El rapto
Legendaria es la fama de Tambamba, escenario ensoñador del paisaje, olímpico parnaso de los bates y
templo de cupido en Pallasca, riñó allí un antecesor del príncipe Apu Pomachaico con el cacique Atun
Osco y se quedó con la bella Llullu Urpe, princesa de marca Huamachuco, hermosura primaveral que en
peregrinaje idílico acampara en Tambamba para pasar a Cuyubamba a prestar juramento de amor.
Mucho antes el emperador Huayna Capac cayó en Tambamba cautivo en los brazos de una ñusta del
lugar, de este idilio real, nació el inca Apallasca Vilca Yupanqui Tukihuaraca, ahijado de don Francisco
Pizarro y padre de Apu Pumachaico; Huayna Capac y Apu Pumachaico, hicieron un edén en Tambamba,
las flores más bonitas y exóticas y los nidos de las avecillas más hermosas engalanaron el escenario, y las
parejas enamoradas hallaron allí un lugar furtivo para la aventura amorosa, desde entonces Tambamba
era el recinto del amor, cuando Gualbina sintió la curiosidad de conocer el paraje era porque le acosaba
su radiante juventud.
En Pallasca, una guitarra y un revólver tenían igual o mayor valor que el arte de amar de Ovidio, uno y
otro debería tener todo buen pallasquino, y mientras la melodía de las guitarras edulcoraba la campiña
los tiros de un revolver hacían caer una estrella, y aquella dulce y tierna doncella fue codiciada por los
galanes que merodeaban en los contornos.
Por las noches la casa de Gualbina fuera asediada por las serenatas de varios grupos de mancebos,
laudaban endechas de amor, rivalizaban los cantares y las guitarras y concertinas emitían melodías
cautivantes, otros grupos escalaban la morada y abriéndose paso con manoplas y bastones alzaban con
Gualbina, por entre un cerco de serenatistas a tiros de pistola y golpes de cachiporra.
Cory Saya
la comunidad de Taule, de milenaria estirpe pre-inca es sucesora de aguerridas generaciones que siguen
defendiendo los intereses de la comarca, un regimiento taulino por orden de Huayna Capac fue
trasladado en misión especial a la región de Andahuaylas quedando desde entonces vínculos
inolvidables.
Cory Saya, real primogénita del cacique de Taule por cortesía de linajes se educaba bajo el amparo de la
comunidad de atacara, decíase de Cory Saya ser la más bella de cuantas hermosuras hubieran habido en
Taule, jornada romántica y sugestiva para el iniciado en estas aventuras fuera aquél viaje de búsqueda
de la belleza y de la dulcinea tras un largo recorrido emocionante el diletante se aproxima al escenario.
la ruta entrecruza colinas y avisora los oriflamas del océano y de la selva, mucho antes de Atacara se
advierte que el río Pampas avienta un muslo por las playas de Huacuray.
Atacara está prendida en la pendiente, su capilla y su plazuela son los centros neurálgicos de donde
brota la emoción vital, a un costado está Concoyllur, y el clán de turno que atiende a Cory Saya, le dicen
dina y la tienen en Talavera, tras prolijas búsquedas, la tengo a la vista con uniforme de colegiala, sabe
que soy amigo de la comunidad y me muestra su satisfacción, dina es una belleza india, de la más pura
sangre kechua, robusta es un retoño lozano, su rostro redondo es cautivante, su torso exhúbero es
arrobador, el arco de su frente es de una ñusta imperial y sus labios carnosos son de moras silvestres..
Los dieciséis años de dina son primaverales, todo en ella es superior a la fama, una vitalidad juvenil
explosiva irradia de su ser y pareciera más un efluvio de melodías, esbelto el cuerpo egregio, los aires de
Taule rimaron la elasticidad de sus flancos, su cara alegre de amapola es como el de un crepúsculo rosa
y un halo de rubor de doncella hace de ella una hermosura deseable, sus ojos grises y tranquilos son
más como un rocío o como un joyel de ágata, belleza inefable por perfecta excluye el deseo y suscita en
el alma una sensación de sublimidad y de infinita evasión.
Yo he besado esa frente como quien besa a una vestal y besé sus labios trémulos como quien besa a un
ángel, y dina sublimada por la emoción prometio más: no vivir sino para éste su providencial idilio, y
aquella ñusta juvenil que nunca había besado presentía la nostalgia de que sus labios añorarán la
ambrosía saboreada.