Psicología Clínica Adulto
Escuela de Psicología
Universidad Austral de Chile
Uno de los orígenes del término «entrevista» deriva de la
palabra francesa entrevoir, que significa «verse el uno al
otro».
Es la técnica de evaluación psicológica más utilizada.
Pero no sólo se utiliza en el ámbito de la psicología sino
también en otros muchos campos no estrictamente
vinculados al ámbito de la salud o la relación de ayuda.
Es una técnica de recogida de información, y por tanto
de evaluación.
Su versatilidad y flexibilidad permiten moldear una
entrevista para cada finalidad y adaptarla a las
necesidades del entrevistado y al estilo personal del
entrevistador, por lo que tiene una gran ventaja respecto al
resto de las técnicas de evaluación psicológica.
Tanto el método clínico como la técnica de la entrevista
proceden del campo de la medicina. Comienza a adquirir
relevancia de la mano de Kraepelin, gracias a su interés
por explorar con minuciosidad los síntomas de los
pacientes.
Esto permitiría poder realizar un diagnóstico que se
pudiera articular en una clasificación de los trastornos
mentales. La exploración del estado mental del paciente y
otros datos de la historia clínica se recababan,
precisamente, a través de una entrevista.
La definición tal vez más genérica e intuitiva de la entrevista
sea la clásica de Bingham y Moore (1924; en Bingham y
Moore, 1973).
«La entrevista es una conversación con un
propósito.»
Por tanto, los elementos que se encierran tras esta
afirmación son:
Conversación: «COMUNICACIÓN».
La conversación se da, al menos, entre dos personas:
«INTERACCIÓN».
Propósito: «OBJETIVO»,
DIRECCIONALIDAD, FINALIDAD.
La entrevista psicológica es una relación de índole
particular que se establece entre dos o más personas
(puede ser una entrevista familiar, por ejemplo).
Lo particular de esta relación reside en que uno de los
integrantes de la misma es un especialista o técnico de
la psicología que debe actuar en ese rol, y el otro -o los
otros- necesitan de su intervención técnica.
Un punto principal es que el psicólogo, no sólo utiliza en la
entrevista sus conocimientos psicológicos para aplicarlos
al entrevistado, sino que esta aplicación se produce
precisamente a través de su propio comportamiento en
el curso de la entrevista.
La regla básica no es obtener datos completos de la vida
total, sino obtener datos completos de su comportamiento
total en el curso de la entrevista. Este comportamiento total
incluye lo que recogeremos aplicando nuestra función de
escuchar, pero también nuestra función de vivenciar y
observar, de esta manera, quedan incluidas las áreas del
comportamiento del entrevistado.
Una entrevista clínica persigue:
Que el entrevistado proporcione la información
pertinente en razón a la demanda y que se sienta
cómodo y en libertad para hacerlo.
Que el entrevistador utilice sus conocimientos, que sepa
como preguntar, que preguntar, saber guardar silencio y
escuchar. Generar Alianza Terapéutica.
El clínico dirige y controla su conducta.
El motivo de consulta es la causa que ha estimulado al
paciente a solicitar la sesión. Es lo que el paciente
presenta como motivo de su demanda de ayuda.
Más allá del motivo de consulta es necesario averiguar
cuál es la demanda implícita en él, puesto que la demanda
habla de la motivación y los intereses subjetivos del
paciente a implicarse en la solución de su malestar.
En psicología cualquier tipo de tratamiento sólo puede
llevarse a cabo si el paciente expresamente lo desea y se
compromete (motivación del paciente), es decir, que si no
existe una petición de ayuda, un deseo de dejarse ayudar,
el psicólogo no tiene posibilidad de actuar.
Por lo tanto, más allá del diagnóstico psicopatológico
construido a partir de la clínica manifiesta y observable, el
psicólogo debe preguntarse cuáles son las motivaciones
del paciente en cuanto a su bienestar personal o
psicológico, es decir, qué es lo que realmente desea en
relación a sí mismo y qué está dispuesto a hacer para
conseguirlo. Debe preguntarse: qué es lo que le ha
hecho venir a consultar y qué es lo que desea
conseguir con ello.
Puede haber uno o varios motivos de consulta en una
misma sesión. Todos deberían ser expresados desde el
principio para lograr un mejor abordaje posterior.
Si el paciente refiere más de un motivo de consulta se
pueden jerarquizar en función de varios parámetros
(urgencia, gravedad, orientación, etc.)
"Motivo de consulta manifiesto o explícito": Motivo que
el paciente alega como justificante de su consulta, o que el
psicólogo presupone a partir de la clínica. Es la
interpretación que el paciente hace de su malestar, que
está mediatizada por la información médica o psicológica
que dispone, su capacidad para entenderla
adecuadamente, el haber sufrido experiencias previas
iguales o semejantes, el imaginario socio-cultural en el
que vive, etc.
"Motivo de consulta latente o implícito": Motivo que
profundamente ha estimulado al paciente a consultar. Es
la percepción subjetiva del motivo de consulta.
Se debe poner énfasis en la clarificación del motivo de
consulta :
- Qué problemas o situaciones trae a sesión el paciente.
- Cómo los vive.
- Aspectos que más enfatiza en su relato.
Paralelo a esto, es importante ir precisando factores
precipitantes o desencadenantes de la situación.
Si bien es importante que el motivo de consulta debe
reflejar la óptica del paciente, no quiere decir que el
psicólogo deba conformarse con el modo con el que el
paciente lo expresa al comienzo. Por el contrario, la
definición del motivo de consulta conlleva un trabajo
conjunto (una co-construcción).
Es un acuerdo que se establece entre terapeuta y
paciente-cliente.
Son las normas, reglas, condiciones en los que se va a
desarrollar la terapia.
Es el psicólogo(a) quien debe verbalizar y hacer que el
encuadre se cumpla, por su parte el paciente-cliente una
vez que lo acepta lo respeta.
Siempre que ocurra una quiebre del encuadre por el
paciente-cliente o por el/la psicólogo(a); es este ultimo(a)
quien debe de preguntarse qué es lo que está ocurriendo
en el proceso o qué ha ocurrido en la sesión para saber
qué significa ese quiebre (algo relacionado con la vida del
paciente-cliente o del terapeuta).
En el encuadre se deben establecer los siguientes puntos:
- Foco, tema principal sobre el que versará la terapia
(hipótesis diagnóstica, pronóstico y propuesta de
tratamiento).
- Número de personas incluidas en el proceso (individual,
familiar, de pareja, grupal…), lugar en el que se reunirán,
posición (cara a cara, en la mesa, en el diván o sillones…),
horario, frecuencia y duración de las sesiones, manejo de
circunstancias como los retrasos, citas perdidas o
canceladas, urgencias o citas extras; normas del paciente
(tareas terapéuticas para la casa), normas del terapeuta
(directividad, respuestas a preguntas, consejos)
- Establecer objetivos, deben ser limitados, realistas y
evaluables.