Capítulo 4
Microcuentos
Microcuentos
En este capítulo podrás disfrutar de algunas
narraciones breves creadas por estudiantes y
trabajadoras del Instituto Miguel León Prado.
A través de los relatos conocerás diversas historias,
situaciones, emociones y experiencias vividas durante la
pandemia y posterior a ésta.
¡Muchas gracias leonpradinos y leonpradinas por
animarse a escribir!
Cecilia Cáceres - Biblioteca IMLP
Ser feliz
Estoy de vuelta y me siguen gustando mucho algunas
clases y los recreos. El tiempo en mi casa y con mi
familia fue bueno en pandemia, pero sentía ganas de
correr, caminar y conversar con mis compañeros por el
patio del colegio: estoy feliz.
Me gusta el IMLP porque somos como una familia: todos
distintos, pero nos queremos y respetamos. A veces
cuesta porque todos cambiamos. Los profesores con
más trabajo y los alumnos más inquietos parecemos
estallar, porque no somos los de antes y esa es la
realidad... hay que acostumbrase y aprender a
disfrutar.
Rodrigo Barrientos Román - 6ºBB
El día
Todos los días al sonar el despertador a las 6 am
pienso que cosas horribles pueden ocurrir en el
transcurso del día, así cuando llega el furgón a
buscarme, las peores pesadillas vienen a mi mente, que
nos secuestran, que chocamos con un ciclista o cosas
por el estilo. Sin embargo, todos los días llegamos
sanos y salvos al colegio, y mi vida transcurre igual,
parece que estoy viendo demasiadas películas de
terror, sin embargo, lo peor siempre ocurre al regreso
a casa, pues pienso que mi perro se ha comido todo, la
verdad es que este verdadero día de terror casi
siempre se soluciona almorzando en la casa de mi
abuela, ella y su rica comida espanta todos los males
que yo ingenuamente he creído.
Alonso Espinoza Prado - 6ºBB
Nuestra vida en situación pandemia
Al principio sí fue difícil estar en clases online, ya que
estábamos acostumbrados a “estoy en mi casa, no hay
clases”, pero actualmente no es así; ahora es: me
despierto, prendo el compu y tomo la clase casi
dormido. Antes nos salvaba la campana, ahora nos
salva el mal internet. Antes debíamos comer a
escondidas, ahora solo apagas la cámara. Antes
pasabas a la sala de tu hermano chico para molestar,
ahora ellos te molestan a ti. Eso hace que extrañemos
el colegio, no es igual, pero para “volver a lo normal”,
lamentablemente aún falta mucho, necesitamos colegio.
Sofía Hormazábal Cárdenas - 2ºMA
Menos mal que la adolescencia iba
a ser la mejor etapa de mi vida
Seguía medio dormida cuando entré a la clase online,
escuchaba saludar al profesor y miraba hacia la
canasta de huevitos de chocolate, “ansiedad, tú no me
controlas, entiende que tengo planes de llegar por lo
menos a los 40 y la vida sedentaria que mantengo
durante la cuarentena no me da muchas esperanzas”
- La tarea se entrega hoy – dijo el profe, al otro
lado de la pantalla.
Me eché a la boca dos chocolates al mismo tiempo y
mientras abría otros tres, sonó la puerta.
- Hija, seguimos con cuarentena total.
El canasto ya estaba vacío al día siguiente.
Josefa Bahamondez Saavedra - 3ºMB
Momentos en pandemia
Contagios, recuento de muertes, desgracias por doquier,
noticias ya no quiero ver. La reflexión es inevitable,
tanto se vuelve superficial, poco es importante,
verdadero y real.
Los afectos y momentos de encuentro, disfrute, paz y
contemplación nos retornan al sentido, que jamás
debimos perder. ¿Por qué lo olvidamos sin querer?
Quizás la rutina, el deber… Perseguimos metas
impuestas o autoexigidas, sin ver el daño que puede
causar a nuestro ser.
Date un respiro, cierra tus ojos, busca dentro de ti, ahí
tienes la respuesta, la luz que necesitas, la calma y
equilibrio que te permite seguir. Ámate y ama.
Marjorie Szoloch Acuña - Educadora de Párvulos
Los animales: el reencuentro
Por el covid-19 pollito y sus amigos no pudieron
juntarse en el colegio ni en la casa de uno de sus
amigos, entonces no podían jugar.
Se aburrían en las clases online y en la casa, pero
cuando los profes dijeron que podrían regresar al
colegio, se emocionaron mucho.
Cuando se vieron a la cara los amigos, como que algo
paso, no se hablaban mucho, no jugaban mucho y cada
uno hacía sus cosas.
Entonces los invitaron a un juego donde estaban en el
mismo equipo, regresó la chispa y volvieron a ser
amigos.
Sebastián Mirochnick Riquelme - 5ºBB
Las aventuras de Soli
Soli era una gata exploradora que le gustaba conocer
muchos lugares y tener muchas aventuras. Ella era
ágil, se movía como el viento y saltaba mucho más que
un canguro en su mejor momento. Un día Soli vio que
atacaban a su amigo pajarito, así que ella corrió a
rescatarlo. Eran unos gatos malos que se lo querían
comer, pero Soli logró evitarlo. El pajarito intentó
pegarle, pero ella se negó. A Soli no le gustaba recibir
recompensa, ella decía "mientras tú estés bien y
sonrías, ya me pagaste". Es así como Soli fue más
conocida y todos la veían como una súper heroína.
Guillermo Chandía Castro - 2ºMB
Gracias lluvia
Un día desperté para ir a la escuela y de pronto
empezó a llover, no le di importancia puesto que pensé
¿qué me pueden hacer unas gotas de agua? Después,
cuando estaba tomando desayuno, empezó a correr un
viento feroz, luego rayos, relámpagos y truenos se
veían. No fui a la escuela porque dijo mi mamá que era
peligroso, pero después tuve que salir a ver a mi tía
porque estaba de cumpleaños y cuando puse un pie
afuera de la casa, salió el sol y paró de llover. En
ese momento quedé muy sorprendido y dije ¡gracias
lluvia!
Benjamín Echeverría Pacheco - 6ºBB
La gata perseverante
Son las seis de la tarde, desde la cocina veía como en
el patio mi gata saltaba de un lado al otro jugando
feliz, pero… cuando la miré bien, tenía de prisionera a
una colorida lagartija. ¡Suéltala! le grité desde la
cocina, ella se desconcentró un poco y la lagartija
aprovechó de esconderse debajo del macetero, mi
gatita me miró con cara de enojo y se echó en frente
del macetero para asechar a la pobre lagartija. Ya
son las ocho de la noche y mi gata sigue asechando a
la lagartija que probablemente ya se escapó.
Gabriela Seguel Kobayashi - 5ºBA
Leopardo
Había una vez un leopardo que era el más rápido del
mundo, le gustaba correr, comer carne y su juego
favorito eran las carreras. Un día se acercó una hiena
que era muy mentirosa, el leopardo no sabía que a
ella le gustaba mentir.
Ella hizo reír mucho al Leopardo ¡mucho mucho! hasta
que le quitó su rapidez con un hechizo de tortuga. El
pobre llegaba tarde a todas partes, se perdía todos
los festejos de la selva. La hiena le dijo:
- serás lento hasta que ganes una carrera.
Pero los perezosos estaban calladitos escuchando el
hechizo y cuando la hiena se fue, se acercaron al
triste leopardo y le ofrecieron una carrera de ellos
contra él para que ganara. Y así fue, gracias a los
más lentos de la selva el leopardo logró romper el
hechizo, ganó la carrera y muchos amigos.
Emma Ruz Gatica - 2ºBA
¿Y cómo era tu abuela?
Apenas aclaraba, siempre con olor a humo en su ropa,
esa era la abuela.
Sus amigas hortencias bailando al viento una canción de
la Palmenia.
- ¡El horno no espera! decía, barriendo las brasas con
los pinos recién cortados.
Esa era la abuela, la brisa fresca de la playa le
traía el canto de las olas y cuando la experiencia le
daba el momento, el trabajo estaba listo, salían con
sus canastos los niños a gritar el pan amasado, de
huevo y rescoldo, todo fresco y con amor. Esa era la
abuela. Visitada siempre por las mariposas, sus
favoritas entre las plantas. El dominó no perdonaba y
tenía siempre a mano sus recuerdos. Esa era la
abuela, que tarareaba al jardinear y le rezaba al
mar.
Carla Gatica Oyola - Asistente de aula