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Ta Contaros - Modificarww

La Casación N. ° 5867-2017, Lima Norte, aborda la anulación de un contrato de compraventa por simulación absoluta, argumentando que el contrato fue creado para ocultar la invalidación de una donación previa. La demandante sostiene que no hubo intención real de transferir la propiedad, lo que fue respaldado por el Juzgado Civil y confirmado por la Sala Civil Superior, quienes encontraron pruebas de simulación y la falta de pago y entrega del bien. Finalmente, se declaró la nulidad del contrato, enfatizando que el registro público no valida actos simulados que buscan eludir decisiones judiciales.

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La Casación N. ° 5867-2017, Lima Norte, aborda la anulación de un contrato de compraventa por simulación absoluta, argumentando que el contrato fue creado para ocultar la invalidación de una donación previa. La demandante sostiene que no hubo intención real de transferir la propiedad, lo que fue respaldado por el Juzgado Civil y confirmado por la Sala Civil Superior, quienes encontraron pruebas de simulación y la falta de pago y entrega del bien. Finalmente, se declaró la nulidad del contrato, enfatizando que el registro público no valida actos simulados que buscan eludir decisiones judiciales.

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1.

Reseña

La Casación N. ° 5867-2017, Lima Norte, decide un caso de anulación de un contrato


de compraventa mediante simulación absoluta, un concepto estipulado en el artículo
1902 del Código Civil de Perú. El conflicto se originó cuando un inmueble que había
sido donado fue posteriormente transferido a través de un acuerdo de compraventa, a
pesar de que la donación había sido invalidada judicialmente. La demandante sostuvo
que el contrato de compraventa fue falsificado con el objetivo de burlar los efectos del
fallo que anulaba la donación y de simular una circunstancia legal no existente.

Por lo que la disputa se enfoca en un inmueble que fue transferido con anterioridad a
través de un contrato de donación, el cual fue declarado inválido por un fallo judicial
definitivo. No obstante, a pesar de esta anulación, el anterior propietario del bien
empezó a firmar un acuerdo de compraventa con un tercero, lo que propició la
presentación de la demanda.

La parte demandante argumentó que este acuerdo de compraventa no se firmó con el


propósito de transferir de manera efectiva la propiedad del bien, sino para ocultar la
auténtica condición legal del inmueble y obstaculizar la implementación del fallo que
invalidó la donación. De acuerdo con su alegato, el acto era simulacro, sin la intención
auténtica de contratar ni una compensación económica concreta, y, por lo tanto, debía
ser declarado nulo por simulación absoluta de acuerdo con el artículo 1902 del Código
Civil de Perú.

2. Resumen de la demanda y la contestación

La parte demandante pidió la anulación del acuerdo de compraventa establecido entre el


anterior propietario del bien y un tercero, sosteniendo que no hubo causa ni voluntad
contractual auténtica. Afirmó que el precio establecido en el acuerdo no se abonó de
manera efectiva y que no tuvo lugar la entrega efectiva del producto, factores que
demuestran la ausencia de intención negocial. Según su postura, las partes implicadas
en la compraventa simularon un acto legal con el único propósito de crear una
apariencia de legalidad y obstaculizar la ejecución de la sentencia que anulaba la
donación anterior.
La demandante invocó expresamente el artículo 1902 del Código Civil, que establece
que “hay simulación absoluta cuando las partes declaran falsamente su voluntad con el
objeto de aparentar un acto jurídico que no existe”.

La parte demandada, por su parte, negó los cargos señalados en la demanda. Sostuvo
que el contrato de compraventa fue válido y se celebró conforme a derecho, con
voluntad de ambas partes y con un precio real. También señaló que dicho contrato fue
debidamente inscrito en los Registros Públicos, lo que le otorgaba presunción de
validez y oponibilidad frente a terceros. En ese sentido, sostuvo que no existía
simulación alguna y que no se había probado la inexistencia de causa o el carácter
ficticio del acto.

3. Fallo en primera instancia

El Juzgado Civil que conoció el caso en primera instancia emitió una sentencia
favorable a la parte demandante, declarando fundada la demanda y, en consecuencia,
nulo el contrato de compraventa.

El juez concluyó que se había probado la simulación absoluta del contrato. Uno de los
principales fundamentos fue la inexistencia de pruebas que acreditaran el pago real del
precio acordado, lo cual evidencia que el contrato carecía de causa verdadera.
Asimismo, se observó que no se produjo la entrega efectiva del inmueble, lo que es
esencial en todo contrato de compraventa.

El juzgado también consideró relevante el hecho de que el contrato se suscribió poco


después de la emisión de la sentencia que anulaba la donación anterior, lo cual
reforzaba la sospecha de que la compraventa fue utilizada como una herramienta para
evitar que la demandante recuperara el bien.

De este modo, el juez consideró que no existía voluntad contractual real por parte de las
partes intervinientes en la compraventa, y que el contrato se celebró de manera
simulada con el objetivo de encubrir una situación jurídica inexistente. En base a ello,
aplicando el artículo 1902 del Código Civil, se declaró la nulidad absoluta del contrato.
En primera instancia, el juez declaró fundada la demanda de nulidad. Consideró
probado que el contrato de compraventa era simulado, ya que no se acreditó el pago del
precio ni la entrega real del bien, y se evidenció una relación directa con la anulación
anterior de la donación.

La Sala Superior confirmó la sentencia, señalando que existían suficientes indicios de


simulación absoluta. Determinó que la causa del contrato era inexistente y que el acto
jurídico fue realizado sin intención de transferir el dominio, careciendo así de efectos
legales válidos.

4. Fallo en segunda instancia

La Sala Civil Superior correspondiente confirmó la sentencia de primera instancia,


reafirmando la existencia de simulación absoluta y la nulidad del contrato de
compraventa.

La Sala coincidió con el juzgado en que existían suficientes elementos que demostraban
que el contrato fue simulado. Entre estos elementos se destacó la falta de acreditación
del pago efectivo del precio, la ausencia de pruebas que demostraran la entrega del bien
al supuesto comprador, y el contexto en el cual se celebró el contrato: justo después de
una sentencia firme que anulaba una donación de este bien.

Adicionalmente, la Sala argumentó que el hecho de que el contrato esté inscrito en los
Registros Públicos no implica su validez jurídica si se demuestra que fue celebrado con
el propósito de simular una situación jurídica inexistente. Se recordó que el principio de
buena fe no puede ser invocado por quien actúa con conocimiento de la irregularidad, y
que el derecho no protege a quienes usan figuras jurídicas para encubrir fraudes o burlar
decisiones judiciales.

En base a estos fundamentos, la Sala concluyó que el contrato carecía de causa lícita y
de voluntad real, por lo cual debía considerarse nulo por simulación absoluta,
confirmando así la sentencia apelada.
En segunda instancia, el tribunal fundamentó su decisión en la inexistencia de
elementos esenciales del contrato, como la causa y el consentimiento real. La Sala
indicó que el contrato de compraventa era jurídicamente ineficaz porque no
representaba un negocio jurídico verdadero. Además, se valoró que el contrato surgió
como un intento de burlar la decisión judicial anterior, lo que evidenciaba mala fe.

Se reiteró que el registro público no otorga validez a un contrato si se demuestra que es


simulado, y que el Derecho Civil no debe amparar actos aparentes carentes de efectos
jurídicos. En consecuencia, se confirmó la nulidad del contrato.

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