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Polita en El Bosque

Grandes aventuras vive Polita, una hormiga traviesa que no está nunca quieta. Con su tía, la Hormiguita Cantora, vivirá simpáticas situaciones. El relato tiene lugar en el bosque, donde también vive un personaje que despierta la imaginación de los niños: el Duende Melodía.

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Polita en El Bosque

Grandes aventuras vive Polita, una hormiga traviesa que no está nunca quieta. Con su tía, la Hormiguita Cantora, vivirá simpáticas situaciones. El relato tiene lugar en el bosque, donde también vive un personaje que despierta la imaginación de los niños: el Duende Melodía.

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Delfín de Color ALGO COLORADO EN EL BOSQUE PÁG.

7
1.5. B.N.: 978-956-12-1848-2.
T edición: Julio de 2011. EL escarabajo serio pág.13
Obras Escogidas
POLITA EN LA COLMENA
1.5. B.N.: 978-956-12-1847-5.
8a edición: Julio de 2011. PÁG. 19

Dirección editorial: José Manuel Zañartu.


Dirección de arte: Juan Manuel Neira. LA casa de hojas pág. 25
Dirección de producción: Franco Giordano. Do, Re, Mi
© 2007 por Alicia Morel Chaignaux. PÁG.37
Inscripción N° 155.703. Santiago de Chile. Derechos de edición
reservados por Empresa Editora Zig-Zag, S.A. LA huerta maravillosa pág. 49
Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.
Los Conquistadores 1700. Piso 10. Providencia. Teléfono 8107400. Los sustos y las risas de Polita pág. 59
Fax 8107455.. www.zigzag.cl / E-mail: zigzag@zigzag. el Santiago
de Chile.

El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni en parte,


ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico, ni
electrónico, de grabación, CD-Rom, fotocopia, microfilmación u
otra forma de reproducción, sin la autorización de su editor.
Alicia Morel, la amiga de los niños PÁG.
Impreso por Salesianos Impresores, S.A.
General Gana 1486. Santiago de Chile 69

Cronología de las primeras ediciones de


ÍNDICE las obras de Alicia Morel pág.71
Alicia Morel vista por sí misma pág. 75

Algo colorado en el bosque

^Mient ras desgranaba las arvejas de su


huerta, la Hormiguita Cantora entonaba: —La
arveja en su capi duerme abrigadita, yo vengo y la
saco con una patita.
Acurrucada a sus pies, Polita iba contando las
arvejas que caían en la paila:
—Una, dos, tres... ¡Esta tiene una mancha! ¡Una
arveja con ojos! ¡Yo me la comeré!
La Hormiguita sonreía. De pronto se oyeron
unos pasos. —¿Quién será, Polita, el que viene ahí?
esos pasos lentos los conozco, sí.
8 ALICIA MOREL —El fuego está allá arriba.
Por la puerta del hormiguero se asomó el Duende —¿Cómo que allá arriba? —preguntó el Duende con
Melodía, con su brasero al hombro. incredulidad.
— Buenos días —saludó amablemente—. ¿Podrían — Sí, colgado en una rama.
convidarme unas brasas? Me descuidé, y se me apagó el Algo rojo se divisaba, en verdad. Curiosos, el Duende
fuego. y la tía treparon detrás de Polita; se encontraron bajo una
La Hormiguita le recomendó que fuera a la cocina. copa de color rojo que se abría llena de misterio. La
Polita lo acompañó, muy contenta; pero tampoco Hormiguita alargó una antena y tocó las gruesas paredes,
encontraron fuego en la cocina: a la Cocinera Mayor se dándose cuenta de que eran frías. El Duende y la
le habían subido las sopas y no quedaba ni una brasa. La descubridora también las tocaron y una risa brotó de la
cocinera y sus ayudantas estaban tan afligidas como el copa.
Duende. Todos saben que en el bosque sólo se consigue — ¡Ay! ¡Qué cosquillas!
fuego cuando caen rayos, durante las tempestades. Sonaba igual que campanita.
—¿Qué hacer? —se preguntaban el Duende y las La flor, que no era otra cosa, volvió a reír.
hormigas, levantando los brazos y patas. —¿No saben quién soy? Me llamo Copihue.
Polita dio un brinco y gritó: El Duende explicó:
— Yo vi algo colorado en el bosque. Debe ser fuego. —Buscamos fuego y como usted es tan colorado,
pensamos que podía convidarnos unas brasas.
—¿Estás segura? —preguntó el Duende con
desconfianza. — Mi fuego es frío. Con mis raíces bebo este color del
agua que corre bajo la tierra.
—Claro que sí, vamos a buscarlo.
Polita y el Duende salieron a buscar el fuego y la La Hormiguita pidió entonces algo inesperado:
10 ALICIA MOREL
Hormiguita Cantora, que había terminado su trabajo, los —
acompañó. B
9 POLITA EN EL BOSQUE
e
Caminaron mucho, casi cien cuadras de hormiga. Al llegar al pie l
de un roble, la pequeña hormiga señaló: l
o Copihue,
danos tu
fuego, bello
Copihue, yo te
lo ruego.
La flor dejó de reír, asustada.
—Para darles mi fuego, tengo que llorar, y
para llorar, tengo que sufrir. A mí no me gusta
sufrir. —Bello Copihue, llora un poquito, no te
hará daño un dolorcito.
La flor se balanceó en un rojo silencio y dijo al
fin:
— Bueno, lloraré una sola lágrima porque
puedo secarme.
— Yo pongo mi brasero para recibirla -ofreció
el Duende lleno de alegría.
— Cuéntame algo triste -pidió el Copihue a la
Hormiguita.
Ella alzó las antenas y cantó:
— Un pajarito
perdió su nido, y
está
llorando muy
afligido.
La flor sintió que una lágrima temblaba en su corola. Después de lavar las ropas de su sobrina, la
—El pajarito lloró y lloró ¡y Hormiguita Cantora las colgó junto a la puerta del
en otra rama nido encontró! hormiguero, sobre unas hierbas. Polita la ayudaba,
alcanzando apenas a tender un pañuelo sobre las hojas
El Copihue dejó caer una lágrima en el brasero y en seguida sonrió,
más bajas.
porque todo había sido un cuento. Polita se preocupó un poco más y
preguntó varias veces: De pronto una sábana se soltó de la rama y cayó sobre
Polita, tapándola por completo. La tía, de risa, no podía
—¿Dónde encontró el nido, tía, dónde?
ayudarla a zafarse. La pequeña, riendo también, logró
El Copihue agitó en el aire su campana roja para borrar el resto de
sacar fuera la cabeza, revolcándose con sábana y todo.
la pena.
Las dos reían sin parar, cuando una voz ronca las asustó:
Los tres amigos agradecieron a la flor por el fuego y volvieron
— ¿De qué se rién? Han interrumpido mis
felices a casa. El Duende convidó unas chispas a las hormigas cocineras
pensamientos con su tonta risa.
y se fue rápido a su hongo para poner la olla en el brasero.
Vieron un escarabajo negro que
Y por fin Polita pudo comerse la arveja con ojos. caminaba
El escarabajo serio apoyado en un bastón. Era tan serio, que el aire se

14 ALICIA MOREL

detenía a su alrededor. La Hormiguita le explicó con amables trinos el motivo de su risa.


— ¡Eso no tiene nada de divertido! Han ensuciado la sábana y tendrán que lavarla de nuevo —gruñó el Escarabajo agitando su bastón
como si quisiera pegarles.
Polita logró zafarse de la sábana y corrió a refugiarse entre las faldas de su tía. El Escarabajo les dio la espalda, con desprecio, y se alejó.
Sintiéndose culpables sin saber por qué, tía y sobrina recogieron la sábana y la enjuagaron con el rocío que guardaba una rosa silvestre.
Pronto recuperaron la alegría. Mientras Polita salpicaba para todos lados, la tía cantó: —Lloró una nube, lloró de frío, sobre la rosa cayó el
rocío.
La hermosa rosa guardó el rocío para que lave al gusto mío.
— ¡Al gusto mío! —repitió Polita a toda voz. El
Escarabajo, que no iba lejos, al oírlas dio un respingo:
— ¡Hormigas tontas! Creen que las nubes, la rosa y el
rocío existen sólo para que ellas laven sus trapos.
Tía y sobrina estrujaron la sábana, una de cada
punta, y corrieron a tenderla en un tallo firme.
— Si te caes de nuevo, le diré al Cucaracho que te
venga a enjuagar -gritó ingenuamente Polita
amenazando a la sábana.
El Escarabajo se devolvió furioso y enfrentó a las
lavanderas.
— ¡Me han insultado! Haré que las echen del bosque
por reírse de mí.
Agitó el bastón y les habría pegado si la hormiguita
no lo detiene con calmado gesto. —Señor Escarabajo, no
fue con intención, Polita aún no tiene el uso de razón.
—Tú tienes la culpa de que no tenga uso de razón,
porque no has sabido educarla. Iré a quejarme donde tu
Reina y las echaré del bosque.
Polita se puso a llorar. La hormiguita la consoló y la
llevó a dar un paseo para olvidar al antipático bicho.
Regresaron a recoger la ropa ya seca y entre las dos la
llevaron al hormiguero. En la puerta
estaba la Mayordoma con cara de castigo. — La rieron de mí y yo no me reído nunca —gruñó el
Reina las espera en la sala del trono — anunció. acusador. — Cuando usted aprenda a reírse, podrá
Polita temblaba, no así la tía, que iba con paso digno y condenar la alegría de los demás —dijo la Reina
tranquilo. Se presentaron ante la Reina y vieron que levantándose y saliendo de la sala.
junto a la silla de oro de la soberana se hallaba el
El Escarabajo se fue, alegando que reclamaría a
Escarabajo, moviendo el bastón como una prueba. La
un tribunal más alto. Sin embargo, hasta ahora
Reina preguntó: — ¿Es verdad que ustedes se burlaron
no ha cumplido su amenaza. La Hormiguita
del Escarabajo?
Cantora y su sobrina dicen que el otro día lo
La Hormiguita contestó respetuosamente: — vieron ensayando una sonrisa en un espejo de
De un señor tan serio ¿quién se atreverá? agua.
¿Quién ante su cara se pondrá a jugar?
Polita en la colmena
Nosotras nos reímos con nuestro trabajo
y eso ha disgustado al Escarabajo.
— ¡Esa pequeña me llamó cucaracho!
—Polita no sabe aún hablar bien, mi
señora Reina lo entiende tal vez. La
sábana blanca se nos vino abajo, y esa
fue la risa y ese fue el trabajo. Polita
sollozó:
La Cocinera Mayor del hormiguero guardaba los
— El señor “Escarajabo” nos quiso pegar con el dulces con llave, para comerlos durante el invierno,
bastón. cuando había escasez de alimentos y no se podía salir
La Reina explicó al Escarabajo: a causa del frío.
— Mis hormigas no quisieron molestarlo. ¿No Polita sufría de hambre, y rondaba la gran cocina.
habrá exagerado usted su seriedad? — Ellas se Un día, metió la pata en un frasco de mermelada
recién hecha, aprovechando el ajetreo y la confusión; -Anda a pedirle miel a la Reina de las abejas.
pero la Cocinera la sorprendió: —¿Dónde vive?
-En la colmena del roble. Pero ten cuidado,
—¿No sabes que este dulce es para la Reina? Anda ;i
buscar azúcar a otra parte —dijo muy enojada.
—¿Dónde, si todo lo tiene usted con llave?
alegó la golosa, saboreándose aún.
ALICIA MOREL

en la puerta hay varias guardianas que matan a los intrusos con su


lanceta.
Polita se fue por las galerías del hormiguero,
20
pensativa, mordiéndose una antena. Cuando la Hormiguita Cantora supo que su sobrina
rondaba la cocina, la mandó a trabajar. —Muy buen desayuno te di esta mañana, es de puro
ociosa que andas con mañas.
De mala gana, Polita siguió la fila de hormigas que acarreaban leche de pulgones, polen y
pequeños despojos que descubrían. Varias veces pasaron frente a la colmena y se olía la miel.
Como no era año de hambruna, ninguna hormiga tenía orden de atacar el reino de las abejas.
Pero Polita no aguantó más y aprovechando una distracción de las abejas
guardianas, se metió colmena adentro.
Acostumbrada al silencio del hormiguero, se sintió mareada con los zumbidos y aleteos. Los
panales eran una gran fábrica de dulces, donde se hacía la miel para las abejas comunes, otra
para los zánganos y jalea para la Reina.
Polita llegó hasta la sala del trono sin que nadie notara su presencia. La Reina de las Abejas dormía
sobre una flor de oro. Polita le tiró la cola del manto. — ¡Ah! —exclamó el Duende- debe ser a causa de la
—Oiga, señora, ¿me podría convidar miel? pequeña hormiga que la Reina de las abejas me mandó
La Reina abrió unos ojos espantados. llamar. Quédate tranquila, yo lo arreglaré todo.
—¿Quién eres, extranjera? La tía se quedó esperando con paciencia mientras el
— Yo no soy extranjera, soy Polita y quiero un poco Duende era recibido por mil zumbidos de bienvenida.
de miel para chuparme el dedo. La Reina se apresuró a ponerse la corona que se había
—¿Cómo has entrado hasta aquí, burlando la quitado por el peso de las preocupaciones.
vigilancia? — Señora, beso sus dulces patitas —saludó el Duende—. ¿Cuál
— Yo no me he burlado de ninguna señora es el problema?
vigilancia. Soy una hormiga muy respetuosa. — Es una pequeña hormiga —contestó ella.
— ¿Hormiga? ¡Oh, estamos en un peligro mortal! Polita apareció muy asustada, custodiada por dos
¡Nos invaden las hormigas! ¡Guardias, guardias, abejas capitanas. Al ver al Duende, corrió a refugiarse
apresen a esta espía! junto a él.
En vano Polita protestó; dos abejas forzudas la -Señora, puedo asegurarle que no se trata de ninguna
tomaron de las patas y la encerraron en una celda invasión. Polita es una hormiga nueva, muy inquieta y
vacía. La Reina de las abejas quiso averiguar si aquella golosa, y ahora mismo la llevaré junto .1 su tía. Ninguna
hormiga venía en son de guerra o por casualidad y hormiga volverá a interrumpir vuestras meditaciones —
decidió consultar a su amigo, el Duende Melodía. aseguró el Duende.
Entretanto, la Hormiguita Cantora notó la lin vista de la explicación y por su amistad con
desaparición de su sobrina y empezó a buscarla muy Melodía, la Reina ordenó dejar libre a Polita. Detrás
24 ALICIA MOREL
preocupada. La flor Ojo de Niña, que crecía frente a la
colmena, le contó:
— Yo vi a Polita entrar a la casa de las abejas, pero de la picara hormiga envió dos abejas cargadas de
no la he visto salir. néctar para su poderosa vecina. La Reina de las
nunca más vería a su sobrina. En ese momento llegó el hormigas, a su vez, mandó de regalo un manto de
Duende Melodía y la afligida tía aprovechó para contarle cristales hecho en las minas de su propiedad.
su pena.
La Hormiguita Cantora se puso tan feliz al — ¿Y por qué ella no?
recobrar a su sobrina, que olvidó reprenderla por su Porque Polita es desobediente y hace siempre lo contrario
imprudencia. El néctar regalado no se guardó en la de las demás hormigas.
despensa, sino que se repartió entre las hormigas —Tengo ganas de hacer lo contrario —insistió
jóvenes. Polita se sintió satisfecha con el delicioso Mayi.
granito de polen que le tocó. —Apenas terminemos con un acarreo de leche de
De este modo se evitó una terrible guerra entre el pulgón, iremos detrás de Polita. Siempre se mete en
hormiguero y la colmena. La tía, ya sin problemas —dijo Lali, que también tenía ganas de ir
preocupaciones entonó una alegre canción: —Las al bosque.
Reinas bailan, bailan sin fin con sus patitas en un La fila de trabajadoras desapareció entre la
cojín. Y las abejas y las hormigas son, por ahora, hojarasca. Y Polita se perdió entre los miles de
buenas vecinas. senderos bajo las hierbas. Por casualidad, llegó a una
La casa de hojas charca donde vivía la diminuta Rana de Darwin. Toda
vestida de verde, salió de un agujero junto al agua y
preguntó con fino silbido:
—¿Qué buscas por aquí?
—Quiero jugar y correr por todas partes, pero si
Una larga fila de trabajadoras salió del hormiguero, con palas hay algo bueno para mascar, me quedo acá.
al hombro y afilados dientes. Iban en busca de alimentos para —No creo que acá haya algo bueno para ti. No, no
guardar en las despensas de la Reina. creo. Por ese camino se sube a una rama, en la rama
Polita se fue a escondidas en dirección contraria, con ganas de hay un agujero, y ahí hay una casa — indicó la Rana.
jugar y gozar de la vida. Sus amigas Lali y Mayi seguían la fila de —¿Una casa abandonada?
trabajadoras y al verla huir, sintieron un poco de envidia. —No sé si está abandonada, pero tal vez ahí hay
Oye Lali, Polita se arrancó al bosque —dijo IÍI gorda Mayi, algo bueno para ti.
quedándose atrás. — No la mires, nosotras tenemos que trabajar — ¡Iré a ver! Me encantan las casas abandonadas.
advirtió Lali, como hermana mayor.
Polita subió por la empinada rama, buscó el alguien le había sacado miel, furiosos zumbidos
agujero y encontró una casa redonda, hecha de estremecieron el aire y rebotaron en el agua de la
hojas muy bien amarradas. La puerta estaba a medio cerrar. charca cercana. Al oírlos, la Rana de Darwin se
—¿Hay alguien aquí? —gritó la hormiga tratando de mirar sintió un poco culpable y se tiró al agua donde
por la junturas. desapareció por largo rato.

Golpeó y llamó varias veces sin que nadie contestara. Hacia el atardecer, Polita despertó gracias a los
tirones de sus amigas Lali y Mayi, que habían
—Parece una casa abandonada de verdad.
salido a buscarla.
Empujó la puerta y un largo crujido la sobresaltó.
— Hace tiempo que esta puerta no se abre — comentó. — ¡Despierta, Polita! Tenemos que volver al
hormiguero.
Dio un paso dentro de la única habitación y un olor exquisito
le hizo agua la boca. —¿Eh? ¿Por qué? —preguntó la rebelde.
—Porque llega la noche y es hora de recogemos
— Estoy segura de que por aquí hay miel exclamó.
a dormir en nuestras camas —explicó Lali,
Se puso a buscar con tanto apuro, que botó una si lia de tratando de que su amiga se levantara.
palo y desarmó una cama de flores. Por fin, escondido en un
— Apenas puedo caminar, porque me comí
rincón, encontró lo que buscaba: un tiesto redondo, lleno de
medio tiesto de miel —confesó Polita.
miel.
—¿Y dónde encontraste ese tiesto? —
— ¡También está hecho de hojas! Y tiene tapa.
preguntaron al mismo tiempo Lali y Mayi.
Polita no se demoró en sacar el trozo de hoja que cubría
la miel y empezó a comer. Mascando, mascando, tragando, —En una casa abandonada, hecha de puras hojas.
tragando, la miel del tiesto bajó a la mitad. La Rana de Darwin me dio el dato.
—¿Y dónde está esa casa? —insistió Lali.
— ¡ Uf! Mañana vendré a comerme el resto —suspiró,
poniendo las patas sobre su redonda panza. —Subiendo por esa rama, se llega a un agujero, y en el
Caminando apenas, por el peso de lo que había agujero está la casa abandonada.
comido, bajó de la rama y se echó a dormir entre —Podríamos subir ahora mismo —sugirió Mayi.
el musgo. No vio ni supo que la dueña de la casa de —Sí, creo que alcanzamos a ir antes de que oscurezca —se
hojas llegó a los pocos instantes; al descubrir que entusiasmó Lali.
—Yo las espero aquí abajo —dijo Polita, volviendo a dormirse —Yo no tengo la culpa; la Rana de Darwin me
entre el musgo. mostró la casa y dijo: “no sé si está abandonada”. Y
Ninguna de las tres sospechó nada. Lali y Mayi subieron yo creí que lo estaba —susurró Polita.
rápidas, con las bocas abiertas de hambre. Habían trabajado —Y te arriesgaste, como siempre —murmuró
casi todo el día y ese medio tiesto de miel era un premio a sus Lali—; pero a la Abeja Gris no podemos darle esa
esfuerzos. disculpa. Tenemos que devolverle la miel de algún
En la casa de hojas, los zumbidos habían cesado; la puerta modo.
seguía a medio abrir como si no tuviera dueño ni dueña. —¿De qué modo? —preguntó Mayi, llorosa.
Las hormigas tocaron la puerta con sus antenas, antes de — Habrá que juntar polen, mucho polen, y
entrar, con natural cuidado. El olor a miel salía por la traerlo hasta la casa de hojas. La Abeja Gris lo
abertura, más fuerte que nunca; sin dudar ya, entraron de transformará en miel.
sopetón. ¡Qué espanto! Se encontraron cara a cara con la —Eso quiere decir que tendremos un buen
furiosa Abeja Gris, que de un poderoso zumbido lanzó por el trabajo —se quejó Polita —. Sí, las tres lo haremos,
aire a I ali y Mayi. Cayeron entre el musgo, sobre la aunque sólo tú comiste miel; pero reconozco que
sorprendida Polita, sin hacerse daño gracias a su l ’i-queñez. nosotras nos habríamos comido la otra mitad del
Medio aturdidas por el susto, las tres se sumergieron hasta las tiesto, si la dueña hubiera estado ausente.
raíces del pasto, mientras la Abeja Gris zumbaba sobre sus —Pero estaba presente —lloriqueó Mayi.
POLITA EN EL BOSQUE
cabezas.
— ¡Hormigas tenían que ser las ladronas! No
30saldránde aquí hasta que ALICIA MORELme prometan —Silencio, la Abeja Gris sigue zumbando allá arriba.
devolver la miel que se comieron. Polita, tienes que subir a hacer un trato. Yo te apoyo de
—Nosotras no comimos nada, fue Pol... —alcanzó atrás —decidió Lali.
a protestar Mayi, antes de que Lali le tapara la boca. —Apenas me puedo mover, con la panza llena.
—No digas nada, vamos a tener que hacer un Y la Abeja me da mucho miedo —gimió Polita.
trato —advirtió la hermana mayor. — A nosotras también. No nos habríamos metido en
este embrollo si no es por ti. Me parece justo que
enfrentes a la Abeja y le prometas el polen, para que nos Abeja Gris cuando se tranquilice —pidió
deje regresar al hormiguero Polita.
— dijo Lali, ayudando a Polita a subir por el musgo. —Así lo haré. Todo fue una pura
En su furia, la Abeja Gris no vio a Polita y menos oyó equivocación — reconoció la Rana.
lo que decía. La Rana de Darwin, entretanto, asomó la A Polita se le deshinchó la panza con el
cabeza para ver qué pasaba; viendo el apuro de las susto y se alejó con sus amigas a todo
hormigas, decidió ayudarlas. También ella tenía alguna correr. Aprovecharon los últimos rayos de
responsabilidad. luz para comenzar a recoger el polen,
— Señora Abeja Gris, las hormigas prometen traerle echándolo a unos pequeños canastos que
todo el polen que necesita para llenar su liesto de miel — fabricaron con hojas, imitando a la Abeja
dijo con sus más agudos silbidos para que la oyera. Gris. Cuando ya no había luz, los
escondieron bajo unas raíces y regresaron
—¿Eso dicen? Las intrusas tienen que ponerse a
al hormiguero, justo en el instante en que la
trabajar ahora mismo, porque necesito con urgencia Ia
anciana Portera estaba cerrando las
miel. Pronto nacerán mis hijas, y su alimento tiene que
puertas.
estar listo.
—A ver, pequeñas, ¿por qué regresan tan tarde?
¿Qué plazo les das?
32 —gruñó.
—Las espero en la puerta de mi casa mañana a —Nunca más lo haremos, señora —
mediodía.ALICIA MOREL contestó Lali, distrayéndola con un saludo
Lanzando zumbidos amenazantes, la de sus antenas.
Abeja se retiró a su casa, cansada de rabiar. Esa noche, las tres durmieron a todo sueño de
POLITA EN EL BOSQUE
Las hormigas salieron del bosque de musgo
y agradecieron a la Rana la ayuda que les
prestó. listas, esperando que la Portera quitara la llave a las
—Nosotras no somos ladronas, sólo un grandes puertas. 33

poco golosas. Ojalá se lo puedas decir a la —Así me gusta, que sean madrugadoras —dijo la anciana, un
poco sorprendida.
En vez de seguir la fila de hormigas que iban a sacar leche — Bebamos un poco de rocío y comamos un grano de
a los pulgones, Lali, Mayi y Polita recogieron los canastos y polen, así nos sentiremos mejor —sugirió l’olita.
subieron por los tallos de los dedales de oro, que en esa época —Sólo un grano —advirtió Lali.
ofrecían abundante polen. Así lo hicieron. Animadas con el delicado desayuno, las
—Tenemos que llenarlos antes de mediodía, si no, la Abeja tres fueron de flor en flor, recogiendo el polvo dorado. El
Gris es capaz de venir al hormiguero y hacer un terrible miedo a la Abeja Gris y el ivmordimiento de haber sido
escándalo -dijo Lali, apurada. imprudentes y golosas, hacía que sus patas trabajaran sin
— Desde ayer, no se me quita el hambre —se quejó Mayi, descanso. Así, cuando el sol casi alcanzaba la mitad del cielo,
echando polen en su canasto. habían llenado los canastos con el oro de las flores.

Al mediodía, las tres llegaron a la casa de hojas, cada


una con su carga. La Abeja las esperaba en la puerta, sin
dejar de zumbar. Pesó cada canasto varias veces, lo que
puso aún más nerviosas a las negras
ALICIA MOREL
34
amigas. Al fin, dio su aprobación. Luego de acarrear el
polen dentro de su casa, cerró la puerta en las narices de
las humilladas trabajadoras, no sin lanzar un último
zumbido amenazador.
Bajaron en silencio, con las antenas caídas. Ni se
fijaron en que junto a la laguna, la Rana de Darwin las
esperaba con una sorpresa.
—Amigas, no se vayan todavía —silbó.
Lali, Mayi y Polita se detuvieron más por educación
que por ganas. Al levantar las antenas para hacer un
saludo, vieron frente a ellas la más linda casa de hojas que
es posible imaginar.
—Con hojas de menta y malvarrosa, fabriqué esta
casa para ustedes, para que se consuelen de los sustos y
trabajos que han sufrido —dijo la Rana, sonriendo
finamente.
Mudas y emocionadas, Lali, Mayi y Polita no tuvieron
ningún miedo en entrar a la verde mansión que les regaló
su nueva amiga. Adentro, encontraron exquisitos
manjares que las ranas recogen bajo el agua y bajo tierra,
y que sólo les gustan a las hormigas golosas.
Do, re, mi

El Duende Melodía era muy desafinado y nunca había


podido entonar una canción; pero le encantaba la música.
En un armario guardaba bajo siete llaves las notas
musicales para poder afinar su flauta y dar conciertos.
Una mañana de primavera voló por todo el bosque la
noticia de que el Duende Melodía iba a dar una clase de
música muy especial. Los bichos musicólogos acudieron
en tropel: grillos violinistas, sapos tenores y sapos bajos,
arañas arpistas, escarabajos rítmicos y chicharras con
castañuelas. En primera fila, por cierto, estaban la
Hormiguita Cantora y Polita, su sobrina, por su
reconocida musicalidad. Hacia atrás se amontonaban
patas, alas y antenas, provocando peleas y protestas muy
poco afinadas.
ALICIA MOREL POLITA EN EL BOSQUE

El Duende se asomó a la puerta del hongo donde


38 vivía, y ordenó: La Mariposa, algo 39 asustada, se paró junto a Polita,
— ¡Silencio! Lo más importante para apreciar la música abanicándose con las alas. Hubo un breve silencio,
es el silencio. bruscamente interrumpido por alguien que gritaba
dentro del hongo:
Los alumnos se callaron, procurando contener el
temblor de sus alas y patas. -¡DO, DO, DO!
— ¡Ay, las notas se están poniendo inquietas!
La Mariposa llegó atrasada y se detuvo un instante
Hormiguita Cantora, haz el favor de llamar a la
sobre una flor. Al ver tanta tranquilidad, gritó
primera; necesita que la presente una persona afinada.
sorprendida:
—Yo también soy afinada —advirtió Polita, contenta
—¿Qué les pasa que están tan callados?
de estar al lado de la Mariposa.
— ¡Silencio! —gritaron todos en coro.
—¿Por qué? ¿Se murió alguien? —Estamos La Hormiguita alzó sus antenas y cantó:
aprendiendo el silencio —explicó el Duende a la —La nota DO es un sapo muy seño y muy
recién llegada. grandote que rompe con su canto el sueño
de la noche.
—¿No era entonces una clase de música? — insistió la
Mariposa, que tenía muchas ganas de bailar. Por la puerta del hongo salió un sapo verde y
amarillo que repetía sin cesar: “¡DO, DO, DO!” Al verlo,
El Duende suspiró para no perder la paciencia.
los alumnos se pusieron nerviosos; pero el más agitado
—Para comprender la música, es importante aprender
era el Sapo Tenor, que sin contenerse gritó: —La nota
el silencio. ¿Entiendes?
DO es igual a mí. Ambos simpatizaron de inmediato y
—No —contestó la Mariposa abriendo unos ojos gritaban a la par, uno en tono bajo, el otro en tono
redondos. agudo, “¡DO, DO, DO!”.
—Bueno, si quieres asistir a la clase, aprende a quedarte
callada; si no, te vas a tus flores —gruñó el Duende
impacientándose.
La clase empezó a desordenarse y el Duende los detuvo con un gesto:
40 ALICIA MOREL

— ¡Basta, silencio, que se callen los sapos! Ahora corresponde llamar a la nota RE.
—¿Puedo llamarla yo, que soy afinada? —insistió Polita.
—Prefiero que la llame tu tía. Si das un tono falso, las notas pueden desmayarse.
Polita se acercó a la Mariposa, y refunfuñó: —Me está aburriendo esta clase con notas que se desmayan.
—A mí también —dijo su compañera, sacando la trompa con que chupaba flores.
La Hormiguita levantó una pata para hacerlas callar y entonó: —La nota RE es un grillo que rasguña el silencio con un violín que toca cien
cristalinas gotas.
Un elegante grillo salió del hongo con un violín que tocaba solamente la nota RE. Los alumnos lo celebraron con aplausos y vivas. Polita
aplaudió también y para probar que ninguna nota se desmayaba oyéndola cantar, repitió varias veces: RE. RE. RE.
Pero el más divertido era el Grillo Vagabundo, que
observaba la clase tendido en una hoja. Con voz desafinada
y soñolienta llamó a su compañero:
42
— ¡Eeh, REEE, vamos a pasear!ALICIA MOREL
El otro le contestó de buena gana, pero el Duende le
advirtió:
—Ten cuidado con ese Grillo flojo, es insolente y
aprovechados Puede cambiar tu afinado violín por el que
tiene, que no da nota buena y está roto.
El Grillo Vagabundo sacó la lengua al profesor y se
escondió entre la hojarasca; desde allí se asomó varias
veces, haciendo morisquetas. Los bichos empezaron a hacer
lo mismo, riendo y dándose pequeños empujones. Aquello
iba a terminar mal. Muy disgustado, el Duende pidió a la
Araña que dejara un instante su arpa colgada en una rama
y alejara al Grillo mal educado.
—Con gusto me lo comeré por interrumpir la música —
gruñó la Araña.
Viendo que la ocho patas se le venía encima, el Grillo
Vagabundo desapareció de un salto. Al volver la calma, el
Duende pidió a Polita que llamara a la nota MI. Muy se levantaron de sus lugares y se pusieron a reír.
emocionada, la pequeña hormiga cantó mirando a su Uno de ellos comentó:
compañera Mariposa: —Más parece un remolino que uno de nosotros.
POLITA EN EL BOSQUE
De nuevo se alborotó la clase, mientras la nota
reclamaba: “FA, FA, FA”, produciendo más risas y
alegría.
—La bella nota MI es una mariposa con alas musicales, amiga de
las rosas. Enojado, el Duende amenazó:
—Si no se callan, terminaré la clase y nunca
En la puerta del hongo apareció una mariposa de alas azules,
más los invitaré por ignorantes y patanes. —
cambiantes y brillantes. Todos lanzaron una exclamación de
¿Qué es patanes, tía? —preguntó Polita.
asombro. Al verla, la Mariposita alumna del Duende casi se
murió de envidia. Con voz aguda, gritó: Pero en ese momento el Duende ordenó llamar a
la nota SOL.
—La nota MI será una “marisopa” muy música, pero yo le gano
en belleza y colores. —Me toca a mí, Duende Melodía, no se te olvide
—se apresuró a recordar la pequeña hormiga.
La nota MI se puso roja y protestó repitiendo rabiosamente:
-¡MI, MI, MI! —Bueno, bueno, saca tu mejor voz —concedió el
—Soy mucho más linda —insistió su rival, contoneándose. profesor.
—Las dos son lindas —dijo Polita, tratando de aplacar la —Entona SOL, SOL, SOL, un caracol de oro,
POLITA EN EL BOSQUE
competencia.
—Basta de peleas tontas —exclamó el Duende—. Las dos son
lindas, las dos son vanidosas, pero hay una diferencia: la nota que el mar botó en la playa
MI es única en el mundo. — Yo también soy única —murmuró vacío y sonoro.
la Mariposita con aflicción. El Duende, ayudado por las otras notas, sacó del
Para que no llorara, Polita le pasó un poco de azúcar que hongo un hermoso caracol que brillaba pulido por el
tenía en el bolsillo del delantal. La Hormiguita llamó entonces mar. Si uno se acercaba a él. podía escuchar la nota
a la nota FA: —La nota FA, FA, FA es un escarabajo de alas SOL. Todos quisieron oírla, con lo que se perdió
muy pesadas que toca el contrabajo. mucho tiempo.
44
Del hongo ALICIA MORELsalió un escarabajo verde que giraba —El tiempo se va como la música —dijo el Duende
repitiendo “FA, FA, FA”. Al verlo, los escarabajos rítmicos con preocupación—. Hay que llamar a la nota
siguiente, que es la más importante. La Hormiguita carraspeó música y guardar las notas en su armario, pero
para afirmar bien su voz: —El LA es una luciérnaga muy clara sucedió algo inesperado: los bailes y las rondas
y armoniosa que cuando canta, afina a todas las otras notas. sublevaron a las notas y ante el espanto del
Dentro del hongo se encendió una suave luz y el canto profesor y sus bichos, entre todas recogieron al
armonioso de la nota LA transmitió una tranquila alegría a los caracol SOL y huyeron al bosque, perdiéndose
inquietos bichos; pero no quiso salir, porque temía desafinarse entre las hierbas.
POLITA EN EL BOSQUE
con cualquier ruido. El Duende explicó:
— La nota LA afina a las demás; tiene un oído tan delicado, que El Duende, desesperado, se lanzó tras ellas; los
hasta el aire se lo puede romper. 47
alumnos no esperaron ninguna
—Yo también tengo un oído delicado —exclamó la
orden para ayudarle. Pero las
Luciérnaga que asistía a la clase, y de pura emoción se apagó.
resbaladizas notas se
En vista del inconveniente, la Hormiguita llamó a la
separaban y se juntaban, y su
última nota:
canto se oía esparcido por
46 —Canta SI una chicharra ALICIA MOREL que a todas partes.
fines del verano ve que sus
Buscaron y corrieron
provisiones solamente son
inútilmente. Cuando creían
cantos.
haber alcanzado a la nota FA,
— ¡SI, SI, SI! —cantó una hermosa chicharra verde, resultaba ser un escarabajo
trayendo de la mano a la luciérnaga LA y empezando a común; y cuando alguno pensó
bailar en torno al caracol SOL. Las demás notas las haber atrapado al grillo RE, no
imitaron, haciendo una ronda muy entonada: tardaban en darse cuenta que
— ¡DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI! —repitieron varias no era sino el Grillo
veces. Vagabundo, por el modo como
El Duende, los alumnos, la Hormiguita y su sobrina se les sacaba la lengua.
tomaron de las manos y cantaron a su vez, rodeando a las Al final, el Duende se dejó
notas: caer en su silla de paja,
-¡DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI! gimiendo:
El entusiasmo fue grande; no se dieron cuenta cuando —¿Qué voy a hacer ahora,
anocheció. El Duende quiso dar por terminada la clase de sin mis notas musicales? La
Hermandad de los Duendes me las La huerta maravillosa
había regalado. ¿Qué será de ellas,
perdidas en el bosque? Se van a
desafinar, ¡ay, ay!
Entonces la Hormiguita Cantora,
Polita y todos los bichos aficionados a la
Una mañana a fines de invierno, la Hormiguita Cantora
música lo consolaron con un armonioso
llegó al hongo del Duende Melodía con un pedido extraño.
coro: -Duende Melodía no te aflijas
La acompañaba Polita, que llevaba algo escondido en el
tanto, que ya cada nota se sabe su canto.
delantal. — Mi buen amigo, quiero plantar lechugas tiernas
Cantarán los grillos, y un maizal. Melones tuna como la luna y unas sandías rojas
48 cantarán los
ALICIA MOREL
y jrías.
sapos con notas más Jiñas
que los mismos —Pero Hormiguita, cada sandía es una montaña para
pájaros. nosotros. ¿De dónde sacaremos semillas que den plantas
pequeñas?
Las verdes chicharras y las mariposas
— De aquí —dijo Polita abriendo el
cantarán también mientras comen rosas.
delantal y mostrando ante los asombrados
Todo el viejo bosque sabrá sin tardanza ojos del Duende unas semillas mágicas—. Me
cantar siete notas, bailar siete danzas. las regaló la Vieja Hormiga que vive al fondo
Y así sucedió. Las siete notas enseñaron a cantar a del hormiguero y que tiene amigos invisibles.
todos los animalitos del bosque; también las flores, las — Veremos si esas semillas no dan plantas
hierbas y hasta las piedras aprendieron un canto, una invisibles también —rió el Duende.
nota, un susurro.
Escogieron un terreno detrás del hongo;
Si ustedes van un día al bosque, quédense quietos un pero faltaba la ayuda de alguien para arar la
momento y escuchen el gran silencio que hay allí; poco a tierra.
poco empezarán a sentir pequeños sonidos que salen de
—Tiene que ser un bicho forzudo —
todas partes, como si hasta las escondidas raíces tuvieran
explicó el Duende.
voz. Si la suerte los acompaña, a lo mejor pueden escuchar
a las siete notas que danzan entre las hierbas, entonando La Hormiguita dio unos
sin cesar: nombres: — Yo conozco
al Sapo, y al señor
— ;DO. RE. MI. FA. SOL. LA. SI!
Chincol, los dos son grandotes, —Soy yo, por supuesto, porque tengo cachos, arrastro
forzudos los dos. una carreta y soy forzudo. ¡Quieren
ALICIA MOREL
—No, eso es imposible. Se conoce que las hormigas no
han arado nunca la tierra. El Sapo sólo sabe saltar y 52

el Chincol es un gran comedor de semillas. Tiene que hacerme trabajar como a un buey!
ser alguien parecido a un buey. -¿Qué es un buey? — El Caracol continuó enroscándose; el
preguntó Polita. Duende lo detuvo con un grito:

—Mmm, de veras que ustedes no conocen a los —Si no quieres ayudarnos, quiere decir
grandes animales. Un buey es forzudo, tiene dos que tienes mal ojo para los negocios, porque
cachos, camina lento y es capaz de arrastrar una te daremos parte de la cosecha por tu ayuda.
carreta, un arado, cualquier cosa pesada. —¿Qué parte? —preguntóel Caracol,
— Ya sé —gritó Polita — . ¡Ese es el señor Caracol! interesado, irguiendo de nuevo sus cachos.
— ¡Es cierto! ¡Muy bien Polita! —aplaudieron el Duende y la tía. — De cada tres lechugas que salgan, te
Pero faltaba lo más difícil: despertar al Caracol y convencerlo daremos una.
para que les ayudara. Lo encontraron durmiendo, pegado al tronco — Siempre que sean grandes —exigió el mañoso.
del rosal silvestre. El Duende lo llamó varias veces y la Hormiguita Los tres amigos se miraron preocupados,
le cantó con su dulce voz. Todo fue inútil; el sueño del Caracol era porque las lechugas serían pequeñitas como
demasiado profundo, porque dormía enroscado. Hasta que Polita cabezas de alfiler. Tampoco querían engañar
gritó como si tuviera pataleta: al nuevo socio. ¿Qué hacer?
— ¡Vamos a plantar lechugas! En eso, la Hormiguita distrajo al Caracol,
Entonces el dormilón asomó la cabeza y preguntó entre bostezos: cantando: —Pues dinos tú que sí, y no digas
—¿Dónde hay lechugas? que no, si eres buen amigo, querido Caracol.
—Queremos plantar una huerta, pero... —alcanzó a decir el — Di que sí, di que sí —repitió Polita
Duende. saltando para que el Caracol la viera.
—Bien sabía yo que había un pero —gruñó el Caracol En vista de tanta súplica, el Caracol aceptó. Con
POLITA EN EL BOSQUE mucha dignidad
enroscándose de nuevo. 53
permitió que lo uncieran al arado. Trabajó varios
— No, no te duermas, déjame explicarte. días, lento, pero seguro, al compás de una canción
Necesitamos que alguien nos ayude a arar la tierra y ese alguien... de la Hormiguita:
—El Caracolito anda ¿quién será el
despacito y su casa fea se ladrón que a
balancea. El Caracolito va las
paso a pasito y así no se lechuguitas
cansa, aunque poco robó el
avanza. corazón?
Polita y su tía sembraron las semillas mágicas; el Duende — Esto es muy grave, hay que pillar a ese
Melodía las regó y a los tres días salieron los primeros bandido —urgió el Duende.
brotes. —Yo vi un gusano por aquí cerca, comiendo
Al cabo de una semana las lechugas, el maíz, los ensalada de lechugas —advirtió Polita. Pero
melones y las sandías se balanceaban en el aire o nadie le hizo caso, porque en ese momento el
arrastraban sus hojas por el suelo. El Caracol venía todas Caracol gritó:
las tardes a mirar las lechugas y al ver que apenas crecían, — ¡Ay, ay, escuché que se están robando las
se quejaba amargamente: — ¡Abuso, abuso! Estas lechugas! ¡Ay, ay, abuso, abuso, me desmayo!
lechugas no crecen. A lo que el Duende y la Hormiguita se —No, no te desmayes todavía, porque esta
POLITA EN EL BOSQUE
hacían los lesos.
—Creo que la tierra no era buena —trató de explicar el Duende.
noche los dos tenemos que hacer guardia —dijo el
La más contenta era Polita, que se paseaba 55
entre las hileras de la plantación, cantando como Duende, dándole unas palmadas en la cara para que
54
recuperara fuerzas.
su tía: ALICIA MOREL

— Por suerte me gusta andar en la noche


— Yo quiero ser lechuga, yo quiero ser maíz,
— sonrió el Caracol.
yo quiero ser sandía de corazón feliz.
Esa noche, los dos vigilaron la huerta, pero el sueño
La alegría duró hasta una mañana en que el Duende
los venció antes de que amaneciera. Con las primeras
halló unas lechugas sin su tierno corazón.
luces del día, una voz desconocida los despertó:
— ¡Miren, alguien entró a robar en la huerta! — gritó — ¡Eeh, se robaron los choclos!
escandalizado. El Duende corrió a las siembras y se encontró con un
Afligida, la Hormiguita cantó: Gusano sonriente.
—Duende Melodía — Yo di la alarma —explicó—. Vi el bulto del ladrón
y me ofrezco para seguir vigilando, por si regresa.
El Duende aceptó, agradecido, porque además de sueño,
tenía frío.
Cuando la Hormiguita y su sobrina vinieron a averiguar si
todo había salido bien, el Duende, ya despierto, le dio la mala
noticia:
— Desgraciadamente anoche nos robaron una cantidad de
choclos; pero un gusano de buena voluntad se ofreció a cuidar las
siembras. La Hormiguita levantó sus antenas al cielo,
escandalizada:
—Ese buen gusano, ése es el ladrón, lo que vio Polita,
también lo vi yo.
56 Polita, que llegaba detrás de su tía, añadió:ALICIA MOREL
— Nosotras vimos a un gusanito comiendo ensalada
de lechugas y con un gran saco de nuestros pequeños
choclos, allá, junto al agujero en que vive.
Furioso, el Duende, seguido del lento Caracol que
había despertado al oír lo del robo, corrieron a castigar
al ladrón; pero junto al agujero sólo encontraron un
letrero que decía: “Se arrienda”.
A pesar de todo, la cosecha fue abundante y las
bodegas del Duende, del Caracol y del hormiguero se
llenaron hasta el tope. En el bosque se celebró una gran
fiesta. La Hormiguita cantó sin descanso, mientras todos
comían sandías refrescantes, choclos granados, lechugas
sabrosas y melones tunas. — Abrieron las lechugas sus
polleritas verdes, rompieron su envoltura los choclos con
sus dientes.
Maduraron sandías y melones tiernos
58 Una mañana la Hormiguita Cantora salió con su
sobrina, la pequeña Polita, a jugar en el bosque. Subieron
al rosal para visitar las primeras rosas de la primavera.
y tenemos comida para todo el invierno. A la sandía fresca
Una rosa es como un palacio lleno de habitaciones olorosas.
le abrimos la guatita, se nos llenó la boca con sus negras
Mientras caminaban entre los pétalos, la Hormiguita iba
pepitas. Bailemos y saltemos en torno a nuestra huerta, la
cantando: —Es cosa muy graciosa cantar en una rosa y oír
cosecha fue buena y la riqueza es cierta.
como responden sus hojas olorosas.
Los sustos y las risas de Polita
—Mira, tía, las hojas olorosas están zumbando —
interrumpió Polita. Lo que zumbaba era un Abejorro.
—Zum, zum, zum, ¿quién canta por aquí?
Las hormigas se quedaron en silencio, algo

ALICIA MOREL

60
asustadas y se escondieron entre los pétalos. El Abejorro, en vez de irse, insistió con su trompeta:
— ¡Zzuuum! ¿Quién anda pellizcando mi rosa? ¿Quién se pasea entre los pétalos sin mi permiso?
Las hormigas pensaron: “¿Qué es lo que se cree este Abejorro?
El pesado bicho empezó a revolver los pétalos con sus patas velludas. Entonces la tía decidió arriesgarse:
—Las rosas, Abejorro, las rosas son de todos, del viento y de la lluvia, del sol y de la luna.
—¿Con que del sol y de la luna? ¿Quién lo dice?
—Lo digo yo, que hormiga soy.
—Yo también lo digo -intervino Polita.
— ¡Zum! ¡Hormigas! Ya veo, tendrán que irse a otra flor, porque esta rosa es mía. —¿Yquién te la regaló, quisiera saberlo yo?
—Yo también quiero saberlo —repitió Polita.
— ¡Hormigas intrusas! Es mía porque la descubrí
primero, y punto.
ALICIA MOREL
mejor presa que he divisado en mucho tiempo. ¡Ju, ju, ju!
Con el hambre que siento, no puedo fallar.
Con gran cuidado, la Araña puso en el centro de la tela
62
— ¡Nos dijo punto, tía! —reclamó la pequeña hormiga.
una brillante gota de caramelo de rosas, que hizo temblar
La Hormiguita trepó a un estambre y desde allí los hilos. En seguida, la patuda se escondió en su
advirtió al grandote: cambucho de gasa, dispuesta a esperar con paciencia.
—Nadie te dio la rosa, y tú
lo sabes bien, porque, señor
Abejorro, las rosas son de
todos de abejas, mariposas,
y de hormigas también.
El Abejorro dejó de zumbar para pensar un poco; pero
le faltaba oír lo mejor, cuando la Hormiguita agregó con
soltura: —Mejor te haces amigo y cantas con nosotras; es
cosa muy graciosa cantar en una rosa.
—Es que soy muy desafinado —zumbó el
grandote, convencido, casi, de hacer amistad con las
hormigas.
—Yo te enseño a cantar —gritó Polita con entusiasmo.
No tardaron en cantar los tres “las rosas son de todos”.
Mientras Polita y su tía lo hacían entre los pétalos, el
Abejorro daba vueltas en torno a la
POLITA EN EL BOSQUE flor, chocando 63 aquí y allá, como

», ..
el torpe que era. Estaban tan entretenidos, que no se dieron
cuenta de que en la rama vecina una Araña gorda tejía muy
apurada una enorme tela.
— ¡Ju juy! —reía mientras armaba la trampa— ¡qué gran
oportunidad tengo de cazar un abejorro cantor y tontón! Es la
— Cuando el Abejorro menos piense, en vez de chocar con la —Hacía tiempo que no me daba un banquete
rosa, chocará con mi tela. ¡ Ju, ju, ju! —rió, saboreándose. de Abejorro —alcanzó a decir, antes de darse
¿Qué ocurría con los cantores dentro de la rosa? Mientras la cuenta de la pequeñez del trofeo. Polita chilló:
Hormiguita bailaba de pétalo en pétalo, y el Abejorro se estrellaba, —Ay, yo no soy el Abejorro, soy...
tratando de afinar los zumbidos, Polita se detuvo a descansar un — ...¡Una hormiga! —concluyó la Araña,
momento. Dio una mirada en torno suyo y descubrió cerca de la furiosa—. ¡Ni siquiera me sirves de
rosa la gota de caramelo de la Araña. escarbadientes!

— ¡Qué suerte la mía! ¡Un caramelo de rosas colgando en el ¡Vaya tontería!


Polita gritaba sin parar:
aire! Creo que alcanza para mi
ALICIA MOREL — ¡ Suéltame, Araña mala, ay, ay! ¡Tía, la
Araña me quiere comer!
64 POLITA EN EL BOSQUE

tía, para mí y para el Abejorro. —•C Que venga a salvarte tu amigo Abejorro,
Sin pensarlo ni comunicarlo, se acercó pata a pata hacia el................65 cantor porro.
la dulce gota que lanzaba destellos de oro. Alcanzó el —Claro que vendrá con mi tía. ¡ Ay, ay, sáquenme de
primer hilo y avanzó poco, porque empezó a quedarse aquí!
pegada en la tela.
— No sigas columpiándote, que espantas al Abejorro
— ¡Ay, ay! —gritó pataleando con todas sus fuerzas y -recomendó la ocho patas.
enredándose cada vez más.
En esto, se oyó la voz afligida de la Hormiguita, que
La Araña, que se había adormecido, sintió los tirones de buscaba a su sobrina.
la red y abrió sus ocho ojos con entusiasmo:
—¿Dónde estás Polita, que gritas socorro?
— ¡Por fin cayó el Abejorro! —exclamó, viendo Vamos a salvarte con el Abejorro. Pero al mirar en
visiones. torno suyo, la tía no vio ni sombra del zumbador que
Sin fijarse mucho, amarró la presa para que no segundos antes cantaba y jugaba con ellas. El cobarde
escapara. había huido. Dispuesta a salvar a su sobrina, la tía iba
a lanzarse a la tela, cuando la Araña la detuvo con
gesto despreciativo:
—No, no vale la pena que tú también vengas a romper mi Cortando el hilo de donde colgaba Polita, agregó: —
trampa; trabajé lo suficiente y no quiero peleas con hormigas Ahí tienes a tu sobrina gritona.
flacas. La tía no alcanzó ni a suspirar, cuando Polita
ALICIA MOREL

cayó limpiamente entre las ramas, aterrizando en POLITA EN EL BOSQUE

66 otra rosa. Corrió a ayudarla y a consolarla, y ambas 67


se abrazaron temblando aún de susto. — ¡Tía, mira, la Araña nos regaló el dulce! Ahora
—Polita, Polita, tenemos algo para llevar al hormiguero.
reír y jugar es muy —Llevaremos este dulce peligroso si es en donde el Duende Melodía y el rosal. tendremos una
fiesta en su Fue mucho descuido, buena compañía.
porque en el rosal el Pusieron la gota sobre una hoja y la arrastraron susto y la risa muy por el sendero que iba al hongo de su buen amigo.
cerquita están. Lo que nunca supieron, fue la rabia de la Araña,
—¿Y por qué el Abejorro no vino a salvarme? — que se dio cuenta demasiado tarde de lo que había
preguntó la pequeña entre lágrimas. pasado. Las hormigas iban lejos y no oyeron los
—Apenas vio a la Araña, gruñidos y rugidos que hicieron temblar la tela, y las
voló a gran distancia, y en ramas del contorno. otra rosa zumba y en otra rosa canta.
— ¡Que Abejorro tan calamorro! —alegó Polita, entre un
hipo y otro.
No había terminado aún de sollozar, cuando algo
pesado cayó junto a ellas. Dieron un chillido de espanto,
temiendo que la Araña se hubiera descolgado, según su
mala costumbre; pero no, era la gota de caramelo que la
cazadora había puesto al centro de su tela como cebo.
Polita se consoló de inmediato:
Alicia Morel: la amiga de los niños
Alicia Morel nació en 1921. Desde muy pequeña le
gustó escribir y leer cuentos. Cuando tenía 19 años — en
el año 1940— publicó su primer libro, Juan, Juanillo y la
abuela, pero sólo se hizo famosa después, en 1956, cuando
apareció otro libro suyo: los cuentos de La Hormiguita
Cantora y el Duende Melodía, que deslumbraron a los
adultos y encantaron a los niños.
Hoy, considerada una de las grandes autoras chilenas
de literatura infantil, dice que escribir para los niños es
algo que le nace naturalmente. Sabe que no les gustan los
cuentos que no tienen sentido del humor o que lo único
que quieren es “enseñar algo”, pero no divertir ni echar a
volar nuestra imaginación...
miles de cosas. Y no se trata sólo de
duendes, elfos, hadas y todos esos seres
encantados que habitan en el bosque, sino
también de los pequeños insectos y
animales que conviven con ellos en flores,
tallos y ramas, y que muchas veces son los
protagonistas de sus historias, como en el
caso de Polita.
A Alicia Morel siempre le ha gustado el
contacto directo con los niños. Durante
mucho tiempo fue titiritera, es decir, daba
funciones de títeres, con cuentos que ella
Imaginar, inventar, soñar... eso es lo que misma inventaba o que adaptaba. En 1964
más le interesa a Alicia Morel. En sus fundó la filial del IBBY en Chile, una
cuentos siempre aparecen personajes organización internacional que se
extraños y fantásticos a los que les pasan preocupa especialmente de la lectura y
producción de libros para niños, y a la que 1983 La noche en la ventana (cuentos adultos).
pertenecen los principales autores Alfabeta Impresores.
nacionales.
Alicia Morel se encuentra en la
actualidad en plena producción literaria,
escribiendo y publicando nuevos y
entretenidos libros para los niños de Chile
y el mundo.
CRONOLOGÍA DE LAS PRIMERAS
EDICIONES DE LAS OBRAS
DE ALICIA MOREL

1938 En el campo y la ciudad (poesía), autoedición.


1940 Juan, Juanillo y la abuela (novela infantil), autoedición.
(2a ed. Editorial Zig-Zag).
1951 Como una raíz de agua (poesía adultos).
Editorial del Pacífico.
1957 La Hormiguita Cantora y el Duende Melodía (cuentos
infantiles).
Editorial Zig Zag.
1965 El Jardín de Dionisio (novela adultos).
Arancibia Hnos.
1973 Cuentos de la picara Polita. (cuentos infantiles).
Editorial Lord Cochrane.
1977 El increíble mundo de Llanca. Ediciones Universitarias de
Valparaíso.
1978 ¿Quién soy? (Ensayo autobiográfico).
Editorial Nascimento.
1982 Cuentos araucanos. Editorial Andrés Bello.

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