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Reporte de Triaje

El documento presenta una ficha psicológica de un grupo de estudiantes de tercer grado de primaria en la institución 'Virgen de la Merced', destacando la necesidad de intervención emocional debido a comportamientos disruptivos y problemas afectivos, como la tristeza relacionada con la migración de un padre. Se identifican factores de riesgo como la influencia negativa de algunos padres y la normalización de la agresión, así como la falta de habilidades emocionales en los estudiantes. Se recomienda un programa integral de intervención psicoeducativa para abordar estas problemáticas y mejorar el clima escolar.
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Reporte de Triaje

El documento presenta una ficha psicológica de un grupo de estudiantes de tercer grado de primaria en la institución 'Virgen de la Merced', destacando la necesidad de intervención emocional debido a comportamientos disruptivos y problemas afectivos, como la tristeza relacionada con la migración de un padre. Se identifican factores de riesgo como la influencia negativa de algunos padres y la normalización de la agresión, así como la falta de habilidades emocionales en los estudiantes. Se recomienda un programa integral de intervención psicoeducativa para abordar estas problemáticas y mejorar el clima escolar.
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“Año de la recuperación y consolidación de la economía peruana”

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

NOMBRE DEL CURSO: Diseño de Programas de Intervención Psicológica.

NRC: 26635.

DOCENTE DEL CURSO: German Felix Palomino Vega.

UNIDAD: II.

SEMANA: 6

INTEGRANTES:

●​ Ayala Romero, Gregg Snaider


●​ Huamán Rojas José Enrique
●​ Meneses Garcia Victor Renzo
●​ García Delgado Juan Rayser
●​ Solar Porras ,Ruth

2025
FICHA PSICOLÓGICA

I.​DATOS DE LA INSTITUCIÓN

1.​NOMBRE COMPLETO DE LA INSTITUCIÓN: “Virgen de la Merced”


2.​CÓDIGO MODULAR: 641615.
3.​NIVEL EDUCATIVO: Primaria.
4.​GRADO SECCIÓN: 3ro A
4.​DIRECCIÓN: Jirón Atalaya y Ferrocarril
5.​DISTRITO: El Tambo.
6.​PROVINCIA: Huancayo.
7.​TURNO: Mañana.
8.​DIRECTOR:

II.​MOTIVO DE CONSULTA:

Durante el triaje psicológico aplicado a los estudiantes de tercer grado de primaria (27
estudiantes), se identificó la necesidad de intervención emocional y contención psicoeducativa.
Según la entrevista realizada a la docente encargada del aula, el grupo se caracteriza por su
cooperación y participación activa; sin embargo, algunas conductas individuales están afectando
la dinámica general del aula. Se detectaron comportamientos disruptivos, posiblemente
asociados a un caso sospechoso de TDAH, así como situaciones emocionales complejas, como
un caso de tristeza persistente en un estudiante cuyo padre ha migrado por motivos laborales.
Además, se identificaron factores externos que perturban la estabilidad del grupo, como la
manipulación de algunos padres que incentivan a sus hijos a adoptar una postura de rechazo
hacia la docente, lo que repercute negativamente en la convivencia escolar.

III.​ ANTECEDENTES

ÁREA CONDUCTUAL:

Durante la evaluación psicológica grupal realizada al tercer grado de primaria, se ha identificado


una serie de patrones conductuales que afectan significativamente la dinámica del aula y el
bienestar emocional tanto individual como colectivo. Estas conductas, aunque heterogéneas en su
manifestación, comparten elementos comunes como la impulsividad, la escasa tolerancia a la
frustración, la dificultad para acatar normas y la limitada capacidad para resolver conflictos de
manera adecuada.

Uno de los casos más significativos corresponde a un estudiante que, según la docente y la
observación directa, presenta un patrón de inatención sostenida, impulsividad, hiperactividad
motriz y conductas disruptivas dentro del aula, características que podrían estar relacionadas con un
posible Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Este estudiante muestra una
dificultad constante para mantenerse en la tarea, seguir instrucciones simples, esperar su turno o
regular sus impulsos. En reiteradas ocasiones interrumpe el trabajo del grupo, se levanta sin
permiso, habla sin autorización y provoca risas o distracciones en sus compañeros, quienes, en
algunos casos, tienden a imitar sus conductas, generando un efecto de contagio conductual. Si bien
su intención no parece ser la desobediencia deliberada, su accionar perturba la dinámica del aula,
disminuyendo la eficacia del proceso educativo.

Por otro lado, se identificaron comportamientos agresivos frecuentes entre los estudiantes, tanto en
el contexto del aula como en los espacios de recreo. Estos incluyen empujones, golpes, patadas,
gritos, burlas y uso de apodos ofensivos, muchas veces disfrazados de juego. Los juegos físicos de
contacto, como luchas o carreras bruscas, se desarrollan sin supervisión adulta constante, lo que ha
incrementado el riesgo de lesiones menores y conflictos interpersonales. Se detectó que varios
niños no logran diferenciar los límites entre el juego aceptable y el comportamiento agresivo, lo
que se traduce en enfrentamientos físicos con o sin intención de dañar.

Una conducta recurrente en varios estudiantes es la tendencia a responder de manera impulsiva y


reactiva ante situaciones que perciben como injustas, frustrantes o desafiantes. La mayoría no
verbaliza su malestar ni acude a un adulto para mediar en el conflicto, optando en cambio por
responder con agresiones verbales o físicas. Este patrón de reacción inmediata revela una ausencia
de herramientas para la gestión emocional y la resolución pacífica de problemas. Además, algunos
estudiantes presentan una marcada dificultad para aceptar límites, cumplir con normas establecidas
o respetar turnos, lo que genera roces frecuentes en las dinámicas grupales.

En cuanto a la organización dentro del aula, se observa una tendencia al desorden durante las
transiciones entre actividades, con interrupciones, distracciones y desafíos a la autoridad de la
docente. Esta situación se ha visto exacerbada por la influencia de ciertos estudiantes cuya
conducta es reforzada por la pasividad o la permisividad del grupo. La autoridad de la docente ha
sido cuestionada indirectamente a raíz de ciertos conflictos extrapedagógicos, como el caso de un
niño que estaría siendo manipulado por sus padres para asumir actitudes de rechazo hacia la
profesora. Este conflicto familiar ha trascendido al contexto escolar, generando tensiones dentro del
aula y promoviendo que otros niños repliquen estas actitudes, muchas veces sin comprender su
origen.

Adicionalmente, se han evidenciado dificultades en la capacidad del grupo para autorregularse en


ausencia de vigilancia directa. La conducta de muchos estudiantes mejora momentáneamente
cuando hay una figura adulta supervisando, pero tiende a descontrolarse en su ausencia. Esto
sugiere que las normas de convivencia no han sido completamente interiorizadas y que la conducta
prosocial aún depende del control externo más que de una conciencia ética o emocional interna.

A pesar de estas dificultades, es importante destacar que no todos los comportamientos observados
son deliberadamente disruptivos. Muchos estudiantes parecen actuar desde la falta de habilidades
más que desde una intención de transgredir. En varios casos se ha observado que, tras una conducta
inadecuada, los estudiantes expresan arrepentimiento, intentan disculparse o muestran disposición
para mejorar, lo cual representa un punto de partida importante para la intervención psicoeducativa.

En síntesis, el grupo presenta un perfil conductual caracterizado por desorganización, impulsividad,


escasa regulación emocional, conductas agresivas normalizadas y una débil internalización de
normas, todo lo cual requiere un abordaje integral que combine el trabajo grupal, el fortalecimiento
docente, el acompañamiento emocional y el involucramiento familiar.

ÁREA AFECTIVA:

A nivel emocional, varios estudiantes presentan una limitada capacidad para identificar,
nombrar y expresar sus estados internos. Durante las dinámicas de dibujo libre y
conversación guiada, muchos niños respondieron con frases poco elaboradas ante
preguntas sobre sus emociones, como “me da cólera”, “me molesto”, “me río”, sin poder
profundizar en las causas o en cómo manejar lo que sienten. Esta superficialidad emocional
puede estar relacionada con una escasa alfabetización emocional en el entorno familiar y
escolar.

Un caso particular evidenció indicios de sintomatología depresiva. Se trata de un niño que


manifestó sentimientos de tristeza profunda, aislamiento y desmotivación, relacionados con
la ausencia de su figura paterna, quien ha migrado al extranjero por razones laborales. Este
estudiante ha presentado llanto espontáneo, bajo rendimiento, escaso contacto con sus
pares y poca iniciativa para participar en actividades grupales.

De forma general, se observó una tendencia a actuar emocionalmente sin reflexión previa,
lo cual genera respuestas impulsivas como la agresión o el retraimiento. Muchos niños no
buscan contención adulta cuando se sienten mal o están en conflicto; más bien, tienden a
resolver las situaciones por sí mismos a través de gritos, empujones o silencio. Esta
reacción emocional inadecuada sugiere una falta de modelos positivos de manejo
emocional y una necesidad urgente de implementar estrategias de educación emocional en
el aula.

ÁREA FAMILIAR

Desde la perspectiva familiar, se han identificado diversos factores que podrían estar
influyendo negativamente en el comportamiento de los estudiantes. Varios niños
manifestaron que sus padres están “muy ocupados”, “trabajan mucho” o “no juegan
conmigo”. Esta ausencia afectiva o escaso acompañamiento emocional puede afectar el
desarrollo de un apego seguro, así como la capacidad de los niños para establecer vínculos
positivos y confiar en los adultos como figuras de contención emocional.

Un caso relevante corresponde a un estudiante que está siendo influenciado directamente


por sus padres para adoptar una postura de rechazo hacia la docente del aula. Según lo
informado por la profesora, estos padres han promovido actitudes de desconfianza y
confrontación, llegando incluso a intentar persuadir a otros padres para que se opongan a la
permanencia de la docente en la institución. Esta manipulación familiar no solo afecta la
relación directa entre el niño y la maestra, sino que también genera un ambiente tenso entre
los compañeros, algunos de los cuales han comenzado a replicar estas actitudes sin
comprender del todo su origen.

Adicionalmente, se identificaron referencias a contextos familiares donde el uso de gritos,


amenazas o actitudes autoritarias es percibido como normal. Algunos estudiantes
mencionaron frases como “mi papá también grita cuando se molesta”, lo cual evidencia
una interiorización de modelos de interacción poco empáticos y altamente reactivos. Estas
experiencias familiares podrían estar contribuyendo a la repetición de comportamientos
agresivos dentro del aula y a la normalización de la violencia como forma de resolución de
conflictos.

ÁREA SOCIAL

El grupo de estudiantes se caracteriza, en general, por ser participativo, cooperativo y con


buena disposición para el trabajo en equipo. La docente resalta que suelen colaborar entre
ellos y disfrutar de las dinámicas grupales. No obstante, algunos casos particulares están
afectando la convivencia. Por ejemplo, el comportamiento impulsivo e inatento de un
estudiante —posiblemente con TDAH— genera distracción y desorganización en clase, lo
que influye negativamente en el resto del grupo. Además, se han reportado juegos bruscos,
exclusión entre compañeros y burlas, lo que ha generado malestar emocional y retraimiento
en algunos niños.
También se observa que ciertos conflictos familiares, como el caso de un estudiante
influenciado por sus padres para rechazar a la docente, están impactando la dinámica social
del aula. Esta situación ha sido replicada por otros padres, provocando tensiones
adicionales entre los niños. A pesar de ello, muchos estudiantes mantienen vínculos
positivos y muestran disposición para resolver conflictos cuando se les brinda un espacio
seguro y orientado.

IV.​ INDICADORES

Factores de protección

●​ Presencia de relaciones afectivas positivas entre algunos pares.​

●​ Participación activa en actividades lúdicas y dinámicas grupales.​

●​ Capacidad de verbalización emocional en contextos de confianza.​

●​ Disposición a resolver conflictos tras una mediación adecuada.​

●​ Compromiso de la docente con el bienestar del grupo y la mejora de la


convivencia.​

Factores de riesgo

●​ Conductas disruptivas con posible base neuropsicológica (sospecha de


TDAH).​

●​ Influencia negativa de algunos padres en las actitudes de los estudiantes


hacia la autoridad escolar.​

●​ Juegos físicos agresivos y escasa conciencia de los límites.​

●​ Dificultad para identificar y expresar emociones de manera empática.​

●​ Débil vínculo afectivo con figuras parentales.​

●​ Modelos familiares que refuerzan actitudes desafiantes o agresivas.​

●​ Formación de cliques y exclusión social dentro del aula.

V. HIPÓTESIS DIAGNÓSTICA (CIE-10)

●​ Z73.1 – Trastorno de control de impulsos no clasificado en otra parte:


Por la presencia recurrente de conductas impulsivas, agresividad y
desregulación emocional en varios estudiantes.​

●​ Z62.0 – Supervisión inadecuada del niño: Debido a la escasa mediación


afectiva y emocional desde el hogar, así como influencias parentales que
perjudican la relación educativa.​
●​ Z60.0 – Problemas relacionados con el entorno social: Por la dificultad del
grupo para establecer relaciones interpersonales sanas, el conflicto constante
y los mecanismos de exclusión entre pares.

VI. POSIBLES INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

1.​ Cuestionario MESSY (Matson Evaluation of Social Skills with


Youngsters): Para evaluar habilidades sociales, agresividad y empatía.​

2.​ Inventario ICE-R1 (Cociente Emocional): Para medir autorregulación,


identificación y expresión emocional.​

3.​ Cuestionario de Clima Escolar: Para conocer la percepción del entorno


educativo por parte de los estudiantes.​

4.​ Técnicas proyectivas (dibujos, frases incompletas): Para explorar


conflictos internos y estados emocionales latentes.​

5.​ Registro de observación estructurada (recreo y aula): Para identificar


patrones de interacción y comportamiento grupal.​

6.​ Entrevistas breves a padres y docentes: Para complementar la visión del


entorno familiar y educativo.​

VII. CONCLUSIÓN INTEGRADORA

El aula de tercer grado presenta un funcionamiento grupal complejo, afectado


por la desregulación emocional y conductual de algunos estudiantes, la
manipulación de figuras parentales, y una limitada capacidad del grupo para
gestionar el conflicto. Aunque existe cohesión en ciertos espacios y
disposición a la participación, las conductas disruptivas y agresivas se han
intensificado, generando un clima tenso y de riesgo para el bienestar
socioemocional. La expresión emocional limitada, la influencia familiar
negativa y la baja tolerancia a la frustración son factores clave en el desarrollo
de estas problemáticas. Se recomienda la implementación de un programa
integral de intervención psicoeducativa enfocado en el desarrollo de
habilidades socioemocionales, regulación del comportamiento, y
fortalecimiento del vínculo escuela-familia. La mediación de conflictos, el
trabajo con docentes y padres, y el acompañamiento individual de los casos
más críticos serán fundamentales para restablecer un entorno escolar sano,
seguro y empático.
VIII. PLAN DE EVALUACIÓN

Enfoque: Cognitivo – Conductual​


Nivel: Grupal​
Grado: 3.º Primaria – I.E. “Virgen de la Merced”

Instrumento integrador sugerido para el diagnóstico grupal general:

Cuestionario para Evaluación del Clima Social Escolar (CES) – adaptado


para primaria

Este instrumento permite identificar aspectos del ambiente escolar como


relaciones entre pares, percepción del apoyo docente, niveles de conflicto,
cohesión grupal, y
IX. ANEXOS

solicitud firmada y sellada


Institución Educativa
Materiales utilizados

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