la firme decisión de cerrar a tiempo la puerta a la televisión, a las comunicaciones
virtuales, al aislamiento, y abrirla a una nueva y sincera comunicación. Tímidamente se
van soltando las cosas de antes, compartidas y narradas. Es el momento de la memoria, de
las mágicas leyendas, de la transmisión de valores, de la oración en familia, de la
sinceridad confiada, de la expresión de nuestros sentimientos, del compartir nuestros
secretos. El hilo frágil, que mantiene a las generaciones unidas, se va tornando más sólido,
por el rico encuentro entre lo antiguo y lo nuevo. He aquí la verdadera roca que mantendrá
firme nuestra vida y la de los nuestros, ante los embates de la jornada. Estamos ante el
mejor antídoto que preservará a nuestros niños y jóvenes de todo aquello que amenace y
lastime sus frágiles vidas. En mi infancia, ¿tuve la oportunidad de gustar de estos
encuentros? En la actualidad, ¿me arriesgo a la intimidad con Dios y mis seres
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queridos? ¿Qué puedo hacer al finalizar el día, para facilitar este encuentro con
ellos?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) EN EL UMBRAL DE UN NUEVO NACIMIENTO: La noche nos habla de límite, de


muerte, de ocaso, de final. Así como cada amanecer nos remite a un nuevo nacimiento, así
cada noche nos coloca cara a cara con la muerte. Gustar la noche es gustar la muerte. La
vida verdadera está precedida de varias muertes y, a su vez, cada muerte aguarda una vida
nueva. Desde que Jesús, cual punta de flecha, atravesó este tenebroso abismo y retornó
victorioso del mismo, como Hombre Nuevo, la muerte ya no tiene la última palabra. Junto
con San Pablo, podemos exclamar: La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu
victoria? ¿Dónde está tu aguijón? (1 Cor 15,54-55). Ella no será, pues, el final de una
historia, sino el paso obligado, la necesaria pascua que nos encaminará hacia una historia
nueva. Estamos, pues, no ya ante el dolor de agonía, que antecede a la muerte, sino ante un
dolor de parto, que engendrará una vida. La noche será el testigo y el espacio adecuado para
el alumbramiento, para la gestación dolorosa y combativa de ese hombre nuevo que
anhelamos ser. La noche nos parte al medio, física y emocionalmente. Sentimos
desintegrada nuestra vida, partida en mil pedazos. Pero Dios no nos dejará así. Estos
pedazos rotos no serán simplemente re-unidos o pegados entre sí. Ellos aguardan un nuevo
nacimiento, una nueva creación. Ser partidos será, pues, misteriosamente, la condición
necesaria para la Vida Nueva. Necesitamos ser escombros para ser nuevas creaturas. Y es
entonces cuando partimos, comenzando un nuevo tramo en la peregrinación de la vida. Nos
despedimos de los pedazos rotos y emprendemos una nueva partida. ¿Cuáles han sido los
dolores más profundos de tu vida? ¿Cómo vives tus cruces cotidianas? ¿Te enojas y te
encierras? ¿Te quejas y te vuelves agresivo/a? ¿Pides ayuda? ¿Te dejas ayudar por
otros?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) LA NOCHE NOS AGUARDA MÁS SORPRESAS: La noche es un espacio luminoso


de salvación. Ella nos conduce a la intimidad con nosotros mismos, con Dios y con el
prójimo. A su vez, la espesura nocturna nos fuerza a agudizar nuestra mirada. Cuánto más
oscura la noche, tanto más brillan los astros que la presiden. En Huachana podemos
disfrutar ese parral por cielo, con racimos de estrellas. En el dolor y la muerte, podemos
descubrir con más intensidad las pequeñas chispas de esperanza y de luz, que se encienden
en nuestras vidas. Luces que, muchas veces, no percibimos ni valoramos en tiempos de
bonanza. Luces que se tornan resplandecientes, como faros en la noche, cuando la vida
cincha con más fuerza. Luces que no encandilan, ni vislumbran y que apenas son
perceptibles, lo suficiente para engendrar una humilde esperanza, para volver más llevadera
la noche. Por otro lado, encontramos incontables referencias bíblicas al sueño, como espacio
de encuentro de Dios con el hombre. En sueños Dios se comunica con sus hijos, les muestra
sus designios, les confía una misión. La noche nos permite, pues, entrar en ese mundo
inconsciente, relegado y olvidado durante el día. La fuerza ciega del inconsciente nos
abruma tanto, que preferimos acallarlo con ideas, imágenes, ruidos y palabras. Su misterio
nos asusta y atemoriza. No creemos que Dios allí también pueda esperarnos. Ya los Padres
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del desierto, en los primeros siglos de la vida de la Iglesia, aconsejaban ir a descansar en la


presencia de Dios, para continuar, en los sueños, este diálogo entablado durante el día.
Acostarse con el nombre de Jesús en los labios y levantarse con el susurro de esta oración,
era un camino de fe importante para estos hombres y mujeres de Dios, tan conocedores del
corazón humano. En el sueño, Dios puede hacer su obra con más libertad, sin tantas
resistencias de nuestra parte. Allí somos más flexibles, más disponibles a su trabajo en
nosotros, a ese hombre nuevo que quiere ser dado a luz, en la oscuridad profunda de la
noche. En mis dolores, ¿he llegado a percibir algunas luces de esperanza? ¿Quiénes
han sido para mi vida faros en la noche o estrellas en el camino? ¿Me entrego con
confianza a Dios, dejándome transformar por su amoroso poder?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Virgencita de Huachana,


gracias por permitirme llegar hasta tu casa, mil gracias por todos los favores recibidos…
Te pido por la Paz en el mundo, por los enfermos, por los jóvenes y ancianos, por la unión
de las familias. Protégenos y líbranos de los peligros. Bendícenos Mamita linda.

V) En este quinto día de la novena, rezamos POR NUESTROS ENFERMOS. Ellos


ofrecen su dolor a Jesús y a María, como una oración hecha desde el cuerpo.
Invitamos a los que deseen a tomar un ramo de flores y colocarlo en el florero,
como signo de esta ofrenda del cuerpo de nuestros enfermos. Al acercarnos
podemos decirle a la Virgen el nombre de nuestros enfermos por quienes le
ofrendamos esta flor. (Podemos acompañar este gesto con un canto). Al concluir
rezamos juntos la oración del banner para dejar la ofrenda de flores.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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DÍA 28/7: Sexto día: DE PASO Y EN VIGILANTE ESPERA


(Invitamos a los que deseen confesarse durante el rezo de la Novena)
Tener preparadas las estampas para comerciantes para repartirlas en el camino.
Este día de la novena la rezamos mientras vamos de procesión bendiciendo los comercios.
El Primer misterio lo leemos y enunciamos en el atrio, luego nos ponemos en camino. Al
concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El quinto misterio ya lo rezamos al llegar a la
Capilla. EN ALGÚN MOMENTO DE LA PROCESIÓN, HACER LA BENDICIÓN
DE LOS COMERCIANTES Y LA ORACIÓN A LOS COMERCIANTES (pp.22)

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Instalados en al zona marcada, junto a un árbol, hicieron vigilia toda la
noche.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios,
partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, vivió como
extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos
con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos,
cuyo arquitecto y constructor es Dios. También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a
pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un
solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar. Todos ellos
murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de
lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así
demuestran claramente que buscan una patria; y si hubieran pensado en aquella de la que
habían salido, habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor,
nada menos que la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse «su Dios» y, de hecho,
les ha preparado una Ciudad (Hebreos 11,8-16).

III) Contemplamos:
1) CONECTADOS CON NUESTRAS HONDAS RAÍCES: El límite impuesto por la
noche nos obliga a preparar un refugio para cubrirnos de su inclemencia. El misterioso monte
se nos ofrece amenazante y por ello nos cobijamos al amparo de una carpa. Armar una tienda
en medio del monte era algo común para la gente de antes, y lo sigue siendo para muchos
campesinos. Para el tiempo de las cosechas, durante las labores en el monte, o mientras se
campea a los animales, se prepara una tienda para pasar la noche. Acampar unos días en
Huachana nos conecta con nuestras raíces más hondas. Raíces culturales, familiares y
ancestrales: memoria viva de nuestros antepasados. La tienda nos conecta también con la
naturaleza, con el aire libre, lo agreste, la Tierra. Este breve paso en estado provisorio,
sencillo, acompañado sólo por lo necesario, lejos de todo lo que nos estorba, nos entretiene,
dispersa y encadena, se nos impone como necesario para nuestro equilibrio como personas.
En el silencio del monte, bajo un techo de estrellas, con sonidos naturales, bellos y únicos,
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sagrados y misteriosos, reencontramos nuestra identidad más profunda. La memoria fiel de


nuestros mayores y sus innumerables sacrificios, nos dispone a pararnos mejor en el hoy de
nuestras vidas y vislumbrar con mayor claridad nuestra meta. ¿Estoy conectado con las
raíces de mi historia? ¿Me avergüenzo o me siento orgulloso de mis orígenes?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) UN GESTO QUE NOS AYUDA A NO OLVIDAR: El pueblo judío vivía anualmente


una experiencia similar a la de los peregrinos en Huachana, en el transcurso de la fiesta
llamada de las Tiendas. Así Dios se los había indicado: El día quince del séptimo mes,
cuando hayan cosechado los productos de la tierra, celebrarán la Fiesta del Señor
durante siete días. Todos los nativos de Israel, vivirán esos días en chozas, para que las
generaciones futuras sepan que Yo hice vivir en chozas a los israelitas, cuando los hice
salir del país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios (Lev 23,39.42-43). Este campamento
anual de siete días tenía un sentido religioso profundo. Se trataba de hacer memoria de
los antepasados que habían atravesado el desierto, en carpas, en su peregrinación hacia la
Tierra Prometida. La estabilidad cómoda en la propia tierra, adquirida con la sangre y el
sudor de tantos, podía muchas veces hacer olvidar el esfuerzo y sacrificio de sus mayores.
Una vida asegurada y acomodada los podía llevar a desdibujar la meta, su destino de
peregrinos, su Casa definitiva. De modo que, era vital realizar cada año este simbólico
ritual, para mantener viva la memoria de sus antepasados y no detener su camino. ¿Qué
cosas me ayudan a mantener viva la memoria de mis raíces?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) QUITANDO LO QUE NOS SOBRA: Pasar unos días en una tienda de campaña es
algo muy común en muchas culturas. En esta sencilla acción confluyen diversas razas
aborígenes, árabes y criollas, integradas en un armónico mestizaje y enriquecimiento
mutuo. No nos avergonzamos de nuestros orígenes. No escondemos ni renegamos de
nuestra historia. La asumimos como parte de nuestra identidad. Acampar unos días en
Huachana, interpela nuestro modo de vida cotidiano. Nos ayuda a caer en la cuenta de
tantas esclavitudes y dependencias. En esos días vivimos austeramente y con lo necesario.
Nos sorprende nuestra rápida adaptación ante estas nuevas condiciones de vida. Salir a
buscar agua, leña, preparar juntos la comida, la mesa, alargar los diálogos, sin la
interrupción de la televisión, el trabajo, el celular o la computadora. Nos sentimos más
libres, más livianos, sin tanto peso. La cierta incomodidad de la vida en carpa nos obliga a
desinstalarnos de tantas cosas que nos atan, nos ayuda a reconocernos que estamos de
paso, a no instalarnos tan seguros en las cosas transitorias de la vida. ¿A qué cosas estoy
aferrado? ¿Qué puedo empezar a soltar para ser más libre?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) DESCANSO Y FIESTA COMPARTIDA: Tanto para los judíos, como para nosotros,
los días en carpa son de descanso y de fiesta. Los ansiamos durante el año, y los
preparamos con tiempo y anticipación. A pesar de no contar con todas las comodidades,
experimentamos un profundo descanso. El vínculo con el vecino de carpa nos abre al
diálogo y a la confianza. Nos prestamos las cosas, convidamos nuestras comidas,
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agrandamos la mesa, disponemos un banco para el que llega, agrandamos la ronda. Nos
sentimos profundamente hermanos. Evitamos discusiones inútiles, dejamos salir lo mejor
de nosotros y permitimos expresar lo mejor del otro. Olvidamos el anonimato de las
ciudades y creamos un lenguaje de intimidad y de hogar. Celebramos la vida, la fe, la
familia, nuestra historia común. Compartimos dolores, broncas, deseos de justicia, verdad
y solidaridad. Esta experiencia se hace muy reparadora y sana muchas de nuestras heridas
cotidianas. La esperanza nos vuelve a animar, los sueños comienzan a florecer. La
despedida nos sorprende con alguna lágrima, un apretón de manos, un abrazo sentido.
Algo nuevo ha nacido en Huachana, en el lugar donde se da a luz, en la tierra sagrada
donde se vuelve a nacer. ¿Qué otros espacios tengo durante el año para descansar y
festejar?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) PEREGRINOS CON JESÚS NUESTRA CASA Y CAMINO: Hace un poco más de


dos mil años, Dios vino a poner su tienda entre nosotros. Así compartió nuestra vida y
nuestra historia, en la persona de Jesús. Él es nuestra Casa, nuestra morada y refugio. Él es
nuestro Camino, nuestra senda. Él camina cada día con nosotros, en nuestras penas y
alegrías. Aliviana nuestras cargas, sostiene nuestras fatigas, acompaña nuestros esfuerzos,
consuela nuestro llanto. Con Jesús y María, partimos cada mañana en la hermosa aventura
de la vida. Con ellos, retornamos cada tarde, bajo su amparo y cobijo, para retomar fuerzas
y sanar heridas, recogiendo frutos, y cargar nuevas semillas. La fragilidad de la carpa nos
mantiene en vela y con el corazón atento. Reconociendo nuestra huella, miramos
esperanzados hacia la Meta. Renovamos la certeza de la Casa definitiva, hacia donde
nuestros pasos se dirigen, sin retardos y sin prisas, ya no solos, sino en familia, hacia la
Promesa de Vida, que el Dios fiel nos prepara en la otra orilla. ¿Siento la compañía de
Jesús y la Virgen en mi caminar cotidiano? ¿Me dejo acompañar por su reparadora
presencia? ¿Cuento con ellos durante el día?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Virgen de


Huachana por haber llegado bien en este viaje para cumplir la promesa. Te vengo a pedir
que me vaya bien en los estudios y buena salud para mi familia.

V) En este sexto día de la novena, rezamos POR LOS COMERCIANTES Y POR EL


TRABAJO. Vamos a poner nuestras manos en mirando al cielo, para ofrecerle a
la Virgen nuestro trabajo, nuestros esfuerzos, nuestras luchas cotidianas por
llevar el pan cada día a nuestras familias. Contemplamos unos instantes en
silencio nuestras manos, nuestros callos. Miramos en ellas el rostro de nuestros
seres queridos, por quienes trabajamos día a día. Le pedimos a María que nunca
perdamos de vista el rostro de por quiénes nos sacrificamos cada día y que
nunca el trabajo reemplace el cariño a los nuestros, sino que siempre esté a su
servicio. (Luego de un minuto de silencio) Rezamos el Padrenuestro…
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VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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(PARA REZAR EN ALGÚN MOMENTO DE LA PROCESIÓN)

Oración de los comerciantes

Madre de Huachana
Te agradezco la salud y el trabajo.
Bendice mis manos,
con las que gano dignamente el pan cotidiano.
Bendice a mi familia,
sostenida por este honrado trabajo.
Bendice a mis hermanos comerciantes,
que les vayan tan bien como a mí.
Bendice a mis hermanos peregrinos,
concédeles lo que más estén necesitando.
Que su profunda fe me toque el corazón,
para que crezca mi amor a ti y a mis hermanos.
Hazme honesto y leal en mi trabajo,
que nunca me abuse del prójimo,
defiéndeme de toda tentación de injusticia,
líbrame de toda ambición desmedida,
que sepa devolver lo que no es mío,
que sea generoso con los que menos tienen,
sabiendo que todo lo que se comparte, se multiplica.
Pongo en tus manos este día de trabajo,
que sea paciente y humilde,
que reciba y despida a cada hermano con una sonrisa,
descubriendo el rostro de tu Hijo Jesús en cada prójimo.
Que siempre broten de mis labios las palabras:
por favor, gracias, perdón.
Recompensa mi esfuerzo con abundantes dones.
Bendice, por último, a los que no tienen trabajo,
regálales las oportunidades que yo supe recibir.
Me pongo en tus manos nuevamente,
no me abandones en este día, necesito de tu amparo,
te quiero mucho, Madrecita, gracias. Amén
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DÍA 29/7: Séptimo día: EL FUEGO


-Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión hacia el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el atrio, luego nos ponemos en camino. Al concluir
cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos caminando al
iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los peregrinos, lo
hacemos directamente ya en el Templete.
-Tener preparado un plantín de algarrobo y el pozo, para plantarlo al comenzar la
procesión. (Si es posible, también alumnos del San Benito para realizarlo).
-Tener preparados los signos de: un globo, un recipiente con tierra, un recipiente con
agua, varias botellas de agua bendita para bendecir a la gente, un recipiente con
semillas y un animal (puede ser una mascota), para llevarlos en procesión y ofrecerlos
en cada misterio.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Para mitigar la helada soledad del monte, prendieron una enorme
fogata,
a la que se abrazaron con fuerza.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro,
llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se
le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al
ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso
espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?» Cuando el Señor vio que él se
apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!».
«Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las
sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa.» Luego siguió diciendo:
«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.»
(Éxodo 3, 1-5)

III) Contemplamos:
1) EL CALOR LUMINOSO DEL FUEGO: Junto a las estrellas y el cobijo de la carpa,
el fuego se nos hace amigo fiel que nos ampara del frío durante la noche. Su calor nos
abriga en la noche. Mientras que el frío nos lleva a guardarnos y a cubrirnos, el fuego, por
el contrario, nos acerca, nos saca de nosotros mismos, nos invita a descubrirnos y
quitarnos lo que nos tapa y esconde. Su luz ahuyenta los peligros, permite definir los
contornos y los rostros. Da claridad, luz y seguridad, corriendo las tinieblas con su
misteriosa luz. Su resplandor caluroso nos remite a Dios, que nos da luz y calor.
Cualidades que encontramos en muchas personas, que sentimos luminosas y cálidas, con
quienes da gusto estar y pasar largos ratos. ¿Quiénes han dado calor y luz en tu vida?
¿Cómo se sienten los demás con tu persona? ¿Se te acercan buscando calor y luz?
¿Rehúyen ante tu frialdad e indiferencia distante?
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En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA


COMÚN, LA TIERRA. María lleva los colores del monte santiagueño, donde quiso
quedarse. María, la llena de gracia, nos regala una Vida nueva, la de su Hijo
Jesús que ha venido para que todos tengamos vida y Vida en abundancia. Su
manto verde nos compromete en el cuidado y defensa de la vida del monte y la
naturaleza, nuestra Casa común, fuente de vida de nuestros hermanos
campesinos. Vamos a hacer un gesto. Vamos a plantar un árbol, como signo de
este compromiso. (Si están: se dice lo siguiente, sino se saltea lo que está
subrayado): Alumnos del secundario de la zona, el colegio agrotécnico San
Benito, plantarán un árbol en nombre de todos nosotros. (Si no están se dice lo
siguiente): Algunos peregrinos, plantarán un árbol en nombre de todos nosotros.
Acompañamos este momento con nuestro silencio. (Concluido el gesto se
dice): Vamos a posar unos instantes a nuestra Madre sobre esta planta.
(Acercamos a la Virgen y colocamos el anda sobre la planta): Te pedimos
María que cuidemos las plantas, árboles y arbustos. Que nuestro afán de
consumo no extermine a nuestros vegetales. Que el color de tu manto verde
nos comprometa en el cuidado de nuestra naturaleza. Danos la audacia de
sembrar árboles, para seguir dando vida a las siguientes generaciones.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) ATENDIENDO Y CUIDANDO NUESTRO FUEGO: Nada más potente que el fuego


descontrolado que, en pocas horas, puede llegar a arrasar bosques y poblaciones. Nada
más frágil, sin embargo, que una pequeña y tímida llama, que lucha por vencer la humedad
de unos leños, peleando entre la vida y la muerte. Un viento fuerte lo puede avivar o hacer
desaparecer. Muchos leños encimados pueden despertar su poder oculto y volverlo llama
abrasadora o lo pueden ahogar extinguiéndolo. Universalmente, el fuego es reconocido
como símbolo de nuestra pasión, fuerza y energía pulsional. Realidades ante las que
sentimos miedo, incertidumbre, vergüenza, asombro o culpa. Nos lleva toda la vida
encauzar nuestra energía vital que, muchas veces, nos ha dejado perplejos ante reacciones
desconocidas, desmedidas y temibles. Otras veces, nuestras pasiones han sido grandes
aliadas para llevar adelante acciones arduas, conflictivas y difíciles. Es todo un aprendizaje
integrar esta gran energía en nuestras vidas. Habrá momentos donde debamos alimentar un
poco esta llama interior. Otras veces, necesitaremos cercarla, controlarla o apaciguarla. Así
como cada fogata se distingue por su color, modo e intensidad, así también cada persona
posee un fuego original y propio. Se tratará de conocerlo, aceptarlo e integrarlo a nuestra
vida, como aliado y compañero. Así como un hogar sin fuego es un espacio frío y muerto,
así también, nuestra vida sin fuego, se vuelve distante, fría e inmóvil, triste y apagada.
¿Has descubierto tu fuego interior? ¿En qué momentos te ha jugado una mala
pasada? ¿Cuándo sentiste que te ayudó a vivir mejor?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un recipiente con tierra, dando
gracias por la fecundidad de nuestra Madre Tierra. (Acercamos el recipiente
hasta la Virgen y el peregrino con la tierra se coloca debajo del anda): Te
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pedimos María que cuidemos la tierra que nos cobija y alimenta. Da


fecundidad a nuestros sembrados. Que no contaminemos con la basura este
bien tan preciado. Que el hombre no abuse con monocultivos la riqueza de la
tierra y no la agote ni la resienta con su ambición. Pedimos perdón por
tantos desmontes en nuestra zona, por tantos desalojos injustos y violentos
de nuestros hermanos campesinos.
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) UN DINAMISMO LLENO DE VIDA: Ante el fuego, nuestras miradas se sienten


atraídas y reposan durante horas, cautivadas por su dinamismo y su juego incesante. Sus
colores, matices y movimiento continuo nos hablan de algo vivo, dinámico, que escapa a
nuestro control. Algo así sucede con la vida. Ella posee una fuerza propia, llena de
dinamismo y movimiento. De ahí que el fuego es un signo privilegiado para representar al
Espíritu Santo, al mismo Dios que actúa en nuestros corazones, empujándolos a salir de
nuestro encierro hacia el encuentro. Así lo decía Jesús: Yo he venido a traer fuego sobre la
tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! (Lucas 12,49). No obstante, en el
camino de la vida encontramos fuegos mentirosos que pretenden atenuar la noche. Ellos
son el alcohol, las adicciones, los diversos excesos, las infidelidades, abusos, violencias,
etc. Esos “fuegos” no son tales, sino pura apariencia que seducen nuestras vidas para
conducirlas al frío de la muerte y el sinsentido. ¿Qué fuegos mentirosos seducen tu
vida? ¿Reconoces su destino mortal para tu vida? ¿Cómo se encuentra el fuego de
Dios que se encendió en tu Bautismo? ¿Se está apagando? ¿Necesita más vida y
fuerza? ¿Le permites crecer para dar calor a otros?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un globo con aire. (Acercamos
el globo hasta la Virgen y el peregrino se coloca debajo del anda). Invitamos
a que todos cerremos por un instante los ojos y que respiremos profundamente,
sintiendo en nuestro cuerpo el aire fresco y sano del monte santiagueño. Demos
gracias por el don de estar vivos y de poder respirar. (Se dejan unos instantes de
silencio y luego sigue): Te pedimos María que cuidemos y valoremos el aire
sano que nos permite respirar cada día. Que cuidemos las plantas que
permiten renovar y oxigenar nuestra vida. Que nuestras máquinas no
contaminen este don tan preciado.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) PURIFICADOS, TRANSFORMADOS Y ENTREGADOS: El fuego tiene la


capacidad de trasformar el material más crudo en una obra de arte, en un alimento o en una
herramienta. Su calor purifica, limpia, transforma, convierte. Cada leño es entregado y
ofrecido para hacerse llama, brasa y luego ceniza. Nuestra vida necesita ser transformada.
El calor del amor de Dios ha de purificar nuestros egoísmos y soberbias, quemando lo que
estorbe a nuestra felicidad y a la de los demás. El calor del útero materno hace posible la
transformación del ser humano, que se va formando bajo el calor de la madre. La Virgen
nos pone en su regazo y desea ir dándonos la forma de su Hijo: su corazón, sentimientos y
27

actitudes. No debemos ofrecer resistencia a esta obra que Dios quiere hacer en nosotros.
Sólo nos pide que nos ofrezcamos, que lo demos todo de nuestra parte, sin miedo a perder
nada. Caerá lo innecesario, para dar lugar a lo importante, a lo esencial. ¿Qué cosas han
de ser purificadas en mi vida? ¿Qué estoy llamado a transformar en mí? ¿Me resisto
a Dios o me entrego confiado a su obra?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un recipiente con agua, dando
gracias por este don tan necesario para la vida. (Acercamos el recipiente hasta
la Virgen y el peregrino con el agua se coloca debajo del anda): Te pedimos
María que siempre podamos cuidar el agua. Que no derrochemos este escaso
recurso. Que sepamos usar y enseñar a usar el agua responsablemente. Que
nunca nos falte el don del agua y de la lluvia. Vamos a alzar ahora nuestras
manos para recibir el agua bendita, renovando nuestra fe y recibiendo la gracia
de Dios a través de este sencillo don de Dios. (Los sacerdotes rocían con el agua
bendita a la gente y mientras se realiza un canto).
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CONVOCADOS EN UNA MISMA RONDA: La palabra hogar viene, justamente, del


vocablo fuego. La cocina suele ser el lugar más habitado de nuestras casas. Allí pasamos
largas horas de charla y mate. Donde hay fuego, allí hay encuentro. En las noches frías, al
llegar a la casa, nos reunimos alrededor del fuego. Su calor nos atrae, reúne y convoca, nos
impulsa al diálogo y al encuentro. Nos dispone a la intimidad, a la confidencia, a prestar
oído a las narraciones de nuestros abuelos. Su misterio evoca tradiciones, cuentos y
leyendas, despierta hondas lecciones y consejos, reaviva nuestra memoria. La danza de las
llamas despierta nuestro arte, volcado en poemas, coplas y cantos. Su poder corre las
tinieblas, alarga vigilias que sorprenden amaneceres. ¿Qué puedo hacer para que mi
familia se parezca más a un hogar que a un hotel o museo? ¿Mis palabras, gestos y
acciones acercan y unen o dividen y distancian?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen la vida de un animal. (Lo
acercamos hasta la Virgen y el peregrino se coloca debajo del anda con el
animal): Te pedimos María que cuidemos a los animales. Que no
descarguemos nuestra maldad y odio en sus frágiles vidas. Que respetemos
su hábitat natural. Que cuidemos las especies que están desapareciendo por
nuestra desidia. Que contemplemos en sus variadas especies la riqueza de la
belleza y de la gloria de nuestro Padre Creador.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) (Una vez llegados al templete)


Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Virgencita de
Huachana por mi salud y la de toda mi familia. Por haber curado del cáncer a mi amiga.
Te doy gracias por dejarme construir y casi terminar mi local para empezar mi negocio
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de comidas. Gracias por tenérmelo con salud a mi amiguito Alex. Te pido que no me
prives de venir a visitarte los años que me quedan. Gracias por todo Virgencita.

V) Vamos a hacer un ratito de silencio para detenernos a contemplar el monte y


la naturaleza donde María eligió quedarse y tomar su mismo color. Miramos la
belleza de este lugar que, en estos días, queremos cuidar y respetar. Asumimos
hoy el compromiso de no contaminar, en estos días, esta tierra santa, quemando
o llevando nuestra basura. (Se deja unos instantes de silencio y se lee lo
siguiente): Acompañemos con nuestro silencio, haciendo nuestras las palabras
del Papa Francisco:
Oración cristiana con la creación (Papa Francisco)
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu
mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de
tu ternura. Alabado seas. Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron
creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de
María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con
ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de
resucitado. Alabado seas. Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el
gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien. Alabado seas. Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta
nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has
creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con
todo lo que existe. Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en
este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres
de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se
guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común,
promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a
nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia,
de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas. Amén.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
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DÍA 30/7: Octavo día: EL AMANECER


Bandera y signos en cada misterio
Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Cuando el sol anunciaba su arribo al cielo santiagueño el milagro se


produjo.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres
fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la
piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban
desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras
deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo,
ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: "Es necesario que el
Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite
al tercer día."» Y las mujeres recordaron sus palabras. (Lucas 24, 1-8)

III) Contemplamos:
1) LA VIDA ME HAN PRESTADO Y TENGO QUE DEVOLVERLA:

En nuestra argentina necesitamos volver a sentirnos hermanados como pueblo, que surja
de nuestras oscuridades la luz, un nuevo amanecer que nos va haciendo cada vez más
hermanos entre nosotros. Así cada noche aguarda la luz del amanecer y cada día esconde
un ocaso. La luz de la mañana es una fiel recompensa para quien ha sabido perseverar en
la oscuridad de la noche. El sol despunta seguro cada día, tímidamente, pintando de
colores maravillosos el cielo, anunciando su llegada. Sus primeras luces no encandilan ni
queman, como el esplendor del mediodía. Lentamente, cada mañana, las cosas vuelven a
tomar su figura, a expresar sus colores, a definir sus contornos. La naturaleza despierta en
cantos de pájaros y en flores que se abren. Cada mañana, el hombre agradecido levanta sus
manos al Creador, para bendecir el milagro de la vida. Celebramos un día más la fidelidad
de Dios, que no abandona la obra de sus manos. Su amor fiel sigue sosteniendo nuestras
vidas. Dios nos vuelve a confiar el don de la vida.
El año pasado muchos de nosotros escribimos en una bandera argentina los sueños por una
patria más justa y más fraterna. Hoy volvemos a extender esta Bandera como signo que
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nos une y nos llena de esperanza que entre todos vamos haciendo una argentina más llena
de paz.
2) ARTÍFICES Y PROTAGONISTAS DE NUESTRA HISTORIA:
Cada mañana se nos presenta una nueva oportunidad para vivir. En los umbrales del día, todo
está por hacerse, la hoja de nuestra vida está en blanco, para escribir en ella lo que deseemos.
El día nos aguarda en forma de semilla, para desplegar nuestras capacidades, dones y talentos.
Estamos ante la opción de ser protagonistas de nuestra jornada. Podemos vivirla
intensamente, estando bien presentes en cada instante, siendo conscientes de cada acción que
realicemos. Pero también podemos dejarnos arrastrar por la rutina, por la inercia de lo
cotidiano y dejar que un día más se nos escurra, como agua entre los dedos, dejándonos llevar
por la corriente del paso inexorable de las horas. Está en nosotros la decisión cotidiana de
cómo vivir nuestra jornada, de cómo emplear el valioso tiempo que Dios nos regala, de cómo
gastar las horas de nuestra vida. Por ello, los primeros instantes de nuestra jornada son
fundamentales para tomar consciencia de nuestra vida, para tomarla en nuestras manos y
decidir en qué la queremos arriesgar, cómo la queremos vivir en esta nueva posibilidad que se
nos abre. Si miramos en lo profundo, no se trata de una simple decisión acerca de lo que
queremos hacer sino quien queremos ser.
Todos los días tenemos la oportunidad de cambiar nuestra historia y con nuestras pequeñas o
grandes decisiones la historia de un barrio, de un paraje, de una provincia y de un país. ¿Qué
deseamos para nuestra Argentina? (silencio) vamos a levantar nuestras banderas en dirección
al cielo, y vamos a pedir juntos a Dios que nos ayude a no dejarnos vencer por el desánimo y
la fatiga.
Que nuestras banderas se alcen al cielo y sean signo de esperanza.

Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) LA RECOMPENSA DE NUESTRA PACIENTE ESPERA:


Las mejores cosas en la vida, bien lo sabemos, requieren mucha espera y maduración,
largos tiempos de crecimiento. Las mejores comidas, las plantas más hermosas, los
paisajes más admirables, todo eso requiere tiempo para irse formando.
La ansiedad e impaciencia nacen de la desconfianza y del olvido de las promesas ya
cumplidas. Juan Cruz, el hermano de Telésfora, junto a sus compañeros, aguardaron
pacientes aquella fría noche, confiando ciegamente hallar lo anhelado. Necesitamos
muchas veces de la noche, para valorar la luz, para añorarla con más fuerza, para atisbar
cualquier brillo tenue, que anuncia la llegada del sol.
Hoy aquí en esta tierra Santa donde Maria quiso hacer su casa vamos a cerrar nuestros
ojos, y ponemos una mano en nuestro corazón y otra extendida hacia la Virgencita y
pidámosle con mucha confianza que nos ayude a esperar, que la ansiedad no nos gane, que
podamos confiar que no todo está perdido, que podemos hacer de nuestra Argentina una
casa de hermanos de corazones abiertos y llenos de esperanzas.

Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


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4) NUESTRA RESURRECCIÓN COTIDIANA:


Cada mañana nacemos, pues, a una vida nueva. Frente a la tentación de quedarnos
anclados en el pasado, en nuestras culpas y pecados, en lo que no pudimos realizar el día
anterior, el nuevo día nos invita a mirar hacia delante, a lanzarnos esperanzados
nuevamente hacia la meta.
Vamos a recordar nuestras metas, aquellas que hemos alcanzado y las que aún nos hacen
falta llegar.
Junto a nosotros también van caminando más hermanos que llevan en el corazón metas y
anhelos, vamos a poner nuestra mano sobre sus hombros y vamos a rezar en silencio por
ellos mientras otros rezan por nosotros como una gran cadena, para que no nos
desanimemos ante los obstáculos que la vida nos puede presentar. Que nuestra argentina
sea construida por todos estos sueños.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) HACIA EL AMANECER SIN OCASO:


Antiguamente, el domingo recibía el nombre de Día del Sol. Era un día dedicado al culto
de la divinidad del Sol, que daba vida y calor a la creación. La fe cristiana aplicó este
nombre a Jesús, nuestro único Señor, el verdadero Sol que ilumina nuestras tinieblas. Sol
que no se apaga, y ante el cual toda dureza queda derretida y trasformada.
Todos vamos caminando hacia un amanecer sin ocaso, donde contemplaremos a Dios cara
a cara, donde no habrá más noches ni desiertos, porque nuestra Luz será el Señor. Luz
inagotable e inapagable.
Pero otros ya se nos han adelantado en este camino, otros han pisado esta tierra argentina
dejando huellas, próceres de la historia que marcaron y dejaron huellas, y otros más
cercanos a nosotros que en lo cotidiano fueron construyendo la argentina, siendo honestos,
justos y que juraron con gloria morir.
Vamos a elevar la bandera que extendimos en el primer misterio, elevando también hacia
lo alto una oración por tantos argentinos que construyeron nuestra patria. (Silencio) y con
nuestras manos extendidas y banderas en alto consagramos nuestra patria al corazón de
Jesus. Repitiendo fuerte: (TRES VECES) JESUCRISTO SEÑOR DE LA HISTORIA TE
NECESITAMOS.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados al templete, antes de subir la imagen, desde el sonido del Templete):
Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Madre por traernos
una vez más a tu santuario para agradecerte todo lo que nos das día a día. Protege
nuestro regreso y gracias por tus bendiciones. Protege a nuestros enfermos en el nombre
de Jesús.
Vamos a concluir este rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia el cielo, como
signo de la ofrenda de nuestras vidas a Dios y a la Virgen. Nuestras manos son el mejor
signo de nuestras vidas que desean ser ofrendas agradables a Dios. Manos abiertas para
dar y recibir, para acariciar, acompañar, para alabar y bendecir. (Hacemos unos instantes
de silencio y decimos:) Unidos como familia recemos la oración que Jesús nos enseñó:
Padrenuestro…
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DÍA 31/7: Noveno día: LA IMAGEN JUNTO AL ÁRBOL


Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“En medio de enormes llamas que ardían en todo su esplendor,
una imagen celestial enmudeció al monte y a todos sus habitantes.
Era la Virgen María, junto a un árbol, la que tantas veces se le apareció
a la niña, a quien nunca le habían dado crédito y habían dejado partir
para siempre. Todavía asombrados y sorprendidos por lo que sus ojos
captaban,
los testigos de aquella divina aparición apagaron las llamas y
comenzaron,
sin saberlo, a forjar la historia de la Virgen de Huachana.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la


hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y
cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.»
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa. (Juan 19, 25-27)
Vamos caminando junto a la ti Virgencita para renacer. En Huachana nos das a luz todos
los años, nuestra vida vuelve a tener un sentido, somos renovados desde adentro para
llevar esta luz a los demás, por eso hoy queremos con tu Misericordia renacer y ser
hermanos en un solo pueblo.

III) Contemplamos:
1) MADRE DEL MONTE:
María aparece junto a un árbol. Su presencia es un signo luminoso para quien sabe descifrar
su mensaje. Ella aparece en el monte y nos habla desde la espesura del monte. Para
encontrarla, hizo falta internarse monte adentro, aguardar con paciencia su llegada, atravesar
las inclemencias y hostilidades propias de este lugar sagrado y misterioso. María bendice el
monte con su presencia. Este año nos detenemos a mirar el Amor infinito que Dios nos
tiene a cada uno, amor manifestado acá en Santiago con la presencia amorosa de Maria.
Misericordia es la palabra que nos recuerda que tu amor no tiene límite, ni medidas, que
todo lo perdona, que aun hubiéramos cometido las peores faltas nuestro corazón si confía
en ti no teme pues toda esa multitud de pecados, son como una gotita de agua en un
brasero ardiente que es tu corazón de Madre. Tu corazón nos sostiene siempre, nunca nos
abandona, ama ante todo incluso ama mi debilidad, y también me pides amar a los demás
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con esta misma medida de amor. Por esto Madre ayúdanos a transformarnos todos en tu
misericordia, vamos a cerrar nuestros ojos y extendemos nuestras manos hacia la
Virgencita y traigamos a nuestra mente a todas las personas que hoy necesitan de nuestro
amor, aquellos que hemos ignorado o juzgado, aquellos que nos cuestan perdonar y
comprender (silencio) ahora con nuestras manos extendidas recibimos esa mirada tierna y
misericordiosa de nuestra Madre (Elevamos a la Virgencita y la vamos girando hacia la
gente) Mirémosla y dejémonos mirar por ella, y pidámosle que nuestros ojos sean
misericordiosos para que no juzguemos según las apariencias si no que busquemos lo
bello que hay en el alma de nuestro prójimo y salgamos a su encuentro.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) MARÍA HACE MÁS LLEVADERA NUESTRA CARGA:


Maria se ha detenido en el camino y nos ha invitado a poner nuestra mirada en su mirada
de amor, a sentirnos amados por ella, María aparece en esta tierra santa junto a un árbol,
como mediadora entre Dios y nosotros. Ella es bien nuestra, está fuertemente arraigada en
nuestra tierra. Ella es toda de Dios, es la llena de gracia. Es nuestro puente seguro para
llegar a Dios.
Hoy nos pide tener actitudes de misericordia con nuestros hermanos, vamos a poner
nuestras manos en nuestros oídos que muchas veces se cierran ante las necesidades de
nuestros hermanos, y con nuestras manos puestas en los oídos vamos a pensar en tantos
hermanos a los que no he querido escuchar y hemos sido indiferente ante sus penas y
gemidos.
Ayúdanos virgencita a que nuestros oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta
las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Vamos a mirar
al hermano que está a nuestro lado y vamos a preguntarle su nombre, para no
caminar como desconocidos sino como hermanos.

Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) MARÍA ES NUESTRO ESPACIO DE ENCUENTRO CON DIOS:


Nos detenemos una vez más en el camino para contemplar a Maria, Madre de Misericordia
que nos viene invitando a ser misericordiosos nosotros también con nuestros hermanos, le
hemos pedido a la Virgencita que nuestros ojos y oídos sean Misericordiosos, también le
pedimos que nuestra lengua sea misericordiosa.
Vamos a poner una mano en nuestra boca y pensemos en las veces que nuestras palabras
han herido, han sido duras y ásperas, cuando solo han sido palabras para destruir o
separarnos de nuestros hermanos. (Silencio) vamos a buscar a otro hermano que está
caminando junto a nosotros en esta procesión y le vamos a decir una palabra de
aliento y de ánimo.
Poniendo una mano en nuestra boca y otra elevada hacia Maria, le decimos ayúdanos
Virgencita a que nuestra lengua sea misericordiosa para que jamás hablemos
negativamente de nuestro prójimo, sino que tengamos una palabra de consuelo y perdón
para todos.
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Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) UNIDOS A MARÍA COBIJAMOS AL PRÓJIMO:


Mientras vamos caminando por la vida nuestras manos se han cansado muchas veces de
hacer el bien, se van cerrando al encuentro del otro, y vamos pensando solamente en
nuestro bien o deseos. Nos volvemos a detener y miramos nuestras manos (silencio) como
si fueran espejos ¿podremos ver en nuestras manos rostros de hermanos a los que les
hemos hecho el bien?, ¿Qué obras buenas hoy nuestras manos nos hacen recordar?
(silencio) Ella es espacio de encuentro con el prójimo, bajo la sombra acogedora de su
manto, que nos impulsa a ser más hermanos. Ella nos injerta en su tronco, para hacernos
parte de su vida y misión. Así nos vamos transformando en sombra para el cansado, apoyo
firme para el débil, alimento para el hambriento, calor para el desanimado, luz para el
desorientado, casa para el que está de paso. Ella nos lleva al pie de toda Cruz, para
acompañar de cerca a cada hermano crucificado.
Extendamos nuestras manos como el hijo lo hace a su Madre para pedirle que le dé
algo, y Mientras la Virgencita va muy despacio caminando (dentro del cordón, hacia
los laterales pidámosle que nuestras manos sean misericordiosas y llenas de buenas
obras, para que sepan hacer solo el bien a nuestro prójimo. Vamos a tomarnos de las
manos de nuestros hermanos y sin soltarnos vamos a elevarlas hacia Maria para que
unidas nuestras manos sean signo de tantas obras de bien en favor de todos nuestros
hermanos.

Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) MARÍA NOS RECONCILIA:


Estamos casi terminando nuestro recorrido junto a Maria, hemos pedido ser cada vez más
parecidos a nuestra Madre, como dice una canción de “Tal palo tal astilla” ser también
nosotros Misericordiosos como ella lo es. La división y separación obrada por el pecado,
es redimida y reconciliada por el amor redentor de Jesús. El agreste monte santiagueño,
donde moraban las fuerzas ocultas del mal, es transformado en casa de la Virgen, en lugar
de encuentro con Dios y con los hermanos
Una parte de nuestro cuerpo nos ha traído hacia aquí, ni el cansancio, ni el dolor o lo
lastimado que estén nuestros pies nos han detenido para llegar a la casa de la Madre,
pongamos nuestras manos ya bendecidas por la mirada de Maria en nuestros pies,
para que también sean bendecidos, y pidámosle a nuestra Madre que nuestros pies sean
Misericordiosos, para siempre apresurarnos a socorrer a nuestro prójimo, dominando y
venciendo nuestra propia fatiga y cansancio.
Vamos a pedirles a nuestros sacerdotes que se acerquen a tomar gracia de la Virgencita y
con sus manos extendidas derramen su bendición sobre nuestros pies. Recibamos esta
bendición de Dios y de Maria, que con su misericordia renazcamos hermanados como
pueblo.

Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


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(Una vez llegados al templete, antes de entrar la imagen, desde el sonido del Templete):
IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Querida Virgencita,
muchas gracias por la salud, el trabajo y el amor que hay en mi familia. Te pido toda la
bendición para cumplir nuestro sueño de bendecirnos con el don de la vida y poder traer
el hijo que soñamos con mi pareja. Deseamos poder ser felices y darle amor al prójimo.
(Cantamos mientras la Virgen es llevada hasta el altar).

(Una vez que la Virgen ya ha sido llevada hasta el altar y la gente ya está tranquila en sus
lugares): Vamos a concluir este rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia la
Virgen, como si la estuviéramos tocando, le pedimos a Ella, la llena de gracia, que nos
contagie la gracia de Dios, que nos conceda lo que más necesitamos, que nos acaricie con
su bendición. (Hacemos unos instantes de silencio y rezamos un Avemaría).

V) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa central, presidida por


nuestro Obispo, con el rezo de la oración de la estampa: María, Madre de
Jesús…
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DÍA 1/8: Décimo día: REGRESAR PARA CONTAR


signos en cada misterio (ver con Lis)

Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete hacia la
Capilla. El Primer misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, desde el sonido del
templete, luego nos ponemos en camino. Al concluir cada misterio, nos detenemos como
para leer el texto y luego seguimos caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de
la novena: la oración de los peregrinos, lo hacemos directamente ya en la Capilla.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Con el humo anunciando el final de la fogata, Juan Cruz Verón,
hermano
de la niña que vio por primera vez a María, trasladó la pequeña imagen
hasta su humilde hogar donde, por muchos años, miles de devotos
llegaron a venerar a la Virgen.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Los pastores fueron rápidamente y encontraron a


María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían
oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que
decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. (Lucas 2,15-20)
Podemos llevar la bandera escrita de la misericordia ¿? Esos deseos de hacer el bien a
nuestros hermanos.

III) Contemplamos:
1) REGRESAMOS DISTINTOS:
Como Juan Cruz Verón y sus compañeros, hemos de emprender la vuelta a casa, a lo
cotidiano. Tal vez pensemos que estamos concluyendo un camino, cuando, en realidad, lo
que nos aguarda es una nueva peregrinación. Llegó la hora de partir. Luego del parto, de
esta vida nueva engendrada, se nos invita a la partida, a comenzar una nueva etapa, a
emprender una nueva aventura. El encuentro con María nos transformó. El camino que
esta novena nos hizo andar, nos fue marcando profundamente. Se trata, pues, de descubrir
esa nueva vida engendrada. Descubrirla, cuidarla y acompañarla para que siga creciendo y
sea fecunda. Nuestra vida cotidiana, con su rotunda sencillez, aguarda nuestra novedad,
nuestra luminosidad, nuestro corazón nuevo. No hemos de ser ingenuos. Este entusiasmo
con el que volvemos, puede irse apagando con las dificultades de la vida cotidiana. Para
ello, hemos de tomar cada día la firme resolución de cuidar y mantener esas prioridades
que hemos descubierto para nuestras vidas. Ello nos llevará a asumir algunas renuncias
necesarias, para que no nos quedemos en simples deseos o sueños, sino que los hagamos
realidad. ¿Qué me llevo de estos días compartidos en Huachana? (silencio) si nos
animamos podemos decirlo en voz alta. Lo resumimos en una palabra.
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Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


2) LLEVAMOS A MARÍA A CASA:
Juan Cruz tuvo la gracia de acoger a María en su casa. El apóstol Juan, acogiendo el regalo
de Jesús, hospeda a María en su casa. Nosotros también deseamos abrir de par en par
nuestras puertas para darle hospedaje, como un miembro de honor en nuestra familia. No
es fácil acoger a un miembro nuevo en la casa. Todos debemos, de alguna manera,
reacomodarnos a este nuevo integrante. María no quiere estar de adorno en un rincón
escondido de la casa. Ella desea estar presente y llenar con su gracia toda nuestra familia.
Si dejamos que María se nos meta en casa, tendremos que estar dispuestos a realizar los
cambios que su presencia nos obliga a hacer. El gesto violento y amenazador habrá de ser
expulsado. La indiferencia, el egoísmo, el desinterés por el otro, habrán de ser
transformados en atención, humildad y generosidad. El diálogo habrá de reemplazar la
televisión, los celulares y el encierro de cada uno en su propio mundo. El trabajo tendrá
que ser acotado para dar más tiempo al encuentro y a la alegría compartida. En silencio
mirándola a Maria y dejando que ella nos mire vamos a pensar a que realidades de
nuestra vida cotidiana necesitamos que ella nos acompañe. Y en un gesto de entrega
se lo dejamos a Maria con nuestras manos extendidas.
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) NO OLVIDAMOS EL CAMINO RECORRIDO:


La prisa habitual con la que sabemos vivir nos puede privar de saborear con intensidad el
momento presente y pasar por alto muchas experiencias, sin acoger su enseñanza. De ahí
que necesitemos guardar cuidadosamente en el corazón las experiencias vividas. Ellas
están cargadas de fuerza, de palabras, de enseñanzas, que serán nuestro pan cotidiano para
el camino de la vida. Por ello, deseamos detenernos para desandar en el corazón todo el
camino transitado en estos días. Este camino fue pasando por distintas etapas que nos
fueron llevando a encontrar ese tesoro buscado. Ha sido un camino hacia el corazón,
donde se nos invitó a ir a lo profundo, dejando atrás la seguridad de la orilla. Hemos
tocado fibras profundas como: la soledad, el silencio, nuestras sombras y debilidades, el
cómo terminamos el día, nuestra intimidad con Dios y con los nuestros, nuestras cruces y
noches, nuestras intuiciones y deseos más sagrados, nuestras luchas y esclavitudes,
nuestro fuego interior, nuestras pasiones, el cómo comenzamos cada día, quién queremos
ser, hacia dónde vamos, por qué hacemos lo que hacemos. Se trata, pues, de volver una y
otra vez a realizar este camino interior. ¿A quiénes queremos compartir este Tesoro
encontrado? Vamos diciendo sus nombres en voz alta si nos animamos.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) COMPARTIMOS LA LUZ DE LA VIRGEN:


Los primeros discípulos de Jesús, llenos de la fuerza del Espíritu Santo, compartían con
todos la Buena Noticia. Este brillo especial del Reino en sus corazones, era imposible de
ocultar o de acallar. Ellos no podían callar lo que habían visto y oído. A nosotros nos sucede
algo similar. Nuestro rostro nuevo delata nuestro paso por Huachana. Muchas veces
materializamos este compartir con alguna estampa o recuerdo que llevamos a algún vecino
que no pudo participar de la fiesta. Bien dice el poeta Yupanqui: moneda que está en el
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bolsillo tal vez se deba guardar. Pero, la que está en el alma, se pierde si no se da. Una fe
que no se comparte, es una fe que tiende a desaparecer. Jesús nos recuerda que somos la sal
de la tierra y la luz del mundo. Nuestra misión consiste en dar sabor e iluminar al mundo.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos
vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo (Mt 5,16) ¿Qué lugares y
personas necesitan ser iluminadas con esta nueva luz que hay en mi vida? Miramos
nuestras manos y las ponemos sobre nuestro corazón y pensamos a quien queremos llevar
este tesoro. Que la misma misericordia que hemos sentido en estos días nos lleve a buscar a
nuestros hermanos.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CUIDAMOS Y ALIMENTAMOS NUESTRA LUZ:


Decíamos que el entusiasmo de la vuelta muchas veces choca con la rutina y las
dificultades cotidianas. Volvemos a topar con nuestra miseria y añoramos aquellos días
felices y paradisíacos de Huachana. Esto nos puede hacer detenernos en el camino y
abandonar nuestros propósitos y compromisos. Sin embargo, hemos de dejar a un lado el
desaliento y retomar cada día el camino vislumbrado. Como decía un santo obispo:
levántate cada día con el deseo de ser santo y acuéstate con la certeza de haber sido
perdonado. Este pequeño fuego, avivado en Huachana, ha de ser alimentado y cuidado.
Los leños que le podemos ir arrimando son la oración con la Palabra, con el Rosario,
dedicando un tiempo y lugar especiales cada día. No perder el contacto con nuestra
comunidad es un leño fundamental para sostener nuestra fe y fortalecerla con el apoyo de
los demás. Humildes acciones solidarias mantienen vivo este fuego interior, como ese
oxígeno que aumenta la llama, evitando que se ahogue a causa del encierro. La vivencia de
los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación mantiene la temperatura de este
fuego interior. ¿Qué me propongo hacer para cuidar y alimentar esta luz encendida y
reavivada en Huachana? En silencio hacemos un propósito y pedimos a Maria nos
ayude a vivirlo hasta el próximo año que nos volvamos a encontrar. (Silencio) y se lo
dejamos a Maria.
Como signo de que no hemos vivido solos estas fiestas que hemos renacido como
hermanos nos damos un abrazo como parte de un mismo pueblo que seguirá peregrinando
en el dia a dia.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados a la Capilla, antes de entrar la imagen):


IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Virgen de Huachana, hoy
te pido Madre que me ayudes a ser un nuevo hombre, a ser comprensivo con mi familia.
Ayúdame a encontrar el buen camino para estar bien con mi familia.

V) Vamos a concluir nuestra fiesta, despidiéndonos de María, hasta el próximo


año, con el deseo de tener un buen viaje, que podamos hacerlo con prudencia y
cuidado. Le pedimos también que podamos ser sus misioneros, contando a los
nuestros todo lo que hemos vivido en estos días. En unos instantes de silencio
posemos nuestra mirada en María, para llevar grabada en nuestros corazones la
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ternura de su mirada y se la podamos regalar a tantos hermanos que esperan


nuestro regreso. Dejémonos mirar también por María, para que grabe en su
corazón nuestras miradas y nuestras vidas. (Hacemos unos instantes de silencio).

Desde los profundo del corazón, nos unimos a esta oración:


Estos últimos pasos, Madre, en los que te acompañamos
para que te quedes en tu casita
y para que desde Huachana
nos sigas cuidando y acompañando,
son pasos de despedida.
Pasos que nos dan la posibilidad de partir lentamente
y de recordar y guardar en el corazón
lo vivido durante estos días:
nos encontramos con tu mirada,
nos pusiste bajo tu manto,
hiciste crecer nuestra fe, os volviste a decir
que junto con los demás peregrinos somos hermanos,
y nos vamos alegres de pertenecer a la familia de Dios.
Nos despedimos Madre.
Y nos despedimos de nuestros hermanos peregrinos.
Partimos a nuestros hogares recordando lo vivido en
estos días
y llegaremos a ellos para vivir lo que nos enseñaste en
estos días.
Sabemos que nos harás volver al año,
y junto a Vos, Madre de Huachana,
le deseamos a nuestros hermanos peregrinos:
"Buen Camino. Que Dios los bendiga
y la Virgen de Huachana los cuide". Amén

Levantamos ahora nuestros pañuelos y banderas en señal de despedida y le cantamos


juntos el himno. (Mientras cantamos, va entrando la Virgen).
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DÍA 30/7: Octavo día: EL AMANECER


Bandera y signos en cada misterio (ver con Lis)

Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Cuando el sol anunciaba su arribo al cielo santiagueño el milagro se


produjo.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres
fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la
piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban
desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras
deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo,
ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: "Es necesario que el
Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite
al tercer día."» Y las mujeres recordaron sus palabras. (Lucas 24, 1-8)

III) Contemplamos:
1) LA VIDA ME HAN PRESTADO Y TENGO QUE DEVOLVERLA: Dios ha
dispuesto, en su amorosa providencia, la sucesión de los días y de las noches. Nos cuenta
el primer libro de la Biblia: Dios dijo: «Que exista la luz.» Y la luz existió. Dios vio que la
luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas.
Así hubo una tarde y una mañana (Gn 1,3-5). Cada noche aguarda la luz del amanecer y
cada día esconde un ocaso. La luz de la mañana es una fiel recompensa para quien ha
sabido perseverar en la oscuridad de la noche. El sol despunta seguro cada día,
tímidamente, pintando de colores maravillosos el cielo, anunciando su llegada. Sus
primeras luces no encandilan ni queman, como el esplendor del mediodía. Lentamente,
cada mañana, las cosas vuelven a tomar su figura, a expresar sus colores, a definir sus
contornos. La naturaleza despierta en cantos de pájaros y en flores que se abren. Cada
mañana, el hombre agradecido levanta sus manos al Creador, para bendecir el milagro de
la vida. Celebramos un día más la fidelidad de Dios, que no abandona la obra de sus
manos. Su amor fiel sigue sosteniendo nuestras vidas. Dios nos vuelve a confiar el don de
la vida. ¿Agradezco cada día el milagro de la vida? ¿Experimento mi vida y la del
prójimo como un don gratuito amoroso de Dios?
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Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


2) ARTÍFICES Y PROTAGONISTAS DE NUESTRA HISTORIA: Cada mañana se nos
presenta una nueva oportunidad para vivir. En los umbrales del día, todo está por hacerse, la
hoja de nuestra vida está en blanco, para escribir en ella lo que deseemos. El día nos aguarda
en forma de semilla, para desplegar nuestras capacidades, dones y talentos. Estamos ante la
opción de ser protagonistas de nuestra jornada. Podemos vivirla intensamente, estando bien
presentes en cada instante, siendo conscientes de cada acción que realicemos. Pero también
podemos dejarnos arrastrar por la rutina, por la inercia de lo cotidiano y dejar que un día más
se nos escurra, como agua entre los dedos, dejándonos llevar por la corriente del paso
inexorable de las horas. Está en nosotros la decisión cotidiana de cómo vivir nuestra jornada,
de cómo emplear el valioso tiempo que Dios nos regala, de cómo gastar las horas de nuestra
vida. Por ello, los primeros instantes de nuestra jornada son fundamentales para tomar
consciencia de nuestra vida, para tomarla en nuestras manos y decidir en qué la queremos
arriesgar, cómo la queremos vivir en esta nueva posibilidad que se nos abre. Si miramos en lo
profundo, no se trata de una simple decisión acerca de lo que queremos hacer. Se trata, más
bien, de decidir quién queremos ser. ¿Cómo vivo los primeros minutos de mi jornada?
¿Cuáles son los motivos y las razones para levantarme cada mañana? ¿Me levanto con
entusiasmo y esperanza o con pesadez y desánimo?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) LA RECOMPENSA DE NUESTRA PACIENTE ESPERA: Las mejores cosas en la


vida, bien lo sabemos, requieren mucha espera y maduración, largos tiempos de
crecimiento. Las mejores comidas, las plantas más hermosas, los paisajes más admirables,
todo eso requiere tiempo para irse formando. Esto nos obliga a una paciente espera, que
nace de una profunda confianza en la promesa y en la persona que realizó esa promesa.
Sin esta confianza radical, no es posible perseverar en la oscuridad de la espera. Sólo esta
certeza de la promesa cumplida amortigua el cansancio, el desánimo, las ganas de
claudicar. La ansiedad e impaciencia nacen de la desconfianza y del olvido de las
promesas ya cumplidas. Juan Cruz, el hermano de Telésfora, junto a sus compañeros,
aguardaron pacientes aquella fría noche, confiando ciegamente hallar lo anhelado.
Necesitamos muchas veces de la noche, para valorar la luz, para añorarla con más fuerza,
para atisbar cualquier brillo tenue, que anuncia la llegada del sol. Jesús llama felices a los
que son pacientes y les promete la tierra en herencia (cfr. Mt 5,4). Hacemos nuestras las
palabras del Salmo 129: Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma
espera al Señor, más que el centinela la aurora. ¿En qué cosas espero? ¿Qué luces
sostienen mi esperanza? ¿Cómo puedo vencer el desaliento y la tristeza?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) NUESTRA RESURRECCIÓN COTIDIANA: Así como la noche nos remite al ocaso


de la vida, la luz del alba nos habla de un nuevo nacimiento. Dice el Salmo 29: si por la
noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. Y agrega el Salmo 125:
Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las cosechas. Cada mañana
nacemos, pues, a una vida nueva. Frente a la tentación de quedarnos anclados en el
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pasado, en nuestras culpas y pecados, en lo que no pudimos realizar el día anterior, el


nuevo día nos invita a mirar hacia delante, a lanzarnos esperanzados nuevamente hacia la
meta. Hacia allí debe tender nuestra mirada, nuestra esperanza que, como dice la Palabra,
es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo
donde Jesús entró por nosotros, como precursor (Hb 6,19-20). Este nuevo nacimiento no
es obra nuestra, sino de Dios en nosotros. Jesús es quien hace nuevas todas las cosas (Ap
21,5) con su poder transformador. Él nos exhorta con su Palabra: no se acuerden de las
cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está
germinando, ¿no se dan cuenta? (Is 43,18-19). Aquí hemos de poner nuestra ancla
segura, ya no en el pasado, sino en lo que está germinando, en esta realidad nueva que
Dios va haciendo con nosotros. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha
desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente (2 Cor 5,17). ¿A qué debo morir para
ser una persona nueva? ¿Descubro en mí signos de vida nueva?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) HACIA EL AMANECER SIN OCASO: Antiguamente, el domingo recibía el nombre


de Día del Sol. Era un día dedicado al culto de la divinidad del Sol, que daba vida y calor a
la creación. La fe cristiana aplicó este nombre a Jesús, nuestro único Señor, el verdadero
Sol que ilumina nuestras tinieblas. La sucesión cotidiana de los días se ve interrumpida por
el descanso dominical. En este día cortamos con las actividades laborales y rutinarias, para
tomar contacto con las realidades más importantes de nuestra vida. Allí volvemos a mirar
el sentido de nuestro trabajo, el por qué y por quiénes nos sacrificamos cotidianamente. El
domingo nos ha de llevar a vincularnos más profundamente con los nuestros, dando
espacio al silencio interior para el diálogo sereno con Dios. Este día nos invita a tomar
contacto con la naturaleza, admirándola y disfrutándola como don de Dios para nosotros,
sus hijos. Este es el sentido más hondo de la celebración de la Eucaristía: encontrarnos
como comunidad, celebrando al Dios que nos da la vida, ofreciendo nuestra semana con
sus logros y luchas, alimentarnos con su Palabra y Pan de Vida, y así comenzar la nueva
semana con el alma fortalecida. Este día del Señor nos lleva a esperar, soñar y anhelar el
domingo sin ocaso, en el que la humanidad entrará en su descanso. ¿Cómo vivo el día
domingo? ¿Cómo puedo vivir más profundamente su sentido de descanso y de
encuentro?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados al templete, antes de subir la imagen, desde el sonido del Templete):
IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Madre por
traernos una vez más a tu santuario para agradecerte todo lo que nos das día a día.
Protege nuestro regreso y gracias por tus bendiciones. Protege a nuestros enfermos en el
nombre de Jesús.

V) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
(Cantamos mientras la Virgen es llevada hasta arriba)
.
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(Una vez que la Virgen ya ha sido llevada arriba de la escalinata): Vamos a concluir este
rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia el cielo, como signo de la ofrenda de
nuestras vidas a Dios y a la Virgen. Nuestras manos son el mejor signo de nuestras vidas
que desean ser ofrendas agradables a Dios. Manos abiertas para dar y recibir, para
acariciar, acompañar, para alabar y bendecir. (Hacemos unos instantes de silencio y
decimos:) Unidos como familia recemos la oración que Jesús nos enseñó: Padrenuestro…
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DÍA 31/7: Noveno día: LA IMAGEN JUNTO AL ÁRBOL


signos en cada misterio (ver con Lis)

Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“En medio de enormes llamas que ardían en todo su esplendor,


una imagen celestial enmudeció al monte y a todos sus habitantes.
Era la Virgen María, junto a un árbol, la que tantas veces se le apareció
a la niña, a quien nunca le habían dado crédito y habían dejado partir
para siempre. Todavía asombrados y sorprendidos por lo que sus ojos
captaban,
los testigos de aquella divina aparición apagaron las llamas y
comenzaron,
sin saberlo, a forjar la historia de la Virgen de Huachana.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la


hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y
cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.»
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa. (Juan 19, 25-27)

III) Contemplamos:
1) MADRE DEL MONTE: María aparece junto a un árbol. Su presencia es un signo
luminoso para quien sabe descifrar su mensaje. Ella aparece en el monte y nos habla desde
la espesura del monte. Para encontrarla, hizo falta internarse monte adentro, aguardar con
paciencia su llegada, atravesar las inclemencias y hostilidades propias de este lugar sagrado
y misterioso. María bendice el monte con su presencia. Su santa imagen luce su mismo
color. Su clara y silenciosa aparición denuncia nuestro afán desmedido que atenta contra la
vida del monte, atrayendo consecuencias nefastas para la humanidad. Ella nos anima a
cuidar, defender y amar nuestra tierra y lo que ella produce. Nos recuerda el servicio
humilde que la Creación presta a Dios y a la humanidad. El árbol nos cobija con su copa,
nos provee la madera para el trabajo, para la leña, para construir las casas. El árbol nos
brinda sus frutos naturales que alimentan y sustentan a hombres y animales. El árbol nos
provee de esencias medicinales como remedio a nuestras dolencias. María vuelve a recrear
la comunión original de todas las cosas, rota por el pecado. Nuestra mirada consumista ha
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de ceder del todo, para dar lugar al asombro, la contemplación, el respeto y el uso moderado
de las cosas. Hace un tiempo, en diálogo con una radio santiagueña, el Papa Francisco nos
decía: A mi me duele en el alma cuando veo que hay deforestaciones para plantar soja.
Pasarán decenas de años para volver a crecer esos bosques. Cuiden mucho lo que Dios nos
ha dado. ¿Cómo trato la Creación? ¿Mis acciones cotidianas contribuyen con el
cuidado de nuestra Casa Común?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) MARÍA HACE MÁS LLEVADERA NUESTRA CARGA: Qué hermoso se sabe


poner el monte para el mes de septiembre, para el tiempo de la primavera. Muchas plantas
sueltan sus flores, que envuelven, con su aroma y color, todo el paisaje. Otras sueltan un
verdor intenso, signo de la vida que empieza a brotar luego del invierno. Para que este
espectáculo tan bello sea posible año tras año, es necesario pasar por los crudos inviernos.
Allí todo parece seco, gris, lleno de tierra, con hojas amarillas o gajos pelados. Las fuertes
heladas de invierno azotan las plantas. Ellas parecen morir pero, en lo secreto se fortalecen
y hacen posible la vida que les hará soltar sus hojas, flores y frutos en tiempos de primavera
y de verano. Así sucede en nuestra vida, las cruces y dolores pueden despertar en nosotros
actitudes nuevas, hermosas y nos posibilitan para dar mucho fruto. El dolor es parte de la
vida, bien lo sabemos, aunque nos cueste muchas veces aceptarlo. María acompañó de cerca
a su Hijo Jesús, junto a la Cruz. Ella acompaña, silenciosamente, nuestras vidas crucificadas
y sufrientes. ¿Abrazo con serenidad mis “muertes” cotidianas? ¿Quiénes te ayudaron a
hacerlas más llevaderas? ¿Puedes rescatar alguna enseñanza o fruto a partir de
alguna cruz?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) MARÍA ES NUESTRO ESPACIO DE ENCUENTRO CON DIOS: En las


sociedades antiguas, la gente dependía mucho de los bosques. Los árboles eran
importantes elementos de su ambiente. Personificaban el ciclo mismo de la naturaleza. Por
ello, los diversos pueblos los eligieron para simbolizar el cosmos, la vida, la inmortalidad
y la sabiduría. Los árboles expresaban todo lo que se consideraba sagrado. Eran los
intermediarios entre la tierra, donde están enraizados, y el cielo, hacia donde apuntan sus
copas. Representaban el paso de la existencia cotidiana hacia un nivel superior, más
próximo a la perfección, a lo espiritual o a lo divino. Por su marcado poder simbólico, las
arboledas y los árboles portentosos fueron los primeros santuarios, donde los habitantes se
reunían a expresar su espiritualidad y a comunicarse con lo sagrado. También fueron
lugares de importancia social, pues, alrededor del árbol, se celebraban actos y rituales de
interés para la comunidad, como la impartición de justicia, la resolución de conflictos o los
nombramientos de jefes. María aparece junto a un árbol, como mediadora entre Dios y
nosotros. Ella es bien nuestra, está fuertemente arraigada en nuestra tierra. Ella es toda de
Dios, es la llena de gracia. Es nuestro puente seguro para llegar a Dios, ya que está bien
anclada en las dos orillas: la humana y la divina. Ella asume las antiguas creencias para
darles un sentido nuevo, su fruto más preciado y valioso: el fruto bendito de su vientre:
Jesús. ¿Cuáles son mis espacios sagrados para encontrarme con Dios? ¿Qué
momentos del día destino para el encuentro con Él?
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Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) UNIDOS A MARÍA COBIJAMOS AL PRÓJIMO: Las ricas propiedades del árbol


son bendecidas y encarnadas por María. Ella es fuerte como su madera, capaz de
sostenernos en los momentos de flaqueza. Su corazón es flexible como las ramas
balanceadas por el viento. Su sombra nos cobija, protegiéndonos de todo mal,
brindándonos un refugio sereno para las inclemencias de la vida. Su presencia nos
alimenta y sustenta, como los frutos del árbol, para poder continuar con nuestro camino.
Ella es espacio de encuentro con el prójimo, bajo la sombra acogedora de su manto, que
nos impulsa a ser más hermanos. Ella nos injerta en su tronco, para hacernos parte de su
vida y misión. Así nos vamos transformando en sombra para el cansado, apoyo firme para
el débil, alimento para el hambriento, calor para el desanimado, luz para el desorientado,
casa para el que está de paso. Ella nos lleva al pie de toda Cruz, para acompañar de cerca a
cada hermano crucificado. Para ello, la Palabra nos invita a ser como un árbol plantado al
borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se
marchitan (Salmo 1). ¿Quiénes han sido como esos árboles en el camino de mi vida?
¿A quiénes Dios me invita a cobijar, alimentar y cuidar?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) MARÍA NOS RECONCILIA: Dice la Palabra: donde abundó el pecado, sobreabundó


la gracia (Rm 5,18). La presencia de María de Huachana, junto a un árbol, nos remite al
comienzo de la historia de salvación. Junto a un árbol, nuestros primeros padres pecaron y
desobedecieron a Dios. En un árbol, Jesús nos regaló la salvación. Mientras que Adán y
Eva comieron del fruto para ser como dioses y no morir, Jesús, el hijo de Dios, se hace
hombre y muere para salvarnos. Adán y Eva desobedecen, huyen de la presencia de Dios y
se echan mutuamente la culpa. Jesús, por el contrario, obedece al Padre, se hace cargo de
nuestro pecado y pone su cuerpo para perdonarlo. El primer árbol de la vida se transformó
en árbol de muerte. La Cruz, signo de muerte, maldición y castigo, se transformó, por el
amor salvador de Jesús, en árbol de Vida. Jesús, el nuevo Adán, y María, la nueva Eva, nos
devuelven la esperanza perdida. Ellos nos reconcilian con Dios, con nuestros hermanos,
con nosotros mismos y con la creación. La división y separación obrada por el pecado, es
redimida y reconciliada por el amor redentor de Jesús. El agreste monte santiagueño,
donde moraban las fuerzas ocultas del mal, es transformado en casa de la Virgen, en lugar
de encuentro con Dios y con los hermanos. ¿Creo sinceramente en el poder
transformador de Dios? ¿Confío en que Dios puede cambiar mi pecado en lugar de
gracia y salvación?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados al templete, antes de entrar la imagen, desde el sonido del Templete):
IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Querida Virgencita,
muchas gracias por la salud, el trabajo y el amor que hay en mi familia. Te pido toda la
bendición para cumplir nuestro sueño de bendecirnos con el don de la vida y poder traer
el hijo que soñamos con mi pareja. Deseamos poder ser felices y darle amor al prójimo.
(Cantamos mientras la Virgen es llevada hasta el altar).
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(Una vez que la Virgen ya ha sido llevada hasta el altar y la gente ya está tranquila en sus
lugares): Vamos a concluir este rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia la
Virgen, como si la estuviéramos tocando, le pedimos a Ella, la llena de gracia, que nos
contagie la gracia de Dios, que nos conceda lo que más necesitamos, que nos acaricie con
su bendición. (Hacemos unos instantes de silencio y rezamos un Avemaría).

V) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa central, presidida por


nuestro Obispo, con el rezo de la oración de la estampa: María, Madre de
Jesús…
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DÍA 1/8: Décimo día: REGRESAR PARA CONTAR


signos en cada misterio (ver con Lis)

Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete hacia la
Capilla. El Primer misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, desde el sonido del
templete, luego nos ponemos en camino. Al concluir cada misterio, nos detenemos como
para leer el texto y luego seguimos caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de
la novena: la oración de los peregrinos, lo hacemos directamente ya en la Capilla.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Con el humo anunciando el final de la fogata, Juan Cruz Verón,


hermano
de la niña que vio por primera vez a María, trasladó la pequeña imagen
hasta su humilde hogar donde, por muchos años, miles de devotos
llegaron a venerar a la Virgen.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Los pastores fueron rápidamente y encontraron a


María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían
oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que
decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. (Lucas 2,15-20)

III) Contemplamos:
1) REGRESAMOS DISTINTOS: Como Juan Cruz Verón y sus compañeros, hemos de
emprender la vuelta a casa, a lo cotidiano. Tal vez pensemos que estamos concluyendo un
camino, cuando, en realidad, lo que nos aguarda es una nueva peregrinación. Llegó la hora
de partir. Luego del parto, de esta vida nueva engendrada, se nos invita a la partida, a
comenzar una nueva etapa, a emprender una nueva aventura. El encuentro con María nos
transformó. El camino que esta novena nos hizo andar, nos fue marcando profundamente.
Se trata, pues, de descubrir esa nueva vida engendrada. Descubrirla, cuidarla y
acompañarla para que siga creciendo y sea fecunda. Nuestra vida cotidiana, con su rotunda
sencillez, aguarda nuestra novedad, nuestra luminosidad, nuestro corazón nuevo. No
hemos de ser ingenuos. Este entusiasmo con el que volvemos, puede irse apagando con las
dificultades de la vida cotidiana. Para ello, hemos de tomar cada día la firme resolución de
cuidar y mantener esas prioridades que hemos descubierto para nuestras vidas. Ello nos
llevará a asumir algunas renuncias necesarias, para que no nos quedemos en simples
deseos o sueños, sino que los hagamos realidad. ¿Qué fruto nuevo descubro en mi vida
después de estos días? ¿Qué aspecto de mi vida cotidiana necesita ser iluminado con
esta nueva luz?
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
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2) LLEVAMOS A MARÍA A CASA: Juan Cruz tuvo la gracia de acoger a María en su


casa. El apóstol Juan, acogiendo el regalo de Jesús, hospeda a María en su casa. Nosotros
también deseamos abrir de par en par nuestras puertas para darle hospedaje, como un
miembro de honor en nuestra familia. No es fácil acoger a un miembro nuevo en la casa.
Todos debemos, de alguna manera, reacomodarnos a este nuevo integrante. María no
quiere estar de adorno en un rincón escondido de la casa. Ella desea estar presente y llenar
con su gracia toda nuestra familia. Si dejamos que María se nos meta en casa, tendremos
que estar dispuestos a realizar los cambios que su presencia nos obliga a hacer. El gesto
violento y amenazador habrá de ser expulsado. La indiferencia, el egoísmo, el desinterés
por el otro, habrán de ser transformados en atención, humildad y generosidad. El diálogo
habrá de reemplazar la televisión, los celulares y el encierro de cada uno en su propio
mundo. El trabajo tendrá que ser acotado para dar más tiempo al encuentro y a la alegría
compartida. ¿Qué significará para mi vida el llevar a la Virgen a mi casa? ¿Qué
cambios tendré que hacer en mi vida personal y familiar para acoger mejor a María?
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) NO OLVIDAMOS EL CAMINO RECORRIDO: La prisa habitual con la que


sabemos vivir nos puede privar de saborear con intensidad el momento presente y pasar
por alto muchas experiencias, sin acoger su enseñanza. De ahí que necesitemos guardar
cuidadosamente en el corazón las experiencias vividas. Ellas están cargadas de fuerza, de
palabras, de enseñanzas, que serán nuestro pan cotidiano para el camino de la vida. Por
ello, deseamos detenernos para desandar en el corazón todo el camino transitado en estos
días. Este camino fue pasando por distintas etapas que nos fueron llevando a encontrar ese
tesoro buscado. Ha sido un camino hacia el corazón, donde se nos invitó a ir a lo
profundo, dejando atrás la seguridad de la orilla. Hemos tocado fibras profundas como: la
soledad, el silencio, nuestras sombras y debilidades, el cómo terminamos el día, nuestra
intimidad con Dios y con los nuestros, nuestras cruces y noches, nuestras intuiciones y
deseos más sagrados, nuestras luchas y esclavitudes, nuestro fuego interior, nuestras
pasiones, el cómo comenzamos cada día, quién queremos ser, hacia dónde vamos, por qué
hacemos lo que hacemos. Se trata, pues, de volver una y otra vez a realizar este camino
interior. ¿Qué aprendí en estos días? ¿Qué tesoro he descubierto en este camino
realizado?
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) COMPARTIMOS LA LUZ DE LA VIRGEN: Los primeros discípulos de Jesús, llenos


de la fuerza del Espíritu Santo, compartían con todos la Buena Noticia. Este brillo especial
del Reino en sus corazones, era imposible de ocultar o de acallar. Ellos no podían callar lo
que habían visto y oído. A nosotros nos sucede algo similar. Nuestro rostro nuevo delata
nuestro paso por Huachana. Muchas veces materializamos este compartir con alguna
estampa o recuerdo que llevamos a algún vecino que no pudo participar de la fiesta. Bien
dice el poeta Yupanqui: moneda que está en el bolsillo tal vez se deba guardar. Pero, la que
está en el alma, se pierde si no se da. Una fe que no se comparte, es una fe que tiende a
desaparecer. Jesús nos recuerda que somos la sal de la tierra y la luz del mundo. Nuestra
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misión consiste en dar sabor e iluminar al mundo. Así debe brillar ante los ojos de los
hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al
Padre que está en el cielo (Mt 5,16). De este modo, a través de nuestro humilde testimonio,
los demás podrán gustar y ver qué bueno es el Señor (Sal 33,9). Dios confía en nuestra luz y
nos encomienda mantenerla viva y encendida, ya que, si la luz que hay en ti se oscurece,
¡cuánta oscuridad habrá! (Mt 6,23). ¿Qué lugares y personas necesitan ser iluminadas
con esta nueva luz que hay en mi vida?
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CUIDAMOS Y ALIMENTAMOS NUESTRA LUZ: Decíamos que el entusiasmo de


la vuelta muchas veces choca con la rutina y las dificultades cotidianas. Volvemos a topar
con nuestra miseria y añoramos aquellos días felices y paradisíacos de Huachana. Esto
nos puede hacer detenernos en el camino y abandonar nuestros propósitos y compromisos.
Sin embargo, hemos de dejar a un lado el desaliento y retomar cada día el camino
vislumbrado. Como decía un santo obispo: levántate cada día con el deseo de ser santo y
acuéstate con la certeza de haber sido perdonado. Este pequeño fuego, avivado en
Huachana, ha de ser alimentado y cuidado. Los leños que le podemos ir arrimando son la
oración con la Palabra, con el Rosario, dedicando un tiempo y lugar especiales cada día.
No perder el contacto con nuestra comunidad es un leño fundamental para sostener nuestra
fe y fortalecerla con el apoyo de los demás. Humildes acciones solidarias mantienen vivo
este fuego interior, como ese oxígeno que aumenta la llama, evitando que se ahogue a
causa del encierro. La vivencia de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación
mantiene la temperatura de este fuego interior. ¿Qué me propongo hacer para cuidar y
alimentar esta luz encendida y reavivada en Huachana?
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados a la Capilla, antes de entrar la imagen):


IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Virgen de Huachana, hoy
te pido Madre que me ayudes a ser un nuevo hombre, a ser comprensivo con mi familia.
Ayúdame a encontrar el buen camino para estar bien con mi familia.

V) Vamos a concluir nuestra fiesta, despidiéndonos de María, hasta el próximo


año, con el deseo de tener un buen viaje, que podamos hacerlo con prudencia y
cuidado. Le pedimos también que podamos ser sus misioneros, contando a los
nuestros todo lo que hemos vivido en estos días. En unos instantes de silencio
posemos nuestra mirada en María, para llevar grabada en nuestros corazones la
ternura de su mirada y se la podamos regalar a tantos hermanos que esperan
nuestro regreso. Dejémonos mirar también por María, para que grabe en su
corazón nuestras miradas y nuestras vidas. (Hacemos unos instantes de silencio).

Desde los profundo del corazón, nos unimos a esta oración:


Estos últimos pasos, Madre, en los que te acompañamos
para que te quedes en tu casita
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y para que desde Huachana


nos sigas cuidando y acompañando,
son pasos de despedida.
Pasos que nos dan la posibilidad de partir lentamente
y de recordar y guardar en el corazón
lo vivido durante estos días:
nos encontramos con tu mirada,
nos pusiste bajo tu manto,
hiciste crecer nuestra fe, os volviste a decir
que junto con los demás peregrinos somos hermanos,
y nos vamos alegres de pertenecer a la familia de Dios.
Nos despedimos Madre.
Y nos despedimos de nuestros hermanos peregrinos.
Partimos a nuestros hogares recordando lo vivido en
estos días
y llegaremos a ellos para vivir lo que nos enseñaste en
estos días.
Sabemos que nos harás volver al año,
y junto a Vos, Madre de Huachana,
le deseamos a nuestros hermanos peregrinos:
"Buen Camino. Que Dios los bendiga
y la Virgen de Huachana los cuide". Amén

Levantamos ahora nuestros pañuelos y banderas en señal de despedida y le cantamos


juntos el himno. (Mientras cantamos, va entrando la Virgen).

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