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Sócrates: Nicoletti - Wehinger - Etcheverry - Introducción A La Filosofía

Este documento resume la vida y enseñanzas del filósofo griego Sócrates. Nació en Atenas en el 470 a.C. y murió en 399 a.C. obligado a beber cicuta. Se centró en el cuidado de sí mismo y de los demás a través del conocimiento. Usaba el método de la interrogación para hacer que la gente se diera cuenta de su propia ignorancia y diferenciar entre saber y creer. Sus enseñanzas se enfocaban en cuestiones morales y en admitir nuestra falta de conocimiento. Sócr

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Sócrates: Nicoletti - Wehinger - Etcheverry - Introducción A La Filosofía

Este documento resume la vida y enseñanzas del filósofo griego Sócrates. Nació en Atenas en el 470 a.C. y murió en 399 a.C. obligado a beber cicuta. Se centró en el cuidado de sí mismo y de los demás a través del conocimiento. Usaba el método de la interrogación para hacer que la gente se diera cuenta de su propia ignorancia y diferenciar entre saber y creer. Sus enseñanzas se enfocaban en cuestiones morales y en admitir nuestra falta de conocimiento. Sócr

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Nicoletti –Wehinger - Etcheverry - Introducción a la Filosofía

SÓCRATES

Sócrates nace en Atenas en el 470/469 a. C. y muere


obligado a beber la cicuta en el 399 a.C.; es hijo de Sofronisco,
escultor, y de Fenáreta, de oficio partera. Su vida y aun su propia
figura está envuelta en la escasez e incertidumbre de datos
(Sócrates no puso por escrito sus doctrinas, y todas sus
enseñanzas, según el testimonio de Platón, son orales). Parece
que ejerció por un tiempo el mismo oficio de su padre y se
interesó por las doctrinas físicas de los filósofos jonios. Pero
finalmente su interés se centrará en una actividad que será en
definitiva la fundación de un arte de vivir conforme al
conocimiento y cuidado de sí mismo y del hombre en general.
Este arte crea un modo singular de vivir: la vida filosófica. Hoy
diríamos: el cuidado de la ex-sistencia.

Según cuenta Platón en la Apología, Sócrates habría hecho


suya la tarea que le fuera confiada por el oráculo de Delfos, a
saber: hacer que los demás hombres tomen conciencia de su
propia ignorancia, de su falta de sabiduría. Pierre Hadot, en
su libro ¿Qué es la filosofía antigua?, explica que la actitud
adoptada para tal fin es lo que se llama ironía socrática. Ahora
bien, no se trataría de una actitud artificial que disimula el saber
sino una especie de humorismo que se niega a tomar
exageradamente en serio tanto a los demás como a sí mismo. Y
esto, lejos de enmascarar un pesimismo superficial, proviene de
una de las experiencias más radicales: la inseguridad frente a
aquellas cuestiones que más nos importan y que son, finalmente,
las únicas que merecen llamarse propiamente “filosóficas”. Su
método filosófico consistirá no en transmitir un saber, lo que
equivaldría a contestar las preguntas de los discípulos, sino, por
el contrario, a interrogarlos porque él mismo no tiene nada que
decirles, nada que enseñarles, en lo tocante al contenido teórico
del saber. Sus intervenciones llevaban al interlocutor a
cuestionarse sobre cuestiones más bien morales, como qué es el
1
bien, la belleza y la justicia. Pero estos interrogatorios eran
aporéticos (a-poros: sin salida), nunca concluían con una
definición certera sobre el asunto, sino que conducían a advertir y
a admitir la propia ignorancia sobre algo que creíamos conocer.

Sócrates exhortaba entonces a admitir que “no conocemos”


sino que “creemos conocer”, estableciendo la diferencia entre
saber y creencia, entre “saber” y “creer que se sabe”.

EL CUIDADO DE SÍ: UN LLAMADO QUE INQUIETA

Aquí reside el desplazamiento que se vuelve inquietante,


por no decir incómodo: cuando el interlocutor descubre la vanidad
de su saber puede ocurrir que comience a cuestionarse a sí
mismo. En el fondo, lo que le habría interesado a Sócrates no es
aquello de lo que se habla, sino el ser que habla. Ahora, esa
“inquietud de sí” que provocaba en los otros habrá surgido no
sólo por sus interrogaciones sino por el “efecto” de una manera
de ser. Por su singular modo de vida, por su sola presencia
obligaba a quien se aproxime a cuestionarse. El rasgo de su
personalidad era, nos dice Platón, tanto fascinante como atopos:
extraño, extravagante, absurdo, inclasificable y desconcertante.
Tal rasgo ejercía, en el mejor de los casos, un llamado de
“individuo” a “individuo”, de un "sí mismo" (maestro) a un sí mismo
(discípulo).

Michel Foucault ha desarrollado una hermenéutica del


1
sujeto , es decir, una genealogía de la interpretación del sí
mismo a partir de la célebre inscripción "conócete a ti
mismo". Foucault insiste en que el llamado no sería a conocerse
en tanto alma substancial o esencia separada y singular con
respecto a los demás sino un ocuparse de sí de tipo relacional,
vincular. La ocupación propuesta por Sócrates pues no sería

1
CF. FOUCAULT, Michel, Hermenéutica del sujeto, trad. H.Pons, FCE,
Buenos Aires, 2001.
Nicoletti –Wehinger - Etcheverry - Introducción a la Filosofía

comenzar una introspección (al modo del psicoanálisis, por


ejemplo) sino a cuestionarme cuál es la relación que yo tengo
con respecto a lo que me rodea: el mundo, los objetos, los
demás, mi cuerpo. En definitiva, ese conjunto de relaciones
cuestionadas tienen en la base una relación fundamental de la
que habría que ocuparse: ¿qué relación tengo yo conmigo
mismo? Este sería el sentido socrático del llamado a ocuparse
de sí, al cuidado de sí. En otras palabras, la pregunta por
la verdad encuentra una nueva vincularidad. Ya no es
únicamente la búsqueda de la verdad de las cosas del mundo en
cuanto tales sino que esa pregunta remite a una más
fundamental y, por lo tanto, más problemática: la verdad del sí
mismo en vínculo con respecto a las cosas del mundo.
Indagar sólo en la primera nos hace, en todo caso, más
informados, instruidos. Profundizando en la otra, más sabios.

SÓCRATES Y LOS SOFISTAS

Las enseñanzas de Sócrates se diferenciaban de los


sofistas, pues éstos sustentaban posiciones relativistas y
escépticas, y no perseguían la verdad sino algún éxito inmediato.
Para ello desarrollaban técnicas de retórica y construían largos y
hermosos discursos que procuraban más el convencimiento de
los demás que buscar la verdad. Los sofistas buscaban lo
verosímil (una historia posible, una teoría con cierta coherencia,
con cierta racionalidad, pero no necesariamente verdadera),
intentando vender sus discursos. En cambio, Sócrates dirige su
pensamiento y su magisterio hacia el cuidado del sí mismo y la
consecución de la verdadera areté (virtud) para así alcanzar la
sabiduría.

Entregó su vida a la vocación de interpelar a sus


conciudadanos instándolos a que fueran «mejores y más sabios».
Restablecida ya la “democracia” ateniense fue juzgado por
3
socavar las creencias establecidas y así corromper a los jóvenes.
Condenado por el tribunal popular a beber la cicuta y tras
rechazar los planes de huida que le ofrece Critón, muere en la
prisión de Atenas. Los avatares e implicancias filosóficas de estos
sucesos fueron relatados magistralmente por su gran discípulo
Platón en su Apología de Sócrates.

Podemos decir que a partir de Sócrates encontramos en


Grecia otra disposición vincular y una nueva experiencia del ser
y saber que acontece con el surgimiento del ideal-metafísico
(aquella verdad relacional, vincular) y su forma política efectiva en
la polis. En el siguiente cuadro incluimos el desarrollo platónico y
aristotélico que veremos en seguida. Tanto Sócrates, como
Platón y Aristóteles, ya están habitando un nuevo sentido del ser:

lo sagrado
(forma pura/Idea de Bien/
Motor inmóvil)

¿Cuál es el
la naturaleza saber a cultivar?
(physis que se torna consigo mismo
presencia (“conócete a ti mismo”
racionalizada en la como posibilidad y
idea / sustancia / ley medida de lo humano)
universal)
los otros
(ciudadanos de la polis,
abiertos al consenso
dialogal)

El surgimiento del pensar ideal-metafísico y de la polis


como espacio-tiempo del nuevo modo de habitar político, está
acompañado por un cuestionamiento sobre los medios y métodos
que se utilizan para llegar a la verdad. Particularmente nunca fue
Nicoletti –Wehinger - Etcheverry - Introducción a la Filosofía

tan explícita la discusión sobre la verdad. En medio de los


discursos políticos de los sofistas con el claro objetivo de lograr la
adhesión del oyente, Sócrates, Platón y Aristóteles procuran
avanzar en un camino científico que se aproxime a la verdad.

Trabajo práctico. El cuidado de sí como saber relacional.

1) Reflexionar: ¿crees que ocuparse de sí conduce a


despreocuparse de la vida en comunidad, de la vida política? ¿no
es, finalmente, egoísta? Fundamentar.

2) Hacer una lista de cinco saberes (conocimientos o


aprendizajes) que pienses esenciales para ocuparte de vos
mismo/a en, al menos, cinco momentos de tu vida (niñez,
pubertad/adolescencia, juventud, adultez, vejez).

3) Describir sintéticamente esas 25 experiencias que dieron esos


25 saberes. Tener en cuenta, tanto para la pregunta 2 como para
la 3 ¿qué relación singular (no como integrante de una
generalidad abstracta) tuviste, tenés y imaginás que tendrás con
esos saberes de los cuales debiste, debés o deberás ocuparte
para cuidarte a vos mismo/a?

Ej 1 En mi infancia recuerdo que un día probé de qué altura podía saltar... hasta
que me golpee y dolió mucho y encontré ese límite, esa conciencia de prueba,
de dolor, de riesgo.

Ej 2, En la pubertad/adolescencia, le dije a una chica que me gustaba, me le


declaré y ella dijo que ella No. Ahí aprendí que no siempre seria correspondido.
Que no era automático, que tenía que considerar el consentimiento de la otra
persona.

Para las edades todavía no vividas en lugar de recuerdo, podemos utilizar la


imaginación, o el recuerdo de lo que observaron de ancianos/as que viven
cerca de ustedes, sean abuelos/as, vecinos/as.

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