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5 Devin

El documento trata sobre Devin, quien está cuidando de dos niñas pequeñas, Melodye e Iona, luego de rescatarlas. Devin está teniendo dificultades para cuidarlas y cepillar el cabello enredado de una de ellas, por lo que pide ayuda a las mujeres del club. El documento también menciona que Devin se ha encariñado con las niñas pero que eventualmente podrían ser llevadas por las autoridades.
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5 Devin

El documento trata sobre Devin, quien está cuidando de dos niñas pequeñas, Melodye e Iona, luego de rescatarlas. Devin está teniendo dificultades para cuidarlas y cepillar el cabello enredado de una de ellas, por lo que pide ayuda a las mujeres del club. El documento también menciona que Devin se ha encariñado con las niñas pero que eventualmente podrían ser llevadas por las autoridades.
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Rae B.

Lake
DEVIN
Boys of Djinn MC 05

Sinopsis:
Devin
Mi vida sólo giraba en torno a mi MC y las recompensas que
manejamos para el FBI. Después de haber sido secuestrado y
torturado durante semanas, sin mencionar recibir un disparo, nunca
esperé enamorarme de las dos niñas que rescatamos.
Nunca esperé que se convirtieran en las hijas que nunca tuve.
Siempre quise formar parte de una familia. Pensé que había
encontrado eso con el Wings of Diablo MC y después con el Boys of
Djinn MC.
Ahora sé que lo encontré con Melodye y sus dos pequeñas.
Si tan solo pudiera lograr que ella confiara en mí. No me parezco
en nada a su ex, y se lo voy a demostrar incluso si eso significa que
tengo que ir en contra de las órdenes de mi presidente para hacerlo.
☠ Descargo de Responsabilidad☠
Este libro incluye varios acontecimientos gráficos traumáticos que
pueden ser preocupantes/desencadenantes para algunos lectores. Se
aconseja prudencia.
Capítulo 1

Devin

Voy a tener que afeitarle la cabeza.


Miro con horror el nido de nudos y cinta en el cabello de Skye. El
pequeño cepillo que tengo en la habitación no hace nada para
atravesarlos. Pensé que lavárselo haría que fuera más fácil
desenredarlo, pero parece que no hizo más que empeorarlo. Intento
con otro lugar en su cabeza, pero el cepillo se engancha y ella vuelve
a sisear de dolor.
—¡Ay!—se sorbe la nariz y sé que las lágrimas brotarán en
cualquier momento. No quiero que llore. Odio cuando lloran por
cualquier cosa.
—¿Sabes cómo hacer esto? —Miro a Iona a mi lado, pero está
mirando la cabeza de su hermana con horror. Cierro los ojos con
fuerza y sé que tendré que conseguir ayuda de las damas
nuevamente. Todas me dijeron que están felices de ayudarme
mientras cuido a las dos niñas, pero estoy empezando a sentir que es
una carga.
Han pasado dos semanas desde que regresamos a casa y parece
que las mujeres cuidan más de las niñas que yo. Lo intento, pero
nunca he tenido hermanas menores, ni hijos para saber qué hacer.
Sigo esperando que mis instintos paternos entren en acción, pero
hasta ahora lo máximo que he conseguido es no dejarlas morir.
Siento que todo lo que estoy haciendo con ellas está mal. Seguro
que ya no están en las garras de Yemen, pero ¿de qué sirve estar a
salvo de él si no puedo darles una buena vida? Deben tener todo lo
que desean, incluido alguien que sepa cómo cuidar su hermoso pero
salvaje cabello rizado.
—Mierda, está bien. Creo que necesito que una de las mujeres
venga y me ayude. Espero no despertar a ninguna de ellas—les digo
a las dos niñas pequeñas e Iona asiente con la cabeza furiosamente
mientras Skye baja la cabeza y se acurruca en la almohada a la que se
ha estado aferrando. Las lágrimas que corrían por sus mejillas me
hicieron pensar dos veces antes de pedir ayuda, en lugar de afeitarle
la cabeza como había pensado hacer en primer lugar.
—Podríamos cortarlo—digo y Skye asiente con la cabeza ante
esta sugerencia.
—¡No, dinnae dare! (NdelT: ¡No, no te atrevas!)—dice Iona. Y
tengo que repetir las palabras en mi cabeza.
Cuando las traje aquí, no hablaban mucho, pero ahora que se
sienten un poco más cómodas, hay momentos en que se deslizan
hacia lo que supongo que es su lengua nativa. Un deje escocés en sus
palabras y algunas frases que tengo que adivinar.
Dinnae es algo que les he oído decir a ambas antes y estoy
bastante seguro de que significa que no.
—¿Por qué no? Es sólo pelo, volverá a crecer.
—Devin. Es una niña. Si le cortas el cabello, se verá como un
niño. Se supone que no debemos hacerlo. Dice mamá—me responde
Iona y no es la primera vez que menciona a su mamá, pero ninguna
de las dos tiene información sobre la mujer.
—Está bien, entonces necesito ayuda—les admito antes de salir y
buscar a la primera mujer que puedo encontrar.
Honee.
Ella sale de la cocina con una taza de té en las manos.
—¿Honee?—la llamo y se gira en mi dirección.
—¡Oh, hola! ¿Las niñas están bien?—pregunta, dándome una
dulce sonrisa. No tengo idea de lo que ve en Cody. Es un bruto y
Honee es, con diferencia, una de las personas más agradables que he
conocido. Debe ser cierto lo que dicen sobre que los opuestos se
atraen.
—En realidad, creo que necesito un poco de ayuda. —Me froto la
nuca y ella frunce el ceño mientras viene en mi dirección.
—¿Qué está sucediendo?
Cuando empujo la puerta para que pueda ver a Skye sentada en
el centro de mi cama agarrada a la almohada y el cepillo aun
colgando de su cabello, a Honee casi se le cae la taza en la mano.
—¡Qué diablos! ¿Qué le hiciste a su cabello? —jadea y empuja el
líquido caliente hacia mi mano. Lo atrapo justo antes de que se
derrame por todos lados.
—Estaba tratando de desenredarlo. Hay algo retorcido allí. Creo
que la cinta que usé y algo pegajoso. —Dejo la taza de té a un lado
de la cama y camino hacia donde ella está examinando la cabeza de
Skye y tratando de sacar el cepillo.
—¿Por qué está mojado?—dice Honee y vuelve a mirarme.
—Pensé que el agua haría que fuera más fácil sacarlo.
—Espera, ¿no sacaste lo que había allí antes de lavarlo? —Su voz
sube unas cuantas octavas y doy un paso atrás con miedo. Sonaba
como si estuviera a punto de arrancarme la cabeza.
—Iba a cortárselo, pero...
Honee se apresura a darme una palmada en la pierna.
—¡No lo hagas! Estos rizos son demasiado preciosos. No vas a
cortarle el pelo a menos que sea absolutamente necesario. ¿Por qué
no viniste a buscar a una de nosotras antes de empezar esto? —La
voz de Honee ahora es más suave. Debe sentirse mal por lo
despistado que soy. Hace unas semanas yo era un hombre soltero
con muy pocas responsabilidades y ahora tengo dos niñas pequeñas
a las que estoy tratando de cuidar porque no quiero que las pongan
en hogares de acogida. No después de todo lo que ya han pasado.
—No puedo seguir viniendo a vosotras con todos nuestros
problemas. Asumí esto. Si van a estar aquí por mucho tiempo, que es
lo que quiero, entonces necesito poder cepillarles el cabello. —Cruzo
los brazos sobre el pecho y Honee respira bruscamente por la nariz.
—¿Crees que sabía cómo peinar mi cabello cuando salí del útero?
Alguien tuvo que enseñarme. Alguien tiene que enseñarte. No es
algo que simplemente vas a saber cómo hacer, Devin. Necesitas
darte un poco de tiempo. Nadie aquí dirá jamás que no estás
haciendo todo lo posible por estas niñas. Sin embargo, cuando
necesites ayuda, debes pedirla.
—Lo sé. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo puedo solucionarlo?—
le pregunto y señalo la cabeza de Skye.
—Necesito encargarme de esto. Algo tan extenso no se enseña
rápido. Pero vamos a dejarla lista. —Honee le tiende la mano a Skye
y la niña la toma de mala gana. Iona la sigue detrás. Nunca pierde de
vista a su hermana. Donde va una, va la otra. Mientras todos salimos
por la puerta, Hestia camina hacia la cocina y ve a la niña con el nido
de ratas en la cabeza.
—¡Oh diablos! ¿Qué hiciste? —Ella se acerca e intenta meter los
dedos en el cabello de la niña, lo que hace que Skye se estremezca y
se aleje—. ¡Devin! —Hestia da un pisotón y me fulmina con la
mirada
—Sí, sí, lo sé. Debería haber llamado a una de vosotras para que
vinierais a ayudar. —Suspiro y me hago a un lado mientras Hestia
agarra la mano de Iona y las cuatro se van a la habitación trasera.
Cuando entran, Spark y Cody salen. Supongo que es hora de
tiempo de chicas. Un segundo después, Dela sale de su habitación y
entra a la habitación con todas las mujeres. Yelena es la última en
entrar, pero pronto el dormitorio de Cody se llena de mujeres que
intentan ayudar a la niña a conservar su cabello.
Todos los hombres están en la barra mirándome con sonrisas
estúpidas en sus rostros.
Por supuesto que es Cody quien habla mierda primero.
—¿Qué sigue? ¿Deberíamos quitarles el maquillaje para que
puedas enseñarles a ponerse sombra de ojos?
—Vete al carajo.
—¿Por qué intentaste hacer eso, Devin? Quiero decir, no tienes
mucho cabello. ¿Incluso se lo lavaste?
—Lo pensé, pero si soy honesto, la respuesta es no. No entro al
baño cuando ellas dos están ahí. Las dejo solas y que hagan lo que
tengan que hacer.
—¿Qué mierda? ¿Por qué carajo?—grita una de las mujeres y
Dela abre la puerta y me mira fijamente.
—¡Devin, dime por qué tiene un jolly rancher 1(NdelT:

gominola)en su cabello!—
—Oh, ¿eso es lo que era? No sabría decirlo. —Sacudo la cabeza.
¿Para qué diablos se puso la gominola en el pelo? —¿Por qué haría
eso? —Sacudo la cabeza.
—Es una criatura. Hacen cosas raras todo el tiempo. Me
sorprende que sea solo una gominola. —Wya se ríe de mí y Dela
pone los ojos en blanco y regresa a la habitación.
—Parece que sabes mucho sobre esto—le digo, mirando hacia mi
presidente.
—Sí, no de niñas, sino de personitas, sí. Soy el mayor de todos
estos bastardos, ellos solían hacer cosas raras todo el tiempo. Por
supuesto, no les estaba diciendo que pararan o ni lo tenía que peinar
con gominolas en el cabello. —La sonrisa de Wya se desvanece
levemente—. Ellos también eran mis hermanos.
—¿Que se supone que significa eso? —Brendan golpea a Wya en
lo que parece un esfuerzo por callarlo. Lo que sea que esté a punto
de decirme, todos lo saben, pero no quieren decírmelo—. No, dime
qué significa eso—le digo cruzando los brazos sobre el pecho.
—Devin, actúas como si el sol saliera y se pusiera con esas chicas.
Miro a mi alrededor tratando de descubrir de dónde va a venir la
parte mala.
—Así es, ¿y por qué no debería hacerlo?—contesto. No sé cuándo
son sus cumpleaños, ni a qué edad les salió el primer diente. No sé
cuáles fueron sus primeras palabras, pero esas chicas significan
mucho para mí.
—No digo que no deberías, pero sabes que no son tuyas,
¿verdad? El bureau nos dejó criarlas, pero eventualmente vendrán
aquí y se las llevarán de regreso. O su madre vendrá por ellas.
—¿No nos dijiste que las niñas todavía lloran por ella?—pregunta
Spark—. Si quieren ir con ella y no les hace daño, no podemos
decirle que no.
—No dejaré que nadie me quite a esas niñas—digo.
—A eso me refiero, hermano. Vas a luchar con uñas y dientes por
ellas, pero perderás y ni siquiera es una pelea que pueda ayudarte a
ganar. Tienes que estar preparado. No quiero verte con el corazón
roto por algo que todos sabemos que es inevitable. Esas niñas
necesitan a su madre—dic Wya antes de llegar detrás de la barra,
sacar una cerveza y caminar hacia su habitación.
—Mira, hombre, sabes que pensamos… — comienza Brendan,
pero no quiero escuchar nada de lo que tiene que decir en este
momento. No quiero escuchar nada de lo que ninguno de ellos tenga
que decir. Les doy la espalda y camino de regreso a mi espacio para
esperar a que Skye e Iona terminen.
Dos horas más tarde, Honee lleva a Skye en brazos. Está
profundamente dormida y su cabello está desenredado y trenzado a
un lado de su cabeza en dos grandes trenzas. Su hermana se arrastra
detrás bostezando, lista para irse a la cama también.
Tomo a Skye de Honee, la coloco en la cama y retiro más las
mantas para que Iona se una a ella. Tienen su propia habitación,
pero a veces me roban la cama y duermen juntas. No me importa.
—Gracias, Honee.
—De nada. Nosotras también las amamos, Devin. Cualquier cosa
que ellas necesiten, estamos aquí. —Ella sonríe y besa mi mejilla.
Cierro la puerta detrás de ella y me concentro en las dos pequeñas
que ya están profundamente dormidas en mi cama. Quiero
prepararme para lo inevitable, pero ahora no puedo ver una vida sin
ellas. Estas niñas son tan parte de mí como lo es mi parche.
No sé qué voy a hacer si alguien intenta quitármelas. Lo único
que sé es que esto no terminará bien para mí.
Capítulo 2

Devin

D
—¡ evin, mírame!—grita Iona mientras se desliza por uno de
los toboganes en forma de sacacorchos. Se me paraliza el estómago
por un segundo cuando ella sale disparada con fuerza, y cae de cara.
Camino hacia ella, listo para correr si comienza a llorar, pero se
levanta rápidamente con una gran sonrisa en su rostro antes de salir
corriendo y hacerlo de nuevo. Hoy es un día anormalmente caluroso
y hay muchos niños en el parque para jugar.
Después de que Wya me recordara la otra noche que quizás no
tenga a las niñas durante todo el tiempo que quisiera, he hecho todo
lo posible para asegurarme de que tengan más de lo que podrían
pedir. Realmente me he convertido en un hombre que dice sí.
¿Nueva muñeca? Sí.
¿Zapatos brillantes? Comprados.
¿Un perro robot falso que cuesta quinientos dólares? Dos de ellos,
uno para cada una.
Probablemente las estaba mimando más de lo que debería, pero
estas niñas ya habían pasado por todo. Las secuestraron, las
metieron en maletas pequeñas, las arrojaron a un pozo, tuvieron que
escuchar un tiroteo y todo eso después de lo que les pasó en el lugar
donde estaba su madre.
Era difícil pensar en que se fueran, así que para no tener que
pensar en eso, estaba tratando de asegurarme de que cada día que
pasaba con ellas estuviera lleno de buenos recuerdos. Tuve que
detenerme y dejarlas jugar cuando vi la forma en que los ojos de
Skye se iluminaban desde su pequeño asiento elevado en la parte
trasera de la camioneta mientras conducíamos por el parque. Iona
me dijo que nunca antes habían estado en un parque y esa era razón
más que suficiente para dejarlas venir a jugar.
Todos los padres que estaban allí se alejaron de mí cuando me
senté en el banco. Un hombre grande y desaliñado con un chaleco de
cuero es más que suficiente para asustar a algunas personas.
Mi teléfono suena en el bolsillo y lo levanto para ver un mensaje
de texto de Million informándonos que ya revisó los muelles para
ver si hay algún envío esperando a ser recogido. Desde que nos
deshicimos de Dean, no todos sus contactos se dieron cuenta de que
el negocio estaba cerrado. Pudimos desmantelar otra operación de
drogas simplemente porque no fueron informados.
Levanto la vista de mi teléfono y veo los rizos rubios del cabello
de Skye apareciendo debajo de uno de los túneles al otro lado del
parque. Iría allí, pero no quiero sofocar su felicidad. Me gusta
cuando ambas se mueven tan despreocupadas. Además, creo que
asustaría a todos los padres de ese lado si fuera allí.
El sol me golpea los hombros y la relajación amenaza con
invadirme. No sé cómo los padres se sientan en el parque durante
horas seguidas. Estoy tan aburrido. Saco el teléfono nuevamente y
reviso el resto de la cadena de mensajes para ver si hay algo más que
deba verificar. No tengo nada que hacer.
Vuelvo a mirar hacia arriba y esta vez veo a Iona jugando con
otra niña, ambas corriendo alrededor de una de las estatuas
interactivas. La risa sale de su boca más que nunca.
Entro a Internet usando el teléfono y empiezo a buscar cualquier
información que pueda haber llegado sobre Yemen o cualquiera de
sus socios comerciales, pero hasta ahora nada. Pensaba que habría
más noticias sobre él, pero hasta ahora nada. Bishop nos hizo saber
que Yemen no estaba cooperando, pero todavía estaba bajo custodia,
que es una de las cosas que nos preocupaba a todos. Ésta no es la
q q p p
primera vez que Yemen era capturado y puesto tras las rejas. Aún no
sabemos cómo logró escapar la primera vez.
Fui de un artículo de noticias a otro tratando de ver si había algo
sobre él o Dean, y no pude encontrar nada.
Es frustrante pensar que hemos tenido un impacto tan grande
sólo para ver que ni siquiera es un punto en el radar de nadie. Sé que
nunca obtendremos ningún reconocimiento por lo que hemos hecho,
pero sería bueno si alguien más se diera cuenta de que algunos
grandes hombres malos finalmente estaban fuera de las calles.
Sacudo la cabeza, cierro el navegador de Internet del teléfono y lo
meto en el bolsillo lateral del chaleco. Miro hacia arriba de nuevo
buscando a Skye o a Iona. Sé que dónde está una, la otra no está
lejos.
Miro cerca de la estatua donde había visto a Iona hacía un
momento, pero la niña con la que estaba jugando está ocupada
jugando con otro niño. Miro por los túneles y tampoco veo a Skye
allí. Examino todo el parque rápidamente, pero no veo el cabello
rubio y rizado por ningún lado. Algunas veces aparecen cabezas que
se parecen a ellas, puedo decir de inmediato que no es.
Rápidamente me levanto tratando de tener una mejor vista del
área y aun así, no puedo encontrarlas.
—Qué carajo—susurro y camino hacia el área de juegos, algunos
niños se apartan del camino mientras me dirijo hacia ellos.
Ni en los toboganes, ni en los túneles. No están debajo de los
puentes.
—¡Io!—grito en voz alta mientras un miedo que nunca había
sentido se extiende desde los dedos de mis pies hasta la parte
superior de mi cabeza—. ¡Skye! —Cuando no escucho nada,
empiezo a correr hacia el otro lado del parque. Es enorme y podrían
estar escondidas en cualquier lugar.
Por favor, Dios, que estén escondidas. Por favor.
—¡Iona!—llamo de nuevo, esta vez más fuerte. Algunos de los
padres se vuelven hacia mí y tienen señales de preocupación en sus
rostros—. ¡Skye, sal!— Grito y corro de regreso por donde había
venido, sin dejar de mirar el área de juego, esperando ver aparecer
una de sus cabecitas.
—Oye, ¿está todo bien? —Una mujer se acerca a mí con su
pequeño niño en brazos.
—No lo sé... no las veo... no las veo. —Tengo la boca seca y no
logro que mi lengua forme las palabras que quiero decir.
—¿Tus niñas? ¿No las ves?—dice ella y pone una mano en su
pecho. Sus ojos se abren como platos y comienza a mirar alrededor
del parque también.
—¡Skye!—rugo, la desesperación bombea por mi sangre mientras
corro para revisar cada rincón del parque.
Otra mujer se me acerca.
—¿Qué llevaban puesto? ¿Cómo se llaman? ¿Quieres que llame a
la policía?.
¿Policía? ¿Necesito a la puta policía? ¡No! ¿Qué carajo está pasando?
—Vaqueros azules, ambas. La mayor, Iona, lleva una camiseta
amarilla y rosa de Bob Esponja y la más joven, Skye, lleva una
camiseta morada con un unicornio—balbuceo y mi mente intenta
ponerse al día con lo que está pasando. No puedo concentrarme. Ni
siquiera sé cuánto tiempo ha pasado. No se marcharían sin más.
¿Verdad? ¿Y si alguien se las llevara? ¿Y si Quarter vino aquí por
ellas?
—¡Iona! ¡Skye!—grito de nuevo. Respiro tan rápido que me
mareo y caigo de rodillas.
—No te preocupes, las vamos a encontrar—me dice otra mujer.
Sólo entonces me doy cuenta de que literalmente todo el parque
se ha movilizado. Todos los padres están llamando a mis dos hijas.
Algunos de los padres han salido del parque hacia la concurrida
carretera.
—Lo siento. Creo que deberíamos llamar a la policía. No están
aquí—me dice una mujer mientras todavía estoy arrodillado en el
suelo.
¿Cómo carajo pude haberlas perdido tan rápido? Sólo estuve
mirando hacia abajo por un minuto. ¿Por qué no me llamaron?
¿Dónde están?
Mi estómago se revuelve con fuerza y siento que estoy a punto de
vomitar.
—Oh, Dios mío. Oh, Dios. —Me caigo hacia adelante y alguien
pone su mano en mi espalda para consolarme.
—Estoy llamando—dice un hombre, lo miro y asiento.
Mis manos tiemblan violentamente mientras intento sacar mi
propio teléfono. Necesito ayuda. Finalmente estoy siguiendo los
consejos de las damas y pido ayuda cuando la necesito.
Marco el número principal de la sede del club y contesta English.
—Necesito ayuda. Ahora mismo—digo antes de que pueda
preguntarme quién es.
—¿Devin? ¿Eres tú, compañero?
—¡No jodas! ¿Escuchaste lo que dije? Ayúdame—grazno. Quiero
morirme ahora mismo.
¿Dónde diablos pueden estar?
Quiero cagar y vomitar al mismo tiempo, mis entrañas tiemblan
tan fuerte como mis manos. Soy un puto desastre.
Hay un pequeño susurro y luego escucho un clic.
—¿Devin? ¿Qué está pasando? Estamos todos aquí—dice Wya .
Estoy en altavoz.
—Se han ido. No sé qué carajo pasó. Me detuve en el parque y se
fueron. No puedo encontrarlas.
—¿Qué?—ladra una de las mujeres—. ¿Qué quieres decir?
¿Como si alguien se las hubiera llevado del parque? ¿Estás seguro?
—Cariño, espera—dice Cody—. ¿Revisaste en todas partes,
hermano? ¿No están jugando al escondite?
Ojalá pudiera meter la mano por el teléfono y arrancarle la
laringe del puto cuello. ¿Por qué mierda los llamaría si no hubiera
mirado en todas partes?
—Estoy seguro. Todos lo comprobamos. La gente está buscando
en las tiendas y en el maldito bosque ahora mismo. ¡No están aquí!—
gruño.
Las palabras que finalmente salen de mi boca resuenan en mi
mente. Las había perdido, así como así, en un puto abrir y cerrar de
ojos.
—Por favor, ayudadme. Por favor—ruego.
—Aguanta, hermano. Estamos en camino.
No me molesto en colgar. Simplemente dejo caer el teléfono al
suelo mientras agacho la cabeza con angustia.
Mi club sabe lo mucho que esas niñas significan para mí, así que
sé que llegarán aquí lo más rápido que puedan. Sólo espero que no
sea demasiado tarde.
Capítulo 3

Melodye
Hace Dos Semanas

—¿ Escuchaste lo que le pasó a ese Dean?


—¿No? ¿Ese imbécil se atragantó con una polla?—
—Por poco, Yemen le voló la maldita cabeza. Aparentemente ese
tipo con el que estaba trabajando, Easton, era parte de esa banda de
los Boys of Djinn de allá cerca de Patin. Estuvo encubierto todo el
tiempo. Luego los federales atraparon a Yemen.
Mis ojos se mueven entre los dos hombres mientras me arrastran
fuera de la pequeña lancha rápida hacia un muelle. El cartel dice que
estamos en Maine.
Al menos no estamos en Nueva York.
En las últimas semanas, mi vida había pasado de estar mal a estar
jodida rápidamente. Ian había tenido algunos problemas en nuestro
último viaje de regreso a Escocia y la seguridad no era tan estricta
como debería haber sido. Lo tomé como una oportunidad para
sacarnos a mí y a mis hijas de allí. Me subí al primer barco que pude
y estuvimos libres unos días.
Debería haber sabido que no iba a deshacerme de Ian tan
fácilmente. Envió a todos a buscarme y finalmente hizo un trato con
un hombre llamado Yemen para recuperar a las niñas. Yo no le era
útil y me estaba vendiendo a Yemen para lo que fuera su negocio.
Granite fue quien nos sacó de ese barco y nos metió en esas jaulas.
Justo cuando pensaba que mi vida había terminado, un grupo de
hombres entró y se llevó las cajas en las que estaban metidas mis
hijas, dejándome allí para sufrir.
Habíamos pasado de mano en mano como ganado en lugar de las
personas que realmente somos. No puedo creer cuánta gente jodida
hay en el mundo. Ninguna de las personas nos miró y vio a una
mujer y sus hijas, todos vieron otro día de pago. Me había vuelto
insensible a toda la terrible experiencia. Sin embargo, esta nueva
información es suficiente para llamar mi atención.
Había estado a punto de morir después de que se llevaron a mis
hijas. Pero luego escuché que Granite estaba muerto, y ahora
escucho que Yemen también desapareció.
¿Qué significa eso para mí?
Preguntaría, pero cada vez que abro la boca, encuentran otra
razón para golpearme.
Mi tiempo con Ian me había enseñado mucho, sobre todo que no
puedo confiar en la mierda que dice la gente. Por supuesto, podría
preguntarles qué piensan hacer conmigo, e incluso podrían decirme
que me iban a liberar. Sabía que todo era una mentira.
Si iba a salir, tendría que hacerlo sola de la misma manera que lo
hice antes. No sé quiénes son estos imbéciles de esta pandilla, pero si
no tienen a nadie con quien intercambiar a las niñas, tal vez todavía
las tengan.
—Entonces, ¿qué carajo se supone que debemos hacer con ella?—
dice uno de los viejos guardias de Granite, Armen, creo que se llama.
—Quarter se puso en contacto directamente con nosotros. Nos
reuniremos con él y nos pagará.
No... no puedo hacerlo de nuevo.
Necesito encontrar una manera de liberarme nuevamente y
descubrir dónde están estos Boys of Djinn. Dijeron algo sobre Patin.
No tengo idea de dónde está eso.
Tal vez si llego a ellos antes que Ian pueda encontrar una manera
de tener a mis hijas. Ahora que estoy de regreso en los Estados
Unidos, debería ser mucho más fácil para mí encontrar una manera
de ocultarnos. Tenía que mantenerme alejada de Nueva York. Ian
tiene demasiada gente allí.
—Escuchaste eso, tu tiempo con nosotros casi ha llegado a su fin
—dice el otro guardia, y se ríen mientras me meten en el asiento
trasero de un pequeño sedán.
Conducimos durante un largo rato y finjo estar durmiendo en el
asiento trasero. Mis manos están atadas con cinta adhesiva, pero
además de eso, puedo moverme libremente.
—Necesito orinar—dice el guardia cuyo nombre no sé.
—Sí, tengo sed. Paremos en esta gasolinera—dice Armen.
Mantengo mi respiración tranquila y espero que sean lo
suficientemente tontos como para dejarme en el coche.
Cuando el vehículo se detiene y ellos salen, me obligo a seguir
respirando de manera pareja y dejando que mi cuerpo permanezca
relajado.
—¿Qué hay de ella?
—Está dormida. Sólo toma las llaves—dice Armen , y salto de
alegría por dentro cuando siento que la puerta se cierra de golpe y
ambos se alejan.
Cuento hasta sesenta lentamente en mi cabeza antes de mirar por
la ventanilla y ver la parte posterior de la cabeza de Armen a través
de las ventanas del pequeño supermercado en la gasolinera. No veo
al otro, así que supongo que está en el baño.
Utilizo mis dientes para cortar la cinta en mis muñecas y me
arrastro hasta el asiento delantero, manteniéndome agachada para
que no me vean. Otra cosa que me enseñó Ian fue cómo llevarme la
mierda que no me pertenece. Con un tirón rápido, saco los cables
debajo de la columna del volante y conecto el coche. Lo pongo en
marcha rápidamente y salgo a la carretera principal.
—¡Sí, sí, sí!—grito de victoria mientras corro por la carretera,
dando tantas vueltas como puedo para sacar a cualquiera que me
siga. Cada pocos segundos miro hacia atrás para comprobar si me
siguen, aunque no veo nada no reduzco la velocidad.
Sin Granite, los guardias que quedaron no estaban muy
organizados. Espero que les lleve un tiempo descubrir adónde voy.
Las lágrimas intentan nublar mi visión cuando me doy cuenta de
que estoy un paso más cerca de encontrar a mis hijas y llevarlas a
casa. No sé la última vez que comí algo, y antes solo me dieron
media botella de agua, pero me moriría de hambre antes de dejar de
buscar a Skye e Iona. Son mi única razón para vivir.
Si estos hombres de esa banda las tienen, tendré que encontrar
una manera de intercambiarlas o robárselas. Sin embargo, si
conociera a Ian, probablemente todos los que trabajaban para él, no
me darán a las niñas sin luchar. No estaba lista para pelear en
absoluto, pero lo haría si fuera necesario. Haría cualquier cosa por
esas dos chicas. Es lo único que Ian nunca pudo entender.
Di a luz a esos dos hermosos ángeles. Las cuidé. Las sentí en mi
vientre. Les daría mi último aliento si eso significaba que podían ser
felices, estar libres y seguras. Él había intentado quebrarme muchas
veces, pero yo siempre tenía más por qué luchar. Destruiría el
mundo si eso significara que mis hijas estarían bien. Es hora de que
estos Boys of Djinn descubran de qué es capaz una mamá osa para
salvar a sus cachorros.
Capítulo 4

Melodye
En La Actualidad

Cuando era más joven robé un chicle de la tienda de dulces y


lloré todo el camino a casa porque pensé que iba a ir a la cárcel.
Ahora que estoy luchando por sobrevivir, robo sin inmutarme. En
las últimas dos semanas he robado más bolsillos de los que puedo
contar, pero nunca solo por diversión, sino para ir del punto A al
punto B. Hasta ahora no he visto a nadie buscándome, lo que me
hace pensar que los guardias que trabajaban para Granite estaban
demasiado asustados para enfrentarse a Ian y decirle que me habían
perdido. Si ellos huían, Ian no sabría dónde buscar.
Tuve que hacer una pequeña investigación ya que no tenía idea
de quiénes eran estos Boys of Djinn, pero después de preguntar por
ellos en un bar me dijeron que, eran una banda de moteros no muy
lejos de donde estaba buscando. Una vez que tuve la dirección, me
dirigí allí. Estaba lleno de hombres vestidos de cuero y dondequiera
que mirara había pistolas y otras armas. No había manera de que
pudiera entrar y encontrar a mis hijas, no con todos ellos allí
adentro. No vi a mis hijas, pero recé para encontrarlas todavía vivas.
Como descubrí que no podía entrar, esperé pacientemente a que
sacaran a las niñas. Durante cuatro días observé y esperé. De hecho,
algunas veces las vi, pero estaban flanqueadas por un grupo de
guardias que sabía que no iba a pasar. No dormí, ni comí, todo
porque quería esperar mi oportunidad para recuperarlas.
Hoy fue ese día. Están fuera con un solo hombre y por lo que
puedo ver, les está comprando cosas. Estoy confundida porque en
realidad parecen felices mientras camino unos pasos detrás de ellos
por el centro comercial.
No sé si esto es un truco o no, pero algo me parece mal. ¿Por qué
les compraría juguetes a menos que ya se hubiera puesto en contacto
con Ian y él se lo hubiera dicho al guardia? Es sólo otra forma de
lastimar a mis hijas. Hacerles conocer la felicidad y luego
arrancársela toda cuando venga por ellas. Voy a tener que hacer mi
movimiento.
Hoy.
Vuelvo a mi coche robado y los sigo a los tres hasta el coche en el
que entraron. El hombre es alto, tal vez incluso más alto que yo,
tiene cabello castaño y barba. Sus ojos son intensos y oscuros, pero
aunque puedo decir que es un hombre de mediana edad, algo en sus
rasgos parece casi infantil. Parece muy gentil con ellas. No sé qué
tipo de juego está jugando, pero no estoy concentrada en eso, estoy
concentrada en encontrar el momento perfecto para llevarme a las
niñas.
Me sorprende cuando las lleva a un parque a jugar. No se cierne
sobre ellas, pero lo veo levantar la cabeza un par de veces para
comprobarlas. Me escondo justo en el borde donde están los otros
padres al otro lado del parque. Llevo un par de vaqueros y una
sudadera gris con capucha y cremallera. Me aseguré de mantenerme
limpia con toallitas húmedas y champú seco para que cuando me
bajara la capucha nadie pudiera adivinar que he estado huyendo
durante las últimas dos semanas.
Mi corazón casi explota de felicidad cuando las veo a las dos
corriendo tan cerca de mí. La risa sale chirriante de sus cuerpitos y
sus mejillas estás sonrojadas por el esfuerzo.
—¿Mamá? —Skye es la primera en verme.
—Mi bebé. Ven. —Extiendo la mano y ella corre hacia mí,
envolviéndome en un abrazo en el momento en que se acerca—.
¿Dónde está tu hermana?—le pregunto y ella apenas señala el área
donde están los túneles antes de volver a abrazarme. No tengo que
llamar a Iona, ella corre hacia mí antes de que tenga la oportunidad
de volver a mirar.
—¡No puedo creer que estés aquí!—dice con grandes lágrimas en
los ojos.
—No, mi amor, ahora no hay lágrimas. Tenemos que movernos.
Sígueme, ¿entiendes? —Tomo sus manos y salgo por la salida lateral
del parque, haciendo lo mejor que puedo para asegurarme de que el
hombre no me vea con las niñas.
—Espera, ¿qué pasa con Devin?—dice Skye, y no tengo tiempo
ahora para explicarles que él está con su padre y que tenemos que
asegurarnos de alejarnos de él también.
—Él lo sabe. Sólo vamos. —Tiro un poco más fuerte y ellas se
apresuran a seguirme. En el momento en que salimos del perímetro
inmediato del parque, las apresuro hacia el pequeño sedán que
tengo estacionado. Me tiemblan las manos mientras lucho por abrir
la puerta. Cuando miro por encima del coche, observo con ansiedad
cómo el hombre al que llaman Devin se levanta de su asiento. Debe
haberse dado cuenta de que las niñas no están donde las dejó.
Mantén la calma. Muévete rápido.
Repito este mantra en mi cabeza una y otra vez hasta que abro el
coche y entran las chicas.
—¿Qué pasa con nuestros juguetes? ¡Quiero a mi cachorro!—dice
Skye, pero la ignoro. Me siento mal dado que las vi pasar un día
muy bueno con este personaje Devin.
—No podemos tener juguetes ahora. ¿Recuerdas lo que te dije
antes acerca de alejarte de la gente mala? —No me giro para
mirarlas. Tengo que concentrarme en conducir.
—Pero mamá…—dice Iona.
—¡No! Sé lo que es correcto y vamos a llegar a un lugar seguro.
Luego podremos hablar de juguetes. Tenemos que hacer esto.
Créeme, bebé—le digo y le lanzo una mirada suplicante a través del
espejo retrovisor.
Conduzco por la calle justo cuando escucho al hombre gritarles.
Si no fuera más inteligente, pensaría que estaba desesperado.
Sonaba como si estuviera realmente preocupado de que les hubiera
pasado algo.
De cualquier manera, ese hombre no puede cuidarlas de la
manera como yo amo a mis hijas, no es posible.
Mi corazón se rompe un poco más en mi pecho cuando miro
hacia atrás y veo a mis hijas abrazándose, llorando por el hombre
que las busca. ¿Quién

diablos es este Devin y qué les hizo?


—No quiero quedarme aquí. —Skye hace pucheros mientras está
de pie junto a la puerta de la pequeña habitación del motel que pude
permitirme con lo último del dinero que había logrado robar—.
Apesta. Quiero volver a mi habitación.
—Ésta es tu habitación ahora y no quiero oír ni una palabra más
al respecto, Skye—le digo bruscamente y respiro culpable cuando
ella me mira con el labio inferior tembloroso—. Cariño, sé que
debieron haber hecho todo lo posible para hacerte pensar que iban a
ser amables contigo, pero era un truco. Recuerdas cómo te engañaba
tu padre. Será peor más adelante.
—No, mamá, Devin no es como papá. Es bueno. Nos cuidó. Nos
salvó—dice Iona, acercándose a donde estamos su hermana y yo.
Ésta tampoco es la primera vez desde que estamos aquí que ella dice
esto.
Ambas siguen intentando hacerme creer que el hombre al que se
las robé no estaba con Ian. No puedo ver cómo eso es posible con lo
que vi. Todas esas armas, todos los gánsteres, no hay forma de que
esas personas sean los buenos. No voy a arriesgarme.
—Fue un truco. —Mantengo mi voz lo más baja posible, pero las
de ella suben.
—¡Mamá! Escucha, no es un truco. Él es...
Mi cabeza da vueltas con sus palabras y trato de luchar contra mi
miedo de que alguien entre por la puerta y los policías descubran
que he estado huyendo en un vehículo robado durante más de dos
semanas, y ahora tengo que lidiar con mis hijas por partida doble
para que entiendan lo que les estoy diciendo. Mi frustración alcanza
un punto intenso y ardiente:
—¡Uf, no me importa lo que penséis! ¡Meted esos traseros en el
baño y preparaos para ir a la cama! —Señalo en dirección al baño y
ambas dejaron caer los hombros. Las miro a las dos desafiándolas a
decir otra palabra, pero no lo hacen, simplemente caminan hacia el
baño y hacen lo que les pido.
Odio gritarles. Sólo quiero acostarme en algún lugar seguro,
abrazarlas y no soltarlas nunca.
Estoy tan cansada. Tengo hambre y no sé qué voy a hacer ahora
que tengo a las niñas. No sé a quién puedo acudir en busca de
ayuda. Estoy terriblemente cansada.
Escucho que se abre la ducha y respiro profundamente para
recuperar el control de mis emociones. La vida de una madre nunca
termina. Necesitan jabón y trapos para lavarse. Me sorprende verlas
ya en la ducha cuando entro, se están lavando la espalda. Ya habían
tomado el jabón y las toallitas sin mi ayuda. Sólo habían estado lejos
de mí por un tiempo, pero en ese tiempo parece que han crecido
mucho. Las lágrimas se balancean precariamente en mis pestañas
cuando me doy cuenta de cuánto se han visto afectadas sus vidas
por las decisiones que he tomado. Espero que estas próximas
decisiones sean las que las lleven a una vida más feliz y segura.
Capítulo 5

Melodye

Conseguir levantar a las niñas de la cama por la mañana es


mucho más difícil que en el pasado. Resulta que esta persona Devin
les ha dejado dormir todo el tiempo que quisieran. Eso no es algo
que pudieran hacer con Ian. Las tareas del hogar comienzan a las
cinco de la mañana, los siete días de la semana.
—¿Vamos a comer algo ahora, mami? Creo que quiero tortitas—
dice Skye.
—¿Tortitas? ¿Comisteis muchas tortitas?
—Comíamos lo que queríamos. Una vez comimos helado para
desayunar, pero Devin tuvo problemas con Yelena.
Me detengo en seco y miro a Iona.
—¿Yelena? ¿Hay mujeres donde os retuvieron?
—Aye, mami. Es una gran familia. Wya y su mujer, Dela. Cody y
Honee. Spark y Hestia, Preston y Yelena, también hay otras personas
allí, pero todos son muy amables con nosotras. ¿Ahora podemos
regresar? Sé que ellos también cuidarán de ti. No tienes que
preocuparte por papá allí—dice Iona seriamente. Cuanto más hablan
de este lugar, más empiezo a pensar que podría ser algún tipo de
culto. ¿Por qué vivirían todos juntos de esa manera? ¿Un gran amor?
Es extraño.
Me deshago de sus palabras, las llevo a un pequeño restaurante y
las siento en el mostrador. No tenía suficiente para darles una
comida a cada una, pero puedo comprar una y dejar que compartan.
—¿Cómo están, señoritas? ¿Están teniendo un buen día?—les
pregunta la camarera a Skye e Iona. Me sorprende verlas sonreír y
responder a ambas. Durante mucho tiempo, Skye no dijo una
palabra a nadie, incluso si hablaban con ella, y ahora, después de dos
semanas fuera del alcance de Ian, hablaba libremente. Iona solía ser
mucho más cautelosa y protectora con su hermana. Realmente
habían cambiado.
—¿Qué hay de usted, señora? ¿Qué puedo ofrecerles? —La
camarera saca su libreta y se queda a un lado, preparada para anotar
nuestros pedidos.
—Um, ¿cuánto cuestan las tortitas?—le pregunto, y ella divaga
sobre algunas opciones diferentes, todas ellas dentro del rango de
quince a veinte dólares, con menos de sesenta dólares a mi nombre
no puedo darme el lujo de comprar más de la mitad de una pila y
espero que sea suficiente para que las niñas pasen el día.
—¿Podemos comprar media pila?—le pregunto en voz baja.
Ella frunce el ceño.
—¿Para cada una de ellas?
—No, por favor, sólo media pila. —Le doy una sonrisa tensa y
veo la tristeza pasar por sus facciones.
—Está bien, querida. No te preocupes. —La mujer guarda la
libreta y va a hacer el pedido.
—¿Podemos tomar jugo de naranja, mami?—pregunta Skye, y
odio tener que decirle que no otra vez.
—Lo siento, bebé, solo podemos beber un poco de agua. —
Asiento con la cabeza y ella vuelve a fruncir el ceño, pero no pelea
conmigo por eso.
Unos minutos más tarde sale la camarera con dos platos grandes
llenos hasta el borde de tortitas, huevos y salchichas.
—¡No, no, no! No ordené esto. No puedo... —Instantáneamente
trato de empujar los platos hacia ella.
p j p
—Mamá, ¿querías que ellas comieran esto? —La vieja camarera
me agarra la mano y casi me derrumbo cuando veo la preocupación
en su rostro.
—No puedo pagar por esto. —Mantengo mi voz en un susurro
para que Iona no me escuche. Tal como están las cosas, ambas están
mirando los platos frente a ellas como si fueran de oro.
—No te preocupes por eso. Aquí nos ocupamos de los nuestros.
Tú solo come, volveré con tu comida en un momento. Como dije
antes, no te preocupes. —Ella me guiña un ojo y dejo caer la cabeza
hacia adelante. No es un truco, ni veneno. Alguien simplemente está
tratando de ayudarnos. Ha pasado tanto tiempo desde que pude
aceptar ayuda que la sensación es extraña.
—Muchas gracias—le digo a nadie en particular.
Los tres nos sentamos allí y comemos mucho más rápido de lo
que pensaba, pero no puedo regañarlas por hacer un desastre, no
cuando están tan felices. Mientras bromeamos y hacemos muecas la
una a la otra, pierdo la noción del tiempo y todos mis problemas
pasan a un segundo plano. Esos problemas no tardan mucho en
volver a aparecer.
—Mami. ¿Quién es ese que está junto a nuestro coche?—dice
Skye, su rostro palidece cada vez más a medida que pasan los
segundos.
Mi sonrisa desaparece de mi rostro, pero no me giro de
inmediato, sino que miro lentamente por encima del hombro para no
llamar la atención.
—Mirad hacia adelante—les insto a mis hijas y ambas giran en la
dirección correcta en sus asientos.
—Mamá, ¿podemos...?
—¡Silencio ahora!—siseo. Sigo mirando detrás de mí tratando de
ver lo que vio Skye, y cuando aparece la cabeza de Antoine, casi
vomito todo lo que acabo de comer. Antoine trabaja para Ian. Es uno
de sus guardias superiores. Si Antoine está aquí, entonces Ian sabe
dónde estoy. Nos va a llevar de regreso. No puedo permitir que eso
y g p p q
suceda. No hay manera de que regresemos al coche en este
momento, tenemos que salir corriendo, pero solo sé salir por dónde
entramos.
El pánico comienza a invadirme mientras uso mi visión periférica
tratando de encontrar otra salida.
La camarera que nos ayudó antes deja una cuenta en la mesa de
al lado y la agarro del brazo mientras intenta pasar junto a nosotras
para ir a la cocina con los platos sucios que lleva.
—Señora, por favor, necesito ayuda.
Ella deja los platos inmediatamente.
—¿Qué te pasa? ¿Estás enferma?—me pregunta.
—No, pero hay gente afuera que quiere llevarnos a un lugar. No
podemos. Necesito irnos de aquí, pero no por el frente. ¿Hay una
puerta trasera? —Levanto los ojos hacia ella, sin ocultar la
vulnerabilidad que siento en este momento.
—Dios mío, ¿deberíamos llamar a la policía?—susurra y mira por
encima de mi hombro.
—¡No! No mire. Por favor, sólo... ¿hay otra manera?
—Sí, la salida de empleados por la cocina, pero no hay nada más
que la calle. Está muy transitada. No puedes ir por ahí.
—Nos arriesgaremos. —Asiento y miro por encima del hombro,
Antoine y otras dos personas caminan directamente hacia el
restaurante—. ¡Por favor, por favor, tenemos que irnos ahora! ¡Por
favor! —Aprieto su brazo con más fuerza. Busco en mi bolsillo para
sacar el dinero que tengo para darle. Si necesita algo de motivación,
espero que esto sea suficiente para que nos deje ir por ese camino.
—No, detente con eso. Vamos. —Ella empuja mi mano hacia atrás
y me arrastra con ella.
—Vamos, chicas, sean rápidas—les digo bruscamente y saltan de
las sillas para seguirme. La camarera ignora las quejas del chef en el
fondo de la cocina mientras nos dirige hacia la puerta trasera. Estallé
y le di un apretón en la mano a la dama—. Muchas gracias. Dios te
bendiga.
—Continúa, mantente a salvo. Si puedes regresar, visítanos, ok—
dice y cierra la puerta.
Asiento mientras agarro las manos de Iona y Skye. Corro por la
pequeña pendiente hacia la concurrida carretera. Yo lo llamaría una
autopista más que una carretera. Del otro lado hay más árboles y no
tengo idea de adónde van, pero espero que podamos perder a
Antoine y al resto de ellos allí.
—Necesito que me escuchéis, niñas. Tenemos que entrar
corriendo allí, ¿ok? Tomad la mano de mami y no la soltéis, pase lo
que pase. ¿Entendido? Es peligroso—les explico.
—No, no quiero, mami. Tengo miedo. ¡Quiero a Devin! —Skye
llora y desearía tener tiempo para levantarla y abrazarla, pero no lo
tenemos.
—Skye, ven, sin lágrimas—le ruego, pero no puedo esperar más,
escuché gente gritar en el estacionamiento del restaurante. Ellos
saben que estamos aquí—. ¡Venid! —Tiro de ellas y corremos hacia
la autopista. Las bocinas suenan y los coches se alejan de nosotras
mientras cruzamos corriendo. Iona grita fuerte cuando una casa
rodante se acerca a toda velocidad hacia nosotras. La aparto del
camino justo a tiempo.
Llegamos a los árboles, pero cuando miro detrás de mí, veo a
Antoine corriendo por la pendiente, señalando en mi dirección.
Fuimos descubiertas. Nos han visto.
—No podemos detenernos, bebés. ¡Corred!—ordeno y salimos
disparadas entre los árboles. Las ramas bajas me cortaron los brazos
y los muslos. Se enganchan en la ropa y el cabello de las niñas
mientras corremos hacia un sitio seguro.
—¡Perra estúpida, no puedes escapar de nosotros!—grita Antonie
y eso sólo me empuja a moverme más rápido. No sé adónde vamos y
cuanto más nos adentramos en el bosque, más oscuro se vuelve.
Tengo que mirar muy atentamente para evitar que las chicas corran
hacia grandes rocas o árboles. El sudor me quema los ojos y tengo
que concentrarme en respirar para que la cabeza no me dé vueltas.
Escucho a Antoine detrás de nosotros, pero ya no puedo verlo. Me
desvío hacia un lado, esperando que él esté tan ciego en toda esta
oscuridad como yo.
Eso fue un error.
Fue sólo un segundo, un desliz, y fueron sólo mis instintos
maternos los que me hicieron agarrar el brazo de Iona. Ella corría
por el borde de un empinado acantilado. Mientras su cuerpo se
agitaba por la gravedad, la levanté y la devolví a un lugar seguro,
pero el tirón repentino con tanto peso provocó un dolor seguido de
un estallido repugnante proviniendo de mi hombro. La lanzo de
nuevo al suelo, me llevo la mano buena a la boca y grito fuerte. El
dolor es nauseabundo y me doy cuenta de que no puedo mover el
brazo. No sé si está roto o qué, pero no sirve para nada.
—¡Ma! ¡Ma!—me llama Skye.
—Quédate... no te muevas. Quédate ahí—digo, me castañetean
los dientes y casi caigo de rodillas por las oleadas de agonía. Un
fuerte sonido de alguien empujando entre los árboles me devuelve la
atención al presente. No tengo tiempo para que me hagan daño.
Miro hacia el acantilado y me doy cuenta de que, aunque es
empinado, hay una pequeña zona que no es tan mala como el resto.
—Acercaos, niñas. —Cuando están cerca, les indico que se
sienten sobre sus nalgas y se deslicen hacia abajo. Espero que
Antoine sólo vea las partes más pronunciadas del descenso y piense
que no habríamos podido llegar hasta allí. Me siento frente a ellas
para deslizarme primero, en caso de que pierdan el equilibrio y
comiencen a rodar.
Cada deslizamiento se siente como si alguien estuviera
arrancándome el brazo del cuerpo. Vomito dos veces por la
intensidad del dolor. Así debe ser como se siente el infierno. Skye se
resbala un poco y choca contra mi espalda, y aprieto los dientes
mientras trato de contener el grito.
—Ma, lo siento. Lo siento mucho—llora detrás de mí.
—Sí, está bien. Silencio ahora. —Mis palabras son confusas, pero
no puedo desmayarme. No ahora. Una vez que bajamos la colina,
lucho por volver a ponerme de pie y corremos más hacia la
oscuridad. Mi pie se enreda en una raíz y caigo al suelo. Mi cuerpo
se niega a moverse después de eso, no importa cuántas veces mis
hijas me digan que debemos seguir moviéndonos.
—Id vosotras—les ordeno, pero no se mueven—. Por favor, mis
bebés. Tenéis que correr.
—¡No, no puedo! ¡No lo haré!—dice Iona y se acuesta con la
cabeza sobre mi estómago donde llora a mares, su pequeño cuerpo
temblando por el esfuerzo.
—Necesitamos volver con Devin. Él nos ayudará. Confía en
nosotras, mami. Necesitamos ir con Devin—dice Skye con su dulce y
pequeña voz antes de acostarse al otro lado de mí y acurrucarse a mi
lado.
Estoy tan herida y cansada que ni siquiera puedo mover los
brazos para acercarlas. Todo lo que quiero es que estén seguras y
felices. Eso es todo lo que cualquier madre quiere.
He estado tratando de hacerlo por mi cuenta, pero si piensan que
este Devin es a quien debemos acudir, tal vez necesito confiar un
poco en ellas.
Rezo para que la intuición de mi pequeña sea mejor que la mía. Si
salimos de estos árboles, podremos ver de qué se trata realmente
este hombre Devin.
Capítulo 6

Devin

H
— ermano, vamos hombre, no te rindas. Todavía tenemos
muchos lugares que podemos revisar—dice Million mientras se
sienta a mi lado en el suelo.
Acabábamos de regresar de otro barrido de la ciudad. Había
estado montando durante horas, menos las tres horas que Wya me
exigía dormir. Las niñas llevan más de un día desaparecidas y nadie
sabe adónde pudieron haber ido. El club, el departamento de policía
local e incluso cualquier ayuda que recibimos del maldito FBI no fue
de ayuda porque aquí estamos un día después, y no estoy más cerca
de descubrir qué les pasó a esas dulces niñas.
Lo único que todos pueden pensar en decirme es, que nada de
esto es culpa mía. Sé por qué me dicen eso. Es porque creen que es
así. Se lo he dicho a las víctimas antes.
Cuando estaba en la policía, sabía lo que les puede pasar a los
niños secuestrados. La mayoría se pierden para siempre y, si tienes
la suerte de encontrar alguno, estará traumatizado de por vida o
partes de sí mismo faltarán para siempre. Dejé que eso les pasara a
esas dos niñas. Les prometí que las mantendría a salvo, pero ni
siquiera podía cuidarlas mientras jugaban en el parque.
Después del paseo de hoy, estacioné mi moto, entré a la casa club
y simplemente me deslicé por la pared para sentarme sobre mi culo.
No era bueno para nadie. Mientras esas chicas estaban
desaparecidas, lo único en lo que podía pensar era en las cosas
horrendas que podrían pasarles mientras estábamos aquí
buscándolas desesperadamente.
—Devin, necesito que te quedes aquí, hombre. Sé que esta mierda
es difícil, pero necesitamos reunir toda la información que podamos
—dice Brendan mientras camina hacia mí.
—¿Qué maldita información, Brendan? No hay nadie cerca que
me diga nada. No puedo llamar a nadie y preguntarle si las han
secuestrado No tengo información que conseguir. Todo lo que sé, tú
ya lo sabes. Las perdí. Esa es la información—gruño y entrecierra los
ojos mientras los músculos de sus brazos se tensan.
—No sé cuántas veces tenemos que decirte, Devin, esto no es tu
culpa. —Brendan me mira fijamente y no puedo soportarlo. Mi
interior quiere liberarse y sé cómo hacerlo. Necesito pelear y
Brendan es el indicado para hacerlo. Spark solía ser el que tenía
menos control, pero ahora Brendan es el cable vivo del grupo.
—¿Sabes cuándo voy a creer esa mierda? —Me acerco a su cara y
lo miro fijamente—. Cuando estén aquí conmigo. Cuando las vea
aquí frente a mí, creeré que están bien Hasta entonces, te agradecería
que dejaras de intentar usar esta mierda de psicología inversa. —Sé
lo que carajo he hecho, y el final de eso—
Brendan suelta un resoplido y trata de retroceder.
—Lo que sea, hombre, sólo estamos tratando de encontrar a esas
niñas al igual que tú.
—Mentira, ninguno de vosotros quería que me las quedara. Toda
esa maldita charla sobre que no iban a estar aquí por mucho más
tiempo y que no debería encariñarme demasiado con ellas. Que no
eran mis malditas hijas. Tal vez no las hemos encontrado porque no
queréis que las encuentre—digo con una desagradable sonrisa en mi
cara. En realidad, estaba satisfecho conmigo mismo por haber
llegado a esa deducción.
—¿Disculpa? ¿Cómo carajo te atreves? —Spark irrumpe en mi
dirección—. Nos preocupamos por estas niñas igual que tú.
¿Olvidaste que estábamos todos en la misma puta jaula?
—¡No lo olvidé, pero parece que todos vosotros sí! —Me doy la
vuelta y veo al resto del club acercándose a mí, todos enojados.
Incluso Wya se acerca a mí y Dela intenta detenerlo.
—Tienes que cuidar tu puta boca—Me dice Wya , y giro la
mirada en su dirección.
—No, no lo creo. Pero ya que estás tan jodidamente preocupado,
¿quieres hacer algo al respecto?—le gruño y eso es todo. Hasta el
último miembro parchado de los Boys of Djinn caen sobre mí; se
lanzan golpes, se arrojan sillas, las mujeres gritan para que nos
detengamos, pero no importa lo mucho que lucho, nada parece
funcionar. Todavía puedo sentir el dolor. La culpa.
Los escucho decir mi nombre en el viento y rugo de frustración
cuando encuentro el cuerpo más cercano y lo tiro al suelo. Me
levantaron y me tiraron al suelo con fuerza. Le doy una patada a
quien está frente a mí, pero me agarran por el cuello y me levantan
del suelo. El puto brazo grueso de Cody está alrededor de mi
garganta.
Vuelvo a escuchar mi nombre a través de todos los gruñidos y
maldiciones de mis hermanos a mi alrededor.
De hecho, alguien está llamándome. Suenan como las niñas.
¿Podría ser?
Toco el brazo de Cody.
—Déjame. ¡Déjame! —lo araño furiosamente, ya no lucho contra
ellos, sino que quiero estar libre.
—No, a la mierda con eso—me grita.
—¡Hermano, déjame!—suplico, girando la cabeza lo mejor que
puedo y mirándolo a los ojos.
—¡Devin!—escucho mi nombre otra vez y todos giran la cabeza
hacia la puerta.
—¡Por favor!—vuelvo a arañarle el brazo y él me suelta. Caigo
hacia adelante, pero me aseguro de no dejar de moverme. Corro
hacia la puerta, mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras me
apresuro para ver quién está afuera.
—¡Devin, espera! ¡No sabemos quién es!—grita Wya , pero
tendría más suerte diciéndole al sol que no brille. Si salgo corriendo
y me disparan en el pecho, lo aceptaré si eso significa que tengo la
oportunidad de volver a ver a esas niñas.
Salgo de la casa club y tengo que detenerme cuando veo a Iona y
Skye detrás de una mujer. No una mujer cualquiera, sino alguien
que parecía haberse caído de una sesión fotográfica en algún lugar
bajando una montaña. Seguro que estaba golpeada y sucia, pero era
muy alta, con el pelo rubio largo y rizado y unos ojos tan azules que
incluso desde tan lejos juraría que podía verme en ellos.
—Ma, ese es él.
—¿Quién es esa? ¿Estáis bien, niñas? Lo siento mucho. Lo siento
—les pido disculpas una y otra vez. Mis rodillas casi ceden ahora
que están a mi alcance.
—¿Quién eres? —Cody me tira hacia atrás, ayudándome a
mantenerme de pie, antes de dar un paso hacia ella. Ella retrocede,
llevándose a las chicas con ella mientras él lo hace.
—No te acerquéis más que eso—nos sisea.
—¿Qué mierda quieres decir? Viniste aquí con nosotros. No te
vamos a hacer nada. Si no querías acercarte a nosotros, ¿por qué
viniste?—le pregunta Brendan.
—Las niñas me dijeron algo, pero veo que se equivocan. Déjame
en paz—responde la mujer y retrocede.
—Espera, escucha, no puedo dejar que te las lleves.
—¡Llevármelas! ¡Tú sí que tienes coraje! ¡Son mías! Puedo hacer
lo que quiera con ellas. —Es difícil entender lo que dice debido al
acento escocés con el que están entrelazadas sus palabras. Parece
volverse más pronunciado cuanto más enojada se pone.
—Espera, sólo un segundo. Viniste aquí por una razón, ¿verdad?
No queremos hacer nada para lastimar a esas niñas. Las hemos
estado buscando todo el día de hoy y de ayer. Se ven cansadas y
hambrientas—afirma Wya , manteniendo su atención—. Déjanos
ayudarte.
—Veo qué tipo de ayuda estás ofreciendo aquí. No me van a
atrapar así otra vez. Puedes decirle a Ian que prefiero morir antes
que darle a estas niñas. —Ella llora y sacudo la cabeza ante eso. ¿Es
por eso que está haciendo esto? Ella cree que trabajamos para Ian.
Ni siquiera me di cuenta de que Brendan se había movido para
pararse detrás de ella, pero antes de que tuviera la oportunidad de
girarse y mirarlo, él la agarra del brazo.
Un gemido de dolor brota de su boca y Brendan la suelta
inmediatamente.
—Joder, lo siento. No te agarré tan fuerte. Lo siento—dice de
nuevo mientras la mujer jadea y cae de rodillas.
—Ma, lo prometo. Es bueno. Por favor—dice Skye con grandes
lágrimas en los ojos mientras intenta ayudar a la mujer a ponerse de
pie.
Iona me mira, sus pequeños ojos se entrecierran por un segundo,
antes de abrirse de par en par e iluminarse.
—¡Ya sé! ¿Dónde está Honee? ¿Yelena?
—No, joder, no. No las dejaré salir—dice Cody, sacudiendo la
cabeza.
—Tal vez la mujer estaría más cómoda si no estuviera rodeada de
un grupo de tipos corpulentos—dice Preston y mira a Cody.
—Wya , estoy aquí. —La puerta de la sede del club se abre
ligeramente y veo a Dela parada allí. Hay otras figuras oscuras
detrás de ella que sólo puedo asumir son las otras mujeres.
—Vamos, quédate pegada a mi cadera. Si tú te mueves, yo me
muevo—dice, y Dela sale y se para al lado de Wya . Cody
instantáneamente toma una posición defensiva al otro lado de ella,
como si la mujer temblando de dolor en el suelo fuera a saltar sobre
todos nosotros y llegar hasta su cuñada.
—¿Puedes verme?—pregunta Dela y la mujer en el suelo gime.
—Por supuesto que puedo verte. Estoy herida, no ciega—sisea.
—Bien, ¿podrías dejarnos ayudarte? Lo que tus hijas dicen es
correcto. Somos buenas personas—dice Dela, y mis ojos vuelven a la
mujer en el suelo. ¿Es su madre?
Por supuesto que lo es, no se puede negar el parecido.
—Estuvimos cuidándolas durante las últimas dos semanas. ¿Las
secuestraste en el parque?—le pregunto.
—No puedo secuestrarlas. Son mías. ¡Tú me las secuestraste! —
La mujer se obliga a ponerse de pie e intenta dar un paso en mi
dirección, pero vuelve a caer.
—¡Ya basta! Podemos discutir todo eso en un minuto. Ahora
mismo, las tres necesitan ayuda. Sé que debe ser difícil para ti
confiar en nosotros, pero ten un poco de fe en tus hijas. Ellas saben
de lo que estamos hablando. Sólo queremos ayudar—le dice Dela, y
puedo ver la indecisión en el rostro de la madre—. ¿Qué pasa si son
sólo las mujeres las que te ayudan?—pregunta Dela.
—Sí, puedo lidiar con eso—responde después de unos segundos.
Dela intenta dar un paso y Wya la agarra.
—Ella me necesita, todos sois grandes y malos. Parece que ha
estado huyendo de eso por un tiempo. Nos lo necesita ahora mismo.
Confía en mí—le susurra Dela a Wya antes de que él la deje irse.
Miro a la mujer parada frente a mí y me pregunto cuántas
personas le han dicho que confíe en ellos hasta que se encontró aquí,
al parecer cerca de la muerte y con un dolor tremendo, sin poder
confiar en nadie.
Cuando Dela se acerca a ella, las niñas se liberan de su madre y
corren hacia mí. Ambas envuelven los brazos alrededor de mis
piernas y cintura, apretándome en un abrazo que siento como si
hubiera estado esperando toda mi vida.
Cuando vuelvo a levantar la mirada, veo a su madre mirándome,
con la mandíbula ligeramente floja. Era como si nunca antes hubiera
g j
visto a nadie abrazar a sus hijas.
No sé qué tipo de pelea tiene, pero si se trata de mantener a estas
niñas a salvo, tiene otro miembro en su equipo.
Capítulo 7

Devin

Ella sospecha de cada cosa que hacemos. Simplemente llevarla


dentro de la casa club es suficiente para que revise cada rincón.
Pero a las damas no les importa. En el momento en que la madre
de las niñas entra, la ayudan. Al menos con lo que pueden. Tengo un
millón de preguntas sobre qué mierda pasó en el parque y por qué
se ven así, pero Wya me dice que no puedo entrar hasta que las
mujeres digan que está bien. Ni siquiera puedo preguntarles a las
niñas ya que ahora están pegadas al lado de su madre.
Finalmente, unos veinte minutos después de que la ingresamos,
Honee se acerca a nosotros.
—Algo anda mal con su hombro. No parece que esté en el lugar
correcto. No sé si está roto, pero lo que sí sé es que le está causando
más dolor. Hestia intentó volver a colocarlo en su lugar, pero no se
movió.
—Déjame intentarlo... si es que ella me deja—dice Brendan, y sé
que sólo quiere intentarlo porque se siente mal por haberla
lastimado antes. Ese hombro es el mismo que él agarró.
—Está bien, le preguntaré. —Honee se aleja de nosotros y
observo cómo la mujer franqueada por Iona y Skye viene caminando
en nuestra dirección.
—¿Quiénes sois? Estas mujeres siguen diciéndome que sois los
buenos, pero ¿cómo puede ser eso cierto con todas estas armas? Los
hombres de Granite dijeron que esto era una banda—pregunta antes
de acercarse a Brendan.
—No somos una banda. Somos una familia—respondo
rápidamente—. Muchos de nosotros hemos trabajado o seguimos
trabajando para el FBI u otras fuerzas del orden. Tenemos armas
porque hay mucha gente que preferiría vernos muertos, y las armas
aseguran que eso no suceda. Honestamente, si te quisiéramos
muerta o secuestrada, eso ya habría sucedido, ¿no crees? —Brendan
me da una patada en la parte posterior de la pierna, probablemente
para evitar que asuste a la mujer más de lo que lo está. Aunque no
me detengo—. No quiero decir que no quiera ponerte una bala en la
pierna por lo que me hiciste, pero esos son sólo mis sentimientos
personales—le digo intencionadamente.
Ella me mira con los ojos entrecerrados y Cody me golpea fuerte
en la cabeza. Lo miro antes de volver a mirar a la mujer.
—¿Qué te hice? No te hice nada.
—¿Sabes cuántas vidas he muerto en las últimas veinticuatro
horas sin saber dónde estaban estas niñas? Entiendo, son tus hijas.
Entiendo que todas pasaron por una mierda jodida, pero estaban
bajo mi cuidado. Cuando lloraban o gritaban por una pesadilla, yo
estaba allí para abrazarlas. Las llevé a ese maldito parque porque
quería que fueran felices. Quería que tuvieran algo que no creía que
hubiesen tenido antes y en el momento que miré hacia abajo, me las
arrebataste sin la menor palabra. Pensé que estaban heridas o que su
padre había venido por ellas. Peor aún, pensé que algún nuevo
imbécil se las había llevado. Pensé que les había fallado—admito, y
el arrebato de ira en su rostro disminuye.
—Dijiste que erais parte del FBI, supongo que no tenéis ninguna
identificación. —Su voz es más suave y me toma con la guardia baja.
El tono duro de su voz apagado por la verdad de mis palabras.
Bishop instantáneamente mete la mano en el bolsillo trasero y le
muestra su identificación.
—Mira, mamá, te lo dije—dice Iona y la abraza por la cintura.
La mujer mira a su hija y, cuando me mira, puedo ver lágrimas
no derramadas en sus ojos.
—Lo siento. Ya no sé en quién confiar, y cuando vi todas las
armas, pensé que estabais con Ian. Necesito que las niñas estén a
salvo. Felices y saludables, sí, pero que también estén a salvo, es
todo lo que quiero.
Conozco ese miedo, esa intensa necesidad. Al menos una
pequeña porción. Solo he estado con estas niñas durante unas pocas
semanas y haría cualquier cosa para mantenerlas a salvo. Con una
repentina oleada de simpatía por la mujer, me sorprendo cuando me
acerco a ella y le doy un suave abrazo, con cuidado de no lastimar el
hombro malo. Me sorprendo aún más cuando ella me deja y apoya
su cabeza en mi hombro.
—¿Puedo echarle un vistazo a tu hombro?—le pregunta Brendan
y me alejo.
—Sí, necesito algo de palanca, parece que está fuera de lugar,
pero está bastante hinchado—dice Hestia.
—Esto te va a doler un poco. ¿Cómo te llamas?—le pregunto a la
mujer.
—Melodye, eres Devin, ¿verdad?
—Sí, soy Devin. —Me doy la vuelta y les presento a todos los que
no conocía. Brendan y Hestia están del lado del brazo malo.
—Um, creo que las niñas deben salir. No necesitan ver esto.
—¡Ma!—dice Iona, abriéndose camino para poder estar cerca de
su madre.
—No, tiene razón, esto va a doler mucho. —Miro a Iona—.
¿Podéis ir a vuestra habitación y limpiaros? Todas vuestras cosas
están ahí—le digo, y Skye se anima ante eso.
—¿El cachorro?
—Sí, dulce niña, el cachorro también está ahí. —Sonrío y las dos
niñas le dan otro apretón a su madre antes de correr a su habitación.
—Está bien, vayamos al sofá—dice Hestia. Todos los que pueden
ayudar se quedan cerca de ella, pero el resto se va a sus habitaciones
o al fondo para darnos un poco de espacio. Brendan, Hestia, Honee
y yo acompañamos a Melodye hasta el sofá y la dejamos sentarse.
Intento retroceder para que Brendan y Hestia puedan hacer lo que
necesitan, pero Melodye me agarra del brazo y me mantiene allí.
Caigo de rodillas y ella se inclina hacia adelante para agarrarme y
hacer palanca.
—Devin, va a ser intenso. Ha estado atrapada así durante mucho
tiempo. Abrázala—dice Brendan por encima de su cabeza y rodeo a
Melodye con mis brazos.
Cuando comienzan los tirones, Melodye grita como si la
estuvieran matando. Por la forma en que su cuerpo tiembla y el
esfuerzo que hacen tanto Hestia como Brendan, me hace sentir como
si realmente lo estuvieran haciendo.
—Tienes que parar, esto es demasiado—le digo bruscamente a
Brendan. Ya ha pasado por suficiente. Basta de dolor.
Cuando las uñas de Melodye se clavan en mi espalda, gruño de
dolor, pero no suelto. Justo cuando estoy a punto de arrancarle la
mano a Brendan, escucho un pop y se acabó. Melodye se queda inerte
y sus gritos pasan de ser espeluznantes a suaves gemidos.
—Está colocado. Lo hemos vuelto a ubicar—dice Hestia y se pasa
una mano por la frente empapada de sudor.
—Hay que vendarlo—dice Brendan.
Todos los que estaban ahí instantáneamente van a buscar algo
para ayudar a Melodye, pero yo sigo aquí abrazándola a pesar de
que la amenaza ha terminado.
Ya me había dicho que haría cualquier cosa para asegurarme de
que estuvieran a salvo, pero sé qué tipo de hombre es Ian 'Quarter'
Maclean. No sé cómo se enganchó con alguien como él, pero puedo
sentir la fragilidad en la forma en que se aferra a mí. Esta mujer está
luchando por su vida y contra un enemigo como Quarter, no hay
muchas esperanzas de que gane.
No sola.
Por suerte para ella, ya no está sola.
Capítulo 8

Devin

Una vez que el doloroso trabajo de volver a colocar el brazo de


Melodye en su lugar ha terminado, la llevo a la habitación trasera
para que vea dónde tengo instaladas a Iona y Skye. Ella no dice
mucho y aunque espero que esté feliz o aliviada, parece que tiene la
guardia alta todo el tiempo. No será fácil lograr que esta mujer
confíe en mí. Me doy cuenta de eso, pero espero que al menos con la
ayuda de las niñas, no intente huir cada quince segundos.
—¿Realmente les diste su propia habitación?—pregunta cuando
abrimos la puerta y ve a las niñas sentadas en medio del suelo
jugando con todos los juguetes que les había comprado el día
anterior.
—Sí, tenemos espacio. ¿Por qué no deberían tener su propia
habitación?—digo encogiéndome de hombros mientras la miro.
—Déjame adivinar, también les das tortitas cuando quieren,
¿verdad?
—Sí, si eso es lo que quieren comer, entonces eso es lo que
tendrán. —Me sentía orgulloso de este hecho, pero por alguna razón
no parecía que Melodye apreciara mucho el hecho de que les había
estado dando a las niñas todo lo que querían—. ¿Hay algún
problema? ¿No deberían comer tortitas?—
—Oh, no seas idiota. No digo nada de eso—me grita y respira
profundamente para calmarse. Me alegro que lo haga porque,
aunque es divertido tratar de adivinar lo que dice cuando sale su
acento escocés, no creo que ahora sea el momento de detenerla cada
cinco segundos para preguntarle cuál diablo es en realidad su
problema.
—No dije eso. Es solo que... —Melodye se frota distraídamente la
mano sobre el hombro dolorido antes de continuar hablando—. ...va
a ser mucho peor cuando todo esto desaparezca. No podemos
quedarnos aquí para siempre. FBI o no, Ian no va a dejar de
buscarlas, y yo nunca voy a abandonarlas. Cuando tengamos que
mudarnos de nuevo, no podré mantener estas expectativas. Sería
casi mejor si les dejaras querer algunas cosas en lugar de ceder
instantáneamente a todas sus demandas.
—No cedí ante todas sus demandas. —Me eriza la idea de que
había estado malcriando a sus hijas.
—En serio. ¿Qué diablos es esa cosa entonces? —Señala hacia la
habitación a uno de los dos perros robot mecánicos que les había
comprado. Una de las patas ya se ha roto y el juguete está ahí de
lado, básicamente inútil.
—Está bien, tal vez las complací demasiado esa vez...—Me froto
la nuca y sonrío, tratando de pensar en cualquier momento en el que
podría haberles dicho que no y haberlo dicho en serio—. No
importa, amo a esas niñas, aunque las conocí hace unas semanas. No
voy a dejar que se queden sin nada si puedo evitarlo.
Ella me sonríe y mis manos se aprietan con la necesidad de
agarrarla y asegurarme de que esa mirada nunca abandone su
rostro.
Nunca había visto sonreír a Melodye, y me pregunto si una
sonrisa completa sería aún más provocativa que solo un atisbo de
ella.
—Son fáciles de amar.
—Hiciste un buen trabajo con ellas. —Cierro la puerta del cuarto
de las niñas y abro la del mío, que está justo al lado. Cuando
Melodye entra, cierro la puerta ligeramente, dejando una rendija en
caso de que alguien nos necesite a alguno de los dos—. ¿Puedo
hacerte una pregunta personal, Melodye? No dudes en decirme que
me vaya a la mierda si crees que me estoy excediendo—.
Se sienta en la silla y me mira, asintiendo una vez para hacerme
saber que está de acuerdo con que le haga cualquier pregunta que
tenga.
—Bueno, parece que lo único que quieres es asegurarte de que
tus hijas estén seguras y felices, pero, para empezar, ¿cómo
terminaste en esta situación? ¿Qué estás haciendo relacionada con
un hombre como Quarter?
Su rostro cae por un segundo, antes de echar los hombros hacia
atrás y responderme.
—Fui una auténtica estúpida. —Ella niega con la cabeza—.
Conocí a Ian cuando era sólo una jovencita, de doce años. Me
hipnotizó con todas las joyas llamativas y el poder. Me compraba
helado y pequeñas chucherías cada vez que me veía caminando de la
escuela a casa. Se me ocurrió que era mi príncipe. Estaba listo para
alejarme de toda la gente común y corriente. Me hizo suya a los
dieciséis años, me dijo que ya no necesitaba ir a la escuela, e hice una
especie de trato con mis padres. Él me dijo que estábamos casados y
que todo lo que era suyo era mío. Pensé que me había tocado la
lotería hasta que me sacó de mi casa y me mudó a Nueva York. Pasé
veintidós días buenos hasta que llegó a casa enojado y me golpeó
por primera vez, no pude escapar. No había nadie a quien acudir y
cuanto más intentaba defenderme, más reforzaba la seguridad y me
dejaba allí sola. Me había convertido en nada más que una baratija
para que él la escondiera. Ni siquiera me di cuenta de que una de las
razones por las que me mantuvo encerrada en la habitación fue
porque estar con una chica de dieciséis años lo habría llevado a la
cárcel. —Ella se encoge de hombros como si esto no fuera gran cosa,
pero es repugnante.
¿Cómo carajo podía aprovecharse así de una niña?
No dije una palabra más, solo dejé que me contara su historia
como quería.
—No fue hasta los diecisiete años que quedé embarazada de
Iona. La tuve cuando tenía dieciocho años, al menos para entonces
ya tenía edad suficiente para ir al hospital sin que hubiera
demasiadas preguntas. Ian no parecía muy impresionado que
hubiera dado a luz a una niña en lugar de a un niño, pero, aun así, la
reclamó como suya y por un tiempo pensé que iba a ser más amable
ahora que había dado a luz a su hija. Pero no sucedió. En lugar de
eso, simplemente tenía otra manera de mantenerme a raya. Cada vez
que respondía o hacía algo que no le gustaba, amenazaba con
lastimarla. Nunca he amado nada de la forma en que amo a esas
niñas. Pasaría por una tortura interminable si eso significa que
estarán a salvo.
—Puedo entender eso. De verdad. —Mantengo su mirada y justo
cuando estoy a punto de decir algo más, alguien llama bruscamente
a la puerta—. Pasa.
Million abre un poco la puerta y dice:
—Devin, a Wya le gustaría hablar un rato con nuestra invitada.
—¿Por qué? ¿Estoy en algún tipo de problema?—me pregunta
Melodye.
—No, nada de eso. Estoy seguro de que sólo quiere repasar todo
lo que pasó. Nos gusta asegurarnos de que estamos preparados para
cualquier cosa que suceda—le digo y mi mano cae hasta su pierna
donde se está rascando. Ella todavía está sucia. Necesita al menos
lavarse un poco y ponerse cómoda antes de que la acribillen a
preguntas. Vuelvo mi mirada hacia Million—. Averigua si es
urgente. Estoy seguro de que apreciará pasar un rato personal en el
baño. —Hago un gesto con la barbilla en dirección a mi baño.
Cuando Melodye se da la vuelta y ve la ducha, deja escapar un suave
suspiro.
—Sí, realmente agradecería algo de tiempo para lavarme.
—Está bien. Se lo haré saber. —Million sale de mi habitación
cerrando la puerta detrás de él.
Me levanto para ir a mi cómoda. Dudo que Melodye alguna vez
aceptara dormir al otro lado de la casa club, no cuando las chicas
dormían aquí, así que ya había decidido que le iba a dar mi
habitación. En otro momento, tendríamos que lidiar con la ropa y
otros suministros. Sólo podía ofrecerle lo que tenía. Ella no era tan
ancha como yo, pero tal vez sólo sea siete u ocho centímetros más
baja lo que la sitúa en alrededor de un metro ochenta y dos de altura.
Mi ropa sería grande pero no tanto. Busco en el armario y agarro un
par de pantalones deportivos que tenía y que se habían encogido y
una camiseta blanca lisa.
—Tengo algunas cosas genéricas en el baño, desafortunadamente
nada de esa mierda de olor dulce. Puedes usar lo que necesites. Aquí
hay algo de ropa. Está limpia. Las chicas están cómodas en la
habitación de al lado, así que puedes quedarte en mi habitación
hasta que organicemos algo para las tres. Dormiré en otro lugar por
el momento. —Le pongo la ropa y una toalla en la mano.
—Gracias. Es probablemente una de las cosas más bonitas que
alguien ha hecho por mí en mucho tiempo.
Sonrío antes de caminar hacia la puerta.
—Es una pena. Tú y esas niñas deberían ser tratadas como
princesas. Es una maldita pena que Ian no fuera capaz de ver lo que
tenía. —Me muerdo el interior de la boca mientras las palabras caen
de mis labios.
—¿La basura de un hombre...?
—Es el tesoro de otro hombre. —Termino la cita por ella y me
sonríe alegremente mientras se dirige lentamente hacia el baño.
Cierra la puerta antes de que tenga la oportunidad de dejar de
mirarla.
Yo tenía razón.
Esa sonrisa es absolutamente excitante. Ahora que la he visto
más, me sorprende que verla de nuevo se convierta en un objetivo.
Capítulo 9

Melodye

El agua tibia lava la suciedad de mi piel y, aunque el hombro


está nuevamente en su lugar, todavía siento una intensa punzada de
dolor cada vez que intento mover el brazo. Aun así, eso no es lo
único que me molesta en este momento.
Lo que me molesta es que todo lo que Devin me había dicho
antes parece genuino. Realmente parece que se preocupa por las
niñas y que va a hacer todo lo que esté en su poder para asegurarse
de que estén bien.
¿Cuántos policías han intentado derribar a Ian? ¿Docenas?
¿Cientos?
¿Qué hace que este grupo sea tan diferente? Dudo que sepan
siquiera lo peligroso que es ese hombre. De seguro yo no lo sabía
cuando acepté que me llevara y ser suya.
Ojalá mi madre fuera como yo. ¿Cómo pudieron dejarme ir con
ese hombre? No sabía nada sobre la vida a los dieciséis años. Nada
más que si era brillante lo quería. Es mi tonto error el que me metió a
mí y a mis hijas en este lío. Sólo desearía que hubiera habido alguien
como Devin o como yo cuando tenía esa edad que hubiera tratado
de cuidarme.
Dejo que mi cabeza se incline hacia atrás y el agua satura mi
cabello, haciendo que la melena pese sobre mi cuero cabelludo.
Aunque me encanta cómo se siente. Los rizos gruesos me recuerdan
a casa. Me gusta bastante Estados Unidos, pero no hay nada como
mi patria.
Hago lo mejor que puedo para levantar los brazos para quitarme
un poco de suciedad del cuero cabelludo, pero el brazo me duele
más de lo que pensaba. EL vendaje se habría empapado si hubiera
intentado ducharme con él puesto, así que me lo quité. El dolor en
mi hombro me hace saber que probablemente fue una mala idea.
Después de quedarme en la ducha todo el tiempo que puedo sin
gemir de dolor, salgo y uso el brazo bueno para secarme con la toalla
que Devin me dio. No pude hacer un muy buen trabajo, pero fue
suficiente para ponerme el pantalón deportivo que me había
entregado. Intenté ponerme la camiseta por encima de la cabeza,
pero incluso con el brazo pegado al cuerpo, no puedo ponérmela.
—¡Joder!—silbo y salgo del baño en topless, solo para encontrar a
Devin todavía sentado en la habitación.
—¡Mierda! —Se da la vuelta rápidamente, sin molestarse en
mirarme como lo habría hecho alguien menos honorable.
—Lo siento, debería haberte hecho saber que estaba de vuelta
aquí. No pensé que saldrías tan rápido. Quería asegurarme de que
tuvieras todo. Me voy—dice dando un paso hacia la puerta, para no
mirarme.
—Espera. ¿Vas a ser un niño pequeño sobre las tetas, o puedes ser
un adulto y ayudarme?—le pregunto, mis palabras mezcladas con
sarcasmo.
—Siempre seré un niño pequeño con respecto a las tetas. Los
mejores juguetes del mundo—bromea, y casi me doy la vuelta y
vuelvo al baño—. Pero puedo ayudarte. ¿Qué necesitas? —Inclina la
cabeza para que pueda ver su perfil.
—No pensé que me dolería tanto el brazo. No puedo ponerme la
camiseta—admito y uso mi mano libre para cubrirme el pecho
mientras la otra está ligeramente doblada contra mi abdomen.
—Sí, está bien. Espera. —Se da la vuelta y se dirige hacia mí.
Toma la camiseta que estoy sosteniendo en la mano y la deja a un
q y y j
lado. Observo cómo regresa al baño y toma la toalla del estante. Seca
la parte superior de mi cuerpo y toma otra venda del botiquín—.
¿Está bien que haga esto? —Me muestra la venda y asiento.
Él es muy profesional mientras me envuelve el hombro. Tiene
que enrollar la venda alrededor de la parte superior de mis pechos
desnudos, pero puedo decir que está haciendo todo lo posible por
ser un caballero. Sus ojos apenas miran mis senos semicubiertos.
Lo está intentando, pero su cuerpo todavía reacciona al mío.
—Veo que alguien no recibió el memorándum sobre ser maduro
en esta situación. —Miro hacia abajo por un segundo y luego desvío
la vista cuando él se pone frente a mí. Él deja de vendarme y mira su
erección.
—Mi polla está siendo muy madura con esta situación. Hay una
reina de belleza medio desnuda parada frente a mí, y tengo mis
manos en su increíble cuerpo. Me sorprende no estar en un rincón,
masturbándome en este momento. Súper maduro—dice seriamente
antes de volver a enrollar el vendaje. Intento contener la risa, pero no
puedo. El movimiento de mis hombros subiendo y bajando provoca
que una descarga de dolor caiga en cascada por mi brazo y siseo de
agonía.
—Mierda, lo siento. Está bien. No hablaré de tus increíbles
pechos y tú no hablarás de mi premiada polla. —Él asiente y lo miro
a los ojos.
—¿Premiada? ¿Qué premio? ¿Eres una estrella porno o algo así?
—No, no una estrella porno, pero recuerdo claramente que la
última mujer con la que estuve me dijo que yo era el mejor. También
lo dijo suficientemente alto.
Me río mucho y no puedo parar mientras el dolor me atraviesa.
Es un maldito idiota. Divertido y no amenazante. Por no hablar de
muy guapo. Sé lo que está haciendo sin que siquiera me diga nada.
Está tratando de tranquilizarme y, aunque siento dolor, está
funcionando.
Finalmente, el vendaje está asegurado y me ayuda a ponerme la
camiseta.
Lo veo coger un peine de dientes anchos de la cómoda y mis ojos
se abren como platos cuando me lo muestra.
—¿Quieres que te peine?—me pregunta.
—Ah, no lo sé. Mi cabello tiene vida propia—digo, vislumbrando
los mechones que ya están encrespados.
—Tengo algo de práctica. Tendrás que preguntarles a tus hijas
cómo consiguieron una gominola en el cabello. —Suspira y tengo
que morderme el labio para evitar reírme de nuevo.
—Está bien, si quieres—le digo y él señala la silla. Mi cabello
cuando está alisado llega casi hasta la parte superior de mis muslos,
pero en su estado rizado llega hasta la parte baja de mi espalda.
Tengo mucho pelo, grueso y rizado y la mayoría de la gente no sabe
cómo tratarlo. Me sorprendo cuando Devin me separa el cabello y
comienza a peinarlo en secciones, asegurándose de no engancharlo
en ninguna parte. Cuando termina, mi cabello está completamente
desenredado y casi seco. Es una de las experiencias más relajantes
que he tenido. La última vez que recuerdo que alguien me peinó fue
cuando era niña.
Mis párpados pesan cuando termina. Estoy cansada y lista para
tomar una siesta, pero alguien llama a la puerta.
El tipo que Devin llamó Million asoma la cabeza.
—Wya , está preguntando por ella otra vez.
Devin suspira profundamente y deja caer el peine sobre la mesa.
—Está bien. También podría terminar con esto de una vez. —Me
levanto de la silla y salgo de la habitación.
Un delicioso aroma a comida cocinándose me hace levantar la
cara para oler mejor.
—Tendremos un plato listo para ti tan pronto como termines—
me dice Hestia mientras camina a mi lado y hacia la parte de atrás,
donde supongo que está la cocina.
p g q
Si se supone que habrá comida para mí cuando termine. Supongo
que eso significa que no tienen intención de echarme de inmediato.
No estoy segura de qué información puedo darles a estos tipos sobre
Ian. No me dijo mucho sobre lo que le interesaba en términos de
negocios. Lo único que sé es que no le gusta perder nada de lo que le
pertenece. En lo que a él respecta, las niñas y yo somos de su
propiedad.
En el lado derecho de la habitación, Wya , Cody y Bishop están
sentados hablando entre ellos. Million me les acerca.
—Lamento molestarte ahora. Sé que probablemente estés
exhausta por tu terrible experiencia—dice Wya muy
diplomáticamente. No hay ninguna razón para que le importe cómo
me siento. Estoy intentando con todas mis fuerzas darles el beneficio
de la duda, pero es más difícil de lo que parece.
—Estoy bien, gracias.
—Bien. Sólo tenemos algunas preguntas para ti—dice Cody, y
giro la cabeza para mirarlo—. Cuando apareciste, no encontramos
un coche, ni nada. ¿Cómo llegaste aquí?
—Tenía un coche que les había robado a los hombres de Granite,
pero tuvimos que deshacernos de él. Corrimos por el bosque
durante un rato y finalmente llegamos a una carretera donde alguien
nos llevó.
—¿Hiciste autostop?—pregunta Bishop, alzando las cejas.
—Sí, no estaba lejos. Unos veinte minutos en coche hasta las
afueras de esta ciudad.
—Está bien, ¿y qué pasa con Ian? ¿Cuándo fue la última vez que
lo viste? ¿Sabe dónde estás?—pregunta Wya .
—Oh, sí, estoy segura de que sabe exactamente dónde estoy. A
menos, por supuesto, que haya otra banda de los Boys of Djinn que
mató a Dean y envió a Yemen a la cárcel. Fue su mano derecha quien
nos vio en el restaurante e hizo que tuviéramos que dejar el coche. Él
sabe que estamos aquí—digo.
Cody se recuesta en su silla.
—Entonces lo que estás diciendo es que Ian podría aparecer en
nuestra puerta en cualquier maldito minuto.
—Apuesto todo lo que tengo a que él está en camino hacia aquí
ahora. No sé cómo soléis manejar las cosas, pero si fuera vosotros,
estaría en otro lugar cuando Quarter aparezca.
Capítulo 10

Devin

Melodye nos contó todo lo que sabía sobre Quarter y el resto de


su pandilla, pero cuanto más nos contaba, más pensaba que
simplemente nos esconderíamos y huiríamos.
No le pregunté, pero juro que parecía que quedó impresionada
cuando Wya y Brendan decidieron idear un plan para intentar
atraparlo.
Quarter es un hombre muy malo, pero nosotros somos más
grandes y más malos. Es hora de que ella se dé cuenta de eso.
Después de cenar, las niñas van rápidamente a su habitación, se
lavan y se acuestan sin mucho problema.
—Mmm, ¿Hacían esto por ti todos los días?—me pregunta
Melodye.
—No todos los días. Tuve que darme cuenta de que el chocolate
caliente con un montón de malvaviscos no era el refrigerio ideal para
la noche, rebotaban en las paredes durante unas horas hasta que
básicamente se desmayaran.
—¿Chocolate caliente? —Melodye, se ríe y niega con la cabeza—.
¿Qué hay de ti? ¿Dónde vas a dormir? Me siento como una idiota,
básicamente te quité el dormitorio. Podría quedarme en el cuarto
con las niñas y dormir en el suelo—se ofrece y en el momento en que
da un paso en esa dirección, la detengo y la hago regresar al
dormitorio.
—Ya has tenido suficiente tiempo durmiendo en el suelo.
Además, estás lastimada. Es justo que ocupes la cama. Hay otras
habitaciones al otro lado de la casa club que puedo usar. —Asiento
una vez y veo a Melodye irse a la cama antes de caminar hacia otra
de las habitaciones de huéspedes que están libres.
La habitación que elijo generalmente se usa para cualquiera de
las personas que deciden quedarse a dormir después de una fiesta o
algo así, pero como en realidad no hemos tenido muchas fiestas,
estas habitaciones han estado en su mayoría vacías.
Después de pasar la mitad de la noche en la habitación, supe que
sería mejor dormir en el suelo fuera de su habitación. No puedo
dormir estando tan lejos de ellas.
Sé que les cuesta dormir y quiero estar cerca en caso de que me
necesiten.
Termino durmiendo justo afuera de la puerta de su habitación,
sentándome en el suelo. Fue bueno que lo hiciera porque alrededor
de las tres de la mañana. Un grito desgarrador estalló en el aire.
Me sacudí el sueño y salté en el mismo momento en que Melodye
salió de la habitación. Ambos chocamos entre nosotros mientras nos
apresurábamos a ver qué molestaba tanto a las chicas.
—Oye, ¿qué pasa? —digo con voz tranquilizadora mientras entro
a la habitación solo para ver a Iona y Skye abrazándose, ambas
llorando intensamente y temblando como una hoja.
—Tengo miedo, no quiero volver con él. Ahora vendrá por
nosotras. Lo sé—dice Iona, y me doy cuenta de que es una de las
primeras veces que veo a la hermana mayor, normalmente madura,
tan descontrolada.
—No, no tenemos que volver. —Melodye se apresura a sentarse
junto a su hija y la abraza, mientras Skye gatea hacia mí y se
acurruca en mi regazo. Acuno a Skye mientras Melodye habla con
Iona.
—Sé que las cosas han sido aterradoras en las últimas semanas, y
ambas han sido muy fuertes. No deberían haber tenido que serlo,
y q
pero han sido unas damitas tan grandes. Lamento que tengáis que
pasar por esto, pero os prometo que no va a pasar nada que hará que
tengáis que volver con vuestro padre otra vez. Él tuvo la
oportunidad de ser un buen padre y la desperdició. Ahora es nuestra
oportunidad de ser felices. Me aseguraré de que lo entienda.
Felicidad. Ya no tenéis que tener miedo.
—Sabes que él no te dejará ir, Ma. —Iona mira a su madre a los
ojos y lo aprovecho como mi oportunidad de intervenir.
—Eso fue antes de que yo apareciera. Te dije cuando estábamos
juntos en esa jaula que haría todo lo que estuviera en mi poder para
asegurarme de que las dos estuvieran bien. No me importa cuánto
tiempo me lleve. Voy a asegurarme de que tu padre no os moleste
más. Tu madre tiene razón, tuvo la oportunidad de ser bueno con
vosotras y la desperdició.
—Eres bueno con nosotros, Devin. ¿Ahora, vas a ser nuestro
papi?—pregunta Skye con voz baja e inocente y me quedo helado.
No quiero decirle que no, pero no puedo aceptar ese título.
—No soy tu papi, pero te amaré como si fueras mía, ¿qué te
parece?—le ofrezco y espero que entienda lo que estoy diciendo.
—Me gusta como suena eso. —Skye bosteza y al cabo de unos
minutos está profundamente dormida en mis brazos. Miro y veo a
Iona durmiendo en los brazos de su madre también.
—¿Esto sucede a menudo?—pregunta Melodye, y asiento, pero
presiono un dedo contra mis labios para silenciar a Melodye, para
que no despierte a las niñas.
Levanto a Skye y la acuesto en la cama con su hermana, mientras
Melodye intenta levantar a Iona de su regazo.
Una vez que ambos estamos libres de los pequeños brazos de las
niñas, la acompaño de regreso a su habitación.
—Sí, a veces tienen problemas para dormir. Me tomó unos días
hasta que dejé de despertarme con un sudor frío cada vez que
gritaban.
—Dios. —Ella deja caer la cabeza entre las manos—. ¿Qué les he
hecho a mis hijas? No merecen esto. No merecen pasar por esto.
Me siento a su lado y le levanto la cara.
—No, no deberían, pero tú no hiciste esto. Has hecho todo lo
posible para llevarlas a una situación mejor. No puedes castigarte
por esto.
—Deberían estar felices todo el tiempo. —La voz de Melodye se
quiebra.
—Sí, deberían, y tú también.
—No, yo no. Sólo ellas. —Intenta apartar su rostro de mí, pero no
la dejo. ¿Cuándo fue la última vez que esta mujer fue feliz?
—Tú también, Melodye. Te mereces el mundo.
—Esas niñas son mi mundo... son todo lo que importa. —Sus ojos
azules se fijan en los míos y puedo sentir en mis huesos que me está
diciendo su verdad. No le importa nada más que ellas. Nunca ha
tenido a nadie que la cuide.
—Tú me importas, Melodye. Eres fuerte, resistente, hermosa. Me
importas mucho. —Siento que me inclino y cuando su aliento se
queda atrapado en su garganta, mis labios rozan los de ella.
El lento cosquilleo del deseo prohibido pulsa a través de mi piel,
y deslizo mi mano desde su cara hasta la parte posterior de su cuello
y profundizo el beso. Ella gime y se desmorona contra mí.
Clavo mi mano en sus gruesos mechones y tiro ligeramente,
tratando de profundizar el beso, pasando la lengua contra ella para
saborear cada parte de ella.
—Devin, tú... oh... nosotros... —Ella se aleja, pero la sigo. No
estoy dispuesto a renunciar a lo que acabo de descubrir.
—Deja de pensar... déjame encargarme de eso ahora—susurro
contra sus labios y ella gime contra los míos.
—Te sientes como nada que haya tenido—dice mientras sus
manos levantan mi camiseta y se mueven contra mis abdominales.
Gimo al sentir sus manos y uso las mías para sacarle la camiseta
que tiene puesta. Todo avanza rápido, pero se siente como si
estuviéramos flotando en el séptimo cielo en cámara lenta. No sé
nada sobre esta mujer además del hecho de que está dispuesta a dar
su vida para proteger a sus hijas. Sé que yo haría lo mismo. Ese
vínculo me basta para saber que este es el tipo de mujer con el que
puedo verme. El tipo de mujer a la que podría mimar y regalarle el
mundo no porque ella lo quiera, sino porque se lo merece.
—Puede que no sea buena en esto—me dice, y me alejo para
mirarla como si hubiera perdido la cabeza.
—¿Cómo te das cuenta de eso? —Paso la yema del pulgar por su
costado, haciéndola temblar.
Mi polla está dura como una roca y tengo muchas ganas de
hacerlo, pero necesito asegurarme de que ella esté lo más cómoda
posible. Lo último que quiero ahora es que se arrepienta de esto
cuando hayamos terminado.
Sobre todo, porque ya tengo planes de hacerlo de nuevo.
—Bueno, Ian es el único hombre con el que he estado y él…
La interrumpo con otro beso contundente.
—No soy ese cabrón de Ian. Nunca me compares con él. Nunca
obligaría a mi mujer a vivir como tú has vivido. Nunca dejaría que
mi mujer pensara que es menos que perfecta en la cama. No soy él y
tengo la intención de mostrarte exactamente lo buenos que podemos
ser juntos en esto. Es decir, ¿si quieres eso? —Inclino la cabeza hacia
adelante, pero no la beso de nuevo. Necesito escuchar las palabras.
—Sí, Dios, sí. Quiero esto—responde y es ella quien me ataca.
Dejo que me empuje hacia atrás y se siente a horcajadas sobre mi
cintura. Cuando su coño caliente entra en contacto con mi polla
vestida, empuja hacia arriba y gime en mi boca.
Levanto una mano hacia su pecho y juego con el pezón mientras
ella se mece lentamente contra mí.
—Maldita sea, Melodye. Me estás matando—gruño y uso la
mano libre para agarrar su cintura, presionándola con más fuerza
contra mí.
Ella murmura algo, pero no lo escucho con claridad. Sonó
parecido a ahora sabes cómo me siento.
Después de unos segundos de ella restregándose conmigo, siento
sus piernas tensas y sé que está a punto de correrse. La empujo hacia
atrás y ella gime suavemente antes de dejar escapar un suspiro
apenas audible.
—No te preocupes. Vas a conseguir el tuyo. Sólo quiero
saborearte mientras lo haces. —Le sonrío cuando esos ojos azules se
iluminan con sorpresa. Ian debe ser un amante egoísta.
Maldito idiota.
Deslizo las bragas que tiene puestas por sus piernas y gimo
cuando veo lo jodidamente mojada que está. No puedo esperar a ser
asfixiado por su resbaladizo coño.
La empujo hacia atrás a una posición más cómoda y dejo caer mi
cara sobre su estómago. Beso de lado a lado antes de mordisquear la
unión entre sus muslos y su pelvis. Ella salta ligeramente ante la
sensación.
Lo haría de nuevo si no estuviera tan desesperado por ella.
Mis bolas están pesadas y apretadas. Casi estoy seguro de que
voy a hacer el ridículo tan pronto como me deslice dentro de ella.
Por eso necesito que se corra en mi lengua. Ella va a correrse
carias veces esta noche.
Paso la lengua contra sus pliegues y su espalda se levanta de la
cama. Sus piernas se abren un poco más.
—Mmm, sí—susurra, y me encorvo, chupándola y lamiéndola
desde su raja hasta el clítoris. Justo cuando sus piernas empiezan a
temblar de nuevo, concentro todos mis esfuerzos en su clítoris.
En el momento en que ella respira profundamente, deslizo uno
de mis dedos dentro de su coño y me deleito con la forma en que su
y q
cuerpo me aprieta.
Tan jodidamente apretado.
No quiero esperar más, pero lo haré por ella. La hago correrse
dos veces más usando la lengua y mis manos hasta que mis entrañas
se contraen por mis propias necesidades.
—Devin, no más. Te necesito dentro de mí ahora. No puedo
correrme más— dice débilmente mientras se acerca para levantarme.
—¿No puedes correrte más? ¿Crees que no voy a seguir
follándote hasta que te corras en mi polla? Estás loca. —Una risa
profunda sale de mi boca mientras me arrastro por su cuerpo, me
acerco a la mesita lateral y saco un condón.
—No puedo correrme así... Eso... —Ella mira hacia otro lado
antes de mirar hacia el espacio entre nosotros—. Dios, eres grande—
dice de manera distraída.
—Déjame descubrir por mi cuenta si puedes correrte así. —Me
acomodo entre sus piernas y presiono la corona de mi polla contra
sus labios resbaladizos.
Con una suave estocada, empujo el apretado anillo de su coño y
ella agarra mis brazos con fuerza.
Mis ojos casi se ponen en blanco mientras me ajusto a su cálido y
tenso calor. Otro empujón y estoy a mitad de camino, el tercer
empujón me enfunda hasta la empuñadura. Un zumbido de
satisfacción sale de ella y sus ojos se cierran cuando empiezo a
moverme.
Ella parece tan en paz.
El sonido de nuestros cuerpos chocando y su respiración jadeante
es más de lo que puedo soportar y, tal como pensaba, siento que mi
cuerpo se prepara para estallar.
Reuniendo toda la fuerza de voluntad que puedo, salgo de ella y
aprieto la base de mi polla, tratando de obligarme a no correrme.
—Devin. —Sus ojos se abren y frunce el ceño.
—Shh, estoy aquí—susurro y me deslizo dentro de ella mientras
mi necesidad de correrme disminuye.
Agarro sus piernas y las dejo colgar sobre mis antebrazos. La
doblo por la cintura, ejerciendo la cantidad justa de presión en la
parte inferior de su abdomen.
La reacción es instantánea. Ella trata de alejarse de la sensación,
pero sus paredes aprietan mi polla mientras me estrello contra su
punto G con cada embestida.
—Oh Dios. Oh, Dios. ¡Oh Dios mío!—gime antes de agarrar una
de mis almohadas y morderla en la esquina.
Siento el instante en que se corre y pierdo toda fuerza de
voluntad. Mis caderas chocan contra ella a un ritmo agotador y corro
hacia mi propio éxtasis.
—Es tan bueno, Devin. Tan jodidamente bueno—me elogia y
echo la cabeza hacia atrás en señal de victoria.
Sé que no me quedo atrás cuando se trata de hacer el amor, pero
escuchar sus elogios me hace sentir como si acabara de ganar la
maldita lotería.
—Melodye—gruño su nombre mientras pinchazos helados
estallan sobre mi cuerpo y siento el chorro caliente de semen
saliendo disparado hacia el condón. Me siento mareado cuando
termino de correrme y tengo la sensación como si el condón se
estuviera desbordando.
Melodye está sin aliento y sonrojada cuando abro los ojos
nuevamente.
—No puedo creer que hayas hecho que me corra. — Ella sonríe
ampliamente.
—Lo hice y tengo la intención de hacerlo unas cuantas veces más.
—La pongo encima de mí y ella se inclina y me mira a la cara con
asombro.
—¿Más? ¿En serio?
—¿Puedes manejar más?—le pregunto, un poco preocupado de
haberla lastimado.
—No pensé... Sí. Quiero lo que quieras darme, Devin. Dame más
—me susurra y la estoy follando de nuevo. No sé cuándo vamos a
dormir. ¿Cómo puedo cerrar los ojos cuando Melodye está lo más
cerca que jamás podré estar de un sueño hecho realidad?
Capítulo 11

Devin

Los siguientes cuatro días pasan como un borrón. Durante el día,


Melodye y yo hacemos todo lo posible para asegurarnos de que las
niñas estén bien y felices mientras el resto del club sale y busca
cualquier señal de Quarter o su pandilla. Hasta el momento no
habíamos encontrado nada.
Sin embargo, las noches son una historia diferente. Todos los
pensamientos sobre la mierda en la que estamos desaparecen y lo
único que importa es la sensación del cuerpo de uno sobre el del
otro. Estoy seguro de que los muchachos saben lo que está pasando
entre nosotros, pero nadie me ha dicho nada al respecto.
Los desafío a murmurar una maldita queja sobre haberme
acostado con la mujer a la que se supone que debo proteger. Wya
se enamoró de una mujer que huía de una secta. Sólo porque
Melodye sea la mujer de un conocido criminal no significa que deba
sentirme menos atraído por ella. Resulta que tenemos más en común
de lo que pensaba.
Incluyendo la veta un poco peligrosa. Me sorprendió mucho
cuando me pidió que le enseñara a andar en moto. De hecho, me
excitó como si no hubiera un mañana.
—Asegúrate de inclinarte en las curvas. No querrás perder el
control porque estás luchando contra la carretera.
Ella detiene la moto por completo frente a mí, con su cabello
revuelto recogido en un moño en la cabeza.
—No puedo creer que la hayas dejado montar eso. Ahora quiero
que Spark me muestre cómo hacerlo—se queja Yelena detrás de
nosotros y entra furiosa a la casa club. Me río entre dientes y ayudo a
Melodye a bajar de la moto, apartando algunos mechones de pelo de
su cara.
—Te ves como algo natural en mi bebé.
—¿Tu bebé? —Ella me pone los ojos en blanco, pero no se me
escapa el hecho de que todavía está sonriendo—Vosotros, los
hombres, y sus juguetes.
—Maldita sea. Me gusta jugar con mis juguetes.
Ella inclina la cabeza y me lanza una mirada traviesa.
—Entonces supongo que eso significa que soy uno de tus
juguetes. Parece que te gusta jugar bastante conmigo, ¿verdad?
Me inclino y envuelvo mi brazo alrededor de su cintura, dejando
que mis dedos agarren la parte superior de su culo, antes de inclinar
un poco la cabeza para darle un beso. Me encanta el hecho de que
sea tan alta.
Esas piernas duran para siempre y se sienten absolutamente
celestiales alrededor de mi cintura cuando me la follo hasta dejarla
sin sentido. No tengo idea de cómo Ian pudo dejar que alguien tan
sorprendente como Melodye se quedara en un segundo plano.
Debería ser adorada cada vez que sea posible.
—Eres el mejor juguete que he tenido, pero no estoy jugando
contigo. Nada de lo que siento por ti es un juego, Melo—digo y beso
sus labios de nuevo. La sonrisa de su rostro desaparece y puedo ver
la maravilla en sus brillantes ojos azules.
—¡Ma!¿Puedo tener…? —Iona nos sorprende y retrocedo lo más
rápido que puedo. Con suerte, antes de que ella pudiera vernos a los
dos en un abrazo tan íntimo.
—¿Qué necesitas?—le pregunta Melodye a Iona pero la niña no
dice nada. En lugar de eso, simplemente mira entre Melodye y yo.
Hay una sonrisa en su boquita.
—¿Iona?—la llama Melodye, colocando las manos en sus caderas
como si estuviera molesta.
—¿Sí, Ma?—responde Iona, todavía sin hacer nada más que
mirarnos a los dos.
—¿Qué necesitas?—vuelve a preguntarle Melodye.
—Oh, nada importante. ¿Qué estabais haciendo?
—Nada—responde Melodye.
—Aye, estaban haciendo algo. ¡Creo que vi un smourich!— Iona se
ríe a carcajadas y Melodye se pone de un rojo brillante. No estoy
seguro de lo que significa la palabra, pero es gracioso ver a Melodye
tan nerviosa.
—¡Aye, no viste nada! ¡Noo, cierra la boca o I'm going ta skelp yer
wee behind!—le grita a Iona, lo que sólo hace que la niña se ría un
poco más y corra hacia la casa club.
—¿Qué acaban de decir? —le pregunto.
—Le dije que le iba a zurrar el trasero. Dijo que nos estábamos
besando—me explica Melodye, y la acerco a mí de nuevo.
—Ella no estaba mintiendo. —Me encojo de hombros. Antes de
que pueda sentirme cómodo con mi mano allí, veo dos cabecitas
asomar por la ventana para mirarnos descaradamente. Skye e Iona
nos miran con ojos muy abiertos y felices.
Me río de sus travesuras, pero Melodye resopla.
—Och, yer li le nyaffs (NdelT: Oh, pequeñas irrespetuosas). —
Entra furiosa tras ellas, y me río entre dientes, pero me quedo afuera
mientras estoy de guardia.
Me recuesto contra las puertas del club y dejo que la felicidad me
invada. Ha pasado mucho tiempo desde que me sentí así y aunque
sé que se avecina una tormenta de mierda, estoy feliz de haber
conocido a Melodye.
No puedo permanecer sentado con los sentimientos que se gestan
dentro de mí por mucho tiempo cuando veo una nube de polvo que
viene en nuestra dirección. No esperamos ninguna compañía. Al
menos no del tipo bueno.
Retrocedo hasta la puerta y la empujo para abrirla.
—Tenemos compañía, muchachos—grito y de inmediato los
miembros completamente parchados que están en la casa club
vienen a donde estoy. Wya , Brendan y Cody salen como respaldo
mientras Wya envía a English a buscar a Spark, Winnie y a Preston.
—¿Quién diablos es éste?—me pregunto más que todo para mí
mismo, pero veo que Cody pone su mano detrás de la espalda donde
está su arma por si acaso.
—Sea quien sea, no voy a correr ningún riesgo—dice él.
—Yo tampoco.
—Tranquilos muchachos, no sabemos quién es. —Wya intenta
calmar la mierda como siempre hace. Hubo un tiempo en el que no
nos inmutábamos ante la aparición de alguien sin previo aviso,
ahora no. No después de la mierda por la que hemos estado
pasando.
Con todos nosotros esperando que llegue Quarter en cualquier
momento, no hay mucha calma en estos días.
Una camioneta Escalade negra con vidrios polarizados se detiene.
La puerta lateral se abre y todos respiramos colectivamente
cuando Bishop sale.
—Calmaos. Mi coche está en el taller y aún no he tenido la
oportunidad de poner mi moto en funcionamiento—dice Bishop—.
Además, tengo a alguien aquí que necesita hablar con vosotros. Ella
es de la oficina. —Le levanta una ceja a Wya y veo a mi presidente
ponerse la camiseta sobre el arma que sobresale de sus pantalones.
Cody hace lo mismo.
Puede que Bishop sea uno de nosotros, pero cualquier miembro
de la oficina local del FBI es tratado como un extraño. Ya hemos
tenido bastantes acuerdos turbios con personas en las que
pensábamos que podíamos confiar.
Si Bishop trae a esta persona aquí, realmente debe tener algo
importante que decirnos.
Bishop asoma la cabeza en la camioneta, la puerta del lado del
conductor se abre y sale una mujer con cabello rubio corto. Sus ojos
son almendrados y de color. Tiene un aro en la nariz y sus labios son
de un color rojo brillante. Es bonita, pero puedo decir que está aquí
por negocios.
La puerta de la casa club se abre detrás de mí y cuando miro
hacia atrás veo a Melodye, con el rostro aún más pálido de lo
habitual.
Si esta mujer está aquí para intentar llevarse a esas niñas, vamos a
tener un maldito problema.
—¿Averiguaste algo más sobre Quarter o su pandilla?—pregunta
Wya , dando un paso adelante.
—Nada más que lo que sabíamos hace unos días. Es como si el
hombre estuviera fuera del jodido mapa. Aunque todavía lo estamos
investigando—dice Bishop y da un paso adelante. La mujer con la
que condujo hasta aquí lo sigue sin decir una palabra.
—Wya , este es la agente Candace Union, Candy, éste es Wya
Djinn. —Bishop retrocede mientras los dos se dan la mano antes de
presentarnos al resto de nosotros.
—Es un placer conocerte, pero ¿hay algún motivo para esta
visita?— pregunto nervioso. Melodye todavía está detrás de
nosotros, sin decir una palabra, y quiero que escuche lo que está
pasando para que sepa que no se trata de las niñas
—Sí, en realidad quiero hablar con uno de sus miembros. No
tengo más información sobre Ian Maclean, pero descubrí algo
sorprendente sobre un tal Winifred Adams Frost. Me dijeron que
estaba aquí —Candy mira a Bishop, quien está mirando a Wya .
—¿Winnie?—suelta Brendan sorprendido—. ¿Qué quieres con
Winnie? Nunca ha estado en el bureau.
Candy, dirige su intensa mirada hacia Brendan.
—El hecho de que nunca haya trabajado para nosotros no
significa que no tengamos un expediente sobre él. Tenemos
documentación sobre todos los que pasan por aquí.
—Por supuesto que sí, ahora no podemos alejarnos del hermano
mayor, ¿verdad?—dice Brendan mordiendo las palabras y le hace
una mueca a la mujer.
—Déjame adivinar, ¿preferirías que todos permaneciéramos en
absoluta oscuridad sobre lo que estaba pasando en nuestro mundo?
—Candy cruza los brazos sobre el pecho.
—No, pero tal vez sigas investigando los negocios de las personas
que realmente quieren hacernos daño a nosotros y a este país. ¿Qué
mierda estás haciendo investigando a Winnie cuando deberías
concentrarte en Quarter o en algunos de los otros imbéciles que
están causando estragos en Estados Unidos
—Eres tan ingenuo. —Candy niega con la cabeza y Brendan da
un paso adelante.
—Apártate, Brendan. Estoy seguro de que ella no vino aquí para
hablar contigo sobre conspiraciones. —Cody empuja a su hermano
hacia atrás, y esta vez es Bishop quien tiene que negar con la cabeza.
—No está en problemas ni nada de eso, pero encontramos
algunas conexiones entre él y alguien más de interés mientras
estábamos eliminando tantos contactos de Dean como pudimos.
El aire está cargado de tensión mientras todos esperamos que
Wya tome una decisión. No tenemos que dejar entrar a esta mujer
en nuestra casa.
—Está bien. Si sólo estás aquí para hablar, no tenemos nada que
ocultar. Estoy seguro de que Winnie siente lo mismo.
—Es bueno escucharlo, adelante. —Candy extiende la mano hacia
la puerta del club y todos nos dirigimos hacia adentro. Agarro la
mano de Melodye y froto mis dedos sobre sus nudillos para calmarla
mientras nos acomodamos en la sala principal de la casa club.
English, Million, Preston, Spark y Winnie ya están adentro con las
mujeres. Todos están tensos y listos para correr si es necesario, al
menos eso es lo que parece.
—¿Qué está sucediendo?—pregunta Preston.
—Aún no lo sabemos—respondo—. Tenemos aquí a la señorita
Union que quiere hablar con Winnie.
—¿Conmigo?—pregunta Winnie, alzando la voz con
incredulidad—. No he hecho nada.
—Dios mío. ¿Estáis todos siempre tan a la defensiva?—dice
Candy.
—Si los jefes te hubieran puesto a prueba tanto como a nosotros,
tú también estarías a la defensiva—le espeta Preston.
Él estaba en una situación en la que penó que los poderes del
Bureau harían lo correcto, sólo para descubrir que lo habían
utilizado durante años. Era seguro decir que Preston era un poco
desconfiado cuando se trataba de alguien del FBI, sólo superado por
Brendan.
—Bien, puedo respetar eso. Estoy al tanto de todo lo que pasó
con tu caso. Tiene sentido que ahora todos seáis un poco escépticos a
la hora de confiar en nosotros—dice y mira a Winnie—. Sólo quiero
hablarte sobre algunas cosas de tu pasado. Algo que podría
ayudarnos a derrotar a una de las personas con las que Yemen Ratliff
ha estado colaborando.
—Ah, ok. —Winnie empuja hacia adelante y se para justo frente a
Candy, pero el resto de nosotros no nos movemos.
Ella nos mira y luego vuelve a mirar a Winnie como si esperara
que él nos dijera que nos fuéramos.
—No les oculto nada a mis hermanos, si tengo respuestas para
cualquier pregunta que tengas, ellos también pueden estar aquí. —
Habla como un verdadero hermano MC.
—Que así sea. —Candy saca una libreta del bolso y comienza a
pasar las páginas— Winifred...
—Winnie—la corrige él.
—Lo siento, Winnie, mientras revisábamos algunos de los
contactos que encontramos del equipo de Dean, encontramos un
poco más de información sobre Yemen Ratliff y su socio, Rupert
Giles.
—Escuché ese nombre varias veces. ¿Qué tiene que ver con
Winnie?— pregunto.
—Antes de entrar en eso, sólo tengo que preguntarle a Winnie si
sabe quién es. —Candy lo mira.
Me sorprende cuando Winnie no dice nada de inmediato.
No hay forma de que nos oculte nada, ¿verdad?
Candy lo mira de reojo y continúa:
—Me sorprendería que dijeras que no tienes idea, especialmente
porque afirman que eras un protegido suyo.
—¿Qué carajo? —Preston se aleja un paso de Winnie y observo
cómo el rostro de nuestro miembro más joven se desmorona.
—¿De qué mierda está hablando ella, Winnie? —Wya se levanta
en toda su altura y yo tomo mi lugar detrás de él. Odiaría tener que
joder a Winnie por ser un maldito traidor.
—No he hecho nada—repite Winnie.
—No has hecho nada, pero ¿es verdad lo que ella dice? ¿Estás
trabajando con ese bastardo? —No hay manera de que pueda creer
esa mierda.
—No estoy trabajando con nadie más que con los Boys of Djinn.
Sí, lo conocía. Pensó que me estaba obligando a algo durante los dos
años que mi madre estuvo ligando con él, pero salí tan rápido como
pude. No. Ni siquiera sabía que su nombre era Rupert hasta ahora,
mi madre lo llamaba Giles.
—Eso es lo que tenemos también. Necesito que me digas qué
quería que hicieras por él—pregunta Candy, desviando cualquier
pregunta que cualquiera de nosotros pudiera haber tenido para ella.
—No he hecho… —intenta decir de nuevo Winnie, pero Candace
levanta la mano para detenerlo.
—Lo sé, Winnie. No me preocupa que vayas en contra de tu gente
aquí. Me preocupa lo que Rupert quiera de ti. El hombre tiene una
maldita lista de personas a las que persigue. Estás de los primeros en
esa lista y no se trata de que lo hayas traicionado, se trata de tu
seguridad.
—Él no me matará—dice Winnie con naturalidad.
—¿Lo sabes a ciencia cierta?—finalmente habla Bishop.
—Sí, soy valioso. —Winnie baja la cabeza y deja escapar un
suspiro antes de volver a mirar—. Él me entrenó para ser gladiador.
Tengo una enfermedad que resultó interesante para él. Interesante y
única.
—¿Gladiador? ¿Qué podría pasarte que te convierta en un mejor
gladiador que cualquier otra persona?
—Bueno, para empezar, nunca perdí una pelea, ni siquiera
cuando tenía ocho años. Estaba luchando contra hombres adultos y
derribándolos.
—He visto a muchos otros niños hacer lo mismo—digo, todavía
sin entender qué podría hacer a Winnie tan especial.
—Eso es cierto, pero ¿cuántos de esos niños pueden recibir una
puñalada en el estómago y seguir luchando? —Se inclina y saca el
cuchillo de su bota—. La única razón por la que me mantuvo cerca
fue porque nadie podía hacerme daño.
Todos retrocedemos cuando Winnie presiona el extremo
puntiagudo de su cuchillo en la membrana entre su pulgar y su dedo
índice.
—¿Qué mierda? ¡Detente!—le ordena Wya .
—Hermano, ¿estás jodidamente loco?—dice Spark.
—Voy a vomitar —Cody se atraganta.
Miro boquiabierto a Winnie. No se inmuta cuando el cuchillo le
atraviesa la piel en la palma de la mano hasta el otro lado.
—No pudieron lastimarme porque no siento dolor. —Winnie se
encoge de hombros y vuelve a mirarnos, con el cuchillo todavía en la
mano—. Cuando el juego es hacer que la otra persona sufra más que
tú, tenerme en el rincón es como tener la receta perfecta para hacer
trampa en tu bolsillo. Si Giles me está buscando, es porque el foso de
los gladiadores necesita carne nueva.
Capítulo 12

Melodye

Ver a Winnie apuñalarse debería haber sido la cosa más extraña


que he visto en mi vida. No lo fue, pero estuvo cerca.
Ahora que los muchachos sabían cuál era la próxima amenaza,
todos están corriendo tratando de descubrir cómo evitar que Winnie
caiga en las garras del loco que lo usaría para pelear batallas
imposibles de ganar.
Devin fue a ayudarlos mientras yo me quedaba en la trastienda
con las niñas mientras jugaban. No puedo evitar pensar en todos los
problemas que podrían surgir en el futuro. Todos ellos son incluso
más grandes que el anterior. El único problema que Devin no
necesita en este momento es que mis hijas y yo nos aferremos a él.
Aunque aprecio todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y lo que
hará por mí más adelante, estoy segura de que querrá deshacerse de
mí muy pronto. Voy a asegurarme de salir de aquí antes de que se
dé cuenta en lo que se ha metido conmigo.
—¿En qué estás pensando, Ma?—me pregunta Skye mientras
saca otra de las muñecas que Devin debe haberle comprado mientras
estuvieron aquí.
—Nada importante, bebé. Tú juega. —Hago lo mejor que puedo
sonreírle, pero ella no lo suelta. En lugar de eso, deja la muñeca y se
sienta a mi lado—. ¿Estás pensando en lo que vimos antes, afuera?
—La vocecita de Skye aumenta de tono.
—¿Estás pensando en eso? —No les había preguntado a mis hijas
cómo se sentirían si yo estuviera con alguien que no fuera su padre,
sobre todo porque nunca fue una opción. Nunca había pensado
siquiera en estar con otra persona mientras intentaba alejarme de ese
loco. Ahora que estoy temporalmente libre, diré que he pensado un
poco en cómo sería sentir realmente lo que es el verdadero amor.
Sentir lo que quise durante tanto tiempo. Por supuesto, estoy segura
de que Devin podría darme todo eso y mucho más.
Si tan solo el momento fuera diferente.
—Sí, estaba pensando un poco en ello.
—¿Oh? ¿Y tú qué piensas?
—Creo que es la mejor decisión que has tomado jamás—dice con
toda seriedad y me río de ella.
—Creo que sólo dices eso porque quieres que siga comprándote
regalos. —Le revuelvo el pelo desordenado y ella se aleja de mí.
—No, Ma, no es por eso. No me importaría si él no me comprara
nada más. Te lo prometo. Es la mejor decisión porque él se preocupa
por ti. Tú sonríes. Te ríes. Duermes. Papá nunca te deja ser feliz, te
mereces la felicidad. —Ella me sonríe alegremente y tengo que
tragar el nudo que tengo en la garganta.
Odio que me haya visto tan destruida a una edad tan temprana.
No quiero que sus recuerdos sean de su madre viviendo una vida
triste y peligrosa.
Quiero que recuerde a su madre siendo una luchadora y siendo
feliz. Nunca podré conseguirle eso si me llevan de regreso con Ian.
Nunca.
—Gracias, cariño. —Beso la parte superior de su cabeza y ella sale
corriendo a jugar con su hermana nuevamente, probablemente ni
siquiera se da cuenta de lo que sus palabras acaban de hacerme.
Un suave golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.
—Oye, Melodye, ¿tienes un segundo?
Cuando miro hacia arriba, veo a Honee parada allí.
p
—Claro. No hagáis un desastre, niñas—les digo a las dos y sigo a
Honee fuera de la habitación.
—¿Todo bien?—le pregunto cuando nos alejamos.
—Sí, todo está bien. Devin me pidió que te controlara como si
fueras a desvanecerte en el momento en que se mantuviera alejado
de ti durante más de tres minutos. —Ella pone los ojos en blanco y
me río de lo ridículo de esto.
—Estoy bien. —Me encojo de hombros—. Él no tiene que estar
tan pendiente de mí. Ya ha hecho más que nadie.
Ella entrecierra los ojos antes de mirar hacia abajo para juguetear
con el dobladillo de su camiseta.
—Si no estoy leyendo mal las cosas, dudo que él deje de hacer
más que nadie.
—Voy a tener que obligarlo a hacerlo. Esto no es justo para él.
—Si le niegas esto, será injusto. —La voz de Honee es fuerte—.
Cuando llegaron a casa después de haber sido secuestrados y él
apareció con esas dos niñas, todos pensamos que estaba asumiendo
más de lo que podía manejar. Estaba loco por la preocupación y la
inexperiencia, pero nunca se rindió. Esas dos niñas lo ayudaron a
superar su tiempo en ese barco, y él las ayudó a ellas. Ahora
apareces y el hombre te mira como si fueras un ángel caminando
sobre la tierra. No lo alejes simplemente porque es el hombre
adecuado para el trabajo. Deja que sea él quien decida si lo que
tienes es demasiado porque te prometo que si algo te pasa a ti o a
esos bebés, él nunca se lo perdonará.
La miro fijamente por un segundo, con la boca ligeramente
abierta.
—No me merezco...
—¿En serio?—me interrumpe ella—. Te separaron de tu familia,
te dejaron embarazada y tuviste que luchar para que tus hijas
volvieran a estar a salvo. Si hay alguien aquí que merece conocer la
dedicación y el amor que Devin puede brindar, eres tú. No te
subestimes porque es a lo que estás acostumbrada.
—Hablaré con él. Prometo que no tomaré ninguna decisión hasta
que realmente me siente y hable con él al respecto.
Honee sonríe brillantemente.
—¡Genial! Ahora que lo hemos hecho. ¿Quieres hacerme
compañía mientras les preparo algo de comer?—me pregunta y
engancha su brazo con el mío.
—Sí, me parece bien.
Además del hecho de que Devin me trata como a la realeza, ésta
es la primera vez desde la escuela primaria que tengo a alguien a
quien realmente puedo considerar una amiga. Todas las mujeres
aquí están muy orientadas a la familia. Se cuidan una a la otra.
Puede que acabe de llegar aquí, pero he estado buscando una familia
desde que tengo uso de razón. Nunca esperé encontrarla con un
grupo de moteros y sus damas.

Una vez que la agente se fue y la casa club se cerró por la noche,
todos cenaron y se dirigieron a sus respectivas habitaciones.
Durante toda la comida, Devin intentó hacer contacto visual
conmigo, pero sentí que iba a perder el coraje de explicarle por qué
no podía pasar nada más entre nosotros, sin importar cuánto lo
deseara. Sólo una mirada suya sería suficiente para hacerme olvidar
el hecho de que técnicamente todavía estaba en una relación con un
imbécil psicópata. Un toque sería suficiente para hacerme olvidar
que nunca había sido un adulto independiente en mi vida. No podía
arriesgarme. Aunque aprecié lo que Honee me dijo, estar sin mí sería
mucho mejor para su bienestar que estar conmigo.
Devin y yo seguimos la rutina nocturna normal que habíamos
creado con las niñas sin que ninguno de nosotros le dijera una
palabra al otro. La tensión era alta, pero no parecía que ellas
supieran lo que estaba pasando.
Devin sí.
En el momento en que caminé hacia mi habitación, él estaba justo
detrás de mí. Normalmente pregunta si puede entrar, pero esta
noche no dice una palabra. Simplemente cierra la puerta detrás de él
y se para contra ella, como para hacerme saber que no voy a poder
salir.
—¿Quieres decirme por qué me has estado evitando toda la
noche?—pregunta, con su voz gélida y su mirada fija.
—Necesito que me escuches y no simplemente desestimes lo que
te voy a decir, Devin. —Echo los hombros hacia atrás, tratando de
recuperar algo de coraje.
—¿Alguna vez te he desestimado?
—No, pero sé que no querrás escuchar lo que tengo que decir,
pero lo he pensado detenidamente.
—¿Y? —Me hace un gesto para que continúe.
—No creo que debamos seguir haciendo... lo que sea que estemos
haciendo. Dándonos falsas esperanzas el uno al otro.
Él entrecierra los ojos y se inclina ligeramente hacia adelante.
—¿Dándote falsas esperanzas? ¿A dónde te he dado falsas
esperanzas alguna vez? Ya te dije que quiero darte el mundo a ti y a
esas niñas.
—No puedo aceptarlo, Devin. Nunca me habrías conocido si no
fuera por la mierda en la que me metí. No puedo permitir que tu
culpa y caballerosidad determinen que deberías tener una relación
conmigo. Nunca la habríamos tenido si las niñas no estuvieran en
peligro. Yo no sería nada para ti. —Las palabras salen de mi boca,
mis emociones me atraviesan junto con ellas.
—Eso es una mentira y lo sabes. —Devin da un paso en mi
dirección, pero yo no me alejo. No le tengo miedo. Nunca me ha
dado una razón para tenerle miedo—. Bien, puede que nunca te
haya conocido, pero ¿quién puede decir que mi vida sería mejor
gracias a eso? ¿Quién puede decir que no te habría conocido de otra
manera? No puedes decirme qué podría haber sido porque sólo
sabemos lo que es. Y esto es lo que es—me agarra la cara y sus
manos acunan mis mejillas—. Eres testaruda, exasperante y a veces
hasta enloquecedora, pero cuando cierro los ojos y pienso en el tipo
de mujer que quiero perseguir cuando tenga ochenta años, eres tú.
Cuando pienso en la mujer con la que quiero dar largos paseos en
moto, eres tú. ¿Crees que siento esto por ti por dónde has estado?
No, siento toda esta mierda porque sé a dónde podemos ir. Adonde
quiero ir. No nos desestimes porque lo único que sabes hacer es huir.
Las lágrimas obstruyen mi garganta y tengo que aclararla antes
de poder volver a hablar.
—Sí, eso es todo lo que sé. Huir y sobrevivir. ¿Me estás diciendo
que ese es el tipo de mujer que quieres? Estoy destrozada, Devin.
Nunca voy a estar completa. Sólo estoy de pie en este momento,
porque no puedo permitir que esas niñas terminen tan destrozadas
como yo. No quiero enamorarme de ti y luego, dos o tres años
después, te das cuenta de que sólo tienes media mujer.
Sacude la cabeza y da otro paso hacia mí, cerrando la distancia
una vez más.
—No eres media una mujer, Melo, eres más mujer de lo que Ian
jamás podría manejar. Esas niñas pueden tener algún trauma que
superar cuando sean mayores, pero sabrán cómo sobrevivir gracias a
ti. Sabrán que sacrificaste todo para llevarlas a una vida mejor. Estás
aquí haciendo que parezca que no quieres defraudarme quedándote
conmigo, pero eso no podría estar más lejos de la verdad. Eres todo
lo que podría desear, Melodye. Si huyes, estaré justo a tu lado
porque no voy a dejarte ir, ni un maldito día más sin que sepas que
conocerte a ti y a esas niñas fue como un sueño hecho realidad para
mí. —.Él inclina la cabeza y roza sus labios contra los míos.
Nunca he estado más insegura sobre las cosas en mi vida. ¿Me
enfrento a Ian? ¿Escapo? ¿Escondo a las niñas? ¿Me quedo aquí
escondida? Incluso con todas las preguntas que pasan por mi mente,
una variable permanece constante. Devin está en cada uno de esos
escenarios.
Su amor por mis hijas y su determinación de mantenernos a salvo
ha derribado cada uno de mis muros.
—No me excluyas—susurra.
—Tengo miedo de necesitarte—admito.
—Yo ya te necesito, Melodye. Te necesito hasta mi maldita alma.
—Me abraza y aunque puedo sentir su dura polla presionando justo
encima de mi núcleo, sé que se refiere a algo más que físicamente.
Entregarme a Ian fue uno de los peores errores que pude haber
cometido en mi vida, y sé que huir de Devin sería otro más.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y presiono mis labios
con más fuerza contra los suyos. Me da la vuelta y me golpea contra
la puerta, sus manos recorren cada parte de mí, haciendo que mi piel
arda.
Se abre paso desde mis labios hasta mi mandíbula y hasta mi
cuello. Me chupa allí y me hace retorcerme contra él.
—Quédate. Quédate conmigo—murmura contra mi piel y
asiento. No hay otra respuesta. No cuando los sentimientos que me
da son tan fuertes y se sienten tan bien.
Me quita la camiseta y la arroja al suelo, al mismo tiempo deja
caer su cabeza hacia adelante para poder dejar más besos húmedos
por mi frente y mi pecho. Cuando chupa un pezón, las luces
parpadean frente a mis ojos.
Dios, el hombre ya conoce cada lugar de mi cuerpo para
volverme loca.
Hago un rápido trabajo para bajarme las nalgas y él se mueve con
tanta furia como yo. Se desabrocha los pantalones, solo los baja hasta
los muslos antes de rodear mi cintura con sus brazos y levantarme
para que mis piernas queden alrededor de su cintura.
Con dedos torpes, desliza la punta de su polla contra los labios
empapados de mi coño antes de enterrarse dentro de mí con un
fuerte empujón.
Soy tan rápidamente llenada, que echo la cabeza hacia atrás y
grito. La sensación oscila justo al borde del dolor, pero sus suaves
besos y su agarre seguro me devuelven al placer.
Me folla ahí mismo, contra la pared, con la intensidad de un
hombre a punto de perderlo todo. Nunca he sido el todo de nadie, es
una sensación embriagadora. Una que no creo que jamás dé por
sentado.
Capítulo 13

Devin

N
— ah, hombre, no puedo aceptar esto. Es demasiado. —Miro
hacia la gran cabaña. Wya y el resto de los hermanos Djinn habían
pasado casi un año construyendo una cabaña grande, más orientada
a la familia, y ahora él decía que era mía.
—¿Estás bromeando? Lo que es demasiado es tener a esas chicas
en dos habitaciones pequeñas como las que tienes. Necesitan correr
y he estado pensando en expandir el área circundante. Quiero que
todos aquí se sientan como familia, no sólo las personas con el
apellido Djinn. —Wya me da una palmada en la espalda y está a
punto de darse la vuelta y alejarse.
—¿Es eso lo que soy? ¿En serio? Porque pensé que era familia de
Clean. También pensé que Alex era mi hermano... y sólo hicieron
falta una serie de acontecimientos equivocados para que estuvieran
seguros de que no lo era.
—Devin, no sé a qué te estás aferrando, pero te prometo por mi
vida que eres más hermano para Clean de lo que él jamás admitirá.
Cada vez que llama, eres el primero por el que pregunta. ¿Te hizo
bien al enviarte aquí? No, pero realmente creo que pensó que estaba
haciendo lo correcto contigo. Pensó que encajarías mejor. Si soy
honesto, yo sé la mierda que les gusta, y sé que lo harías, pero ¿te
gustaría? ¿Quieres dedicarte a traficar de armas y narcóticos?
pregunta Wya .
No puedo decir que sea el sueño de toda mi vida hacer algo así,
pero si me hubieran pedido que lo hiciera, lo habría hecho, sin hacer
preguntas.
—Habría hecho lo que necesitaran para ser familia.
—Lo sé, y también lo saben los Wings. Harías cualquier cosa por
ellos, incluso renunciar a quién carajo eres internamente. —
Encogiéndose de hombros, se vuelve hacia la puerta una vez más—.
Ese es el tipo de persona que eres.
Se aleja, dejándome para contemplar la enorme cabaña que me
está regalando. Se suponía que era suya y de Dela, pero decidió que
nosotros la necesitamos más.
Todavía hay trabajo por hacer en algunas de las habitaciones y
cosas por pulir, pero después de un poco de trabajo, este lugar se
convertirá en un hogar maravilloso.
Un hogar para esas chicas y Melodye.
La incertidumbre florece en mi mente cuando pienso en eso. ¿Se
quedará tanto tiempo? Ya me dijo que no cree que esté haciendo esto
por ella y no sólo porque está en problemas. Si ese es el caso, quién
puede decir que en diez, cinco o un jodido año no recoja sus cosas y
se marche con las niñas. No sé si cumplirá su palabra de estar
conmigo. Quiero creerle, pero hay muchas cosas que van en nuestra
contra en este momento.
El sonido de coches circulando por el camino me devuelve la
atención a la sede principal del club. Ahora reconozco la camioneta
oscura y espero ver a Bishop y Candy de vez en cuando.
Siempre es divertido cuando Candy aparece porque ella y
Brendan parecen no poder dejar de enfrentarse. Es cómico.
Llego a la casa club al mismo tiempo que Bishop y Candy salen
del vehículo.
—¿Estás bien, Devin?—pregunta Bishop y me da un abrazo de
hermano.
—Sí, Wya acaba de decirme que podría tener la cabaña más
grande cuando esté terminada. Me tomó un poco desprevenido. Un
poco sentimental—bromeo y Bishop se ríe.
—Eso es bueno, la necesitas. Estoy seguro de que tú y Melodye
sumarán a la familia en poco tiempo.
—¿Qué? —Respiro dos veces, esa mierda no me la esperaba.
—¿Qué diablos te haría pensar esa mierda?
—¿No quieres tener hijos?
—Por supuesto que sí, pero no sé si ella quiere tener hijos y si los
quiere conmigo.
—Hermano, no puedo decirlo. Puede que no quiera tener más
hijos, pero con solo mirarla puedo ver cuánto ama a las niñas que
tiene ahora. Veo lo dedicada que es. Y veo la forma en que eres con
ellas. Serías tonto si pensaras que ella no te está observando. Si yo
puedo verlo, ella también. Si quiere tener más hijos, eres
exactamente el tipo de hombre que creo que ella querría para
tenerlos. Como dijiste, primero tienes que ver si eso es lo que ella
quiere. Aun así, creo que serías bueno en eso.
Lo miro negando con la cabeza y lo sigo a él y a Candy a la casa
club. Wya y Dela están acurrucados en el sofá y cuando Bishop
entra, él gime cuando tiene que levantarse.
—Lo siento, hermano, el deber llama.
—Tiene otros deberes que atender, ¿sabes?—dice dulcemente
Dela antes de levantarse y salir de la habitación, dejando a Wya allí
jadeando por ella. El término ojos de cachorro debería provenir de él.
—Vamos, lo haré rápido—le dice Bishop a Wya . Honee y Cody
están en el otro pequeño sillón, y él parece estar más a un toque de
echarla sobre su hombro y llevarla a una de las habitaciones traseras.
Me encanta ver a estos muchachos amando a sus mujeres. Me
muestra cuánto han crecido.
Especialmente Cody. Que estuviera fuera del mercado realmente
rompió el corazón de muchas mujeres.
—¿Honee?
—¡No!—me ladra Cody.
—No te preocupes, no voy a pedirle que se mueva ni nada, Dios,
hermano. ¿Has visto a Melodye?—pregunto, mientras me recuesto y
miro hacia la habitación donde juegan Iona y Skye. Melodye no está
ahí con ellas.
—Oh, ella está en la oficina—responde Honee sin pensar.
Los dejo solos y me dirijo a la oficina. Cuando abro la puerta, veo
a Melodye de espaldas a mí en la computadora. Tiene la cabeza
ladeada, apoyada en una de sus manos, para que pueda ver
claramente lo que está mirando.
Vestidos de novia.
Suspira mientras pasa al siguiente. Unas cuantas fotos más tarde,
se maravilla ante la foto de una mujer con un vestido de novia
ajustado que se ensancha en la parte inferior.
—Me gusta ese también—digo, asustándola tanto que salta de la
silla y casi tira la computadora al suelo.
—¡Mierda! —Su cara se pone de un rojo brillante y cruzo los
brazos sobre el pecho.
—No puedes escabullirte y sorprender a la gente así, ¿lo sabes?—
me grita.
—No me escabullí, abrí la puerta y te vi aquí. No es mi culpa que
estuvieras absorta. —Hago un gesto con la barbilla hacia la
computadora.
—¿Y qué? Eso no significa nada. Sólo porque estaba mirando
vestidos de novia no significa nada. —Está más a la defensiva que
nunca.
—Realmente espero que ese no sea el caso le respondo.
Su boca se abre como si fuera a decir algo, pero la cierra de
nuevo.
—¿Eh? —Es todo lo que puede decir.
—No estoy seguro si estabas mirando esos vestidos,
imaginándome al final del pasillo o no...
Ella asiente al instante.
—Sí. ¿Vas a enloquecer ahora?
—No, ¿necesitamos conseguir los anillos primero? ¿Alguna fecha
en mente?—digo con toda seriedad.
Ella se ilumina con una enorme sonrisa.
—No quieres decir eso.
—Sigues diciéndome lo que quiero decir, o lo que deseo, o lo que
voy a hacer, pero te digo que te deseo. No me importa si alguien
piensa que nos estamos moviendo demasiado rápido. Te quiero
mientras me quieras. Que desees casarte hace que mantenerte cerca
sea mucho más fácil para mí—bromeo y ella avanza a mis brazos.
—¿Qué pasa si sólo uso el matrimonio como una forma de
atraparte? —Su ceja se levanta en señal de interrogación.
—Estoy bastante seguro de que, si quisiera, podría liberarme de
ti. La cosa es que no quiero.
—Mmm, no lo sé. Todo esto podría ser parte de mi plan maestro.
—Ella echa la cabeza hacia atrás y hace una risa exagerada de
científico loco.
—Bueno, si hay algún gran plan, ¿qué más tienes?—le sigo el
juego.
—¿Qué más tengo? —Ella se retira y me mira fijamente a los ojos
—. Te daré una muestra de lo que tengo. —Inclina la cabeza y me
besa antes de dejar que sus labios lleguen a mi oreja.
—Tal vez quieras cerrar esa puerta—susurra antes de caer
lentamente de rodillas frente a mí.
—Puta mierda—murmuro justo cuando ella estira las manos para
desabrocharme el cinturón. Rápidamente saca mi polla y lame mi eje
antes de deslizar la punta en su boca caliente.
—¡Joder! —Mis manos se sumergen en su cabello al instante y lo
agarro con fuerza.
—Puerta—dice antes de intentar tragar mi polla entera una vez
más. Agito una mano detrás de mí hasta que siento la puerta y la
cierro de golpe.
—Este es el mejor plan maestro jamás creado... oh Dios—gruño
mientras ella chupa más de mí.
Si esto es siquiera parte de lo que tiene reservado para retenerme,
tengo que admitir que no me molestaría estaría atrapado con ella por
el resto de mi vida.
Capítulo 14

Melodye

—¡ M A!¡Vamos! ¡Te juro que está bien! Siempre hacemos esto. —


Iona me mira y puedo ver la frustración en sus ojos. Está
acostumbrada a hacer cosas con las que no siempre me siento
cómoda.
—No sé qué hay en el bosque. ¿Pensaste que os dejaría correr por
aquí?
—Ma, no hay nada aquí afuera. Hemos corrido por aquí. Vamos,
Ma. Lo prometo—suplica Iona de nuevo y miro a Skye, que está
vestida con su camiseta naranja brillante y vaqueros azules.
—Os quedáis a una distancia que nos podamos oír. No quiero
tener que llamaros más de una vez—les digo, y ambas saltan de
emoción antes de salir corriendo.
Me estremezco cuando la ansiedad se apodera de mí.
Cuando llego a la terraza trasera de la casa club. Yelena y Preston
salen a sentarse conmigo.
—Oye, ¿estás bien?
—Sí, estoy bien. Estoy tan preocupada todo el tiempo. Siento
como si mi cuerpo estuviera en un estado constante de ansiedad.
Quiero que salgan y se diviertan, pero siempre pienso que va a pasar
lo peor.
—Has pasado por lo peor, va a tomar tiempo—me dice Preston y
Yelena asiente con la cabeza.
—¿Estás bien? —me preguntan y giro la cabeza rápidamente para
ver a Devin saliendo de la casa club.
—Estoy bien, o al menos lo estaré cuando pueda dejar de
preocuparme por las niñas todo el tiempo. —Le sonrío.
Él me sonríe y me da un fuerte abrazo. No parece importarle que
el resto de las personas aquí puedan ver lo cerca que está de mí. Si a
él no le importa, a mí tampoco.
—Supongo que entonces nunca estarás bien, no creo que alguna
vez dejes de preocuparte por ellas, y eso está bien. Eres su madre.
Sólo hay que poder dejarlas vivir un poco. Déjalas tener la vida que
necesitan para crecer.
—Eso es lo que quiero para ellas, pero nadie me dijo que sería tan
difícil, incluso cuando no está pasando nada. —Mientras dejo que
mis miedos fluyan libremente para que Devin, Preston y Yelena
puedan escuchar a las chicas salir furiosas de la línea de árboles,
ambas cubiertas de tierra.
—¡Chicas! ¿Qué hicisteis?—pregunta Devin con una sonrisa en su
rostro.
—Skye no puede caminar bien.
—¡Sí, puedo! ¡Simplemente tienes pies grandes!—le grita Skye.
Las dos comienzan a pelear y antes de que me dé cuenta, se
empujan y se tiran al suelo.
—¡Niñas! ¡Basta!—les grito y me apresuro a separarlas. Devin
agarra a Iona y yo tiro hacia atrás a Skye. Cuando llegamos a la
puerta, los cuatro nos estamos riendo a carcajadas y me doy cuenta
de que si hay un lugar donde estas chicas

están a salvo, es aquí.


El calor del cuerpo de Devin es suficiente para hacerme desear
dormir más. El hombre es muy cómodo. Cada vez que me muevo él
también, es como si incluso en sueños se asegurara de mantenerme
lo más cómoda posible.
Me giro, de modo que mi espalda quede hacia su pecho, y
balanceo un poco mis caderas cuando siento su erección matutina
presionando contra algo.
—Mujer, será mejor que pares antes de que tengamos que
encargarnos de esto—gime y me acerca más a él.
—La comida primero. Me muero de hambre. —Mi estómago
gruñe, me inclino hacia el suelo y recojo los pantalones del pijama
que he estado usando en la casa club.
Sólo necesito un poco de café y me despertaré.
—La comida... está sobrevalorada—refunfuña Devin mientras
balancea las piernas hacia el costado de la cama, se levanta y camina
hacia el baño. No es el madrugador más grande del mundo.
Sólo me toma unos segundos hasta que estoy en el área principal
con Honee y Cody mientras Devin termina de lavarse. Con suerte,
una buena taza de café sería suficiente para ponerlo de mejor humor.
Asomo la cabeza al cuarto de las chicas, pero no las veo allí.
—¿Sabes dónde están las chicas?
—Sí, salieron a jugar atrás—dice Honee mientras toma un sorbo
de su café.
—Genial—digo. Todo estuvo bien ayer.
Devin sale de la habitación con un par de vaqueros y botas. Él
está sin camiseta y luce increíblemente delicioso. Dejo que mis ojos
recorran su pecho y me lamo los labios cuando mi mirada cae hacia
su polla.
—Sigues mirándome como si quisieras empezar algo—se queja
mientras toma el café que le preparo.
—Sí, tal vez sí. —Inclino mi cabeza hacia un lado, y tanto Cody
como Honee gimen y tienen arcadas.
—¡Dios mío, conseguíos una habitación!—se burla Cody de
nosotros.
—Si quiero tener a mi mujer aquí mismo en la mesa, haré…
Un grito espeluznante me hace dejar caer la taza de café que
tengo en la mano.
—¡Qué carajo! —Devin sale de la habitación y atraviesa la puerta
trasera corrediza antes de que pueda poner los pies en el suelo.
—¡Oh, no! — Salgo corriendo detrás de Devin. Cody y Honee,
justo detrás de mí. Cody rápidamente supera mi velocidad y alcanza
a Devin.
—¿Qué es? ¿Qué está pasando? —Devin ya está hablando con las
niñas cuando me detengo.
—Había una serpiente que mordió a Skye—dice Iona, señalando
algo enrollado alrededor de una roca—. La aplasté.
—Déjeme ver. —Devin agarra la pierna de Skye y, aunque está
llorando, no está histérica.
—Iona, ven. Extiendo los brazos y mi hija mayor viene corriendo
hacia mí.
—Lo siento, Ma, le pedí que se escondiera allí. No lo sabía. Lo
siento—dice llorando Iona contra mi pecho.
—Shhh, no es tu culpa, mi bebé. Shhh. —Le acaricio el pelo y
observo cómo Cody se acerca a la serpiente muerta y la recoge.
—Mierda, Devin. Mueve tu culo. —Le muestra la serpiente a
Devin y el hombre levanta a mi bebé contra su pecho como si no
pesara más que un trozo de papel.
—Skye, niña, las cosas te darán un poco de miedo, pero quiero
que me abraces, ¿de acuerdo? —Devin la mira y ella asiente.
—¿Qué está pasando? ¿Qué clase de serpiente es esa? —No sé
nada sobre la vida salvaje de la zona, pero sí sé que hay algunas que
pueden matarte.
—Necesito llevarla al hospital, no puedo esperar, Melodye.
Cody…
—¡Estás loco! Yo voy—le ordeno y él no discute conmigo,
simplemente se va con Skye en sus brazos. Corro lo más rápido que
puedo, dejando a Iona con Cody y Honee. Devin ya está en el coche,
encendiéndolo cuando entro.
—Ma, no me siento muy bien—dice Skye desde el asiento trasero
y me arrastro hacia atrás para sentarme con ella. La acerco a mi
regazo y le acaricio el pelo. Su pequeño cuerpo temblaba
furiosamente y su pequeña frente está perlada de sudor. La
mordedura en su pierna ya se está hinchando y por la forma en que
conduce Devin sé que hay una gran posibilidad de que esté a punto
de perder a mi hija una vez más.
Capítulo 15

Devin

Nunca me he movido tan rápido en mi vida. Escuchar a Skye


llorar así me llevó de vuelta a la noche en que ese imbécil de Yemen
las tiró a ambas en el pozo. Me aferré a ellas todo el tiempo necesario
hasta que fuera seguro que subieran. Ni siquiera sé qué tipo de
serpiente la mordió, pero sea lo que sea, tenemos que ir al hospital y
que la traten. No voy a perderla por algo tan simple como una
mordedura de serpiente.
—Shhh, mi bebé, Ma está aquí—la calma Melodye, meciéndola
mientras intenta mantener su pierna elevada. Estoy un poco
impresionado de que ella esté manejando esto tan bien. Seguramente
habría pensado que estaría gritando y maldiciéndome, pero además
de decirme que no había manera de que fuera al hospital sin ella, ha
estado absolutamente tranquila. La única manera de saber que está
molesta es por las lágrimas que caen por sus mejillas.
Presiono el teléfono del vehículo y llamo a Cody. Necesito más
información antes de llegar al hospital con Skye y debo asegurarme
de que Iona también esté bien.
—¿Hermano? ¿Qué está pasando?—responde Cody de
inmediato.
—Tienes que volver al bosque y descubrir exactamente qué tipo
de serpiente era. Necesito saber qué decirles a los médicos cuando
lleguemos allí.
—Ya lo hice. Te lo envié por mensaje de texto. Es una serpiente
negra. Te envié una foto. ¿Cómo está Skye? ¿Está aguantando bien?
—pregunta y su voz se quiebra ligeramente al final. Estas niñas no
sólo han cambiado mi vida, sino que también han cambiado el resto
de la vida del club.
—Sí, ella es una soldado. Sólo necesitamos darle un poco de
medicamento para que se sienta mejor. ¿Qué pasa con Iona?—le
pregunto y Cody se queda en silencio por un momento.
—¿Qué ocurre?—pregunta Melodye.
—Ella está bien, solo que está un poco molesta porque esto
sucedió. Tiene en mente que es su culpa que su hermana esté
lastimada.
—Nah, Iona mató a la serpiente. Habría sido mucho peor. Ella me
salvó—dice Skye, pero mientras lo hace, sus pequeños dientes
comienzan a castañetear y su piel parece aún más pálida de lo
habitual.
—Vas a estar bien, ¿verdad?—pregunta Iona al teléfono y Skye
sonríe.
—Sí. ¡Estaré bien!—responde Skye de inmediato, pero luego se
acurruca en los brazos de su madre.
—Sí, lo harás, mi pequeña. Vas a estar bien—la tranquiliza
Melodye.
—El resto de nosotros estamos en camino hacia ti, Devin.
Estaremos allí en un minuto—dice Cody y termino la llamada.
Melodye se agacha, besa a Skye en la cabeza y la acerca a su
pecho con un brazo, mientras pone la otra mano en mi muslo. Ella
me está usando para darle fuerza y, ahora mismo, estoy más que
orgulloso de ser ese pilar de fuerza para

ella.
—¿El señor y la señora Patrick?—grita el médico y tanto Melodye
como yo nos levantamos. Internamente, me emociona verla
reaccionar ante el sonido de mi apellido, pero éste no es el momento
ni el lugar para abordarlo.
—¿Sí? ¿Skye está bien? ¿Podemos llevarla a casa ahora?—le
pregunta Melodye, y agarro su mano en caso de que necesite tirar de
ella hacia atrás.
—Ella está respondiendo muy bien a la medicación, pero
queremos mantenerla aquí para observarla más. Debería estar lo
suficientemente bien como para regresar a casa mañana. De hecho,
quería hablar con vosotros sobre algo más que descubrimos mientras
la estábamos sometiendo a nuestras pruebas. ¿Quizás necesitemos
hablar en privado? —El médico me mira a mí y luego a Melodye
antes de que sus ojos se desvíen hacia la sala de espera llena de gente
de la casa club.
—De acuerdo—dice Melodye y comienza a alejarse con él.
Aunque me miró, no sé si quiere que vaya con ella o no. Cuando
intento soltar su mano, ella me mira y frunce el ceño.
—Te necesito—susurra y la sigo.
El médico nos lleva a una habitación más pequeña que parece ser
su consultorio y nos indica que nos sentemos en las sillas frente a él.
—Entonces, ¿qué está pasando? Usted dijo que a Skye le estaba
yendo bien con el antídoto que le suministraron. ¿Cuál es el
problema ahora?—le pregunto, sintiendo que mi ansiedad aumenta.
—Necesito hacer una pregunta muy delicada. —El médico fija
sus ojos en Melodye—. ¿Es el señor Patrick el padre de la pequeña
Skye?
—No, no lo soy, pero ¿qué tiene eso que ver con nada? —No
entiendo qué tiene que ver la ascendencia de Skye con su mejoría.
—No tiene nada que ver con la mordedura de serpiente, pero
mientras le hacíamos análisis de sangre, encontramos otro problema.
—Cruza las manos sobre el escritorio y se inclina ligeramente hacia
adelante.
Mis manos se enfrían y siento que Melodye se queda inmóvil a
mi lado.
—¿Encontró un problema? ¿Qué tipo de problema?—pregunta
Melodye. La mujer normalmente extrovertida y segura de sí misma
no suena más fuerte que un ratón en este momento.
—Desafortunadamente, su hija tiene algo que llamamos anemia
aplásica.
Un zumbido agudo comienza en mis oídos y ya no puedo
escuchar lo que dice el doctor. Veo su boca moverse y siento que
Melodye me agarra la pierna.
—Espere, espere un maldito minuto. ¿Qué significa eso? ¿Qué
tipo de enfermedad es esa? —Me sacudo el zumbido y miro al
doctor de nuevo.
—Es una enfermedad autoinmune. Existen tratamientos para ella,
pero la mejor posibilidad que tendría es si se sometiera a un
trasplante de médula ósea.
—¿Trasplante? No. Es muy pequeña. Por favor. Tiene que haber
algo más. —El cuerpo de Melodye tiembla cuando comienza a
desmoronarse.
—Podemos darle algunas transfusiones de sangre, pero no es
mucho más que una curita, pronto necesitará el trasplante o… —El
doctor se recuesta y una mirada de profundo dolor se apodera de
sus rasgos—… no logrará vivir más de otros dieciocho a veinticuatro
meses.
—¡No!—gime Melodye y se desploma hacia adelante. Tengo que
levantarme de la silla para atraparla.
—¡Ponla en la lista de trasplantes! ¿Puedo darle la mía? ¿Cómo
solucionamos esto ahora? —Mi voz tiembla mientras sostengo a
Melodye contra mi pecho.
—Ya la pusimos en el sistema, pero la probabilidad de que surja
una combinación perfecta para algo como esto es muy baja.
Curiosamente, tenemos una posible combinación perfecta, pero
creemos que no pertenece a ninguno de vosotros, pertenece al padre
de la niña, sólo tenemos un alias registrado para él.
—Ian Mcclean—digo, y veneno puro cubre mi lengua.
—Si ese es el padre de la niña y tienes alguna forma de
comunicarte con él, lo traería al hospital lo antes posible. Puede que
sea la única manera de salvar la vida de esa niña—dice el médico, y
sé que, aunque pueda parecer una solución, conseguir que Ian
Mcclean haga algo más que recuperar a estas niñas es tan probable
como que pueda curar a Skye yo mismo.
Capítulo 16

Devin

Skye pudo volver a casa al día siguiente, y aunque todos


mantenemos una cara feliz por ella, estoy seguro de que se da cuenta
de que algo anda mal. Les dejé saber a todos el diagnóstico que le
dio el doctor, así como el pronóstico, y lo primero que todos querían
hacer era entrar en la lista de donantes por si alguno de ellos fuera
un buen candidato para el trasplante. Sé que cualquiera de nosotros
haría todo lo posible para asegurarnos de que no resulte herida, pero
no hay nada que podamos hacer. La única persona que podría hacer
algo para ayudar a la pequeña Skye es el mismo hombre del que
huyen.
Cuando la miro, además del hecho de que fue mordida por una
serpiente venenosa, realmente no hay ninguna señal externa de que
no se encuentre bien. Me parece que se ve exactamente como
siempre. Según el médico, eso es normal, pero un día tendrá
problemas para despertarse por la mañana. Al siguiente no querrá
correr porque se cansa demasiado rápido y antes de que nos demos
cuenta, la pequeña y vibrante niña estará en la cama demasiado
fatigada para hacer otra cosa que no sea dormir, y poco a poco se irá
quedando dormida.
Ahora que pienso en todo lo que he hecho por ellas dos, me doy
cuenta de que podría haber hecho mucho más. Debí haberle dado el
helado que quería por la noche. Debería haberlas dejado quedarse
despiertas un poco más cuando empezaron a superar el hecho de
que ya no estaban en peligro.
Todo lo que alguna vez recuerdo que ella quiso da vueltas en mi
cabeza, y ahora parece que debería haber hecho más.
—Devin—me llama Melodye y giro la cabeza para verla en la
puerta—. Las niñas están durmiendo—me dice como si de alguna
manera supiera lo nervioso que estoy ahora por todo.
—Sí, han tenido un día muy ocupado. —Empiezo a decirle que
las niñas dormirán hasta bien entrada la mañana siguiente, pero eso
es lo último que queremos que Skye haga. Pierde la vida por dormir.
No cuando tenemos este diagnóstico.
—Aye, bueno, voy a investigar un poco con Hestia. Ella sabe
algunas cosas que podemos hacer.
—Has estado investigando todo el día con ella. Estoy seguro de
que está bien que tú también descanses un poco—le digo, y cuando
las palabras salen de mi boca, siento que la tensión en la habitación
cambia. De densa a absolutamente ardiendo de ira.
—¿Descanse un poco? Ya descansé lo suficiente. Descansé
durante toda la vida de mi hija. La dejé permanecer en manos de ese
monstruo durante tanto tiempo que ahora, cuando tiene la
oportunidad de tener una buena vida, está a punto de ser truncada.
No puedo permitir que esto suceda y si tengo que permanecer
despierta por el resto de mi vida hasta que encuentre una manera de
asegurarme de que ella e Iona estén saludables y tengan lo que
necesitan para vivir una vida larga, entonces eso es lo que voy a
hacer. No puedo descansar, no ahora.
Ella se precipita en mi dirección, con las fosas nasales dilatadas
por la ira y las manos apretadas en puños.
—Ella quiere que estés en tu mejor momento, Melodye. Ni Skye,
ni Iona quieren sentir que todo lo que haces es trabajar e investigar.
Necesitas tu fuerza tanto como ellas. Necesitas ser fuerte para ellas.
—Mis palabras están destinadas a hacerla sentir mejor, pero parece
que, no importa lo que diga, se cabrea aún más.
—¡Estoy tratando de ser fuerte para ellas, Devin! Ahora. Cuando
debería haber sido fuerte para ellas todos esos otros años. Debí haber
sido fuerte cuando Ian nos mantuvo encerradas en esa habitación.
Debí haber sido fuerte cuando él me obligó a que las mantuviera
fuera de la escuela y lejos de otros niños…
La interrumpo, la atraigo hacia mis brazos y la silencio con un
beso.
—Ahora eres fuerte. Fuiste fuerte para ellas al mantenerlas con
vida. Eso es todo lo que cualquiera podría pedirte. Te mantuviste
con vida el tiempo suficiente para que pudieran ser libres. Fuiste lo
suficientemente fuerte como para saber que necesitabas ayuda, e
hiciste todo lo que tenías que hacer para conseguirla. —La alejo y me
rompe el corazón ver su rostro desmoronarse.
—Tengo mucho miedo, Devin. No puedo perderla ahora. No
después de todo lo que hemos pasado. Ella no se merece esto.
—No, no se lo merece, y no la vamos a perder. Todos vamos a
superar esto juntos. —Aparto mechones de cabellos rizados de su
cara y la tiro, de modo que la parte posterior de sus piernas golpee la
cama.
—Tengo que...—intenta hablar, pero la empujo hacia abajo con un
poco más de fuerza.
—Tienes que dormir. Eso es todo lo que tienes que hacer ahora.
La investigación estará allí mañana. —El peso de mi cuerpo es
suficiente para llevarla a la cama y una vez que está allí, me acuesto
a su lado y la atraigo hacia mi pecho, donde paso una mano por su
cabello y le dejo escuchar los latidos de mi corazón. Que ella también
escuche la ira que tengo dentro de mí y que sepa

que no está sola en esto.


Cuando le dije a Melodye que necesitaba descansar para
asegurarse de que las niñas tuvieran lo mejor de ella, obviamente eso
no se aplicaba a mí también. No tengo tiempo para descansar
cuando sé exactamente quién tiene la médula ósea que necesitamos
para mejorar a Skye. Si Ian Mcclean es el hombre que necesito
encontrar para sanar a esa niña, no voy a dejar de buscarlo hasta que
la tierra deje de girar. Usaré cualquier truco y táctica que pueda para
encontrarlo. Realmente no me importa si es legal o si alguien más
sale lastimado. Lo único que importa es que Skye mejore.
No le dije a Wya lo que planeaba hacer principalmente porque,
sé que va en contra de todo lo que se supone que debemos defender
y si descubre que fui en contra de su palabra, significa que tendrá
que echarme. Lo pensaré cuando llegue el momento, pero ahora lo
único en lo que puedo pensar es en qué otra información necesito y
de quién puedo obtenerla.
Una llamada al agente especial Smith es suficiente para conseguir
la última ubicación conocida de Quarter y su pandilla. No podía
garantizar que todavía estuviera allí, pero está lo suficientemente
cerca como para poder ir a comprobarlo. Es media noche cuando
entro a la iglesia y saco todas las armas que puedo llevar.
—¿Qué estás haciendo?—me pregunta Winnie.
—No es de tu incumbencia. Vuelve a la cama.
—Mierda. Esto seguro parece que es de mi incumbencia. Parece
que es de incumbencia del club. ¿Qué estás haciendo?—me
pregunta, y hago lo mejor que puedo para pasar a su lado.
—No voy a dejarte ir así. No cuando sé lo mucho que estás
sufriendo. Esas niñas no necesitan que corras por ahí tratando de
organizar un maldito alboroto. Te necesitan aquí siendo fuerte para
ellas—dice Winnie.
—Seré fuerte para ellas cuando regrese con Quarter. Él necesita
ser un maldito hombre por una vez y ayudar a esas niñas. —Me
enfrento a él, enojado porque el hombre no se mueve.
—¿Crees que vas a obligarlo a ser un buen hombre? Si ese es el
caso, alguien lo habría hecho hace mucho tiempo. Todos queremos
que Skye mejore, pero intentar obligar a Quarter a ser su salvador no
va a funcionar, hombre, y lo sabes.
—Bien, si no puedo obligarlo a ayudarla hablando con él, lo
mataré por hacerla sufrir. Él no merece vivir en esta tierra si ella
tiene que vivir en ella sufriendo. Él necesita morirse. —Intento una
vez más pasar a su lado. Esta vez extiende la mano para detenerme.
p p
Me está impidiendo ayudar a Skye, a mantener unida a mi
familia. Winnie es mi enemigo en este momento.
Golpeo mi frente contra su cara y estoy satisfecho con el crujido
de huesos que escucho. Cuando retrocedo está aturdido, sangrando
y tiene la nariz rota, pero aparte de eso, no hay reacción.
—Puedes hacerme lo que quieras, hermano, pero no voy a dejar
que te hagas esto, ni a ti, ni a esas niñas.
—¡Vete a la mierda! ¡No puedes detenerme! —Dejo caer la bolsa
de armas que acabo de sacar de la caja fuerte y tiro a Winnie al suelo.
Golpeo con cada gramo de fuerza que tengo y un poco más,
haciendo lo mejor que puedo para que Winnie reaccione, pero él no
hace nada más que cubrirse la cara de vez en cuando. Ni siquiera
grita pidiendo ayuda.
—¡Dios mío! ¡Detente, Devin! —La voz de una mujer suena
detrás de mí, pero estoy demasiado ocupado intentando matar a
Winnie.
—¡Qué carajo! ¡Devin! ¡Detente, hermano!—me grita Preston y
me abraza, alejándome. Me agacho hasta la bolsa de armas que dejé
caer y saco la primera. Giro mi cuerpo hacia él y presiono el arma
contra su pecho.
—Me disparaste en ese barco, Preston. Hiciste lo que tenías que
hacer para salir—le espeto y mi mano tiembla con el arma en ella.
—¿Qué carajo es esto?—dice Cody desde algún lugar a mi lado.
No puedo concentrarme en nada ahora.
—Te disparé para sacarnos a todos de ese barco. En caso de que
lo hayas olvidado, si no fuera porque te bajaste del barco, no
habríamos podido conseguir el respaldo que necesitábamos—
responde Preston, hablándome como si fuera un animal herido.
—Necesito hacer esto—le digo.
—No te lo vamos a permitir—dice Wya . Ni siquiera estoy
seguro de dónde vino—. Ya dejamos que un hermano cayera en el
lado oscuro, haciendo mierdas sólo para llegar al resultado final y
esa mierda terminó con él en la cárcel por el resto de su vida.
Sabemos que quieres ayudar a Skye...
—No, lo necesito. No quiero ayudarla. Necesito hacerlo hasta el
fondo de mi alma. Amo a esas niñas. Si eso significa que tengo que
pasar el resto de mi vida en la cárcel por eso, que así sea, pero
necesito encontrar una manera de ayudarlas. —Dejo caer el arma,
porque en realidad no quiero dispararle a Preston, aunque se lo
debo.
—Lo sabemos, hermano, sólo tenemos que encontrar una manera
diferente. Todos nosotros. Juntos—dice Wya y me da un abrazo de
hermano. Cuando miro por encima de su hombro, veo a Melodye
parada en la puerta mirándome. No parece enojada, ni feliz, ni
aliviada. Parece decidida. No sé qué pretende hacer, pero algo me
dice que debo asegurarme de que todas las armas estén guardadas.
Capítulo 17

Melodye

Esa rabia que vi en Devin anoche fue el último empujón que


necesitaba para hacer lo que sé que debo hacer.
He pasado las últimas semanas haciendo todo lo que puedo para
asegurarme de que Ian no pueda encontrarme. He huido con las
niñas por todo el estado. Las presioné para que subieran a barcos de
transporte y probablemente soy responsable de la forma en que
conocieron a Devin y al resto de los Boys of Djinn.
Ni una sola vez pensé que lo que estaba haciendo fuera bizarro.
Pensé que esto era lo mejor que podía hacer para asegurar que mis
hijas tuvieran una buena vida, pero ahora sé que hay más que puedo
hacer.
Puedo darles a Devin.
Devin es el tipo de padre que se merecen. El tipo de padre que
deberían haber tenido desde el principio. No es difícil encontrar la
información que Devin encontró anoche sobre la última ubicación
conocida de Ian y del resto de su club. Si me desea tanto y está
cansado de tener que perseguirme, puedo hacer un trato. Si le diera
la médula ósea a Skye, me quedaría con él y haría lo que él quisiera
de ahora en adelante hasta que muriera. Lo difícil era salir de la casa
club sin que él se diera cuenta.
—¿Puedes acompañarme a la otra casa, Million?
—¿Eh? Está bien, quiero decir, creo que Devin y el resto de los
muchachos saldrán de su reunión en un minuto.
—Lo sé, pero me estoy volviendo loca y las niñas están tomando
una siesta. Necesito hacer algo—le digo, esperando que sea
suficiente para que me crea.
Se encoge de hombros y caminamos hacia la cabaña extra grande
al otro lado del terreno. Es enorme, pero afortunadamente no lleva
mucho tiempo llegar a la cabaña que aún está en construcción.
—¿Estás buscando algo en particular?—me pregunta Million
mientras saca el teléfono y comienza a deslizar el dedo por la
pantalla. No me está prestando atención.
—Una salida—le digo bajo y no lo entiende.
—¿Eh?—pregunta, todavía sin mirarme. Recojo una de las tablas
de diez centímetros que están tiradas en el suelo, la balanceo con
todas mis fuerzas y golpeo el costado de la cabeza de Million.
—Mie…—No puede pronunciar la palabra completa antes de
caer al suelo, noqueado.
—Lo siento. Lo siento mucho—me disculpo mientras le saco el
teléfono y las llaves del bolsillo y salgo corriendo hacia la casa club.
Devin me había enseñado cómo andar en moto y sé que en este
momento la moto de Million no está en uso. No espero a recuperar el
aliento y no entro a hablar con mis hijas por última vez. Me voy.
Espero que sepan cuánto las amo y que hago esto por ellas. Espero
que Devin sepa cuánto confío en él y que estoy dispuesta a dejar que
cuide de mis hijas.
Me detengo cuando llego a la primera rampa de acceso a la
autopista y saco el teléfono que le robé a Million. Presiono el botón
de grabar video y digo mi última voluntad y testamento.
—Éste es un testamento para mis hijas y el hombre que amo.
Skye, Iona, las amo más que a la vida misma y aunque no lo
entiendan, si las cosas resultan como creo, espero que lo sepan. Estoy
haciendo esto para que ambas tengáis la oportunidad de tener una
vida mejor. Una que no incluya estar siempre huyendo. —Le doy
j q y p y y
una pequeña sonrisa antes de continuar—. Devin, me has mostrado
todo lo que me he perdido en toda mi vida en sólo los pocos días
que he estado aquí contigo. Te amo, ya sea que se suponga de deba o
no hacerlo. Sé que cuidarás de mis hijas como si fueran tuyas porque
ya lo son. Esas niñas te aman como deberían amar a un padre. Si no
vuelvo, mantenlas a salvo, ¿de acuerdo? Lo siento, tenía que hacerlo
de esta manera, era tú o yo, y no voy a dejar que lo hagas. No
cuando sé lo que quiere Ian. Estoy rezando para poder terminar esto
de una vez por todas y que él le dé a Skye lo que necesita. Te amo.
Gracias por salvarnos—digo y le doy un beso al teléfono antes de
apagar el video y enviarlo al último correo electrónico que Million
tenía en su teléfono. Creo que es el de Brendan, pero no estoy
segura.
Tiro el teléfono detrás de la guardarraíl antes de volver a subirme
a la moto y alejarme en la dirección en la que sé que está Ian.
Es hora de terminar con esto y, con suerte, ofrecerle lo suficiente
como para

que esté dispuesto a cambiar mi vida por la de su hija.


Me toma más tiempo del que me gustaría llegar al lugar que
Devin descubrió, pero una vez que estoy allí, sé que el bar pertenece
a Ian. El letrero Quarter's parpadea rápidamente en rojo neón. La
expresión del guardia de seguridad cuando me bajo de la moto y
entro al bar es cómica.
—Aye, la valentía de esta pequeña lassie (NdelT: muchacha).
¿Sabes cuánto hemos tenido que buscarte?—me dice William, uno de
los guardias de seguridad, cuando entro.
—No mucho ya que estaba al otro lado del condado—respondo y
él me empuja hacia adelante.
—¡No! ¡Por favor, detente! ¡Conseguiré el dinero!—grita un
hombre detrás de una puerta. La misma puerta hacia la que parece
que caminamos. Vuelvo a mirar a William y él me guiña un ojo,
como si se supusiera que eso me tranquilizaría.
William llama a la puerta y, aunque sé que es lo correcto, de
repente no quiero entrar. Ian no es el tipo de hombre al que le
importa, que lo vea con toda su brutalidad. No va a perdonar mi
estómago sólo porque se supone que soy su mujer.
—Aye, entra—ordena él y William me empuja hacia la habitación
—. ¿Podrías mirar eso?—dice cuando finalmente puede ver quién
acaba de ser arrastrado a la habitación.
Miro al hombre que Ian ha colgado en la habitación y reconozco
que es Antoine. Uno de los guardias de alto rango. Si Ian está
dispuesto a hacer lo que sea que le esté haciendo a Antoine sin
ninguna preocupación en el mundo, sé que hay poca o ninguna
esperanza para mí.
—¿Sabes cuánto tiempo perdí buscándote? Me sorprende que
hayas tenido suficiente sentido común para regresar. ¿Te diste
cuenta de que el pequeño club de moteros no iba a ser suficiente
para mantenerte a salvo?
Me trago mi asco mientras me abraza como si fuera el amor de su
vida. Sus brazos no se parecen en nada a los de Devin. Me dan ganas
de vomitar.
—Lo sabía, pero vine a ti para averiguar si podía hacer un
trueque. Sé que no quieres a las niñas, no significan nada para ti.
Puedo asegurarme de que conozcas todas las conexiones de Granite
y con quién trabajan los Boys of Djinn, para que tengas el camino
despejado aquí en los Estados Unidos. Solo necesito una cosa, y no
solo te daré eso, sino que nunca volveré a huir. Nunca haré ninguna
pregunta. Te daré tantos bebés como quieras. Podemos conseguirte
ese niño. Puedo asegurarme de que cualquier otra mujer que traigas
sepa lo que te gusta. Haré cualquier cosa—digo, sabiendo que sueno
más que desesperada.
—¿Cualquier cosa? Suena como un intercambio interesante. ¿Qué
quieres?—pregunta Quarter, entrecerrando los ojos.
—Quiero que salves a tu hija. Skye tiene…
—Anemia o una mierda así. Lo sé. Lo sé desde hace meses.
¿Crees que me importa un carajo esa pequeña mierda? ¿Por qué
crees que estaba tan dispuesto a venderlas al mejor postor? Estaba
tratando de conseguir un buen dinero mientras pudiera. Espero que
muera hace mucho tiem...
Antes de que pueda continuar hablando, pierdo la compostura.
Me levanto y me aferro a su cara con los dientes como un animal
salvaje. Sabía que mi hija estaba enferma y no me lo dijo. Sabía que
se estaba muriendo y no le importó. Lo araño y cuando consigue
agarrar mi ropa lo suficiente como para apartarme, me llevo un
pedazo de su cara. Aterrizo sobre las puntas de mis pies y me
encorvo, sin que mis ojos se muevan de mi objetivo. Él malditamente
va a morir. Él va a pagar esta noche, aunque eso signifique que tenga
que renunciar a mi vida.
Capítulo 18

Devin

S
— olo arrastrarlo hasta el hospital no va a servir. Tiene que
renunciar voluntariamente a su médula ósea. No podemos obligarlo
a hacerlo, sin importar lo que estés pensando—me dice Wya .
—No puedo decir que entiendo lo que estás pasando porque no
tengo hijos, pero estoy convencido de que, si los tuviera, estaría
haciendo las mismas cosas que tú estás haciendo ahora—dice Bishop
y se inclina hacia adelante en su silla.
Wya llamó a la iglesia hoy para discutir lo que iban a hacer
conmigo después de mi arrebato contra Winnie.
En realidad, Winnie estaba en el hospital porque le había roto tres
costillas y la nariz, pero fiel a lo que dijo antes, ni siquiera lo sintió,
aparte de una presión en su cara donde su tabique estaba empujado
en la dirección equivocada.
—Tiene que haber alguna manera. Quiero decir, ¿debería ser
jodidamente ilegal no ayudar a esa niña o a cualquier niño? ¿Por qué
él puede vivir libre y limpio, y ella tiene que sufrir?—dice Preston.
—¿Qué tal un trato?—dice Brendan—. Estoy seguro de que es
algo que Candy y esos chupasangres del Bureau pueden hacer.
—Así no es cómo funciona, Brendan. Ella no se limita a obligar a
los prisioneros a someterse a procedimientos médicos en contra de
su voluntad. Sabes que el gobierno no hace cosas así, o no te habrías
apuntado. —Bishop mira con los ojos entrecerrados a Brendan. Juro
por mi parche que mi hermano tiene el descaro de reírse en la cara
de Bishop.
—¿No obliga a las personas a someterse a procedimientos
médicos? ¿Nadie ha oído hablar de Tuskegee? ¿No? Podemos entrar
en gran detalle.
—Mierda, por favor no lo hagas empezar—gimo e inclino la
cabeza hacia atrás.
—Aun así, ahora tratamos de no hacer esa mierda. Quiero decir,
se supone que debemos mejorar, no hacer la misma mierda del
pasado—dice Bishop.
—¿Qué hacemos si se niega? ¿Hay alguna manera de hacer una
colecta o algo así? Sé que lo hacen para los donantes de sangre. Tal
vez podamos hacer algo así—pregunta Cody, y hago todo lo posible
para no saltar sobre la mesa.
—No necesitamos una puta campaña de recolección de médula
ósea, necesitamos un puto milagro. —Me levanto de la mesa y me
paseo.
Justo cuando estoy a punto de volver a sentarme, Million
irrumpe en la habitación.
—¡Devin!
Ella se ha ido.
No tiene que decir una palabra y no tiene necesidad. Está escrito
en toda su cara con la sangre que brota del corte en el costado de su
cabeza.
—¿Qué diablos hizo ella?—ladra Wya .
—Ella tomó mi teléfono y mi moto.
—Va con Quarter—dice Brendan.
—¿Cómo diablos sabes eso?—digo girando la cabeza en su
dirección.
Levanta el teléfono que tiene en la mano y me muestra el último
correo electrónico que recibió de Million, excepto que no es Million,
es Melodye, y ella básicamente admite que se ocupará de Ian sola.
Haciendo lo que tenga que hacer para encontrar una manera de que
él ayude a Skye. Sin mencionar que puedo ver las señales de la
autopista detrás de ella en el video.
—¿No están las motos con Low Jack?—pregunta Bishop
—Por supuesto que lo están. Sabemos exactamente dónde está.
Vamos a buscar a esa mujer loca y a ese pedazo de mierda de los
bajos fondos de Quarter—dice Wya poniéndose de pie y el resto
del club de pie con él.
—¡Wya !—lo llama Bishop—. Hazlo bien. Lo necesitamos vivo.
—¿Qué carajo? ¿Crees que me importa una mierda una
recompensa en este momento? Si está lastimando a mi mujer,
entonces va a morir. Recompensa o no. Me importa una mierda—le
gruño a Bishop, enojado porque siquiera pensara en decir algo sobre
trabajar ahora mismo.
—Sé que la mierda está realmente mal en este momento y parece
que Quarter puede ser el único bastardo que puede arreglarlo, pero
sólo porque él es el que tiene la respuesta no significa que perdamos
quiénes somos para conseguirla. Si no puedes seguir con el plan,
entonces tal vez necesitemos que te quedes—dice Wya .
Mis brazos tiemblan de fuerza y de ira.
—Te reto a que lo intentes. Este es mi club, y vosotros sois mi
familia, pero esa es mi mujer, y no voy a quedarme sentado y dejar
que nadie, ni tú, ni el FBI, ni el maldito Quarter, me detenga para
recuperarla. Así que te desafío, Wya . —Lo miro fijamente por un
segundo, va en contra de todas las malditas reglas que tenemos ir en
contra de mi presidente. Es el colmo de la falta de respeto, pero ésta
no es la familia en la que puedo estar si él no entiende que necesito ir
a buscar a Melodye.
Me doy la vuelta y salgo de la iglesia. Solo para ver a Skye e Iona
paradas en medio del área principal con las caras rojas y lágrimas en
los ojos. Escucharon todo después de que Million irrumpiera por la
puerta.
—¡Ella nos dejó! ¿Cómo pudo dejarnos?—llora Iona y me
apresuro a consolarlas.
—Tu madre las ama mucho a ambas y necesitamos algo de
vuestro padre. Ésta es la única manera que ella conocía para
conseguirlo. Sabe que él no va a dárselo así por qué sí, sino que
necesita que ella le intercambie algo. Pensó que volver con él sería
suficiente para que nos diera lo que necesitamos. Ella no las dejó
porque no las ame, es exactamente lo contrario. Os dejó porque os
ama mucho. —Le doy un gran abrazo a las dos niñas y las aprieto
contra mi pecho.
—¿Vas a ir a buscarla? Hazle saber que tenemos todo lo que
necesitamos aquí—dice la vocecita de Skye, y tengo que mirar hacia
el techo para evitar que mis ojos derramen lágrimas. Estas dos
pequeñas pueden tirar de hasta el último hilo de mi corazón.
—Sí, voy a ir a buscarla. Cuando regresemos, todos vamos a tener
una conversación sobre cómo es ser parte de una familia. Parece que
a tu madre le vendría bien una pequeña lección sobre eso. —Sonrío y
las dos chicas siguen mi ejemplo.
—Os amo niñas, lo sabéis, ¿verdad?
—Lo sabemos, Devin. Nosotros también te amamos—dice Iona y
me abraza más fuerte.
—Tal vez cuando regreses, esta vez querrás ser nuestro papi—
dice Skye, y respiro entrecortadamente. Como quiero eso.
No le respondo, en lugar de eso simplemente dejo el pensamiento
en el fondo de mi mente. Al menos me dará algo por lo que
esforzarme. Una razón para volver a subirme a esa moto y regresar a
casa. Mis hijas estarán aquí esperándome.
Capítulo 19

Devin

El viaje al otro lado de la ciudad es mucho más rápido de lo que


pensaba. Anoche cuando había descubierto dónde supuestamente se
escondía Quarter, me cabreé.
Habíamos estado buscando a este imbécil durante mucho tiempo
cuando yo estaba en la policía, sólo para descubrir que el hombre
tenía un montón de bares por toda la costa este. Si hubiéramos
vigilado cualquiera de esos lugares, lo habríamos encontrado. Una
prueba más de que no estábamos buscando a este bastardo con tanta
atención como deberíamos.
—¿Cuál mierda es el plan porque ahora mismo parece que vamos
a entrar allí y joderlos?—dice Spark por los auriculares internos.
—Eso suena como un puto buen plan—digo acelerando la moto,
tratando de recorrer el último kilómetro antes de llegar al bar.
—Devin, joder. ¿Quieres que Melodye sea otra maldita víctima, o
tienes algún deseo de traerla viva a casa?—sisea Wya y cierro la
boca. Quiero que mi mujer vuelva a casa.
—¿Cuál es el plan entonces?—pregunto finalmente empujando
mi orgullo hasta la boca del estómago. Me comería un cuervo si eso
significara poder volver a ver a Melodye.
—Necesitamos llevar a quienquiera que tenga en el bar al último
piso—dice Spark—. No podemos dejarnos sorprender por alguien
que esté escondido.
—Llevar a todos al último piso... Conozco una forma de hacerlo
—digo—. ¿Quién está listo para arrojar algunas mesas?
—Oye, ¿quieres que tengamos una maldita pelea en un bar?
¡Debes haber perdido el rumbo! ¿Qué se supone que logremos?—
dice English a través del micrófono.
—¿Alguna vez has visto al dueño de un bar dejar que su mierda
se joda? Él subirá.
Antes de meterme de lleno con los Wings of Diablo, era dueño de
un bar. De hecho, fue en ese bar donde Alex se encontró cuando caía
en una espiral de depresión y consumo de drogas después de la
muerte de Laura. Además de asegurarme de que mi amigo estuviera
bien, el bar era lo único que me importaba. Hubiera hecho cualquier
cosa para protegerlo, y estoy bastante seguro de que Quarter y
quienquiera que esté allí se asegurarán de sacarnos a todos antes de
que causemos un daño real.
—Una vez que vengan a intentar detenernos, tendremos que
averiguar dónde está Melodye y sacarla de allí. También a Quarter.
—Wya se asegura de agregar algo más, probablemente solo para
mis oídos—. Vivo.
Siguen diciendo esto, pero si tengo que matar a Quarter para
conseguir a Melodye, que así sea. Lo único que me hace esperar es
que él puede ser el único en los alrededores que puede salvar a Skye.
En mi opinión, si no la ayuda, no hay razón para que siga con vida.
—Entendido—dicen todos los demás, y nos dirigimos al bar.
Tiene algunos clientes adentro, pero ninguno que parezca estar allí
para causar problemas. Unas cuantas mujeres compartiendo unas
copas y un hombre solo. No conozco a ninguno de ellos, pero si
están interesados en tener una buena vida después de esta noche,
ciertamente les sugeriría que regresaran a casa a pasar la noche.
Estoy a punto de ser mucho más peligroso aquí de lo que apuesto a
que se sentirán cómodos.
—Ya ni siquiera sé cómo mierda empezar una pelea en un bar—
susurra Cody.
No puedo evitar reírme de eso. Ha sido un maldito ejemplo
desde que Honee apareció en escena. De todos, él era el más salvaje
de nosotros y ahora es tan dócil como un perro viejo. Todos tenemos
que agradecerle a Honee por eso.
—Simplemente siéntate y toma una copa—le digo y él se dirige a
un área separada del bar. Ninguno de nosotros entró con el chaleco
puesto, por lo que, aunque puede resultar extraño que un grupo de
hombres entre al mismo tiempo, no es algo inaudito y, hasta el
momento, nadie sabe que existe alguna amenaza.
Todos se sientan en la mesa o en la barra, pero nadie mira al otro.
Demasiado asustados o sin muchas ganas de lastimar a nadie más.
Afortunadamente, para ellos, tengo una pequeña venganza que
llevar a cabo.
Las heridas de bala pueden haber sido todas heridas
superficiales, pero aun así dolieron, y el imbécil me empujó por la
borda de un maldito yate. Sí. Creo que Preston recibirá algunos
golpes en la nuca.
Tomo un trago que me trae el camarero y sigo con una botella de
Budweiser. Una vez que termino el noventa por ciento de la cerveza,
me levanto del taburete y camino hacia donde están sentados
Preston, Cody y Brendan. Se miran el uno al otro antes de mirarme a
mí.
—¿Pensaste que me olvidaría de lo que carajo me hiciste?—digo
un poco más alto de lo necesario. No es divertido hacer que esta
mierda parezca una pelea de bar si no puedo ser un poco
beligerante.
—Vete a la mierda, hombre.
—¿Irme a la mierda? Creo que no. Ya me jodiste en ese yate. ¡No
puedo dejar que esa mierda permanezca! ¡Ella fue mi chica primero!
—digo en voz alta y veo a Wya ladear la cabeza como un perro en
un rincón.
—Te voy a joder. Te das cuenta, ¿verdad?—dice Preston.
—Lo veremos—digo un poquito más abajo. Utilizo la botella
como técnica de distracción y la levanto como si fuera a derribarla
sobre su cabeza. Cuando Preston levanta el brazo para bloquearlo, le
golpeo la cara con la mano libre y él retrocede tapándose la nariz.
—¡Ah, pedazo de mierda!—ruge y viene hacia mí. Dejo que me
tire al suelo y en lugar de dejar que la botella caiga de mi mano
mientras retrocede, uso el envión de mi cuerpo para arrojar la botella
hacia la ventana. Se rompe inmediatamente y se desata el infierno.
Los pocos clientes que están allí comienzan a correr y gritar o
piensan que éste es el mejor momento para vivir una de sus fantasías
del salvaje oeste y unirse a la violencia. Tengo que empujar a un
hombre mayor hacia atrás cuando decide golpearme. No me habría
hecho ningún daño si hubiera dado en el blanco, pero yo no estaba
aquí para golpear a los viejos.
Hace falta romper una ventana más y arrojar una silla sobre la
barra antes de que una avalancha de hombres suba desde abajo.
Quarter es uno de ellos.
—¡Wya !—lo llamo y su cabeza se levanta del suelo a pesar de
que Cody está sobre él pretendiendo darle una paliza. Cuando ve lo
que estoy mirando, los Boys of Djinn pasan de golpearse unos a
otros a derrotar a los guardias que Quarter trajo con él.
No tengo ningún interés en golpear a los guardias o continuar
una pelea en un bar cuando el verdadero objeto de mi ira está justo
aquí, frente a mí. Quarter es la razón por la que todo esto les ha
pasado a mis hijas. Él es la razón por la que Melodye pensó que
estaba bien que viniera aquí sola y descubriera la última manera de
conseguir que el padre de su bebé la ayudara con su hija. Quarter era
mi verdadero enemigo y, por la expresión de su rostro
ensangrentado y ligeramente asimétrico, también tenía otro enemigo
abajo.
Melodye está aquí.
Capítulo 20

Devin

Deslizo la espalda contra la pared y me acerco al lado donde


están Quarter y dos de sus guardias mientras le grita al camarero por
permitir que esta mierda sucediera en su club.
—¡Para qué carajo gasto dinero en seguridad si no puedes evitar
que estos imbéciles rompan mi mierda!—grita, pero justo cuando
está a punto de alcanzar al pequeño camarero por encima de la
barra, extiendo la mano y agarro al hombre maloliente. Mueve su
brazo hacia atrás para desalojarme, pero no voy a soltarlo tan
fácilmente.
—¿Pensaste que podrías quedarte con alguien como Melodye y
que nadie vendría? ¿Dónde mierda está ella?—le pregunto y saco el
arma que tiene escondida en la parte baja de su espalda. Coloco su
cuerpo, de modo que esté entre los guardias que no están ocupados
con el resto de los miembros de mi club y yo.
—Maldita pandilla de moteros—gruñe Quarter.
—No somos una maldita pandilla, somos una familia, pero no
esperaría que supieras nada de eso—le gruño.
—No, no lo sé. No tengo idea de lo que se siente jugar a fingir con
la familia de otro hombre. Eres un patético pedazo de mierda. Haz
crecer un par de pelotas y preña a la próxima perra. Te lo juro, todas
son lo mismo. No importa lo que hagas, esas niñas nunca serán
tuyas. Es mi sangre la que fluye por sus venas. Fue mi polla
embistiendo a Melodye la que la dejó embarazada con esas pequeñas
pedazos de mierda. —Quarter me provoca y todo dentro de mí
quiere simplemente apretar el gatillo y acabar con la vida de este hijo
de puta, pero tenemos asuntos más importantes que atender, como
dónde mierda está mi mujer.
—¿Dónde está Melodye?
—Quién coño sabe. Probablemente ya esté en el fondo de un río
—dice.
—Eso es una mentira y lo sabes. Ella vino aquí para entregarse a
ti. Tu ego es demasiado grande para dejarla ir—le digo y lo arrastro
conmigo hacia la puerta por la que salieron todos.
—¿Jefe?—dice uno de los guardias que nos está prestando
atención y vuelve a apuntar con su arma.
—Quítame esa mierda de la cara. Tengo a este pequeño.
Asegúrate de que esos bastardos no destruyan mi mierda—dice
Quarter completamente molesto porque tiene que hacer algo
conmigo.
Le agarro la nuca con más fuerza y lo empujo en la dirección que
quiero que vaya.
En mi vida pasada, éste sería el final para él. Lo esposaría y lo
llevaría a las autoridades. Eso es lo correcto. Sé que supuestamente
han estado buscando a este hombre durante mucho tiempo, y
debería responder por toda la mierda que ha hecho, pero ahora
mismo, no quiero ser bueno. No quiero pensar en qué hacer en esta
situación. Quiero recuperar a mi mujer y asegurarme de que mi
familia sea vengada por la mierda por la que les hizo pasar. Quiero
que ayude a Skye, y si no lo hace, no quiero que el hombre siga
respirando.
Cuando bajo las escaleras, no veo a Melodye, pero veo a otro
hombre atado por la muñeca a lo que parece un tubo de calefacción.
Ya está muerto, pero no puede haber sido hace mucho.
Me sobresalto cuando algo metálico sale del trasero del muerto y
rueda por el suelo. Una maldita moneda de un cuarto de dólar rueda
hasta detenerse a mis pies.
p
—Realmente tienes un montón de malditos problemas—
murmuro mientras sigo empujando a Muffler más allá del hombre.
—¿Qué puedo decir? No me gusta que las personas me lleven la
contra. Si le hice esa mierda, y él era uno de los miembros más
veteranos de mi equipo, ¿qué carajo crees que le haría a Melodye? Ni
siquiera me gusta esa perra. No era tan buena follando como su
padre me dijo que sería. —Quarter se ríe y muevo hacia atrás el
arma que tengo en la mano y lo golpeo en la cabeza con la culata.
—Vas a decirme dónde está y si quieres vivir después de eso,
llevarás tu culo al hospital conmigo y donarás tu puta médula ósea
para Skye—digo lo más tranquilamente que puedo. Por dentro
siento como si me quemara, pero por fuera apenas me muevo.
—Jódete. ¿Crees que le tengo miedo a un club de moteros de
segunda categoría? Sí, escuché todo sobre los Boys of Djinn y su
búsqueda para hacer de su ciudad un lugar mejor. Esa débil mierda
no es más que un servicio de baile comunitario. No asustan a nadie.
Ahora, si estuvieras con tu antiguo equipo, si todavía estuvieras
viajando con Wire y ellos, podría sudar un poco. Son despiadados,
los Boys of Djinn son solo los cachorritos de esa pequeña
organización. ¿Por qué crees que te enviaron aquí? No podrías
lograrlo allí. —Quarter se ríe y lo vuelvo a golpear con el arma. Ni
siquiera tiene la decencia de intentar devolverme el golpe, sino que
saca un cigarrillo y lo enciende.
Él me sonríe y le devuelvo el gesto.
—¿Honestamente crees que los Wings me enviaron aquí porque
no podía estar con ellos? No, me enviaron aquí porque sabían que
este club necesitaba un asesino. Necesitaban a alguien a quien le
importara un carajo si la siguiente bala terminaba con su vida.
Necesitaban a alguien que pudiera ver a alguien llorar de dolor y
reírse. No estoy seguro de con quién pensabas que estabas jodiendo,
pero yo era un Wings mucho antes de rodar con los Boys of Djinn.
He estado intentando mantener la mierda tranquila, pero ahora creo
que quiero oírte gritar sólo por el gusto de hacerlo. ¿Qué dices
Quarter? Juguemos a este juego. —Camino hacia la pequeña mesa
que ya está instalada en la habitación y recojo las gruesas bridas que
están allí.
Cuando vuelvo a mirar a Quarter, finalmente parece que está un
poco asustado. Excepto que ahora es demasiado tarde. Ahora toda la
fuerza de voluntad que podría haber tenido se ha ido, y no haré esto
para vengar a mis hijas. Estoy haciendo esto sólo para sentirme feliz.
Lo empujo y esta vez intenta defenderse. Es fácil superarlo. Ha
pasado tanto tiempo enviando a todos sus matones a hacer el trabajo
sucio que ya no puede defenderse en una pelea.
Le doy un fuerte rodillazo en la cara y cuando cae sobre una
rodilla, presiono el arma contra la otra y le vuelo la rótula.
Todavía tengo el auricular Bluetooth puesto y escucho a Wya y
a los otros llamándome, pero no respondo. Estoy demasiado
ocupado.
—¡Ah! ¡Cabrón! ¡Eres hombre muerto! ¡Me oyes! ¡Muerto!—dice
Quarter.
—Parece que no entiendes lo que está pasando aquí. A estas
alturas, ese pequeño y débil club de mierda del que estabas
hablando está a punto de terminar de bajar a tus guardias. No hay
nadie aquí para ayudarte. Solo tú y yo. Wire me mostró una manera
de mantener viva a la gente de la manera más dolorosa posible.
Realmente no he tenido la oportunidad de usarlo, pero este me
parece un gran lugar para quedarme por un tiempo—le digo,
mientras lo arrastro desde el suelo y uso las bridas para asegurarlo
justo al lado del hombre que mató antes de que llegáramos allí.
—No te voy a decir nada. ¡No te voy a dar una mierda!—dice y
me escupe en la cara. Utilizo la parte posterior de mi manga para
limpiar la porquería antes de meter la mano en su bolsillo y sacar el
encendedor que tiene allí. Es uno de esos elegantes que no se apagan
hasta que lo cierras. Sostengo la cabeza de Quarter hacia un lado,
exponiendo el lado de su cara al que le falta el trozo, y enciendo el
encendedor. Mantengo la llama cerca de la piel ya en carne viva y el
tipo grita como una maldita alma en pena.
—¡Devin! ¡Qué carajo, hombre!—dice Spark mientras irrumpe en
la habitación.
—¡Quítamelo de encima! ¡Está loco! ¡Quítalo de encima!—suplica
Quarter y Spark se acerca a mí para tratar de alejarme.
Con un fuerte empujón, empujo a Spark y el resto de los Boys of
Djinn entran en la habitación.
Miro a Wya y sé que este es el límite Si me dice que no puedo
hacer esto, ya no seré miembro del MC. Esto necesita ser
jodidamente hecho.
—Déjalo, Prez. A veces la gente sólo necesita recibir lo que les
espera... dolorosamente—dice Preston. Estoy en shock, pero no
demasiado. Estuvo mucho tiempo dando vueltas con el enemigo, si
alguien sabe lo catártico que es una buena sesión de tortura, estoy
seguro de que es él.
—Esto es lo que hacen los Enforcer, ¿verdad?—dice Brendan
desde la esquina. Y me vuelvo hacia él. Nunca había pedido el
puesto de Enforcer, pero con mucho gusto lo aceptaría.
—Sí, esto es lo que hacen. —Wya todavía me mira fijamente—.
Haz lo que tengas que hacer, sólo asegúrate de recordar quién eres y
qué parche tienes en tu chaleco. —Se da vuelta y me deja en la
habitación con Quarter.
Sonrío, pero antes de darme vuelta, busco a Brendan.
—Encuentra a Melodye. No está siendo muy comunicativo en
este momento, pero haz lo que puedas para encontrarla—le digo y
Brendan asiente con la cabeza.
Una vez que el resto de mis hermanos salen de la habitación,
dejándonos solo a Quarter, al hombre muerto colgado a su lado y a
mí, le sonrío ampliamente.
—Ahora, ¿qué estabas diciendo acerca de que somos un montón
de afeminados?
Capítulo 21

Melodye

No puedo jodidamente respirar.


No sé dónde está nadie, pero sé qué si no salgo pronto de este
congelador, voy a morir.
Cuando escuché todo el alboroto que había en el piso de arriba,
estaba segura de que eran Devin y el resto de los muchachos del
club. No quería que vinieran por mí, pero en el fondo estaba segura
de que lo harían.
—¡Mierda!—me maldigo a mí misma y me acurruco aún más en
un rincón.
Ian me empujó aquí cuando subió a ver qué pasaba arriba. Éste
parece ser su escondite favorito porque, junto con la comida del bar,
hay otros tres cadáveres aquí. Todos colgando como si estuviera en
la maldita mafia o algo así. Uno de ellos parece como si estuviera
muerto de miedo cuando los empujaron aquí porque sus ojos
todavía están abiertos y su boca caída en un grito silencioso.
Mis ojos comienzan a sentirse pesados cuando las etapas iniciales
de la hipotermia comienzan a aparecer. Voy a morir congelada.
—¡No! ¡No así!—me digo, cabreada por haberme dejado meter en
una situación como ésta. Pensé que estaba haciendo lo correcto, pero
lo único que logré fue quitarles una madre a esas niñas. No quiero
ver a Skye pasar por sus últimos momentos en esta tierra, pero
tampoco quiero perdérmelos. No quiero perder ni un minuto
cuando se trata de mis hijas.
Me levanto de la esquina y camino por el espacio reducido.
Me acerco a los cadáveres y rebusco en sus bolsillos, no para
sacar nada, más como para darle a mis manos algo que hacer. El
primer cuerpo no tenía billetera, pero había una caja llena de
condones en su bolsillo trasero. Quizás estaba en camino de follar.
Lo siento por él.
El siguiente tenía una billetera en el bolsillo del pantalón y
cuando la saco me sorprende lo que veo. Es la identificación de un
agente del FBI. No estoy segura de qué tiene que ver Ian con él, pero
el hecho de que el hombre esté muerto en su congelador significa
que posiblemente podría haber una tormenta de mierda en camino.
Todo el mundo sabe que no se mata a ningún agente del gobierno.
Este idiota tiene uno con hielo en el congelador.
Si pudiera hacer llegar esto a las personas adecuadas, tal vez a
algunas de las personas que Devin y el resto del club conocen,
quizás podamos convencer a Ian de que tiene que ayudar a su hija.
Quizás puedan ofrecerle algo que yo no puedo. Tomo la
identificación y la guardo en mi bolsillo antes de regresar a la puerta
principal. No hay salida, pero escuché a toda esa gente arriba antes.
Tal vez si golpeo lo suficientemente fuerte, ahora me oirán.
Utilizo toda mi fuerza y cada gramo de fuerza de voluntad para
patear y golpear la puerta con la mano.
—¡Oíd! ¡Estoy aquí! ¡Ayuda!—grito y pateo. Hago esto hasta que
no puedo escucharme por el zumbido en mis oídos. Mientras me
apoyo contra la puerta por un segundo para recuperar el aliento,
siento un golpe contra el metal. Doy un paso atrás, preocupada de
que solo sea Ian que regresa para castigarme.
Cuando se abre la puerta y English es la primera persona que
veo, casi lloro de alivio.
—Oh, nunca pensé que estaría tan feliz de ver a un británico en
mi vida—digo, le echo los brazos al cuello y lo abrazo con fuerza.
—¡Maldita sea! Estás helada—dice, y tengo que luchar contra la
tentación de echarme hacia atrás y decir no me digas. Estaba en el
congelador, ¿pensó que saldría de allí calentita?—. ¡Muchachos! La
tengo. Está aquí abajo—dice a través de unos auriculares Bluetooth,
y solo toma un segundo, antes de que el resto de los Boys of Djinn se
unan a nosotros.
No veo a Devin.
—Dónde... do... —Aprieto los dientes, tratando de obligarme a
evitar que castañeteen—. ¿Dónde está Devin?—pregunto, y Wya
solo me mira por un segundo, antes de desviar la mirada.
—Está pasando un rato a solas con tu ex—responde Cody.
—¡No! Tienes que detenerlo. Lo necesitamos—digo, mi voz
todavía temblando por el aire gélido.
—No podemos obligarlo a ayudar a Skye. No hay nada que
podamos hacer al respecto—responde Preston.
—Incentivo... nosotros podemos... darle algo que quiera—digo, y
saco la billetera que le quité al agente en el congelador.
Preston la abre y se queda boquiabierto.
—¡Maldita sea, no puede ser! —Se levanta de un salto y corre
hacia el congelador. Abre la puerta y ve al hombre todavía colgado
allí.
—¿Quién es ese?—pregunta Brendan.
—¡Es el maldito Lynch! Sabía que estaba sucio, pero no pensé que
hubiera llegado tan lejos. No es de extrañar que haya estado
desaparecido. El hombre ha estado atrapado en el congelador de
Quarter—dice Preston.
—Ahora estoy seguro de que el bureau querrá llegar a algún tipo
de acuerdo para asegurarse de que Ian ayude a esas chicas. Quiero
decir, ¿qué son diez años menos de una sentencia de cadena
perpetua?—dice Brendan en voz alta, y es exactamente lo que estaba
pensando.
Ian hará cualquier cosa para asegurarse de seguir con vida. Si eso
significa que tiene que donar algo de médula ósea para hacerlo,
estoy segura de que aceptará el trato.
—¡Mierda, Devin!—dice Wya y entra en acción. Salta y sale
corriendo en una dirección diferente. Hago lo mejor que puedo para
seguirlo, pero mis piernas están muy rígidas.
—Aquí, necesitas relajarte—me dice English.
—No, necesito llegar a Devin. Necesita ver que estoy bien. Él me
necesita de la misma manera que yo lo necesito—le digo, y English
suelta un suspiro de molestia antes de inclinarse y ayudarme a
levantarme del suelo. Cojeamos por algunas habitaciones y veo a
Devin cubierto de la sangre de Ian con una bolsa de monedas de
veinticinco centavos en la mano y la mirada de un asesino en los
ojos.
Capítulo 22

Devin

No puedo decir si estoy viendo un fantasma o si Melodye


realmente está parada ahí junto a English.
—Tienes que parar, hermano—dice Wya y yo sacudo la cabeza.
Es una alucinación. No voy a parar porque sé que una vez que lo
haga, tendré que lidiar con el hecho de que dejé que ese imbécil
destruyera la felicidad que invadió mi vida.
Yo quería una familia.
Quería el mismo tipo de amor que tenían Wya y Cody, pero
nunca supe hasta qué punto eso cambiaría mi vida. Si no encuentro a
Melodye, no estoy seguro de cómo esperan que viva. No quiero
nada más que a ella y esas niñas. Ian Mcclean me quitó eso y ahora
es el momento de que pague por lo que ha hecho.
Le abro otro trozo de su piel y meto una moneda de cuarto de
dólar caliente como si su cuerpo fuera una máquina de chicles en el
supermercado. Excepto que en lugar de que él me dé golosinas,
tengo que esperar a que deje de gritar de dolor mientras el metal lo
quema de adentro hacia afuera.
—¡Detente, joder! ¡Idiota loco! ¡Detente!—grita y me pongo a
calentar la siguiente moneda.
—¡Devin! Tienes que parar. Lo necesitamos para Skye—dice
Wya de nuevo.
—Sabes que no va a ayudar a Skye. Lo único para lo que sirve
ahora es para morir—murmuro y espero a que el metal se vuelva
rojo brillante antes de abrir otro punto en el cuerpo de Ian y deslizar
la moneda dentro.
—Lo hará si quiere mantenerse alejado de la silla eléctrica—dice
Preston, y cuando me doy la vuelta, tiene el teléfono en alto para que
pueda ver a Bishop en FaceTime.
—Él mató a un agente federal, Devin. Lo tenemos en un puto
aprieto ahora mismo. Estoy seguro de que él, Candy y yo podemos
llegar a un acuerdo sobre lo jodidamente difícil que va a ser su
tiempo en prisión. Si quiere vivir, ayudará a Skye—
—Lo haré, joder, simplemente aléjeme de él. Ayudaré a la mocosa
—dice Ian, y antes de que pueda reaccionar, un par de brazos rodean
mi cintura. No los brazos de mis hermanos, sino los brazos de mi
mujer. Me giro en el lugar y veo los intensos ojos azules de Melodye
mirándome.
—Vuelve a mí, Devin—me susurra, y eso diezma cada muro que
he construido para superar esta sesión de tortura.
—¿Melo? ¿En qué mierda estabas pensando? —La sacudo
suavemente, sin querer lastimarla, pero queriendo que sepa que
estoy enojado.
—Estaba pensando que necesitaba encontrar una manera de
salvar a mi familia. Incluido tú—dice antes de inclinarse y besarme
en la boca. Todos los miedos a los que me aferraba se desvanecen y
la aprieto contra mi cuerpo.
—¿Estás bien? ¿Ese bastardo te lastimó? Lo mataré, lo juro. —
Mirando por encima del hombro, veo a mis hermanos sacándolo de
sus ataduras.
—Te creo. Después de lo que acabo de ver, estoy segura de que
no hay nada que no harías por esas niñas.
—Y por ti, no hay nada que no haría por ti y esas niñas. Eres mi
puto todo, Melodye—le digo y paso mis dedos ensangrentados por
la parte inferior de su cabello—. Sé que estabas en una situación de
p q
mucho estrés cuando dejaste ese mensaje en video, pero eso no
cambia lo que siento.
—Yo tampoco. Te amo, Devin. Ni siquiera sabía lo que era el
amor hasta que te conocí, y aunque todo esto es un gran desastre con
Ian, quiero estar contigo y ver qué sale de esto—dice, y mi corazón
se calienta.
—Yo también te amo, Melodye. Sé exactamente lo que saldrá de
esto. Felicidad. La felicidad que todos merecemos.
Epílogo

Melodye

N
— o me siento bien, Ma. Sólo quiero tomar una siesta, ¿vale? —
La vocecita de Skye me rompe el corazón mientras trato de
persuadirla para que se levante de la cama.
Parecía que en el momento en que descubrimos que Skye estaba
enferma, la enfermedad decidió acelerarse. Solo unos días después
de que los médicos nos dijeron algo, ella ya había perdido las ganas
de salir a jugar. Por suerte para nosotros, Candy y Bishop lograron
llegar a un acuerdo en el que Ian no fue enviado a una prisión
Supermax 2que estaba repleto de personas con las que tenía
problemas. Nada como garantizarle que si no ayudaba sería usado y
abusado por el resto de su vida para lograr que Ian fuera más dócil.
El trasplante está programado para la próxima semana, pero
hasta entonces, solo tenemos que mantener a Skye lo más cómoda
posible. Es difícil verla sufrir así y a su hermana también, pero al
menos sé que ahora tiene muchas posibilidades de estar bien.
—Está bien, cariño, vuelve a dormir. Pero necesito que comas
algo la próxima vez que te despiertes. Tenemos que mantenerte con
fuerzas. —Paso mi mano sobre su cabello rizado y ella asiente una
vez antes de cerrar los ojos y volver a dormir.
—¿Ella está bien?—pregunta Iona desde dónde, está sentada en
la mecedora leyendo un libro que Devin le compró. Cuando
descubrió que su hermana estaba enferma, se negó a separarse de su
lado. Si Skye quería salir, Iona estaba junto a ella. Si Skye quiere
dormir todo el día, Iona está ahí durmiendo a su lado. Ni siquiera
puedo imaginar lo que pasaría si perdiéramos a Skye.
—Sí, cariño. Ella estará muy bien. —Le sonrío antes de
levantarme, dejándolas a los dos solas en su habitación.
Cuando entro, Devin está en nuestra habitación mirando su
teléfono.
—Oye, ¿cómo está? ¿Quiere levantarse?— me pregunta al
instante.
—No, sólo dormir. —Me encojo de hombros y observo cómo
aprieta la mandíbula, haciendo que esa articulación se levante.
—No entiendo por qué tenemos que esperar una maldita semana
para conseguirle la ayuda que necesita. Que se joda Ian y su
bienestar. Skye necesita ser su máxima prioridad—estalla.
—Lo es, pero ambos, Ian y Skye, necesitan estar lo más sanos
posible para que esto funcione. Ella todavía se está recuperando de
la mordedura de la serpiente. Sólo tienen una oportunidad para esto,
así que preferiría que se tomaran su tiempo y lo hicieran bien. ¿Vale?
—Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y siento que la tensión
lo abandona.
—Sí. Por supuesto. Sólo quiero que mejore. —Él inclina la cabeza
hacia atrás y lo beso en el costado de su cuello.
—¿Estás tratando de distraerme?, porque funcionará —Aprieta
mi culo y me atrae con más fuerza contra su cuerpo. Ha pasado
mucho tiempo desde que él y yo tuvimos un tiempo a solas en el que
no nos preocupáramos por Skye o por lo que va a pasar con Ian.
Ahora que tenemos un plan completo, creo que es hora de
conocernos más.
—Esa cabaña será bastante grande cuando esté terminada.
Muchas habitaciones—digo, levantando una ceja, pero mirando
hacia arriba, para que él no pueda ver el significado de mis palabras
con tanta claridad. Estoy segura de que todavía puede, pero es
divertido jugar.
—Sí, mucho espacio.
—Estoy pensando que podríamos encontrar una manera de
llenarlo.
Su polla está dura como una roca y me balanceo contra ella
mientras me mira fijamente a los ojos.
—¿Llenarla con qué? ¿Con una cava? ¿Con un gran vestidor?
Me río entre dientes y me inclino hacia adelante para chuparle el
lóbulo de la oreja.
—¿Tal vez con el repiqueteo de pequeños pies?
Él jadea y aparta mi rostro.
—Nos casaremos mañana.
Echo la cabeza hacia atrás riendo mientras él me levanta y me
deposita en la cama detrás de nosotros.
—Comencemos. —Se quita la camiseta y yo me recuesto y espero
a que mi hombre me muestre cuánto me ama.
Epílogo

Brendan

Solía admirar a Bishop. Solía ser el único hombre en el Bureau


que estaba seguro que era honesto y respetable, pero ahora, después
de toda la mierda por la que hemos pasado, tal vez no esté tan
limpio como me gusta pensar.
Todo el mundo cree que estoy siendo paranoico. Me dicen que no
todo es una maldita conspiración, y eso es exactamente lo que la
gente que desarrolla las conspiraciones quiere que pienses. Quieren
que ignores todas las señales, incluso cuando están de un rojo
brillante delante de tu cara.
Yo no. Siempre tengo los ojos bien abiertos.
Incluso cuando la amenaza es un pequeño agente con el cabello
de un duendecillo y un nombre como jodida Candy.
Ella no va a sorprenderme. No me importa lo dulce que sea, veo a
través de ella.
Fin
EL CONO del SILENCIO
Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición

El Jefe
Diseño

Max
Notas

[←1]
[←2]
Son prisiones de alta seguridad o la parte de una prisión donde
residen los prisioneros particularmente peligrosos.

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