CAPILLA RONCHAMP
● Arquitecto: Le Corbusier
● Año: 1955
● Sitio: Ronchamp, Francia
CONTEXTO:
Tras la II Guerra Mundial y ante la necesidad de reconstruir tanto patrimonio
destruido o dañado, alcanzan notable éxito las nuevas fórmulas arquitectónicas,
tanto a nivel técnico como estético. Uno de los lugares afectados por los
bombardeos fue la capilla preexistente en lo alto de un cerro cercano a la localidad
de Ronchamp, próxima a Belfort, un lugar que tradicionalmente se dedicó a la
peregrinación y culto católicos.
Aunque conocido como uno de los máximos exponentes del racionalismo
arquitectónico, Le Corbusier ensayó con modelos de la arquitectura orgánica,
combinándola con el entorno: siempre fiel a los principios del Movimiento Moderno,
la pequeña capilla de peregrinación de la comuna de Ronchamp es testigo de ello.
Aunque aquí la ensaya por primera vez, esta opción formal orgánica de
planteamiento escultórico será desarrollada en posteriores proyectos del
arquitecto y teórico francosuizo.
ANÁLISIS FORMAL:
La capilla de Notre-Dame du Haut forma parte de un conjunto arquitectónico
que, al estilo de la Acrópolis, requiere un descubrimiento mediante el recorrido al
que invita la colina: para acceder a la visión de la capilla es necesario llegar a la
cima. Conviene recordar su carácter de lugar de peregrinación, y, como
consecuencia de ello, la idea del camino espiritual que simboliza el ascenso hasta la
capilla. Completan el recinto una residencia de los monjes custodios del lugar, un
monumento a la paz realizado en forma de pirámide escalonada con los restos de
un santuario anterior, y un campanario, además de la gran explanada para las
celebraciones al aire libre oficiadas desde la capilla.
El edificio se concibe como un hito autónomo de formas libres, con muros
blancos, ladeados y aparentemente macizos, y una cubierta, además de tres torres
semicilíndricas.
La planta se configura en base a muros de diferente grosor, creando un
espacio orgánico de base mediterránea. Todos ellos son de color blanco,
evidenciando la depuración estética de los postulados arquitectónicos; la cubierta
gris otorga el contrapunto cromático. Las zonas curvas recogen diferentes altares
para diferenciar los cultos y los diversos oficios, correspondiéndose al exterior con
las torres laterales de hormigón armado.
Plano de la Capilla de Notre-Dame du Haut de Ronchamp
Las fachadas son limpias, lisas y blancas, un rasgo característico del
Movimiento Moderno y su interés por resaltar los volúmenes en lugar de la
decoración.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Este pequeño templo, concebido como un monumento escultórico, es un
manifiesto de los postulados de la arquitectura propugnada por el Movimiento
Moderno: los edificios no se captan con un golpe de vista, sino que trascienden la
simplicidad espacial de modelos anteriores requiriendo un rodeo, un paseo, para
que el espectador se introduzca y comprenda en su totalidad la obra. No basta con
contemplarla, como un cuadro: hay que recorrerla, experimentarla, vivirla. La
capilla se configura en gradas, con un propósito funcional de permitir la visión, pero
también con esta idea de descubrimiento progresivo del edificio.
Considerada globalmente, la estructura revela el gusto de Le Corbusier por la
contraposición de volúmenes, equilibrando rectas y curvas y empleando el hormigón
visto, como en otras obras icónicas del autor (Unidad de Habitación de Marsella,
Residencia Suiza de Estudiantes en París…).
La presencia simbólica de la luz juega un papel fundamental. Los
abocinamientos de los vanos en el muro lateral intensifican los colores de las
vidrieras, modificando según la incidencia de la luz exterior sus tonalidades: los
juegos de variaciones lumínicas en los lucernarios crean un efecto místico. Así,
estos elementos otorgan al interior un ambiente de luz y recogimiento para el
peregrino. La luz que proviene de estas vidrieras se complementa con la que
proviene de la rendija situada entre los muros y la cubierta, revelando el carácter no
macizo de los elementos constructivos y abriendo una puerta para soluciones
arquitectónicas que desarrollarán otros arquitectos como Louis Kahn.
Vistas del efecto que produce la luz al interior de la capilla
Se trata de una arquitectura efectista, estéticamente rupturista, que emplea
magistralmente la luz y el color en el espacio cerrado.
La apariencia general del edificio recuerda a un barco, fundamentalmente
por la cubierta; en la fachada este se aprecia fácilmente. Es también una imagen
simbólica: la barca ya desde época paleocristiana representa a la Iglesia como
medio de salvación, según el arquetipo del arca de Noé.
Vista del exterior de la capilla con la cubierta en forma de barca
Es un lugar de meditación, donde la pureza de los materiales y la ausencia
de artificios en un espacio libre establecen un diálogo entre materia y luz que ayuda
a la oración.
Uno de los aspectos más llamativos de la Iglesia, es el cielo curvo. El techo
parece flotar sobre el edificio, apoyándose en columnas incrustadas en los muros,
creando una brecha de 10 cm entre el techo y las paredes. El techo es quizás la
única señal de alguna influencia de los avances mecánicos, simulando las curvas
del ala de un avión. Aerodinámica en el diseño, todas sus cualidades enormes y
pesadas, aparecen sin peso ante la mirada del espectador.
Otro aspecto importante en el diseño de esta obra, son las esporádicas
ventanas que perforan los muros. Las perforaciones son profundas, y con un ángulo
que permite que la luz entre de forma directa. Cada ventana ilumina de forma
distinta debido a su tamaño, posición en el muro y color del vidrio. La luz ingresa
creando un patrón moteado, similar a lo que ocurre cuando se miran las estrellas.
Gran parte de la iluminación del recinto, no se genera gracias a estas ventanas, si
no a la separación de 10 cm entre el techo y el muro.
AMPLIACIÓN
● Arquitecto: Renzo Piano
● Año: 2006 - 2011
● Sitio: Ronchamp, Francia
Una de las tareas más difíciles para un arquitecto es la de proyectar junto a
una obra maestra. Tal es el caso de Renzo Piano, quien ha estado más de una vez
en el ojo de la tormenta por la relación de sus controversiales propuestas (como el
Centro Pompidou en París o el Shard en Londres), pero que también ha sabido
adaptarse con maestría a obras preexistentes (como el museo High en Atlanta). En
esta ocasión, ha asumido el reto de diseñar un monasterio para las Hermanas
Clarisas Pobres y un centro de visitantes en la colina Bourlemont en Ronchamp,
próximo a la Capilla de Notre Dame du Haut, obra maestra de Le Corbusier.
Recién inaugurada se encuentra la ampliación de la Notre Dame du Haut de
Le Corbusier construida en 1955 en Ronchamp, Francia. El proyecto realizado por el
arquitecto italiano Renzo Piano junto al paisajista francés Michel Corajound, busca
ser un gesto tímido dentro del paisaje tomando como principal premisa el respeto y
el valor de este clásico de la arquitectura del siglo XX.
El proyecto se sitúa bajo la pendiente adyacente a la capilla, de esta manera
desde la Notre Dame du Haut el proyecto es casi imperceptible. El programa
contempla un centro de visitantes y un pequeño convento y un oratorio, en este
lugar lo que se privilegia son las vistas al valle y la conexión con la naturaleza, así
fomentar la serenidad y la meditación.
El Centro de Visitantes contendrá una sala de reuniones, oficinas para la
venta de tickets, una tienda, un jardín, espacios administrativos, salas de
investigación y conservación de archivos.
El convento se compone de módulos en hormigón dispuestos según las
necesidades del programa, que se adecuan perfectamente a las actividades diarias
de las hermanas. Además en cada uno de estos se privilegia la relación con las
vistas como un requisito fundamental de cada espacio. También existe un patio de
invierno dedicado a la contemplación. El monasterio incluye un oratorio para
peregrinos y un lodge para pasajeros que necesiten descansar.
Los materiales son bastante sencillos: Hormigón, zinc y madera. Tanto en el
interior como exterior, estos materiales fueron elegidos de tal forma de no competir
con la belleza natural del paisaje, si no más bien servir de marco de él.
Como era de esperarse, la intervención en este emblemático lugar motivó la
protesta de la Fundación Le Corbusier y de muchos arquitectos e intelectuales,
como Richard Meier, Rafael Moneo y César Pelli. (quienes, imagino, no hubieran
tenido reparos si ellos hubieran sido los elegidos para proyectar en este lugar). Por
su parte, Tadao Ando, y Maximiliano Fuksas entre otros firmaron una carta
apoyando al proyecto.
La alternativa de Piano, sin embargo, ha sido humilde al utilizar un lenguaje
sobrio y severo, y al tratar de enterrar la propuesta en la colina, de manera que no
sea percibida desde la capilla y no altere al peregrino la percepción y la experiencia
durante la visita.
El punto de partida de Piano ha sido la integración de su propuesta a la colina
Bourlemont, donde se halla ubicada la capilla. Es un gesto respetuoso hacia Le
Corbusier, quien más bien quería destacar su obra en el paisaje.
La arquitectura sincera su contemporaneidad pero se inserta siguiendo las
características del paisaje. La transparencia que caracteriza la fachada de vidrio
permite una comunicación visual fluida entre el edificio y el entorno.
Es necesario destacar el énfasis dado al paisajismo, proyectado por Michel
Corajoud, relativo a la forestación, preservación de la vegetación y ajardinamiento
de las áreas de expansión.
PROCESO CONSTRUCTIVO
Dado que las celdas se ubican bajo tierra, se procedió a la excavación de la
colina para luego vaciar la estructura de concreto que, a su vez contenga el empuje
del terreno (el proceso me recuerda al utilizado por I.M. Pei en su Museo Miho, en
Shiga, Japón).
EL CENTRO DE VISITANTES
Tras ascender por el sendero que repta por la colina frente a Ronchamp, el
visitante será recibido en una explanada con oficinas, jardines y parqueo.
Perpendicular a éste se ubica el sendero que lleva a la capilla, pero antes aparece
ante sus ojos una estructura de concreto visto, y con una larga fachada de vidrio y
carpintería de zinc, empotrada en la ladera de la colina: el centro de visitantes.
Contiene una boletería, una tienda, un área de reuniones, áreas
administrativas y de investigación y una pequeña zona de exhibición, de la cual he
sacado algunas de las fotos que ilustran estos tres posts sobre la capilla de
Ronchamp. Hay también una chimenea vaciada en concreto, un detalle inusual en
una tienda, pero que personalmente agradecí en aquella fría mañana de la visita.
FORMA: Configuración del terreno - su relación con el paisaje. Responde a
diferentes actitudes: Bienvenida, celebración, servicio, simbolismos.
TECHO: Poder. Voladizo elemento cubierto hacer volar todo, la curvatura la eleva
más.
FACHADA: Radica en lograr que el visitante tenga siempre una percepción distinta
del edificio desde cualquier ángulo que lo vea manteniendo la armonía, dinamismo y
coherencia entre ellas.
El acceso se jerarquiza adoptando el color del concreto y diferenciándolo de las
paredes blancas de los alrededores.
Elemento cilíndrico: Una de las 3 capillas menores.
El protagonista del interior es la LUZ, a diferencia de otras obras del interior no está
plenamente iluminado, por el contrario, es más bien una iglesia oscura, como lo son
algunas iglesias góticas.
La forma de las ventanas en el muro, cuyos cortes se ensanchan oblicuamente,
permiten que la luz se difumina suavemente al interior.
Planta movida y compleja (con ángulos agudos) que, sin perder sus formas claras,
busca un mayor dinamismo y una multiplicidad de puntos de vistas según el
espectador la rodea, obligándole así a participar de una forma activa en la misma
La intervención consta de tres partes principales: el acceso, el convento y el
paisaje. Para mejorar las instalaciones preexistentes, se ha reemplazado la entrada
original por un edificio más funcional que alberga la taquilla, una tienda, un jardín
bioclimático y una sala de reuniones, amén de espacios administrativos y otros
destinados a la conservación y la investigación de los archivos. Inserta en la
pendiente de la colina, la nueva puerta al complejo se funde con el paisaje
circundante, y cuenta con una gran fachada acristalada que se abre a la zona de
llegada de visitantes y al aparcamiento.
Por su parte, el monasterio se compone de doce unidades domésticas
dotadas de espacios comunes (el refectorio y los talleres),
además de un oratorio para peregrinos y una hospedería para quienes buscan retiro
espiritual. Las habitaciones son células independientes de hormigón armado de 2.70
x 2.70 metros, colocadas formando racimos que se extienden con suavidad sobre la
ladera oeste de la colina, abriéndose a las vistas hacia el valle. Sencillas y sobrias,
las habitaciones disponen cada una de ellas de un pequeño invernadero con fines
contemplativos. Por su parte, el oratorio se concibe como una parte del monasterio.
Está incrustado en la colina para crear un espacio en armonía con la capilla de Le
Corbusier y el resto del lugar. Se trata de un espacio que quiere ser un lugar de
comunión abierto a todos los peregrinos.
Por lo demás, la paleta de materiales empleada en el complejo es sencilla y
eficaz: hormigón, zinc y madera, que logran crear una atmósfera propicia a la
meditación. La naturaleza también desempeña un importante papel a la hora de
enfatizar el carácter sacro y remoto del enclave; un carácter que se refuerza
mediante la conservación de la vegetación original y la nueva plantación de las
colinas, que permite dotar de unidad al conjunto.