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La Amistad

Lobo, Mirlo y Sapo eran buenos amigos que se reunieron después de un huracán y no querían separarse de nuevo. Cada uno quería ir a un lugar diferente: Lobo a la montaña, Sapo al río y Mirlo al bosque. Acordaron ceder en sus preferencias para permanecer juntos. Un oso les ofreció vivir en un lugar con montaña, ríos y bosques, donde cada uno podría estar feliz sin renunciar a su estilo de vida y manteniendo su amistad.

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La Amistad

Lobo, Mirlo y Sapo eran buenos amigos que se reunieron después de un huracán y no querían separarse de nuevo. Cada uno quería ir a un lugar diferente: Lobo a la montaña, Sapo al río y Mirlo al bosque. Acordaron ceder en sus preferencias para permanecer juntos. Un oso les ofreció vivir en un lugar con montaña, ríos y bosques, donde cada uno podría estar feliz sin renunciar a su estilo de vida y manteniendo su amistad.

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LA AMISTAD

Lobo, Mirlo y Sapo eran muy buenos amigos.

Cuando se encontraron después del terrible huracán, no sabían qué camino


tomar, pero tenían claro que no querían volver a separarse.

- Vamos a hablarlo - dijo Lobo, mientras tomaba asiento al lado de un grueso


tronco.- Yo preferiría ir a la montaña, porque me gusta el frío y la nieve.

- Yo preferiría ir al río, porque me encanta nadar y bucear entre las hiedras -


dijo Sapo.

- Pues yo preferiría ir a un bosque lleno de árboles, porque me gusta cantar


escondido entre las hojas y hacer mi nido entre las ramas - dijo Mirlo.

- Tendremos que ceder en algo si lo que queremos es permanecer juntos -


volvió a hablar Lobo. 

Todos callaron unos minutos reflexionando. 

A Lobo no le gustaba el agua, por eso, descartó enseguida el río; pero


podría intentar adaptarse a vivir en la arboleda con tal de no perder a sus
amigos.

Sapo descartó rápidamente ir a vivir a la montaña; allí vivía la culebra a la que


temía tanto, pero podría vivir entre los árboles siempre que fuera junto a sus
buenos amigos. 

Mirlo pensó que quizás podría adaptarse a vivir en la montaña, y aunque el


agua no le hacía mucha gracia podría hacer un esfuerzo para vivir cerca del río
y hacer su nido en un alto arbusto.

Los tres hablaban entre ellos para hallar una solución y no tener que separarse.

- ¡Eh, amigos! - escucharon que decían.

- ¡Sí! Es a vosotros - les dijo un gran oso pardo - perdonad si me meto donde
no me llaman, pero os estoy escuchando... Yo sé de un lugar donde los tres
seríais muy felices. Donde yo vivo, paseo por la montaña con mis amigos
osos y seguro que a Lobo le gustaría. Hay árboles frondosos y altos con fuertes
ramas, allí Mirlo podría hacer su nido, y cerca de mi cueva discurre un
caudaloso río de aguas transparentes donde apago mi sed, y Sapo podría
nadar y jugar cuanto quisiera.

Todos se pusieron muy contentos. Gracias a Oso encontraron un lugar natural


precioso para vivir. Ninguno tuvo que renunciar a su modo de vida, aunque
estaban dispuestos a ello por mantenerse unidos y, además, hicieron un nuevo
amigo.

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