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Validez Venta de Acciones Sentencia

La sentencia establece que la venta de acciones en una sociedad se prueba con la inscripción en los libros de la sociedad, sin requerirse del registro ante el organismo correspondiente. Ratifica el criterio de que la venta de acciones no requiere registro dado que no es una modificación que interese a terceros, mientras que otras modificaciones a los estatutos sí requieren registro de acuerdo al Código de Comercio.

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La sentencia establece que la venta de acciones en una sociedad se prueba con la inscripción en los libros de la sociedad, sin requerirse del registro ante el organismo correspondiente. Ratifica el criterio de que la venta de acciones no requiere registro dado que no es una modificación que interese a terceros, mientras que otras modificaciones a los estatutos sí requieren registro de acuerdo al Código de Comercio.

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RIF: J403938270

BOLETÍN INFORMATIVO*

SENTENCIA
SALA CONSTITUCIONAL
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
VALIDÉZ DE LA VENTA DE ACCIONES CON LA SOLA NOTA EN LOS LIBROS DE
LA SOCIEDAD

En sentencia dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 08 de
julio de 2014, en el recurso de revisión incoado por el ciudadano Igor Flasz Goldberg de la
sentencia N° 1053 del 26 de septiembre de 2013, expediente n.° 13-1157 dictada por la Sala
Político Administrativa de este Máximo Tribunal, se estableció la suficiencia de la inscripción en
los libros de la sociedad de la venta efectuada de las acciones de la misma, sin requerirse del
registro respecto ante el organismo correspondientes.
Estableció la Sala Constitucional lo siguiente:
“…Dentro de este contexto, advierte esta Sala que, efectivamente, la Sala Político
Administrativa disponía diversas pruebas documentales, incluyendo la resolución dictada por el
propio órgano administrativo autor del reparo que declara la falta de responsabilidad solidaria del
ciudadano Igor Flasz Goldberg y omite pronunciarse al respecto, al considerar que, la venta de
las acciones debe cumplir con las formalidades esenciales referidas al régimen de inscripción
ante la Oficina de Registro correspondiente para tener eficacia jurídica frente a terceros.
…Por otro lado, esta Sala advierte que el criterio sostenido por la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia, obedeció a un cambio del criterio jurisprudencial establecido
por la referida Sala, de manera pacífica y reiterada, con relación a la interpretación del
artículo 296 del Código de Comercio, para declarar parcialmente con lugar el recurso de
apelación ejercido contra el fallo accionado por el Tribunal Superior Noveno de lo Contencioso
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas en la decisión que
dictó el 27 de enero de 2003, en la que declaró con lugar el recurso contencioso tributario
interpuesto por Agropecuaria Flora, C.A.
Así, señaló la referida Sala que, de conformidad con lo establecido en los artículos 19, 25, 212,
215, 217 y 221 del Código de Comercio“…Las normas citadas han sido objeto de análisis por
parte de esta Alzada en un caso similar al de autos, en el cual se estableció que la intención del
Legislador fue, entre otras, la de hacer ineludible la obligación de dejar constancia en el
respectivo Registro de Comercio, de todas aquellas actuaciones que signifiquen cambios o
alteraciones que interesen a terceros en los documentos constitutivos-estatutarios de las

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diversas formas societarias reguladas por el Código de Comercio, así como la publicación de
dichas reformas, pues será a partir de ésta que los terceros estarán en conocimiento de las
modificaciones que puedan haber ocurrido en las sociedades de que se trate, vale decir, de su
conformación societaria o accionaria y, por ende, de quiénes están en capacidad de obligar a
dicha compañía. (Ver sentencia de esta Sala N° 0383 del 25 de marzo de 2009, caso:
Agropecuaria Flora, C.A.).”.
Con base en lo expuesto, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia
que dictó el Juzgado Superior Tercero de lo Contencioso Tributario de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 30 de marzo de 2012, confirmó el fallo recurrido y
en consecuencia, condenó en costas al ciudadano Igor Flasz Goldberg.
Al respecto aprecia la Sala que el artículo 296 del Código de Comercio establece lo siguiente:
“Artículo 296.- La propiedad de las acciones nominativas se prueba con su inscripción en los
libros de la compañía, y la cesión de ellas se hace por declaración en los mismos libros,
firmada por el cedente y por el cesionario o por sus apoderados.
En caso de muerte del accionista, y no formulándose oposición, bastará para obtener la declaración
del cambio de propiedad en el libro respectivo y en los títulos de las acciones, la presentación de
estos títulos, de la partida de defunción y, si la compañía lo exige, un justificativo declarado
bastante por el Tribunal de 1º Instancia en lo Civil, para comprobar la cualidad de heredero”
Por su parte, los artículos 217 y 221 del Código de Comercio establecen lo siguiente:
“Artículo 217. Todos los convenios o resoluciones que tengan por objeto la continuación de la
compañía después de expirado su término; la reforma del contrato en las cláusulas que deban
registrarse y publicarse, que reduzcan o amplíen el término de su duración, que excluyan
algunos de sus miembros, que admitan otros o cambien la razón social, la fusión de una
compañía con otra, y la disolución de la compañía aunque sea con arreglo al contrato estarán
sujetos al registro y publicación establecidos en los artículos precedentes.
Artículo 221. Las modificaciones en la escritura constitutiva y en los estatutos de las
compañías, cualquiera que sea su especie, no producirán efectos mientras no se hayan
registrado y publicado, conforme a las disposiciones de la presente Sección”.
Ahora bien, esta Sala Constitucional en casos similares al de autos, ha realizado el análisis de los
artículos 296, 217 y 221 de Código de Comercio, entre los cuales destaca el fallo N°. 287 del 5 de
marzo de 2004, caso: Giovanny Maray, en el cual se señaló que “…en el caso en concreto, se trata
de una acta de asamblea que da cuenta de dos hechos: i) la venta de doscientas cincuenta (250)
acciones y ii) la modificación de cláusulas del documento constitutivo estatutario, tales hechos, a
juicio de la Sala, no requieren registrarse para que surtan efectos frente a la sociedad o a terceros.
En efecto, en las sociedades de capital la identidad de los socios es irrelevante para el crédito de la
compañía (artículo 201, ordinal 3º del Código de Comercio), por lo tanto, al no ser la venta de
acciones una modificación que interese a terceros, no se requiere de su inscripción en el Registro
Mercantil, tal y como lo preceptúa el artículo 19, ordinal 9º eiusdem. Además, con la sola
inscripción en el libro de accionistas de la venta se acredita al comprador como socio frente a la
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sociedad y a terceros (cfr. Goldschmidt, Morles, Núñez, Acedo Mendoza, Sansó). (Resaltado de la
Sala).
En cuanto a las modificaciones de los estatutos derivadas de la enajenación voluntaria de las
acciones, específicamente del nombre de los socios y del número de acciones que cada uno
suscribió, se regulan por lo dispuesto en el artículo 296 del Código de Comercio, el cual establece lo
siguiente:
‘Artículo 296: La propiedad de las acciones nominativas se prueba con su inscripción en los libros
de la compañía, y la cesión de ellas se hace por declaración en los mismos libros, firmada por el
cedente y por el cesionario o por sus apoderados.
En caso de muerte del accionista, y no formulándose oposición, bastará para obtener la declaración
del cambio de propiedad en el libro respectivo y en los títulos de las acciones, la presentación de
estos títulos, de la partida de defunción y, si la compañía lo exige, un justificativo declarado bastante
por el Tribunal de 1º Instancia en lo Civil, para comprobar la cualidad de heredero’.
De la trascripción anterior se evidencia que no se requiere en estos casos del registro, a diferencia
de lo que ocurre con otro tipo de modificaciones de los estatutos, las cuales están reguladas en el
artículo 221 del Código de Comercio, que señala lo siguiente:
‘Artículo 221: Las modificaciones en la escritura constitutiva y en los estatutos de las compañías,
cualquiera que sea su especie, no producirán efectos mientras no se hayan registrado y publicado,
conforme a las disposiciones de la presente Sección’”.
El anterior criterio fue ratificado por esta Sala Constitucional mediante los fallos N° 107 y 114 del 25
de febrero de 2014, caso: (Agropecuaria Flora C.A e Inversiones 30-11-89, C.A.) en el cual
estableció lo siguiente:
“En efecto, el artículo 296 del Código de Comercio dispone que ‘(l)a propiedad de las acciones
nominativas se prueba con su inscripción en los libros de la compañía, y la cesión de ellas se
hace por declaración en los mismos libros, firmada por el cedente y por el cesionario o por sus
apoderados’, es decir que, en principio, con el libro de accionistas sólo puede demostrarse la
celebración de la cesión de las acciones y, por ende, la titularidad sobre las mismas, y no el
pago del precio ni su oportunidad, a menos que se hubiese hecho una declaración expresa en
ese sentido. De igual forma, tampoco puede deducirse el pago del precio de la cesión en la
asamblea del 16 de noviembre de 2004, por el sólo (sic) hecho de que allí se dejó constancia de
que la demandada tenía la titularidad de la totalidad de las acciones, pues, en esa misma
oportunidad, se había celebrado una cesión pura y simple; por tanto, como en cualquiera
traslación de propiedad hecha de esa forma, se trasladó la propiedad con el sólo (sic)
consentimiento legítimamente manifestado (ex artículo 1161 C.C.)”.
Tal como fue expuesto anteriormente, los apoderados judiciales de la sociedad mercantil
Agropecuaria Flora, C.A., alegaron en su solicitud de revisión la violación del principio de
confianza legítima por parte de la Sala Político Administrativa, por cuanto en su criterio la misma
aplicó un nuevo criterio jurisprudencial para la resolución del caso de autos, apartándose del

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criterio reiterado que venía desarrollando la Sala para la resolución de casos similares hasta la
fecha de la decisión.
En este sentido, la Sala Político Administrativa en el fallo No. 336 del 6 de marzo de 2003, caso:
Eduardo Leañez, realizó el análisis del artículo 296 del Código de Comercio y al efecto señaló:
‘En el caso bajo análisis, es precisamente la cualidad de accionista la invocada por el actor a fin
de establecer su legitimación para el ejercicio del recurso de nulidad interpuesto, por lo que a
efectos de comprobar el mencionado requisito de admisibilidad resulta necesario que el
recurrente demuestre el carácter que se atribuye.
En este sentido se observa, que el recurrente presentó a efectos de demostrar su legitimidad un
título original de fecha 2 de junio de 1992, expedido por la compañía Bancor, S.A.C.A., por 62
acciones, en el cual se señala el capital social de la compañía y el número de acciones en las
que se encuentra representado el mismo, el cual cursa al folio 132 de la primera pieza del
expediente.
Igualmente, se advierte que en la pieza 6 del expediente cursa copia certificada del expediente
correspondiente a la sociedad mercantil Bancor, S.A.C.A., llevado en el Registro Mercantil
Quinto de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, dentro del cual
consta al folio 4.472, copia certificada de un acta de Asamblea General Ordinaria de
Accionistas de la empresa Bancor, S.A.C.A., celebrada el 29 de septiembre de 1992, en la que
se encontraba presente el recurrente ciudadano Eduardo Leañez Berrizbeitía con 682 acciones.
No obstante lo anterior, el juzgado a quo, consideró insuficientes tales documentos a los fines
de demostrar la condición de accionista del recurrente y por ende su legitimidad para el
ejercicio de la acción incoada, apoyando tal decisión en que de conformidad con el artículo 296
del Código de Comercio venezolano, la condición de socio accionista de una sociedad anónima
se prueba con la inscripción en el libro de accionistas de la compañía que se trate.
En efecto el precitado artículo dispone expresamente lo siguiente:
‘Artículo 296.-La propiedad de las acciones nominativas se prueba con su inscripción en los
libros de la compañía, y la cesión de ellas se hace por declaración en los mismo[s] libros,
firmada por el cedente y por el cesionario o por sus apoderados’.
La doctrina venezolana al interpretar el precepto transcrito, se ha inclinado mayoritariamente
por la tesis según la cual, la condición de accionista frente a la sociedad y los terceros se
adquiere mediante la respectiva inscripción en el libro de accionistas.
En opinión de Alfredo Morles Hernández, la inscripción de la cesión en el libro de accionistas
produce como consecuencia que el cesionario adquiere la cualidad de accionista frente a la
sociedad y frente a los terceros.
En este sentido el señalado autor ha sentado, con referencia a la cesión de acciones
representadas en títulos, lo siguiente:

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‘la legitimación cartular del cesionario sólo ocurre cuando se han cumplido los siguientes
pasos:
a. a. que el cedente haya entregado el título cesionario; y
b. b. que el cedente y el cesionario hayan suscrito una declaración de cesión, con la
colaboración del sujeto emisor, en el Libro de accionistas.
Tales reglas se derivan –directa e indirectamente- del artículo 296 del Código de Comercio, y
son reglas específicas de la transmisión de acciones nominativas.
(omissis...)
Cuando se afirma que el consentimiento opera la transferencia «en las relaciones internas entre
transferente y adquirente» (Ascarelli) o que «la anotación hecha sólo sobre el título únicamente
tiene eficacia entre las partes» (Ferrara, hijo) se hace referencia a la negociación extracartular
de transmisión en base a la cual el cesionario podrá exigir al cedente la entrega del título y la
firma en el Libro de Accionistas, pero el acuerdo de voluntades no legitima (por sí solo)
cartularmente al cesionario frente al cedente. El cesionario no podrá utilizar el título para
derivar ninguna acción ex-título contra el cedente. La cesión del título sólo se integra y sólo es
eficaz con la anotación en el Libro de Accionistas’. (Curso de Derecho Mercantil, Tomo II,
Universidad Católica Andrés Bello, Cuarta Edición, Caracas 1998, pág. 1088, 1990).
De esta forma la transmisión del título de la acción, legitima al cesionario para exigir del
cedente la realización de los actos necesarios para ponerlo en posición de ejercer todos los
derechos que se deriven de la acción, a través de la inscripción en el libro de accionistas de la
compañía, mas no implica per se que el adquirente obtenga la cualidad de accionista con la
sola tradición del título.
Es cierto que los accionistas tiene derecho a la emisión de un título representativo de las
acciones nominativas que posean, que cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 293
del Código de Comercio, sin embargo, dicho título no constituye prueba suficiente de la
cualidad de accionista de quien lo posea, por cuanto la ‘acción’ puede existir con prescindencia
del mismo.
Este criterio ha sido también acogido por la jurisprudencia nacional, encontrándose dentro de
los precedentes emitidos por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, la
sentencia dictada el 5 de abril de 1989, Caso: Banco Unión C.A. contra Banque Worms, S.A.,
en la cual se destaca que la inscripción en el libro de accionistas de la cesión de acciones
nominativas, es un requisito que debe ser cumplido para que el acto tenga efectos frente a la
sociedad y a los terceros.
Igualmente en sentencia Nº 373 de fecha 24 de abril de 1998, la referida Sala de Casación
Civil, aseveró que ‘...el traspaso de acciones de una compañía anónima para que surta efectos
legales debe inscribirse en el Libro de Accionistas’.
Esta exigencia se extiende también a los casos de acciones que estén sometidas a oferta pública,
pues a pesar de la dinámica propia de los intercambios que se efectúan en el mercado bursátil,

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la legislación y normativa que se aplica a los mismos contiene las previsiones necesarias para
que se realice la inscripción en los libros de accionistas de los traspasos de acciones que se
realizan en la bolsa de valores.
Con especial referencia al caso de autos, se advierte que en el Reglamento Interno de la Bolsa
de Valores de Caracas, C.A., publicado el 18 de septiembre de 1991, en la Gaceta Oficial Nº
4.317 Extraordinario, vigente para la fecha en que fue expedido el título traído a los autos por
el recurrente, se dispone lo siguiente:
‘Artículo 35: Sin perjuicio de lo que se establece en el Parágrafo Unico del presente Artículo, el
traspaso de acciones comunes o preferidas y de otros títulos nominativos inscritos en la Bolsa
de Valores de Caracas, deberá ser registrado en los libros de emitente dentro de un plazo que
no excederá de siete (7) días hábiles bursátiles, después de la fecha cuando se hubieren
presentado todos los recaudos necesarios para ello’ (Resaltado de la Sala).
Disposición, que además, es reproducida en el artículo 35 del Reglamento Interno de la Bolsa
de Valores de Caracas, C.A., vigente, publicado en la Gaceta Oficial Nº 4.778 Extraordinario
del 7 de septiembre de 1994.
Asimismo, en la Resolución Nº 143, por la cual se dispone que los corredores públicos de títulos
valores elaborarán, por lo menos, una carta de traspaso de compra y otra de venta para cada
operación que recaiga sobre acciones que sean objeto de oferta pública, dictada por la
Comisión Nacional de Valores, publicada en la Gaceta Oficial Nº 33.778 del 11 de agosto de
1987, vigente para el momento en que fue emitido el título presentado por el actor, se resuelve
que:
‘2º) El corredor público de títulos valores que realice operaciones de compra, deberá remitir, a
los fines de la debida inscripción en los libros de accionistas, junto con los otros documentos y
recaudos exigidos por la Ley, las correspondientes cartas de traspaso de compra y venta y, en
su caso, los respectivos títulos negociados a la empresa emisora, al agente de traspaso o al
cliente comprador, conforme corresponda, dentro de los siete (7) días contínuos (sic) siguientes
a la fecha en que se liquidó la operación’. (Resaltado de la Sala)
De lo expuesto se desprende que resulta igualmente aplicable la disposición contenida en el
artículo 296 del Código de Comercio, en los casos de acciones que se encuentren sujetas a
oferta pública, pues la normativa que rige las operaciones realizadas a través de la
intermediación bursátil, prevé la inscripción en el libro de accionistas como parte del
procedimiento a seguir en los traspasos de acciones.
Siendo ello así, toda vez que en las copias del libro de accionista (sic) de la empresa Bancor,
S.A.C.A., que corren insertas a los folios 1.954 al 2.238 de la pieza 4 del expediente, no se
evidencia ningún asiento en el cual conste la cualidad de accionista del recurrente, y al no
encontrarse en el expediente copia de otro libro que evidencie tal condición, de conformidad
con el artículo 296 del Código de Comercio, y de acuerdo al criterio reiterado de la
jurisprudencia nacional, es forzoso concluir en la insuficiencia del título aportado a los autos y

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de la copia del acta de asamblea inserta en el expedientes (sic) a efectos de demostrar la


legitimación aducida por el actor.
Cabe destacar además, que el título original que consta en autos data del 2 de junio de 1992, y
que la copia del acta de asamblea que cursa en las copias certificadas del expediente llevado
por el Registro Mercantil Quinto del Distrito Federal y Estado Miranda, es del 29 de
septiembre de 1992, es decir, que ambos documentos fueron expedidos más de 3 años antes de
la fecha en que fue emitido el acto administrativo impugnado, esto es, el 26 de octubre de 1995,
no constando en las actas de asambleas de más reciente data, que cursan en las copias
certificadas emitidas por el referido Registro, la participación en las mismas del recurrente,
todo lo cual aunado a la ausencia de registro alguno en el libro de accionistas que demuestre la
cualidad invocada por el actor, conlleva a determinar, como antes se expuso, en la ausencia de
la legitimación activa requerida para la adminisibilidad (sic) del recurso interpuesto. Así se
decide.
Con relación al alegato del apelante relativo a la existencia de una (sic) falso suspuesto de
hecho en la sentencia apelada, como consecuencia de la falta de valoración de los elementos
probatorios aportados al proceso, esta Sala conforme a lo expresado en la argumentación antes
expuesta, estima adecuada la valoración realizada por la Corte de las pruebas aportadas a los
autos, por cuanto como bien expreso (sic) el a quo de acuerdo a la legislación vigente y en
apego a la jurisprudencia y doctrina imperantes, no existen en autos pruebas suficientes de la
titularidad de las acciones que el recurrente alega a efectos de demostrar su legitimación
activa, en virtud de lo cual se desestima la denuncia en referencia. Así se decide”.
El anterior criterio fue ratificado por la mencionada Sala en la decisión No. 596 del 24 de abril de
2007, caso: María Antonia Santaella, en la cual estableció:
‘Siendo ello así, toda vez que en las copias del libro de accionista[s] de la empresa Bancor,
S.A.C.A., que corren insertas a los folios 1.954 al 2.238 de la pieza 4 del expediente, no se
evidencia ningún asiento en el cual conste la cualidad de accionista del recurrente, y al no
encontrarse en el expediente copia de otro libro que evidencie tal condición, de conformidad
con el artículo 296 del Código de Comercio, y de acuerdo al criterio reiterado de la
jurisprudencia nacional, es forzoso concluir en la insuficiencia del título aportado a los autos y
de la copia del acta de asamblea inserta en el expedientes (sic) a efectos de demostrar la
legitimación aducida por el actor’.
Por lo que, en atención a las anteriores consideraciones, esta Sala estima que el criterio sostenido
por la Sala Político Administrativa no fue ajustado a derecho, en virtud de que en el presente
caso se concretó la violación de los derechos constitucionales de la solicitante relativos a la tutela
judicial efectiva, al debido proceso y a la defensa no sólo por el hecho de haber omitido valorar las
pruebas que eran determinante para la decisión del fallo, sino, porque en el fallo sometido a revisión,
al resolver el asunto sometido a su consideración, no acató el criterio jurisprudencial sostenido
pacíficamente por esta Sala y por la Sala Político Administrativa en relación al artículo 296 del
Código de Comercio, luego de haberse constatado que, en el presente caso, la venta de las acciones

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no requerían ser registradas, dado que basta con su asiento en el respectivo Libro de
Accionistas…” (Subrayado y negrillas nuestras).
Para ver el contenido completo de la resolución pulse aquí o visite el siguiente vínculo:
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08 de julio de 2014

*El presente boletín fue preparado y divulgado por ZAIBERT & ASOCIADOS. Su propósito es difundir
información de interés general en materia jurídica. El contenido de este informe no puede ser interpretado como
una recomendación o asesoría para algún caso específico. Se recomienda consultar especialistas en la materia
para la aplicación de su contenido. Quedan expresamente reservados todos los derechos.

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