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Un Divorcio Secreto

Historia México - divorcio

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CEH

CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS


Un divorcio secreto
en la Revolución mexicana:

Un divorcio secreto en la Revolución mexicana: ¡todo por una jarocha!


¿Por qué en 1914 se reformó el divorcio total o que disuelve AnA LidiA GArcíA PeñA es profesora investi-
el matrimonio en México? ¿Acaso fue una necesidad personal gadora de la Facultad de Humanidades de la
de Venustiano Carranza? Este libro profundiza en esta pro-
blemática y descubre el probable conflicto de intereses de Félix
¡todo por una jarocha! Universidad Autónoma del Estado de Méxi-
co, especializada en historia de género y del
divorcio en México. Algunas de sus últimas
Palavicini al respecto. Propone una lectura contextualizada de
publicaciones son: El fracaso del amor. Género
un juicio de divorcio que sucedió durante la expansión del e individualismo en el siglo xix mexicano (El
modelo de matrimonio romántico en México y reflexiona so- Ana Lidia García Peña Colegio de México, 2006), Manual de meto-
bre las múltiples lecturas de las vidas públicas, privadas e ín- dología para la consulta de expedientes históricos
timas de los políticos mexicanos de la Revolución mexicana. de las Casas de la Cultura Jurídica (scjn, 2010),
“El divorcio en el Distrito Federal en los
La colección La aventura de la vida cotidiana está orientada albores del siglo xx: la rebelión de los hom-
hacia el público interesado en la historia de la gente común, bres”, en Signos Históricos (uAm-i, 2016).
así como en las anécdotas y circunstancias que han contribui-
do a formar nuestras costumbres, nuestra cultura y nuestro
mundo. En cada tema nos proponemos exponer el proceso de
elaboración del relato histórico. ¿Cómo escribimos esa histo-
ria? ¿De dónde tomamos la información y cómo la analiza-
mos? ¿Qué trascendencia tienen las anécdotas o las costumbres
cuando se reconocen como hechos sociales?

LA AVENTURA DE LA VIDA COTIDIANA


S ER I E H I S T O R I A - I NVES T I GA CI Ó N

EL COLEGIO DE MÉXICO

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Un divorcio secreto
en la Revolución mexicana:
¡todo por una jarocha!

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Colección
La aventura de la vida cotidiana
Historia – Investigación

Pilar Gonzalbo Aizpuru, directora

CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

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Un divorcio secreto
en la Revolución mexicana:
¡todo por una jarocha!

Ana Lidia García Peña

EL COLEGIO DE MÉXICO

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92
P154g
García Peña, Ana Lidia
Un divorcio secreto en la Revolución mexicana : ¡todo por una
jarocha! /Ana Lidia García Peña – 1a. ed. – Ciudad de México, Mé-
xico : El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2017.
(Primera reimpresión, 2018).
160 p. : il. facsim. ; 16.5 cm (Colección La aventura de la vida
cotidiana)
Incluye bibliografía
ISBN 978-607-628-196-3 (obra completa)
ISBN 978-607-628-210-6 (volumen 2)
1. Palavicini, Félix Fulgencio, 1881-1952 – Divorcio. 2. Juicios
(Divorcio) – México. 3. Divorcio – México – Historia – Siglo xx.
4. Divorcio – Leyes y legislación – México – Historia. I. t. II. Ser.

Primera reimpresión, 2018


Primera edición, 2017
D.R. © El Colegio de México, A.C.
Carretera Picacho-Ajusco 20
Ampliación Fuentes del Pedregal
Delegación Tlalpan
14110 Ciudad de México, México
www.colmex.mx

ISBN 978-607-628-196-3 (obra completa)


ISBN 978-607-628-210-6 (volumen 2)

Impreso en México

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Índice

Primera parte
¡Por fin, el juicio más buscado!
9

Segunda parte
Algunos contextos en la historia del divorcio
20

Tercera parte
El divorcio de Félix Palavicini,
¿conflicto de intereses?
57

Cuarta parte
Raros y asombrosos contrastes
en Palavicini y en sus contemporáneos
107

Consideraciones finales
145

Referencias
152
7

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Primera parte
¡Por fin, el juicio más buscado!

Durante más de 20 años me he dedicado a inves-


tigar el divorcio en la ciudad de México. Al prin-
cipio todo era una sorpresa, revisar cada juicio del
siglo xix en los tribunales tanto civiles como ecle-
siásticos era un verdadero viaje al pasado.1 Cabe
aclarar que durante toda la centuria decimonóni-
ca el divorcio era sólo la separación de los esposos
pero nunca la disolución del matrimonio, así que
aprendí a ponerme en los zapatos de otros para
entender lo que vivieron mujeres y hombres del
pasado sumidos en el desgarrador pleito del divor-
cio que no les permitía disolver su infortunado
matrimonio. Era un placer ir construyendo los
 Los repositorios consultados durante mis investiga-
1

ciones han sido: Archivo General de la Nación (en adelan-


te agn), en los grupos documentales: Bienes Nacionales,
Criminal, Judicial y Matrimonios. Hasta 1999 consulté
el Archivo Histórico del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, en los fondos Juicios de Divorcios y Jui-
cios de Alimentos. Después del año 2000 dicho archivo
fue trasladado al agn, como el Fondo Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal y los expedientes fueron
desagregados en los fondos Materia Civil y Materia Penal.
9

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10  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

estereotipos que mujeres y hombres elaboraban


de sus personas para presentarse ante el juez como
víctimas inocentes de un “desgraciado” matrimo-
nio y crear una imagen de sí mismos como un
dechado de virtudes, mientras que el cónyuge era
el absoluto culpable de la desavenencia familiar;
así, mientras las mujeres decían ser el modelo de
esposa, honorable, prudente, pudorosa, fiel, cre-
yente, afable y virtuosa, en frases como “no le doy
a mi esposo el más ligero motivo de celo, nunca
ha observado ningún acto contra mi honor y fide-
lidad, velo por complacerlo y le sirvo con el pen-
samiento”, los varones se presentaban a su vez
como ejemplo de esposo honorable, creyente,
responsable, trabajador y moderado en las correc-
ciones que imponía a su esposa, además de insistir
en las prerrogativas que todo esposo tenía sobre su
mujer, “pues no pertenece a la mujer que es infe-
rior tener inspección sobre la conducta de su ma-
rido que es superior”.
Así, poco a poco fui conociendo las prácticas
cotidianas de los habitantes capitalinos del siglo
xix; aprendí a entender sus odios y a comprender
la forma en la que deliberadamente mentían para
ganar sus juicios y lograr cumplir con las expecta-
tivas de la sociedad de su época. Además encontré
algunos patrones de conducta y descubrí a dicha

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  11
¡POR FIN, EL JUICIO MÁS BUSCADO!

centuria como una de las más violentas en el ám-


bito familiar, en la que se acrecentó la autoridad
masculina patriarcal; asimismo, cómo la cultura
militar de la época acentuó los encierros de las
esposas; el hallazgo de mujeres activas que apren-
dieron a redefinir sus encierros en favor de sus
intereses; el reconocimiento del distinto proceso
de individuación entre hombres y mujeres.2
Después comenzó la búsqueda de los mejores
juicios, los más prolongados, los que proporciona-
ban más detalles de la vida cotidiana decimonóni-
ca; entre cientos de juicios me dediqué a la búsqueda
de la “aguja en el pajar”: ¿cuál es el mejor juicio del
siglo xix?, ¿cuál es el que me ofrece más detalles de
su día a día, de sus intimidades, de cómo golpea-
ban los hombres a sus mujeres, o de cómo las mu-
jeres ocultaban sus adulterios, o de cómo vivían su
sexualidad?, ¿cuál es el juicio que presenta al hom-
bre más violento y/o a la mujer más sumisa?
En esa búsqueda frenética encontré verdaderas
joyas históricas como el juicio de divorcio de los
capitalinos Apolonia Gutiérrez y Esteban Enciso,
entre 1798 y 1812, con 831 fojas de un intermi-
 Para profundizar en dichas historias véase, de García
2

Peña, “Continuidades y cambios en las relaciones de gé-


nero en la familia”, El fracaso del amor y “El depósito de
las esposas”.

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12  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

nable pleito de una familia de los sectores medios,


quienes vivieron su propio odio de pareja durante
la conflictiva época de la crisis virreinal, provoca-
da por las asfixiantes reformas fiscales y económi-
cas de los Borbones que dieron pauta a distintas
inestabilidades, levantamientos y la guerra popu-
lar del movimiento de Independencia. Por medio
de Apolonia y Esteban supe cómo se practicaba la
vida sexual de un matrimonio de “buenos moda-
les”, en esa época en la que no era reconocido el
orgasmo femenino, y cuando los valores de la mo-
ral religiosa pesaban tanto en una mujer que aso-
ciaba su decencia a su frigidez o al dolor que le
provocaba el acto sexual, y que estaba segura de
convencer al juez de la lascivia de su marido por-
que tenía un miembro grande.
A medida que conocía más y más juicios de di-
vorcio, las prácticas cotidianas se iban repitiendo
una y otra vez; entonces comencé a buscar otras
preguntas de investigación que me abrieran nuevos
caminos para poder estudiar la historia del divor-
cio en México. ¿De qué nuevas maneras se puede
abordar el divorcio en el ámbito de la vida cotidia-
na? La respuesta inmediata tuvo que ver con la
comprensión de la historia del Estado mexicano y
las complejas vinculaciones entre las esferas de lo
público y lo privado. Si la historia del siglo xix es

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  13
¡POR FIN, EL JUICIO MÁS BUSCADO!

por excelencia la historia del Estado-nación y sus


instituciones, ¿qué relación tuvo este proceso con
la dinámica de los pleitos de divorcio? Fue intere-
sante comprender que a pesar de todo el discurso
secularizador del liberalismo decimonónico, la tan
pregonada reforma juarista no terminó por aceptar
la disolución del matrimonio en el divorcio. Aun-
que Benito Juárez estaba convencido de que per-
mitir el divorcio total era la mejor forma de ser fiel
a sus principios liberales, la situación de guerra, la
crisis y los “búhos del retroceso” —como él los
llamaba— le impidieron establecer legalmente el
divorcio que sí disuelve el matrimonio, por lo que
los mexicanos tuvieron que esperar muchos años
más para poder divorciarse de manera total.3
A medida que me empapaba en la historia del
Estado-nación mexicano del siglo xix y sus insti-
tuciones, comencé a cuestionarme sobre la vida
 Benito Juárez: documentos, discursos y correspondencia,
3

p. 569. Cabe aclarar que cuando la Ley del Matrimonio


y Divorcio Civil del 23 de julio de 1859 fue incorporada
a la Constitución gracias a la Ley Reglamentaria de las
Adiciones y Reformas de la Constitución Federal, decre-
tadas el 25 de diciembre de 1873, cualquiera que se hu-
biese casado por la Iglesia antes de dicha fecha podía
tramitar su divorcio civil. Es decir, no era necesario que
los cónyuges presentaran un acta de matrimonio civil
para poderse divorciar ante los jueces del Estado liberal.

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14  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

privada de los personajes públicos. Hombres de


poder que además de ser los constructores del
nuevo Estado liberal, laico, secularizador y pro-
motor del individualismo, también estuvieron
casados y vivieron sus propios conflictos conyuga-
les. Entonces surgieron preguntas sobre cómo
vincular la historia de los políticos mexicanos con
la vida cotidiana de su época.
Es ampliamente conocido el juicio de divorcio
del presidente Manuel González quien, durante
su mandato (1880-1884), tuvo el descaro de pre-
sentar a la preferida de sus amantes como la pri-
mera dama de México. Tiempo después de con-
cluida su presidencia, su esposa Laura Mantecón,
una mujer excepcional para la época, quien,
mientras su esposo la alejaba de sus hijos, se dedi-
có a “trabajar” (era propietaria de varias hacien-
das, además de viajar largas temporadas por Ca-
nadá y Estados Unidos y de estudiar medicina en
este último país), se encargó no sólo de demandar
a Manuel en divorcio, sino de hacerlo público y
notorio de tal manera que toda la sociedad educa-
da de la época tuvo conocimiento del escandaloso
divorcio. Y aunque Manuel hizo perdedizo el ex-
pediente, Laura pagó de su propio bolsillo la publi-
cación de todo el expediente del juicio en benefi-
cio, claro está, de los historiadores.

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  15
¡POR FIN, EL JUICIO MÁS BUSCADO!

Pero las preguntas seguían en mi mente, por


ejemplo, ¿cuál es la profunda vinculación entre las
esferas de lo público y lo privado en el divorcio?
Así pasaron los años, mi investigación seguía avan-
zando en el tiempo histórico y comencé a estudiar
el divorcio en la Revolución mexicana, momento
de guerras, confrontaciones y cambios culturales
profundos, en el que se rompieron las viejas diná-
micas de la vida cotidiana y se conformaron nue-
vas prácticas que dieron forma a los inicios del si-
glo xx. Entonces, en 1914, sucedió la reforma más
importante de toda la historia del divorcio en Mé-
xico: se creó el divorcio vincular que disuelve el ma-
trimonio y permite que las mexicanas y los mexi-
canos nos casemos y divorciemos cuantas veces
queramos y podamos, transformando así, radical-
mente, la historia de la vida cotidiana familiar.
Desde el primer momento mucha gente puso
el grito en el cielo y declaró a dicha reforma como
la más radical de la Revolución, cuyo impacto iba
a ser catastrófico para la familia mexicana. Enton-
ces surgieron plumas que decían que Venustiano
Carranza y sus seguidores legislaron el divorcio
para satisfacer sus caprichos personales, ¡Ellos
quieren divorciarse y por eso lo legislan! Aunque
traté de no caer presa de dichos rumores conser-
vadores, durante muchos años permaneció en mi

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16  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

mente la misma pregunta: ¿hubo un interés per-


sonal en los reformadores del divorcio durante la
Revolución mexicana? De cualquier manera, aun-
que la respuesta fuera positiva, no podía dejar de
lado las evidencias de los grandes procesos histó-
ricos del divorcio, que en los albores de la nueva
centuria se expandió en la capital mexicana junto
con el crecimiento urbano y las nuevas institucio-
nes educativas, las innovadoras modas culturales,
el moderno consumismo de los grupos medios y
altos. En fin, el orden y progreso del Porfiriato
también significó la mayor difusión del divorcio
entre algunos sectores de la sociedad; cada vez más
y más habitantes capitalinos, nacionales y extran-
jeros, necesitaban el divorcio y acudían una y otra
vez a los juzgados para promover sus juicios. En-
tonces, ¿la legislación del divorcio en 1914 fue un
capricho personal convirtiéndose en lo que hoy
podríamos llamar un conflicto de intereses de los
carrancistas o fue una necesidad social de los gru-
pos medios y altos de las urbes mexicanas?
No cabe duda de que al llegar la Revolución,
entre los líderes políticos de la época surgieron nue-
vamente las mismas preguntas que ya se habían
planteado los liberales de la época de la Reforma:
¿hay que mantener al divorcio en sus mismas con-
diciones decimonónicas de respetar el principio

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  17
¡POR FIN, EL JUICIO MÁS BUSCADO!

religioso de “matrimonio para toda la vida”, a pesar


de ser un Estado laico; o más bien es necesario in-
troducir su reforma para disolver el matrimonio y
dejar completamente libres a los individuos, en
atención a un pensamiento básico del liberalismo?
Obviamente la respuesta fue favorecer la reforma
del divorcio e incrementar la libertad y la expansión
del individualismo entre la sociedad mexicana.
Pero aquella otra pregunta continuaba en mi men-
te: ¿se reformó el divorcio también para satisfacer
los intereses personales de los revolucionarios? Y si
así fuera, ¿se le podría llamar conflicto de intereses?
Por ello, durante mucho tiempo me dediqué a
buscar entre los 612 juicios que se tramitaron en-
tre 1910 y 1920 alguno que me diera indicios de
los intereses personales de los líderes revoluciona-
rios en la reforma del divorcio.4 Finalmente tuve
el gran placer de tener entre mis manos el juicio
tan buscado: en 1915 Félix Fulgencio Palavicini,5
 García Peña, “El divorcio en el Distrito Federal”.
4

 Félix Fulgencio Palavicini (1881-1952), ingeniero,


5

pedagogo, político, diplomático y periodista tabasqueño;


primero tuvo algunas funciones en la reforma educativa
técnica durante el Porfiriato; después militó en las filas ma-
deristas y en la dirección del Partido Antirreeleccionista;
a continuación fue diputado por la XXVI Legislatura en
el grupo de los Renovadores, cercano a Madero; estuvo
estrechamente vinculado a Venustiano Carranza durante

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18  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

funcionario carrancista, encargado del despacho


del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Ar-
tes y jefe del grupo de reformadores del Plan de
Guadalupe, se divorció de su esposa María Piñei-
ro. Entonces, sí hubo un interés personal de uno
de los reformadores del divorcio total en México,
lo que provocó nuevas preguntas: ¿tenía razón la
reacción conservadora al decir que la reforma fue
sólo un capricho personal?, ¿qué hay de la crecien-
te práctica del viejo divorcio por separación de
cuerpos entre los sectores medios y de extranjeros
que vivían en la capital?, ¿no es acaso un síntoma
de la necesidad cultural de reformar al divorcio? Y
tal vez la más importante de todas: ¿en el divorcio
de Palavicini hubo conflicto de intereses? ¿Su pro-
pio divorcio corrompió la separación de lo público
y privado para un político de su condición y según
los valores del siglo xix?
Tradicionalmente se ha considerado que un
conflicto de intereses público sucede cuando un
servidor público se beneficia personalmente de la

las reformas sociales del constitucionalismo; fue diputado


constituyente, y fundó las empresas periodísticas: El Uni-
versal, El Globo, El Día, Todo, y también desempeñó di-
versas funciones diplomáticas en Francia, Inglaterra, Bél-
gica, Italia y España. Autor de una gran cantidad de libros,
artículos periodísticos y programas de radio.

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  19
¡POR FIN, EL JUICIO MÁS BUSCADO!

promulgación de una reforma o una ley en la que


participó. Por lo que la pregunta sería: ¿el interés
primario y público de la reforma social en benefi-
cio de la sociedad mexicana durante la Revolución,
estuvo indebidamente influido por el interés se-
cundario o privado de Palavicini?, es decir, ¿la re-
forma del divorcio tuvo factores totalmente moti-
vacionales y personales de uno de sus creadores?

Félix Palavicini como periodista y diputado,


1909-1914.

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Segunda parte
Algunos contextos en la historia del divorcio

Antes de continuar con la historia del divorcio


de Palavicini en los años de la Revolución mexi-
cana, es necesario revisar algunos de los principa-
les temas desde los cuales puede ser abordada la
historia del divorcio en México, que ha estado
estrechamente vinculada al proceso moderniza-
dor cultural, jurídico y político que se vivió tanto
en el ámbito internacional como en el nacional.
En el mundo de la cultura, durante la segunda
mitad del siglo xix, en un número importante de
países occidentales se comenzó a legislar el divorcio
total que disuelve el matrimonio y deja en liber-
tad a las personas para volverse a casar; los prime-
ros en hacerlo fueron Gran Bretaña en 1857, Esta-
dos Unidos en 1870, Alemania en 1874 y Francia
en 1884. Posteriormente, y siguiendo sobre todo
el modelo francés, dicho proceso reformista llegó
a América Latina y entre 1886 y 1918 lo legisla-
ron una decena de países, entre ellos, Costa Rica,
Guatemala, El Salvador, República Dominicana,
Honduras, Nicaragua, Venezuela, Panamá, Méxi-
co y Cuba.
20

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   21
¿Por qué el divorcio vincular se fue expandien-
do de esa forma tan acelerada en Occidente? La
razón es que se convirtió en un elemento necesario
del nuevo modelo de relación de pareja y amor
romántico que se difundió en muchos países de
Europa y América. Pero, ¿qué debemos entender
por matrimonio de amor romántico? Es el proto-
tipo de matrimonio que se difundió en Europa
desde el siglo xviii con la Ilustración, la expansión
de la economía de mercado, el desarrollo urbano y
las nuevas corrientes filosóficas que se centraban
en la búsqueda de la felicidad; el matrimonio cada
vez más se fue construyendo con la idea de que su
constitución era producto del amor y que los indi-
viduos tenían libertad para elegir a su cónyuge en
búsqueda de afecto personal. Por primera vez en la
historia de la vida cotidiana, matrimonio y amor
comenzaron a coincidir, pues durante muchos si-
glos las personas primero se casaban y luego, pro-
bablemente, se enamoraban. En ese viejo modelo
del matrimonio por conveniencia su objetivo no
era la intimidad sino el interés, ya fuese material o
moral, como por ejemplo una buena familia polí-
tica; en esencia, el matrimonio en el Antiguo Ré-
gimen determinaba derechos y obligaciones, por
lo que durante muchos siglos funcionó como un
sistema y no como una relación privada.

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22  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Al expandirse la Ilustración se difundió la idea


del individuo considerado como valor supremo y
criterio de referencia de todos los comportamien-
tos.6 Así, al llegar el siglo xix el modelo de amor
romántico se generalizó gracias a múltiples facto-
res como el crecimiento de la economía capitalis-
ta, la expansión de la secularización de la sociedad
que fue mermando el poder de la Iglesia, el de-
sarrollo urbano y la mentalidad burguesa, la re-
forma educativa y la amplia difusión de nuevas
sociabilidades asociadas con la lectura de novelas
románticas.
Si bien es cierto que el fundamento del amor
romántico era la construcción de la intimidad y el
compañerismo, no forzosamente implicó la bús-
queda de la igualdad entre los esposos; al contra-
rio, en el siglo xix se fortaleció la autoridad patriar-
cal cuando el hombre se convirtió en el proveedor
del hogar y la mujer fue restringida al ámbito do-
méstico en un nuevo modelo de domesticidad que
le impuso una relativa separación del mundo exte-
rior. En dicho modelo los esposos quedaron cir-
cunscritos a esferas separadas, y mientras los hom-
bres se dedicaban a la producción económica en lo
 Para profundizar en la expansión del individualismo
6

en México, véase García Peña, El fracaso del amor, pp. 35


y ss.

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  23
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

público, las mujeres quedaron como dependien-


tes de sus maridos en lo privado, además de que
se fortaleció el énfasis en la pureza y castidad fe-
menina desde una visión laica. Ello dio pauta a la
construcción en el ámbito familiar de las esferas
separadas de lo público masculino y lo privado
femenino. Así que entre los grupos medios y altos
rápidamente se difundió el matrimonio por amor
en el que las mujeres permanecían en el hogar,
protegidas y mantenidas por el marido proveedor,
quien también tenía el derecho de gobernar e im-
poner su autoridad.7
Obviamente el modelo de amor romántico ge-
neró otras prácticas culturales negativas. En ese
sentido, no sólo aumentó la violencia masculina
sino que también la sexualidad de los varones se
volvió “mas compulsiva” de acuerdo con la difu-
sión de la doble moral sexual burguesa, en la que
se aceptó un modelo muy rígido de experiencias
sexuales distintas entre hombres y mujeres.8 Mien-
tras que se promovían las relaciones sexuales
múltiples de los hombres, se reprimía la sexuali-
dad femenina confinada exclusivamente al ma-
trimonio.
 Coontz, Historia del matrimonio: cómo el amor con-
7

quistó el matrimonio, p. 246.


8
 Giddens, La transformación de la intimidad, p. 30.

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24  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Otro cambio cultural negativo fue que la do-


ble moral sexual burguesa afianzó la vieja práctica
cultural de condenar del todo el adulterio feme-
nino, visto como un verdadero peligro para la
estabilidad familiar y el buen orden de la sociedad
civil, y de exonerar judicialmente la penalización
del masculino, considerado una falla menor. Si
en el pasado el adulterio masculino era asunto de
control moral por la Iglesia, en el xix su proceso
secularizador llevó a que la autoridad laica del
Estado dejara de tipificarlo en sus normas. Si bien
es cierto que a lo largo de la historia el adulterio
de las mujeres fue mucho más condenado pues
significaba el honor mancillado de sus maridos,
quienes se convertían en objeto de burla pública,
en el siglo xix la normatividad fue clara y explí-
cita al condenar penalmente cualquier indicio de
adulterio femenino, mientras que al masculino lo
llenaron de prerrogativas y excusas. De tal mane-
ra que las diferencias jurídicas entre los adulterios
femenino y masculino fortaleció la autoridad pa-
triarcal.
Finalmente, otra de las deficiencias del amor
romántico es que una consecuencia inevitable de
su expansión fue el crecimiento de la “sociedad de
los divorcios”, porque la búsqueda de la intimidad
también abrió la puerta a la vulnerabilidad emo-

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  25
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

cional de la pareja. Así que, paradójicamente, al


tiempo que se consolidó el modelo de matrimo-
nio romántico también se inició su decadencia
con la difusión masiva del divorcio. Pues una de
las características de este modelo es que al aumen-
to de la libertad individual correspondió una gran
inestabilidad; a medida que el matrimonio fue
más electivo se volvió más frágil. Es así, como se-
ñala Stephanie Coontz, que tan pronto como se
impuso el ideal de matrimonio por amor e intimi-
dad se comenzó a exigir el derecho del divorcio
que disuelve el vínculo marital.9

El escenario de la aventura reformista


del divorcio en México

Todas las transformaciones que enmarcaron im-


portantes cambios culturales en Occidente en tor-
no al modelo de matrimonio romántico, se difun-
dieron ampliamente en México durante el
Porfiriato y la Revolución,10 por lo que ahora pa-
saremos del ámbito mundial al nacional; en par-
 Coontz, Historia del matrimonio, pp. 20 y ss.
 9

 Para conocer algunas de las especificidades del mo-


10

delo de amor romántico durante el Porfiriato, véase Gar-


cía Peña, “Conflictos conyugales”.

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26  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

ticular, propongo construir el escenario de la his-


toria del divorcio en nuestro país siguiendo tanto
su proceso macropolítico de la reforma legal como
el microsocial de la vida personal de Félix Palavi-
cini. Así, la narración del contexto se inicia con el
nuevo siglo xx, cuando Félix Palavicini contrajo
matrimonio con María Piñeiro; continúa durante
los años más violentos de la Revolución mexicana
y con la promulgación de la ley de divorcio en
1914 (Palavicini se divorció en 1915), y concluye
en los años treinta con la publicación autobiográ-
fica del mismo Palavicini, llamada Mi vida revolu-
cionaria, obra en la que explícitamente afirmó que
sólo diría la verdad histórica,

Esta obra se concreta a “mi vida revolucionaria”;


publicándola, hago solemne protesta de que todo lo
que en ella digo es la verdad. Entiendo por verdad
lo que está demostrado por documentos, por testi-
monios o por realidades evidentes tal como los vi y
las entendí. Ni calumnias, ni difamaciones, ni jui-
cios apasionados encontrará el lector en este libro.11

Sin embargo, Palavicini mintió con toda inten-


ción al decir que no se benefició de la reforma del

 Félix F. Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 8.


11

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  27
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

divorcio, incluso negó la existencia de su divorcio


y de un segundo matrimonio en su vida; mentiras
históricas que ayudan a seguir revisando si hubo o
no algún tipo de conflicto de intereses en su vida
pública y que permiten entender ciertos elementos
de la vida cotidiana y los modelos de matrimonio
romántico y de masculinidades durante la década
revolucionaria.
Así que trataré de reconstruir algunos elemen-
tos del escenario de la aventura reformista del di-
vorcio en México en el tránsito del Porfiriato a la
Revolución, que abarcó un sinfín de procesos his-
tóricos. En los albores del siglo xx quedó ple-
namente consolidada la modernización económi-
ca, educativa, urbana y cultural del Porfiriato; sin
embargo, desde 1906 las manifestaciones de in-
conformidad fueron una señal inequívoca del pau-
latino desgaste de un régimen que en muchos as-
pectos fue dictatorial y con enormes desigualdades
e injusticias en los niveles social y económico.
Después sucedió el largo y complejo decenio re-
volucionario entre 1910 y 1920 en el que se ges-
tó un profundo cambio social, cultural y político
en nuestro país, pero sobrevivieron muchas es-
tructuras sociales y económicas; finalmente llegó
la época posrevolucionaria de reconstrucción na-
cional y, en particular, los años treinta cuando se

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28  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

lograron concretar muchas de las promesas revo-


lucionarias.
Al revisar el escenario nacional, no cabe duda
de que históricamente México ha sido un país de
grandes contrastes; desde los inicios del siglo xix
algunos pensadores señalaron que México era el
país de una inmensa desigualdad de fortunas.
Esos enormes contrastes económicos y sociales
que han caracterizado a nuestra historia, y que por
cierto se mantienen hasta el presente, tuvieron su
apoteosis en la primera gran modernidad impul-
sada por el Porfiriato. La larga paz porfiriana que
abarcó de 1877 hasta 1910 (con el paréntesis del
cuatrienio de Manuel González, 1880-1884) ter-
minó con la inestabilidad política y económica
que se vivió durante casi todo el siglo xix y pudo
establecer los fundamentos de una creciente eco-
nomía capitalista, pero a un precio demasiado alto,
el de la dictadura y la desigualdad.
En el plano político se impuso la imagen de un
Estado-nación al que todo ciudadano debía fide-
lidad. Hubo una clara continuidad con los políti-
cos liberales de épocas anteriores y se perpetuaron
los rituales y los lemas liberales; sin embargo, se
consolidó la ideología del liberalismo conserva-
dor, llamado así por algunos de los críticos socia-
les de la época, gracias al cual se pudieron impo-

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO  29
ner los intereses del progreso material sobre la
lucha de facciones y los derechos constitucionales.
Bases fundamentales del régimen político fue-
ron las negociaciones y los constantes pactos con
los poderes oligárquicos de cada región. Es am-
pliamente conocido el principio modernizador
del régimen porfirista centrado en el orden, la paz
y el progreso que caracterizó los últimos 20 años
del régimen. Gracias al proceso mundial de ex-
pansión del capitalismo industrial, México pudo
incorporarse al mercado internacional como ex-
portador de materias primas. En lo económico, el
régimen promovió la industrialización del país y
sobre todo multiplicó por 10 las exportaciones a
Europa y a Estados Unidos, por lo que aumentó
cada vez más su capacidad para producir, exportar
y acumular rápidamente, lo que permitió ampliar
las propiedades y las relaciones comerciales. Este
escenario será de suma importancia para entender
las razones de la expansión del divorcio en las pos-
trimerías del Porfiriato.
El régimen porfirista por primera vez en todo
el siglo pudo crear en algunas zonas del país un
comercio interno seguro y estable. También se mo-
dernizaron la estructura financiera y las formas tri-
butarias; asimismo, se expandieron los servicios en
puertos y el transporte de carga. Una historia am-

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30  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

pliamente conocida es el gran subsidio a los fe-


rrocarriles: cuando Díaz llegó a la presidencia en
1877 sólo existía un ferrocarril y al final de su ré-
gimen había más de 20 000 kilómetros de redes
ferroviarias.
Una característica del Porfiriato, fundamental en
la historia del divorcio, es la expansión urbana que
se vivió durante los años de la paz porfiriana. Las
principales ciudades del país vinculadas a la econo-
mía de exportación, encabezadas por la ciudad de
México y el puerto de Veracruz —también funda-
mentales en la expansión del divorcio—, se trans-
formaron radicalmente en modernas ciudades ca-
racterizadas por el crecimiento urbano y sus servicios
públicos; el surgimiento de nuevas colonias; las ca-
lles asfaltadas e innovadoras avenidas electrificadas
por las que transitaban modernos tranvías, elegan-
tes carruajes y veloces automóviles; la construcción
de almacenes, bancos, hoteles, restaurantes, fraccio-
namientos, monumentos, paseos, clubes deporti-
vos y sociales; la ampliación del drenaje, el telégrafo
y el cinematógrafo, y mucho más. Al aumentar el
consumo en las ciudades también crecieron la clase
media y muchas de sus prácticas culturales, como la
creación de nuevas escuelas, los paseos dominicales,
las múltiples diversiones, la difusión de las tiendas
departamentales y el incremento del consumismo.

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  31
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

En el plano cultural uno de los cambios más


importantes de la época fue la expansión del sis-
tema educativo; es así que, en la búsqueda de un
orden liberal que buscaba sofocar la influencia
social y espiritual de la Iglesia, se alentó la educa-
ción, principalmente la de ciclo básico, cuyos fun-
damentos fueron el patriotismo y el positivismo.
Surgieron muchas instituciones educativas, pú-
blicas y privadas, que daban cuenta de la enorme
importancia que se le dio al sistema educativo.
Cabe señalar que también hubo un gran incre-
mento de la formación profesional entre los sec-
tores medios de médicos, abogados e ingenieros,
quienes serían los principales actores en los proce-
sos judiciales de divorcio.12
En general, la reforma educativa del régimen
exigía a los mexicanos moderación y, sobre todo,
moralidad basada en la educación, la higiene y las
normas de urbanidad y el esfuerzo personal, por
lo que se pedía a los ciudadanos que fueran traba-
jadores, ahorradores, estudiosos, que practicaran
la lectura y que evitaran la suciedad, el vicio, la
indolencia, la bebida, los deportes sanguinarios,
la prostitución y el juego. Se querían eliminar las
llagas de la superstición religiosa y el alcoholismo

 García Peña, “El divorcio en el Distrito Federal”.


12

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32  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

en un pueblo indolente y saturado de pulque, pero


no se intentaron modificar las raíces profundas de
la pobreza.13
Durante este proceso modernizador del Porfi-
riato fue cuando se difundió en México el mode-
lo de matrimonio por amor romántico y la “socie-
dad de los divorcios”. Así, en los albores del siglo
xx, principalmente en los primeros 20 años, los
grupos medios y de extranjeros residentes en la
capital comenzaron a promover en forma crecien-
te un sinfín de divorcios en los tribunales de la
ciudad. Lo anterior contradice la idea tradicional
que se tiene de la sociedad mexicana como con-
servadora y opuesta al divorcio, producto tam-
bién de un mal registro de las estadísticas oficiales,
pues en la Dirección General de Estadística se
anotaron los supuestos primeros divorcios en el
año de 1930; por lo que la historiografía ha con-
siderado que el divorcio sólo adquirió relevancia
en la segunda mitad del siglo xx.14
Si bien es cierto que las demandas de divorcio
correspondieron a una pequeña porción de la po-
blación mexicana, compuesta por grupos educa-
 Knight, “El liberalismo mexicano”, p. 67.
13

 Rabell Romero (coord.), Tramas familiares en el Mé-


14

xico contemporáneo, p. 10; Quilodrán Salgado, Un siglo de


matrimonio en México, pp. 34-49.

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   33
dos, profesionistas o propietarios y atentos a las
modas culturales de la época, no se puede desde-
ñar su importancia tanto cuantitativa como cua-
litativa en el proceso de difusión del nuevo mode-
lo de matrimonio romántico. Por tanto, un tema
que falta investigar sobre la vida cotidiana de Mé-
xico a principios del siglo xx es cómo la difusión
del divorcio significó cambios en la dinámica fa-
miliar, con la expansión del matrimonio román-
tico y la necesidad de disolver el vínculo conyugal
entre una población urbana muy vinculada a la
cultura europea y norteamericana.
Durante los siglos xviii y xix el divorcio fue
una práctica marginal en la ciudad de México con
apenas dos centenares de procesos en cada centu-
ria,15 pero al comenzar el xx se fue generalizando:
en tan sólo los primeros 20 años del siglo se pro-
movieron 1 422 demandas de divorcio, lo que sig-
nificó un aumento de más de 400% en compara-
ción con los 200 años anteriores.
Es más, según los datos fragmentarios de Las
estadísticas sociales del Porfiriato, basadas en los cen-
sos generales de población de 1895, 1900 y 1910,
y de mis propias investigaciones, de los matrimo-

 Dávila, Hasta que la muerte nos separe; García Peña,


15

El fracaso del amor, p. 74.

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34  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

nios realizados en los años de 1900, 1905 y 1910


en la ciudad de México el número de demandas de
divorcio correspondió a una tasa de 4% anual.16 Si
comparamos esa información con los datos actua-
les sobre el divorcio tenemos que en nuestros días
la tasa anual es de 14 divorcios por cada 100 ma-
trimonios, mientras que entre 1900 y 1910 fue de
cuatro demandas por cada 100 matrimonios. Por
lo tanto, la tasa de demandas de divorcio de prin-
cipios del siglo xx no es nada desdeñable si consi-
deramos el comportamiento de una sociedad mu-
cho más compleja de la que tradicionalmente se ha
calificado como conservadora y opuesta al divor-
cio. Creo que el problema se resuelve al compren-
der que el punto de inflexión entre las nuevas ideas
y las prácticas sociales no siempre coincide; lo que
sucedió fue que los habitantes capitalinos adop-
taron simultáneamente nuevas conductas y una
expansiva práctica del divorcio judicial, al mismo
tiempo que mantuvieron los hábitos antiguos de
considerarlo como algo negativo que debía negar-
se y ocultarse ante los ojos de los demás, sobre todo
de los encuestadores de la Dirección General de
Estadística.

 González Navarro, Estadísticas sociales del Porfiriato


16

1877-1910, pp. 5-6.

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  35
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

Al mismo tiempo que se expandían los divor-


cios, el gobierno porfirista comenzó a vivir su de-
cadencia y prácticamente desde la última reelec-
ción de Díaz en 1906, el régimen comenzó a
desmoronarse; fueron demasiadas las contradic-
ciones sobre las que se fincó y que lo hicieron
insostenible. Su principal paradoja política, como
la llama Paul Garner, es que las aspiraciones de-
mocráticas constitucionales que mantuvo Díaz
cuando era oposición, se volvieron prácticas auto-
ritarias durante su mandato, hasta llegar a conver-
tirlo en un verdadero dictador que gobernó anti-
constitucionalmente.17
El régimen porfirista favoreció a una minoría
vinculada estrechamente al gran capital extranje-
ro; los funcionarios del círculo más cercano a Díaz
se enriquecieron al fungir como operadores de ese
capital extranjero, que sólo de refilón benefició a
los grupos medios y altos de zonas urbanas, pero
dejó en la total marginación al resto de la pobla-
ción empobrecida: 90% analfabeta y 80% rural.
Asimismo, son ampliamente conocidas sus gue-
rras de exterminio contra los pueblos indígenas
yaquis, coras, huicholes y mayas. Fueron prácticas
cotidianas la censura de todos los adversarios po-

 Garner, Porfirio Díaz. Entre el mito y la historia.


17

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36  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

líticos, la violencia contra el pueblo, la represión


a los obreros y los despojos de tierras a los campe-
sinos y a pueblos enteros en favor de las compa-
ñías mineras y los grandes latifundistas. En el
sistema de represión porfirista fueron fundamen-
tales los jefes políticos vinculados a los goberna-
dores y los cuerpos rurales, quienes construyeron
la paz porfiriana a sangre y fuego con la famosa ley
fuga o con la orden de “Mátalos en caliente”.
Ante la expansión de la inconformidad, como
las huelgas de trabajadores en Cananea en 1906 y
Río Blanco en 1907, la oposición de los magonis-
tas o las luchas de resistencia campesina ante el
despojo de sus tierras, la respuesta fue más repre-
sión y el endurecimiento de un régimen cada vez
más autoritario que buscó imponer el orden y la
paz silenciando a todos sus opositores. Además, el
régimen se iba anquilosando y casi todos los polí-
ticos en el poder fueron envejeciendo junto con
Porfirio Díaz, lo que dio pauta a la expansión de
la corrupción y el uso discrecional de la ley.
Al final del Porfiriato la creciente clase media
urbana exigía más y más derechos políticos que el
régimen se negaba a concederles, lo que estimuló
el surgimiento de nuevas opciones políticas. La
más importante fue la del demócrata Francisco I.
Madero, perteneciente a una de las familias más

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  37
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

ricas del país cuyas haciendas, fábricas y minas en


Coahuila eran modelo de empresas modernas en
las que el trato a los trabajadores era de los mejo-
res del país y del mundo. Desde muy joven estuvo
involucrado en acciones humanitarias de ayuda
a los más necesitados; al iniciar el nuevo siglo,
Madero pronto se inconformó con las medidas
represoras del régimen y comenzó a vincularse a
múltiples acciones políticas, buscando siempre
democratizar a México devolviendo a los indivi-
duos sus derechos, a los municipios sus liberta-
des y a los estados su autonomía.18
En 1909 Madero publicó La sucesión presiden-
cial, obra en la que criticaba el militarismo del
siglo xix y el poder absoluto de Porfirio Díaz, y
proponía hacer efectiva la ley constitucional libe-
ral. En mayo del mismo año fundó el Partido
Antirreeleccionista y comenzó su campaña presi-
dencial para las elecciones de 1910; a dicho par-
tido se incorporaron jóvenes emprendedores, pro-
fesionistas e intelectuales, como José Vasconcelos,
Luis Cabrera, Luis Manuel Rojas, José Natividad
Macías, Alfonso Cravioto y Félix Palavicini, per-
sonajes que más tarde serían actores políticos de

 Zerón Medina, Madero vivo: a ochenta años de su sa-


18

crificio.

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38  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

primer orden y muchos de ellos vinculados a la


historia del divorcio.
Durante más de un año que duró la gira made-
rista por todo el territorio nacional muchos grupos
sociales comenzaron a sumarse al movimiento
antirreeleccionista de manera muy entusiasta. En
cada ciudad que visitaba, Madero fundaba clubes
políticos y concertaba todo tipo de alianzas, lo que
ayudó a expandir la politización sobre todo entre
los sectores urbanos. Sin embargo, pronto la repre-
sión y los encarcelamientos de maderistas llevaron
al levantamiento revolucionario en noviembre de
1910. Y lo que parecía imposible sucedió: el temido
régimen porfiriano se desmoronó con una celeri-
dad increíble, por lo que rápidamente se negoció el
armisticio y la renuncia del dictador. Cuenta la le-
yenda que después de su derrocamiento y mientras
abandonaba el país, Díaz declaró: “Madero ha sol-
tado al tigre, veremos si puede dominarlo”.19
Tras la revolución política triunfante comenza-
ron los verdaderos problemas para Madero quien
quiso transformar al país; durante todo el siglo xix
México se debatió en distintos proyectos de na-
ción pero casi siempre predominó la justificación

 Krauze, Místico de la libertad. Francisco I. Madero,


19

p. 65.

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   39
política de un gobierno fuerte, que ejercía el po-
der con mano dura y el Porfiriato fue su punto
culminante; pero la breve etapa de Madero abrió
las posibilidades de, por primera vez, gobernar a
México con base en los principios de la democra-
cia, la legalidad, el Estado de derecho y el ejercicio
de las libertades públicas. La ilusión sólo duró
poco más de 15 meses y Madero cayó preso de sus
propios principios democráticos y conciliatorios
al permitir la sobrevivencia del Ejército federal y
la permanencia de los poderes Legislativo y Judi-
cial del régimen porfirista, además de buscar el li-
cenciamiento de las tropas revolucionarias, acción
interpretada por muchos bandos revolucionarios
como la deslegitimación de su propio movimien-
to. El periodo presidencial de Madero comenzó
en noviembre de 1911 y su heterogéneo gabinete
fue muy inestable, además de que el Senado por-
firista impidió todos sus proyectos de reforma,
como la regulación del trabajo y la legalización de
la libertad sindical y de huelga. Uno de los episo-
dios más conocidos del régimen maderista fue la
persistente y cruel crítica periodística que lo aco-
saba con chistes, apodos y descalificaciones; sin
embargo, el “Apóstol de la democracia” mantuvo
firme su decisión de respetar la libertad de prensa,
principio básico de la democracia.

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40  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

En el segundo semestre de 1912 se instauró la


XXVI Legislatura de la Cámara de Diputados en
la que tuvieron cabida casi todos los grupos polí-
ticos del momento, por lo que conformaron un
congreso de gran ebullición y pluralidad política
que fue el escenario ideal de los jóvenes oradores y
en el que se dieron intensos debates entre los dipu-
tados maderistas del grupo “Renovador” y los por-
firistas.20 En el grupo Renovador estaban los polí-
ticos jóvenes e intelectuales que se sentían como
los verdaderos creadores de la evolución social en
México, al ser ellos los formadores de las institu-
ciones y las leyes y entre los que estuvieron presen-
tes los futuros legisladores del divorcio en México.
A medida que pasaban los meses el ambiente
político se iba crispando, algunos se radicalizaban
cada vez más y crecían las confrontaciones, como el
levantamiento armado de Emiliano Zapata con su
Plan de Ayala de 1911 que condenaba la ineptitud
de Madero para llevar a buen término la revolución
libertadora de México y prometía el tan necesitado
reparto de tierras entre los campesinos mexicanos.21
20
 MacGregor, La XXVI Legislatura: un episodio en la
historia legislativa de México.
21
 “Plan de Ayala” del 28 de noviembre de 1911, con-
sultado en <http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/
CH8.pdf>.

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  41
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

Hasta que llegó la “Decena trágica”, que más bien


fueron 14 días del mes de febrero de 1913, que
mantuvieron a la ciudad de México en terror per-
manente, al principio con el cuartelazo de la Ciu-
dadela y después con la conspiración de la Emba-
jada de Estados Unidos y los generales porfiristas,
encabezados por Victoriano Huerta, quienes lleva-
ron a cabo el asesinato de Francisco I. Madero.

Francisco I. Madero y Félix F. Palavicini


en una visita a la Escuela Industrial de Huérfanos en 1912.

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42  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Poco después del golpe de Estado, Huerta se


convirtió en el nuevo dictador y cabeza de la con-
trarrevolución conformada por la oligarquía, los
jerarcas de la Iglesia, los “científicos”, los conser-
vadores y también algunos grupos medios que te-
mían la violencia revolucionaria; todos ellos bus-
caron la restauración porfirista y detener lo que ya
parecía imposible parar: la revolución social que
se expandía por muchas regiones del país.
El cuartelazo de la Ciudadela cimbró a la ciu-
dad de México e incrementó su politización; mu-
chos seguidores de Madero fueron encarcelados
en la cárcel de Belén, como los 84 diputados del
grupo Renovador, quienes se enfrentaron al dicta-
dor y la respuesta fue la disolución de la Cámara
de Diputados y su encarcelamiento. Durante seis
meses los diputados estuvieron presos y después
de recuperar su libertad, en agosto de 1914, se
convirtieron en perseguidos políticos del régimen
huertista y en su gran mayoría se incorporaron al
movimiento carrancista.
A medida que crecía la crisis, la ciudad de Mé-
xico era un polvorín de múltiples manifestacio-
nes, protestas y demandas sociales; no cabe duda
de que fue una de las épocas en la que más aumen-
tó la politización capitalina. Entre 1914 y 1915 la
ciudad de México sufrió una de las etapas más

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  43
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

violentas de la Revolución y los habitantes capita-


linos vivieron en la mayor inseguridad de su his-
toria. La ciudad estaba dominada por la guerra
civil, los rumores crecientes y la política del terror.
En menos de un año fue disputada por los revo-
lucionarios convencionistas y carrancistas y ocu-
pada seis veces seguidas por uno y otro bando; por
consiguiente, su situación fue muy similar a la de
una población en estado de sitio y en guerra cons-
tante. Todo esto significó una enorme disrupción
de la vida cotidiana, que Ariel Rodríguez Kuri ha
llamado “historia de un desasosiego”.22 El pau-
latino proceso de militarización se justificó por
el continuo miedo de una mayor violencia, que
efectivamente desbordó el discurso político, radi-
calizándolo. Algunas de las acciones de los políti-
cos que revisaré en este texto fueron también pro-
ducto de ese complejo proceso de radicalización.
A partir de la muerte de Madero se abrieron
nuevos capítulos revolucionarios y en muchas re-
giones del país surgieron cientos de movimientos
que se levantaron contra el dictador. Lo más im-
portante de todo fue que entre 1914 y 1915 se
desató la verdadera violencia de una revolución
social y la Revolución mexicana dejó de ser polí-

 Rodríguez Kuri, Historia del desasosiego, p. 21.


22

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44  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

tica para convertirse en una guerra civil; es decir,


se propició la destrucción final del régimen porfi-
rista en los distintos niveles de gobierno y desapa-
recieron las instituciones con funcionamiento
constitucional.23 A partir de ese momento se acti-
vó todo un gran movimiento de masas que incor-
poró reacciones políticas verdaderamente popula-
res; ambiente propicio para promover las reformas
más radicales como la del divorcio total.
La gran diversidad de revolucionarios también
llevó a distintas concepciones sobre el proyecto
de nación, que terminaron por concretarse en dos
grandes posiciones: la constitucionalista, enca-
bezada por Venustiano Carranza, que buscó ante
todo el regreso a un orden constitucional, legal e
institucional; lo más importante era la reconstruc-
ción del Estado y la modernización de las viejas
estructuras del Porfiriato que deberían guiarse
efectivamente por la ley y no como lo hizo Díaz,
quien gobernó por encima de la ley. El proyecto
constitucionalista, o carrancista, planteó hacer le-
gal la concentración del poder público en la Pre-
sidencia de la República y buscó detener la revo-
lución social, respetar el principio de propiedad y

 Ávila Espinosa y Salmerón, Historia breve de la Re-


23

volución mexicana.

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   45
defender al país de la excesiva dependencia del
capital extranjero. En este proyecto se integraron
la mayoría de los antiguos maderistas quienes bus-
caron en sus filas la defensa a ultranza de la Cons-
titución y de las instituciones.
El otro proyecto de nación, el convencionista,
estuvo encabezado por Emiliano Zapata y Fran-
cisco Villa, quienes sostenían que la lucha debería
continuar en la revolución social de la estructura
agraria; la idea central era confiscar las propieda-
des del gran latifundio y repartirlas, además de
crear cooperativas obreras y campesinas y estable-
cer una nación popular. Ambos proyectos fueron
incompatibles y excluyentes y, debido a las pro-
pias condiciones económicas, militares y diplo-
máticas del proceso revolucionario, el triunfo se
volcó a favor del bando constitucionalista. Para
lograr el triunfo, el carrancismo comprendió que
no se ganaría la revolución si no se incorporaban
las propuestas de cambio social demandadas por
la movilización popular, campesina y obrera, mu-
chas de las cuales habían sido planteadas por el
convencionismo.
El Plan de Guadalupe incorporó esas propues-
tas de reforma social; fue elaborado por Carranza
y firmado por los jefes militares bajo su control el
23 de marzo de 1913. En un principio, su objeti-

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46  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

vo más importante fue desconocer la dictadura de


Huerta; posteriormente, en noviembre de 1914,
dicho plan fue reformado e incluyó todas las pri-
meras propuestas de reforma sociales del constitu-
cionalismo, entre ellas la del divorcio, convirtién-
dose así en el preámbulo de la Constitución de
1917 y de la Ley sobre Relaciones Familiares tam-
bién del mismo año.
Las reformas o adiciones del Plan de Guadalu-
pe en su artículo 2º señalaban:

El Primer Jefe de la Revolución y encargado del


Poder Ejecutivo expedirá y pondrá en vigor, duran-
te la lucha, todas las leyes, disposiciones y medidas
encaminadas a dar satisfacción a las necesidades
económicas, sociales y políticas del país; efectuando
las reformas que la opinión [pública] exige como
indispensables para restablecer el régimen que ga-
rantice la igualdad de los mexicanos entre sí; leyes
agrarias que favorezcan la formación de las tierras
de que fueron injustamente privados; leyes fiscales
encaminadas a obtener un sistema equitativo de
impuestos a la propiedad de raíz; legislación para
mejorar la condición del peón rural, del obrero, del
minero y en general, de las clases proletarias; esta-
blecimiento de la libertad municipal como institu-
ción constitucional; bases para un nuevo sistema de

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   47
organización del Poder Judicial Independiente […]
y, en general, todas las demás leyes que se estimen
necesarias para asegurar a todos los habitantes del
país la efectividad y el pleno goce de sus derechos,
y la igualdad ante la ley.24

Por lo tanto, entre las fundamentales leyes agra-


rias, laborales, educativas, municipales y de pro-
piedad nacional del subsuelo, también se incor-
poró otra, englobada en la afirmación de “todas
las demás leyes que se estimen necesarias” y apa-
rentemente menos importante, como la del divor-
cio total. La supuesta poca importancia de esta
última ha despertado a lo largo del siglo xx la
suspicacia de muchas plumas, pero en las próxi-
mas páginas trataré de desmentir, o más bien, de
buscar una causalidad histórica que ayude a en-
tender ese cambio en la historia de la vida cotidia-
na. Podemos considerar que el debate sobre el
divorcio entre Carranza y sus seguidores surgió en
el discurso público en abril de 1913, algunas se-
manas después de haber sido publicado el Plan de
Guadalupe del 23 de marzo. Algunos historiado-
res han señalado que en aquel momento Carranza

 Carranza, Codificación de los decretos del C. Venustia-


24

no Carranza, p. 130.

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48  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

expresó públicamente su intención de reformar lo


referente al divorcio.25 La segunda referencia sobre
el asunto es la que sucedió durante la junta de ge-
nerales en la ciudad de México en octubre de 1914,
cuando Carranza expuso las reformas sociales y
políticas que promovía su movimiento constitu-
cionalista, entre las que se incluía el divorcio abso-
luto por mutuo consentimiento de los cónyuges.26
Las razones por las cuales Carranza no incluyó
las reformas sociales en la primera versión del Plan
de Guadalupe han sido interpretadas por Luis Ba-
rrón como la búsqueda del estricto apego a la for-
ma institucional y a los procedimientos legales.27
Aunque Carranza ya tenía en mente la reforma
del divorcio, no cabe duda de que la incorpora-
ción de Palavicini a las filas constitucionalistas
entre junio y julio de 1914 y su firme defensa de
su necesidad, terminaron por convencer a Ca-
rranza de la importancia de su legislación. Final-
mente, la reforma social del constitucionalismo
quedó lista en las Adiciones al Plan de Guadalu-
pe del 12 de diciembre de 1914, que consideró la
25
 Douglas, La lucha nacionalista de Venustiano Carran-
za, p. 76.
26
 Hart, El México revolucionario, p. 132.
27
 Barrón, Carranza el último reformista porfiriano, p.
181.

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  49
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

legislación del divorcio absoluto como parte de


un continuo proceso, cuyas “formas revoluciona-
rias” deberían ser cristalizadas interpretando las
necesidades del pueblo mexicano. La justificación
decía que dichas reformas estaban tomando en
cuenta la opinión pública que las exigía como in-
dispensables,

Ya que tratándose de medidas que, en concepto de


la generalidad de los mexicanos, son necesarias y
urgentes porque están reclamadas imperiosamente
por necesidades cuya satisfacción no admite demo-
ra, no habrá persona ni grupo social que toma di-
chas medidas como motivo o pretexto serio para
atacar al Gobierno Constitucionalista o, por lo me-
nos, para ponerle obstáculos que le impidan volver
fácilmente al orden constitucional.28

El biógrafo de Palavicini, Marco Becerra, seña-


la que, como encargado del despacho de Instruc-
ción Pública y Bellas Artes y dado el momento
convulso que vivía el país, casi no pudo realizar
funciones educativas federales, por lo que más
bien se dedicó a dar forma y desarrollar el progra-
ma de la revolución social constitucionalista, ade-

 Carranza, Codificación, p. 145.


28

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50  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

más de sus actividades como propagandista. Pero


que las pasiones políticas de sus enemigos, la en-
vidia y los celos han evitado que se le haga plena
justicia a Palavicini sobre este punto. Lo que es un
hecho es que Carranza y todo su equipo se dedi-
caron a despojar a los villistas y zapatistas de sus
propuestas y se apropiaron de las principales re-
formas sociales que ellos habían promovido,
como el municipio libre, el reparto agrario y los
derechos laborales.
En lo que respecta al divorcio, Carranza y Pa-
lavicini eran fieles seguidores de los principios li-
berales de Benito Juárez, quien promulgó la pri-
mera ley civil del divorcio en México en 1859;
según su correspondencia con Manuel Doblado,
siempre se quedó con ganas de legislar el divorcio
total, y al parecer tuvo que refrenar sus deseos y
sólo promover una tibia reforma del divorcio por
separación de los esposos.29 En diciembre de 1914
Carranza y Palavicini convirtieron en realidad lo
que había quedado pendiente 45 años antes.
La confrontación entre el constitucionalismo y
el convencionismo también significó la disputa
por los distintos territorios y ciudades del país. Sin
 Juárez: documentos, p. 569. Para profundizar en el
29

proceso reformista del divorcio en el siglo xix véase Gar-


cía Peña, El fracaso del amor, pp. 31 y ss.

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO  51
entrar en las hondonadas de la compleja historia
militar y las múltiples batallas que se sucedieron
en la Revolución mexicana, quiero señalar que
además de la ciudad de México, otra ciudad im-
portante en la historia del divorcio es el puerto de
Veracruz, ya que ahí no solamente se emitió la
reforma del divorcio, sino que también sus crea-
dores transformaron su diario acontecer al rom-
per con muchas de sus prácticas cotidianas y vivir
una vida más relajada, acorde con el cálido clima
del puerto jarocho: es un hecho que Félix Palavi-
cini y Manuel Rojas dejaron a sus esposas en la
ciudad de México y que durante su estancia en
Veracruz se comprometieron con jóvenes señori-
tas de la élite porteña, por lo que eran más procli-
ves a promover el modelo de matrimonio román-
tico centrado en una mayor apertura y libertad
individual que, como se señaló antes, también sig-
nificó la necesidad de liberalizar el divorcio y per-
mitir la disolución de matrimonios infelices. Re-
visemos brevemente este proceso.
El constitucionalismo tuvo control de la ciu-
dad de México desde el derrocamiento de Huerta
en junio hasta noviembre de 1914; posteriormen-
te, ante el avance de los convencionistas sobre la
urbe capitalina, especialmente los zapatistas, Ca-
rranza y todo su gabinete instalaron su gobierno

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52  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Palavicini con Venustiano Carranza.

en el puerto de Veracruz desde octubre de 1914


hasta agosto de 1915. Vale la pena mencionar la
relevancia simbólica de Veracruz para el constitu-
cionalismo: no solamente era la puerta de entrada
a México al controlar las aduanas, productos y
armas que ingresaban al país, también fue el lugar
por excelencia donde Carranza pudo poner en
práctica su nacionalismo patriótico y negociar de

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  53
CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO

la mejor manera posible la no intervención de Es-


tados Unidos y la retirada de las tropas norteame-
ricanas que estuvieron durante más de siete meses
en el puerto —hasta mediados de noviembre de
1914—. Pero, sobre todo, Veracruz era símbolo
de la resistencia liberal: en dicho puerto medio
siglo atrás, Juárez y su gobierno habían redactado
las Leyes de Reforma que transformaron radical-
mente a nuestro país, y cabe señalar que tanto en
1859 como en 1914, las reformas propuestas en
Veracruz contemplaban lo referente al divorcio.
Palavicini destaca que fue una enorme capaci-
dad organizativa la de Carranza, quien logró tras-
ladar a todo su gobierno con 25 000 elementos,
incluyendo generales y otros oficiales, el gabinete
presidencial, asesores, secretarios particulares, tro-
pa y soldaderas.30 Con la llegada de Carranza y su
gobierno al puerto, que tradicionalmente era co-
nocido como un lugar de modernidad urbana y
de residencia de muchos extranjeros, la vida coti-
diana de la ciudad se transformó. Los recién llega-
dos crearon también nuevas necesidades de con-
sumo: los cafés, hoteles, cantinas y restaurantes se
multiplicaron, los menús y las modas se refinaron.
Fue prácticamente un año de fiesta para mucha

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 235.


30

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54  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

gente, y en ese ambiente se relajaron las normas y


se volvió mucho más permisiva la vida cotidiana.
También se vivió una intensa actividad cultural y
artística: Cecilia del Palacio señala que entre ene-
ro y agosto de 1915 pudo contabilizar 329 fun-
ciones de cine, teatro y música en los cuatro teatros
de la ciudad, así como en el malecón, la alameda
y al aire libre.31
En el puerto veracruzano se realizaban frecuen-
temente festejos, reuniones, funciones de teatro,
veladas musicales, conferencias y todo tipo de ac-
tos públicos en los que las mejores familias del
puerto se relacionaban ampliamente con los cons-
titucionalistas. Cada vez que se publicaba una de
las tantas leyes carrancistas se llevaban a cabo vis-
tosos desfiles para celebrar su promulgación. Ade-
más de las continuas conferencias de la Confe-
deración Revolucionaria o las lecturas cívicas en
alamedas y parques,

todos los días consumidores de productos materia-


les y culturales encontrarían diversas opciones de
entretenimiento y, después de disfrutar la función
de cine o de teatro, podrían encontrarse con amigos

 Del Palacio Montiel, “La prensa carrancista en Ve-


31

racruz 1915”, p. 52.

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CONTEXTOS EN LA HISTORIA DEL DIVORCIO   55
en los bares y restaurantes donde degustar las más
finas bebidas y los alimentos preparados al gusto de
Europa; ataviados a la última moda.32

En ese contexto, el puerto se convirtió en un


lugar en el que muchos de los políticos que acom-
pañaron a Carranza se dieron ciertas libertades que
en circunstancias normales no se hubieran permi-
tido. Para comenzar, el propio Carranza, al parecer,
no llevó consigo a su esposa Virginia Salinas, sino
a su amante Ernestina Hernández, cuyo hijo ma-
yor narró a sus descendientes el tiempo que vivió
con su padre en dicho puerto.33 Y al igual que Ca-
rranza, muchos otros funcionarios viajaron sin sus
familias, lo que originó, —según palabras del pro-
pio Palavicini— “una vida alegre y desordenada”.
En el ambiente de apertura que se vivió duran-
te esos meses se promulgó la reforma del divorcio
vincular del 29 de diciembre de 1914 que emitió
el bando constitucionalista en el puerto de Vera-
cruz, así como la ley que reformó el Código civil
del 12 de febrero de 1915, que revisaré en el
próximo apartado.
 Del Palacio Montiel, “La prensa carrancista”, p. 53.
32

 Entrevista a Venustiano Carranza Peniche (nieto), en


33

“Venustiano Carranza: el hombre detrás de la leyenda”,


Zócalo, Saltillo, 25 de marzo de 2013.

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56  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Corría ya el año de 1915 y la derrota de los


convencionistas era inminente ante los apabullan-
tes triunfos militares de Álvaro Obregón en el
Bajío, por lo que a partir de junio el gobierno
zapatista en la ciudad de México comenzó el tras-
lado de sus poderes a Toluca. Cuando la ciudad
fue tomada militarmente por los constitucionalis-
tas en el mes de julio, el grupo carrancista regresó
paulatinamente a la capital para establecer sus
poderes de forma indefinida. Ello permitió el re-
greso de Félix Palavicini a la ciudad de México y
tramitar, por fin, su tan deseado divorcio.

El presidente Carranza, acompañado por Palavicini,


visita una escuela primaria.

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Tercera parte
El divorcio de Félix Palavicini,
¿conflicto de intereses?

Para explicar el uso de una fuente primaria me


centraré en el análisis del documento fundamen-
tal de esta historia: la demanda de divorcio de
Félix Fulgencio Palavicini contra María Piñeiro,
que se encuentra en el Archivo General de la Na-
ción, Fondo Archivo Histórico del Tribunal Supe-
rior de Justicia del Distrito Federal, Ramo Civil,
Juzgado 5° de lo Civil, Palavicini Félix, Divorcio,
14 de septiembre de 1915.34 También revisaré,
brevemente, las principales leyes constitucionalis-
tas del divorcio emitidas entre 1914 y 1915 que
se relacionan con dicho juicio. En la revisión de
este proceso trataré de ir explicando el complejo
entramado de las vidas pública y privada de Pala-
vicini, y cómo se suscitó el probable conflicto de
intereses durante 1914 y 1915, así como entrete-
34
 Para evitar repeticiones en las notas a pie de página,
en adelante todas las referencias al juicio de divorcio de
Félix Palavicini provienen de: agn, ahtsjdf, Juzgado 5°
de lo Civil, Palavicini Félix, Divorcio, 14 de septiembre
de 1915, vol. 1299, exp. 226862, 45 fojas, núm. 226862,
núm. 865612.
57

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58  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

jer algunos elementos para explicar las múltiples


identidades de Palavicini entre lo público, lo pri-
vado y lo íntimo en su vida cotidiana.
Como la mayoría de los juicios de divorcio ci-
vil, el proceso comienza con la copia certificada
del acta de matrimonio civil que dice,

Matrimonio de Félix Palavicini con María Piñeyro,


en la ciudad de San Juan Bautista, capital de Tabas-
co, 8 de la noche el día 31 de marzo de 1902. El
primero de 21 años, ingeniero topográfico, sin reli-
gión, natural de la ciudad de […], hijo legítimo de
Juan Vicente Palavicini y de la Sra. Beatriz Loria, en
segundas nupcias con el ciudadano Gregorio Cas-
tellanos; la señorita […] de 15 años de edad, célibe,
ejercitada en las labores [del hogar] de religión ca-
tólica, natural y vecina de esta ciudad, hija del licen-
ciado Manuel Piñeiro que vive con su referida hija
en donde tiene este acto. Se otorga el consentimien-
to para la menor. En virtud de haberse llenado to-
dos los requisitos que previene la ley se dio lectura
al artículo 155º del Código Civil del Estado, la
parte conducente de la ley de 23 de julio de 1859.
En nombre de la República los declaro unidos en
perfecto, legítimo e indisoluble matrimonio. Fue-
ron testigos José Jesús Dueñas, Clemente Souza,
Higinio Camelo, Rómulo […] Fabre y Bernabé

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   59
Dueñas, mayores de edad, casados, el primero pro-
pietario, el segundo, tercero y cuarto abogado y el
último agricultor y vecino de la ciudad de Leudua-
cán, los otros dos son tíos de la contrayente y los
demás declaran no ser parientes. [Rúbrica de todos
los participantes].

Aquí está el origen de nuestra historia, cuando


el joven ingeniero Palavicini se casó con la menor
de edad María Piñeiro, con la autorización de su
padre, en 1902, año de la consolidación del pro-
yecto modernizador porfirista y de la llegada ma-
siva de capitales extranjeros y de nuevas prácticas
culturales. En esta época también se fue confor-
mando la oposición a Porfirio Díaz en la que Pa-
lavicini militó desde muy tempranas fechas en su
estado natal; en su autobiografía narra que desde
esos años participaba activamente en congresos
agrícolas protestando contra el sistema de peona-
je por deudas. El joven Palavicini se sentía un re-
formador social convencido, que actuaba en pro
de los desfavorecidos y cuya lucha tenía como
objetivo el mejor reparto de la tierra. Al momento
de casarse se declaró sin religión, en una clara ac-
titud de rebeldía ante la Iglesia y sus instituciones.
Los jóvenes intelectuales y profesionistas de la
época, al romper con la tradición decimonónica,

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60  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Acta de matrimonio de Félix F. Palavicini y María Piñeyro,


31 de marzo de 1902.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   61

Acta de inicio del juicio de divorcio de Félix Palavicini


en el Juzgado 5º de lo Civil del Distrito Federal,
14 de septiembre de 1915.

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62  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Palavicini, comprometido en causas sociales, 1912.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   63

El joven Palavicini entre 1903 y 1906.

estaban buscando nuevos caminos culturales y so-


ciales; no es casualidad que tanto Madero como
Palavicini se caracterizaran por una creciente par-
ticipación política y por su lucha para acabar con
las injusticias del sistema.
Finalmente, es relevante comentar que el ma-
trimonio se realizó bajo la ley juarista del “matri-
monio civil” de 1859 que, como se mencionó
antes, mantuvo el principio religioso y sacramen-

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64  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

tal de la indisolubilidad matrimonial, a pesar de


ser una ley emanada de la Reforma liberal y pro-
mulgada por un Estado que se pretendía laico.
En la demanda de divorcio se muestra la verda-
dera cara del poderoso funcionario carrancista.
Palavicini tenía a su favor todas las armas del po-
der, que utilizó en su breve y precisa demanda del
14 de septiembre de 1915, cuyos fundamentos
fueron los siguientes seis puntos:

1. Según aparece acreditado con la copia certifi-


cada que debidamente legalizada acompaño en dos
fojas útiles, contraje matrimonio civil con la Srita.
María Piñeiro […]
2. Durante nuestro matrimonio hemos procrea-
do cinco hijos, de los cuales viven Manuel, Beatriz,
Laura y Esperanza, debidamente inscritos a su na-
cimiento en las oficinas del Registro Civil.
3. La Sra. Piñeiro de Palavicini vivió en el domi-
cilio conyugal hasta el día primero de agosto de mil
novecientos catorce, en cuya fecha lo abandonó
llevándose consigo a las tres niñas.
4. Sin que yo lo supiera, mi esposa tenía relaciones
ilícitas desde antes del primero de agosto del citado
año con el Sr. Don Guillermo Boisson González, y al
abandonar el domicilio conyugal en la fecha expresa-
da se fue a vivir maritalmente con dicho señor.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   65
5. A consecuencias de procedimientos policiales
practicados en la casa No. 4 de la calle de Lafragua en
esta ciudad y con motivo distinto del de este escrito,
fueron aprehendidos en la casa mencionada el día
catorce de noviembre de mil novecientos catorce, la
Sra. Piñeiro de Palavicini y el Sr. Boisson González,
quienes vivían en ella como marido y mujer, usando
para pasar desapercibidos los nombres de Josefina
Suárez de González y el de Guillermo González.
6. La Sra. Piñeiro de Palavicini confesó categóri-
camente su delito, ante el C. Juez de lo Correccio-
nal y en las oficinas de la Policía, que tomaron co-
nocimiento del negocio, debiendo yo advertir que
si bien es cierto que por los informes tomados a raíz
del abandono del domicilio conyugal, supe que la
Sra. se había ido a vivir con el Sr Boisson González,
no adquirí la certeza de ello sino hasta el catorce de
noviembre del año próximo pasado, en que, por las
declaraciones rendidas ante la Policía, adquirí el
pleno convencimiento del adulterio cometido.

En el análisis en detalle de estos puntos que pre-


senta Palavicini en su demanda de divorcio es como
podemos ir conociendo la compleja vinculación
entre lo público y lo privado de su vida. En primer
lugar hay que mencionar que su crisis familiar y la
infidelidad de su mujer sucedieron un año antes de

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66  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

que presentara la demanda de divorcio; él promo-


vió la demanda de divorcio a mediados de septiem-
bre de 1915, 10 meses después del adulterio com-
probado de su mujer. ¿Por qué? Porque desde ese
momento ya tenía en mente apoyar la reforma del
divorcio y terminar de convencer a Carranza de la
necesidad de legislarlo. Por lo que surge la interro-
gante de saber si dicha reforma tan importante en
la historia de la familia en México obedeció, par-
cialmente, a una necesidad muy personal de Pala-
vicini. Pero revisemos con calma los seis puntos
para entender si hubo o no conflicto de intereses.
El texto empieza con la participación de Palavi-
cini en el movimiento maderista: después de siete
años de matrimonio y de residir por un tiempo en
la ciudad de México, Palavicini se unió al Partido
Antirreeleccionista de Madero en 1909 y lo acom-
pañó en su gira presidencial. Poco tiempo después
se convirtió en director del periódico El Antirreelec-
cionista, al tiempo que inició un amorío con una
joven que trabajaba en el Teatro Popular Manuel
Briseño, con quien según sus propias palabras salía
con ella “a tomar el café y la acompañé hasta su casa
una vez y otras veces”.35 No tengo noticias de que
esas infidelidades o sus continuas ausencias al

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 63.


35

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  67
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

acompañar a Madero en su gira presidencial hayan


desgastado la relación con su esposa María Piñeiro,
así que sólo lo podemos considerar una hipótesis.
Después de la elección presidencial de Madero y
de convertirse Palavicini en diputado por el distri-
to electoral de Tabasco en la XXVI Legislatura, le
compró a su esposa una casa en Santa María la
Ribera en diciembre de 1912, regalo producto del
¿amor, la reconciliación o la búsqueda del perdón?
En su biografía, Palavicini se refiere a sus cons-
tantes ausencias, las múltiples carencias y privacio-
nes que tuvo por militar en la oposición y sus esca-
sos ingresos en toda esa época, además de vivir en
un constante sobresalto, aunque no hace referencia
a la compra de un inmueble que sí menciona en el
convenio de disolución de la sociedad conyugal.
Finalmente la relación matrimonial se deterioró
del todo tras el golpe militar de Victoriano Huerta
y el encarcelamiento de Palavicini durante los su-
cesos de la Decena Trágica en 1913, que se prolon-
gó seis meses, y posteriormente, a principios de
1914, se convirtió en perseguido político del huer-
tismo lo que alteró toda su vida. Mientras estuvo
preso, Palavicini sufrió una excitación nerviosa y,
según sus palabras, estuvo a punto de suicidarse.36

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, pp. 180 y ss.


36

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68  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Sin embargo, cabe comentar que en su auto-


biografía Palavicini manejó de forma sesgada y
persuasiva los hechos al afirmar que debido a la
inestabilidad provocada por la dictadura huertista
su hogar había desaparecido y no sabía el parade-
ro de sus pequeñas hijas, pero en realidad no fue
la crisis social ni militar de la esfera pública sino
la crisis familiar de su ámbito privado lo que pro-
vocó la desaparición de sus hijas, pues su esposa
acababa de fugarse con su amante llevándose con-
sigo a sus tres pequeñas niñas. Palavicini intencio-
nalmente ocultó esa información para seguir en-
salzando su labor heroica en favor de la revolución
e indirectamente buscaba convencer al lector de
que sus hijas fueron víctimas de la persecución
huertista.
Puedo suponer que mientras Palavicini estuvo
en prisión o era perseguido político, María Piñei-
ro comenzó su relación amorosa con el librero
Guillermo Boisson González, pero cuando cayó
la dictadura huertista y Palavicini dejó de escon-
derse, Piñeiro supo que su esposo regresaría al
domicilio conyugal y para evitar el encuentro de-
cidió huir con su amante y se llevó a sus tres hijas.
El mayor de los hijos, Manuel Palavicini Piñeiro,
no se fue con su madre porque se encontraba es-
tudiando en la Lawrence Academy de Groton,

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  69
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

Massachusetts, y luego en el Rutgers College en


New Brunswick, ambos en Estados Unidos.37
Mientras tanto, desde el mes de marzo de 1914
Carranza encabezó la oposición a la dictadura
huertista y después de derrocado Huerta en junio
de ese año, Palavicini salió de su escondite y al
igual que muchos otros exmaderistas se incorporó
a las filas del constitucionalismo. Pronto, Palavi-
cini se convirtió en un hombre muy cercano a
Carranza y fue nombrado encargado del despa-
cho del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes. Precisamente después de convertirse en un
poderoso funcionario carrancista, y gracias a sus
viejos contactos y a su experiencia periodística,
pedagógica y parlamentaria, es cuando podemos
suponer que solicitó a la policía capitalina la loca-
lización de sus hijas y de su esposa infiel, quien
finalmente fue tomada presa el 14 de noviembre
de ese año, según el punto cinco de la demanda.

 Manuel Palavicini Piñeiro tuvo una vida pública


37

destacada: miembro de la Barra de Abogados y de la Le-


gión de Honor Mexicana, vinculado a empresas banca-
rias, fundador del Instituto Nacional de Administración
Pública, presidente de asociaciones como la de Hijos de
Diputados Constituyentes 1916-1917 y del Ateneo Na-
cional de Ciencias y Artes de México. Véase inap, Sem-
blanza de los miembros fundadores.

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70  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Durante esos meses de búsqueda de su mujer,


puedo suponer que lo obsesionó la idea de tomar
revancha contra María Piñeiro, pero sucedió algo
que no es explicable, a menos que haya un interés
oculto y una astuta y deshonesta planeación: Pa-
lavicini como esposo ofendido que tenía total-
mente comprobado el adulterio de su mujer, sólo
promovió la demanda penal de adulterio y secues-
tro de sus hijas en contra de María, pero pospuso
iniciar la demanda de divorcio más de 10 meses.
¿Por qué? Quizá porque comenzó a acariciar la
idea de apoyar la propuesta carrancista de legislar
el divorcio total y decidió mejor esperarse para
tramitar más adelante un divorcio que lo conver-
tiría en un hombre libre y podría casarse con una
mujer joven y fiel. Considero que desde ese mo-
mento Palavicini se obcecó con la idea del divor-
cio, el castigo y la venganza. No se trata de con-
vertirlo en un personaje enfermo de celos, sino
más bien de entender el comportamiento de un
hombre educado con los valores decimonónicos
pero imbuido ya de las modernas ideas del amor
romántico y que se sentía profundamente herido
en su honor masculino por el adulterio de su mu-
jer. Como ya se mencionó, la infidelidad de una
esposa era totalmente rechazada y condenada por
la sociedad patriarcal de la época.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   71

Oficio firmado por Palavicini como encargado


del Despacho de Instrucción Pública y Bellas Artes,
octubre de 1914.

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72  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Poco tiempo después de promover la demanda


penal contra su esposa, Palavicini tuvo que salir hu-
yendo de la ciudad de México, junto con todo el
bando constitucionalista, debido a que el ejército
zapatista comenzó a tener un mayor control sobre
la zona. Así que entre octubre y noviembre de 1914
Carranza y todo su gabinete organizaron su trasla-
do al puerto de Veracruz. Y como si fuese una trama
novelesca, Palavicini solicitó el favor de la policía
para seguir a su esposa y su amante, “quienes vivían
como marido y mujer”, al tiempo que empacaba
los papeles de su oficina y preparaba su huida.
Instalado ya en el puerto de Veracruz, todo el
mando constitucionalista comenzó a discutir las
reformas que se incorporarían a su programa revo-
lucionario, por lo que la cuestión del divorcio fue
cobrando mayor realce en las prolongadas e inter-
minables charlas entre Palavicini, Manuel Rojas y
Carranza. Este último, por cierto, tampoco tenía
un matrimonio “feliz” con su esposa Virginia Sa-
linas, ya que mantuvo una prolongada relación
adúltera con Ernestina Hernández.38 Aunque Ca-
rranza nunca se divorció, su propia vida conyugal
lo hizo muy sensible a dicha problemática.

 Sefchovich, La suerte de la consorte, pp. 207-211; Ba-


38

rrón, Carranza, p. 31.

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  73
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

En noviembre de 1914 en Orizaba y a propues-


ta de Palavicini, Carranza formó la Sección de Le-
gislación Social, dependiente del Ministerio de la
Instrucción Pública. Dicha sección estuvo encar-
gada de redactar las reformas sociales del constitu-
cionalismo, entre ellas la del divorcio; sus inte-
grantes fueron miembros de la XXVI Legislatura
maderista, entre ellos el guanajuatense José Nati-
vidad Macías; el jalisciense Luis Manuel Rojas; el
hidalguense y miembro del Ateneo de la Juventud
Alfonso Cravioto; Manuel Andrade Pliego, Juan
N. Frías y Félix Palavicini; todos abogados, excep-
to Palavicini quien era ingeniero. La forma en que
trabajaron fue discutir en grupo las ideas y una
taquígrafa, llamada Máxima Ruiz, iba tomando
nota de los acuerdos.39
En su autobiografía, Félix Palavicini narra cómo
se redactó el proyecto de ley de divorcio, entre
noviembre y diciembre de 1914, cuando Carran-
za y la Sección de Legislación Social viajaban cer-
ca de Veracruz en el tren presidencial, llamado
Amarillo. Durante las discusiones de los refor-
mistas, las disputas eran acaloradas y la lucha de
egos y vanidades estaba a la orden del día; en esos
debates, Palavicini, excelente polemista y orador,

 Becerra, Palavicini desde abajo, p. 133.


39

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74  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

desempeñó un papel fundamental al ser uno de


los más claros promotores del divorcio revolucio-
nario debido a las complejas interrelaciones entre
su vida pública y privada. En el contexto anterior
es como podemos entender la reforma del divor-
cio total en México que estableció:

El matrimonio podrá disolverse en cuanto al víncu-


lo, ya sea por el mutuo y libre consentimiento de los
cónyuges cuando el matrimonio tenga más de tres
años de celebrado, o en cualquier tiempo por causas
que hagan imposible o indebida la realización de los
fines del matrimonio, o por faltas graves de alguno
de los cónyuges, que hagan irreparable la desave-
nencia conyugal. Disuelto el matrimonio los cón-
yuges pueden contraer una nueva unión legítima.40

Así quedó la primera ley, parte de toda la refor-


ma social emprendida, y el 29 de diciembre de
1914 se emitió el primer decreto constitucionalis-
ta de legislación del divorcio que reformaba las
leyes reglamentarias de las adiciones y reformas de
la Constitución federal decretadas el 25 de di-
ciembre de 1873.41 Es decir, el primer decreto del
 Carranza, Codificación, pp. 147-150.
40

 Cabe señalar que poco tiempo después de que Be-


41

nito Juárez decretó el divorcio en 1859, junto con todas

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  75
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

constitucionalismo buscó respetar todas las for-


mas jurídicas; por tal motivo, primero se reforma-
ron las Leyes de Reforma y sus reglamentarias
incorporadas a la Constitución federal. Esta pri-
mera ley es la justificación ideológica, entendida
como los fundamentos doctrinarios del divorcio,
que, como veremos más adelante, es una comple-
ja mezcla entre el tradicionalismo liberal decimo-
nónico y las modernas prácticas del matrimonio
romántico y del individualismo.
Puedo plantear varias hipótesis en torno a la par-
ticipación protagónica de Palavicini en este primer
decreto: la primera, es el estricto apego del bando
constitucionalista a la herencia liberal y al legado
juarista de las Leyes de Reforma, del que era fervien-
te admirador Palavicini; la segunda, este decreto no
es una reforma jurídica que hubiese requerido un
conocimiento técnico y especializado de los aboga-
dos carrancistas (Luis Cabrera, Luis Manuel Rojas,
por ejemplo) sino sólo su justificación ideológica;
tercera, el decreto incluye una categoría que Palavi-

las demás Leyes de Reforma entre 1855 y 1862, se desató


un fuerte debate en torno a su legalidad pues habían sido
decretadas por el presidente pero no fueron promulgadas
por el Congreso. Finalmente, con la ley del 25 de diciem-
bre de 1873 dichas leyes fueron incorporadas al texto
constitucional terminando así con su ilegalidad legislativa.

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76  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

cini utiliza frecuentemente tanto en sus Memorias


como en sus novelas: “las clases desheredadas”, y la
cuarta y última, las propias afirmaciones de Palavi-
cini en sus Memorias, cuando él estaba a cargo de la
Sección de Legislación Social, dependiente del Mi-
nisterio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
El segundo decreto constitucionalista del di-
vorcio se emitió el 12 de febrero de 1915 y fue la
reforma propiamente dicha al Código Civil del
Distrito Federal y Territorios de 1884 en el capí-
tulo v, relativo al divorcio, en particular en los
artículos que estaban en concordancia con las
causas y consecuencias de la disolución del matri-
monio.42 Este decreto totalmente jurídico enfati-
za con claridad que desde ese momento, y para
evitar cualquier “mala inteligencia”, la sociedad
mexicana ya no deberá entender la palabra divor-
cio como la separación de lecho y habitación, sino
como su nuevo significado que “rompe” el víncu-
lo marital y deja a los consortes en aptitud de con-
traer una nueva unión legítima.43
42
 “Decreto del 12 de febrero de 1915: reforma a los
artículos 155, 226-256, 387, 290, 300, 1973, 1974,
2051, 2052, 2054, 2086 y 2183 del Código Civil del
Distrito Federal y Territorios de Baja California de 1883,
en Carranza, Codificación, pp. 168-181.
43
 Carranza, Codificación, p. 172.

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  77
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

Además de haber estado estrechamente vincu-


lado a la creación de la reforma del divorcio, Pala-
vicini también fue su principal propagandista al
dirigir la campaña en su favor tanto en la ciudad
de México como en el puerto de Veracruz. De lo
que se trataba era de crear una corriente de opinión
favorable al divorcio. Estas acciones estuvieron en
gran concordancia con la enorme importancia que
Carranza dio a la propaganda de su régimen por
medio de la prensa, en la que se publicitó la ima-
gen de modernidad que quería proyectar.
Al llegar a Veracruz, entre las principales fun-
ciones que Carranza encomendó a Palavicini fue
hacerse cargo de los periódicos de la Revolución
desde la Dirección Política de la Prensa, que sub-
vencionaba y formulaba programas periodísticos
para diarios como El Pueblo, dirigido por el pro-
pio Palavicini, El Demócrata¸ La Vanguardia y el
que fungió como órgano oficial del carrancismo:
El Constitucionalista.44
Palavicini señaló que mediante la prensa buscó
crear una orientación positiva hacia las reformas
sociales y en pro de una nueva constitución. De esta
manera, la prensa se convirtió en un arma de pro-
selitismo fundamental para los constitucionalistas,

 Del Palacio, “La prensa” p. 47.


44

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78  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Decreto de reforma del divorcio publicada en


El Constitucionalista, periódico oficial de la Federación,
el 2 de enero de 1915.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   79

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80  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

quienes durante su estancia en Veracruz promo-


cionaron en sus páginas un sinfín de actividades
propagandísticas y publicitadas, como conmemo-
raciones, marchas, desfiles, mítines obreros, confe-
rencias dirigidas al “pueblo”; se buscaba así difun-
dir entre la población la conciencia revolucionaria
carrancista.
Como parte de esta campaña en favor de las
reformas constitucionalistas, mes y medio antes
de su promulgación, el periódico El Sol de la ciu-
dad de México anunció que realizaría una sensa-
cional encuesta acerca del divorcio, ya que tal
cuestión era una de las muchas reformas que traía
en cartera la “revolución triunfante”.45 La idea ori-
ginal del director del periódico, Gonzalo de la
Parra, era publicar opiniones a favor de la reforma
del divorcio emitidas por doctores y juristas, sa-
cerdotes, políticos, profesores, artistas, damas
aristocráticas, obreros, literatos y divorciados. Los
artículos se publicaron entre el 12 y el 28 de no-
viembre de 1914 y se suspendieron del todo cuan-
do Palavicini partió para Córdoba a finales del
mismo mes. El Sol buscaba ser ameno e introdujo
algunas bromas que supuestamente divertirían a

 “Ellas y nosotros”, El Sol. Diario de la Tarde, 12 de


45

noviembre de 1914, p. 2.

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  81
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

sus lectores como cuando se le preguntó a un ami-


go de la redacción si estaba a favor del divorcio, y
él contestó,

—No soy partidario del divorcio —nos dijo,


—¿Por qué? —le replicamos extrañados.
—Por la sencilla razón de que no lo soy del matri-
monio.
—Bien por la chuscada; pero nada nos resuelve.46

Una de las pocas figuras públicas de la época


que sí pudo entrevistar el periodista fue la diva
Mimí Derba, quien se dijo partidaria del divorcio
siempre y cuando no hubiese hijos.47
También se buscó relacionar la futura reforma
de los constitucionalistas con la vieja tradición li-
beral que en el siglo xix intentó introducir el di-
vorcio vincular a México. Se narró la historia de la
iniciativa que promovió el diputado Juan Anto-
nio Mateos ante el Congreso de la Unión en 1891,

 El Duende, “Ellas y nosotros. Alrededor del divor-


46

cio”, El Sol. Diario de la Tarde, 16 de noviembre de 1914,


p. 2.
47
 El Duende, “El estado ideal de la mujer es la viudez.
Ellas y nosotros: nuestras entrevistas. Así opina Mimí Der-
ba”, EL Sol. Diario de la Tarde, 28 de noviembre de 1914,
p. 2.

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82  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Entrevista a Mimí Derba sobre el divorcio


en El Sol. Diario de la tarde, 28 de noviembre de 1914.

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  83
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

aunque erróneamente el periodista atribuyó la


paternidad de dicha iniciativa al diputado Ma-
nuel Flores.48 En el puerto de Veracruz, el perió-
dico que más notas publicó sobre el divorcio fue
El Pueblo, que dirigía Palavicini.
Otra de las acciones propagandísticas del cons-
titucionalismo fue proyectar una imagen de mo-
dernidad mediante la multiplicación de los espec-
táculos de cine, música y teatro en el puerto de
Veracruz. Por ello, Palavicini pensó en incorporar a
su campaña en favor del divorcio a figuras de re-
nombre internacional, como la diva Virginia Fá-
bregas, quien siempre estuvo estrechamente rela-
cionada con Carranza.
Palavicini buscó a su colega y amigo, el drama-
turgo y también periodista Marcelino Dávalos,
quien era muy cercano a la Fábregas, y juntos, el
escritor y la diva, aceptaron colaborar en la acción
propagandística del constitucionalismo, y mien-
tras que Dávalos escribía una obra cuya temática
era la imperiosa necesidad del divorcio, Virginia
se preparaba para el papel protagónico. A escasos
48
 El Duende, “Ellas y nosotros. Alrededor del divor-
cio. Nuestras entrevistas”, El Sol. Diario de la Tarde, 17
de noviembre de 1914, p. 1. Para revisar todas las inicia-
tivas del Congreso en torno al divorcio durante el siglo
xix, véase García Peña, El fracaso del amor, pp. 35 y ss.

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84  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

dos meses de la última reforma del divorcio, el 15


de abril de 1915, Fábregas y Dávalos representa-
ron en el Teatro Principal de Veracruz la obra In-
disoluble a cuyo estreno acudió toda la plana ma-
yor del gobierno carrancista.49
En dicha obra Dávalos escenifica el drama que
muchas parejas mexicanas estaban viviendo a
principios del siglo xx, cuando el divorcio total
era una creciente necesidad social y el matrimo-
nio seguía siendo para toda la vida, sin la posibi-
lidad de su disolución. Indisoluble se presentó
como una obra de tesis, con una gran efectividad
sentimental aunque sin ahondar demasiado en
las posibles consecuencias del divorcio. Es un
drama de un profundo realismo y representa la
absoluta incompatibilidad de una pareja cuyo
matrimonio fue un error de juventud, pero que
debido a la indisolubilidad su sufrimiento no po-
día terminar. Lo que aquí quiero destacar es que
tanto Dávalos como Fábregas, a quienes unía
algo más que una íntima amistad, se convirtieron
en defensores del nacionalismo revolucionario
constitucionalista y en propagadores de la refor-
ma del divorcio.50

 Reyes de la Maza y Fábregas, Virginia Fábregas, p. 137.


49

 Dávalos, Indisoluble.
50

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   85

Virginia Fábregas en la última escena de Indisoluble,


tres años después de su estreno, en El Universal Ilustrado.
Semanario Artístico Popular, 13 de julio de 1917.

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86  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Hasta este momento de mi narración ya se ha


explicado el contexto del juicio de divorcio de Pa-
lavicini, conocemos también su activa participa-
ción tanto en la creación como en la propaganda
de la reforma del divorcio en Veracruz, lo que me
resta es revisar la resolución o sentencia final de su
juicio de divorcio. Para ello es necesario aclarar
que para agosto de 1915, después de los triunfos
militares de Álvaro Obregón en el Bajío, el grupo
constitucionalista pudo regresar a la ciudad de Mé-
xico y establecer en ella de forma definitiva su go-
bierno.
A las pocas semanas de haberse instalado en la
capital, Palavicini presentó su demanda de divor-
cio en la que solicitaba al juez dictar sentencia de
la siguiente manera:

• Que ha procedido la acción de divorcio que de-


duzco en contra de la Sra. María Piñeiro de Palavi-
cini, por haber abandonado ésta el domicilio con-
yugal y cometido un adulterio y por consiguiente:
• Que ha quedado disuelto el vínculo conyugal y
que los cónyuges recobramos entera capacidad para
contraer un nuevo matrimonio.
• Que los hijos habidos en el matrimonio quedan
bajo mi potestad, perdiendo la Sra. Piñeiro de Pala-
vicini todo poder sobre la persona y bienes de ellos.

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI  87
• Que debe procederse a la liquidación de la socie-
dad legal, devolviéndose a cada consorte sus bienes
propios, tomándose todas las precauciones para
asegurar las obligaciones de ambos cónyuges entre
sí y con respecto a los hijos en vista de la nueva si-
tuación.
• Pido a Ud. igualmente […] depositar a la cónyu-
ge culpable en casa de persona decente […]

Antes de conocer la resolución final del juez es


necesario contrastar el comportamiento de Pala-
vicini con el de su esposa en el momento del jui-
cio. Durante todo el proceso judicial Palavicini
siempre se presentó como un hombre intachable,
a pesar de sus continuas ausencias y nada ocultos
adulterios, y toda la justificación de la demanda la
sustentó en la averiguación penal contra María
Piñeiro por adulterio comprobado que había tra-
mitado 10 meses atrás. Pero, ¿quién era María
Piñeiro? Sabemos que fue durante 13 años la es-
posa de Palavicini, también que era seis años me-
nor que su marido (cuando se casaron él tenía 21
años y ella 15, así que necesitó la aprobación de
su padre, el licenciado Manuel Piñeiro). María
provenía de la clase media tabasqueña y fue la úni-
ca que aportó bienes al matrimonio con un valor
de 13 000 pesos. En la información del juicio pe-

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88  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

nal en su contra se establece que su amante Gui-


llermo Boisson González era un librero estableci-
do y que durante el procedimiento penal estuvo
involucrado en algún problema político que no
queda aclarado en el juicio.
También sabemos que Piñeiro era bastante
independiente cuando se realizó el proceso judi-
cial del divorcio. Al haber sido ella la cónyuge
culpable se supone que debería ser depositada
en un lugar determinado por el juez, perder la
patria potestad de sus hijos y aceptar que su es-
poso procediera a la liquidación de la sociedad
legal. En la contestación de la demanda, María
no tuvo más opción que estar de acuerdo con los
fundamentos de la misma, y lo único que pidió
fue no ser depositada en un lugar ajeno a sus
intereses y dijo,

por penoso que sea para mí y sólo en homenaje a la


justicia y con el deseo de evitar a mi cónyuge mo-
lestias indebidas contesto a dicha demanda, mani-
festando mi entera conformidad con ella; salvo en
lo relativo al depósito de mi persona que se pide,
por no ser esa medida necesaria, puesto que ni mi
consorte, ni mis hijos, sufren, ni han sufrido perjui-
cio, permitiéndome que viva, como hasta ahora,
con inofensiva independencia.

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  89
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

Esa “inofensiva independencia” refleja la auto-


nomía con la que ya vivía María Piñeiro y que su
relación con Palavicini ya estaba terminada mu-
cho antes de que éste promoviese la demanda de
divorcio. En cierta manera, Piñeiro hizo suyo el
ideario romántico del que he hablado anterior-
mente, pues decidió fugarse con el hombre que
amaba antes de volver al lado del esposo a quien,
supongo, había dejado de amar y con quien ya no
quería compartir una vida en común. Finalmen-
te, Palavicini aceptó que su esposa no fuera depo-
sitada, pues al igual que Piñeiro consideraba inne-
cesario todo procedimiento que alargara el juicio.
Vale la pena mencionar brevemente las caracterís-
ticas de la institución judicial del depósito de las
esposas, práctica medieval que subsistió en la nor-
matividad colonial y republicana. A lo largo de los
siglos, el depósito adquirió un carácter multifun-
cional ya que se usaba para castigar el mal com-
portamiento de las esposas causantes del divorcio,
pero también para protegerlas del frecuente mal-
trato de sus maridos, pues eran depositadas en
lugares a los que ellos no tenían acceso. Como
práctica social, desde antes de comenzar el siglo
xx el depósito de las esposas, aunque subsistió en
la norma, empezó a caer en desuso hasta su final
abrogación en 1975. Es así que a lo largo de 400

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90  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

años el depósito fue la más clara constatación del


papel subordinado de la esposa, quien carecía de
personalidad jurídica autónoma y debía ser con-
trolada por su marido o por alguna otra figura
masculina que respondiera por su comportamien-
to.51 El desgaste de la norma del depósito es lo que
explica por qué María Piñeiro no fue depositada
y siguió viviendo libre en su “inofensiva indepen-
dencia”.
La parte final del juicio es la sentencia del juez
Carlos Franco, emitida el 5 de octubre de 1915,
es decir 21 días después de haber sido iniciada la
demanda y establece,

PRIMERA. El actor acreditó debidamente, la ac-


ción que en estos autos dedujo.
SEGUNDA. En consecuencia, se declara disuelto,
de una manera absoluta, el matrimonio celebrado
por el señor Ingeniero Félix F. Palavicini con la se-
ñora María Piñeiro, en la ciudad de San Juan Bau-
tista, Estado de Tabasco, en 31 de marzo de 1902,
ante el juez del Estado de dicha ciudad.
TERCERA. Se declara, asimismo, que la señora Pi-
ñeiro ha cedido todo su poder sobre la persona y
bienes de sus hijos Manuel, Beatriz, Laura y Espe-

 García Peña, “El depósito de las esposas”, pp. 27-70.


51

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI   91
ranza Palavicini y que ésos quedan bajo la patria
potestad exclusiva de su padre.
CUARTA. Procédase a la liquidación de la sociedad
legal señalándose al actor el término de un mes para
que presente inventario y proyecto de distribución
correspondientes.

Podemos ver cómo el juez Franco fue muy cui-


dadoso en proteger los intereses de un alto funcio-
nario constitucionalista como Palavicini, así que
desarrolló sus fundamentos legales y doctrinales
para cumplir cada una de las peticiones de éste.
En el segundo fallo se decreta el divorcio absoluto
entre Félix Palavicini y María Piñeiro, y en el ter-
cero se establece que ella pierde la patria potestad
de sus cuatro hijos.
En lo que respecta a la liquidación y división
de la sociedad legal, Palavicini y Piñeiro llegaron
al acuerdo de dejar la casa de Santa María la Ri-
bera, único bien ganancial, a nombre de sus hijos
y que Piñeiro la usufructuaría mientras viviera.
Por lo que podemos considerarlo un acuerdo bas-
tante benévolo a favor de Piñeiro, tomando en
cuenta que ella era la cónyuge culpable; si real-
mente Palavicini hubiese querido resarcir su ho-
nor de esposo engañado hubiese dejado a María
Piñeiro sin ningún bien. Por lo que se puede su-

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92  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

poner, como hipótesis no comprobada, que llega-


ron a un acuerdo de separación en el que Palavi-
cini moderó las condiciones que presentó en la
demanda de divorcio, lo que le permitió ganar
tiempo y divorciarse lo antes posible.
La premura de Palavicini por obtener su divor-
cio cuanto antes se debía a que para esas fechas ya
se encontraba comprometido con Belinda Her-
nández, a quien conoció en Veracruz durante los
meses de su residencia en dicho puerto y con
quien contrajo nupcias inmediatamente después
de haberse divorciado de María Piñeiro. Después
de su divorcio, de sus segundas nupcias y de haber

Félix Palavicini y su esposa Belinda Hernández


en la bendición de La Casa de Salud del Periodista, en 1923.

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  93
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

sido diputado constituyente en 1916, Palavicini


se retiró de la política en 1916.
Por lo que respecta a las últimas reformas revo-
lucionarias en torno al divorcio y previas a la Ley
sobre Relaciones Familiares de 1917 que emitió el
grupo constitucionalista, tuvieron un carácter
meramente instrumental y fueron promulgadas
cuando el gobierno carrancista comenzaba a con-
solidarse. La primera fue la del 2 de marzo de
1915, que indicaba el procedimiento provisional
para aquellos que desearan divorciarse en los esta-
dos donde todavía no se decretaba la reforma.

El matrimonio Palavicini en la Asociación


de la Prensa Madrileña, en la capital española, ca. 1924.

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94  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Otra, la del 27 de mayo de 1916, convirtió en


retroactiva la ley del 29 de diciembre de 1914 y
evitó que los jueces siguieran “sufriendo” al tratar
de aplicar una ley cuyo efecto era retroactivo sobre
todos los matrimonios que se habían realizado
antes de su promulgación. La última fue la del 16
de junio de 1916, que redujo el plazo para solici-
tar el divorcio por mutuo consentimiento de tres
a un año de matrimonio.52
Vale la pena reflexionar un poco sobre el con-
tenido cultural de la nueva ley del divorcio vincu-
lar, que fue una mezcla del clásico estilo liberal
con elementos modernistas y científicos de prin-
cipios del siglo xx, que se sustentan en tres ele-
mentos fundamentales del modelo de matrimo-
nio por amor romántico: la libertad individual, la
racionalidad y la moralización de la sociedad por
medio de la disolución del matrimonio.
Respecto al primero, con dicha reforma se bus-
caba fortalecer la libertad individual al permitir a

 “Decreto del 2 de marzo de 1915”, en Recopilación


52

de las circulares, reglamentos y acuerdos expedidos por las


secretarías de estado adscritas a la Primera Jefatura del Ejér-
cito Constitucionalista, México, Imprenta de la Secretaría
de Gobernación, 1916; “Decreto del 27 de mayo de
1916 que modifica diversos artículos de la ley del 29 de
enero de 1915”, Diario Oficial, t. v, 1916.

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  95
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

los contrayentes disolver un contrato adverso a


sus intereses, pues la idea era construir el matri-
monio como una institución cada vez más íntima,
centrada en la voluntad de los cónyuges; lo cual es
una clara fundamentación de la expansión de lo
privado a costa de la familia tradicional. Segundo,
para conocer la verdadera voluntad de los indivi-
duos lo mejor sería otorgarles procedimientos y
tiempos “razonables” en los que se pudiera confir-
mar su libre decisión. Y finalmente, con el tercer
elemento fundamental, cuando imperan la liber-
tad y la racionalidad, se fomenta la moralización
de la sociedad ya que el divorcio que disuelve el
vínculo hará más honestas a las personas al pro-
mover uniones legítimas, evitar concubinatos, dar
más seguridad a los afectos y aumentar la felici-
dad. Una de las justificaciones de la reforma decía,

El divorcio hasta ahora reglamentado lejos de satis-


facer la necesidad social de reducir a su mínima
expresión las consecuencias de las uniones desgra-
ciadas, sólo crea una situación irregular, porque
fomenta la discordia entre las familias, lastimando
hondamente los afectos entre padres e hijos y exten-
diendo la desmoralización en la sociedad.53

 Carranza, Codificación, pp. 147-150.


53

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96  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Un claro aspecto modernista de la ley del di-


vorcio es la adopción de saberes europeos y nor-
teamericanos para resolver las necesidades de Mé-
xico, ya que buscaba una explicación científica a
los problemas sociales de la infelicidad en el ma-
trimonio, la ilegitimidad y la subordinación de la
mujer. La reforma recuperó el nuevo modelo de
pareja moderna unida por afinidades personales y
por la búsqueda de la felicidad mutua, convirtien-
do al hogar en refugio contra las tormentas de la
vida social y resguardo contra las adversidades de
lo público. No puede haber algo más moralizador
—decía— que aquella relación que sólo se basa en
el afecto y el cuidado de la intimidad, por lo que
una unión sin amor se convertiría en un hecho
inmoral.
Algo importante es que la reforma del divorcio
permitiría que cada clase social se desarrollara de
la mejor manera y ejerciera en las mejores condi-
ciones su utilidad cívica, ya que su efecto morali-
zador sería distinto en cada grupo social: entre
“las clases desheredadas” reduciría los amasiatos;
entre la clase media emanciparía a la mujer de su
condición de esclavitud, y entre las clases “eleva-
das y cultas” permitiría a las parejas compartir la
modernidad ya que podrían imitar la experiencia
de naciones civilizadas. Así, el matrimonio diso-

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  97
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

luble se convirtió en parte de la modernización y


del nuevo orden social.
Finalmente, las historias de Palavicini y del di-
vorcio en la Revolución mexicana siguieron su
curso. Un año después de su segundo matrimonio,
Palavicini abandonó en 1916 su vida de político
en el gobierno revolucionario. Su temperamento
exaltado y su estilo de constante confrontación le
generaron muchas antipatías en las que siempre se
sintió en guerra sin cuartel y vigilado por la poli-
cía. Por ello, cinco veces intentó renunciar, pero
fue persuadido por Carranza de no hacerlo. Final-
mente, cuando creyó concluida su labor de revo-
lucionario en el gobierno, al publicarse la convo-
catoria para el nuevo Congreso Constituyente, y
ser él diputado propietario por Tabasco, presentó
su renuncia el 26 de septiembre de 1916; desde
entonces, hasta su muerte en 1952, dividió sus
actividades públicas entre la realización de proyec-
tos periodísticos, la diplomacia y la filantropía. Su
más conocido triunfo de prensa fue la fundación
de El Universal en 1916, que muy pronto se con-
virtió en una de las empresas más modernas del
periodismo en México.
Después de esta revisión del juicio de divorcio
de Félix Palavicini queda clara la estrategia segui-
da por el funcionario público; falta dilucidar si se

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98  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Funciones de Palavicini como diplomático


en el gobierno de Lázaro Cárdenas, 1934.

puede aplicar la categoría de conflicto de intere-


ses en la época revolucionaria y si Palavicini estu-
vo inmerso en un conflicto de esa naturaleza. No
cabe duda de que durante la Revolución el pro-
ceso democratizador del país apenas fue esboza-
do, tal vez algo durante el régimen maderista,

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  99
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

pero en general podemos afirmar que fue inexis-


tente. El poder y las prebendas de los políticos de
todos los bandos revolucionarios se construyeron
sobre los múltiples vacíos legales e institucionales
de la época, así que el interés personal parecía no
empañar las funciones públicas, y así lo entendió
Palavicini.
Para profundizar en el debate de si hubo o no
conflicto de intereses, a continuación presento los
argumentos de ambas posibilidades. Por un lado,
la afirmación de que no hubo conflicto de intere-
ses se fundamenta en que no queda la menor
duda de que Palavicini fue un importante promo-
tor de la reforma del divorcio total y su principal
propagandista, además de haber tenido una in-
fluencia relevante en la elaboración de las Adicio-
nes al Plan de Guadalupe. Durante todo ese pro-
ceso siempre se presentó a sí mismo como un gran
reformador que siempre actuó por el beneficio
general y no por el personal. Incluso en su obra
autobiográfica, Mi vida revolucionaria, de 1937,
afirma categóricamente que no se aprovechó de la
reforma del divorcio y trata de presentar su matri-
monio con Belinda como si fuese el primero en
su vida y prefiere asumir una actitud burlona y
socarrona que le permite evadirse:

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100  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Más tarde se dijo que la ley del divorcio era obra de


tres viejos sinvergüenzas: don Venustiano [Carran-
za], don José Natividad [Macías Castorena] y yo.
Acepto que, en el concepto de los dogmáticos, se
me contraste entre los sinvergüenzas pero no entre
los viejos, tenía yo entonces treinta y dos años.54

Por otro lado, la posibilidad del conflicto de


intereses se establece al comprobar que Palavicini
pospuso casi un año su juicio de divorcio después
de demandar penalmente a su esposa por adulte-
rio, porque estratégicamente planeó primero lo-
grar la aprobación de la nueva ley del divorcio
absoluto y luego hacer uso de esa ley para él divor-
ciarse como si fuese un ciudadano común y co-
rriente y así poderse casar con un nuevo amor,
joven y fresco. Por lo que en sentido contrario a
lo que dice en su autobiografía, no todo lo que
escribió fue una absoluta verdad histórica, pues
omitió información privada relevante.
Sin embargo, a favor de nuestro personaje debo
señalar que su participación en la reforma del di-
vorcio no violentó ningún derecho existente, ni
tampoco significó una clara contraposición entre
derechos personales o colectivos, elementos nece-

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 248.


54

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EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI  101
sarios para constituir un conflicto de intereses.
Asimismo, para entender la historia social del di-
vorcio no podemos explicar toda su causalidad en
el proceso microhistórico de un hombre público.
En una explicación macrohistórica no cabe duda
de la creciente importancia social y cultural que el
divorcio comenzó a tener a principios del siglo xx.
Es altamente probable que durante la elaboración
de la ley del divorcio vincular, los constituciona-
listas pusieran en la mesa de discusión el debate
sobre si la sociedad mexicana estaba lista para di-
cha reforma. Puedo suponer que tanto Palavicini
como Carranza y Rojas, junto con todos los de-
fensores, insistían en que el divorcio ya se había
convertido en una moda cultural en ciudades
como México, y seguramente conocían a personas
de las clases medias y altas que estaban promo-
viendo sus demandas de divorcio en los tribunales
capitalinos, además de que sus propias vidas per-
sonales eran un reflejo de esa creciente necesidad
de cambio en favor del matrimonio romántico y
para terminar con la indisolubilidad.
En conclusión, la aplicación del conflicto de in-
tereses en la época revolucionaria se sustenta en al-
gunos elementos de abuso del cargo y deshonesti-
dad en el comportamiento de Palavicini, por haber
ocultado sus intereses privados. Por ello, la siguien-

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102  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

te pregunta que surge en el análisis histórico del


caso de Palavicini es ¿por qué para un político de la
época revolucionaria lo privado debía no solamente
ser ocultado sino incluso negado y de ninguna ma-
nera debería ser presentado al escrutinio público?
Antes de intentar responder a dicha interrogan-
te —lo que se desarrollará en la última parte de
este libro—, es importante señalar algunos elemen-
tos relevantes de la historia del divorcio en la Re-
volución mexicana. Tradicionalmente se ha consi-
derado que la reforma carrancista sobre el divorcio
y la familia sólo se concretó en abril de 1917 con
la famosa Ley sobre Relaciones Familiares,55 pero
como ya hemos visto en el proceso de divorcio de
Palavicini, se inició en diciembre de 1914. Tam-
bién es importante mencionar que a pesar de los
aspectos modernistas de dicha ley, se mantuvie-
ron en ella grandes desigualdades de género, que
se convirtieron en una de las principales demandas
del movimiento feminista de los años veinte. To-

 La Ley de Relaciones Familiares fue la obra cumbre


55

de la legislación carrancista y estuvo compuesta de 555


artículos que reformaron al Código Civil de 1884, en
todo lo concerniente a matrimonio, parentesco, divorcio,
paternidad y filiación, legitimación, hijos naturales, adop-
ción, patria potestad, tutela, emancipación, mayoría de
edad y declaración de ausencia.

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  103
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

dos los grupos feministas de la época, a pesar de


sus grandes diferencias, coincidieron a lo largo de
los años en que era necesaria una justa y equitativa
legislación de la familia que dejara de favorecer al
hombre en detrimento de la mujer; lo que se con-
quistó parcialmente con el Código Civil de 1928,
cuando se introdujeron reformas como suprimir la
distinta concepción de los adulterios femenino y
masculino; derogar la restricción que pesaba sobre
la mujer divorciada que tenía la patria potestad de
que no podía volverse a casar, y aprobar la mayor
libertad de las esposas para administrar su propio
salario, entre otras cuestiones.56
Aunque escapa a los objetivos de este texto, vale
la pena señalar que el proceso reformista del divor-
cio continuó en diferentes momentos. La siguiente
época, mucho más radical que esta primera que
estamos analizando, fue la de las reformas del di-
vorcio promovidas en Yucatán, primero por Salva-
dor Alvarado, en el nuevo Código Civil de Yucatán
del 30 de enero de 1918, y después por Felipe Ca-
rrillo Puerto en la reforma del 31 de marzo de 1923
que permitía el divorcio exprés (también llamado
unilateral, sin causa o incausado) y que estuvo vi-
gente hasta 1926. Es decir, el divorcio se tramitaba

 García Peña, “Continuidades y cambios”, pp. 320 y ss.


56

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104  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

por uno solo de los cónyuges, según las nuevas co-


rrientes socialistas y los principios del movimiento
internacional del amor libre y que se publicitó am-
pliamente entre los grupos extranjeros. Tema polé-
mico y complejo, analizado por Stephanie Smith,
quien concluye que el divorcio en Yucatán se con-
virtió en un recurso preponderantemente masculi-
no —al igual que en mis investigaciones para la
ciudad de México— después de la reforma que
permitió la disolución del matrimonio.57 Al pare-
cer, en el proceso de individuación, mientras que
los hombres como Palavicini buscaron su libertad
civil por medio de los juicios de divorcio para vol-
verse a casar en segundas nupcias, las mujeres como
Piñeiro experimentaron los placeres del amor ro-
mántico por otras vías muy distintas a las legales.
Para concluir la revisión del juicio de divorcio
de Palavicini, es importante señalar que a lo largo
del siglo xx en la bibliografía especializada se ha
dicho que la reforma carrancista del divorcio obe-
deció a las necesidades personales de Carranza o de
Luis Cabrera;58 sin embargo, en esta investigación
57
 Smith, “Si el amor esclaviza. ¡Maldito sea el amor!”, pp.
158 y ss.; García Peña, “El divorcio en el Distrito Federal.
58
 Pallares, Ley sobre relaciones familiares; Sánchez Me-
dal, Los grandes cambios en el derecho de familia; Chávez
Asencio, La familia en el derecho.

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  105
EL DIVORCIO DE FÉLIX PALAVICINI

estoy demostrando que el principal interesado fue


Félix Fulgencio Palavicini, quien además fue su
ideólogo y publicista, aunque no su autor jurídico,
ya que esa labor correspondió a la pluma de los
abogados Luis Cabrera y Luis Manuel Rojas. Pero,
¿Cabrera y Rojas también utilizaron su ley del di-
vorcio para divorciarse? En su extensa obra Cabre-
ra siempre se declaró enemigo del divorcio y hasta
el momento no existe ninguna prueba de que se
haya divorciado; pero el caso de Rojas es distinto,
aunque tampoco hay alguna prueba de su divor-
cio, porque tanto Rojas como Palavicini se casaron
con sus prometidas jarochas en la ciudad de Méxi-
co durante el año de 1915, por lo que es muy
probable que también se haya divorciado de su
primera esposa, pues cuando se casó en la capital
tenía 45 años, edad en que en esa época no era
nada frecuente contraer primeras nupcias. En sus
Memorias, Palavicini asegura que por lo menos tres
miembros del equipo carrancista: Gustavo Espi-
nosa Mireles, Luis Manuel Rojas y él mismo en-
contraron novias entre las señoritas del puerto,
con las que contrajeron matrimonio en la capital
del país después del triunfo constitucionalista.
Mientras aseguro que Palavicini sí se divorció, su-
pongo que Rojas probablemente también lo hizo,
o quizá había enviudado tiempo antes, y que para

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106  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Espinosa su matrimonio de 1915 fue el primero,


pues sólo contaba con 24 años de edad.
Sin embargo, lo realmente importante no es
terminar con un rumor histórico, sino entender
la historia del divorcio como producto de una
compleja combinación entre fuerzas históricas
modernizadoras en el mundo, en favor de aumen-
tar la libertad de los individuos y el matrimonio
por amor, centrado en la intimidad emocional y
sexual de la pareja y no por deberes ni obligacio-
nes según las convenciones decimonónicas.

Félix Palavicini como diplomático, 1918-1920.

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Cuarta parte
Raros y asombrosos contrastes
en Palavicini y en sus contemporáneos

Las explicaciones históricas que puedo elaborar a


partir de la lectura contextualizada del juicio de
divorcio de Félix Palavicini las realizaré en distin-
tos niveles de análisis, que van desde los procesos
macrohistóricos de la vida cotidiana a principios
del siglo xx hasta los detalles de lo microhistórico
en la vida personal de Palavicini. Es un movi-
miento constante de lo general a lo particular,
pues de lo que se trata es de entender el compor-
tamiento de Palavicini al ocultar totalmente su
vida privada como parte de un modelo de mascu-
linidad heredado del siglo xix, vigente en la época
revolucionaria y que tiene que ver con la comple-
ja relación entre lo público y lo privado. Es una
aproximación a la historia de los sentimientos de
los hombres públicos mexicanos, con el ejemplo
específico de Palavicini, quienes vivieron la tran-
sición del antiguo régimen porfirista a las nuevas
libertades que trajo consigo la Revolución mexi-
cana. Durante mucho tiempo en la historia polí-
tica de nuestro país se ha ocultado la vida privada
de las figuras públicas, como si careciera de im-
107

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108  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

portancia y estuviese totalmente disociada y ocul-


ta de sus personalidades públicas. Por ello, no es
casual que el propio Palavicini no haya considera-
do como “verdad histórica” sus intereses persona-
les en el proceso reformista del divorcio.
El análisis del divorcio de Palavicini me coloca
en la problemática de saber qué acciones, activi-
dades y preferencias de un hombre público debe-
rían permanecer en el ámbito de la privacidad y
cuáles otras tendrían que ser claramente expuestas
en lo público. ¿Palavicini estaba obligado a hacer
pública su vida privada y exponer la infidelidad de
su mujer? Obviamente la respuesta es negativa,
ningún hombre de la época que se preciara de ser
honorable difundiría públicamente el adulterio
de su mujer. Pero, entonces, el problema se susci-
ta cuando ese hombre desempeña una función
pública estrechamente vinculada al proceso de la
reforma social de la Revolución mexicana. Al
aceptar y reconocer su interés personal, contrafac-
tualmente Palavicini pudo haber seguido tres de-
rroteros: el primero, separarse de la comisión re-
formista y esperar a que el grupo debatiera las
reformas más adecuadas en torno al divorcio de
una manera más objetiva; el segundo, tiempo des-
pués pudo haber sido honesto ante la historia y
reconocer en sus memorias que sí se aprovechó de

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  109
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

la reforma que él mismo publicitó pero que reco-


nocía su importancia social y que él, junto con
muchos otros mexicanos, se benefició de su apro-
bación, y tercero, guardar silencio y no pretender
presentarse como un político probo que nunca
actuó en beneficio propio. Sin embargo, no reali-
zó ninguna de las tres acciones y, sobre todo, man-
tuvo oculta su vida privada, ¿por qué?
La lucha de Palavicini por negar lo privado y
acrecentar lo público se puede entender como una
metáfora en el título de su novela veladamente au-
tobiográfica ¡Castigo! (1926), que proyecta preci-
samente el debate interno que Palavicini vivía en-
tre ambas esferas. En el fondo, Palavicini quería
castigar la traición de su mujer, pero su excesiva
racionalidad de creerse un líder lo llevó a compor-
tarse guardando siempre las apariencias. No deja
de ser interesante imaginar la lucha interna que
vivió cuando en el segundo semestre de 1914 por
un lado, como hombre público, usó su racionalidad
para participar en las discusiones del constituciona-
lismo sobre la reforma al divorcio e incluso diseñar,
planificar e implementar todas las estrategias perio-
dísticas y artísticas que lograrían formar una co-
rriente de opinión favorable al divorcio; pero por
otro lado, como hombre privado, se le calentaba la
cabeza recordando el enojo y la humillación que le

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110  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

provocaba su esposa adúltera. No cabe duda de que


esa lucha moral exacerbaba su conflicto de intereses
y así quedó plasmado en su novela ¡Castigo!
Para entender la historia emocional oculta de
un político, utilizaré la amplia producción perio-
dística, literaria y diplomática de Palavicini que
me permitirán distintas aproximaciones a las esfe-
ras fundamentales de su vida. Es relevante consta-
tar que la estructura narrativa de ¡Castigo! presen-
ta fragmentos de las distintas personalidades de
Palavicini en cada uno de los personajes masculi-
nos de la trama. Por lo que no es casual que em-
pezara la novela con el siguiente epígrafe —que
también utilicé en el título de este apartado— de
su admirado vitalista José Enrique Rodó: “Cada
uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino
muchos. Y estas personalidades sucesivas, que
emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre
sí los más raros y asombrosos contrastes”.59
Palavicini no tuvo una sino varias y sucesivas
personalidades, que trataré de entender en sus dis-
tintas esferas de público, privado e íntimo en re-
lación con el divorcio y que, al compararlas, nos
muestran —como dice Rodó— sus “raros y asom-
 Epígrafe de José Enrique Rodó, tomado de su obra
59

Motivos de Proteo (1909), en Félix Fulgencio Palavicini,


¡Castigo!: Novela mexicana de 1945.

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  111
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

brosos contrastes”. Comenzaré en lo público y el


excesivo afán de Palavicini de proyectar una ima-
gen guiada siempre por un sentimiento patriótico,
nacionalista y desinteresado. Avanzaré hacia lo pri-
vado para conocer la obsesión de Palavicini por
ocultar lo privado, incluido su divorcio, así como
algunos aspectos relevantes de su biografía que fue-
ron forjando su identidad y su relación con su pri-
mera esposa, María Piñeiro. Finalmente, penetraré
en lo íntimo, tratando de desentrañar e inferir al-
gunos de los pensamientos y emociones más pro-
fundos de Palavicini relacionados con el divorcio,
rodeados de muchos estereotipos y estigmas cultu-
rales. Busco entender qué fue el divorcio en cada
uno de esos tres “espacios”, para avanzar desde lo
público hasta lo íntimo, y conocer paulatinamente
los distintos grados de “veracidad” y los diversos
significados que el divorcio pudo haber tenido en
la vida de uno de sus principales reformadores en
México. Como dijo el propio Palavicini al criticar
a otro político: “…tratándose de un funcionario
público, no hay razón para que haga de la crítica de
la prensa una cuestión personal. Los funcionarios
públicos tienen que vivir en casa de cristal”.60 Así
que ahora ingreso a la casa de cristal de Palavicini.

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 388.


60

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112  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Para comenzar, es importante entender la re-


lación público-privado que ha sido analizada des-
de múltiples contextos históricos con una gran
diversidad de interpretaciones. Son categorías que
hablan de la ley, la política y la economía, pero
también tienen que ver con relaciones persona-
les, elementos del lenguaje y del cuerpo y con la
forma como se vive el día a día. ¿Qué tanto la
conducta pública de Palavicini estuvo determi-
nada por su propia privacidad y qué tan frecuen-
temente escondía en lo íntimo múltiples facetas
de sí mismo? Tal vez no pueda responder cabal-
mente a estas interrogantes, pero sí quiero expli-
car cómo lo público y lo privado se traslaparon
en la vida de Palavicini y de todos los políticos
de su época, ya que muchos de los sucesos en sus
vidas fueron privados en un sentido y públicos
en otro.
Sin embargo, a pesar de que ambas esferas se
confundían entre sí, en el siglo xix predominó la
idea de separar lo público de lo privado, impo-
niéndose lo que Michel Warner llama la “falsa
moralidad” de considerar como una corrupción
llevar lo privado a lo público,61 interpretado como
falta de civilización, y que para el liberalismo

 Warner, Público, públicos y contrapúblicos, p. 40.


61

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  113
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

mexicano se convirtió en falta de patriotismo.


Porque se trataba de que cuando alguien estu-
viese en un cargo público lo privado tenía que
ser privado y reprimir su naturaleza. Esta tradi-
ción liberal binaria de separar las esferas se fue
ampliando a medida que llegaba el siglo xx, y
para el caso mexicano este proceso se volvió más
complejo cuando a la ideología de ámbitos se-
parados vino a sumarse el discurso patriótico y
nacionalista de la Revolución mexicana. Enton-
ces, la construcción de las identidades masculi-
nas de casi todos los políticos de la época estuvo
dominada por un fuerte sentimiento nacionalis-
ta y el compromiso de crear una imagen públi-
ca de seriedad, carácter heroico y negación de
lo privado.
Por ese motivo, “casi todas las acciones” de Ve-
nustiano Carranza, Félix Palavicini, Luis Manuel
Rojas y muchos otros más fueron abrumadora-
mente públicas, como si el ámbito de lo privado
casi desapareciera o careciera de importancia. Por
lo menos, así lo presentaron en su discurso nacio-
nalista revolucionario. Como si la nación se hu-
biese convertido en el motivo de su existencia
como seres humanos: “la nación debe infiltrarse
en la vida de los individuos como objeto de sus
sentimientos más afectuosos, para que, habiendo

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114  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

incorporado de este modo a la nación en su vida,


se descubran incorporados a la nación”.62
Ahora bien, para entender la acción pública de
los políticos de la Revolución mexicana que nega-
ban totalmente lo privado propongo la categoría
de una “masculinidad decimonónica moderna”; es
decir, fueron hombres pertenecientes a dos épocas,
que vivieron el tránsito del tradicionalismo deci-
monónico a las nuevas búsquedas culturales del
siglo xx. Sus vidas se encontraban divididas en dos
corrientes contradictorias: por un lado fueron
educados con los viejos parámetros positivistas del
deber ser y el matrimonio indisoluble como obli-
gación familiar; para la moralidad decimonónica
era fundamental mantener en ámbitos separados
lo público y lo privado, pues su mezcla podría co-
rromper las intenciones de los políticos. Estos
hombres públicos y líderes pretendían ocultar
todo lo privado como un rasgo de pundonor, pero
en la práctica se provocó que no se reconocieran
muchos conflictos de intereses de su actuación pú-
blica, por lo que de alguna manera se fortaleció
una cierta hipocresía que nos ayuda a entender el
comportamiento de Palavicini. El problema es que

 Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza huma-


62

na, p. 96.

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  115
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

al ocultar su interés privado en el divorcio, no fue


honesta su participación en la reforma del grupo
constitucionalista. ¿Qué caso tiene actuar con ape-
go a una moral pública en la que supuestamente
todas las acciones están motivadas por el beneficio
nacional, cuando en realidad hay un interés perso-
nalísimo en sus acciones públicas?
La segunda corriente cultural que caracterizó a la
masculinidad decimonónica moderna de los líderes
de la Revolución fue precisamente ser jóvenes inte-
lectuales del cambio de siglo que, empapados por
las nuevas corrientes modernistas europeas y nor-
teamericanas, buscaban hacer del matrimonio diso-
luble un medio para aumentar la libertad individual
y alcanzar la intimidad emocional, el compañeris-
mo y la felicidad de los individuos, y que los hizo
proclives a promover la reforma del divorcio.
Además de ser decimonónicos modernos, los
líderes de la Revolución mexicana también tuvie-
ron una masculinidad “paternalista controlada”;
es decir, eran padres metafóricos de todos los
mexicanos, como si fuesen sujetos universales que
actuaban por el bien de todos, con “ideales altos,
sentimientos generosos y propósitos levantados”,63

 Palavicini, “Mi tintero y mi pluma”, El Universal, 1


63

de octubre de 1916.

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116  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

y que pretendían negar toda privacidad al consi-


derarla “irrelevante”.64 En la vida de estos revolu-
cionarios persistió la idea de identificar el destino
individual con el destino del país, permaneciendo
siempre leales a lo que Carlos Monsiváis llamó “el
apotegma de la institucionalidad”.65
Entonces, esos hombres no hablaban de su vida
privada porque sus afectos positivos más impor-
tantes estaban vinculados a la nación; no había
tiempo para buscar la intimidad personal, pues
todo invitaba a la extroversión. Un elemento im-
portante era dejar claro el absoluto “desinterés”
con el que realizaban todas sus acciones; así, en
1933 Palavicini afirma:

Los que hemos dedicado los mejores años de nues-


tra existencia a procurar la transformación social de
México, hemos contraído el compromiso histórico
de no anteponer nuestras pasiones, simpatías, odios
y provechos, a las legítimas aspiraciones de un pue-
blo que tanto ha sufrido y cuya única esperanza está

64
 Agradezco los comentarios y sugerencias de mis co-
legas del “Seminario de Género e Historia en el siglo xx”,
coordinado por Gabriela Cano en el Centro de Estudios
Sociológicos y el Programa Interdisciplinario de Estudios
de la Mujer, El Colegio de México, 2014-2015.
65
 Monsiváis, La cultura mexicana en el siglo xx, p. 195.

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   117
en la marcha pacífica de gobiernos que vigilen la
agresiva evolución de su cultura. Eso quiere decir
que todo estará al servicio de todos, y que la patria
estará siempre, para nosotros antes que todo.66

Además del desinterés, otro elemento funda-


mental de ese nacionalismo fue el honor del que
se derivaban, en buena medida, la disciplina y la
abnegación con que servían a los intereses de la
nación. El honor era la mejor manera de demos-
trar la dimensión viril de su patriotismo, así que
su masculinidad se centraba en decir que eran
“muy hombres” para defender los derechos de la
patria y el deber. En distintos escritos, una y otra
vez Palavicini repite que Madero lo había recono-
cido como un diputado “patriota e ilustrado que
satisfará los ideales de la revolución y que honrará
a la República”.
Al cambiar de esfera, ahora me adentro en el
ámbito de lo privado y su significado para la élite
política y cultural de la Revolución mexicana. A
diferencia de lo público, sujeto al Estado de dere-
cho, lo privado es todo lo que se hace fuera de la
mirada pública, aunque también esté sujeto a cier-
 Palavicini, “Todo. Semanario Enciclopédico, 5 de sep-
66

tiembre de 1933”, en Monroy Nasr, Historia para ver, p.


162.

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118  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

tos límites y normas de convivencia que dependen


del contexto social y cultural. Tradicionalmente,
algunos elementos fundamentales de la cartogra-
fía del espacio de lo privado lo constituyen la libre
expresión de las ideas y las convicciones munda-
nas, lo relativo a la vida familiar, las relaciones per-
sonales y las decisiones de la vida cotidiana,67 aspec-
tos en los cuales durante el siglo xix los hombres
se mantuvieron como la autoridad máxima de la
esfera privada.
Ahora bien, cuando intentamos abordar la vida
privada de un hombre público sucede que casi nada
de lo privado queda fuera de lo público, pues am-
bas esferas se entrecruzan inadvertidamente, pues
como señala Garzón: “es obvio que, a medida en
que el papel que una persona desempeña en la
sociedad adquiere mayores connotaciones públi-
cas, la esfera de su vida privada se va reduciendo
hasta llegar a un punto en donde es difícil trazar
un límite preciso entre lo privado y lo público”.68
Además de que el ámbito de lo privado se redu-
ce en un hombre público, la vida de Palavicini y
sus contemporáneos, empeñados en ocultar a ul-
tranza lo privado, los llevó a rodear su vida privada
 Escalante Gonzalbo, El derecho a la privacidad, pp.
67

24-31.
68
 Garzón Valdés, Lo íntimo, lo privado y lo público, p. 27.

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  119
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

de tantos formalismos, que incluso muchos actos


de la vida cotidiana los realizaban como si estuvie-
sen en un evento público, cuidando en exceso su
persona, sus ademanes y su forma de ser. En par-
ticular, trato de comprender qué entendía Palavi-
cini por privado; para ello utilizo su propia defini-
ción que desarrolló en sus Memorias donde dice:
“Esto no es un libro de memorias. Mi vida priva-
da, mi biografía completa, está ya escrita con mi-
nuciosidad y con acierto por el profesor Marcos E.
Becerra”. Sin embargo, tanto las Memorias como
la panegírica biografía de Becerra, que son prácti-
camente idénticas, fueron escritas con un tono
muy solemne y casi no se revisó la vida personal y
cotidiana de Palavicini. Fuera de los primeros años
de su infancia, todas las historias que narran am-
bos libros son actos públicos de su vida de adulto,
relacionados con sentimientos patrióticos. Pare-
ciera que sólo la infancia y todo aquello que tuvie-
ra que ver con la honorabilidad masculina de un
hombre casado, en particular cumplir con su pa-
pel de marido y padre de familia proveedor, se po-
día contar sin temor a quedar expuesto, pues todos
los demás actos privados de la vida adulta debían
ocultarse debido a dos probables razones: porque
narrarlos sería un gran acto de egoísmo que dejaría
muy mal parado a cualquiera, o porque para cons-

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120  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

truir una imagen pública de racionalidad universal


era fundamental que todos los actos fueran ejem-
plares y en favor del bien de todos. Palavicini decía
que sólo se podía hablar de cosas propias, y desde
el punto de vista personal, cuando resultaron bien
y fueron en beneficio de la colectividad; pero cuan-
do las cosas fueron mal debían ocultarse; lo que
significa que el encubrimiento de lo privado dio
pauta a esconder situaciones en las que se propi-
ciaron conflictos de intereses. Para esos hombres,
lo privado era lo “carente” —como dice Warner—,
no tenía valor en sí mismo.
Palavicini se definía a sí mismo como un hom-
bre viril y honorable, quien buscaba conciliar el
pensamiento con la acción, y en el que no tenía
cabida la emoción. Sin embargo, quienes lo cono-
cieron dicen que su personalidad era nerviosa, tra-
bajador incansable y demasiado proactivo, narran
que trabajaba 16 horas al día y que siempre estaba
pensando en nuevos proyectos, pues no le gustaba
dedicarle demasiado tiempo a las mismas ideas.69
Le interesaba la acción política inmediata y sus re-
69
 Becerra, Palavicini, p. 258; “Descansan en el Pan-
teón Francés de la Piedad los restos del ingeniero Félix F.
Palavicini. Los funerales del constituyente, periodista y
político fueron una gran manifestación del duelo”, El
Nacional, 12 de febrero de 1952.

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  121
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

sultados a corto plazo. Él mismo confesaba que una


de las razones por las que dejó el servicio público
fue porque no estaba hecho para las estrategias lar-
gas, sino para acciones políticas de más inmediata
responsabilidad personal. Así que fue el político
adecuado para la guerra cuando las decisiones se
tomaban de manera inmediata, sin protocolos ni
procedimientos institucionales, tal como fueron
aprobadas las Adiciones al Plan de Guadalupe,
pero debido a su carácter impulsivo no se adaptó
a la vuelta de la vida institucional en el gobierno
carrancista después de 1916.
El hiperactivo y nervioso Palavicini también
manejaba una masculinidad dominante que siem-
pre proyectaba con muchos rituales y preceptos
ético-morales; usaba en exceso el poder masculino
impuesto sobre la subordinación femenina; sabía
presumir sus conquistas amorosas, producto de la
doble moral sexual; también exigía respeto y re-
chazaba cualquier tipo de cuestionamiento; apa-
rentemente tenía autocontrol sobre sus sentimien-
tos; buen gusto en sus modales, en la forma de
hablar y de comer.70 Por tal motivo, Palavicini cui-
daba mucho las formas de su apariencia moder-

 Moreno Juárez, “Masculinidades en la ciudad de Mé-


70

xico durante el Porfiriato”, p. 31.

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122 
UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Félix Palavicini y su equipo de trabajo en El Universal,


ámbito de clara hegemonía masculina, 1919.

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   123

Palavicini elegante y cosmopolita.

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124  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

nista y cosmopolita; le gustaba ir a la moda y po-


nía excesivo cuidado en su persona, su vestimenta
y sus ademanes. Le gustaba, por ejemplo, manejar
su Ford cerrado, primer modelo que en México se
importó en 1916, con cuya placa marcada con el
número 5 fue muy conocido en la ciudad de Mé-
xico, y que seguramente exaltaba su vanidad y su
autoimagen idealizada.
Una característica importante de Palavicini era
su carácter explosivo y de constante confronta-
ción; siempre estuvo en medio de muchos conflic-
tos, primero como funcionario carrancista, cuando
tuvo múltiples pleitos con los miembros del ga-
binete; después, como periodista independiente,
debido a las presiones que recibió de los diversos
gobiernos, además de sus constantes disputas con
los militares. Su carácter irascible le generó mu-
chas enemistades y problemas, que él llamó “rudas
campañas de intrigas miserables”, provenientes de
sus principales enemigos políticos como Álvaro
Obregón, José Vasconcelos, Rafael Zubarán, Es-
cudero y Verdugo, el Dr. Atl. Tal pareciera que casi
toda su vida pública y privada estuvo caracterizada
por “discolerías insignificantes, por envidias mez-
quinas y por egoísmos absurdos”.71

 Becerra, Palavicini, p. 88.


71

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   125

A raíz de sus disputas políticas con Álvaro Obregón,


Palavicini tiene que abandonar el país en 1916
y refugiarse en Estados Unidos.
Un elemento importante que nos ayuda a co-
nocer su explosivo carácter es que en los distintos
altercados que tuvo con varios militares durante
los años veinte, era frecuente que resolviera los
conflictos empuñando su pistola, la cual usaba
para demostrar su virilidad: “Estoy acostumbrado
en mi larga carrera de periodista, a este género de
amenazas; puede usted agredirme. Procure usted
hacerlo por la espalda, pues le advierto que cargo
mi revólver, y que no respondo de disparar prime-

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126  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

ro en el caso de que tenga el desagrado de encon-


trarle a usted en mi camino”.72
Además de su carácter explosivo, pareciera que
durante mucho tiempo guardó profundos renco-
res; odiaba férreamente a Álvaro Obregón, ante
quien siempre se sintió víctima de sus pasiones, su
violencia militar y su excesivo protagonismo. Tam-
bién descalificaba constantemente a José Vascon-
celos —tal vez por envidia— llamándolo intri-
gante, desleal y cínico. No se diga el gran rencor
que guardaba a su ex esposa María Piñeiro, quien,
en cierta manera, condicionó el pensamiento ín-
timo de Palavicini sobre el divorcio.
La última esfera a la que intentaré aproximar-
me en la historia del divorcio de Félix Palavicini
es el ámbito de lo íntimo e inconfesable, en donde
me adentro en el mundo de los pensamientos y
los sentimientos, incluso de aquellos no expresa-
dos; es el reducto último de la personalidad, es allí
“donde él era lo que era” y se definían las formas
de su comportamiento social, privado o público,
según ciertas pautas de moral o conjunto de reglas
que gobernaban las relaciones interpersonales de
los hombres públicos centradas en esa idea de ra-

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, pp. 241-242, 384,


72

413.

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  127
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

cionalidad universal.73 Para Palavicini, como para


muchos otros, pareciera que no había espacio para
las emociones ni para reconocer las debilidades,
pues todos esos hombres estaban convencidos de
que su ascenso y desarrollo en el ámbito público
dependía de su racionalidad y cuya única justifi-
cación de hombres públicos era el éxito. Por ese
motivo se esforzaron sobremanera en llevar casi
todo lo privado a la esfera de lo íntimo inconfesa-
ble. De tal manera que entraban en la esfera de lo
público con cierto disimulo —algunos lo llaman
hipocresía­—, tratando de ocultar los elementos
de su intimidad que podrían volverlos muy vul-
nerables ante la mirada de los demás.
Sin embargo, Palavicini, a pesar de la gran ra-
cionalidad con la que siempre cubrió su vida pú-
blica, también estuvo profundamente condicio-
nado por la emotividad que buscó ocultar; fue un
hombre con un carácter intenso que reflejó una y
otra vez en sus discursos como legislador llenos de
sátira, odio y autojustificación de su honorabili-
dad y virilidad; en sus confrontaciones arma en
mano contra cualquier militar; en los ataques de
nervios y reumatismo que le provocaban las per-
secuciones policiacas o los encarcelamientos; en

 Garzón, Lo íntimo, p. 16.


73

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128  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

su flamígera pluma de constante confrontación y


búsqueda de enemigos políticos.
A falta de algún diario, correspondencia perso-
nal o archivo privado de Palavicini que me permi-
tirían acercarme más directamente a su esfera de
lo íntimo, trataré de inferir algunos de sus pensa-
mientos más recónditos en relación con el divor-
cio por medio de ciertos hechos de su juicio de
divorcio y de sus escritos, en particular sus Memo-
rias, El epistolario del amor y su novela ¡Castigo!
Un episodio fundamental en la historia perso-
nal de Félix Palavicini, y que marcó de manera
definitiva su carácter y seguramente estuvo vincu-
lado con muchas de sus reacciones agresivas cuan-
do empuñaba su pistola, fue la violenta muerte de
su padre en Teapa, Tabasco, cuando él tenía cua-
tro años. Al parecer en 1885 el padre, Juan Vicen-
te Palavicini Palafox, asesinó a otro hombre por
odios “personales” por lo que tuvo que darse a la
fuga. Días después, los familiares del occiso die-
ron con su paradero y, según cuenta la leyenda
negra, lo asesinaron no sin antes haberlo tortura-
do salvajemente. En una nota periodística amari-
llista se publicó la siguiente narración:

[A Juan Vicente]… le salió el hermano del difunto


X, acompañado de dos hombres más; lo sorpren-

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   129
dieron y habiéndose apoderado de él, lo bajaron del
caballo que montaba, lo descalzaron y con corta
plumas le quitaron las plantas y luego, con los pies
en carne viva, lo hicieron caminar hasta más de me-
dia legua; luego le cortaron las orejas y antebrazo y
lo hicieron caminar otro poco; después de esto le
sacaron los ojos y lo empezaron azotar para que co-
rriera, y viendo que no podían conseguir su objeti-
vo, primero por el cansancio que experimentaba,
segundo por la falta de vista, le pusieron una reata
en cada pie, le dieron vuelta a manzana de silla en
dos caballos, y luego, abriéndose los jinetes asesinos
en distinto rumbo, lo hicieron tropel dividiendo al
infortunado Palavicini en dos pedazos por el entre-
pierna, sólo por el hecho de haber defendido a su
señora de las garras del otro bandido ya expresado.
Los asesinos andan huyendo y la autoridad los per-
sigue pero sin ningún efecto.74

Aunque en su momento fue cuestionada tal


versión, lo que es cierto es que en la viuda de Pa-
lavicini quedó un profundo dolor —según sus
propias palabras— “por la cruel muerte de mi es-
poso”, sentimiento que supo transmitir a su pe-
 “Horrible martirio sobre un horroroso hecho que ya
74

hemos dado noticia”, El Monitor Republicano, 18 de oc-


tubre de 1885, en Becerra, Palavicini, pp. 28-29.

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130  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

queño hijo. Además, Félix, quien iba en el mismo


caballo que su padre cuando se peleó con otro
hombre por defender el honor de su esposa, ase-
guraba a su biógrafo: “desde ese día tengo recuer-
do… de entonces atrás nada puedo recordar”,
como para enfatizar la dolorosa experiencia que
quedó guardada en su memoria infantil.75 Es pro-
bable que el temperamento explosivo y violento
de Palavicini se haya construido en el recuerdo
doloroso —no forzosamente consciente pues él
mismo señalaba que no tenía recuerdos— de la
cruel muerte de su padre y del ambiente cultural
de su niñez rodeado de narraciones de venganzas
entre familias y asaltos de bandidos. El propio Pa-
lavicini se sentía orgulloso de su temperamento
explosivo: “los tlapenses [Tabasco] de mi tierra
tenemos como característica algo muy esencial
para ser hombre: el temperamento. Es decir,
cuando adoptamos una línea de conducta, la se-
guimos por toda nuestra vida”.76
De nuevo en esta afirmación hay elementos
importantes para identificar el modelo de mascu-
linidad que siguió Palavicini, centrado en la heroi-
cidad patriótica de valentía, fortaleza y virilidad,
 Becerra, Palavicini, p. 30.
75

 Antonio de la Villa, “Una entrevista con Palavicini”,


76

El Nacional, 12 de febrero de 1951.

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  131
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

todo ello representado en el “temperamento” como


él lo llamaba y que por ningún motivo se podía
abandonar. Entonces, el temperamento explosivo
y violento que él pudo construir fue su defensa
contra la herida de la violenta muerte de su padre,
pero buscó sublimarlo en su excesiva racionalidad
y en acciones de beneficio para toda la gente que
lo rodeaba, según las normas y pautas de su heroi-
cidad patriótica. Siempre fue un excelente padre
proveedor, fundó una empresa inmobiliaria para
beneficio de sus hijos y su segunda esposa y realizó
varias obras de filantropía como la fundación de la
Casa de Salud del Periodista o la promoción, desde
su periódico El Universal, de múltiples concursos
en favor de sectores desprotegidos de la sociedad.77
En un cuento de Palavicini que llamó “La ven-
ganza” narra su propia vida y la trágica muerte de
su padre en la historia de un personaje ficticio.
Pero el joven, personaje central de la trama, deci-
 Una fuente fundamental de ingresos para la familia
77

Palavicini fue el negocio inmobiliario de la Compañía Ci-


vil de Inversiones Urbanas en la que él, su esposa y sus hijos
fueron los accionistas mayoritarios. Fundada en 1927 con
un capital inicial de $900 000.00. agn, ahtsjdf. “Juzgado
de Primera Instancia de San Ángel DF. Compañía Civil de
Inversiones Urbanas S.A. contra Juan Gutiérrez junior, su-
mario de arrendamiento, providencia de lanzamiento, co-
menzó el 1 de febrero de 1930”, 451531, 1394236.

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132  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

de no tomar venganza contra los asesinos, sino,


por el contrario, se propone ayudar a uno de los
hijos de quien mató a su padre porque:

El crimen es el resultado de la ignorancia, de la in-


cultura, del salvajismo regional. La única forma de
borrar la frecuencia de esos crímenes no es procurar
la venganza, es, ante todo, fomentar la cultura; so-
lamente la escuela evitará la reanudación de esos
repugnantes delitos, y termino con estas palabras:
he jurado, por la memoria de mi padre, dedicar to-
das mis energías a la cultura del pueblo.78

No cabe duda de que Palavicini formó parte de


esa cultura heroica de la masculinidad decimonó-
nica moderna, que llevó a los políticos de la época
a un continuo esfuerzo. Por ello, en sus charlas
privadas se presentaba como un hombre que luchó
para superar el haber sido huérfano de padre a los
cuatro años; en tono melodramático le gustaba
presumir su orfandad y su pobreza, impulsos que
finalmente le ayudaron a construirse una posición
independiente y de renombre internacional.
Aunque la insensibilidad es un elemento im-
portante de la masculinidad de Palavicini, los úni-

 Palavicini, Parábolas esotéricas, pp. 59 y ss.


78

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   133

Madre, padrastro y nana de Palavicini.

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134  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

cos momentos en los que se permitió exteriorizar


sus emociones fue cuando pudo vincularlas con
los sufrimientos y pesares de su vida heroica, como
cuando estuvo en prisión durante la dictadura de
Huerta:

Ninguna tortura es más horrible que la de perma-


necer encerrado, sin un libro, sin un lápiz y sin po-
der hablar ni ver a persona alguna. Los últimos
cinco días de ese periodo de incomunicación perdí
totalmente el sueño; no podía dormir ni una hora,
y con ese motivo sufría una intensa excitación ner-
viosa. Una madrugada, era a mediados de noviem-
bre, decidí ahorcarme. Iba a seguir el procedimiento
clásico de los que se ahorcan en las celdas. Arranqué
los cartones con que tapaba la reja alta que impedía
la entrada del aire y al quedar libre la ventana recibí
el aire frío de fuera.79

Sin embargo, si en sus Memorias Palavicini no


se permitió expresar sentimientos negativos, en su
narrativa sí se concedió el permiso de usar el me-
canismo de proyección del odio y el resentimien-
to en alguno de sus personajes; en especial su no-
vela ¡Castigo!, escrita en 1926, expresa sus tres

 Palavicini, Mi vida revolucionaria, p. 188.


79

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS  135
principales odios: su animadversión contra la co-
rrupción de los regímenes militares y sus conti-
nuas conspiraciones; su aborrecimiento del co-
munismo por sus sueños utópicos de terminar
con la familia y la propiedad privada, y su profun-
do rencor contra las esposas infieles. Es una nove-
la futurista que sucede en el año de 1945 (Pala-
vicini la escribe a los 45 años) cuando, según la
novela, México logró por fin pacificarse y entrar a
la vida democrática, pero para llegar a esa etapa
tuvieron que pasar muchas calamidades producto
de las “trágicas pesadillas revolucionarias”.
En la novela se pueden identificar muchos ele-
mentos autobiográficos de Palavicini que nos dejan
ver pequeños fragmentos de su intimidad. Me-
diante tres personajes, Palavicini presenta el tránsi-
to de su pensamiento y de su identidad masculina:
desde sus primeros años de juventud, vividos con
un gran idealismo y en la lucha contra la opresión
social, pasando por su fe ciega en el proceso refor-
mista de la Revolución mexicana, hasta llegar a una
posición no sólo más conservadora, sino también
de abierto rechazo de todo lo que llamaba “atenta-
dos de vulgares agitadores públicos”.80

 Palavicini, “Mensaje en la comida literaria”, El Uni-


80

versal, 22 de noviembre de 1922.

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136  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

El primer personaje es Carlos Patiño, joven ta-


basqueño, inteligente, inquieto, impulsivo y par-
lanchín, que representa las ideas radicales de la
juventud de Palavicini, quien al casarse declaró no
tener religión; el personaje de Carlos, también
ateo, basa sus acciones en el socialismo como la
mejor opción de progreso para México. El segun-
do personaje es un viejo e irónico funcionario
público, Luis Maqueo, eficiente pero que nunca
aspiró a ser reformador ni héroe; él representa la
vida política de Palavicini y las razones por las
cuales dejó el servicio público y abandonó sus ser-
vicios heroicos a la patria; también es el que justi-
fica que todo hombre debe usar pistola, ya que en
países como el nuestro las armas son el único juez.
El tercero y último personaje, Antonio Fernán-
dez, representa al Palavicini maduro, sabio y eru-
dito quien vive de sus viejas glorias de parlamen-
tario y condena agriamente los sueños ilusos de
los jóvenes políticos reformistas.
También María Piñeiro, su esposa, está repre-
sentada en la novela en dos distintos momentos
de su vida, primero como la dulce y tierna Lucía,
novia de Carlos Patiño, profundamente enamora-
da de él, pero convencida de que la participación
política de su prometido arruinará su vida privada
y por eso detesta la política. Tanto la ficticia Lucía

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  137
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

como la real María Piñeiro perdieron a sus hom-


bres por culpa de la política y su excesivo amor a
la patria,

Lucía: Carlos, tengo miedo, desiste de ser político.


¿Quién ha sido feliz, trabajando para sus semejantes
o sacrificando su vida por su país? Yo te lo ruego,
¿Qué será de mí si te pierdo? ¿Qué será de mí si te
alejas, si te hacen daño, si mueres? Aún es tiempo,
abandona esa obra, piensa en nuestro amor y coló-
calo encima de todas las vanidades.
Carlos: Ya es tarde, Lucía; no puedo desertar. Des-
cansa sobre mí la responsabilidad del movimiento
político que está por efectuarse. Millares de hom-
bres creen que soy yo el que debe salvarlos, y no
podría abandonar mi puesto sin ser un traidor. Sólo
hay dos tipos de vida: la del manso cerdo revolcán-
dose en el fango, inconsciente, resignado sin sobre-
saltos; o la vida del esfuerzo y la lucha, la del crea-
dor, la del conquistador y revolucionario.81

En este diálogo se puede observar la reafirma-


ción del modelo de masculinidad que siguió Pala-
vicini, en el que todo lo privado tenía que estar
sometido a lo público y al interés general: servir a

 Palavicini, ¡Castigo!, p. 50.


81

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138  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

la patria era lo más importante, por lo que no


podía pensar en sí mismo, aun cuando eso signi-
ficase sacrificar el amor romántico de su vida.
El otro momento que se relaciona con María
Piñeiro es el personaje de Esther Maqueo, una es-
posa superficial y voluptuosa, cuyo único objetivo
en la vida era el placer de vivir, y su peor defecto
fue haber sido una esposa infiel, quien finalmente
sufrió las consecuencias de sus actos como un duro
¡Castigo!

Esposo: Hemos terminado; nuestro divorcio es in-


dispensable. Adiós.
Ella insiste en que no se vaya, que es buena es-
posa, que él no tiene pruebas en su contra.
Esposo: Mil veces te advertí paternalmente el peli-
gro que corrías y no me escuchaste; ahora ya es tar-
de. Eres una infame. No debo seguir escuchándote,
porque te pegaría y no mereces ni el honor de mi
castigo.
Esposa: ¡Vete al diablo!
Esposo: Que él te acompañe.82

La otra obra que nos permite conocer las ideas


íntimas de Palavicini en torno al divorcio es Epis-

 Ibid., p. 168.
82

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CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS   139
tolario del amor, que publicó en París en 1925,
originalmente firmada con un anagrama.83 En
este libro, Palavicini utilizó el viejo recurso litera-
rio del intercambio ficticio de cartas con una her-
mosa y misteriosa mujer, para enseñar a sus lecto-
res una nueva psicología en torno al amor y la
concepción de lo que él llamaba la pareja moder-
na. En esta obra podemos ver esa clara dualidad
del pensamiento de Palavicini que lo convierte en
un decimonónico moderno: por un lado rechaza
todo acto de autonomía de las mujeres y condena
severamente a las divorciadas; por el otro, se dice
paladín de las modernidades del amor romántico,
de las mujeres que estudian y se desenvuelven
profesionalmente, de las nuevas modas en el ves-
tir, del pelo corto y del manejo de modales cos-
mopolitas.
Al seguir la dualidad de su pensamiento, en el
Epistolario primero presenta al divorcio como la
reconquista de la libertad femenina y el derecho a
volver a vivir un amor de pasión, acorde con la
nueva tradición del amor romántico:

 Palavicini, Epistolario del amor (publicado con el


83

pseudónimo de F. Pinacivila, con tres reimpresiones en


1925, 1927, 1929, y después en 1940, con el título El arte
de amar y ser amado).

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140  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

El divorcio es ya un paso gigantesco hacia la liber-


tad sentimental de la mujer y hacia la reducción del
encanallamiento masculino, representado por el
seductor que aspira a fáciles victorias, con el menor
número de posibilidades, porque cada vez que al
amante se le presenta la oportunidad de convertirse
en marido rehúye de ello.84

En sentido contrario, tanto en ¡Castigo! como


en el Epistolario, Palavicini expresa un total recha-
zo hacia una mujer divorciada, quien pasa de ser
una “señora” a convertirse en una “cualquiera”,
poco atractiva para un hombre. Por eso, en ¡Cas-
tigo! el personaje de la esposa Esther, quien era cons-
tantemente infiel y tenía múltiples pretendientes,
rechazaba el divorcio,

Esther, aun fastidiada de aquella comedia constante


[de su matrimonio], no se resolvía al divorcio, por-
que sabía que su condición social cambiaría; no
ignoraba que, aun para sus enamorados, el princi-
pal atractivo suyo era el ser una señora casada, era
el ser una fruta prohibida. Calculaba que, separada
de su marido, caería en la clasificación de cualquie-
ra otra mujer dedicada al tráfico del amor.85

 Palavicini, Epistolario, p. 142.


84

 Palavicini, ¡Castigo!, p. 163.


85

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  141
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

Por ese motivo, la mayoría de las mujeres pre-


fiere conservar el pan cotidiano y la categoría de
esposas —dice Palavicini— antes que arriesgarse
a los sobresaltos de un divorcio, que les alejaría
un porcentaje considerable de admiradores, quie-
nes rechazan a una divorciada ante el temor de
verse obligados a costear ellos mismos los corpi-
ños que otros van a desabrochar y los interiores
de seda que tanto admiraron cuando no pagaban
la factura.86
La imagen de la esposa infiel que debe sufrir un
castigo se repite en diversos escritos de Palavicini,
como en su obra Parábolas esotéricas, de 1943, en
la que resignifica la parábola bíblica de la mujer
adúltera; narra la conocida historia de los fariseos
que le llevan a Jesús a una mujer adúltera, y él
responde: “el que esté libre de pecado que arroje
la primera piedra”, y sus acusadores uno a uno se
van alejando. Pero luego Palavicini completa la
historia y dice que después de que se alejó Jesús,
regresaron los fariseos y escribas, acompañados de
una masa heterogénea del pueblo, y lanzaron fu-
riosamente gran cantidad de piedras sobre la mu-
jer que había pecado, hasta dejarla muerta, porque
Jesús fue Dios y no juez. El hombre sigue siendo

 Palavicini, Epistolario, p. 137.


86

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142  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

el recio juez de sí mismo. El hombre no puede


perdonar, pues eso es sólo una cualidad divina.87
El absoluto rechazo de Palavicini al adulterio
femenino tiene que ver con la vieja tradición deci-
monónica centrada en la doble moral sexual: los
hombres en su posición de autoridad y control se
permiten justificar sus adulterios y condenar total-
mente los de sus esposas. En esa tradición, las es-
posas no sólo eran castigadas por ser desobedientes
y comportarse de forma adversa a los intereses de
sus maridos, sino porque sus infidelidades las con-
vertían en unas prostitutas. Las obras literarias de
Palavicini en torno al adulterio no fueron algo ex-
cepcional, sino sólo una muestra del normal com-
portamiento masculino y misógino de la época.
Es importante aclarar que en el modelo de
masculinidad de la época, el rechazo a una mujer
divorciada era, además de un pensamiento misó-
gino, una pauta de la doble moral sexual todavía
predominante. Además, en la historia de la vida
cotidiana como en la vida personal muy pocos
acontecimientos tienen un claro punto de in-
flexión. Es decir, las ideas tardan mucho tiempo
en ser aceptadas plena y conscientemente; en la
vida diaria de esos años muchas parejas de grupos

 Palavicini, Parábolas, pp. 25-28.


87

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  143
CONTRASTES EN PALAVICINI Y EN SUS CONTEMPORÁNEOS

medios y extranjeros comenzaron a divorciarse, al


mismo tiempo que mantenían los valores deci-
monónicos de condenar el divorcio. Durante mu-
chas décadas sobrevivieron en México los estero-
tipos en torno al divorcio, aun por parte de los
propios divorciados, como fue el caso de Palavici-
ni. Aunque se aceptaba plenamente la necesidad
del cambio, también se conservaban las actitudes
anteriores de rechazar el divorcio y, sobre todo, de
estigmatizar a una mujer divorciada.
Podemos terminar esta revisión de lo público,
lo privado y lo íntimo en Palavicini, afirmando
que el hombre no era uno, sino muchos persona-
jes contrastantes —según palabras de Rodó—
que fueron conformando su identidad masculina
y su reconfiguración subjetiva: era el funcionario
público que quiso presentar su participación en la
historia del divorcio de forma desinteresada; tam-
bién era el hombre privado que trató de ocultar
todo lo privado y que utilizó en su beneficio la ley
de divorcio que él mismo promovió; asimismo
fue el personaje íntimo, que se volvió resbaladizo
y poco perceptible en su vasta obra periodística y
literaria, pero que dejó ver algunos resquicios de
odio, deseos de venganza, castigo y rechazo total
hacia una mujer divorciada, producto de una cul-
tura misógina y de estigmatización del divorcio.

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144  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

Caricatura elogiosa de Palavicini que lo coloca como guardián


“desde arriba” de lo que se publica en El Universal.

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Consideraciones finales

Más que plantear conclusiones definitivas, quisie-


ra reflexionar sobre algunas ideas que considero
relevantes en la investigación. En esta historia in-
tenté aproximarme a la posibilidad de vincular lo
privado y lo público en la historia social del divor-
cio y aportar algunos elementos de la historia emo-
cional oculta y totalmente disociada de las perso-
nalidades públicas en México. Gracias al estudio de
un documento histórico, el del divorcio de Félix
Fulgencio Palavicini en 1915, pude abordar nuevas
facetas de la Revolución mexicana, cuya historia
queda inconclusa si sólo nos centramos en la vida
pública de sus principales protagonistas, olvidando
las múltiples conexiones entre lo público, lo priva-
do y lo íntimo en su vida cotidiana, que los vuel-
ven personajes complejos pero profundamente hu-
manos según sus propias identidades masculinas.
De lo que se trata es de entender los valores de los
miembros de la élite política revolucionaria que se
empeñaron en ocultar su vida privada por conside-
rarse sujetos universales que fungían como padres
de todos los mexicanos y aparentemente actuaban
145

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146  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

por el bienestar de todos, pero que en la práctica


cayeron en contradicciones entre sus intereses pri-
vados ocultos y sus compromisos públicos. Asi-
mismo, la concepción oculta y secreta que se tenía
de la vida privada llevó a que muchos actos de los
políticos no fueran considerados como abusos de
poder o lo que actualmente llamaríamos conflicto
de intereses, sino más bien como acciones carentes
de valor. Para los políticos de aquella época el con-
flicto de intereses no era realmente un conflicto.
Durante la Revolución mexicana no cabe duda
de que la reforma del divorcio de 1914 fue una
embestida contra la moral decimonónica conser-
vadora, y su trascendencia e impacto siguen pre-
sentes en la sociedad mexicana. Desde hace más de
100 años en México todos podemos divorciarnos
y volvernos a casar gracias a la reforma que hábil-
mente supieron llevar a cabo Venustiano Carran-
za, Félix Palavicini y Manuel Rojas, innegables pro-
motores de un proceso de mayor individuación e
intimidad de la pareja. Para la historia de la vida
cotidiana es importante rescatar los distintos pro-
cesos que confluyeron en dicha reforma y la mejor
manera de explicarlo es con el modelo braudelia-
no de larga duración,88 compuesto por cinco eta-

 Braudel, “La larga duración”, pp. 60-106.


88

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CONSIDERACIONES FINALES   147
pas identificables: la primera, la reforma de un
pequeño grupo liberal radical encabezado por Be-
nito Juárez que en 1859, en plena guerra fratricida
entre dos proyectos de nación, el liberal y el con-
servador, promulgó extraconstitucionalmente la
secularización del matrimonio y el divorcio, inno-
vación que por supuesto iba en contra de los prin-
cipios de una sociedad profundamente católica en
la que la Iglesia todavía tenía mucho poder. El
catolicismo era la religión prácticamente única y el
matrimonio debía ser para toda la vida; por esta
razón el divorcio liberal mantuvo el principio reli-
gioso de sólo permitir la separación de los esposos.
La segunda fase tuvo como contexto la aproba-
ción del divorcio vincular en las principales poten-
cias occidentales, al mismo tiempo que se expandía
el nuevo modelo de matrimonio romántico, cen-
trado en el compañerismo y el apoyo mutuo. Du-
rante esas décadas de la segunda mitad del siglo xix,
entre la élite que conformaba la opinión pública
mexicana el divorcio fue tema de debates, discusio-
nes continuas y de posturas encontradas en los ám-
bitos culturales, en la prensa, el teatro, las sesiones
del Congreso de la Unión y en las tertulias de café.
En la tercera fase, al comenzar el nuevo siglo y
durante los años culminantes del Porfiriato —cuan-
do México se insertó plenamente en el mercado ca-

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148  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

pitalista, crecieron las ciudades, se expandió la refor-


ma educativa y aumentaron la clase media y la mi-
gración extranjera privilegiada— sucedió que ciertos
sectores de la sociedad mexicana, no mayoritarios
pero sí cualitativamente importantes, empezaron a
cambiar sus prácticas culturales entre las que el di-
vorcio se convirtió en una creciente práctica social.
La cuarta fase, después de casi 60 años de ini-
ciado el largo proceso que conduciría al divorcio
vincular, culminó en 1914 cuando las circunstan-
cias de la guerra revolucionaria hicieron coincidir
todos los elementos que facilitaron su reforma: el
estado de excepción que se vivió durante la guerra
civil; un grupo de políticos encabezados por Ca-
rranza, cuyas vidas privadas buscaban mayor liber-
tad individual para poder disolver sus infelices ma-
trimonios; el ambiente cultural de apertura que
relajó las costumbres en el puerto jarocho, y, claro
está, la historia secreta del divorcio de Félix Ful-
gencio Palavicini, y su segundo matrimonio, que
si bien lo realizó después de estar convencido de
su divorcio tras el adulterio comprobado de su
primera mujer, sí podemos considerar que la feli-
cidad de un nuevo amor joven y fresco bien justi-
fica la idea de: “Todo por una jarocha”.
Aunque la figura pública de Palavicini parcial-
mente comulgaba con las nuevas tendencias del

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  149
CONSIDERACIONES FINALES

matrimonio moderno, también promovió la re-


forma del divorcio en su beneficio personal, ac-
ción que desde la óptica del presente puede ser
considerado como un abuso del cargo o un pro-
bable acto de deshonestidad, ya que no sólo fue
uno de los principales autores de dicha reforma,
sino también uno de los primeros mexicanos en
divorciarse gracias a esa misma ley. A diferencia
del presente, cuando las normas de la convivencia
pública establecen que se deben hacer públicos los
intereses privados que están causando conflicto de
intereses, en la época de la Revolución mexicana
y mucho tiempo después, lo privado tenía que
seguirse ocultando o negando.
Por último, después de su reforma, el divorcio
siguió siendo un estigma cultural durante toda la
primera mitad del siglo xx; muchos lo rechazaron
y condenaron aun cuando en su vida privada se
habían divorciado y vuelto a casar. Personajes his-
tóricos divorciados como Félix Palavicini o Eduar-
do Pallares siguieron condenando el divorcio y
considerándolo pernicioso, algo parecido al peca-
do que convertía a cualquier mujer divorciada casi
en una prostituta.89

 García Peña, “Amor y pasión sexual en el México pos-


89

revolucionario”, pp. 245-275.

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150  UN DIVORCIO SECRETO EN LA REVOLUCIÓN

En el distinto proceso de individuación entre


hombres y mujeres, la mujer divorciada llevó la
peor parte y la mayor condena social. Tuvieron
que pasar muchos años antes de que la sociedad
mexicana empezara a aceptar la libertad de amar
de las mujeres, la posibilidad de cambiar de pa-
reja sin ser convertidas en unas “cualquieras” y
el reconocimiento pleno de su individualidad.
No cabe duda de que la transversalidad de la
historia del divorcio en la Revolución mexicana
tiene que ver con muchos miedos y aspiracio-
nes de esa clase política que surgió al calor de las
balas, demasiado preocupada por las aparien-
cias y los disimulos públicos. Vivir conforme a
los ideales de una vida heroica estuvo en las dis-
tintas esferas de la vida de Palavicini, pero tam-
bién en el ambiente cultural de la primera mi-
tad del siglo xx, cuando el valor patrio de un
exacerbado nacionalismo era fundamental para
definir los ideales culturales de las identidades
masculinas.
Uno de los efectos perversos de esa excesiva
preocupación por lo público y lo heroico fue la
construcción de lo privado como una noción ne-
gativa de libertad que nos sigue asustando, pues
pensamos que la manifestación pública de cuestio-
nes privadas es un narcisismo devaluado o un en-

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  151
CONSIDERACIONES FINALES

loquecimiento de la expresividad.90 Sin embargo,


a diferencia de los valores que se manejaron en la
época de la Revolución, ahora pretendemos ter-
minar con el binomio de las esferas separadas y
transformar lo público y lo privado en nuevas re-
laciones más igualitarias y honestas en nuestra so-
ciedad.

 Warner, Públicos, p. 71.


90

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Mexico. Sixty Mexican Teachers are Commissioned to
Study in Boston, Nueva York, 1915.
Páginas 60 y 61: Archivo General de la Nación, Fondo
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
Sección Juicios Ordinarios Civiles: Juzgado 5° de lo
Civil, Palavicini, Félix, Divorcio, 14 de septiembre
de 1915. Vol. 1299, Exps. 226862 y 865612.
Página 62: Archivo General de la Nación, Fondo Se-
cretaría de Justicia e Instrucción Pública, 1912.
Página 71: Archivo General de la Nación, Fondo Se-
cretaría de Justicia, Sección Instrucción Pública y
Bellas Artes, 1914.
Páginas 78 y 79: El Constitucionalista. Periódico Oficial
de la Federación, Veracruz, 1914.
Página 82: El Sol. Diario de la Tarde, México, 28 de
noviembre de 1914.
Página 85: El Universal Ilustrado, Semanario Artístico
Popular, México, 13 de julio de 1917.
Página 98: Archivo General de la Nación, Fondo Se-
cretaría de Justicia, Sección Instrucción Pública,
1927.

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Un divorcio secreto en la Revolución mexicana:
¡todo por una jarocha!
se terminó de imprimir en julio de 2018,
en los talleres de Offset Rebosán, S.A. de C.V.,
Acueducto 115, Col. Huipulco, Tlalpan,
14370, Ciudad de México.
Portada de Rosalba Alvarado.
Tipografía y formación:
Socorro Gutiérrez, en Redacta, S.A. de C.V.
Cuidó la edición Eugenia Huerta.

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CEH

CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS


Un divorcio secreto
en la Revolución mexicana:

Un divorcio secreto en la Revolución mexicana: ¡todo por una jarocha!


¿Por qué en 1914 se reformó el divorcio total o que disuelve AnA LidiA GArcíA PeñA es profesora investi-
el matrimonio en México? ¿Acaso fue una necesidad personal gadora de la Facultad de Humanidades de la
de Venustiano Carranza? Este libro profundiza en esta pro-
blemática y descubre el probable conflicto de intereses de Félix
¡todo por una jarocha! Universidad Autónoma del Estado de Méxi-
co, especializada en historia de género y del
divorcio en México. Algunas de sus últimas
Palavicini al respecto. Propone una lectura contextualizada de
publicaciones son: El fracaso del amor. Género
un juicio de divorcio que sucedió durante la expansión del e individualismo en el siglo xix mexicano (El
modelo de matrimonio romántico en México y reflexiona so- Ana Lidia García Peña Colegio de México, 2006), Manual de meto-
bre las múltiples lecturas de las vidas públicas, privadas e ín- dología para la consulta de expedientes históricos
timas de los políticos mexicanos de la Revolución mexicana. de las Casas de la Cultura Jurídica (scjn, 2010),
“El divorcio en el Distrito Federal en los
La colección La aventura de la vida cotidiana está orientada albores del siglo xx: la rebelión de los hom-
hacia el público interesado en la historia de la gente común, bres”, en Signos Históricos (uAm-i, 2016).
así como en las anécdotas y circunstancias que han contribui-
do a formar nuestras costumbres, nuestra cultura y nuestro
mundo. En cada tema nos proponemos exponer el proceso de
elaboración del relato histórico. ¿Cómo escribimos esa histo-
ria? ¿De dónde tomamos la información y cómo la analiza-
mos? ¿Qué trascendencia tienen las anécdotas o las costumbres
cuando se reconocen como hechos sociales?

LA AVENTURA DE LA VIDA COTIDIANA


S ER I E H I S T O R I A - I NVES T I GA CI Ó N

EL COLEGIO DE MÉXICO

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