Polita en El Bosque
Polita en El Bosque
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1.5. B.N.: 978-956-12-1848-2.
T edición: Julio de 2011. EL escarabajo serio pág.13
Obras Escogidas
POLITA EN LA COLMENA
1.5. B.N.: 978-956-12-1847-5.
8a edición: Julio de 2011. PÁG. 19
14 ALICIA MOREL
Golpeó y llamó varias veces sin que nadie contestara. Hacia el atardecer, Polita despertó gracias a los
tirones de sus amigas Lali y Mayi, que habían
—Parece una casa abandonada de verdad.
salido a buscarla.
Empujó la puerta y un largo crujido la sobresaltó.
— Hace tiempo que esta puerta no se abre — comentó. — ¡Despierta, Polita! Tenemos que volver al
hormiguero.
Dio un paso dentro de la única habitación y un olor exquisito
le hizo agua la boca. —¿Eh? ¿Por qué? —preguntó la rebelde.
—Porque llega la noche y es hora de recogemos
— Estoy segura de que por aquí hay miel exclamó.
a dormir en nuestras camas —explicó Lali,
Se puso a buscar con tanto apuro, que botó una si lia de tratando de que su amiga se levantara.
palo y desarmó una cama de flores. Por fin, escondido en un
— Apenas puedo caminar, porque me comí
rincón, encontró lo que buscaba: un tiesto redondo, lleno de
medio tiesto de miel —confesó Polita.
miel.
—¿Y dónde encontraste ese tiesto? —
— ¡También está hecho de hojas! Y tiene tapa.
preguntaron al mismo tiempo Lali y Mayi.
Polita no se demoró en sacar el trozo de hoja que cubría
la miel y empezó a comer. Mascando, mascando, tragando, —En una casa abandonada, hecha de puras hojas.
tragando, la miel del tiesto bajó a la mitad. La Rana de Darwin me dio el dato.
—¿Y dónde está esa casa? —insistió Lali.
— ¡ Uf! Mañana vendré a comerme el resto —suspiró,
poniendo las patas sobre su redonda panza. —Subiendo por esa rama, se llega a un agujero, y en el
Caminando apenas, por el peso de lo que había agujero está la casa abandonada.
comido, bajó de la rama y se echó a dormir entre —Podríamos subir ahora mismo —sugirió Mayi.
el musgo. No vio ni supo que la dueña de la casa de —Sí, creo que alcanzamos a ir antes de que oscurezca —se
hojas llegó a los pocos instantes; al descubrir que entusiasmó Lali.
—Yo las espero aquí abajo —dijo Polita, volviendo a dormirse —Yo no tengo la culpa; la Rana de Darwin me
entre el musgo. mostró la casa y dijo: “no sé si está abandonada”. Y
Ninguna de las tres sospechó nada. Lali y Mayi subieron yo creí que lo estaba —susurró Polita.
rápidas, con las bocas abiertas de hambre. Habían trabajado —Y te arriesgaste, como siempre —murmuró
casi todo el día y ese medio tiesto de miel era un premio a sus Lali—; pero a la Abeja Gris no podemos darle esa
esfuerzos. disculpa. Tenemos que devolverle la miel de algún
En la casa de hojas, los zumbidos habían cesado; la puerta modo.
seguía a medio abrir como si no tuviera dueño ni dueña. —¿De qué modo? —preguntó Mayi, llorosa.
Las hormigas tocaron la puerta con sus antenas, antes de — Habrá que juntar polen, mucho polen, y
entrar, con natural cuidado. El olor a miel salía por la traerlo hasta la casa de hojas. La Abeja Gris lo
abertura, más fuerte que nunca; sin dudar ya, entraron de transformará en miel.
sopetón. ¡Qué espanto! Se encontraron cara a cara con la —Eso quiere decir que tendremos un buen
furiosa Abeja Gris, que de un poderoso zumbido lanzó por el trabajo —se quejó Polita —. Sí, las tres lo haremos,
aire a I ali y Mayi. Cayeron entre el musgo, sobre la aunque sólo tú comiste miel; pero reconozco que
sorprendida Polita, sin hacerse daño gracias a su l ’i-queñez. nosotras nos habríamos comido la otra mitad del
Medio aturdidas por el susto, las tres se sumergieron hasta las tiesto, si la dueña hubiera estado ausente.
raíces del pasto, mientras la Abeja Gris zumbaba sobre sus —Pero estaba presente —lloriqueó Mayi.
POLITA EN EL BOSQUE
cabezas.
— ¡Hormigas tenían que ser las ladronas! No
30saldránde aquí hasta que ALICIA MORELme prometan —Silencio, la Abeja Gris sigue zumbando allá arriba.
devolver la miel que se comieron. Polita, tienes que subir a hacer un trato. Yo te apoyo de
—Nosotras no comimos nada, fue Pol... —alcanzó atrás —decidió Lali.
a protestar Mayi, antes de que Lali le tapara la boca. —Apenas me puedo mover, con la panza llena.
—No digas nada, vamos a tener que hacer un Y la Abeja me da mucho miedo —gimió Polita.
trato —advirtió la hermana mayor. — A nosotras también. No nos habríamos metido en
este embrollo si no es por ti. Me parece justo que
enfrentes a la Abeja y le prometas el polen, para que nos Abeja Gris cuando se tranquilice —pidió
deje regresar al hormiguero Polita.
— dijo Lali, ayudando a Polita a subir por el musgo. —Así lo haré. Todo fue una pura
En su furia, la Abeja Gris no vio a Polita y menos oyó equivocación — reconoció la Rana.
lo que decía. La Rana de Darwin, entretanto, asomó la A Polita se le deshinchó la panza con el
cabeza para ver qué pasaba; viendo el apuro de las susto y se alejó con sus amigas a todo
hormigas, decidió ayudarlas. También ella tenía alguna correr. Aprovecharon los últimos rayos de
responsabilidad. luz para comenzar a recoger el polen,
— Señora Abeja Gris, las hormigas prometen traerle echándolo a unos pequeños canastos que
todo el polen que necesita para llenar su liesto de miel — fabricaron con hojas, imitando a la Abeja
dijo con sus más agudos silbidos para que la oyera. Gris. Cuando ya no había luz, los
escondieron bajo unas raíces y regresaron
—¿Eso dicen? Las intrusas tienen que ponerse a
al hormiguero, justo en el instante en que la
trabajar ahora mismo, porque necesito con urgencia Ia
anciana Portera estaba cerrando las
miel. Pronto nacerán mis hijas, y su alimento tiene que
puertas.
estar listo.
—A ver, pequeñas, ¿por qué regresan tan tarde?
¿Qué plazo les das?
32 —gruñó.
—Las espero en la puerta de mi casa mañana a —Nunca más lo haremos, señora —
mediodía.ALICIA MOREL contestó Lali, distrayéndola con un saludo
Lanzando zumbidos amenazantes, la de sus antenas.
Abeja se retiró a su casa, cansada de rabiar. Esa noche, las tres durmieron a todo sueño de
POLITA EN EL BOSQUE
Las hormigas salieron del bosque de musgo
y agradecieron a la Rana la ayuda que les
prestó. listas, esperando que la Portera quitara la llave a las
—Nosotras no somos ladronas, sólo un grandes puertas. 33
poco golosas. Ojalá se lo puedas decir a la —Así me gusta, que sean madrugadoras —dijo la anciana, un
poco sorprendida.
En vez de seguir la fila de hormigas que iban a sacar leche — Bebamos un poco de rocío y comamos un grano de
a los pulgones, Lali, Mayi y Polita recogieron los canastos y polen, así nos sentiremos mejor —sugirió l’olita.
subieron por los tallos de los dedales de oro, que en esa época —Sólo un grano —advirtió Lali.
ofrecían abundante polen. Así lo hicieron. Animadas con el delicado desayuno, las
—Tenemos que llenarlos antes de mediodía, si no, la Abeja tres fueron de flor en flor, recogiendo el polvo dorado. El
Gris es capaz de venir al hormiguero y hacer un terrible miedo a la Abeja Gris y el ivmordimiento de haber sido
escándalo -dijo Lali, apurada. imprudentes y golosas, hacía que sus patas trabajaran sin
— Desde ayer, no se me quita el hambre —se quejó Mayi, descanso. Así, cuando el sol casi alcanzaba la mitad del cielo,
echando polen en su canasto. habían llenado los canastos con el oro de las flores.
— ¡Basta, silencio, que se callen los sapos! Ahora corresponde llamar a la nota RE.
—¿Puedo llamarla yo, que soy afinada? —insistió Polita.
—Prefiero que la llame tu tía. Si das un tono falso, las notas pueden desmayarse.
Polita se acercó a la Mariposa, y refunfuñó: —Me está aburriendo esta clase con notas que se desmayan.
—A mí también —dijo su compañera, sacando la trompa con que chupaba flores.
La Hormiguita levantó una pata para hacerlas callar y entonó: —La nota RE es un grillo que rasguña el silencio con un violín que toca cien
cristalinas gotas.
Un elegante grillo salió del hongo con un violín que tocaba solamente la nota RE. Los alumnos lo celebraron con aplausos y vivas. Polita
aplaudió también y para probar que ninguna nota se desmayaba oyéndola cantar, repitió varias veces: RE. RE. RE.
Pero el más divertido era el Grillo Vagabundo, que
observaba la clase tendido en una hoja. Con voz desafinada
y soñolienta llamó a su compañero:
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— ¡Eeh, REEE, vamos a pasear!ALICIA MOREL
El otro le contestó de buena gana, pero el Duende le
advirtió:
—Ten cuidado con ese Grillo flojo, es insolente y
aprovechados Puede cambiar tu afinado violín por el que
tiene, que no da nota buena y está roto.
El Grillo Vagabundo sacó la lengua al profesor y se
escondió entre la hojarasca; desde allí se asomó varias
veces, haciendo morisquetas. Los bichos empezaron a hacer
lo mismo, riendo y dándose pequeños empujones. Aquello
iba a terminar mal. Muy disgustado, el Duende pidió a la
Araña que dejara un instante su arpa colgada en una rama
y alejara al Grillo mal educado.
—Con gusto me lo comeré por interrumpir la música —
gruñó la Araña.
Viendo que la ocho patas se le venía encima, el Grillo
Vagabundo desapareció de un salto. Al volver la calma, el
Duende pidió a Polita que llamara a la nota MI. Muy se levantaron de sus lugares y se pusieron a reír.
emocionada, la pequeña hormiga cantó mirando a su Uno de ellos comentó:
compañera Mariposa: —Más parece un remolino que uno de nosotros.
POLITA EN EL BOSQUE
De nuevo se alborotó la clase, mientras la nota
reclamaba: “FA, FA, FA”, produciendo más risas y
alegría.
—La bella nota MI es una mariposa con alas musicales, amiga de
las rosas. Enojado, el Duende amenazó:
—Si no se callan, terminaré la clase y nunca
En la puerta del hongo apareció una mariposa de alas azules,
más los invitaré por ignorantes y patanes. —
cambiantes y brillantes. Todos lanzaron una exclamación de
¿Qué es patanes, tía? —preguntó Polita.
asombro. Al verla, la Mariposita alumna del Duende casi se
murió de envidia. Con voz aguda, gritó: Pero en ese momento el Duende ordenó llamar a
la nota SOL.
—La nota MI será una “marisopa” muy música, pero yo le gano
en belleza y colores. —Me toca a mí, Duende Melodía, no se te olvide
—se apresuró a recordar la pequeña hormiga.
La nota MI se puso roja y protestó repitiendo rabiosamente:
-¡MI, MI, MI! —Bueno, bueno, saca tu mejor voz —concedió el
—Soy mucho más linda —insistió su rival, contoneándose. profesor.
—Las dos son lindas —dijo Polita, tratando de aplacar la —Entona SOL, SOL, SOL, un caracol de oro,
POLITA EN EL BOSQUE
competencia.
—Basta de peleas tontas —exclamó el Duende—. Las dos son
lindas, las dos son vanidosas, pero hay una diferencia: la nota que el mar botó en la playa
MI es única en el mundo. — Yo también soy única —murmuró vacío y sonoro.
la Mariposita con aflicción. El Duende, ayudado por las otras notas, sacó del
Para que no llorara, Polita le pasó un poco de azúcar que hongo un hermoso caracol que brillaba pulido por el
tenía en el bolsillo del delantal. La Hormiguita llamó entonces mar. Si uno se acercaba a él. podía escuchar la nota
a la nota FA: —La nota FA, FA, FA es un escarabajo de alas SOL. Todos quisieron oírla, con lo que se perdió
muy pesadas que toca el contrabajo. mucho tiempo.
44
Del hongo ALICIA MORELsalió un escarabajo verde que giraba —El tiempo se va como la música —dijo el Duende
repitiendo “FA, FA, FA”. Al verlo, los escarabajos rítmicos con preocupación—. Hay que llamar a la nota
siguiente, que es la más importante. La Hormiguita carraspeó música y guardar las notas en su armario, pero
para afirmar bien su voz: —El LA es una luciérnaga muy clara sucedió algo inesperado: los bailes y las rondas
y armoniosa que cuando canta, afina a todas las otras notas. sublevaron a las notas y ante el espanto del
Dentro del hongo se encendió una suave luz y el canto profesor y sus bichos, entre todas recogieron al
armonioso de la nota LA transmitió una tranquila alegría a los caracol SOL y huyeron al bosque, perdiéndose
inquietos bichos; pero no quiso salir, porque temía desafinarse entre las hierbas.
POLITA EN EL BOSQUE
con cualquier ruido. El Duende explicó:
— La nota LA afina a las demás; tiene un oído tan delicado, que El Duende, desesperado, se lanzó tras ellas; los
hasta el aire se lo puede romper. 47
alumnos no esperaron ninguna
—Yo también tengo un oído delicado —exclamó la
orden para ayudarle. Pero las
Luciérnaga que asistía a la clase, y de pura emoción se apagó.
resbaladizas notas se
En vista del inconveniente, la Hormiguita llamó a la
separaban y se juntaban, y su
última nota:
canto se oía esparcido por
46 —Canta SI una chicharra ALICIA MOREL que a todas partes.
fines del verano ve que sus
Buscaron y corrieron
provisiones solamente son
inútilmente. Cuando creían
cantos.
haber alcanzado a la nota FA,
— ¡SI, SI, SI! —cantó una hermosa chicharra verde, resultaba ser un escarabajo
trayendo de la mano a la luciérnaga LA y empezando a común; y cuando alguno pensó
bailar en torno al caracol SOL. Las demás notas las haber atrapado al grillo RE, no
imitaron, haciendo una ronda muy entonada: tardaban en darse cuenta que
— ¡DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI! —repitieron varias no era sino el Grillo
veces. Vagabundo, por el modo como
El Duende, los alumnos, la Hormiguita y su sobrina se les sacaba la lengua.
tomaron de las manos y cantaron a su vez, rodeando a las Al final, el Duende se dejó
notas: caer en su silla de paja,
-¡DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI! gimiendo:
El entusiasmo fue grande; no se dieron cuenta cuando —¿Qué voy a hacer ahora,
anocheció. El Duende quiso dar por terminada la clase de sin mis notas musicales? La
Hermandad de los Duendes me las La huerta maravillosa
había regalado. ¿Qué será de ellas,
perdidas en el bosque? Se van a
desafinar, ¡ay, ay!
Entonces la Hormiguita Cantora,
Polita y todos los bichos aficionados a la
Una mañana a fines de invierno, la Hormiguita Cantora
música lo consolaron con un armonioso
llegó al hongo del Duende Melodía con un pedido extraño.
coro: -Duende Melodía no te aflijas
La acompañaba Polita, que llevaba algo escondido en el
tanto, que ya cada nota se sabe su canto.
delantal. — Mi buen amigo, quiero plantar lechugas tiernas
Cantarán los grillos, y un maizal. Melones tuna como la luna y unas sandías rojas
48 cantarán los
ALICIA MOREL
y jrías.
sapos con notas más Jiñas
que los mismos —Pero Hormiguita, cada sandía es una montaña para
pájaros. nosotros. ¿De dónde sacaremos semillas que den plantas
pequeñas?
Las verdes chicharras y las mariposas
— De aquí —dijo Polita abriendo el
cantarán también mientras comen rosas.
delantal y mostrando ante los asombrados
Todo el viejo bosque sabrá sin tardanza ojos del Duende unas semillas mágicas—. Me
cantar siete notas, bailar siete danzas. las regaló la Vieja Hormiga que vive al fondo
Y así sucedió. Las siete notas enseñaron a cantar a del hormiguero y que tiene amigos invisibles.
todos los animalitos del bosque; también las flores, las — Veremos si esas semillas no dan plantas
hierbas y hasta las piedras aprendieron un canto, una invisibles también —rió el Duende.
nota, un susurro.
Escogieron un terreno detrás del hongo;
Si ustedes van un día al bosque, quédense quietos un pero faltaba la ayuda de alguien para arar la
momento y escuchen el gran silencio que hay allí; poco a tierra.
poco empezarán a sentir pequeños sonidos que salen de
—Tiene que ser un bicho forzudo —
todas partes, como si hasta las escondidas raíces tuvieran
explicó el Duende.
voz. Si la suerte los acompaña, a lo mejor pueden escuchar
a las siete notas que danzan entre las hierbas, entonando La Hormiguita dio unos
sin cesar: nombres: — Yo conozco
al Sapo, y al señor
— ;DO. RE. MI. FA. SOL. LA. SI!
Chincol, los dos son grandotes, —Soy yo, por supuesto, porque tengo cachos, arrastro
forzudos los dos. una carreta y soy forzudo. ¡Quieren
ALICIA MOREL
—No, eso es imposible. Se conoce que las hormigas no
han arado nunca la tierra. El Sapo sólo sabe saltar y 52
el Chincol es un gran comedor de semillas. Tiene que hacerme trabajar como a un buey!
ser alguien parecido a un buey. -¿Qué es un buey? — El Caracol continuó enroscándose; el
preguntó Polita. Duende lo detuvo con un grito:
—Mmm, de veras que ustedes no conocen a los —Si no quieres ayudarnos, quiere decir
grandes animales. Un buey es forzudo, tiene dos que tienes mal ojo para los negocios, porque
cachos, camina lento y es capaz de arrastrar una te daremos parte de la cosecha por tu ayuda.
carreta, un arado, cualquier cosa pesada. —¿Qué parte? —preguntóel Caracol,
— Ya sé —gritó Polita — . ¡Ese es el señor Caracol! interesado, irguiendo de nuevo sus cachos.
— ¡Es cierto! ¡Muy bien Polita! —aplaudieron el Duende y la tía. — De cada tres lechugas que salgan, te
Pero faltaba lo más difícil: despertar al Caracol y convencerlo daremos una.
para que les ayudara. Lo encontraron durmiendo, pegado al tronco — Siempre que sean grandes —exigió el mañoso.
del rosal silvestre. El Duende lo llamó varias veces y la Hormiguita Los tres amigos se miraron preocupados,
le cantó con su dulce voz. Todo fue inútil; el sueño del Caracol era porque las lechugas serían pequeñitas como
demasiado profundo, porque dormía enroscado. Hasta que Polita cabezas de alfiler. Tampoco querían engañar
gritó como si tuviera pataleta: al nuevo socio. ¿Qué hacer?
— ¡Vamos a plantar lechugas! En eso, la Hormiguita distrajo al Caracol,
Entonces el dormilón asomó la cabeza y preguntó entre bostezos: cantando: —Pues dinos tú que sí, y no digas
—¿Dónde hay lechugas? que no, si eres buen amigo, querido Caracol.
—Queremos plantar una huerta, pero... —alcanzó a decir el — Di que sí, di que sí —repitió Polita
Duende. saltando para que el Caracol la viera.
—Bien sabía yo que había un pero —gruñó el Caracol En vista de tanta súplica, el Caracol aceptó. Con
POLITA EN EL BOSQUE mucha dignidad
enroscándose de nuevo. 53
permitió que lo uncieran al arado. Trabajó varios
— No, no te duermas, déjame explicarte. días, lento, pero seguro, al compás de una canción
Necesitamos que alguien nos ayude a arar la tierra y ese alguien... de la Hormiguita:
—El Caracolito anda ¿quién será el
despacito y su casa fea se ladrón que a
balancea. El Caracolito va las
paso a pasito y así no se lechuguitas
cansa, aunque poco robó el
avanza. corazón?
Polita y su tía sembraron las semillas mágicas; el Duende — Esto es muy grave, hay que pillar a ese
Melodía las regó y a los tres días salieron los primeros bandido —urgió el Duende.
brotes. —Yo vi un gusano por aquí cerca, comiendo
Al cabo de una semana las lechugas, el maíz, los ensalada de lechugas —advirtió Polita. Pero
melones y las sandías se balanceaban en el aire o nadie le hizo caso, porque en ese momento el
arrastraban sus hojas por el suelo. El Caracol venía todas Caracol gritó:
las tardes a mirar las lechugas y al ver que apenas crecían, — ¡Ay, ay, escuché que se están robando las
se quejaba amargamente: — ¡Abuso, abuso! Estas lechugas! ¡Ay, ay, abuso, abuso, me desmayo!
lechugas no crecen. A lo que el Duende y la Hormiguita se —No, no te desmayes todavía, porque esta
POLITA EN EL BOSQUE
hacían los lesos.
—Creo que la tierra no era buena —trató de explicar el Duende.
noche los dos tenemos que hacer guardia —dijo el
La más contenta era Polita, que se paseaba 55
entre las hileras de la plantación, cantando como Duende, dándole unas palmadas en la cara para que
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recuperara fuerzas.
su tía: ALICIA MOREL
ALICIA MOREL
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asustadas y se escondieron entre los pétalos. El Abejorro, en vez de irse, insistió con su trompeta:
— ¡Zzuuum! ¿Quién anda pellizcando mi rosa? ¿Quién se pasea entre los pétalos sin mi permiso?
Las hormigas pensaron: “¿Qué es lo que se cree este Abejorro?
El pesado bicho empezó a revolver los pétalos con sus patas velludas. Entonces la tía decidió arriesgarse:
—Las rosas, Abejorro, las rosas son de todos, del viento y de la lluvia, del sol y de la luna.
—¿Con que del sol y de la luna? ¿Quién lo dice?
—Lo digo yo, que hormiga soy.
—Yo también lo digo -intervino Polita.
— ¡Zum! ¡Hormigas! Ya veo, tendrán que irse a otra flor, porque esta rosa es mía. —¿Yquién te la regaló, quisiera saberlo yo?
—Yo también quiero saberlo —repitió Polita.
— ¡Hormigas intrusas! Es mía porque la descubrí
primero, y punto.
ALICIA MOREL
mejor presa que he divisado en mucho tiempo. ¡Ju, ju, ju!
Con el hambre que siento, no puedo fallar.
Con gran cuidado, la Araña puso en el centro de la tela
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— ¡Nos dijo punto, tía! —reclamó la pequeña hormiga.
una brillante gota de caramelo de rosas, que hizo temblar
La Hormiguita trepó a un estambre y desde allí los hilos. En seguida, la patuda se escondió en su
advirtió al grandote: cambucho de gasa, dispuesta a esperar con paciencia.
—Nadie te dio la rosa, y tú
lo sabes bien, porque, señor
Abejorro, las rosas son de
todos de abejas, mariposas,
y de hormigas también.
El Abejorro dejó de zumbar para pensar un poco; pero
le faltaba oír lo mejor, cuando la Hormiguita agregó con
soltura: —Mejor te haces amigo y cantas con nosotras; es
cosa muy graciosa cantar en una rosa.
—Es que soy muy desafinado —zumbó el
grandote, convencido, casi, de hacer amistad con las
hormigas.
—Yo te enseño a cantar —gritó Polita con entusiasmo.
No tardaron en cantar los tres “las rosas son de todos”.
Mientras Polita y su tía lo hacían entre los pétalos, el
Abejorro daba vueltas en torno a la
POLITA EN EL BOSQUE flor, chocando 63 aquí y allá, como
», ..
el torpe que era. Estaban tan entretenidos, que no se dieron
cuenta de que en la rama vecina una Araña gorda tejía muy
apurada una enorme tela.
— ¡Ju juy! —reía mientras armaba la trampa— ¡qué gran
oportunidad tengo de cazar un abejorro cantor y tontón! Es la
— Cuando el Abejorro menos piense, en vez de chocar con la —Hacía tiempo que no me daba un banquete
rosa, chocará con mi tela. ¡ Ju, ju, ju! —rió, saboreándose. de Abejorro —alcanzó a decir, antes de darse
¿Qué ocurría con los cantores dentro de la rosa? Mientras la cuenta de la pequeñez del trofeo. Polita chilló:
Hormiguita bailaba de pétalo en pétalo, y el Abejorro se estrellaba, —Ay, yo no soy el Abejorro, soy...
tratando de afinar los zumbidos, Polita se detuvo a descansar un — ...¡Una hormiga! —concluyó la Araña,
momento. Dio una mirada en torno suyo y descubrió cerca de la furiosa—. ¡Ni siquiera me sirves de
rosa la gota de caramelo de la Araña. escarbadientes!
tía, para mí y para el Abejorro. —•C Que venga a salvarte tu amigo Abejorro,
Sin pensarlo ni comunicarlo, se acercó pata a pata hacia el................65 cantor porro.
la dulce gota que lanzaba destellos de oro. Alcanzó el —Claro que vendrá con mi tía. ¡ Ay, ay, sáquenme de
primer hilo y avanzó poco, porque empezó a quedarse aquí!
pegada en la tela.
— No sigas columpiándote, que espantas al Abejorro
— ¡Ay, ay! —gritó pataleando con todas sus fuerzas y -recomendó la ocho patas.
enredándose cada vez más.
En esto, se oyó la voz afligida de la Hormiguita, que
La Araña, que se había adormecido, sintió los tirones de buscaba a su sobrina.
la red y abrió sus ocho ojos con entusiasmo:
—¿Dónde estás Polita, que gritas socorro?
— ¡Por fin cayó el Abejorro! —exclamó, viendo Vamos a salvarte con el Abejorro. Pero al mirar en
visiones. torno suyo, la tía no vio ni sombra del zumbador que
Sin fijarse mucho, amarró la presa para que no segundos antes cantaba y jugaba con ellas. El cobarde
escapara. había huido. Dispuesta a salvar a su sobrina, la tía iba
a lanzarse a la tela, cuando la Araña la detuvo con
gesto despreciativo:
—No, no vale la pena que tú también vengas a romper mi Cortando el hilo de donde colgaba Polita, agregó: —
trampa; trabajé lo suficiente y no quiero peleas con hormigas Ahí tienes a tu sobrina gritona.
flacas. La tía no alcanzó ni a suspirar, cuando Polita
ALICIA MOREL