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Ramiro Condarco Morales

Ramiro Condarco Morales fue un escritor y académico boliviano polifacético que creó el concepto de "simbiosis inter-zonal" para describir la economía andina. Estudió derecho y ciencias sociales y se dedicó a la docencia e investigación histórica y antropológica. Formuló tempranamente el concepto de simbiosis inter-zonal para describir la dinámica socioeconómica de las sociedades agropastoriles andinas y publicó numerosos libros e investigaciones sobre la historia y cultura
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Ramiro Condarco Morales

Ramiro Condarco Morales fue un escritor y académico boliviano polifacético que creó el concepto de "simbiosis inter-zonal" para describir la economía andina. Estudió derecho y ciencias sociales y se dedicó a la docencia e investigación histórica y antropológica. Formuló tempranamente el concepto de simbiosis inter-zonal para describir la dinámica socioeconómica de las sociedades agropastoriles andinas y publicó numerosos libros e investigaciones sobre la historia y cultura
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RAMIRO CONDARCO MORALES (1927-2009).

ESCRITOR POLIFACÉTICO Y CREADOR DEL CONCEPTO DE SIMBIOSIS INTER-ZONAL

Carmen Beatriz Loza1

Directora de Investigación del INBOMETRAKA. La Paz-Bolivia. [email protected],


[email protected]

Heredero de una notable tradición intelectual, Ramiro Condarco Morales nació en Oruro el 7 de
octubre de 1927. Estudió en su ciudad natal y tempranamente sus inquietudes tomaron la forma
de un cristal bifronte donde cada cara apuntaba a campos diversos: de un lado la literatura, del
otro la antropología y la historia. En Bolivia, donde no existía una academia que canalizase esa
vocación, los jóvenes estaban predestinados a estudiar las carreras de medicina o derecho. Don
Ramiro -como lo llamábamos respetuosamente quienes fuimos sus estudiantes y compartimos sus
intereses y amistad-no pudo sustraerse a ese destino, recibiéndose de Licenciado en Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales en 1952. Poco antes de graduarse se dedicó, entre 1945 y 1948, a
intercalar las expediciones en las pampas del altiplano como miembro fundador de la Sociedad
Geográfica e Histórica de Oruro. De hecho, antes de esos viajes le sucedieron incursiones hacia los
valles de los Departamentos de La Paz y Cochabamba, travesías que le permitieron adentrarse en
la dinámica socioeconómica de las sociedades agropastoriles de habla quechua y aymara en las
propiedades de sus familiares. Tales experiencias vivenciales se tradujeron posteriormente en la
formulación de un concepto nodal: Simbiosis ínter-Zonal en la Economía Andina (Condarco
Morales 1971; Carvajal 2005:26-29).

Marcan su vida distintos ritmos signados por los avatares, pero sobre todo por la persistencia,
continuidad y linealidad en la dedicación completa a la escritura y publicación con su propio
capital, debido a la ausencia de respaldo, inexistencia de institucionalidad y abandono estatal. En
1952, inaugura una larga carrera en la docencia cuyo fruto fue el fortalecimiento de las ciencias
sociales, geológicas e históricas bolivianas. Se dedicó, junto a otros, a la creación de la primera
carrera de historia en la Universidad Mayor de San Andrés (1972), donde instituyó y ejerció la
cátedra de prehistoria (desde 1972 hasta 1987). En la misma carrera propuso, posteriormente,
cambios estructurales en el currículo académico que no siempre fueron comprendidos, lo que lo
indujo, en un acto de sabiduría y lucidez, a retirarse de este ámbito. A partir de esa experiencia, en
los años ochenta, planeó la creación de las carreras de arqueología y antropología en un país
donde eran inexistentes, en claro contraste con lo que sucedía en las naciones vecinas

(cf. América Indígena 1980). Don Ramiro sentía la urgencia de formar profesionales en esos
campos de la ciencia donde se advertía una nítida dependencia de los investigadores extranjeros y
por ello se lanzó a la hazaña de fundar la carrera de antropología en la Universidad Técnica de
Oruro y la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. La constancia de su preocupación por la
educación puede ser entendida como un vestigio del influjo familiar, esta vez de sus entrañables
hermanas, Albertina y Laura, también consagradas a la enseñanza. La influencia de ambas fue
decisiva en su quehacer escritural al concebir una pequeña empresa editora familiar para difundir
su obra polifacética.

Un examen rápido de las obras, señaladas en la bibliografía adjunta, basta para advertir al
trabajador infatigable que recorrió, por nosotros y antes que nosotros, el camino que lo apartó del
oportunismo en el conocimiento y la carrera académica; ello se revela en la caracterización
temprana realizada por sus críticos quienes lo califican de "investigador responsable" (Salamanca
1966:4) y de "honesto buceador de la historia" (Arancibia Herrera 1974); un personaje "excéntrico,
raro" y, finalmente, "El científico del siglo XX" en Bolivia. Muchos de sus colegas lo percibieron
como retraído por los prolongados períodos en que se mantuvo al margen de la vida intelectual y
social, dejando escasos fragmentos de convivencia como miembro de número de las Academias
Boliviana de la Lengua, de la Historia y de la Academia Nacional de Ciencias, tal cual se infiere de
los testimonios acopiados. Este dato resulta clave, pues manifiesta el comportamiento de un
hombre que se recogía en sí mismo y ahondaba en examinarse a sí, fiel a la antigua noción de
epimeleia heautou. Vale decir, fiel a un ejercicio que consiste en someterse a la punzada de una
suerte de agujón plantado ahí, en la carne de los hombres, que corresponde -parafraseando a
Michel Foucaulta exhibirse en la existencia porque se trata de un principio de agitación, un
principio de movimiento y un principio permanente de la vida.

Su producción bibliográfica garantiza una actividad escritural sostenida. Publicó 20 libros, dejó 10
textos inéditos y centenares de artículos dispersos en la prensa, pero limitados artículos científicos
debido a que en Bolivia muchas de las principales revistas -como Khana, Pumapunku o Pukara-
eran órganos que privilegiaban la filiación política partidaria de los autores. Aquellos libros que
están dedicados a la poesía, este género predilecto ha punteado su vida, pues la poesía es "una
actividad que trabaja con el lenguaje, como otras trabajan con los acontecimientos" (Antezana
1986:20). El primer libro de poesía, Cantar del Trópico y la Pampa, es editado en 1948; en esta
fecha asimismo publicó otro poemario, Mares de Duna y Ventisquero. Luego de veintisiete años
de espera emergió la novela de ficción Zedar de los Espacios (1975); finalmente hacia 1989, Madre
Alba y Poemas Lineales. Más un Bouquet de Luz para Yulena.

Aun cuando se advierte una recurrencia intermitente a la poesía, la mayoría de sus libros se
adscriben a la historia, la antropología y arqueología y han hallado diversa acogida en el medio
boliviano y americanista. Debutó en el campo de la historia con una obra que hoy constituye un
clásico de los movimientos indígenas de liberación en los Andes: Zarate: El "Temible Willka".
Historia de la Rebelión Indígena de 1899. La primera edición de este libro se produjo en 1966
-cuando no se había institucionalizado la enseñanza de la historia como disciplina- siendo evaluada
como una obra que aborda una temática absolutamente subestimada por la historiografía
boliviana de la época (Salamanca 1966:4). Conforme a lo manifestado por el literato boliviano
Carlos Castañón Barrientes se trata de "uno de los libros más extraordinarios" de los últimos
tiempos por su rigor, el manejo de fuentes y el trabajo de campo. Aprovecho para recordar que,
respecto a la repercusión de la aludida obra en el extranjero, ésta se hace sentir dieciocho años
después, cuando fue invitado a dictar un ciclo de conferencias en la Universidad de Heidelberg
acerca de los levantamientos indígenas bolivianos de los siglos XIX y XX (Duchen Condarco
2009:35-64). Esta problemática acicatearía a otros investigadores a centrarse en ella, ahondando
en su estudio (cf. Fundación del Banco Central, Museo de Etnografía y Folclore, Archivo de La Paz
2007).

En el contexto de un país periférico, Don Ramiro se animó a escribir y editar un libro de carácter
teórico denominado El Escenario Andino y el Hombre. Ecología y Antropología de los Andes
Centrales que se publicó en La Paz en 1971. Allí plantea cuidadosa y extensamente su modelo de
simbiosis inter-zonal en la economía andina. Un año después de la aparición del libro de Don
Ramiro, en el seno de una prestigiosa Universidad Hermilio Valdizan, el etnólogo rumano-
estadounidense John V. Murra (1916-2006) acuña el concepto de "control vertical de pisos
ecológicos" (Murra 1975) al exponer el modelo con evidencia etnohistórica. Los planteamientos de
ambos autores, Condarco y Murra, son presentados conjuntamente en La teoría de la
complementariedad vertical eco-simbiótica (1987), pero lo que es más importante de esa
publicación es el reconocimiento público de Murra acerca del planteamiento original de Condarco.
Tal gesto se entiende porque en 1983 fue Condarco quien salió en defensa de Murra cuando se
publicaron en el periódico Presencia (La Paz) numerosas críticas y ataques planteados por el
arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés, quien era contrario al modelo de la simbiosis
interzonal (Loza 2009:128-132).

Los planteamientos de Murra sobre la economía andina coinciden en varios y decisivos puntos con
otros formulados por Don Ramiro, pero los de este último no recibieron similar crédito y
receptividad en la comunidad académica, lo cual se explicaría como efecto geopolítico
epistemológico del lugar de enunciación. A ello se agrega algo no menos determinante: la
movilización, desde el norte, de redes académicas que publicitan al "control vertical" como la
primera y única propuesta, dándose a la tarea de reproducir y acrecentar la clásica asimetría
existente, respecto a la producción de conocimiento, entre el centro y la periferia. Mirando en
perspectiva, se percibe bien que el éxito de la propuesta del modelo vertical se debe a la actividad
minuciosa emprendida por el propio Murra para manejar mecanismos de circulación de su
hipótesis en varios continentes a través de sus frecuentes viajes a Europa y Sudamérica que
facilitaron a sus planteamientos espacios de circulación a gran escala. En efecto, se "ha reconocido
que John Murra ha caminado -literalmente caminado- todos los países sembrando sin reposo sus
ideas y cosechando discípulos a lo largo de su ruta" (Lorandi et al. 2003:12; véase el Homenaje a
Murra en Chungara Revista de Antropología Chilena 42; <www.chungara.cl>). Utilizar esos
mecanismos de circulación del conocimiento en la dinámica de validación de la producción
científica en el espacio global era inconcebible en la Bolivia de los años setenta, donde primaba la
adscripción partidaria del intelectual en un sistema universitario precario. En ese contexto
Condarco Morales no pudo contrarrestar la avalancha de información sobre el "control vertical" y
difundir su propuesta globalmente, pues apenas contaba con su red familiar y de amistades
encargados de difundir sus libros. En todo caso, gracias a la presentación realizada en la revista
boliviana Avances. Revista Boliviana de Estudios Históricos y Sociales relativa a esta propuesta
clave de Condarco Morales sobre la simbiosis inter-zonal en la economía andina, se ha
desarrollado en el país una conciencia acerca de la efectividad de emplear dicho concepto. Al
mismo tiempo, Avances colaboró a publicitar en el medio americanista de la época, aunque
limitadamente, la existencia de una propuesta planteada desde la periferia en forma paralela a la
de Murra. En diciembre de 1978 viajó invitado a Estados Unidos de Norteamérica, más
precisamente a Stanford University, a dictar un ciclo de conferencias sobre la "Estructura Política
del Imperio Incaico", donde pudo exponer planteamientos que había madurado en una
publicación ocho años antes. Aunque se minimizó el aporte desde la academia boliviana más
conservadora sobre la simbiosis inter-zonal, recibió a lo largo de su vida numerosas e importantes
distinciones bolivianas que dan cuenta, en alguna medida, del reconocimiento que el país le ha
prodigado.

Ramiro Condarco Morales, fallecido el 15 de julio de 2009, nos ha legado una conciencia sobre el
valor de la investigación histórica y antropológica pensada y practicada desde la periferia. Producir
desde una ética rigurosa y una disciplina tenaz es la mejor herencia y, también, la mejor promesa
de continuar transitando por las huellas dejadas en cada una de las interrogaciones, en cada una
de las nociones propuestas, en cada uno de los poemas nacidos del gesto recurrente de volcar la
mirada sobre sí mismo.

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