Teotihuacan
Teotihuacan
El significado de Teotihuacán se compone de teolt: "dios"; hua: posesivo y can: "lugar". Y significa: "Lugar de los que tienen
dioses" o "Lugar que tienen a nuestros dioses". ‘‘Lugar donde los hombres se convierten en dioses”; “Ciudad de los dioses’’
“Ciudad donde habitan los dioses” Realmente no se tiene conocimiento de su denominación original.
El origen de Teotihuacán es un misterio. Evidencias arqueológicas indican que hacia 800 a. C. el valle de Teotihuacán estaba
poblado por pequeñas aldeas agrícolas que con el tiempo empezaron a explotar las minas de obsidiana de la zona. Ya en
200 a. C. puede hablarse de una primera ciudad, con más de siete mil habitantes y unos 6 km2 de superficie, dedicada al
comercio de esta roca volcánica. Otra vesión es que fueron un grupo de aldeas que huyendo de un grande insendio se
refugiaron en esa zona. (Aun no se sabe porque motivo eligiron quedarse ahí, pues exitian otros lugares con mejores
condiciones de vida y agricultura). Diversos factores pudieron influir en su ubicación: la cercanía de las minas, la existencia
de manantiales, la posición privilegiada del valle en la ruta de acceso a la costa y la proximidad de un sistema lacustre
propicio para la agricultura.
Está ubicada en un amplio valle del centro de México a la misma altura que la ciudad de México, que sólo queda a unos 50
km de distancia. Si bien Teotihuacán está siendo investigada científicamente desde hace más de un siglo, sólo un 10% de las
ruinas ha sido excavada hasta hoy.
Teotihuacán fue un poderoso centro político, militar, económico y cultural que influenció a toda Mesoamérica. Durante su
apogeo, más de 150.000 habitantes vivieron en un área de unos 20 kilómetros cuadrados.
Teotihuacán tuvo un gran desarrollo urbano, que sólo podrá compararse con la alcanzada por Tenochtitlán a la llegada de los
españoles. De entre los muchos edificios construidos durante este período se encuentran las llamadas pirámides del Sol y la
Luna, el templo de Quetzalcóatl y el mercado, rodeado de numerosas construcciones que parecen estar dedicadas a los
gobiernos de la ciudad y del imperio. Teotihuacán estaba estructurada por amplias calzadas, un trazo urbano de calles y
manzanas y poseía una eficiente provisión de agua y sistema de desagüe. Las pirámides, los templos y palacios estaban
recubiertos de estuco y adornados con murales de colores vivos. Había edificios públicos y administrativos y diversos barrios
residenciales. Teotihuacán fue una ciudad cosmopolita que hospedaba una cantidad considerable de extranjeros.
Cuando los aztecas llegaron en la primera mitad del siglo XIV, descubrieron la ciudad en ruinas y le dieron el nombre de
Teotihuacán, o "el lugar en el que fueron creados los dioses", relacionándola con su propia mitología de creación
representando el lugar en donde fueron creados el sol y la luna.
También los nombres "Pirámide del Sol" y "Pirámide de la Luna", así como la "Calzada de los Muertos", son atribuidos a los
aztecas. Creyeron que había sido construida por gigantes y crearon el mito de que en ella se habían reunido los dioses para
asegurar la existencia del mundo. Se sabe que montaban peregrinaciones a Teotihuacán y que algunos de los objetos
arqueológicos allí encontrados se llevaron como ofrendas a Tenotichlán. Aún hoy, los descendientes del gran Moctezuma, el
emperador azteca, peregrinan cada año hasta ella.
Hoy en día, la escritura teotihuacana continua apenas sin descifrar y poco se continúa sabiendo des esta civilización.
Toda la ciudad se llena de pinturas y esculturas que representan las deidades, entre ellas Huehuetéotl, dios del fuego, el
mencionado Tláloc, Chalchiuhlicue, diosa del agua, y Quetzalpapálotl, la mariposa divina, todos ellos términos náhuatl que
conocemos a través de los aztecas.
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Sistema de gobierno
Sobre el sistema de gobierno en Teotihuacán no se conoce absolutamente nada. Se puede partir de la base que a más
tardar a comienzos del siglo II, cuando se consolidó en Teotihuacán la planificación general única, los destinos de la ciudad
se encontrarían en manos de una única persona. A lo largo de los siglos, la sede gubernamental estuvo localizada
probablemente en diversos lugares: En el monumental complejo edificio de Xalla, que se encontraba al norte de la Pirámide
del Sol y en los núcleos habitacionales de la Ciudadela, que flanqueaban la Pirámide de la Serpiente Emplumada. En el siglo
IV debe haberse producido un cambio radical: Las enormes cabezas de serpiente de la Pirámide de Quetzalcoatl fueron
derribadas y se construyó una gran plataforma a uno de sus lados. Linda Manzanilla, una de las más reconocidas
arqueólogas mexicanas, y Leonardo López Luján creen que el gobierno teotihuacano estuvo en manos de sacerdotes. La
arqueóloga y antropóloga Linda Manzanilla considera que el complejo pudo haber sido Palacio de los Gobernantes, sugiere
un gobierno corporativo integrado por cuatro Señores, que se reunían en el sitio a deliberar ocupando las cuatro
estructuras de la Plaza Central. Entre los elementos que sostienen su tesis, señala: que se trata de un conjunto
monumental emplazado en el sector más viejo de la ciudad, entre las estructuras más importantes -Pirámides del Sol y de
la Luna-, rodeado de un muro perimetral, ubicado atrás de la Calzada de los Muertos con una privacidad propia de los
palacios. Además, las grandes cantidades de mica -utilizado como elemento suntuario- indica que el sitio estuvo habitado
por clases de élite.
Aún hasta hoy no se conoce el nombre de ningún gobernante de Teotihuacán. Tampoco existen documentos escritos que
den cuenta de sus acciones. Esto contrasta visiblemente con los Mayas que vivieron en la misma época y cuya historia y
dinastías están bien documentadas. Los Mayas erigieron estelas con inscripciones que glorificaban su gobierno y registraban
los acontecimientos sobresalientes de su vida.
CALSES SOCIALES
Las últimas novedades en torno a su estructura social apuntan a que se trataba de una de las civilizaciones más equitativas
a nivel económico y social del mundo antiguo. Siempre se ha pensado que semejantes obras arquitectónicas fueron
construidas gracias a la mano de obra de miles de esclavos como lo narra “Apocalipsis” de Mel Gibson, que reflejan una
comunidad sumamente vertical cuyo poder estaba concentrado en líderes políticos espirituales por encima de una gran
masa de subordinados. Sin embargo, la Universidad de Boston y la Autónoma Nacional de México han concluido
recientemente que su gobierno estaba mucho más cerca de ser una democracia que una dictadura.
Debido a que sus residentes vivían en una forma de complejos multifamiliares de viviendas con pisos de yeso blanco, techos
ornamentados y porches notablemente espaciosos y lujosos para el mundo de la época. Estos complejos prueban la teoría
de que los habitantes de Teotihuacán tenían vidas económicamente más equitativas que cualquier otra ciudad
mesoamericana conocida.
Gary Feinman, arqueólogo del Museo Field en Chicago sostiene que las viviendas no estaban habitadas por la élite, sino por
miles de residentes de todas las clases sociales: "Todo el mundo vivía en un palacio"
Sin embargo existen otras opiniones donde se creía que las élites residían en conjuntos amurallados, situados en los
alrededores del centro ceremonial, formados por estructuras sin ventanas y con un solo acceso, mientras que la población
lo hacía a las afueras, en casas de adobe.
Saburo Sugiyama, profesor de Evolución Humana y Cambio Social de la Universidad Estatal de Arizona, piensa que el diseño
cuidadosamente organizado de la ciudad se debió a que "hubo un gobernante muy poderoso que planeó y ejecutó el
proyecto arquitectónico". Sin embargo, Michael Smith, arqueólogo de la misma universidad, cree que la planificación
urbana cuadriculada se debe a "sociedades no autocráticas". Los antiguos griegos, agrega Smith, "también tenían ciudades
en cuadrícula y gobiernos democráticos".
Se cree que la riqueza generada por el comercio se invertía en la construcción de viviendas para la población. "La riqueza en
Teotihuacán se distribuía de manera uniforme entre toda la población", asevera el arqueólogo. "Aunque había casas más
grandes y elegantes que las demás, y también algunas chozas, más del 90% de la población de la ciudad vivía en esos
'palacios' instalados en los complejos urbanísticos".
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Comercio, guerra, áreas de influencia
La enorme riqueza de Teotihuacán se basaba sobre todo en su monopolio de la obsidiana. En las cercanías de la ciudad se
encuentran los yacimientos de obsidiana más importantes de Mesoamérica. Otro valioso producto de exportación era la
cerámica, en especial las espléndidas vasijas cilíndricas de tres patas. Con una extensa red comercial e invasiones militares
dieron como resultado que Teotihuacán expandiera su poder e influencia mas allá del Altiplano central a otras regiones de
Mesoamérica.
La influencia de Teotihuacán se refleja en las artes y arquitectura de Mesoamérica. Es en Teotihuacán donde se desarrolló el
estilo talud-tablero en la construcción de las pirámides, que consiste en la colocación alternada de una plataforma o
tablero, sobre la cima de una pared con forma de talud inclinado. Esto influenció la arquitectura de muchas regiones de
México. Pero hay indicios arqueológicos que indican que los teotihuacanos impusieron sus influencias en la región Maya: En
el siglo IV se hicieron cargo del gobierno en Kaminaljuyu, y en Tikal hasta llegaron a fundar una dinastía propia. También en
otras regiones mayas hay indicios concretos de que tuvieron injerencia en los acontecimientos políticos. Los esfuerzos
expansivos fueron sólo parte de un fenómeno mayor, que no se limitaba a las regiones de los Mayas sino que puede verse
también en Monte Albán, la capital de los poderosos zapotecas. Los teotihuacanos mantenían intensas relaciones con los
zapotecas y es posible incluso que gobernaran en Monte Albán durante un determinado tiempo.
El Ocaso de Teotihuacán
Es probable que la destrucción haya sido la consecuencia de alguna invasión o rebelión interna. Por lo visto, la ciudad fue
destruida con fuego y se destrozaron todos los símbolos de culto. Después de este trauma la ciudad quedó habitada todavía
durante un siglo, luego del cual el lugar fue definitivamente abandonado. Los arqueólogos barajan varias hipótesis, desde la
incursión de grupos bárbaros, entre ellos los chichimecas, posibles responsables del incendio de la ciudad, hasta problemas
agrícolas y de deforestación. Las huellas de aquella destrucción son evidentes en muchos de los edificios como el palacio de
Quetzalpapálotl, en el que se quemaron techos y se rompieron columnas esculpidas. Tras el incendio, un buen porcentaje
de la población se dispersó por el oeste y el sudeste de México, y la ciudad fue saqueada. Esta maravilla arquitectónica fue
abierta al público el 13 de septiembre de 1910. Porque Porfirio Díaz quería inaugurar esta zona arqueológica en el primer
centenario de la independencia mexicana.
ARQUITECTURA
Las pirámides más importantes son la Pirámide del Sol, de 65 metros de altura, con un largo lateral de 225 metros y la
Pirámide de la Luna, de 45 metros de altura en el límite norte de la Calzada de los Muertos, de 2 km de largo. Se construyó
primero la Pirámide del Sol y después la (Pirámide) de la Luna. (...) En esta época se construyó el gran conjunto urbano
conocido como la Ciudadela y en cuyo centro destaca el Templo de Quetzalcoatl, uno de los más fastuosos edificios de
Teotihuacan, recubierto en sus cuatro fachadas con más de 366 cabezas de serpiente y de otra deidad del agua, se cree que
es Tláloc.
La ciudadela
A un costado y al principio de la célebre Calzada de los Muertos en la ciudad sagrada de Teotihuacán, se encuentra el
antiguo centro ceremonial denominado La Ciudadela. Los expertos creen que muchos actos públicos de carácter civil y
religioso se celebraban en la gran explanada de la Ciudadela.
Este sector de la zona arqueológica es una especie de plaza de forma cuadrada y de casi 400 metros de longitud por lado. En
su centro, es posible observar una pequeña estructura de piedra que aparenta ser un antiguo adoratorio. Al fondo se
localiza el imponente Templo de Quetzalcoatl que en su fachada ostenta algunas cabezas de piedra que representan a la
mítica serpiente emplumada.
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Para comprender la complejidad de la antigua ciudad es necesario abandonar el área de monumentos –delimitada por el
circuito empedrado– y dirigirse a alguno de los mal llamados “palacios”. Casi todos los teotihuacanos vivían en grandes
conjuntos de departamentos, como los que hoy día pueden visitarse en La Ventilla, Tetitla, Atetelco y Tepantitla. Se trata
de residencias multifamiliares que alojaban entre 20 y 100 individuos. La calidad de sus materiales y el enorme esfuerzo
que implicó su erección nos hablan del relativamente elevado bienestar de la población urbana.
En tiempos del máximo esplendor, Teotihuacán contaba con más de 2 000 conjuntos de departamentos, todos de planta
rectangular y de un solo nivel y techos planos.
Desde la calle era prácticamente imposible enterarse de lo que acontecía dentro de los conjuntos de departamentos, pues
estaban rodeados de muros altos y no tenían ventanas al exterior.
Cada departamento está compuesto por cuartos en torno a patios porticados que permitían la entrada de la luz, la
captación de agua pluvial y la ventilación. En los vestíbulos o pórticos debe haberse vivido casi exclusivamente durante el
día, pues el resto de los cuartos ofrece casi siempre malas condiciones de luz y de ventilación, reduciéndose a veces a
estrechos pasillos.
Contaba con sus propias áreas de estancia y reposo, de preparación y consumo de alimentos, de almacenamiento de
materias primas y víveres, de trabajo, enterramiento, y de desecho, tenían servicios sanitarios, su propio adoratorio para el
culto familiar y estaba finamente adornadas con pinturas murales. Había, además, áreas compartidas por todos los
departamentos del conjunto, asociadas generalmente al ritual. Estas áreas comunes constaban de amplios patios con
altares centrales y templos piramidales. En algunos conjuntos había áreas específicas para la crianza de animales y otras
que quizás eran destinadas a la servidumbre. Estudios recientes hacen suponer que los habitantes de un conjunto no sólo
pertenecían a la misma etnia, sino que estaban emparentados entre sí, desempeñaban un oficio común y rendían culto a
un mismo dios patrono.
Los palacios Según Laurette Sejourne el palacio de Zacuala seria un edificio de carácter meramente residencial mientras que
en Yayahuala podría ser una especie de parroquia de barrio y Tetitla, constituido por una amalgama de estructuras
autónomas, vendría a ser una casa de retiro.
Palacios Zacuala
Rodeado por gruesos muros que tuvieron unos 5 m de altura. Una sola entrada -en la esquina sureste- amplia y elegante
conduce a un espacio porticado cuyo techo plano estaba sostenido por gruesas columnas colocadas alrededor de un espejo
de agua. A través de este vestíbulo de recepción se pasaba al interior circulando por pasillos, espacios porticados y patios de
distribución hasta llegar a un patio central.
El conjunto -unas 40 habitaciones - poseía un desarrollado sistema de drenaje que aún hoy no permite que se inunde.
Cuartos, pórticos, corredores y patios presentan murales de temas.
Palacios Yayahuala
Complejo de templos, patios y cuartos localizado 70 metros al norte del Palacio de Zacuala. Se distingue de las otras
estructuras conocidas de Teotihuacan debido a su amplia entrada dispuesta hacia el oeste por la que se accede a un patio
central bordeado de tres grandes templos. Las demás construcciones corresponden a cuartos pequeños que dan la
impresión de una estructura residencial apiñada.
Los entierros reportados, sugieren que Yayahuala tuvo una ocupación más temprana que Zacuala.
El Palacio de Quetzalpapálotl
El Palacio de Quetzalpapálotl o quetzal-mariposa es sin duda el más lujoso que se ha encontrado en Teotihuacán. Los pilares
tallados que rodean el patio tienen en el centro la figura de un pájaro -un quetzal o lechuza- con una mariposa en el pecho.
El interior del pórtico está decorado con una grada escalonada, motivo relacionado con el agua y la fertilidad. El techo
remata en unas almenas con símbolos del año teotihuacano. El Palacio de Quetpapalotl, o Palacio de las Mariposas, recibió
su nombre por sus numerosos relieves en forma de alas de mariposa. En el patio restaurado, hay un túnel casi
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imperceptible que conduce a las habitaciones originales del palacio subterráneo. Dentro de las habitaciones, se pueden
encontrar restos de pinturas murales teotihuacanas. Entre ellos hay uno que representa una procesión de jaguares tocando
trompetas hechas de conchas marinas y la procesión de pájaros verdes de cuyo pico provienen corrientes de agua.
Tepantitla y el paraíso de Tláloc
Esta área doméstica se localiza al noroeste del sitio arqueológico, en la Puerta 4, que se localiza cerca de la Pirámide del Sol.
El gran aporte de este conjunto arquitectónico, es la obra conocida como el Tlalocan. Se trata de un mural que ha sido
interpretado como el paraíso de Tláloc. Mide alrededor de 1.20 metros de largo por 60 centímetros de alto. En él, hay
representados una gran cantidad de individuos que están haciendo diversas actividades lúdicas, como cazando mariposas o
jugando, hay una infinidad de especies de flora y fauna, así como ocho tipos diferentes del juego de pelota. La escena se
enmarca en un fondo rojo, en el que hay un cerro o montaña sagrada de la que brotan torrentes de agua, y en cuyo interior
se resguardan granos de maíz, custodiados por tlaloques o ayudantes de Tláloc.
En la parte superior de la pintura, a manera de nivel celeste, se encuentra el personaje central, Tláloc, dios de la lluvia,
quien porta un enorme tocado con forma de ave y largas plumas verdes. De sus manos caen dones a la tierra. Al haber sido
Teotihuacán una ciudad colorada, no podía faltar una representación de su principal deidad en este color.
Pirámides
El monumento más grande de esta hermosa ciudad es la Pirámide del Sol, localizada en la parte oriental de la Calzada de los
Muertos, cuyo uso se desconoce. Cuenta con sesenta y tres metros de altura, en cuya cúspide se encontraba un templo
ceremonial. Fue construida empleando adobes, se la recubrió con estuco y se la decoró con pinturas religiosas.
A su vez, la Pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán situada hacia el lado norte, de menor
tamaño que su compañera. En la plataforma superior se realizaban rituales en honor a la diosa Chalchiuhtlicue, diosa del
agua relacionada con la Luna.
Pirámide del Sol: con cinco niveles se eleva sobre un túnel considerado como sagrado.
Pirámide de la Luna: sin cámaras interiores, en su base se colocaban las ofrendas para los dioses.
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El templo está decorado con serpientes emplumadas esculpidas en piedra y con decoraciones de conchas y caracoles de
mar. De sus cabezas emergen dos pétalos de una flor. A Quetzalcóatl se le considera el iniciador de las actividades del
hombre en la tierra, el que le proporciona los bienes y el creador del calendario. Este templo es uno de los edificios con las
decoraciones más bellas y complejas de la época prehispánica y, seguramente en el pasado se veía más impresionante, ya
que se sabe que estuvo pintado de colores intensos.
--La Pirámide del Sol fue el axis mundi de la cultura teotihuacana, un espacio donde simbólicamente se accedía a los niveles
celestes y al inframundo; y de donde se partía también hacia los cuatro rumbos del universo, según la cosmovisión
mesoamericana; este esquema fue copiado posteriormente por otras civilizaciones como la tolteca y la mexica, para la
traza de los centros ceremoniales de Tula y Tenochtitlan.