Alvarado Ensalada
Alvarado Ensalada
ENSALADA DE HEROÍNAS
De Marcela Alvarado
CENTENARIOS
Ciudad de México
Febrero 2009
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PERSONAJES
por orden de aparición:
PRIMER CUADRO
“Lo Cortés no quita lo caliente”
CORTÉS
MALINCHE VIEJA
MALINCHE JÓVEN
MUJER INDÍGENA, ACOMPAÑANTE
SEGUNDO CUADRO
“La musa”
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
VIRREINA, LEONOR CARRETO
PADRE CALLEJA
TERCER CUADRO
“El apetito del Corregidor”
ELODIA, SIRVIENTA
DOÑA JOSEFA ORTIZ DE DOMÍNGUEZ
CUARTO CUADRO
“El placer de tocar”
LA GÜERA RODRÍGUEZ
HERMENEGILDA, AMA DE LLAVES
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QUINTO CUADRO
“Los devaneos de Max”
MAXIMILIANO
CARLOTA
SEXTO CUADRO
“Mis Adelitas”
CARMEN DE DÍAZ (MUJER DE DON PORFIRIO)
SARA PÉREZ (MUJER DE MADERO)
PANCHO VILLA
LA CHORREADA, ADELITA 1
SABINA, ADELITA 2
JOVEN MODERNA
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PRIMER CUADRO
“LO CORTÉS NO QUITA LO CALIENTE”
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siéntate, deja de moverte, quédate en silencio y
encontrarás al señor nuestro ahí, es tu centro
invisible, el que te une a él. Somos como las
cuentas del collar de la creación y estamos unidos
unos con otros, cada uno ocupando el lugar y el
espacio que le corresponde. Cuando alguno jala
más de la cuenta para un lado, altera todo el orden
de los cielos y el cielo se abre, l tierra se abre.
Cuando uno se separa ya no irá a caer donde
debería, ya no caminará donde debería caminar y
ya no irá a morir a donde debería morir porque su
luz se rompió, porque todo forma parte del todo y
todo repercute en el todo.>
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luz se rompió, porque todo forma parte del todo y
todo repercute en el todo.
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MALINCHE VIEJA: También mi señor ya ni la friega. Cuando llegó a
Veracruz le mandó preparar de bienvenida un
pescado zarandeado, envenenado.
CORTÉS: Pero no se lo comió, siempre ha padecido de
agruras estomacales y jaqueca.
MALINCHE VIEJA: Y para mi desgracia, es su mujer legítima.
CORTÉS: Hay Marina, Marina. Yo veo la llegada de Catalina
como una especie de castigo divino, por las
crueldades cometidas, de aquí, y de allá. Por el
achicharramiento de los pies del señor Cuauhtemoc.
MALINCHE VIEJA: ¡Ni me lo recuerdes!
CORTÉS: Todo por la maldita codicia.
MALINCHE VIEJA: Vas y chingas a tu madre. (LE MIENTA LA MADRE.
LE DA LA ESPALDA Y RECLAMA EN NAHUATL).
<Este hombre es insaciable> (SALE).
CORTÉS: Ni como ayudarla.
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AMBOS SALEN MIENTRAS LA LUZ DISMINUYE. SE ESCUCHA SONIDOS
DE CARACOLES Y CONCHAS DE MAR. MALINCHE JÓVEN ENTRA CON
CASCABELES Y BAILA. LA SIGUE SU ACOMPAÑANTE.
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te preocupes. Tu no existes en mis códices, hace
mucho tiempo que te borré.
OSCURO
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SEGUNDO CUADRO
“La musa”
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SOR JUANA: Sí, me honra con su amistad la Marquesa.
PADRE CALLEJA: Hay que cuidarse de las lenguas viperinas…
Pasando a otra misiva Juana, sobre su nutrida
biblioteca…
SOR JUANA: Deje en paz a mis libros … tiene dos horas aquí
sentado interrogándome y no se exactamente qué
es lo que busca Padre Calleja…
PADRE CALLEJA: Algunos libros que dicen tiene usted…
SOR JUANA: ¿Cómo cuáles?
PADRE CALLEJA (ENOJADO): ¡Que impertinente es usted en ocasiones!
Esos libros están prohibidos por la Santa Inquisición
y eso es suficiente.
SOR JUANA: ¡No me obligue siquiera a mencionar su nombre!
PADRE CALLEJA: ¡Basta Juana! ¡Basta! Imploro la luz del Espíritu
Santo para que la ilumine y a mi también.
(IMPLORA AL CIELO) ¿Qué hacer con esta Dama?
SOR JUANA: Con todo respeto … ¿está usted obsesionado con
mis pecados y el juicio final?
PADRE CALLEJA: El juicio final se nos está viniendo con todo el
embrollo de la carta que escribió usted, criticando el
sermón del Padre Vieira. Luego ese invento de la
respuesta a Sor Filotea, de Don Manuel Fernández
de Santa Cruz, Obispo de Puebla, ¿dígame usted
cómo saldremos de esto?
SOR JUANA: El clero también tiene sus diferencias y
predilecciones, yo sólo soy una víctima, hay algo
más profundo en las entrañas de la Iglesia… los
Obispos Señor, ¿Qué puedo hacer yo?
PADRE CALLEJA: Estar quieta… su capacidad para fabricar metáforas,
para interpretar alegorías… para resolver enigmas,
¡tiene que cesar!
SOR JUANA: La envidia de los hombres…
PADRE CALLEJA: ¿No se cansa de blasfemar?
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SOR JUANA: Que se sienten acomplejados y superados por una
mujer… (MUSTIAMENTE) ¡Y no lo digo por usted
Padre!
PADRE CALLEJA: Me he sorprendido pensando en usted por las
noches… su voz ingeniosa, trémula, soñando con
sus composiciones, profanas, sonetos redondillas
(CON FRENESÍ) Detente sombra de mi bien
esquivo (CAMBIA DE VOZ) esta tarde mi bien,
cuando te hablaba, piramidal, funesta…
SOR JUANA: ¡Padre!, ¡Padre! (LO TRANQUILIZA) Tranquilícese,
tome asiento.
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en la canastilla sus recados, con su letra barroca o
gótica perfecta, digna de una poeta… esa
capirotada que me mandó ayer, la tuve que
esconder del Padre Calleja, es muy glotón y se la
quiere comer toda.
SOR JUANA: Por cierto, tengo aquí unos dulces de leche, de higo
y de mamey… muy exclusivos, sólo se los doy a mis
preferidos, ¿quiere uno?
PADRE CALLEJA (SABOREANDOLO): Sí, sí, por supuesto, ¿cómo los hace?
SOR JUANA: Debe comprar un kilo de mamey y otro de higos,
poner agua a hervir…
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aliento: “No es correcto que una monja acumule
riqueza. Afuera los pobres mueren de hambre”. Son
libros que me ha regalado doña Leonor Carreto, la
virreina. Cada uno de esos libros fue pensado y
traído especialmente para mí. Están dedicados por
ella y por su marido el Marqués de Mancera.
¡Ningún libro saldrá de mi biblioteca! ¡ y escúcheme
bien, don Francisco Aguiar y Seijas! ¡Tampoco le
daré mis instrumentos musicales prehispánicos que
he coleccionado durante años! ¡Ni un tambor, ni una
flauta, ni siquiera una ocarina! ¡Primero muerta!
(LLORA. LA LUZ DISMINUYE MIENTRAS ELLA
ENCIENDE VELAS) Tengo hambre, se me antojan
unas torrejas con miel de maguey y un trocito de
canela. No, mejor unas gorditas de nata, de esa
maravillosa receta. Como me acuerdo del Padre
Calleja, cuando entró furioso a mi locutorio,
buscando en el arcón mi recetario, ja, ja, ja, pero no
estaba, yo lo había escondido antes de que lo
quemara. Me impide deliberadamente, a cuantos me
gané, por mi comida (CUENTA CON LOS DEDOS
HASTA DIEZ, SE RÍE). ¡No quiero penumbras!
(ENCIENDE MÁS VELAS). ¿Estás ahí Sandoval?
Fuerza de animal. Dañaste mi cuerpo y mi alma
(AVIENTA UN ZAPATO) ¿Cómo me dijiste?
¡Bastarda! Y saliste de mi alcoba, robándome el
aliento y mi rabia contenida. (SE HINCA
CONFESANDOSE BAJO UN ZENITH). Padre
Antonio, colaborador del Santo Oficio, intercambió
complaciente de sonrisas Juana… No, No, ¿le lanzó
una mirada lasciva?… No, nada, ni siquiera el
pensamiento más íntimo y pasajero… (EXALTADA)
los Jesuitas, los Dominicos, los Carmelitas…
ninguno de ellos. (SE LEVANTA Y VA HACIA LA
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VENTANA) Ninguno tuvo piedad de mi (TRATA DE
ACERCARSE A LA VENTANA) ¡Huele a tortilla
quemada! Sigo teniendo hambre. (MIRA POR LA
VENTANA). Debería estar en una estrella. ¡Esa!
(SEÑALA AL CIELO). Esa estrella roja…
OSCURO
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TERCER CUADRO
“El apetito del Corregidor”
PRIMERA ESCENA
HAY ELEMENTOS DE UNA COCINA COLONIAL MEXICANA DE LA
ÉPOCA, UNA MESA GRANDE CON OLLAS LLENAS DE COMIDA, FRUTAS
Y VERDURAS. ELODIA HECHA TORTILLAS AL COMAL Y PRUEBA LA
COMIDA.
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SALE DOÑA JOSEFA. ELODIA MENEA LOS GUISOS Y DESPUÉS ESPIA.
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Epigmenio González, encontraron armas, lo
detuvieron. Avise a todos los compañeros, en
especial al cura Hidalgo. En este momento, no sé
cuál será la decisión del Corregidor hacia mi
persona.
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ELODIA: De la chingada, Ay Doña Pepa, perdón, perdón, yo
también estoy muy nerviosa.
DOÑA JOSEFA: Pues si, las cosas están hasta allá, Elodia, corre por
el Eliu, que es el mejor jinete que tenemos en casa,
que esté listo para salir de inmediato a Dolores, para
avisarle a los Insurgentes.
ELODIA: Enseguida voy a la caballeriza a buscarlo.
DOÑA JOSEFA: Mucha discreción con los demás…
ELODIA: Si Doñita, Corregidora, usted a lo suyo y yo a lo mío.
DOÑA JOSEFA: ¡Machitos en chipotle!
ELODIA: Es nuestro último as.
DOÑA JOSEFA: Va a decir que porqué tanta comida, no combina.
ELODIA: Dígale que es por los festejos de la Virgen del
Carmen. Ya sabe que es muy devoto.
ELODIA: Eliu, Eliu, sí, usted, venga pa’ ca, que le voy a dar
un recado de la Corregidora.
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PONE LA CARTA EN UN SOBRE. ENTRA ELODIA COMO DESAFORADA.
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ENTRA LA CORREGIDORA Y LA SORPRENDE ESPIANDO.
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DOÑA JOSEFA: Al grano, ¿qué escuchaste en el mercado?
ELODIA: ¿Pa’ que quere mortificarse más?
DOÑA JOSEFA: Habla mujer, ¡Habla!
ELODIA: Dicen que a los que agarren conspirando los van a
fusilar.
DOÑA JOSEFA: Ojalá no suceda. Lo afrontaré con mucha dignidad.
ELODIA: Saque eso de su boca y de su mente, que eso no
sucederá.
DOÑA JOSEFA: ¿Qué te dijo mi comadre? ¿No mandó carta?
ELODIA: Pos no. Está re te vigilada. Que le dijera que en
varias ciudades hay revuelta.
DOÑA JOSEFA: ¿Qué más sabes?
ELODIA: Me dijo el carnicero Nico que las fuerzas reales ya
fuero a tratar de sofocar a los alzados y me dijo que
en Valladolid descubrieron una conspiración de
oficiales criollos y los implicados fueron a dar a la
cárcel, acusados de traición. Hubo muchos muertos.
¡Mataron a mujeres y niños!
DOÑA JOSEFA: Habrá mucha sangre derramada con la esperanza
de un país libre y soberano. Hemos tenido
trescientos años de opresión a indígenas, mestizos
y criollos. Y ahora en España no hay rey. Esta es
nuestra oportunidad. La nueva España parece
despertar de un letargo de casi tres siglos. Ya nadie
podrá parar esto, ¡ni siquiera el virrey arzobispo
LIzana y Beaumont nos podrá detener!
ELODIA: Y menos con su discurso blandengue… Cuentan que
el movimiento ha cobrado mucha fuerza.
DOÑA JOSEFA: Es sólo el preludio de lo que vendrá.
ELODIA: Se escucha por doquier el grito de libertad, en la
plaza, el mercado, la iglesia.
DOÑA JOSEFA: Son gritos de muerte.
ELODIA: Pues esto apenas comienza.
DOÑA JOSEFA: No Elodia, empezó con Hernán Cortés.
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ELODIA: ¿De verdad? Pero alégrese, que el cura Hidalgo
tomó a nuestra Señora de Guadalupe como
bandera.
DOÑA JOSEFA: La Virgen es de todos, no del clero.
ELODIA: En la misa de hoy, el padre Josefo se salió del
sermón y habló mal del cura Hidalgo.
DOÑA JOSEFA: ¿Qué dijo ese mequetrefe?
ELODIA: Que el cura Hidalgo era un seductor de alma, y miró
de reojo a donde se sienta usted siempre, toditos
nos dimos cuenta.
DOÑA JOSEFA: Estoy muy preocupada por el Corregidor, estas son
las primeras consecuencias que tendrá que afrontar.
ELODIA: ¿Y su matrimonio?
DOÑA JOSEFA: Después de esto, no quedará mucho por rescatar.
ELODIA: Su suegra comenta que usted le arruinó su vida
política y que el escándalo se sabrá en todo el país.
Lo único que le interesa es quedar bien con la
sociedad.
DOÑA JOSEFA: Mis hijas ¿como están?
ELODIA: Afligidas y afectadas. Porque el padre Josefo habló
con ellas y les comentó que sólo podría intervenir
para que la mandaran a un convento (LLORA).
¡Para siempre! Que eso y más se merecía, ¡por
revoltosa!
DOÑA JOSEFA: ¿A un convento?
ELODIA: Y a usted que no le gusta rezar.
DOÑA JOSEFA: Y el señor corregidor ¿qué dice de esto?
ELODIA: No, pos él muy tristón. Está arreglando pa que no se
la lleven a la ciudad de México, quiere ir a hablar
con el Virrey.
DOÑA JOSEFA: Que no interfiera, ¿por qué no voy a negar mi
participación!
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ELODIA: Cálmese, cálmese. De cualquier modo, no puede
estar en la trifulca; se habla que la turba no deja
nada a su paso.
DOÑA JOSEFA: Se irán en contra de las propiedades de la corona.
ELODIA: Pos ya lo están haciendo, que Aldama, Allende y
Jiménez, con la venia del cura Hidalgo, le permiten
a la turba saquearlo todo.
DOÑA JOSEFA: En esta cruzada, ¡habrá muchos bandos y
traiciones! A ver que ingenio te arreglas Elodia para
conseguirme papel y plumas, sin que se de cuenta
el Señor Corregidor, tengo que redactar algunas
cartas antes de que me lo impidan para siempre.
Que Eliu se prepare, porque deberá ir a la ciudad de
Puebla de los Ángeles.
ELODIA: Ahora si me lo manda bien lejos, por lo menos son
varios días.
DOÑA JOSÉFA: Tiene que ir a visitar a la familia López.
ELODIA: Cuando venga el Corregidor y le traiga la canasta
con comida, en el fondo le pongo todo lo que usted
me pide, de paso le entra al pozole y al agua de
chía, que me quedo bien buena. Doña Pepa, voy
pues volando a preparar todo.
OSCURO
LA LUZ SE DESVANECE.
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CUARTO CUADRO
“EL PLACER DE TOCAR”
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ni antes, ni después. Hay que tener a las hombres
contentos…
HERMENEGILDA: Hablando de caballeros, el Barón Humboldt está
encantado con usted. Dijo que lo enloqueció con la
cena que preparó ayer. (TRUENA LOS DEDOS).
¿Cómo le nombró el Barón a su guiso?
LA GÜERA: Chiles en nogada del ejercito trigarante.
HERMENEGILDA: Dijo que nunca había probado tal exquisitez.
LA GÜERA (ENOJADA): Para ser dama de compañía tienes que ser más
sutil, además, no estábamos hablando de Bolívar,
tan sólo de recordarlo… me da una pilo erección.
HERMENEGILDA: ¿Qué es eso?
LA GÜERA: Que se me pone la piel de gallina.
HERMENEGILDA: ¡Ah!
LA GÜERA: Ese Caraqueñito… aprendí tantas cosas de él… y él
de mi (RÍE). Cuando apenas era un mozo, le mostré
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detalladamente, la geografía de mi cuerpo y él a su
vez, me habló del movimiento de independencia, de
las colonias españolas, se me quedó muy grabado
un pensamiento de él: “más han perdido nuestros
pueblos por la ignorancia, que por la fuerzas
militares”.
HERMENEGILDA: Ya me queda aclaro que le gustan los políticos,
güerita.
LA GÜERA: No, me gustan los hombres que tienen
pensamientos profundos y se cuestionan sobre los
derechos del ser humano. Pero por ahora, me
interesan otros caudillos.
HERMENEGILDA: Con el zaz de sus encantos, Don Agustín de Iturbide
ya se cambió de bando y dejó de ser realista.
LA GÜERA: Es verdad que Agustín fue sensible a mis encantos
y recapacitó.
HERMENEGILDA: Cada día que pasa, usted tiene más poder con los
independentistas, la escucha y admiran, ya hasta
hacen parodias de usted.
LA GÜERA: ¡No me digas! Esa si que no me la habías contado.
HERMENEGILDA: Según refieren que el águila imperial, no es otra
cosa que el águila en la alcoba.
LA GÜERA (SE RÍE): Bueno, es verdad que presta particular atención a la
figura femenina, ¡pero que mal pensados!
HERMENEGILDA: Comentan que el águila está de frente, con las
piernas abiertas.
LA GÜERA: ¿En donde oíste eso?
HERMENEGILDA: En la plaza mayor, y la comparaban con el cura
Hidalgo, que dejó el rebaño para ser el caudillo
sagrado. Y hay otra más picante, sobre la güera
Rodríguez, dicen que usted es como…
LA GÜERA: Basta de tanta palabrería, lo más importante ahora
es propiciar el encuentro de Agustín y de Guadalupe
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Victoria, el plan de la Proeza debe llevarse a cabo…
¡ahora!
HERMENEGILDA: Hagamos una tertulia, con ellos, con los
independentistas… ¡pero en grande! Como le
gustan a usted.
LA GÜERA: En la casona de los perros.
HERMENEGILDA: El clima, la naturaleza, las flores, la comunidad, eso
los pondrá a todos muy relajados (ALTERADA)
prepararemos comida española, criolla, o mexicana.
LA GÜERA: Jabalí en salsa de castañas, o fabada…
HERMENEGILDA: Lechón o venado en salpicón…
LA GÜERA: Prefiero la mexicana, muy condimentada, con sus
salsas picantes, que revolotean la glándula salival…
HERMENEGILDA: ¿Lo dice por el chile?
LA GÜERA: Exactamente, pero no será una tertulia en la Casa
de los Perros, esto es más serio… El encuentro de
Iturbide y Victoria, la paz en Acatempan, hasta que
se abracen quedarán en paz los dos.
HERMENEGILDA: Guadalupe Victoria es un señorón, sencillo, valiente,
sin ambiciones personales, como otros… Hoy en día
no encuentras gente así.
LA GÜERA: ¿Sabías que se cambió el nombre ante notario?
HERMENEGILDA: Si, bien Guadalupano que es
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HERMENEGILDA (SENSUALMENTE): Que prometieron ayudarnos.
LA GÜERA: A la causa. Mientras, sigue practicando lo del
espárrago.
HERMENEGILDA: ¡Ay güerita! hubieras visto, te matas de risa, primero
me atragante, por poco me ahogo, después me vino
un acceso de tos.
LA GÜERA (RIÉNDOSE): Tienes que lograrlo mujer.
HERMENEGILDA: Me dije a mí misma, si la güera, cuando se mete el
espárrago hasta la garganta no hace tremolina, ni
pujido de vómito, nada, no se oye ni un ay. Yo
también lo quiero hacer.
LA GÜERA: ¿Con qué espárrago lo estás practicando?
HERMENEGILDA: Me dijo que usará el blanco, el de las hortalizas
mexicanas…
LA GÜERA: Sí, porque el americano está muy duro, te advierto,
así son, algunos más duros y otros más blandos.
HERMENEGILDA: Ya se me antojó
LA GÜERA: El que en pan piensa, es porque hambre tiene.
HERMENEGILDA: Me refería a que se me antojó un chocolatote.
LA GÜERA: Sí, sí, que preparen un chocolate bien caliente y con
mucha espuma, pero a mí no me lo den en jícara, yo
como el Emperador Moctezuma, en vasija de jade.
HERMENEGILDA: Pues voy a disponerlo, por cierto, aquí ya están las
telas Parisinas y los encajes con los colores de
moda que encargó, que hacen que usted sea la
mexicana mejor vestida. Ahora vengo (SALE).
OSCURO
30
QUINTO CUADRO
“LOS DEVANEOS DE MAX”
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CARLOTA (HORRORIZADA): No me hables de ese animal que me repugna,
no soporto los granos de bruja de su cara.
MAXIMILIANO: Es cierto que estuve quince días en cama, pero me
eche a los poblanos en el bolsillo. (SE LEVANTA DE
LA SILLA). En cambio, el idiota de Bazaine se negó
a comer tacos de nenepil y de una pedrada lo
descalabraron a la salida de Puebla. (SE APRIETA
DISCRETAMENTE EL VIENTRE Y DESABROCHA
UN BOTÓN. PONE GESTO DE DOLOR.
CARLOTA: A mi se me hace Max, que sólo de recordarlo te
revuelve el estómago, (RÍE) Ja, ja, ja.
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CARLOTA: (NIEGA CON LA CABEZA) Me acuerdo que una
vez te presentaste ante mí con una canasta llena de
gusanos de maguey, que habías comprado toda la
producción, para regalársela a Benito Juárez en su
cumpleaños. Pero ya me informaron mis asesores,
Max, que el platillo favorito de Juárez son los
“Tamalees Oaxaqueños”.
MAXIMILIANO: (RÍE) Carlotita, mi niña, mi tierno amor. Escucha mi
consejo. Gánate a los mexicanos comiendo. Tú
éntrale duro y parejo a la comida mexicana. Que te
vea Juárez probando un gusano de maguey con
chile piquín, sal y limón,
CARLOTA: Ni muerta. (SE PARA EN LA VENTANA Y
OBSERVA). ¿Desde ahí vez el lago, Max?
MAXIMILIANO: Si.
CARLOTA: Sabes Max, me gustan los ahuehuetes que bajan
desde el castillo al lago.
MAXIMILIANO: No te hagas loquilla. No me cambies el tema.
Hernán Cortés, que se las sabía de todas todas,
hizo la conquista gracias a que Malinche le contó
muchos secretos y uno de ellos fue que comiera
tortillas, así es de que la Malinche le echaba sus
gordas y le daba sus nopalitos de postre.
CARLOTA: ¡Ay, ya cállate que me desesperas!
MAXIMILIANO: En Tlaxcala los españoles usaron sus pergaminos
para hacer mixiotes de barbacoa. Así pudieron
gobernar este explosivo país.
CARLOTA: Entre tú, Napoleón tercero y los dichosos antojitos
¡Me van a volver loca, loca, loca! (CRISPA LOS
PUÑOS; MUERDE EL PEINE Y SALE).
MAXIMILIANO: (VOLTEA A LA GENTE) ¡Ni como ayudarla! (RÍE
BURLONAMENTE). Tú y mi madre se empeñaron
en que viniéramos a construir un imperio de
mariposas. (GRITA) ¡Dr. Samuel Basch! Vamos,
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venga, acompáñeme a cazar mariposas, deje a
Carlota en paz construyendo su imperio. Todos los
mexicanos nos mintieron, fuimos los títeres de
Napoleón. Pobres ilusos. ¡Dr. Basch atrápeme esa
azul, que no la tengo! Carlota cree que tiene una
corona en la cabeza, mientras Napoleón cae, cae,
cae y nosotros junto con él.
CARLOTA (CON UN VESTIDO NEGRO EN LA MANO): Mon cherie, ¿Qué
vestido me pongo para recibir a Juárez? ¿El que
traigo puesto? ¿o este otro?
MAXIMILIANO: Se supone que tienes un año de viuda, Además las
mujeres jóvenes se ven más interesantes de negro.
CARLOTA: Ay Max. Lo que menos quiero es verme atractiva
para Juárez, pero acuérdate que estoy loca y que
puedo vestirme de cualquier color.
MAXIMILIANO: Acuérdate mon cherie, tú muy cortés, muy amable,
mesurada y tranquila.
CARLOTA: No pensarás que quiero conquistar a ese pastorcillo.
Aunque el globo terráqueo se quedara sin hombres
y él fuera el único hombre sobre la tierra, jamás
sería mi amigo.
MAXIMILIANO: Cae más pronto un hablador que un cojo.
CARLOTA: Tienes razón ya que le voy a pedir absoluta
discreción de mi regreso a México. Para la historia,
jamás volví. Necesito que me escolten hasta las
aguas termales de Oaxtepec. Ansío meterme en
ellas, sumergirme una y otra vez, que me limpien los
demonios y los malos pensamientos. Esas aguas,
Max, sueño con llegar hasta ellas...
OSCURO
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SEXTO CUADRO
“MIS ADELITAS”
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CARMEN DÍAZ: Mejor que vaya a consultar lo ouija, o a esos
espiritistas que todo cree. Ellos fueron los que le
metieron en la cabeza tantas cosas.
VOZ EN OFF: Aunque no soy Blas Urrea
ni los periódicos lea
pos no sé ler ni escrebir
la democracia comprendo
y tal como yo la entiendo
se las voy a definir…
pa siembra o pa tamales
han de ser todos iguales…
haiga o no revolución
si todos somos mortales
pos hemos de ser iguales
amo, mayordomo y pión.
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PANCHO VILLA: He visto tanto en esta lucha armada. Estas mujeres
que van con el chiquillo colgando, prendido de sus
tetas… ¡son admirables!
LA CHORREADA: ¿Las ha visto llegar a la bola con sus espaldas
cargadas de ollas y cacerolas?
PANCHO VILLA: Pa que no le falten los fríjoles a la tropa… También
las he visto cargar municiones a los rifles y en
batalla… ¡nunca se rajan!
LA CHORREADA: Entonces está consiente mi general que si hay
tortillas en las bocas de los pelados, es por estas
mujeres.
PANCHO VILLA: ¡De eso ni hablar!
LA CHORREADA: Al contrario mi general, si usted me lo permite, de
eso vengo justamente a hablar.
PANCHO VILLA: Doña Chorreada, no crea que no me doy cuenta
como sufren y se desgarran estas mujeres. Al mismo
tiempo, disfrutan lo que hacen.
LA CHORREADA: Muchas veces secuestradas, o por convicción
propia.
SE ESCUCHA UN CORRIDO.
ENTRE EL HUMO, UNA MUJER REVISA LOS CUERPOS Y TRATA DE
AYUDAR A LOS HERIDOS.
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SABINA: Pos este ya está bien tieso (SE PERSIGNA). ¡Qué
Dios lo tenga en su santo cielo! ¿Qué pasó mi
revolucionario? Te dije que estabas muy chamaco
para estar en la bola. Uno nunca sabe donde va a
nacer y menos donde va a morir. (VA A GATAS Y
REVISA OTRO CUERPO. SACA VENDAS).
¡Aguántate! Aguántate como los machos.
OSCURO FINAL
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TEXTOS UTILIZADOS
Carlos Fuentes, Todos los gatos son pardos. Siglo XXI Editores, 1970.
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