Micro Biot A
Micro Biot A
Este tema es más complejo de lo que pensamos y el aporte de información ocurre a pasos
gigantes, especialmente en los últimos 10 a 15 años. La existencia del eje instetino-cerebro no es
un asunto hipotético, sino una realidad que necesitamos comprender.
El papel de este eje intestino-cerebro se suma al papel que tiene en otros sistemas: endócrino,
cardiovascular, por ejemplo. Hoy sabemos del importante papel de la microbiota intestinal en la
obesidad o en el riesgo de enfermedad cardiovascular, por ejemplo. Y es que era imposible que
tal cantidad millonaria de células que nos habitan, sus productos y sus genes, tan solo tuviesen
una función como línea de defensa.
"No sabrás nada de la vida hasta que tengas hijos", me dijeron mil veces y... saben algo?...
tenían razón.
No sabía que mi cuerpo era tan sabio y tan fuerte.
Que me volvería más humana y más paciente.
Que disfrutaría de nuevo los juegos y las canciones.
Que mis brazos serían cuna y un lugar seguro.
Que mis besos sanarían dolores y heridas.
Que mis pasos serían guía de alguien más.
Que mi voz sería consuelo y melodía.
Que puedo ser tan guerrera y tan valiente.
No sabía que amaría así de intenso.
No sabía... "No sabrás nada de la vida hasta que tengas hijos", me dijeron mil veces y saben
algo?... tenían razón.
No sabía que mi cuerpo era tan sabio y tan fuerte.
Que me volvería más humana y más paciente.
Que disfrutaría de nuevo los juegos y las canciones.
Que mis brazos serían cuna y un lugar seguro.
Que mis besos sanarían dolores y heridas.
Que mis pasos serían guía de alguien más.
Que mi voz sería consuelo y melodía.
Que puedo ser tan guerrera y tan valiente.
No sabía que amaría así de intenso.
No sabía...
𝖤𝗇 𝖾𝗌𝗍𝖾 𝗉𝖾𝗋𝗂𝗈𝖽𝗈 𝖾𝗅 𝗂𝗇𝖽𝗂𝗏𝗂𝖽𝗎𝗈 𝖺𝖽𝗈𝗅𝖾𝗌𝖼𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗌𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗎𝗇𝖺 𝗆𝖺𝗒𝗈𝗋 𝖼𝖺𝗉𝖺𝖼𝗂𝖽𝖺𝖽 𝗆𝖾𝗇𝗍𝖺𝗅 𝗒 𝗆𝖺𝗒𝗈𝗋
𝗏𝖾𝗅𝗈𝖼𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖽𝖾𝗅 𝗉𝗋𝗈𝖼𝖾𝗌𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗂𝗇𝖿𝗈𝗋𝗆𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇, 𝗉𝗈𝗋 𝗅𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾 𝖼𝗋𝖾𝖾 𝖼𝖺𝗉𝖺𝗓 𝖽𝖾 𝗌𝗎𝗉𝖾𝗋𝖺𝗋 𝗇𝗎𝖾𝗏𝗈𝗌
𝗋𝖾𝗍𝗈𝗌, 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝖺𝖼𝗈𝗆𝗉𝖺𝗇̃𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗉𝗈𝖼𝖺 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖻𝗂𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖾𝗆𝗈𝖼𝗂𝗈𝗇𝖺𝗅 𝖽𝖾𝖻𝗂𝖽𝗈 𝖺 𝗅𝖺 𝗉𝗈𝖻𝗋𝖾 𝗆𝗂𝖾𝗅𝗂𝗇𝗂𝗓𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇 𝖽𝖾𝗅
𝖼𝗈𝗋𝗍𝖾𝗑 𝖿𝗋𝗈𝗇𝗍𝖺𝗅. 𝖠 𝗅𝗈𝗌 𝟤𝟢, 𝗒 𝖾𝗇 𝗎𝗇 𝗉𝗋𝗈𝖼𝖾𝗌𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝗎𝖾𝖽𝖾 𝖽𝗎𝗋𝖺𝗋 𝗁𝖺𝗌𝗍𝖺 𝗅𝗈𝗌 𝟥𝟢 𝖺𝗇̃𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝖾𝖽𝖺𝖽, 𝗌𝖾 𝖽𝖺 𝗅𝖺
𝗆𝗂𝖾𝗅𝗂𝗇𝗂𝗓𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇 𝖿𝗋𝗈𝗇𝗍𝖺𝗅 (𝖼𝗈𝗅𝗈𝗋 𝖺𝗓𝗎𝗅 𝗈𝗌𝖼𝗎𝗋𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗂𝗆𝖺𝗀𝖾𝗇) 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗅𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇𝖺 𝖼𝗈𝗇 𝖾𝗅
𝖾𝗌𝗍𝖺𝖻𝗅𝖾𝖼𝗂𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈 𝖽𝖾𝖿𝗂𝗇𝗂𝗍𝗂𝗏𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽.
AUTISMO
Los autistas no "viven en su mundo". Uno de los mayores mitos, basado en estereotipos y
prejuicios, es el de la persona autista como solitaria, aislada, sin deseo de interactuar con los
demás. Nada más alejado de la realidad.
El autismo es un espectro, habrán autistas extrovertidos e introvertidos, quienes prefieran la
soledad o la compañía pero no existe un patrón exclusivo que haga que todos sean exactamente
iguales en su personalidad. Menos en un pretendido deseo generalizado de aislamiento.
Los retos que encuentran los autistas para interactuar se dan, por un lado, en no contar con
sistemas de comunicación aumentativa alternativa para aquellos no hablantes; por otro lado las
habilidades sociales neurotípicas no les son intuitivas y queriendo socializar no saben cómo
hacerlo.
El mundo neurotípico en lugar de comprender las características de la forma de socializar autista
y tender puentes opta por patologizarla e intentar normalizarla, causando un gran malestar,
acrecentando la exclusión y perpetuando el estigma.
Los autistas no necesitan ser incluidos a un mundo en el que ya se encuentran, ya existen.
Requieren del respeto a sus formas de vida, a la expresión de sus deseos y necesidades, a sus
derechos, tan humanos como los de cualquiera.
Teo nació en abril de 2007. Lloraba día y noche. Como era nuestro primer hijo y no
teníamos experiencia, estábamos lejos de pensar que venía con una condición distinta.
Todos nuestros cercanos opinaban de lo mal que lo estábamos haciendo como papás y de
lo mal portado que era Teo. Y bueno, ni modo.
Seguimos adelante hasta que a los seis meses nos encontramos con un millón de
alergias alimentarias, todas muy poco conocidas para la época. Nos enfrentamos cara a
cara con la APLV y, a pura equivocación, sacamos a nuestro pequeño adelante. Todo iba
bien hasta que un día una gastroenteróloga me dijo: "él tiene una mirada extraña, como
que no estuviera acá".
Realizamos exámenes neurológicos y todos salieron normales. Teo, que estaba cerca
de cumplir los dos años, de a poco empezó a dormir bien, pero en vez de hablar hacía
ruidos extraños, jugaba en círculos y dejó de mirarnos. Eso nos impulsó a llevarlo donde
un reconocido neurólogo que nos dio la noticia: nuestro hijo era autista. Recuerdo que me
dio risa nerviosa. Ahí le pregunté: 'pero cómo doctor, ¿qué hay que hacer?', '¿me la podré
como mamá?'. Mis preguntas recibieron las respuestas y consejos más sabios que he
escuchado: "su hijo es brillante, y vamos a estimular ese cerebrito a pura terapia. Él
necesita padres valientes y comprometidos que crean en él. Si lo conseguimos, podríamos
tener en frente al próximo Einstein, pero de no hacerlo también podríamos tener a Aníbal
Lechter". Su humor e ironía hicieron que inmediatamente tomáramos la decisión de
trabajar. Si bien no entendíamos del todo el diagnóstico, sabíamos que la mochila era
pesada y la debíamos cargar para siempre. No me estoy quejando, pero deben saber que
tener un hijo así es un saco sin fondo.
Las primeras palabras que uno escucha al recibir un diagnóstico ayudan mucho en la
decisión que uno toma para afrontarlo. Y a nosotros no se nos presentó un problema, sino
un desafío. Teo recién tenía dos años y ya estábamos exhaustos, pero empecé a intentar
comunicarme con él. Me interesé en su mundo, traté de fijar su vista. Hice todo lo que me
habían advertido no hacer con un autista.
Los niños con TEA son hipersensibles a ciertas superficies, aromas, colores, ruidos y
se sugiere tener siempre respeto por esto. Yo no lo tuve. Lo comencé a llevar a ferias para
que sintiera sus olores. Lo llevé a ruidosos cumpleaños. Y pese a que siempre andábamos
en auto, comenzamos a movilizarnos en micro, metro y bicicleta. Me pedían que le
anticipara, que le avisara los planes que teníamos con él unos cuatro días antes para que
no entrara en stress. Nunca lo hice, porque la vida no te anticipa ni para la felicidad ni
para la desgracia. Yo no quería un bebé en una burbuja, quería un niño normal y con
mucha tolerancia a la frustración. Los doctores me decían "ojalá que no se frustre". Se
equivocó de mamá, pensaba yo. Actualmente Teo, además de estudiar, tiene obligaciones
como hacerse cargo del aseo y orden de su pieza.
Un niño con TEA tiene una memoria extraordinaria, que se llama hiper registro. Puede
recordar paisajes, aromas y situaciones como si llevara una fotografía del lugar en su
cabeza. Un atlas o libros de banderas son un excelente regalo para sus primeros años.
Teo, a los tres años, aprendió que nunca se debe cruzar la calle con luz roja. A veces
vamos apurados, con la calle desierta y no hay cómo hacer que se salte esa regla. Por lo
mismo se hace muy fácil enseñarle modales, higiene personal, rutinas.
Teo me ha educado en las cosas importantes de la vida. Limpié toda mi vida social
dejando atrás a la gente tóxica, deprimida y negativa. Y eso es duro cuando mucha de esa
gente corresponde a tu propia sangre. Pero se supera. Me llené de amigos bellos y buenos
que ven a Teo igual que yo, uno más. No hay trato especial. Con mi marido nos
quedamos embarazados de nuevo, y nació el mejor hermano terapeuta del universo. No le
respeta en nada su autismo y lo orilla a vivir la vida. Si fuera más joven y tuviera una
buena situación económica asegurada, tendría más hijos, porque ¡qué sanadores que son
los hermanos!
Su vida nos ha traído mucha felicidad. Con mi marido somos una pareja sincera, no
nos vendemos simulacros. Somos claros, no pretendemos ser súper papás, nos
respetamos, no nos culpamos, somos reales y nos facilitamos la tarea día a día. Si uno de
los dos no quiere levantarse un día, el otro lo cubre en todo. Si uno de los dos no quiere ir
a un matrimonio, el otro va solo con los amigos. Si no queremos ir al almuerzo familiar,
desconectamos el teléfono. Y tenemos vida social, juntos y separados, cada cual tiene su
grupo de amigos. No nos invadimos, tenemos redes sociales y no nos seguimos, sabemos
que nuestra estabilidad emocional es la base de la familia y el mejor regalo para nuestros
hijos. Tener un hijo así te agranda el corazón y te hace ver las cosas importantes de la
vida.
Teo está próximo a cumplir 12 años. Va al colegio y está en 5to básico, porque decidí
atrasarlo dos años para que vaya paralelo en madurez con sus pares. Es un alumno
destacado. Tiene amigos e incluso está enamorado, aunque sólo mira de lejos a su amada
Ana porque sabe que son pequeños y son solo amigos. Aún habla poco, tiene un tono de
voz alto, algo monocorde, y fija la vista con dificultad. Sabe que es autista y él mismo lo
señala. Su diagnóstico ha mutado con el tiempo; la pronta estimulación y el no dejarlo
solamente en manos de los especialistas, sino también seguir trabajándose en la casa, ha
rendido sus frutos. Si bien se comunica, a veces "aletea" cuando algo le parece genial. En
esas situaciones yo le digo: "Hijo, está muy bien que aletees, pero tengo miedo que salgas
volando". Teo se ríe y deja de hacerlo. Quiere estudiar programación de video juegos, en
el Arcos, vivir solo, tener un auto verde. Su sueño es tener una tienda en el Paseo Las
Palmas. Yo lo escucho atentamente. Estoy segura de que lo va a lograr.
Una persona con Autismo puede estar plenamente consciente de que es Autista cuando se
da cuenta de que su formar de comportarse no es como la de la mayoría de las personas,
ahí es cuando entran en duda y empiezan a buscar respuestas de por qué esto es así,
muchos acuden a internet donde al encontrarse con la palabra; “Autismo”, Se dan cuenta
de que encaja perfectamente con ellos y ahí es cuando están casi seguros de que ellos lo
son, pasa otras veces, que una persona recibe si diagnostico cuando es un niño/a, pero su
familia no se lo comunica, entonces ellos crecen o bien, dándose cuenta de sus diferencias
y también buscando respuestas, o algunos lo ven normal, y piensan que su forma de ser,
es simplemente, su personalidad, por lo tanto, puede que pasen mucha parte de su vida sin
saberlo, hasta que su familia no le habla su diagnóstico, en otros casos, nunca han
recibido un diagnóstico ni ellos tampoco piensan que lo pueden ser, pero no se dan
cuenta, hasta que la gente los empieza a tachar de; “Raros”, “Inadaptados”, que es cuando
ahí se dan cuenta de que no son como los demás, algunos empezaran a buscar respuestas,
otros seguirán creyendo que es solo parte de su personalidad, entonces no buscaran más
allá, por lo tanto, la respuesta es si y no, hay Autistas que están plenamente conscientes
de lo que lo son o lo pueden ser por sus vivencias, en otros, justo lo contrario, no están
conscientes y solo lo toman como su forma de ser.
Pero, te preguntarás; ¿Cómo no se pueden dar cuenta que son Autistas si los Autistas
tienen muchas dificultades?, Pasa lo siguiente, lo que pasa, es que las dificultades para
socializar que es lo más típico del Autismo, no solo está presente en ellos, pues también
puede estar presente en Neurotipicos, por lo tanto, muchos pueden pensar que sus
dificultades para relacionarse no son por una condición que ellos puedan tener, más bien,
simplemente, que tienen dificultades para adaptarse al mundo porque son un poco
introvertidos o no entienden a la gente, ya que no encajan con su personalidad, pero no se
les pasa por su cabeza que puede deberse a algo más que eso.
Así que, si tú tienes un hijo/a que fue diagnosticado con Autismo, es necesario que se lo
comuniques para que él sepa que lo que él o ella es, también si sospechas que él o ella
puede ser Autista, también es necesario que lo comuniques, para que este consiente y
juntos puedan buscar un diagnóstico, en dado, caso de que tu hijo/a te diga que él cree
que es Autista, escúchalo y tómalo en cuenta, y busquen un diagnóstico juntos, para que
él o ella pueda quitarse la duda de si lo es o no, así viviera el más tranquilo y con menos
dudas, y sabrá mejor como debe actuar y hacerle frente al mundo.
Por lo tanto, cuando te preguntes si un Autista está consciente de que si sabe que es
Autista o no lo es, aquí ya tienes la respuesta.
No estás
fallando. Estás abrumada, como el resto del planeta. No lo estás haciendo mal.
Estás haciendo lo mejor que puedes con lo que tienes, lejos de tu mamá, de tus amigas, sin el abrazo
de tu abuela.
Tal vez tu carrera está pausada por tiempo indefinido, tal vez tu trabajo habitual se ha triplicado en
casa.
Déjate llevar por la corriente de esta nueva vida. Reconecta con tu cuerpo.
Regocíjate en la mirada de tus hijos, en el calor de sus cuerpecitos contra el tuyo, en su olor. Solo
serán pequeños por un breve instante. Los cimientos de sus recuerdos de esta turbulenta época
serán forjados por ti.
No estás fallando.
Si priváramos a un niño de los juguetes de hoy en día y le diéramos acceso al mundo real, a la
naturaleza, lo dejamos tocar, manipular, trabajar con herramientas, y con lo que encuentre en su
entorno, dentro de los límites de lo que sea seguro, claro está, no le haría falta ningún juguete. Es
un hecho real. Pero vivimos en un mundo lleno de juguetes donde todos los niños tienen juguetes,
en ese sentido creemos y sentimos que tenemos que adquirirlos, pero falta no, no hacen. Y sí, son
bonitos, y nos gustan y a los niños les encantan, y de ninguna manera le diría yo a la gente que no
los comprara, pero sí que entienda que lo que realmente hace falta no es el juguete sino los
objetos que el niño pueda manipular. Cuanto más del mundo real, mejor. Y que evitemos los
juguetes demasiado sofisticados. Cuantas más cosas haga el juguete, menos hará la mente del
niño.
: 𝗩𝗲𝗿 𝗰𝗹𝗶𝗽𝘀 𝗱𝗲 𝘃𝗶𝗱𝗲𝗼 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗰𝗼𝗺𝗲𝗻𝗱𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗧𝗶𝗸𝗧𝗼𝗸 𝗮𝗰𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗱 𝗱𝗲
𝗺𝗼𝗱𝗼 𝗽𝗿𝗲𝗱𝗲𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗼 𝘆 𝗲𝗹 𝗮𝗿𝗲𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝗲𝗴𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗹 𝘃𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗹 (𝗔𝗧𝗩).