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SL1639 2022

Este documento resume el proceso legal entre Clemencia Alape Remicio y varias entidades. Alape demandó a las entidades para que se declare la existencia de un contrato único entre ella y la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad desde 2007 a 2012, y para que se le pague prestaciones laborales. Las entidades se opusieron alegando que Alape tenía contrato con otra empresa y no había relación laboral directa con la Corporación. El juzgado llamó a otras partes en garantía y el caso continuó su proceso legal.

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Este documento resume el proceso legal entre Clemencia Alape Remicio y varias entidades. Alape demandó a las entidades para que se declare la existencia de un contrato único entre ella y la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad desde 2007 a 2012, y para que se le pague prestaciones laborales. Las entidades se opusieron alegando que Alape tenía contrato con otra empresa y no había relación laboral directa con la Corporación. El juzgado llamó a otras partes en garantía y el caso continuó su proceso legal.

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GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA


Magistrados ponentes

SL1639-2022
Radicación n.° 85577
Acta 16

Bogotá, D. C., once (11) de mayo de dos mil veintidós


(2022).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


CLEMENCIA ALAPE REMICIO contra la sentencia dictada
el trece (13) de noviembre de dos mil dieciocho (2018), por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, en el proceso ordinario laboral que la recurrente le
instauró a la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN
CIUDAD, donde se llamó en garantía a la CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO y la EQUIDAD SEGUROS GENERALES
ORGANISMO COOPERATIVO y se vinculó como
litisconsorte necesario a la empresa LISTOS S.A.S.

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Radicación n.° 85577

AUTO

Reconózcase personería adjetiva a la doctora Ligia Astrid


Bautista Velásquez, identificada con la tarjeta profesional N°
146.721 del C.S. de la J., como apoderada sustituta de
Clemencia Alape Remicio, en los términos y para los efectos
del poder allegado a esta Corporación el 29 de junio de 2022.

I. ANTECEDENTES

La mencionada accionante, instauró proceso ordinario


laboral contra las referidas entidades, con el fin de que se
declare la existencia de un contrato único entre ella y la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, a partir del 7 de
octubre de 2007 y el 28 de febrero de 2012; como
consecuencia de lo anterior, pretende que se condene de
manera solidaria a las convocadas a juicio, a pagar primas
semestrales, vacaciones, cesantías, intereses de cesantías, la
sanción por el no pago oportuno de estos, el pago de las
aportes a la seguridad social, las indemnizaciones previstas
en los artículos 64, 65 del CST, y 99 de la Ley 50/90,
devolución del 53.75% descontado mensualmente de su
salario, el «retroactivo del rubro PENSIÓN», la devolución de los
descuentos realizados por concepto de auxilio de transporte
y alimentación, la indemnización de perjuicios por el
incumplimiento en el suministro de calzado y vestido de
labor, la indexación y costas del proceso.

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Como fundamento de sus pretensiones, sostuvo que la


Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, es propietaria del
Hospital Universitario Mayor Méredi, en donde la actora
ingresó a laborar como Auxiliar de Enfermería; que esa
vinculación se dio a través de la Cooperativa de Trabajo
Cuidados Profesionales el 7 de octubre de 2007 y hasta el 28
de febrero de 2012; que desde el 1 de marzo de 2012 y hasta
el 18 de junio de la misma anualidad, siguió ejerciendo las
mismas labores de Auxiliar de Enfermería en las
instalaciones del Hospital Universitario Mayor Méredi; que
continuó laborando en forma directa para la enjuiciada desde
el 19 de junio al 30 de septiembre de 2012; que sus labores
las desempeñaba en turnos rotativos de día y de noche, de
acuerdo a la programación previa que hacían los jefes.

Indicó, que su salario en el año 2012, ascendió a la


suma de $1.215.360, y se le descontaba el 53.75%; que en
cumplimiento de sus funciones le correspondía:

conteo de ropa sucia, recibo y entrega de turno, toma de signos


vitales a los pacientes, bañarlos, arreglo de la unidad médica,
notas de enfermería, inventarios de servicios, cambio de equipos
de venopunción por protocolo, cambio de posiciones a pacientes
según diagnóstico, inventario carro de paro, asistencia a
especialistas en procedimientos especiales, arreglo botiquín, recibo
de pacientes a otros servicios, arreglo de historias clínicas y
depuración, desinfección general, rotulación de líquidos, arreglo
de cadáveres, cateterismo vesical, toma de laboratorios, toma de
glucometrías, preparación de mezclas ordenadas por el médico
[…].

Señaló, que cumplía turnos de enfermería extras en las


instalaciones del Hospital Universitario Mayor Méredi, de
lunes a viernes de 7:00 am a las 13.30 pm y los fines de
semanas sábados o domingos de 7:00 am a las 19:30 pm.,

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por órdenes de sus jefes inmediatos; que tenía compañeros


con vinculación directa de planta a la accionada; que el 30
de septiembre de 2012, fue informada de su desvinculación
sin que mediara causa legal; que el 30 de noviembre de 2012,
presentó reclamación para el pago de sus prestaciones
sociales.

Agregó, que cada año se le exigía adquirir una póliza de


cumplimiento de responsabilidad civil por valor de $100.964;
que le descontaban mensualmente la suma de $259.547, por
concepto de auxilio de transporte y alimentación; que el 21
de febrero (no indicó el año), le exigieron firmar acta de
conciliación con la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad
por valor de $50.000.

La Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, al dar


respuesta, se opuso a las pretensiones incoadas en su
contra. Respecto de los supuestos fácticos, en los que estas
se fundan, dijo que no eran ciertos en la forma en que
estaban redactados o no le constaban.

En su defensa, manifestó que esa entidad contrató los


servicios de Cuidados Personales CTA para la atención de
subprocesos de enfermería profesional y auxiliar, así como
servicio farmacéutico; que por tal razón, la demandante en
su calidad de asociada y gestor de la referida cooperativa,
pudo haber ingresado a las instalaciones de la demandada,
pero con el fin de desarrollar dicho contrato de servicios; que
esa cooperativa, cuenta con otros clientes con quienes

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desarrolló su objeto, no existiendo exclusividad alguna entre


los servicios prestados y la enjuiciada.

Indicó, que la actora es socia de la CTA Cuidados


profesionales como ella misma lo confiesa en su demanda;
que operó el fenómeno de la cosa juzgada respecto de la
supuesta relación alegada por la actora y en lo atinente a la
ejecución del contrato de prestación de servicios suscrito
entre la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la CTA
Cuidados Profesionales, al haberse celebrado entre las partes
una conciliación.

Añadió, que la accionante celebró contrato laboral de


manera exclusiva con Listos S.A.S., siendo esta su
empleadora y responsable del manejo laboral de la
trabajadora en misión; que resulta claro que la señora Alape
con anterioridad al 1 de marzo de 2012, fue asociada a
Cuidados Profesionales CTA, y que no existió relación laboral
con la convocada a juicio; que la demandante se vinculó a la
Corporación llamada a juicio el 19 de junio de 2012, por lo
que con anterioridad a esa fecha no existió relación laboral
alguna. Propuso como excepciones previas las de cosa
juzgada, indebida integración del contradictorio, falta de
integración del litis consorcio necesario y prescripción.

Como excepciones de mérito, presentó las de buena fe,


prescripción, cobro de lo no debido, inexistencia de las
obligaciones que se pretenden deducir en juicio, cosa
juzgada. (fs. 82 a 115).

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De otra parte, dicha Corporación llamó en garantía a la


Equidad Seguros Generales y a Listos S.A.S., respecto de lo
cual el juzgado de conocimiento dispuso llamar en garantía
a la empresa de seguros y vincular como litisconsorcio
necesario a Listos S.A.S.

La sociedad Listos S.A.S., en su respuesta aceptó que


suscribió contrato de trabajo con la demandante el 1 de
marzo de 2012, bajo la modalidad de duración de obra o
labor contratada, para prestar servicios como Auxiliar de
Enfermería como trabajadora en misión, el cual se finiquitó
el 18 de junio de 2012, por haber concluido la obra o labor
para la que había sido contratada, lapso durante el cual
estuvo afiliada a la seguridad social y se le cancelaron las
prestaciones sociales causadas; aclaró que antes del 1º de
marzo de 2012, no existió relación laboral alguna con la
actora; a los demás hechos de la demanda principal, dijo que
no eran ciertos o no le constaban. Propuso como excepciones
perentorias, las de inexistencia de la obligación, cobro de lo
no debido, falta de legitimación en la causa por pasiva, buena
fe de la demandada, pago de todas las obligaciones laborales,
falta de causa, justa causa de terminación del contrato,
prescripción e innominada (fs. 225 a 239).

Por su parte, la Equidad Seguros Generales, también se


opuso a las pretensiones de la demanda principal y, frente a
los hechos en los que estas se fundan, dijo que no le
constaban. Propuso como excepciones de fondo, las de
inexistencia de vinculación laboral, inexistencia de la

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obligación, cobro de lo no debido, cosa juzgada y prescripción


(fs. 273 a 287).

Mediante providencia del 4 de septiembre de 2015, el


juzgado aceptó el desistimiento de la demanda frente a la
Cuidados Profesionales CTA. Posteriormente, y por solicitud
de la demandada Corporación Hospitalaria Juan Ciudad,
ordenó llamarla en garantía (fs. 271, 306 y 307). Ante la no
comparecencia de la CTA, se dispuso su emplazamiento y el
nombramiento de curador Ad-litem (fs. 318 y 319).

El Curador Ad-litem en su respuesta, se opuso a las


pretensiones de la demanda. En cuanto a los hechos,
respondió que no le constaban (fs. 324 a 327).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Bogotá,


mediante sentencia del 21 de julio de 2018, declaró probada
la excepción de cosa juzgada y, en consecuencia, absolvió a
la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, a Listos S.A.S. y a
los llamados en garantía.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Inconforme con la decisión anterior, la parte


demandante interpuso recurso de apelación, y la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
mediante sentencia del trece (13) de noviembre de dos mil
dieciocho (2018), confirmó la de primer grado.

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En lo que interesa al recurso extraordinario, el Tribunal


sostuvo que su pronunciamiento tendría como marco de
referencia las inconformidades planteadas por el apelante
respecto del fallo de primer grado, y que se traducen «en la
irrenunciabilidad de una serie de derechos que fueron consignados en
el acta de conciliación 8 del 21 de febrero de 2012, y que de contera
impedía declarar la cosa juzgada en el presente asunto»; lo anterior

en virtud del principio de consonancia consagrado en el


artículo 66 A del CPTSS, el cual les otorga la competencia
para para tomar su decisión, por lo que «todo aquello que no haya
sido objeto de réplica, pues por supuesto no puede tener un
pronunciamiento en esta sede».

Dicho lo anterior, comenzó por analizar el acta de


conciliación del 21 de febrero de 2012, suscrita entre la
recurrente y la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad (fs.
152 y 153), de la cual transcribió algunos de sus apartes, con
base en lo cual concluyó:

[…] la accionante plasmó su conformidad de eximir la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad de ser llamada juicio en razón de la
existencia de una relación de tipo laboral, pues recuérdese que el
acta de conciliación es un acto jurídico donde intervienen sujetos
con capacidad jurídica y donde su consentimiento va dirigido a dar
por terminado un conflicto existente o eventual; de modo que por
tratarse de un negocio jurídico donde se verifica un acuerdo de
voluntades supervisado por un tercero este hace tránsito a cosa
juzgada y por demás presta merito ejecutivo tal y como ha sido
consentido por nuestro máximo órgano de cierre […].

Agregó, que al existir controversia en cuanto a la


existencia de un contrato de trabajo, no se podía pregonar
respecto del pago de salarios y creencias de laborales, que se
trate de derechos ciertos e indiscutibles, por lo que sin lugar

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a dudas se está frente al fenómeno de la cosa juzgada,


siempre y cuando, además de cumplirse a cabalidad con los
requisitos externos de validez del acto, se configura un real
acuerdo conciliatorio que no vulnera la ley, para lo cual se
apoyó en la sentencia de esta Sala con radicado 4624, de la
que no citó fecha, la que fue reiterada en providencia CSJ SL,
20 nov, 2016, rad. 49526.

Expresó, que la conciliación trata esencialmente de un


acuerdo de voluntades sometido a una solemnidad a
substantiam actus, y que por ser un acto o declaración de
voluntad, queda sujeta para su validez y eficacia a que se
cumplan esos requisitos que aparece narrados en el artículo
1502 del CC, capacidad, consentimiento, objeto y causa lícita
y que el efecto de cosa juzgada de una conciliación puede ser
demandado en un proceso ordinario posterior en procura de
su nulidad.

Así mismo, dijo que no siempre que se procure


desconocer los hechos consignados en un acta de
conciliación, es necesario pedir expresamente su nulidad,
sino que es posible acreditar supuestos prácticos contrarios
a través de la aducción de otros elementos de juicio, porque
realmente demuestren una realidad distinta a aquella que
consta formalmente en el acta respectiva, fundamentándose
en la sentencia CSJ SL, 15 jul. 2016, rad. 49338.

Con base en lo anterior, indicó que como en la demanda


se afirma que cientos de trabajadores se negaron a suscribir
el acta de conciliación, que ellos nunca estuvieron de

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acuerdo, que la demandante tuvo que hacerlo so pena de no


seguir laborando, que eran actas previamente elaboradas y
que con ello pretendió declarar a paz y salvo por todo
concepto económico y laboral a dicha corporación hoy
convocada juicio, era necesario que la actora desplegará una
actividad probatoria suficiente para efectos de que no le
quedara duda a esa corporación que esos supuestos fácticos,
realmente tuvieron ocasión.

No obstante lo anterior, lo que se observa es que del


material probatorio que aparece en el informativo, «este último
resuelta ser insuficiente para considerar que realmente no fue intención
de las partes suscribir el acta de conciliación pluricitada por esta sala de
decisión», procediendo a analizar la prueba testimonial, en los

siguientes términos:

[…] la testigo Colombia Yomaira Pereira Bolaños no estaba


presente para el momento en que se suscribió tal acuerdo; y la
testigo Yaqueline Córdoba Rodríguez si bien manifiesta que para
poder continuar con su trabajo y suscribir el acta de conciliación y
que se estaba frente actas pre elaboradas, incurrió en
contradicciones que le restan credibilidad a su dicho, dado que si
bien manifiesta que fue compañera de trabajo de la actora hasta
el 2012, aduce que esta última laboró hasta mayo de 2017
señalando que en esa fecha le cancelaron el contrato. Así mismo,
señaló que Ángela Jiménez era la jefa de enfermeras y que exigía
el cumplimiento de horarios, además de dar a conocer los horarios;
empero, la testigo Colombia Pereira dijo que ella no tenía injerencia
en los turnos que se publicaban; de igual manera la testigo
Jaqueline Córdoba adujo que lo elementos para desempeñar la
labor los daba el hospital en cambio de la Sra. COLOMBIA señalo
que en ocasiones debía llevar elementos tales como el dinamo para
tomar la tensión.

Sostuvo, que ese análisis de los testimonios, se efectúa


bajo el marco del artículo 61 del CPTSS, concluyendo que de
esos medios probatorios no es viable considerar que «en el

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diligenciamiento que fue plasmado en el acta de conciliación celebrado


entre demandante y demanda Ciudad Hospitalaria Juan Ciudad se
encuentra viciado».

Aclaró, que el contrato que se pretende sea reconocido,


versa del 7 de octubre de 2007 al 28 de febrero de 2012,
conforme a la pretensión visible en el folio 5, momento en el
cual la actora prestaba sus servicios a Cuidados
Profesionales CTA, y se firmó el acta de conciliación que se
reitera fue el 21 de febrero de 2012, «sin que sea dable estudiar
la relación existente con LISTOS S.A.S. dado que para efectuar un
pronunciamiento en tal sentido habría que echar mano de las facultades
ultra y extra petita», que no pueden ser desplegadas por esa

Corporación.

Agregó, que debe destacarse que las partes en el acta de


conciliación, si bien involucra únicamente la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad, es con esta precisamente que se
persigue la declaratoria de la existencia de un contrato de
trabajo, por lo que, al eximirse en el acta de conciliación a tal
entidad de dicha declaración, no sería posible imponer algún
tipo de condena a las demás demandadas que fueron
llamadas en solidaridad en el caso de Equidad Seguros como
llamado en garantía, confirmando la sentencia apelada.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La censura con el recurso extraordinario persigue, que


se case totalmente la sentencia recurrida, y, en sede de
instancia, se emita «decisión conforme a las pretensiones incoadas
en el libelo introductor».

Con tal propósito formuló un cargo que fue replicado


por las accionadas.

VI. CARGO ÚNICO

Acusó la sentencia de segunda instancia de violar por


«la vía directa de la ley sustancial (sic) por la falta y errada apreciación
de las pruebas bajo la modalidad de interpretación errónea»,

aludiendo a la sentencia CSJ SL4242-2016, reiterada en la


CSJ SL053-2018, que hace referencia al sendero que debe
acudirse cuando se esté debatiendo la aducción, aportación,
validez y decreto de pruebas.

Luego, planteó lo siguiente:

Lo dicho en precedencia es suficiente para atacar la sentencia


proferida por el Tribunal por la vía directa en la medida que su
fundamento fue el acta de conciliación que eventualmente hizo
tránsito a cosa juzgada:

A. Sobre la excepción de Cosa Juzgada: Por ser violatoria de


las siguientes normas Artículo 78 del C.PT., y de la S.S., artículo
1802 del Código Civil, Sentencias de la Corte su rema de Justicia
Sala de Casación Laboral del 06 de julio de 1992 radicado 4624,
del 04 de marzo de 1994 radicado 6283, del 08 de noviembre de
1995 radicado 7793, del 30 de noviembre de 201 radicado 49526.

B. Sobre la declaratoria de la existencia de un único


contrato de trabajo entre la demandante y la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad.

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Por ser violatoria de las siguientes normas Artículos del C.S.T. 24,
El numeral 2º del artículo 23 del Código Sustantivo del Trabajo,
subrogado por el artículo 1º de la ley 50 de 1990, artículo 36 del
C.S.T. sobre la responsabilidad solidaria, artículo 65 del C.S.T.;
Articulo (sic) 53 de la Constitución Política. Ley 1429 de 2010;
Decreto 4588 de 2006 sobre las Cooperativas y su vinculación
regulando que no podían servir de intermediarias enviando
trabajadores en misión. Ley 50 de 1990 articulo 99 falta de
afiliación y pago de las cesantías. Ley 1429 de 2010 articulo 63
(sic). Ley 79 de 1988. Sentencias Corte Suprema de Justicia SL
17152 del 201 5, SL 3897 de 2018, Su 36560 de 2013, SL 25173
de 2006, SL 35790 de 2010, 38761 de 2012, SL 25713 de 2006,
36560 de 2013. Así mismo de la OIT la recomendación 198 del año
206 literal A numeral 13.

Como errores de hecho, enlistó los siguientes:

• Dar por demostrado sin estarlo que el acta de conciliación


únicamente debía ser firmada por la demandante y la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, cuando dicha acta
tenía que haber sido suscrita también por el representante de
la Cooperativa de Trabajo Cuidados Profesionales y la Equidad
Seguros.

• Dar por cierto sin estarlo que el inspector de trabajo en el acta


de conciliación verifico que lo consignado en esta no violaba los
derechos ciertos e indiscutibles de la trabajadora aprobando lo
pactado erradamente.

• No dar por cierto estándolo que el acta de conciliación se vio


afectada por la obligación que tuvo la demandante de
suscribirla so pena de despido versando sobre una falta real
de voluntad.

• No dar por demostrado estándolo que la demandante fue


engañada para que firmara la conciliación ante el inspector de
trabajo en detrimento de sus derechos laborales mínimos e
irrenunciables.
• No dar por demostrado estándolo que la empresa demandada
ya tenía establecido que la demandante seguiría laborando con
la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad por intermedio de
Listos SA., previo a la suscripción del acta de conciliación.

• No dar por demostrado estándolo que la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad ocultó al inspector de trabajo quien
en última realizó la conciliación que por otro lado se estaba
realizando el procedimiento para vincular a la demandante por

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intermedio de la empresa temporal Listos S.A.S., sin


interrupción alguna.

• Dar por terminado el proceso por la prosperidad de la


excepción de Cosa Juzgada, teniendo como base el acta de
conciliación suscrita entre la demandante y la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad sin haber citado a la Cooperativa de
Trabajo Asociado de Servicios Profesionales y Equidad Seguros
Generales, debiéndolo hacer debiendo (sic) estas suscribir el
acta.

• Dar por terminado el proceso por la excepción de cosa juzgada


sin que en el acta de conciliación se haya determinado el valor
de las prestaciones sociales que se conciliaban debidamente.

• Dar por terminado el proceso cuando no tuvo en cuenta y


debiéndolo hacer los hechos contenidos en la demanda
numerales 34 al 37 del libelo introductor.

• No dar por probado estándolo que la demandante trabajo para


la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad de manera
ininterrumpida así:

Del 07 de octubre de 2007 al 28 de febrero de 2012 con la,


Cooperativa de Trabajo Asociado de Profesionales Del 01 de
marzo del 2012 al 18 de junio de 2012 con Listos S.A.S. Del
19 de junio de 2012 al 30 de septiembre de 2012 con
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad.

• Dar por cierto sin estarlo que la conciliación fue concertado y


discutido, cuando ello no fue así.

• Dar por cierto sin estarlo que la demandante concurrió a


suscribir el acta de conciliación conociendo el objeto de esta,
cuando ello fue un medio de presión so pena de ser despedida
si no lo firmaba.

• Dar por cierto sin estarlo que no se le desconocieron los


derechos mínimos laborales a la demandante al suscribir el
acta de conciliación.

B. Al dar por terminado el proceso por la sola excepción de cosa


juzgada y no estudiar el fondo del asunto al Tribunal le atribuye
los siguientes yerros:

• No dar por establecido estándolo que el vínculo cooperativo era


meramente aparente para desdibujar, disfrazar una relación
eminentemente de tipo laboral subordinada entre la

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demandante y la Corporación Juan Ciudad propietaria del


HOSPITAL UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI.

• No dar por probado estándolo que la Cooperativa de Trabajo


Asociado Cuidados Profesionales fungió como una simple
intermediaria que ocultaba la verdadera relación laboral que
ostentaba la demandante con la Corporación Juan Ciudad
propietaria del HOSPITAL UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI.

• No dar por probado estándolo, que el demandante probo


acertadamente que como auxiliar de enfermería debía cumplir
un estricto horario de trabajo, recibía una retribución económica
por su labor y que tenía jefes inmediatos que le daban órdenes
directas, ejerciendo Una clara subordinación el Hospital
desarrollando el objeto social de este, donde prestaba sus
servicios personales, acreditando los elementos de una
verdadera relación laboral.
• No dar por demostrado, estándolo, que prestó sus servicios a la
demandada Corporación Juan Ciudad propietaria del
HOSPITAL UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI, "bajo la entera
subordinación y remuneración de ésta" y cumplió un horario
con funciones propias de la Corporación Juan Ciudad y con los
medios de producción de esta.

• No dar por demostrado estándolo que la demandante era


trabajadora asociada de la Cooperativa de Trabajo Asociado
Cuidados Profesionales, cuando en realidad ella prestaba sus
servicios directamente y de manera subordinada a la
Corporación Juan Ciudad propietaria del HOSPITAL
UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI.

• No dar por probado estándolo que con los documentos y los


testimonios no demuestran más que la verdadera forma del
vínculo que se planeó deliberadamente desarrollar por la
Corporación Juan Ciudad propietaria del HOSPITAL
UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI con la demandante que
pretendían ocultar los elementos propios de una verdadera
relación laboral.

• No dar por probado estándolo que la Corporación Juan Ciudad


propietaria del HOSPITAL UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI
era la receptora y única beneficiaria del servicio que prestaba
la demandante como AUXILIAR DE ENFERMERÍA conforme a
los diferentes contratos de prestación de servicios integrales de
salud para la atención de procesos y subprocesos de
enfermería profesional y auxiliar, servicio farmacéutico y
servicio de central de esterilización.

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• Dar por establecido que los testimonios rendidos por las


compañeras de trabajo de la demandante no le permitieron
darle credibilidad al tribunal, ya que según este no dieron
claridad sobre la subordinación ejercida por la demandada,
cuando ello no fue así.

• No dar por probado estándolo que los equipos médicos


utilizados para el desarrollo de los contratos de prestación de
servicios integrales de salud para la atención de procesos y
subprocesos de enfermería profesional y auxiliar, servicio
farmacéutico y servicio de central de esterilización eran de
propiedad exclusiva de la Corporación Juan Ciudad propietaria
del HOSPITAL UNIVERSITARIO MAYOR MEDERI.

Para demostrar el cargo, reprodujo fragmentos del fallo


fustigado, refiriéndose luego al acta de conciliación del 21 de
febrero de 2012, precisando que esos hechos no están en
discusión, como tampoco lo están «la prestación personal del
servicio por la demandante y la remuneración por los servicios prestados
por esta como auxiliar de enfermería en la clínica Méderi de propiedad
de la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad»; de igual forma. acorde

con la fijación del litigio, no existe controversia en cuanto a


«que la relación laboral continuo desde el 01 de marzo de 2012 al 18 de
junio de 2012, tal y como lo indico (sic) el apoderado de Listos S.A.S. y
de lo indicado por el apoderado de la Corporación Hospitalaria Juan
Ciudad, la demandante laboro (sic) por medio de contrato de trabajo
desde el 1 9 de junio de 2012 al 30 de septiembre de 2012, conforme la
contestación de la demanda y el contrato aportado por este».

Afirmó, que el principal problema jurídico consiste en


establecer, si la mencionada acta de conciliación suscrita
entre la recurrente y la Corporación Hospitalaria Juan
Ciudad, hizo tránsito a cosa juzgada; y en el evento de
determinarse que no opera ese fenómeno, habría que
esclarecer si las funciones que ejecutó la actora fueron bajo

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subordinación de la enjuiciada y si recibía órdenes o no de


esta; de igual forma, si fue víctima de intermediación laboral.

Para ello, denunció como prueba erradamente valorada,


el acta de conciliación visible a folios 152 y 153, sosteniendo
que el punto de quiebre de la sentencia, tiene como elemento
principal los hechos 34 a 37 del escrito inaugural, en donde
se indicó que «a la demandante firmar (exigencia) (sic) el acta de
conciliación con la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad por valor de
$50.000.oo pesos sin que en dicha acta se indique los conceptos o
valores que abarcan dicho pago […]».

Añadió, que de igual forma se aseveró, que varios


trabajadores se negaron a firmar, pero que la actora debió
hacerlo so pena de no seguir laborando; que se probó
testimonialmente, en el interrogatorio de parte y la prueba
documental, que las actas tenían un valor de $50.000, y que
de mala fe la llamada a juicio pretendió declararse a paz y
salvo por todo concepto económico, haciendo incurrir a la
promotora del litigio en un error; que conforme a la
jurisprudencia de la Sala, la conciliación hace tránsito a cosa
juzgada cuando no afecte vicio del consentimiento, su objeto
o causa y además no desconozca derechos mínimos, para lo
cual reproduce fragmentos de las sentencias CSJ SL18096-
2016, CSJ SL16373-2015.

Con base en lo anterior, afirmó que el juez colegiado se


equivocó al darle «validez» a la conciliación, puesto que no
estaban todos los implicados en este juicio, no se determinó
con claridad qué factores se conciliaban y se hizo renunciar

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Radicación n.° 85577

a la demandante derechos ciertos e indiscutibles, como el


pago de seguridad social y cesantías; que tampoco se verificó
el tiempo laboral desde el 7 de octubre de 2007 al 21 de
febrero de 2012.

Luego, asentó:

[…] son las partes y solo ellas las que llegan al acuerdo, el
funcionario le imprime su aprobación formal y en adelante el
documento que lo contiene gozaría de la presunción de validez; sin
embargo el inspector de trabajo no puede ser un simple
espectador, sino que la aprobación con su rubrica (sic) esta (sic)
supeditada indudablemente a verificar que lo consignado en el
acta se acompasa con la realidad, es decir que los $50.000 pesos
pagados a la demandante pudiesen cubrir prestaciones sociales
por mas (sic) de cuatro años laborados en la institución de la
entidad demandada y que este acuerdo no violentara la
constitución y la Ley al ser los derechos laborales como la
seguridad social y las prestaciones sociales minimas (sic)
irrenunciables donde emanan derechos ciertos e indiscutibles de
la trabajadora.

Adujo, que ante tal situación, el inspector del trabajo no


debió aprobar la conciliación, la cual considera es nula de
puro derecho, puesto que la actora desde cuando instauró la
demanda, consideró que «el contenido de la acción sí existió un vicio
en el consentimiento al ejercer presión indebida el empleador de que si
no firmaba el acuerdo no tendría más trabajo, como en efecto aconteció»,
puesto que firmó dicho acuerdo y continuó laborando hasta
el 12 de septiembre de 2012, primero con Listos S.A.S. y
posteriormente con la propia entidad demandada con un
contrato a término fijo como se probó (fs. 154 al 1574).

Como pruebas «no valoradas», denunció los «Folios 28, 29,


30 y 31. Documentos todos emitidos por la Cooperativa de Trabajo
Cuidados Profesionales».

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18
Radicación n.° 85577

Respecto de esas probanzas sostuvo:

De la anterior foliatura se extrae sin lugar a equívocos que las


órdenes impartidas de como ejercer sus actividades como auxiliar
de enfermería en la entidad demandada, las horas que debía
trabajar la demandante como auxiliar de enfermería y la
remuneración por la actividad prestada a la entidad demandada
son las que precisamente coligen la subordinación de tipo laboral,
por parte del beneficiario del servicio.

También enlistó como medios probatorios no


estimados, los desprendibles de nómina emitidos por la
Cooperativa Trabajo Asociado Cuidados Profesionales a la
demandante como auxiliar de enfermería (fs. 24 al 27).

Expresó, que estos medios de prueba tampoco fueron


valorados por el Tribunal; que de ellos se deduce que «la
demandante recibía como contraprestación a sus servicios como auxiliar
en enfermería, una remuneración mensual y conforme la prueba
testimonial ofrecida por las testigos, compañeras de trabajo de la
demandante que fueron claras, enfáticas y coherentes, en afirmar que
ellas y la demandante se vincularon a la Cooperativa demandada».

Se refirió a la prueba testimonial, indicando que el ad


quem, equivocadamente no le dio la credibilidad suficiente a
estos medios de convicción, los cuales dan cuenta de las
situaciones de modo, tiempo y lugar en que la actora prestó
sus servicios.

Hizo referencia al interrogatorio de parte que rindió el


representante legal de la Corporación accionada,
reproduciendo apartes del mismo, indicando que esta

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Radicación n.° 85577

prueba no fue valorada por el juez colegiado; que de las


respuestas dadas por el absolvente, se advierte que «rayan en
los límites el absurdo, evidenciándose la preparación del interrogatorio»
que evadió las preguntas, puesto que conforme a lo allí
expresado, «la actora fue a trabajar todos los días 8 horas diarias como
auxiliar de enfermería», atendiendo pacientes de la enjuiciada,

por más de cuatro años, pero el representante legal no se dio


cuenta.

Manifestó, que es claro que la Corporación Juan Ciudad


pretendió desnaturalizar, de manera injustificada, el
contrato de trabajo que verdaderamente existió con la
demandante, pues sin ninguna dificultad se entiende que las
funciones que ella ejercía eran orgánicas de la institución,
toda vez que desarrollaba el objeto social de dicha entidad, y
porque, además, realizaba actividades de Auxiliar en
Enfermería, propias de quienes forman parte del equipo
médico asistencial, trayendo como sustento de lo anterior la
sentencia CSJ SL, 6 dic. 2006, rad. 25173.

Acotó, que de acuerdo con ese criterio jurisprudencial,


de la vinculación de un cooperado con terceros se puede
llegar a estructurar una verdadera relación laboral, si hay de
por medio subordinación típicamente laboral, que implica la
utilización del principio de primacía de la realidad sobre las
formas establecidas por los sujetos contratantes, ya que al
no cumplir las cooperativas de trabajo asociado con los fines
para los cuales fueron creadas por la Ley 79 de 1988, se
entiende que actúan como fraudulentas intermediarias para
disfrazar la relación laboral con la empresa donde se presta

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Radicación n.° 85577

el servicio, como es lo que aquí aconteció, por lo que no existe


duda que la actora tuvo una vinculación con la Corporación
Juan Ciudad, mediante un contrato de trabajo, bajo
continua subordinación de tipo laboral entre el día «8 de
octubre de 2008» (sic) al 29 de febrero de 2012.

Acorde con lo anterior, afirmó que la demandada no


obró de buena fe, por cuanto se abstuvo a la finalización del
contrato de trabajo, de reconocer y pagar a la demandante
las acreencias laborales que le correspondían, sin que pueda
tomarse como excusa la vinculación formal bajo la modalidad
de trabajo asociado de la actora con la Cooperativa Cuidados
Profesionales, que suministraba personal de trabajadores
auxiliares de enfermería, servicio farmacéutico y
profesionales y en varias áreas de la salud, trayendo a
colación la sentencia CSJ SL, 6 dic. 2006, rad. 25713.

Denunció como prueba no valorada, el contrato de


prestación de servicios integrales en salud, para la atención
de procesos y subprocesos de enfermería profesional y
auxiliar, servicio farmacéutico (fs. 142 a 150), transcribiendo
algunas de sus cláusulas, afirmando que de ellas se
desprende que el objeto del convenio era el suministro de
personal en todas las áreas de la salud allí especificadas, lo
que equivale a una actividad de suministro de personal o de
envío de trabajadores en misión, que sólo pueden ejercer
legalmente las empresas autorizadas para ello, como lo son
las empresas de servicios temporales.

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Radicación n.° 85577

Por otra parte, adujo que esa actividad no se enmarca


dentro de aquellas labores a las que, de acuerdo con la ley,
se vincula el trabajo personal de los asociados a las
cooperativas de trabajo asociado, esto es, la producción de
bienes, la ejecución de obras o la prestación de servicios; que
el Tribunal las citadas cláusulas que, a todas luces, señalan
una función que legalmente no podía cumplir la cooperativa
de trabajo asociado y de la que, no podía ser beneficiaria la
Corporación Juan Ciudad.

Reiteró, que con claridad estas cláusulas demuestran


que había injerencia de la demandada en la selección de los
supuestos asociados a la cooperativa de trabajo asociado que
le prestarían los servicios, lo que sin duda, desdice de la
autonomía administrativa que debe caracterizar a las
actividades de una cooperativa de esa naturaleza, como lo
establece el artículo 6 del Decreto 468 de 1 990, el cual
transcribe.

Agregó, que si la demandada escogía los asociados que


le trabajarían, no puede hablarse de que en realidad ellos
estuvieran solamente vinculados a través de un convenio de
trabajo asociado, porque esa intervención es muestra de que
el convenio asociativo no se presentó en la realidad, como
que sirvió para esconder una verdadera relación laboral; que
al no percatarse de esa intromisión, el Tribunal incurrió en
un desacierto probatorio.

Puntualizó, que estas disposiciones dan clara cuenta de


que la enjuiciada tenía facultades de supervisar directamente

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Radicación n.° 85577

el trabajo de los asociados que le trabajaran, supervisión que


es dable entender como una muestra de subordinación
laboral que, en condiciones normales, no puede darse
respecto de los asociados de una cooperativa de trabajo
asociado, por cuanto en la prestación de sus servicios, que
se caracterizan por ser autogestionarios, no se hallan sujetos
a subordinación de la cooperativa a la que pertenecen ni,
mucho menos, al tercero al que se le preste un servicio,
fundamentándose en la sentencia CSJ SL, 6 dic. 2006, rad.
25713.

Finalizó señalando, que el juez colegiado se equivocó al


no valorar el documento de folios 142 a 150; que de haberlo
hecho habría inferido que la cooperativa sirvió para enviar
trabajadores en misión, en forma irregular, y que la
convocada a juicio realizó conductas constitutivas de
subordinación laboral respecto de los asociados.

VII. LA RÉPLICA DE LA CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD

La opositora sostuvo, que la demanda contiene


insalvables yerros de técnica; que el alcance de la
impugnación no satisface los requisitos del recurso
extraordinario, por cuanto no se adujo ninguna causal de
nulidad, lo que considera «resulta ajeno al recurso de casación»;
que tampoco indicó que pretende respecto de la sentencia de
primera instancia.

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Radicación n.° 85577

Indicó, que el cargo presenta una contradicción


insalvable, pues plantea por la vía directa, pero se funda en
una presunta apreciación errónea de las pruebas, que
algunos de los errores planteados no son de índole fáctico;
que el recurrente presentó un alegato de instancia y no una
demostración lógica de que el Tribunal haya incurrido en los
desaciertos que le endilga, por cuanto no acredita la
existencia de problemas de índole jurídico que afecten el
recto sentido o la aplicación de las disposiciones procesales
que según la jurisprudencia invocada, motivan su recurso;
que contradice la modalidad de acusación al cuestionar las
deducciones probatorias del ad quem, limitándose a
reproducir el contenido de algunos medios probatorios sin
explicar cuál fue el dislate cometido, ni demostrar la
incidencia de esas presuntas fallas en la decisión.

Manifestó, que al afirmar que las respuestas dadas por


el representante legal de la accionada en el interrogatorio de
parte fueron preparadas, carece de significado probatorio, lo
que no pasa de ser una simple conjetura; que la censura se
limitó a exponer alegatos propios de las instancias y carentes
de poder persuasivo en perspectiva del análisis probatorio
efectuado por el juez de segundo nivel, puesto que no se
controvierte este, desatendiendo las exigencias mínimas del
recurso de casación.

Señaló, que la sentencia del Tribunal se fundó en las


consideraciones que le mereció el acta de conciliación
suscrita por las partes; pero también en la apreciación de las

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Radicación n.° 85577

declaraciones rendidas por las señoras Colombia Yomaira


Pereira Bolaños y Jaqueline Córdoba Rodríguez, cuyas
discrepancias llevaron al sentenciador a la inferencia de que
la mencionada conciliación tenía plena validez, en cuanto se
derivaba de la realidad plasmada en ella, análisis que el
recurrente no controvirtió.

Por otra parte y como lo advirtió el ad quem, la


controversia se planteó alrededor de las pretensiones visibles
al folio 5 de la demanda, fundadas sobre la premisa de que
la trabajadora habría laborado para la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad en unos determinados períodos de
tiempo, mismos dentro de los cuales no habría podido
prestar sus servicios a otros empleadores, de lo cual resulta
que la exigencia propuesta en la demanda que nos ocupa,
como requisito de validez de la conciliación celebrada entre
las partes en el sentido de que el acta correspondiente
debería de haber sido firmada por otras personas, carece de
razonabilidad.

Añadió, que no se trata de acreditar la existencia de


cualquier error, pues lo que corresponde es probar que existe
un yerro evidente, y que por su entidad y significación viola
el ordenamiento jurídico y traduce un agravio para la parte
que lo denuncia; que la simple apreciación del recurrente
sobre el alcance de una prueba o sobre el sentido en que debe
aplicarse o interpretarse una disposición, no puede
prevalecer sobre el examen hecho por el fallador, apoyándose
en la sentencia CSJ SL, 28 may. 1996, rad. 5800.

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Radicación n.° 85577

Conforme a lo anterior, dio que no basta con proponer


una versión de las pruebas distinta de la encontrada por el
sentenciador, pues ese es, como aquí ocurre, un ejercicio
inefectivo; que para derrumbar la presunción de legalidad y
acierto que ampara la decisión del juez, resulta
imprescindible demostrar que este erró en forma grave
cuando dio por demostrados unos hechos a partir de pruebas
calificadas que claramente no los demuestran.

VIII. LA RÉPLICA DE LA EQUIDAD SEGUROS


GENERALES O.C.

Indicó, que la recurrente pretende revivir un debate


respecto de una clara confusión y tergiversación de la
normatividad que rige este asunto, para lo cual reproduce el
artículo 87 del CPTSS y la sentencia CSJ SL, 7 feb. 2012,
rad. 36764, que alude a la finalidad del recurso
extraordinario de casación.

Acotó, que la impugnante formuló el cargo en virtud de


la violación de la ley sustantiva a través de la modalidad
directa, es decir, el yerro alegado en términos de esta Sala
debería tener como punto de partida la ausencia de cualquier
reparo de tipo probatorio, pues la vía directa supone absoluta
conformidad del recurrente con las conclusiones fácticas y
probatorios del fallador de instancia; que la recurrente no
logró sustentar un yerro puro de derecho cometido por el
Tribunal, por el contrario, la censura dejó ver su
inconformidad con la estimación probatoria que efectuó el

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Radicación n.° 85577

fallador de alzada sobre el acta de conciliación 21 de febrero


de 2012, pues en su sentir, el Tribunal debió desestimar esta
prueba y no declarar la cosa juzgada respecto de la
inexistencia de la relación laboral entre la señora Clemencia
Alape y la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, por lo que
el cargo debió enderezarse por la senda de los hechos,
fundamentándose en la sentencia CSJ SL1141-2020.

Manifestó, que el fundamento principal del cargo, está


soportado en que el ad quem denegó las pretensiones de la
demanda, basándose solamente en la existencia del acta de
conciliación del 21 de febrero de 2012, resultando
improcedente para la censura que se haya probado la
excepción de cosa juzgada.

En ese orden, sostuvo que respecto del argumento


expuesto por la recurrente, es necesario indicar que los
mismos son totalmente desacertados como quiera que el
fenómeno jurídico de la cosa juzgada, en los términos del
artículo 333 del CGP, supone la existencia de tres elementos:
«"el mismo objeto, se funde en la misma causa que el anterior y entre
ambos procesos haya identidad jurídica de las partes"». Así, es

evidente que, entre lo plasmado en el acta del 21 de febrero


de 2012, y lo pretendido en el proceso en cuestión, se
contemplaban los mismos presupuestos y, por ello se
configuró el fenómeno jurídico de la cosa juzgada.

Agregó, que se debe tener en cuenta, que en el proceso


se discutía la existencia de una relación laboral entre la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la señora Clemencia

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Radicación n.° 85577

Alape entre el 7 de octubre de 2007 y el 28 de febrero de


2012, mientras que en el acta de conciliación del 12 de
febrero de 2012, la Corporación y la señora Alape declararon
que no existía relación contractual ni mucho menos una de
orden laboral, como quiera que la actora era cooperada de la
Cooperativa de Trabajo Asociado; que en virtud de lo
expuesto, es evidente que ambos asuntos contemplaban
identidad de partes, objeto y causa, por lo que era
jurídicamente improcedente que el Juzgador, mediante el
proceso judicial en comento, permitiera que el extremo actor
reviviera una situación jurídica ya resuelta mediante la
audiencia de conciliación.

De otra parte, dijo que el Tribunal no solo tuvo en


cuenta el acta de conciliación del 12 de febrero de 2012, como
prueba para determinar la configuración del fenómeno
jurídico de la cosa juzgada; que el Tribunal, conforme a lo
dispuesto en el artículo 61 del CPTSS, al no estar sometido a
una tarifa legal, formó libremente su consentimiento, el cual
se encuentra desarrollado en la respectiva sentencia. De
modo, que para la decisión tuvo en cuenta todas aquellas
pruebas conducentes, útiles y pertinentes aportadas por las
partes, las que se valoraron en plena observancia de las
normas procesales

Frente a la apreciación de la recurrente en cuanto a la


necesidad de que el acta de conciliación debía estar firmada
por la Cooperativa de Trabajo y la Equidad Seguros
Generales O.C., indica que es totalmente desacertada, como
quiera que estos fueron vinculados al proceso como llamados

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Radicación n.° 85577

en garantía y, por lo tanto, ostentan la calidad de terceros


intervinientes; que conforme al artículo 64 del CGP, su
obligación solo hubiera podido surgir como resultado de una
sentencia condenatoria y en virtud de un deber legal y/o
contractual existente con el llamante en garantía; es decir,
con la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad. De tal modo,
es evidente que no hay relación de los llamados en garantía
con la inexistente relación laboral entre la recurrente y la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, pues su vinculación
al proceso obedeció exclusivamente a relaciones jurídicas
independientes que tenían los llamados en garantía con la
Corporación. Acorde con lo expuesto, solicita que la
sentencia no se case.

IX. CONSIDERACIONES

Si bien la demanda presenta algunos desaciertos de


índole técnico, los mismos son superables como se pasa a
explicar. Respecto del alcance de la impugnación, se observa
que la recurrente no le indica con absoluta claridad a la Sala,
qué debe hacer con el fallo del juzgado, una vez se case la
decisión del Tribunal; no obstante, al haber sido este
totalmente adverso, se colige con facilidad que lo que
pretende es que sea revocado, y es por ello que se indica, que
se profiera la sentencia conforme a las pretensiones incoadas
en el escrito inaugural.

En cuanto al cargo propuesto, se advierte que la


censura incurre en un error al indicar que acusa la sentencia
de violar por la «vía directa de la ley sustancial por la falta y errada

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Radicación n.° 85577

apreciación de pruebas bajo la modalidad de interpretación errónea»,

puesto que la senda de transgresión de la ley seleccionada,


que es la del puro derecho, no puede aludir o mezclar a
aspectos fácticos y probatorios con los de orden jurídico,
como es lo que evidentemente hizo; sin embargo, pese a dicha
irregularidad, del desarrollo del ataque la Sala logra entender
que la recurrente acude a un cuestionamiento por la vía
directa, puesto que su distanciamiento con el fallo fustigado,
y concretamente frente al acta de conciliación, que es sobre
lo que se cimentó la apelación contra el fallo de primer grado
y el eje medular de la sentencia del Tribunal, es respecto de
la «validez» que le dio a ese acto jurídico, por lo que bajo ese
entendido se procede a su estudio.

Superado lo anterior, se recuerda que el juez de alzada


consideró que había operado el fenómeno de la cosa juzgada,
por cuanto para eficacia del acta de conciliación queda sujeta
a los requisitos del artículo 1502 del CC, capacidad,
consentimiento, objeto y causa licita; que conforme al
material probatorio arrimado al informativo, no se acreditan
vicios del consentimiento que afectara su validez, y que al
existir controversia respecto de la existencia del contrato de
trabajo, no podía alegarse la existencia de derechos ciertos e
indiscutibles.

Por su parte, la promotora del litigio sostuvo que el ad


quem se equivocó al darle validez al acta de conciliación por
cuanto en ella se acordó pagar la suma de $50.000,oo, pero
sin que se «indique los valores que abarcan dicho pago»; es decir,
que «no se determinó con claridad que factores se conciliaban y se hizo

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Radicación n.° 85577

renunciar a la demandante derechos ciertos e indiscutibles», como los

de la seguridad social y las prestaciones mínimas, con lo que


se hizo incurrir en error a la accionante; además, por cuanto
dicha acta no fue suscrita por todas las partes intervinientes
en este litigio, razones por las que afirma que la conciliación
está viciada de nulidad.

Pues bien, lo primero que hay que decir, es que respecto


de la conciliación en materia laboral, la Corte ha enseñado,
que en el mismo sentido que ocurre en otras ramas del
derecho, es un mecanismo de autocomposición, que con la
ayuda de un tercero componedor, busca resolver las
diferencias surgidas entre trabajador y empleador en el
transcurso del contrato de trabajo, efectuándose concesiones
mutuas y, que por ser un acto o declaración de voluntad,
para su validez y eficacia queda sujeta a que se cumplan los
requisitos que de manera general exige el artículo 1502 del
Código Civil. Así, para que operen los efectos de cosa juzgada,
se requiere que la conciliación sea aprobada por autoridad
competente, que no existan vicios en el consentimiento ni se
violen normas de orden público y que se respeten los
derechos mínimos e irrenunciables que no son susceptibles
de conciliación.

De igual forma ha precisado esta Corporación, que este


mecanismo con el cual se busca solucionar controversias,
tiene límites en el respeto de los derechos mínimos ciertos e
indiscutibles del trabajador, y para que los mismos pierdan
tal connotación y se considere que es discutible y, por ende,
susceptible de un acuerdo o transacción, no es suficiente

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Radicación n.° 85577

que el empleador lo cuestione, de manera tal que cualquier


beneficio o garantía pueda ser renunciable por el empleado,
so pretexto de que el empresario controvierta su nacimiento
(CSJ SL1982-2019).

Así, una interpretación armónica de los artículos 13 y


14 del CST, conduce a sostener que en nuestro ordenamiento
laboral existen derechos mínimos que son irrenunciables y,
otros, que en virtud de normas constitucionales y legales,
bien pueden ser objeto de disposición a través de figuras
jurídicas tales como la transacción o la conciliación, las que
de cara a ese principio protector resultan legítimas para
evitar conflictos en las relaciones obrero patronales y facilitar
el saneamiento de las controversias de índole laboral.

En punto del debate, la Corte en la sentencia CSJ


SL911-2016, expresó:

Una característica propia de toda relación contractual la


constituye la autonomía de la voluntad de las partes. Sin embargo,
en las relaciones laborales esa libertad se halla limitada por los
principios tuitivos del derecho del trabajo y de la seguridad social
que propenden por la garantía de los derechos del trabajador,
quien dada su condición de subordinado se torna en la parte débil
de la relación contractual.

Por ello, las constituciones contemporáneas y los estatutos


laborales de muchos países -principalmente latinoamericanos-
establecen como principio rector del derecho del trabajo, entre
otros, el de la irrenunciabilidad a los derechos mínimos
establecidos en normas laborales a fin de evitar que el trabajador
se prive, por desconocimiento o por presiones del empleador, de
beneficios mínimos consagrados en su favor.

Con ese sentido social y protectorio del trabajo humano, el


art. 53 de la C.P. -que si bien no se encontraba vigente en la época de
los hechos ahora en discusión, sirve de marco referente-, consagra «los
principios mínimos fundamentales del trabajo» entre otros, el de la

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Radicación n.° 85577

«irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas


laborales». Igualmente, el Código Sustantivo del Trabajo señala que
los derechos y prorrogativas estipulados en sus disposiciones,
«contienen el mínimo de derechos y garantías consagradas en favor de
los trabajadores» (art. 13); con esa orientación, dispone que
cualquier estipulación que afecte o desconozca esos mínimos «[n]o
produce efecto alguno» y, bajo el concepto de orden público (art. 14),
determina que los derechos y prerrogativas contenidos en esa
codificación son irrenunciables, «salvo los casos expresamente
exceptuados por la ley». (Subrayado fuera del texto original)

De otra parte, en cuanto a los elementos que


caracterizan la cosa juzgada en los términos del artículo 332
del CPC, hoy 303 del Código General del Proceso, aplicable
en materia laboral por remisión que expresamente hace el
precepto 145 de nuestro ordenamiento laboral, consisten en
que el nuevo proceso verse sobre el mismo objeto, se funde
en la misma causa que el anterior, y exista identidad jurídica
de las partes.

Sobre el particular, esta Sala en sentencia CSJ SL, 12


nov. 2003, rad. 20998, reiterada en la CSJ SL1364-2019,
sostuvo:

El artículo 332 del Código de Procedimiento Civil, acusado


por la censura como indebidamente aplicado por el Tribunal,
señala que para que la sentencia ejecutoriada proferida en proceso
anterior tenga fuerza de cosa juzgada, se requiere: 1) Que el nuevo
proceso verse sobre el mismo objeto; 2) Que se funde en la misma
causa del proceso anterior y, 3) Que haya identidad jurídica de las
partes en ambos procesos (eadem conditio personarum)

“También se tiene dicho, que por regla, los jueces no pueden


resolver por vía general, pues sus decisiones deben limitarse al
caso concreto y con valor para el mismo, razón por la cual la cosa
juzgada tiene dos límites, a saber:

“1) El objetivo. Referido a la cosa sobre la que versó el


proceso anterior y, a la causa petendi. El primero constituido por
el derecho reconocido, declarado o modificado por la sentencia, en

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Radicación n.° 85577

relación con una cosa o varias determinadas, o la relación jurídica


declarada, pues sobre la misma cosa pueden existir diversos
derechos y, tenerse el mismo derecho sobre diferentes cosas, de
tal manera que si falta identidad del derecho o de la cosa, se
estaría en presencia de distintos litigios y pretensiones. En torno
al segundo límite, se refiere al fundamento alegado para conseguir
el objeto de la pretensión contenida en la demanda, que al mismo
tiempo equivale al soporte jurídico de su aceptación o negación por
el juzgador en la sentencia y,

“2) Límite subjetivo, relativo a las personas que han sido


parte en ambos procesos.

“De tal manera que si se presenta identidad de objeto, pero


varía la causa petendi, no existe identidad objetiva en los dos
procesos, mucho menos si no hay identidad de objeto y causa, lo
cual, indiscutiblemente significa que tampoco se estará en
presencia del fenómeno de la cosa juzgada.

Dicho lo anterior, al descender al caso en concreto,


necesario resultar analizar, desde el punto de vista jurídico,
el contenido de la aludida acta de conciliación celebrada ante
el Ministerio del Trabajo el 21 de febrero de 2012, que se
encuentra suscrita por la promotora del litigio y el apoderado
general de la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, la cual
quedó redactada de la siguiente manera:

El(a) señor(a) Alape Remicio Clemencia como Trabajador Asociado


a la CUIDADOS PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO, prestó sus servicios Personales en ejecución de un
contrato de servicios celebrado entre CORPORACIÓN
HOSPITALARIA JUAN CIUDAD entre desde el 01 de mayo de 2008
y hasta el 29 de febrero de 2012.

Es interés de las partes no dejar situaciones de duda e


incertidumbre, y para el efecto las Partes ratifican que entre la
CORPORACION HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, y el compareciente
nunca ha habido ningún tipo de relación contractual y por el
contrario el compareciente ha sido cooperado de la CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO.

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En ese orden de ideas, para solucionar y evitar cualquier


reclamación o eventual litigio por los servicios prestados por el
asociado a la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, los
comparecientes quieren formalizar mediante conciliación los
términos el acuerdo al que han llegado y que consiste en lo
siguiente:

Las Partes aclaran, acuerdan y ratifican que entre la CUIDADOS


PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO y el
compareciente no ha existido relación de tipo laboral sino que su
relación se ha regido por un acuerdo cooperativo de trabajo
asociado y por las disposiciones de los Estatutos y los Regímenes
de Trabajo Asociado y de compensaciones de la Cooperativa de
Trabajo Asociado.

Las partes aclaran, acuerdan y ratifican que entre el


compareciente y CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN CIUDAD,
no ha existido laboral.

CONCILIAR por la suma de $50.000.00, todos los reclamos,


derechos inciertos y discutibles y todo tipo de eventuales
indemnizaciones, así como cualquier eventual litigio que se
llegare a presentar entre las partes e imputable a cualquier
derecho que se llegare a causar y que la fecha no se haya
previsto. (Subrayado y negrillas de la Sala).

[…]

En virtud del acuerdo celebrado y de los pagos efectuados, el(a)


compareciente en la presente diligencia manifiesta

"Declaro enteramente a PAZ Y SALVO a la CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, por todo concepto de carácter
económico compensatorio ordinario o extraordinario o
indemnizatorio y en especial por los servicios Prestados a
la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, en su
calidad de trabajador asociado de la CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO.
(Subrayado y negrillas de la Sala).

De la lectura de tal probanza, se advierte que aun


cuando se afirma que se están conciliando unos derechos
inciertos y discutibles, bajo el argumento de que entre los
comparecientes no ha existido contrato de trabajo, llama
poderosamente la atención de la Sala, los términos en que
quedó plasmado el referido acuerdo al consignarse que se

SCLAJPT-10 V.00
35
Radicación n.° 85577

concilia por «la suma de $50.000.00, todos los reclamos, derechos


inciertos y discutibles y todo tipo de eventuales indemnizaciones, así
como cualquier eventual litigio que se llegare a presentar entre las partes
e imputable a cualquier derecho que se llegare a causar y que la fecha
no se haya previsto», de donde se desprende que la forma en que

se redactó esa cláusula fue generalizada; es decir, sin que se


individualizara o identificara con absoluta claridad y
precisión los derechos laborales sobre los cuales recaía esa
conciliación, y frente a los que se declaraba a paz y salvo a la
referida empresa.

Esa particular forma en que se redactó la referida


conciliación, su falta de concreción y la manera abstracta e
indeterminada en que se aludió a los derechos labores que
quedaban cobijados con aquel acuerdo, no puede tener
validez para efectos de declarar una cosa juzgada, puesto que
dada esa generalidad en cuanto a los conceptos que
quedaron cubiertos con el irrisorio monto allí reconocido, no
permite sostener con absoluta certeza, que haya identidad de
objeto respecto de lo conciliado en aquella oportunidad y lo
ahora reclamado en este juicio, tal y como establece el
artículo 332 del CPC, hoy 303 del CGP, siendo necesario que
se identificara o concretara los derechos inciertos y
discutibles sobre los que recaía dicho acuerdo, para que no
quedara manto de duda sobre ese puntal aspecto.

También resulta relevante hacer notar, que en uno de


sus párrafos se declarara que entre las partes «nunca ha existido
ningún tipo de relación contractual», pero que más adelante se

sostuviera que se declaraba a paz y salvo a la convocada a

SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 85577

juicio por todo concepto de carácter económico,


compensatorio o indemnizatorio «por los servicios prestados a
la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, en calidad de
trabajador asociado de la CUIDADOS PROFESIONALES COOPERATIVA
DE TRABAJO ASOCIADO» (Subrayado y negrillas fuera del texto

original), lo que resulta a todas luces contradictorio, pues no


resulta entendible que se afirmara inicialmente que no hubo
vínculo contractual alguna, y a renglón seguido se indicara
que se prestaron servicios personales por parte de la hoy
demandante.

Se suma a lo anterior, que allí igualmente se declaró:


«Las Partes aclaran, acuerdan y ratifican que entre la CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO y el
compareciente no ha existido relación de tipo laboral», manifestación

que se hace respecto de un tercero que no suscribió aquella


acta de conciliación, luego ningún efecto podría producir
aquella declaración frente a la Cooperativa de Trabajo
Asociado, convocada hoy a juicio como llamada en garantía.

De acuerdo con lo anterior, para esta Corporación, la


peculiar manera en que fue redactada la conciliación, se
muestra confusa y se presta para inducir a engaño a la
demandante, infiriéndose más bien que lo pretendido por la
Corporación Hospitalaria demandada, era la de ocultar a
través de ese acto jurídico de la conciliación, la verdadera
relación contractual que existió con la actora, pues no de otra
manera se puede explicar que se afirme en esa diligencia que
la señora Alape Remicio como asociada de la mencionada
CTA, le haya prestado «sus servicios Personales en ejecución de un

SCLAJPT-10 V.00
37
Radicación n.° 85577

contrato de servicios celebrado entre CORPORACIÓN HOSPITALARIA


JUAN CIUDAD entre desde el 01 de mayo de 2008 y hasta el 29 de
febrero de 2012»; es decir, por espacio de casi cuatro años, pero

que se reconozca o concilie por la insignificante suma de


$50.000,oo, lo cual va en contravía del carácter tuitivo o
protector de las normas del derecho al trabajo
particularmente de los artículos 14, 15 y 24 del CST, y 53
de la CN.

En ese hilo argumentativo, cabe señalar que la


conciliación no puede servir ni ser utilizada por parte de los
empleadores para a través de ella conciliar prerrogativas
laborales sobre sumas irrisorias o vulgares, bajo la égida de
que se trata de derechos inciertos y discutibles, pues ello
claramente constituye un abierto abuso del derecho y de su
posición dominante en la relación del trabajo frente a la parte
más débil, lo cual transgrede el mínimo de derechos de los
trabajadores consagrados en el artículo 13 del CST y va en
contravía de los fines y alcances de nuestro ordenamiento
laboral (art. 95 CN y 9 CST).

Como lo ha señalado la Corte Constitucional, el abuso


del derecho, «[…] supone que su titular haga de una facultad o garantía
subjetiva un uso contrapuesto a sus fines, a su alcance y a la extensión
característica que le permite el sistema. Se presenta cuando en el
ejercicio de un derecho subjetivo se desbordan los límites que el
ordenamiento le impone a este […]» (SU 631-2017), lo que a no

dudarlo es lo que se evidencia en este caso, con la


suscripción de una conciliación claramente abusiva y
defraudatoria de nuestro ordenamiento legal, sin que de

SCLAJPT-10 V.00
38
Radicación n.° 85577

ninguna manera puedan servir de hilo conductor para que


las empresas hagan un ejercicio extralimitado de sus
facultades o derechos, lo cual debe ir de la mano con el
principio constitucional de la buena fe (art. 83 CN) y el canon
95 de nuestra Constitución donde se establecen como
deberes «respetar los derechos ajenos y no abusar de los
propios».

Sobre el particular, resulta pertinente traer a colación


lo dicho por la Sala en la sentencia CSJ SL1413-2022, donde
se analizó un asunto de idénticas características al que ahora
ocupa nuestra atención y contra la misma accionada, y al
referirse al acta de conciliación, se sostuvo:

Esta documental merece una especial referencia por cuanto se


pretende desvirtuar con ella el contrato realidad que tuvieron en cuenta
las instancias. En este punto se reitera lo ya dicho por la Sala en un
caso similar en el que se señaló que cuando las partes han estado
ligadas por medio de un contrato de trabajo y sin solución de continuidad
y se utiliza otra forma de vinculación, como sería la prestación de
servicios bajo la denominación de socio de una cooperativa de trabajo,
se debe dar prelación al principio constitucional de la primacía de la
realidad, dado que cualquier formalidad escrita como la conciliación se
desvirtúan ante la contundente realidad de un trabajo subordinado (CSJ
SL 1430-2018).

En dicho contexto, se desfiguró el carácter de mecanismo alternativo


de resolución del conflicto que identifica la conciliación, para
instrumentalizarse como un prerrequisito para la continuidad de los
servicios personales y, por tanto, de preservación de la fuente de
ingresos del trabajador. De ahí que, en estos casos, tal acto jurídico se
considera defraudatorio del ordenamiento legal (CSJ SL 1430-2018).

Conforme con lo anterior, examinado el acuerdo conciliatorio no


hay duda que este desconoce la realidad de la contratación y que en el
caso sub examine en virtud del análisis probatorio efectuado por el ad
quem no se controvierte la existencia del contrato de trabajo. Es así como
dicha documental no puede tenerse como prueba de la contratación
referida por la demandada, como tampoco que la misma contiene una
confesión y constituye por el contrario un acto defraudatorio del
ordenamiento legal.

SCLAJPT-10 V.00
39
Radicación n.° 85577

Cabe agregar, que en la sentencia CSJ SL1982-2019, la


Sala tuvo la oportunidad de analizar este aspecto, pero en
tratándose de derechos pensionales, sosteniendo al respecto
lo siguiente:

Sin embargo, en este campo, ese ejercicio preventivo y


solucionador de conflictos, tiene límites en el respeto a los derechos
mínimos, ciertos e indiscutibles del trabajador, entendidos
aquellos, como los que se han configurado por haberse cumplido
los supuestos de hecho que determinan las normas que los
consagran, por lo que para que pierda esa connotación, esto es,
que un derecho sea discutible y, por ende, susceptible de ser
negociado, no basta con que el empleador lo cuestione en el
llamado judicial, de manera tal que cualquier beneficio o garantía
pueda ser renunciable por el trabajador, so pretexto de que el
empleador controvierta su nacimiento, por lo que, se ha señalado,
que «…un derecho será cierto, real, innegable, cuando no haya
duda sobre la existencia de los hechos que le dan origen y exista
certeza de que no hay ningún elemento que impida su
configuración o su exigibilidad…» (CSJ SL, 14 dic. 2007, rad.
29332 y CSJ SL4464-2014) (Subrayado fuera del texto original).

[…]

En ese sentido, se requiere cuidado a la hora de plasmar el


acuerdo de voluntades sobre ese tipo de temas, por la
trascendencia que tienen las prestaciones pensionales en la vida
del trabajador y su familia. Así, en sentencia SL1436-2018, la
Corte reiteró la especificidad de los términos que deben utilizarse
para conciliar esas expectativas, a efectos de que no quede duda,
que esa fue la intención del empleado, y el contenido mismo del
acuerdo, que en realidad permita suponer, que compensó el
derecho pensional, que se aspiraba tener […]

Dichos argumentos, cambiando lo que haya que


cambiar (mutatis mutandi), resultan plenamente aplicables a
casos como el que ahora ocupa la atención de esta Corte,
pues a no dudarlo, ese mínimo de derechos y garantías del
trabajador no solo son las de orden pensional a las que en
aquella oportunidad se hizo mención, sino que también las

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

prestaciones comunes, puesto que ambas hace parte de lo


estipulado en el artículo 13 de nuestro ordenamiento laboral,
son de orden público y, por ende, tienen el carácter de
irrenunciables.

En ese orden, la Sala considera oportuno hacer una


precisión jurisprudencial, relativa a que en casos como el que
nos ocupa, y en donde estén de por medio los derechos
mínimos de un trabajador (art. 13 CST), con el fin de no
transgredirlos, resulta indispensable entonces, para que el
acta de conciliación tenga validez como acto jurídico, que en
ella queden expresamente enunciados de manera
individualizada y pormenorizada las acreencias laborales que
hacen parte de ese acuerdo, pues lo contrario, su falta de
concreción, podría conducir a que esa omisión o generalidad,
en cuanto al objeto de la conciliación, induzca a error a quien
prestó sus servicios personales, y de contera se vulnere lo
consagrado en el canon 14 del CST.

Conforme a lo expuesto, y dadas las vaguedades,


irregularidades y ambigüedades que se evidencian en el acta
de conciliación, conducen necesariamente a la Sala a
sostener que la misma carece de validez y eficacia jurídica,
no solo por el hecho de no poderse sostener categóricamente
que hay identidad de objeto como lo pretendido en este juicio,
sino también por cuanto la forma sui géneris en que quedó
redactada va en contravía del carácter tuitivo o protector de
las normas del derecho al trabajo que por demás son de
orden público y del mínimo derechos allí consagrados,

SCLAJPT-10 V.00
41
Radicación n.° 85577

particularmente los artículos 13, 14, 15 y 24 del CST, y 53


de la CN.

Bajo ese contexto, debe concluirse entonces que el


Tribunal incurrió en los yerros jurídicos que le atribuye la
censura, al darle validez al acta de conciliación, razón por la
que el cargo prospera y habrá de casarse el fallo fustigado.

Sin costas en el recurso extraordinario.

X. SENTENCIA DE INSTANCIA

Para resolver el recurso de apelación interpuesto por el


apoderado de la parte actora, basta remitirnos a los
argumentos expuestos en sede casacional, para concluir que
en este caso no operó el fenómeno de la cosa juzgada.

Llegados a este punto, considera la Sala que debe


entrarse en el análisis de la controversia que dio origen a este
litigio, y que no es otro del contrato realidad que se puso de
presente en el escrito inaugural, debiendo aclararse que aun
cuando ello no fue objeto del recurso de alzada, no significa
que esté trasgrediendo el principio de consonancia (art. 66 A
CPTSS), pues si bien el mencionado precepto, establece el
marco dentro del cual el juez laboral de segunda instancia
ejerce sus competencias en la resolución del recurso de
apelación, erigiéndose el principio de consonancia como regla
general, ello no conduce en manera alguna que el juez laboral
llegue a desconocer otras disposiciones jurídicas orientadas
a garantizar la autonomía judicial, el debido proceso y otros

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

derechos fundamentales de quienes intervienen en el


proceso.

Lo anterior, acorde con lo plasmado en las sentencias


de la Corte Constitucional C-968 de 2003 y C-070 de 2010,
según las cuales debe entenderse que las materias objeto del
recurso de apelación contra autos o sentencias, incluyen los
derechos laborales mínimos e irrenunciables del trabajador,
siempre que hayan sido discutidos en el juicio y estén
debidamente probados, advirtiéndose precisamente que lo
aquí debatido estriba con el mínimo de derechos del
trabajador consagrados en nuestro ordenamiento laboral
(art. 13 CST). (CSJ SL1003-2020, CSJ SL4516-2020 CSJ
SL378-2020).

Sobre el particular, en la sentencia CSJ SL2879-2019,


se sostuvo:

Sobre el principio de consonancia, la Corte ha señalado, que


conforme al artículo 66A del CPT y de la SS, la sentencia «deberá
estar en consonancia con las materias objeto del recurso de apelación»,
es decir, que el sentenciador de segundo grado debe pronunciarse
sobre los temas expresamente cuestionados por la parte
inconforme, con la excepción de que se verifique la existencia de
derechos mínimos e irrenunciables del trabajador, los cuales
hayan sido discutidos en el proceso y estén debidamente
probados, a efectos de exigir la atención por el juzgador. (CC C-
968-2003 y SL4981-2017).

Debe recordarse entonces, que corresponde a los jueces


en las instancias garantizar la prevalencia del derecho
sustancial (art. 228 CN), sobre las meras formalidades,
cuando se advierta una situación que genera injusticias, ello
con el fin de proteger el mínimo de derechos irrenunciables
del trabajador, y de contera garantizar la materialización de

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

objetivos superiores como el orden justo y la prevalencia del


derecho sustancial.

Esclarecido lo anterior, y al entrarnos en el examen de


los diferentes medios probatorios obrantes en el informativo
encontramos lo siguiente:

A folio 56, figura certificación expedida el 4 de enero de


2012, por la Jefe de Recursos Humanos de Cuidados
Profesionales Cooperativa de Trabajo Asociado, en la que
hace constar que la señora Clemencia Realpe Remicio, es
trabajadora asociada de dicha cooperativa desde el 1º de
octubre de 2007, desempeñándose como Auxiliar de
Enfermería, con una «compensación básica mensual» de
$612.000, y por el «fondo de Bienestar al Asociado (Auxilio de
Transporte y Auxilio de Alimentación). La suma de DOSCIENTOS
NOVENTA MIL SETENCIENTOS NOVENTA Y TRES PESOS M/CTE
($290.773)», para un total de $902.773.

También figuran algunos pagos por concepto de


«compensación» que se hicieron por parte de la referida

cooperativa a la trabajadora en el año 2010, así como la


certificación de aportes en pensión a la AFP Porvenir S.A. a
favor de la demandante, en donde figura como entidad
cotizante la CTA Cuidados Profesionales, en el periodo que
de noviembre de 2007 a febrero de 2012, (fs. 24 a 27, 38 a
39 y 41 a 52).

Aparece igualmente en el expediente, el «CONTRATO DE


PRESTACIÓN DE SERVICIOS INTEGRALES DE SALUD PARA LA

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Radicación n.° 85577

ATENCIÓN DE PROCESOS Y SUBPROCESOS DE ENFERMERÍA


PROFESIONAL Y AUXILIAR FARMARCÉUTICO Y SERVICIO CENTRAL DE
ESTERILIZACIÓN», suscrito el 26 de junio de 2008, entre la

Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la Cooperativa de


Trabajo Asociado Cuidados Profesionales con una duración
de 210 días comprendidos entre el 1 de julio de 2008 y el 31
de enero de 2009 (fs. 123 a 129), cuyo objeto consistió en lo
siguiente:

Dicho contrato fue prorrogado por el periodo


comprendido entre el 1 de enero de 2009 al 30 de enero de
2010, con idéntico objeto (fs. 130 y 131).

Posteriormente, el 26 de enero de 2010, se firmó nuevo


contrato entre las mismas partes con igual objeto que iría
entre el 31 de enero de 2010 y el 31 de enero de 2011, el cual
fue nuevamente prorrogado hasta el 28 de febrero de 2011
(fs.132 a 140). El 30 de marzo de 2011, nuevamente se
suscribió otro contrato por el lapso comprendido entre el 31
de marzo de 2011 y el 28 de febrero de 2012 (fs.142 a 150).

Conforme a dichos documentos, los servicios


contratados por la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, se
prestarían por la CTA Cuidados Profesionales en el Hospital
Universitario Mayor Méredi, siendo este un establecimiento
de comercio propiedad de la mencionada entidad
hospitalaria, como se confiesa en la contestación de la
demanda (f. 82).

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

De otra parte, al escuchar el interrogatorio de parte


absuelto por el representante legal de la Corporación
Universitaria Juan Ciudad, se advierte que este manifestó
que la actora pertenecía como trabajadora asociada a la CTA
Cuidados Profesionales, entidad contratada para prestarle
servicios a la Corporación Universitaria en áreas de la salud,
entre ellos los de Auxiliar de Enfermería; que la Cooperativa
tenía una Coordinadora y era ella la que se entendía con el
personal de la Cooperativa, y el hospital destinaba a una
persona para se entendiera con esa Coordinadora; que la
demandante nunca tuvo vínculo directo con la Corporación
Hospitalaria, porque era asociada de la Cooperativa (f. 377
CD).

Por su parte, la testigo Colombia Yomaira Pereira


Bolaños, afirmó en su declaración que conoce a la
demandante por cuanto fue su compañera de trabajo en
Méredi como Auxiliar de Enfermería, labor que también
desempeñó la declarante; que la Cooperativa era quien les
realizaba los pagos, tenían que cumplir horario de trabajo en
turnos de 1:00 p.m. a 7:00 p.m., los cuales eran asignados
por la Jefe de turno y la Coordinadora quienes pertenecían a
la Cooperativa; que ellas también eran las encargadas de
autorizar los permisos; que las funciones de la accionante
consistían en atender pacientes, órdenes médicas, cambios
de equipos y de unidad; que los elementos para desempeñar
las labores asignadas eran suministrados por el hospital; que
usaban uniformes y carné suministrados por la Cooperativa
(f. 377 CD).

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

La declarante Jacqueline Córdoba Rodríguez, manifestó


que conoció a la demandante en 2008, por cuanto fue su
compañera de trabajo en el Hospital Méredi como Auxiliar de
Enfermería, labor que también ejercía la deponente, y fueron
vinculadas por la Cooperativa; que las órdenes para
desempeñar sus labores eran dadas por las Jefes, Ángela
Jiménez quien «era de planta» y Jenny; que ellas exigían el
cumplimiento de horarios de trabajo, pasaban memorandos
por llegadas tarde o por los uniformes; que el horario era de
1:00 p.m. a 7:00 p.m.; que nunca recibieron cursos de
cooperativismo; que el carné que portaban tenía el nombre
del hospital; que los turnos eran dados por la Jefes, se
colocaban en carteleras o se les informaba directamente; que
esas planillas estaban firmadas por Ángela Jiménez; que los
elementos para desarrollar sus funciones era suministrados
por el Hospital (f. 377 CD).

Del análisis objetivo de dichos medios probatorios, se


puede concluir con meridiana claridad que entre la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la CTA Cuidados
Profesionales se suscribió contrato interadministrativo para
que esta última le prestara unos servicios en áreas de la
salud en el Hospital Méredi, con personal adscrito al ente
Cooperativo, lo cual se dio entre julio de 2008 y febrero de
2012; ii) Que en desarrollo de ese contrato la señora
Clemencia Alape Remicio, prestó sus servicios personales
como Auxiliar de Enfermería en el Hospital Méredi en su
calidad de asociada a la Cooperativa en mención.

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Radicación n.° 85577

Ahora bien, aun cuando aquella prestación de servicios


personales de la actora, se dio a través de una aparente
vinculación como asociada de la CTA Cuidados Profesionales,
de la prueba testimonial se infiere que a ella se le exigía el
cumplimiento de horario de trabajo en turnos asignados por
las jefes o coordinadoras, tanto de la cooperativa como de la
Señora Ángela Jiménez, que según la versión de la señora
Jacqueline Córdoba Rodríguez era trabajadora de planta,
dando a entender que no era empleada de la Cooperativa sino
del Hospital Méredi, quien además le daba órdenes a Alape
Remicio, que le hacían llamados de atención por llegadas
tarde o por el uniforme; de igual forma, sostuvieron que los
implementos de trabajo eran suministrados por el hospital.

Lo anterior, deja ver a todas luces y sin hesitación


alguna, la intermediación laboral y la calidad de empleadora
aparente de la Cooperativa Salud Solidaria, quien
transgredió la normatividad que regula a las Cooperativas y
Cooperativas de Trabajo Asociado, en particular el Decreto
4588/06, vigente para cuando se dio aquella modalidad de
contratación, en donde en el artículo 16, se prohíbe el envío
de asociados a prestar sus servicios a una persona jurídica;
y de hacerlo, este se considera trabajador dependiente de
aquella, al considerarse que con ello se desnaturaliza el
trabajo asociativo.

De igual forma, se establece en el artículo 17, que les


está vedado a las Cooperativas actuar como empresas de
servicios temporales, o enviar a sus asociados en misión,
actuando como intermediarias, situación fáctica que es la

SCLAJPT-10 V.00
48
Radicación n.° 85577

que aquí se evidencia, se dio desde un principio con las


demandantes.

Es así como se colige, que la intención de la accionada


y la Cooperativa llamada en garantía, siempre fue la de
encubrir o esconder el verdadero contrato de trabajo que
existía con la trabajadora demandante, cuyas labores
corresponden a las que normalmente desarrolla el Hospital
Méredi, dentro del giro de su objeto social, que son los
servicios de salud, entidad que como ya se dijo, es un
establecimiento de comercio de propiedad de la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad (f. 82).

Tan es así que, a partir del 1º de marzo de 2012; es


decir, después de su aparente vínculo como asociada con la
CTA Cuidados Profesionales, la señora Clemencia Alape
suscribió contrato de trabajo por duración de obra o labor
contratada con la empresa Listos S.A.S., para desempeñarse
como Auxiliar de Enfermería, siendo la empresa usuaria la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad, contrato que terminó
el 18 de junio de 2012 (fs.242 a 242), de donde se desprende
que continuó ejecutando la misma labor para la hoy
demandada, pero esta sí regida por un contrato de trabajo.

Y seguidamente a esa última fecha, la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad, el 19 de junio de 2012, la vinculó
directamente, suscribiendo un contrato de trabajo a término
fijo, cuyo vencimiento se pactó sería el 30 de septiembre de
2012, cuando efectivamente se dio por terminado al no ser
renovado (fs. 154 a 159).

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Radicación n.° 85577

Resulta pertinente rememorar, que esta Sala de la Corte


ha resaltado en múltiples determinaciones, que uno de los
principios tuitivos del derecho del trabajo es el de la primacía
de la realidad sobre las formas, incorporado a la cláusula
constitucional 53 en donde se dispone en forma concreta que
impera «la primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por
los sujetos de las relaciones laborales», decantado por vía de

doctrina jurisprudencial, que es el que permite descartar las


formas o las apariencias dadas por los particulares, para en
su lugar dar valor a los vínculos que verdaderamente nacen
del trabajo subordinado, y derivar de ellos las consecuencias
jurídicas que prevé la disciplina, sin que por el solo hecho
alegarse una vinculación a través de un contrato de otra
naturaleza, y se exhiba el mismo, desvirtúe la presunción de
la existencia de la relación laboral (sentencia C-665/98 CC).

Ese pilar se ha desarrollado en tanto no es atendible


que la entrega libre y voluntaria, de energía física o
intelectual que hace una persona a otra, bajo continuada
subordinación, pueda negársele tal carácter, y por ello es que
se ha entendido en amparo del propio artículo 24 del Código
Sustantivo del Trabajo, que toda prestación personal de
servicio remunerada se presume regida por un contrato de
trabajo, disposición que asigna un paliativo probatorio al
trabajador, a quien le basta demostrar la ejecución personal
para que opere en su favor la existencia del vínculo laboral,
mientras que el empleador deberá desvirtuar el hecho
presumido a partir de elementos de convicción que avalen

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Radicación n.° 85577

que el servicio se ejecutó bajo una relación jurídica autónoma


e independiente (CSJ SL1664-2021).

En este orden, al estar acreditada plenamente la


prestación personal del servicio, correspondía a la accionada
desvirtuar la presunción estatuida para el caso en el artículo
24 del CST, lo que brilla por su ausencia y, por ende, debe
concluirse por parte de esta Corte, que esa relación estuvo
regida por un contrato de trabajo, pues sin duda alguna se
dan los elementos previstos en el artículo 23 ibidem, de lo
cual dan cuenta los diferentes medios probatorios antes
examinados.

Llegados a este punto, resulta necesario determinar los


extremos temporales de dicho contrato de trabajo, debiendo
recordarse que lo pretendido por la promotora del litigio en
su escrito inaugural, es que se declarara la existencia de
dicho vínculo laboral desde el «7 de octubre de 2007 y el 28 de
febrero de 2012» (f. 6).

Para tal efecto, debemos remitirnos a lo indicado en el


acta de conciliación celebrada el 21 de febrero de 2012, en
donde se indicó como la señora Clemencia Alape prestó sus
servicios personales como asociada a la Cooperativa
Cuidados Profesionales a la aquí demandada entre el 1º de
mayo de 2008 y el 29 de febrero de 2012 (fs. 151 y 152); si
bien dicho documento se le restó validez, ello es frente a la
finalidad que dicho acto jurídico buscaba, es decir, la de
declarar una cosa juzgada, que como ya se dijo en sede

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Radicación n.° 85577

casacional, no operó; sin que tal situación afecte lo allí


consignado como extremos temporales de esa relación.

Además, se observa que corresponde a similar periodo


por el que suscribieron los contratos de prestación de
servicios entre la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la
CTA Cuidados Profesionales (fs. 123 a 151).

Acorde con lo expuesto, y como quiera que en el


informativo no existen elementos de juicio que permitan
inferir que la actora prestó sus servicios a la convocada a
juicio con anterioridad al 1º de mayo de 2008, se declarará
que entre la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la
señora Clemencia Alape Remicio existió contrato realidad
entre dicha calenda y el 29 de febrero de 2012.

En cuanto al Salario, se tiene que según la historia


laboral expedida por la AFP Porvenir S.A. el ingreso base de
cotización con el que hicieron los aportes en pensión de la
actora por parte de la CTA Cuidados Profesionales fue el
siguiente: en el año 2008 entre enero y septiembre $462.000;
y en los meses de octubre a diciembre $461.500; en los años
2009 a 2012 $612.000 (fs. 62 y 63).

Conforme a ello, para el año 2008, habrá de tomarse


como salario el mínimo legal vigente en esa anualidad,
equivalente a $461.500,oo. Respecto del año 2009, se tendrá
en cuenta la suma de $612.000 que fue con base en el cual
se hicieron los aportes en pensión (fs. 38 y 62), pues no
existen pruebas que acrediten cosa distinta.

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Radicación n.° 85577

En lo atinente al 2010, se observa que si bien en la


certificación de aportes en pensión aparece que se hicieron
sobre la suma de $612.000, a folios 24 a 29 y 47 a 52, militan
unos desprendibles de los pagos efectuados por parte de la
CTA Cuidados Profesionales a la señora Clemencia Alape así:

Mes Conceptos Total


Mayo - $231.941 por compensación $1.587.113

- $677.586 por auxilio de transporte y


alimentación

- $677.586 Horas de abril


Junio - $612.000 por compensación $1.158.964

- $259.547 por auxilio de transporte y


alimentación

- $287.417 Descanso anual


Agosto - $612.000 por compensación $871.547

- $259.547 por auxilio de transporte y


alimentación
Septiembre - $612.000 por compensación $871.547

- $259.547 por auxilio de transporte y


alimentación
Octubre - $612.000 por compensación $888.315

- $297.527 por auxilio de transporte y


alimentación
Noviembre - $612.000 por compensación $871.547

- $259.547 por auxilio de transporte y


alimentación
Diciembre - $612.000 por compensación $991.817

- $379.817 por auxilio de transporte


y alimentación

De lo anterior, se evidencia que la señora Alape percibió


en estos meses de 2010 dos conceptos: i) la compensación
que siempre fue el mismo valor de $612.000 entre junio y
diciembre e incluso es sobre el cual se hicieron los aportes

SCLAJPT-10 V.00
53
Radicación n.° 85577

en pensión en dicho año, pese a que en mayo se efectuó un


pago por menor valor por ese ítem; y ii) el auxilio de
transporte y alimentación, que tuvo una variación en mayo,
octubre y diciembre.

Al no existir otros medios probatorios que acrediten el


ingreso percibido por la demandante, como contraprestación
a sus servicios personales prestados a la referida cooperativa,
y a favor del Hospital Méredi de propiedad de la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad, la Sala tomará como salario el
promedio percibido por estos conceptos acorde con los meses
ya relacionados de los que aparecen los pagos; de igual forma
lo percibido en mayo por concepto de horas de abril, concepto
que se entiende corresponde a retribución directa de sus
servicios, lo cual arroja una suma de $996.377,90.

No se tiene en cuenta para este efecto los $287.417 que


cancelados en junio de 2010, puesto que al indicarse que es
por concepto de «descanso anual» (f.48), no puede colegirse
que corresponda a pago periódico y contraprestación directa
de sus servicios.

En cuanto al año 2011, se tendrá en cuenta como


salario la suma de $612.000 con el que se hicieron los
aportes en pensión (fs. 38 y 39); ello, ante la ausencia de otro
elemento de convicción que acredite una suma superior.

Y en lo atinente al año 2012, se observa que en la


certificación expedida el 4 de enero de 2012, por la
Cooperativa Cuidados Profesionales, se indica que la señora

SCLAJPT-10 V.00
54
Radicación n.° 85577

Realpe percibía como Compensación básica la suma de


$612.000 y $290.773 por concepto de auxilio de transporte
y alimentación para un total de $902.773, por lo tanto, para
el año 2012, habrá de tomarse como salario este último valor.

Aun cuando la demandante adujo que para el año 2012,


percibía un salario de $1.215.360,oo, este no fue acreditado
por medio probatorio alguno.

Establecido lo anterior, resulta pertinente entrar a


estudiar la procedencia o no de las pretensiones, no sin antes
analizar la excepción de prescripción propuesta por la
enjuiciada Corporación Hospitalaria Juan Ciudad en su
contestación (fs. 100 y 102).

Al respecto se tiene que la demanda fue instaurada el 9


de octubre de 2014 (f. 67), sin que se observe que se haya
efectuado reclamación alguna frente a la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad, entidad respecto de la cual se
declaró la existencia de contrato realidad, no pudiendo
hacerse extensiva a esta enjuiciada, la solicitud de pago de
prestaciones sociales que se hiciera frente a la CTA. Cuidados
Profesionales (f. 66).

En este orden, y como quiera que el contrato de trabajo


que aquí se declaró, finiquitó el 29 de febrero de 2012, las
prestaciones sociales causadas con anterioridad al 9 de
octubre de 2011, se encuentran afectadas por el fenómeno
de la prescripción en los términos de los artículos 488 del
CST y 151 del CPTSS, en razón haber transcurrido un lapso

SCLAJPT-10 V.00
55
Radicación n.° 85577

superior a tres años entre su exigibilidad y la fecha de


haberse presentarse esta acción.

Se exceptúa de lo anterior, el auxilio de cesantías, al que


nos referiremos más adelante. Conforme a lo expuesto se
proceden a liquidar las acreencias laborales a las que haya
lugar.

i) Cesantías.

La actora laboró desde el 1 de mayo de 2008 hasta el 29


de febrero de 2012, desempeñándose como Auxiliar de
Enfermería al servicio del Hospital Méredi, establecimiento
de comercio de propiedad de la Corporación Hospitalaria
Juan Ciudad, por lo tanto, tiene derecho al auxilio de
cesantía por todo ese tiempo sin que haya lugar a
prescripción, en tanto que la reclamación de dicho derecho
solo es exigible a la terminación del contrato de trabajo, tal y
como lo ha señalado esta Sala (CSJ SL, 20 nov. 2007, rad.
31045, reiterada en la CSJ SL4633-2021, entre muchas
otras), por lo tanto, se procede a liquidar así:

Año 2008. Por el periodo comprendido entre el 1 de


mayo al 31 de diciembre de esa anualidad, y con base en el
salario percibido de $461.500, le corresponde por este
concepto la suma de $307.666,66.

Año 2009. Laboró todo el año con una asignación de


$612.000, por lo tanto, tiene derecho a la suma de
$612.000,oo por cesantías.

SCLAJPT-10 V.00
56
Radicación n.° 85577

Año 2010. Prestó sus servicios durante todo el año,


percibiendo un salario promedio de $996.377,90,
correspondiéndole igual suma por este concepto.

Año 2011. Trabajó durante todo el año recibiendo como


salario un monto de $612.000, por lo tanto, tiene derecho a
la suma de $612.000,oo por cesantías.

Año 2012. En esa anualidad laboró hasta el 29 de


febrero, y su salario ascendió a $902.773,oo, por lo que le
corresponde proporcionalmente la suma de $150.462,20.

El total adeudado por concepto de auxilio de cesantías


asciende a $2.678.506,76.

ii) Intereses sobre las cesantías y sanción por su


falta de pago.

De conformidad con el artículo 99 de la Ley 50 de 1990,


se deben liquidar intereses sobre las cesantías a razón del
12% anual. En este caso, hay lugar a este beneficio respecto
de las cesantías causadas en los años 2011 y 2012, puesto
los generados en fecha anterior, están prescritos.

En este orden, las cesantías liquidadas para el año


2011, fueron la suma de $612.000, por lo que los intereses
sobre estas, ascienden a $73.440; como esta suma no fue
cancelada oportunamente, genera la sanción prevista en el

SCLAJPT-10 V.00
57
Radicación n.° 85577

artículo 3 de la Ley 52 de 1975, equivalente a un monto igual,


esto es, $73.440.

En cuanto a los intereses sobre las cesantías de 2012,


sobre la base de $150.462,20, que fue el auxilio liquidado
para esa anualidad, le corresponde la suma de $3.009,20; y
como sanción por su no pago un valor igual a los réditos.

Dichas sumas deberán ser indexadas hasta el monto de


su pago.

iii) Primas de servicio

Al encontrarse prescritas las primas causadas con


anterioridad al 9 de octubre de 2011, como ya se dijo, solo
hay lugar a liquidar la del segundo semestre de esa
anualidad y proporcional el tiempo servido en 2012, así:

2011. Con un salario de $612.000, le corresponde por


la prima del segundo semestre la suma de $306.000,oo.

2012. Por el tiempo laborado en dicha anualidad hasta


el 29 de febrero, tiene derecho a $150.462,20.

El total por este concepto asciende a $456.462,20.

iv) vacaciones

Respecto de esta acreencia, hay que decir que conforme


a lo previsto en el artículo 187 del CST, pueden ser

SCLAJPT-10 V.00
58
Radicación n.° 85577

concedidas por el patrono o solicitadas por el trabajador


dentro del año subsiguiente a su causación; por lo tanto, hay
lugar a liquidar el periodo completo comprendido entre el 1
de mayo de 2010 y el 30 de abril de 2011, correspondiéndole
por este concepto la suma de $306.000, con base en un
salario de $612.000, percibido en 2011.

Y por el lapso comprendido entre el 1º de mayo de 2011


y el 29 de febrero de 2012, tiene derecho en forma
proporcional a $376.155,15, tomando como salario la suma
de $902.773.

El total por esta acreencia es de $682.155,15. Dicha


suma deberá ser indexadas hasta el monto de su pago.

Las causadas con anterioridad se encuentran cobijadas


por el fenómeno de la prescripción como se explicó en líneas
anteriores.

v) Indemnizaciones moratorias previstas en el los


artículos 99 de la Ley 50 de 1990, y 65 del CST.

Respecto de estas indemnizaciones, la Sala de manera


reiterada y pacífica a sostenido que no son de aplicación
automática e inexorable, sino que debe analizarse en cada
caso en particular el actuar del empleador a fin de determinar
si este, estuvo desprovisto o no de la buena fe que debe regir
por regla general en los contratos de trabajo. (CSJ SL053-
2018, CSJ SL4515-2020).

SCLAJPT-10 V.00
59
Radicación n.° 85577

En el presente caso, se advierte que la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad sostuvo que no existió entre las
partes contrato de trabajo, buscando con ello acreditar un
actuar de buena fe; no obstante, el material probatorio
analizado en párrafos anteriores, lo que realmente evidencia
es su intención de esconder la verdadera relación de carácter
laboral que la unió con la señora Realpe, y para ello acudió a
una cooperativa de trabajo para realizar actividades propias
de su objeto social, tercerizando indebidamente la
vinculación de la actora, proceder que no puede enmarcarse
dentro de la buena fe, razones suficientes para que se
generen las indemnizaciones moratorias reclamadas, las que
se proceden a tasar.

En cuanto a la sanción por no consignación de


cesantías, se tiene que el numeral 3º del artículo 99 de la Ley
50/90, contempla que el empleador debe consignar antes del
15 de febrero las cesantías causadas en el año
inmediatamente anterior.

En el presente caso, se tiene que la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad no consignó a favor de la
trabajadora esta acreencia; sin embargo, como quiera que
están prescritos las acreencias causadas con anterioridad al
9 de octubre de 2011, solo impondrá condena a partir de esa
data, por la no consignación de las cesantías
correspondientes al año 2010, a razón de $33.237,90 diarios
($997.138/30) y hasta el 14 de febrero de 2012, lo cual
asciende a $4.187.975,40 ($33.237,90 x 126 días).

SCLAJPT-10 V.00
60
Radicación n.° 85577

Las cesantías causadas en 2011, debieron consignarse


a más tardar el 14 de febrero de 2012, como ello se omitió,
se genera la indemnización correspondiente entre el 15 y el
29 de febrero de 2012, cuando terminó el contrato de trabajo,
a razón de $30.092,40 diarios ($902.773/30), ascendiendo a
$451.386 ($30.092,40 x 15).

La condena por este concepto corresponde al monto


total de $4.639.361,40.

Frente a la indemnización del artículo 65 del CST,


modificado por el 29 de la Ley 789 de 2002, cabe reproducir
dicha disposición, que en lo pertinente reza:

1. Si a la terminación del contrato, el empleador no paga al


trabajador los salarios y prestaciones debidas, salvo los casos de
retención autorizados por la ley o convenidos por las partes, debe
pagar al asalariado, como indemnización, una suma igual al
último salario diario por cada día de retardo, hasta por veinticuatro
(24) meses, o hasta cuando el pago se verifique si el período es
menor. Si transcurridos veinticuatro (24) meses contados desde la
fecha de terminación del contrato, el trabajador no ha iniciado su
reclamación por la vía ordinaria o si presentara la demanda, no ha
habido pronunciamiento judicial, el empleador deberá pagar al
trabajador intereses moratorios a la tasa máxima de créditos de
libre asignación certificados por la Superintendencia Bancaria, a
partir de la iniciación del mes veinticinco (25) hasta cuando el pago
se verifique. Texto subrayado declarado INEXEQUIBLE por la
Corte Constitucional mediante Sentencia C-781 de 2003.

Dichos intereses los pagará el empleador sobre las sumas


adeudadas al trabajador por concepto de salarios y prestaciones
en dinero.
[...]

El criterio mayoritario de la Sala respecto del alcance e


interpretación de esta disposición, es que para que proceda
dicha indemnización, se debe instaurar la demanda dentro

SCLAJPT-10 V.00
61
Radicación n.° 85577

de los 24 meses siguientes a la terminación del contrato de


trabajo; si ello no ocurre, el trabajador solo tendrá derecho a
los intereses moratorios que dicha preceptiva prevé, a partir
del mes 25. Así se dijo en sentencia CSJ SL, 6 May 2010,
Rad. 36577, reiterada en la CSJ SL10632-2014, y más
recientemente en providencia CSJ SL1005-2021, donde se
señaló:

Cuando no se haya entablado demanda ante los estrados


judiciales, dentro de los veinticuatro (24) meses siguientes al
fenecimiento del contrato de trabajo, el trabajador no tendrá
derecho a la indemnización moratoria equivalente a un (1) día de
salario por cada día de mora en la solución de los salarios y
prestaciones sociales, dentro de ese lapso, sino a los intereses
moratorios, a partir de la terminación del contrato de trabajo, a la
tasa máxima de créditos de libre asignación certificada por la
Superintendencia Financiera.

De tal suerte que la presentación oportuna (entiéndase dentro de


los veinticuatro meses siguientes a la terminación del contrato de
trabajo) de la reclamación judicial da al trabajador el derecho a
acceder a la indemnización moratoria de un día de salario por
cada día de mora hasta por veinticuatro (24) meses, calculados
desde la ruptura del nudo de trabajo; y, a partir de la iniciación
del mes veinticinco (25), contado desde esa misma ocasión, hace
radicar en su cabeza el derecho a los intereses moratorios, en los
términos precisados por el legislador.

Pero la reclamación inoportuna (fuera del término ya señalado)


comporta para el trabajador la pérdida del derecho a la
indemnización moratoria. Sólo le asiste el derecho a los intereses
moratorios, contabilizados desde la fecha de la extinción de
vínculo jurídico. (Subrayas fuera del texto).

Con arreglo al anterior criterio jurisprudencial, observa la Sala que


la relación laboral que se suscitó entre las partes finalizó el 6 de
abril de 2003 y la demanda que dio origen al proceso fue
presentada el 7 de julio de 2006 según se infiere del acta
individual de reparto visible a folio 20, es decir, después de haber
transcurrido 24 meses desde la ruptura del vínculo contractual. En
estas condiciones, al haber reclamado inoportunamente sus
acreencias laborales, la demandante perdió el derecho a la
indemnización moratoria de un día de salario por cada día de
retraso y solo le asiste derecho a los intereses moratorios sobre los
créditos sociales insatisfechos.

SCLAJPT-10 V.00
62
Radicación n.° 85577

En igual sentido pueden verse las sentencias CSJ


SL2966-2018 y CSJ SL-2140-2019, entre muchas otras.

En el sub examine, se observa que el contrato de trabajo


con la Corporación Hospitalaria demandada, del cual se pido
su declaratoria en el escrito inicial, terminó el 29 de febrero
de 2012, y la presente acción se instauró el 9 de octubre de
2014, es decir, pasados más de los dos (2) años, a los que
hace referencia el artículo 29 de la Ley 789/02; por lo tanto,
siguiendo los derroteros jurisprudenciales que
mayoritariamente tiene la Sala, no hay lugar en este caso a
imponer condena por la indemnización moratoria de que
trata dicha disposición, procediendo únicamente los
intereses moratorios sobre el monto de las prestaciones
sociales adeudadas a partir del mes 25, contados desde el
finiquito contractual, por lo que se impondrá condena por
este último concepto, hasta cuando se efectúe el pago de las
sumas que los generan.

Como no prosperó la indemnización moratoria, por el


no pago de cesantías y primas de servicios, se dispondrá la
indexación de dichas sumas, pero únicamente por los
primeros veinticuatro (24) meses, contabilizados desde la
finalización del contrato, dado que a partir del siguiente mes
se ordenó el reconocimiento de los intereses moratorios.

vi) Afiliación y pago de aportes al sistema integral


de seguridad social.

SCLAJPT-10 V.00
63
Radicación n.° 85577

Pretende la demandante que la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad la afilie y efectúe el pago de aportes
al sistema integral de seguridad social, de manera
retroactiva.

Al respecto, se observa por parte la Sala que la CTA


Cuidados Profesionales, cumplió con el deber de afiliación en
pensiones durante el periodo comprendido entre el 1º de
mayo de 2008 y el 29 de febrero de 2012, en el que operó la
declaratoria del contrato realidad, tal y como se desprende
del reporte de semanas cotizadas allegado por la AFP
Porvenir S.A. (fs. 38, 39, 62 y 63); en esa medida, no hay
lugar a ordenar la afiliación en pensiones por cuanto la
demandante sí estuvo vinculada a un fondo de pensiones.

Lo que si procede, es a que los aportes en pensión se


efectúen con base en los salarios que en esta providencia se
determinaron; por lo tanto, la Corporación Hospitalaria Juan
Ciudad, deberá efectuar al fondo respectivo el pago de la
diferencia en aportes por pensión de los años 2010 y 2012,
acorde con el salario que este fallo concluyó era el percibo
por la accionante en esas anualidades, junto con los
intereses moratorios a que haya lugar.

En cuanto a los aportes por salud y riesgos laborales,


no hay elementos de juicio que permitan afirmar
certeramente de que estos se hayan efectuado por parte de
la Cooperativa Cuidados profesionales, por lo tanto, como la
demandante en su calidad de trabajadora dependiente es
una afiliada forzosa al sistema de seguridad social integral,

SCLAJPT-10 V.00
64
Radicación n.° 85577

le correspondía al empleador efectuar los respectivos aportes


a cada subsistema en salud y riesgos laborales en los
términos previstos en los artículos 157, 160 y 161 de la ley
100/93, y demás normas concordantes, por lo tanto,
conforme a ello, se debe ordenar la cancelación de las
cotizaciones por el tiempo en que estuvo vigente el contrato
de trabajo y con destino a las entidades de seguridad social
(CSJ SL5019-2021).

vii) indemnización por despido sin justa causa

En lo atinente a la indemnización por despido sin justa


causa previsto en el artículo 64 del CST, debe indicarse que
reiteradamente se ha sostenido por parte de la Sala que al
trabajador le corresponde mostrar el hecho del despido,
mientras que al empleador la justa causa del finiquito
contractual (CSJ SL1166-2018).

En el sub lite, se tiene que la Sala declaró la existencia


de contrato realidad entre la Corporación Universitaria Juan
Ciudad y la señora Clemencia Alape Remicio en el periodo
comprendido entre el 1º de mayo de 2008 y el 29 de febrero
de 2012, lapso en que le prestó servicios personales a través
de la CTA Cuidados Profesionales; sin embargo, aun cuando
la demandante reclama esta indemnización por haber sido
despedida sin justa causa, no obran en el informativo
elementos de juicio que permitan afirmar certeramente las
razones por las terminó dicha relación, mucho menos que
haya ocurrido por decisión unilateral e injusta de la
enjuiciada; incluso se observa que al día siguiente de esa

SCLAJPT-10 V.00
65
Radicación n.° 85577

calenda, el 1º de marzo de 2012, la promotora del litigio


suscribió contrato de trabajo por duración de obra o labor
contratada con la empresa Listos S.A.S., con quien continuó
laborando hasta el 18 de junio de 2012 (fs. 242, 243 y 247);
por lo tanto, no se impondrá condena por este concepto.

viii) Devolución de los descuentos efectuados del


salario.

Reclama la demandante, la devolución y pago del


«53.75% descontado mensualmente […] sobre el salario devengando» y

que afirma corresponde a «$259.547»; así mismo, los


descuentos que se le hicieron por concepto de «auxilio de
transporte y de alimentación en cuantía de $290.773 mensuales».

En el expediente solo aparecen algunos comprobantes


de pagos efectuados a la actora por p arte de la CTA Cuidados
Profesionales en los meses de junio, agosto a diciembre de
2010, que dan cuenta de los conceptos que se le reconocían
como contraprestación a sus servicios, entre ellos, un auxilio
de alimentación y de transporte; sin embargo, de estos no se
desprende certeramente que ese rubro le fuera retenido,
puesto que hacen parte del neto pagado, según se consigna
en dichos documentos.

Aparte de dichos medios probatorios, no obra en el


informativo elementos de juicio que conduzcan a la Sala a
inferir que se hicieron tales descuentos; no obstante, aun si
en gracia de discusión ello se aceptara, los mismos estarían
cobijados por el fenómeno de la prescripción, por lo menos

SCLAJPT-10 V.00
66
Radicación n.° 85577

aquellos que se hubiesen realizado con anterioridad al 9 de


octubre de 2011, en razón a la fecha de presentación de la
demanda inaugural (f. 67).

ix) Indemnización de perjuicios por el


incumplimiento del suministro de calzado y vestido de
labor.

Pretende la demandante el pago de la una


indemnización por el no suministro de calzado y vestido de
labor en vigencia de la relación laboral.
Aun cuando el artículo 230 del CST contempla la
obligación de los empleadores de suministrar cada cuatro
meses, calzado y vestido de labor a los trabajadores que
perciban hasta dos salarios mínimos legales mensuales
vigentes, su compensación en dinero está prohibida por el
precepto 234 del mismo estatuto; en esa medida, lo que
procede en los eventos del incumplimiento de esa obligación
por parte de las empresas, es la solicitud de una
indemnización de perjuicios, pero para su imposición, a la
parte actora le corresponde la carga de la prueba de acreditar
que efectivamente se causaron dichos perjuicios.

Al respecto, la Sala en sentencia CSJ SL5754-2014,


sostuvo:

[…] no está demás advertir por esta Sala que el tribunal, en


esta razón, se ciñó a lo enseñado por esta Corte sobre que, ante el
fenecimiento del nexo laboral, resulta improcedente la
compensación en dinero de las dotaciones de calzado y vestuario,
artículo 234 del Código Sustantivo del Trabajo, y que, de cara al
incumplimiento de esta obligación por parte del empleador lo que

SCLAJPT-10 V.00
67
Radicación n.° 85577

se configura es el derecho a solicitar una indemnización por


perjuicios que deben ser probados por quien los alega […]

En el asunto que se analiza, no allegó prueba alguna


que acredite la ocurrencia de los perjuicios reclamados, por
lo que esta pretensión tampoco sale avante.

De otro lado, como se advierte que la sociedad


demandada Corporación Hospitalaria Juan Ciudad suscribió
dos pólizas de responsabilidad civil; la primera distinguida
con el n.° AA003089, con la entidad Equidad Seguros
Generales O.C. cuya vigencia estaba comprendida entre el 30
de octubre de 2008 y el 31 de mayo de 2009; la segunda,
como el n.° AA003089, con la entidad Equidad Seguros
Generales O.C. cuya vigencia estaba comprendida entre el 26
de marzo de 2009 y el 31 de enero de 2013, figurando como
tomador la Cooperativa de Trabajo Asociado Cuidados
Profesionales y asegurado la convocada a juicio, y cuyo objeto
era cubrir «prestaciones sociales y estabilidad laboral» (fs. 169 a 176
y 288), de donde se desprende que las obligaciones aquí
impuestas en contra de la Corporación Hospitalaria, estaban
cubiertas por esa póliza, razón por la cual la compañía de
seguros, debe salir a responder por aquellas obligaciones por
las que aquí se fulminó condena en contra de la asegurada,
por lo tanto, habrá de condenarse a la aseguradora como
llamada en garantía, en el valor que por este concepto fue
asegurado conforme a dicho contrato de aseguramiento.

En lo que tiene que ver con la CTA Cuidados


Profesionales, entidad que se vinculó al proceso como

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 85577

llamada en garantía por solicitud de la Corporación


Hospitalaria Juan Ciudad, ante el desistimiento que como
parte demandada hiciera la actora (fs. 269, 270, 271, 306 y
307), hay que decir, que conforme a las pruebas arriba
analizadas su actuar frente a la demandante debe de
calificarse como de simple intermediaria en los términos del
artículo 35 del CST, que dispone:

Art. 35. Simples intermediarios. 1. Son simples intermediarios,


las personas que contraten servicios de otras para ejecutar
trabajos en beneficio y por cuenta exclusiva de un empleador.

2. Se consideran como simples intermediarios, aun cuando


aparezcan como empresarios independientes, las personas que
agrupan o coordinan los servicios de determinados trabajadores
para la ejecución de trabajos en los cuales utilicen locales,
equipos, maquinarias, herramientas u otros elementos de un
empleador para el beneficio de éste y en actividades ordinarias
inherentes o conexas del mismo.

3. El que celebrare contrato de trabajo obrando como simple


intermediario debe declarar esa calidad y manifestar el nombre
del empleador. Si no lo hiciere así, responde solidariamente con
el empleador de las obligaciones respectivas. (Subrayado fuera
del texto original).

Del análisis de los medios probatorios arrimados a


juicio, se deduce que la CTA Cuidados Profesionales utilizó
su fachada para mimetizar vinculaciones laborales ocultando
a sus trabajadores sobre quién era su verdadero empleador,
puesto que no podía enviar a sus asociados a laborar al
servicio de otra empresa, convirtiéndose en simple
intermediaria, mientras que la Corporación Hospitalaria
Juan Ciudad fue la verdadera empleadora de la accionante;
que la cooperativa actuó sin identificarse como tal, y aunque
en apariencia se comportó como empresario independiente,
en la práctica solo coordinaba el trabajo de la demandante

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69
Radicación n.° 85577

utilizando, la infraestructura herramienta y los elementos de


la última de las nombradas, lo que le obliga a responder
solidariamente de las condenas de conformidad con lo
previsto en el numeral 3º del artículo 35 del CST. (CSJ
SL2834-2021 y CSJ SL2710-2019).

En lo referente a la Sociedad Listos S.A.S., se absolverá


de cualquier obligación, toda vez que la declaratoria del
contrato de trabajo que solicitó en la demanda inaugural fue
por el periodo comprendido entre el 7 de octubre de 2008 y
el 28 de febrero de 2012, y la vinculación de orden laboral
entre esa sociedad y la demandante se dio en forma posterior,
observándose además que se le reconocieron las prestaciones
sociales que en vigencia de ese contrato de trabajo se
causaron (fs. 244 y 245).

Las anteriores consideraciones son suficientes para


declarar probada parcialmente la excepción de prescripción,
en los términos explicados en líneas precedentes, de igual
forma la de cobro de lo no debido respecto de las pretensiones
por indemnización por despido injusto, la devolución de las
sumas deducidas del salario e indemnización de perjuicios
por no suministro de calzado y vestido de labor.

Las demás excepciones presentadas por la enjuiciada y


la aseguradora llamada en garantía, conforme a los
fundamentos de esta providencia, se declaran no probadas.

Como consecuencia de lo anterior, habrá de revocarse


la sentencia proferida el 21 de julio de 2018, por el Juzgado

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Radicación n.° 85577

Segundo Laboral del Circuito de Bogotá, y en su lugar, se


declarará la existencia de contrato de trabajo realidad entre
la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la señora
Clemencia Alape Remicio, en el periodo que va del 1º de mayo
de 2008 al 29 de febrero de 2012; de igual forma, se
dispondrá que la Cooperativa de Trabajo Asociado Cuidados
Profesionales, actuó como simple intermediaria, debiendo
responder de manera solidaria por las condenas aquí
impuestas a la demandada principal, que se detallarán en la
parte resolutiva de esta providencia.

Las costas de primera instancia estarán a cargo de la


demandada Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y a
Cuidados Profesionales Cooperativa de Trabajo Asociado.

En segunda instancia, no se causaron.

XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando Justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia proferida, el trece (13) de noviembre de dos mil
dieciocho (2018), por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá, en el proceso ordinario
laboral que CLEMENCIA ALAPE REMICIO adelanta contra
la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN CIUDAD, donde
se llamó en garantía a CUIDADOS PROFESIONALES
COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO, a la EQUIDAD
SEGUROS GENERALES ORGANISMO COOPERATIVO y se

SCLAJPT-10 V.00
71
Radicación n.° 85577

vinculó como litisconsorte necesario a la empresa LISTOS


S.A.S.

En sede de instancia, se dispone:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida el 21 de


julio de 2018, por el Juzgado Segundo Laboral del Circuito
de Bogotá, emitida dentro de este asunto; como consecuencia
de lo anterior, se ordena:

SEGUNDO: DECLARAR la existencia de contrato de


trabajo realidad entre la CORPORACIÓN HOSPITALARIA
JUAN CIUDAD y la señora CLEMENCIA ALAPE REMICIO,
en el periodo que va del 1º de mayo de 2008 al 29 de febrero
de 2012.

TERCERO: DECLARAR que la CUIDADOS


PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO, actuó como simple intermediaria, en la relación
de tipo laboral que se suscitó entre CORPORACIÓN
HOSPITALARIA JUAN CIUDAD y la señora CLEMENCIA
ALAPE REMICIO, debiendo responder de manera solidaria
por las condenas impuestas a la demandada principal.

CUARTO: CONDENAR la CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD y solidariamente a la
CUIDADOS PROFESIONALES COOPERATIVA DE
TRABAJO ASOCIADO, a pagar a favor de la señora
CLEMENCIA ALAPE REMICIO, una vez ejecutoriada esta
providencia, las siguientes sumas de dinero:

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Radicación n.° 85577

a) $2.678.506,76 por concepto de cesantías, suma que


debe ser indexada por los primeros 24 meses.
b) $76,449,20 por concepto de intereses sobre las
cesantías, la que debe ser indexada hasta el momento de su
pago
c) $76.449,20 por concepto sanción por no pago de
intereses sobre las cesantías, la que debe ser indexada hasta
el momento de su pago.
d) $456.462,20 por concepto de primas de servicios,
que debe indexarse por los primeros 24 meses.
e) $682.155,15 por concepto de vacaciones, la que debe
ser indexada hasta el momento de su pago.
f) $4.639.361,40 por concepto de sanción moratoria por
no consignación de cesantías.

QUINTO: CONDENAR la CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD y solidariamente a la
CUIDADOS PROFESIONALES COOPERATIVA DE
TRABAJO ASOCIADO, a pagar a favor de la señora
CLEMENCIA ALAPE REMICIO, una vez ejecutoriada esta
providencia, los intereses moratorios por el no pago oportuno
de prestaciones sociales, los cuales se causan a partir del
mes veinticinco (25), contados desde la fecha en que terminó
el contrato de trabajo – 29 de febrero de 2012- y sobre la suma
adeudada por prestaciones sociales, hasta que se realice su
pago efectivo.

SEXTO: CONDENAR la CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD y solidariamente a la

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Radicación n.° 85577

CUIDADOS PROFESIONALES COOPERATIVA DE


TRABAJO ASOCIADO, a efectuar el pago al Fondo de
pensiones al que se encuentra afiliada la demandante, la
diferencia por aportes en pensión de los años 2010 y 2012,
junto con los intereses moratorios a que haya lugar, con base
en el salario que para esas anualidades se determinó en esta
providencia. De igual forma, se dispone que las enjuiciadas
deben cancelar los aportes a la seguridad social en salud y
riesgos profesionales por el tiempo que duró el contrato de
trabajo con la señora CLEMENCIA ALAPE REMICIO, con
destino a las diferentes entidades de seguridad social.

SÉPTIMO: DECLARAR que EQUIDAD SEGUROS


GENERALES ORGANISMO COOPERATIVO, como llamada
en garantía debe responder por las condenas impuestas en
contra de la CORPORACIÓN HOSPITALARIA JUAN
CIUDAD, conforme a las pólizas de responsabilidad
extracontractual suscritas por dicha aseguradora, por los
conceptos asegurados y por el monto límite de cobertura de
los mismos.

OCTVAVO: ABSOLVER a la CORPORACIÓN


HOSPITALARIA JUAN CIUDAD y a CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO de las restantes pretensiones, acorde con lo
expuesto en este proveído.

NOVENO: DECLARAR probada parcialmente la


excepción de prescripción, en los términos indicados en l
parte motiva de esta providencia; de igual forma, la de cobro

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Radicación n.° 85577

de lo no debido respecto de las pretensiones por


indemnización por despido injusto, la devolución de las
sumas deducidas del salario e indemnización de perjuicios
por no suministro de calzado y vestido de labor.

DÉCIMO: DECLARAR no probadas las restantes


excepciones propuestas por la enjuiciada y la aseguradora
llamada en garantía.

DÉCIMO PRIMERO: ABSOLVER a la empresa LISTOS


S.A.S. integrada como litisconsorcio necesario, de las
reclamadas de esta demanda.

Costas como se indicó en la parte motiva de esta


providencia.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

Presidente de la Sala

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ACLARACIÓN DE VOTO

Demandante: Clemencia Alape Remicio


Demandado: Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y otros
Radicación: 85577
Magistrados Ponentes: Gerardo Botero Zuluaga y Fernando
Castillo Cadena

Como lo manifesté en la sesión en la que se discutió este


asunto, si bien estoy de acuerdo con la decisión de casar la
sentencia impugnada y declarar que entre las partes existió un
contrato de trabajo desde el 1 de mayo de 2008 al 29 de febrero
de 2012, discrepo de algunos puntos y consideraciones relativos
a las condenas impartidas o a las que se dejaron de impartir,
como paso a explicarlo:

1. Contradicción interna en el fallo a la hora de


resolver la procedencia de la sanción moratoria
prevista en el artículo 65 del Código Sustantivo del
Trabajo

Debe indicarse que en este asunto la demanda se presentó


luego de transcurridos 24 meses desde la fecha de culminación
del contrato de trabajo. Esto teniendo en cuenta que la relación
laboral terminó el 29 de febrero de 2012 y la demanda se
instauró el 9 de octubre de 2014.

En el escenario descrito, la jurisprudencia del Trabajo ha


dicho que, conforme al artículo 65 del Código Sustantivo del
Radicación n.° 85577

Trabajo, modificado por el 29 de la Ley 789 de 2002, no es


procedente condenar al empleador a 1 día de salario por cada
día de retardo en el pago de los salarios y las prestaciones
sociales, sino al pago de intereses moratorios desde la
terminación de la relación de trabajo.

En efecto, en la sentencia CSJ SL, 6 may. 2010, rad.


36577, reiterada en SL10632-2014 y SL1005-2021, la Sala
señaló:

Cuando no se haya entablado demanda ante los estrados


judiciales, dentro de los veinticuatro (24) meses siguientes al
fenecimiento del contrato de trabajo, el trabajador no tendrá
derecho a la indemnización moratoria equivalente a un (1) día
de salario por cada día de mora en la solución de los salarios y
prestaciones sociales, dentro de ese lapso, sino a los intereses
moratorios, a partir de la terminación del contrato de
trabajo, a la tasa máxima de créditos de libre asignación
certificada por la Superintendencia Financiera.

De tal suerte que la presentación oportuna (entiéndase dentro


de los veinticuatro meses siguientes a la terminación del
contrato de trabajo) de la reclamación judicial da al trabajador
el derecho a acceder a la indemnización moratoria de un día de
salario por cada día de mora hasta por veinticuatro (24) meses,
calculados desde la ruptura del nudo de trabajo; y, a partir de
la iniciación del mes veinticinco (25), contado desde esa misma
ocasión, hace radicar en su cabeza el derecho a los intereses
moratorios, en los términos precisados por el legislador.

Pero la reclamación inoportuna (fuera del término ya señalado)


comporta para el trabajador la pérdida del derecho a la
indemnización moratoria. Sólo le asiste el derecho a los
intereses moratorios, contabilizados desde la fecha de la
extinción de vínculo jurídico.

El fallo del cual disiento, evocó correctamente el


pensamiento de esta Sala e incluso transcribió los anteriores
tres párrafos (pág. 62), sin embargo, de forma inexplicable se
dejó de un lado su contenido, pues se impartió condena por los
intereses moratorios a partir del mes 25 y no desde la

2
Radicación n.° 85577

terminación del contrato de trabajo. En otras palabras,


identificaron la jurisprudencia vigente sobre el tema, pero al
momento de aplicarla la desconocieron, sin señalar
expresamente que se apartaban de ella y sin exponer las razones
sólidas y fundamentadas por las cuales lo hacían.

Desde luego que la Corte puede apartarse de su propio


precedente, pero para ello es indispensable que se cumpla con
las cargas de transparencia y de argumentación suficiente, lo
que implica la identificación de los precedentes de los cuales se
distancian y una exposición de las razones de peso por las
cuales considera la Sala que debe modificar su jurisprudencia.
Por tal motivo aclaro mi voto.

2. Análisis deficitario de la procedencia de la


indemnización por despido injusto

Como lo manifesté en la sesión correspondiente, en este


caso ha debido analizarse con más detenimiento la procedencia
de la indemnización por despido injusto.

En efecto, en el fallo se afirma que «no obran en el


informativo elementos de juicio que permitan afirmar certeramente
las razones por las terminó dicha relación, mucho menos que
haya ocurrido por decisión unilateral e injusta de la enjuiciada»,
sin embargo, en el expediente sí hay elementos que indican que
la relación de trabajo finalizó como consecuencia de la
terminación del contrato de prestación de servicios celebrado
entre la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad y la Cooperativa
de Trabajo Asociado Cuidados Profesionales.

3
Radicación n.° 85577

A folios 142 a 150 obra el contrato de prestación de


servicios suscrito el 30 de marzo de 2011 entre la Corporación
Hospitalaria Juan Ciudad y la Cooperativa de Trabajo Asociado
Cuidados Profesionales, en el que la primera entidad procedió a
tercerizar ilegalmente algunos procesos y subprocesos
asistenciales, en el marco de los cuales fue vinculada la
demandante. En la cláusula octava de dicho acuerdo se estipuló
que el contrato finalizaba el 28 de febrero de 2012.

Asimismo, milita a folio 151 un comunicado suscrito por el


representante legal de la Corporación Hospitalaria Juan Ciudad,
en la que notifica al representante de la Cooperativa de Trabajo
Asociado Cuidados Profesionales la decisión de dar por
terminación el contrato de prestación de servicios integrales en
salud a partir del 29 de febrero de 2012.

Desde esta perspectiva, era razonable concluir que la


relación laboral culminó como consecuencia de la terminación
del contrato celebrado entre la Corporación Hospitalaria Juan
Ciudad y la Cooperativa de Trabajo Asociado Cuidados
Profesionales, pues era este acuerdo el que servía de base o
cobertura jurídica a la vinculación de la demandante con la CTA
para prestar servicios directamente a la Corporación. Y como la
terminación del contrato comercial celebrado entre el empleador
y sus socios comerciales -reales o aparentes- no es una justa
causa de despido, lo apropiado hubiese sido deducir que el
despido de la accionante fue injusto.

3. No justificación de la condena a aportes a riesgos


laborales

4
Radicación n.° 85577

Por último, el fallo decide impartir una inédita condena a


aportes a riesgos laborales, la cual, además que no fue
justificada legal y argumentativamente, es, desde mi punto de
vista, improcedente.

Hay que recordar que la cobertura a riesgos laborales


funciona como un clásico contrato de seguro en nuestra
legislación. De esta forma, el empleador selecciona una
administradora de riesgos laborales a la que traslada el riesgo
creado en el trabajo, mediante el pago de una prima variable.
Cuando el empleador no afilia a los trabajadore a una
administradora autorizada, debe asumir directamente el riesgo y
por tanto la de satisfacer las prestaciones económicas y
asistenciales que le corresponderían al trabajador en caso de
sufrir un accidente de trabajo o padecer una enfermedad laboral
(art. 91, literal a), numeral 1º del Decreto-Ley 1295 de 1994).

Teniendo en cuenta lo anterior, no tiene lógica ordenar el


pago de aportes a riesgos laborales, pues al no haber afiliado la
Corporación Hospitalaria Juan Ciudad a su trabajadora a una
ARL, las prestaciones económicas y asistenciales que se hubiese
causado como consecuencia de una enfermedad o accidente
laboral durante el tiempo en que prestó sus servicios debe
asumirlas directamente la Corporación. En otras palabras, aún
si el empleador transfiere a la ARL el valor del aporte, la
administradora no podría asumir las prestaciones pertinentes en
caso de que la trabajadora reporte un infortunio laboral
generado en el tiempo en que laboró en favor de la Corporación,
ya que para ello era indispensable que el empleador le trasladara
a la ARL el riesgo mediante la afiliación correspondiente, la que
se echa de menos en este asunto.

5
Radicación n.° 85577

En el anterior contexto, aclaro mi voto.

Fecha ut supra.

6
GERARDO BOTERO ZULUAGA
FERNANDO CASTILLO CADENA
Magistrados Ponentes

SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO


Sentencia de instancia

Radicación n.° 85577


Acta 16

Referencia: Demanda promovida por CLEMENCIA


ALAPE REMICIO contra la CORPORACIÓN HOSPITALARIA
JUAN CIUDAD, donde se llamó en garantía a la CUIDADOS
PROFESIONALES COOPERATIVA DE TRABAJO
ASOCIADO y la EQUIDAD SEGUROS GENERALES
ORGANISMO COOPERATIVO y se vinculó como
litisconsorte necesario a la empresa LISTOS S.A.S.

Con el acostumbrado respeto por las decisiones


mayoritarias de la Sala, en este especial asunto, si bien es
cierto que comparto la decisión que finalmente se adoptó en
cuanto declaró la existencia de contrato realidad entre la
actora y las accionadas, salvo parcialmente el voto, frente a
los argumentos expuestos respecto de la prescripción de los
Rad. 85577
Salvamento parcial de voto

derechos prestacionales causados con anterioridad al 9 de


octubre de 2011.

En efecto, en la providencia de la que me aparto


parcialmente, se sostuvo aun cuando no ocurrió el fenómeno
prescriptivo para adelantar esta acción, «como quiera que el
contrato de trabajo que aquí se declaró, finiquitó el 29 de febrero de
2012, las prestaciones sociales causadas con anterioridad al 9 de
octubre de 2011, se encuentran afectadas por el fenómeno de la
prescripción en los términos de los artículos 488 del CST y 151 del
CPTSS, en razón haber transcurrido un lapso superior a tres años entre
su exigibilidad y la fecha de haberse presentarse esta acción».

Pues bien, en mi prudente juicio, considero que a


diferencia de lo que viene precisando la Corte, cuando se
discute la naturaleza jurídica del vínculo que une a las partes,
esto es, la existencia del contrato de trabajo realidad, la
declaratoria que en ese sentido haga el juez en el proceso
ordinario laboral, sí tiene efectos de ser constitutiva y no
declarativa, en la medida en que es a partir del momento en
que se hace tal declaración judicial, cuando surge la obligación
del empleador de pagar los salarios y demás prestaciones
sociales generadas con ocasión de ese vínculo laboral, es decir
la exigibilidad de las distintas obligaciones se generan en ese
instante, y no en la medida en que se fueron causando durante
la vigencia del nexo contractual laboral.

Es así como, comparto plenamente el criterio expuesto


por la Sección Segunda del Consejo de Estado, en la sentencia
del 19 de febrero de 2009. Rad. 3074-05., y que ha reiterado
Rad. 85577
Salvamento parcial de voto

en proveídos posteriores, como es el del 22 de noviembre de


2012, Expediente: 25000-23-25-000-2003-00839-01.
Referencia 1165-2010, en donde se dijo:

“En situaciones como la presente en las cuales no hay fecha


a partir de la cual se pueda predicar la exigibilidad del derecho,
no es procedente sancionar al beneficiario con la prescripción o
extinción del derecho que reclama; en efecto, en estos asuntos en
los cuales se reclaman derechos laborales no obstante mediar un
contrato de prestación de servicios, no hay un referente para
afirmar la exigibilidad de salarios o prestaciones distintos al valor
pactado en el contrato.

Es a partir de la decisión judicial que desestima los


elementos de la esencia del contrato de prestación de servicios que
se hace exigible la reclamación de derechos laborales tanto
salariales como prestacionales, porque conforme a la doctrina esta
es de las denominadas sentencias constitutivas, ya que el derecho
surge a partir de ella, y por ende la morosidad empieza a contarse
a partir de la ejecutoria de esta sentencia.

Se insiste, tratándose del principio de la primacía de la realidad


sobre las formalidades, la existencia de la obligación emanada de
la relación laboral y los derechos determinados no son exigibles al
momento de la presentación del simple reclamo ante la Entidad,
sino que nacen a partir de la sentencia, y su exigibilidad desde su
ejecutoria” (subrayado de la Sala).

Es así como reitera la Sala que la existencia de la obligación


emanada de la relación laboral y los derechos determinados son
exigibles a partir de la sentencia constitutiva del derecho y su
exigibilidad se determina desde la ejecutoria de dicha providencia.

Conforme a lo visto, si bien es cierto que varias de las


prestaciones sociales se van causando en vigencia de la
relación laboral, en eventos como estos, en donde la discusión
gira en torno a la fuente de donde emergen los créditos
sociales, es decir, si existió o no contrato de trabajo, la
exigibilidad de las obligaciones, y por ende el término
prescriptivo, debe empezar a contarse respecto de todas estas
acreencias, cuando ha finalizado el vínculo existente, pues de
Rad. 85577
Salvamento parcial de voto

no ser así, esto es, si se exigiera que la reclamación se haga


estando vigente el nexo contractual objeto de discusión, ello
conllevaría a propiciar un enriquecimiento sin causa del
empleador en detrimento del trabajador, respecto de sus
derechos irrenunciables, quien ante el temor de ser
desvinculado por un requerimiento de esa naturaleza, ve
frustrado el pago completo e íntegro de los créditos laborales
que por ley le asisten.

En este orden de ideas, contrario a lo decidido por la Sala


mayoritaria, considero que no había lugar declarar la
prescripción de los derechos laborales causados con
anterioridad al 9 de octubre de 2011, por lo que debió en el
fallo de instancia que se profirió, disponer el reconocimiento y
pago de las diferentes acreencias laborales generadas en
vigencia del vínculo laboral acreditado, se itera, puesto que es
a partir de la providencia que declara la existencia del derecho,
que debe contabilizarse el término prescriptivo.

En los anteriores términos dejo consignado mi


salvamento parcial de voto.

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