12 El Montaje
12 El Montaje
En la parte tercera de este libro hemos establecido para la imagen aislada la existencia
de tres estructuras, a las que hemos denominado espacial, temporal y de relación. La ima-
gen secuencial no posee una estructura de relación perfectamente equiparable a la de la
imagen aislada, pues las relaciones no se establecen sólo entre elementos pertenecientes a
un mismo segmento, sino también entre elementos pertenecientes a distintos segmentos
de la secuencia. En la imagen secuencial, por tanto, el proceso sintáctico implica una do-
ble articulación. La primera consiste en componer los elementos dentro del cuadro, opera-
ción plástica que supone buscar una ubicación a los elementos representados, definir cuá-
les serán sus movimientos y seleccionar los puntos de vista más adecuados. La segunda
articulación, que nunca se produce en la imagen aislada, se refiere al proceso de ordenar
los segmentos obtenidos mediante la primera articulación. Esta segunda articuJación coin-
cide con la definición más restringida de montaje y en ella, además de las funciones más
estrictamente sintácticas de enlace, disyunción o alternancia, se cumple una función se-
mántica o, si se prefiere, narrativa.
De esta definición se desprende que el montaje articula los fragmentos espaciales y
temporales de la secuencia y sería lícito preguntarse por qué no tratar este tema en los ca-
pítulos dedicados al espacio o a la temporalidad de la secuencia. De hecho, la fórmula
más eficaz para crear espacios fílmicos es, junto con la puesta en escena, el montaje. La
única razón que nos mueve a separar en distintos capítulos el montaje, el espacio y la tem-
poralidad secuenciales es una mayor claridad expositiva. No obstante, reconocemos desde
este momento que el establecimiento del punto de vista, la arquitectura temporal o el rit-
mo cinematográficos sólo son posibles a través del montaje.
A veces se ha visto en el montaje' una reproducción de nuestra forma de ver y se lo
ha equiparado con los procesos de la percepción y de la memoria por lo que tienen de dis-
continuidad y selectividad. Sin embargo, como señala Gubern (1994, 292), hay dos ele-
mentos que hacen del montaje una fórmula de organización claramente antinatural. El pri-
mero es la ubicuidad del punto de vista, que nos lleva de un espacio a otro de manera casi
1 A partir de ahora y a Jo largo de este capítulo, siempre que hablemos de montaje nos referimos al montaje
propio de la imagen móvil -secuencial y, más concretamente, de la imagen cinematográfica, salvo que se haga
indicación en otro sentido.
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21 O / Principios de Teorfa General de la Imagen
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El montaje / 211
lugar y el plano siguiente nos muestra el objeto de esa mirada. El raccord de posición
implica que ante un cambio de plano con continuidad espacial se respeta la ubicación de
objetos y personajes para no crear confusión en el espectador. Dentro de esta categoría
encontramos el raccord en el eje, que consiste en rodar una situación en dos planos, de
manera que el segundo está rodado siguiendo la misma dirección, a pesar de que ha ha-
bido un alejamiento o un acercamiento de la cámara. El raccord de dirección supone que
si un objeto o personaje saJe de campo por la izquierda ha de entrar en campo por la de-
recha si no queremos dar la impresión de que ha habido un cambio de sentido en el mo-
vimiento.
Los cambios de plano no siempre son ejecutados por corte directo, sino que a veces
vienen marcados por mecanismos que funcionan como signos de puntuación. Estos me-
canismos son arbitrarios y claramente convencionales, habiendo cambiado su significa-
do a Jo largo del tiempo. Los más importantes son el encadenado y el fundido. El enca-
denado consiste en montar el final de un plano sobre el principio del siguiente. En los
primeros tiempos del cine el encadenado era utilizado para unir un primer plano con un
plano general (o viceversa) dentro de una secuencia en continuidad y su función era ate-
nuar un cambio en la composición que en aquella época al espectador le hubiera resulta-
do demasiado brusco mediante corte directo. También puede ser utilizado este recurso
con carácter no convencional, sino estructural, con fines rítmicos o plásticos. Hoy en día
el encadenado expresa generalmente un lapso de tiempo. El fundido consiste en una di-
solución de la imagen que da paso a un campo en negro o en blanco y cuyo efecto es el
de romper la continuidad de la narración. El fundido es una pausa marcada, de mayor
categoría que el encadenado y cuyo equivalente en la escritura verbal seóa el punto y
aparte. Estos dos recursos se pueden conjugar dando lugar al fundido-encadenado y coe-
xisten con otros mecanismos como el de las cortinillas que barren la imagen haciendo
aparecer debajo un nuevo encuadre. Aunque convencionalmente se atribuye a estos re-
cursos unos significados concretos, cada realizador es libre de utilizarlos con fines dife-
rentes.
Por lo que respecta a la representación de la simultaneidad y la sucesividad tempora-
les, Zunzunegui ( L992, 163) distingue tres tipos de montaje: montaje alternado, montaje
paralelo y montaje convergente.
El montaje alternado o cross-cutting representa mediante planos sucesivos acciones
que se desarroUan simultáneamente en espacios distintos. Este tipo de montaje implica,
por tanto, una serie de analepsis o retrocesos definidos. El montaje paralelo es una fórmu-
la discuJsiva que muestra sucesivamente acciones que en la historia no son simultáneas y
sirve para marcar relaciones de similitud o de contraste entre dos acciones. Según Deleu-
ze (1994, 53) el montaje convergente muestra sucesivamente un conjunto de acciones que
tienden todas ellas hacia un mismo fin. Se alternan en este caso los momentos de dos ac-
ciones que Uegarán a coincidir, de modo que cuanto más convergen, cuanto más cerca se
halla su unión, tanto más rápida es la alternancia. Ésta es una de las fórmulas por las que
el cine americano restablece o transforma de manera orgánica-activa una situación de
conjunto y este tipo de montaje, según Deleuze (1994, 54), no está subordinado a la narra-
ción, sino que es precisamente la narratividad la que emana de esta concepción del monta-
je, como veremos más adelante.'
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2
Este prefacio es reproducido en Textos y manifiestos del cine. J. Romaguera y H. Alsina (eds.). Madrid:
Cátedra, 1993.
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Amheim (1986, 70) recoge los cinco métodos de montaje que establece Pudovkin y
hace notar con acierto que en ellos se mezclan criterios como la forma de hacer los cortes
con otros puramente temáticos:
Eisenstein (1986), en un texto publicado por primera vez en 1929, propone cinco mé-
todos de montaje:
l. Montaje métrico: este tipo de montaje se basa en la absoluta longitud de los frag-
mentos, que se unen según su medida formando esquemas equivalentes a aquellos
de los compases musicales. La realización consiste en la repetición de estos com-
pases y la tensión de la secuencia se consigue mediante la aceleración mecánica
que supone el acortar Los fragmentos, al tiempo que se conservan las proporciones
originales. Para que este tipo de montaje cause en el espectador una impresión
emocional clara, las relaciones entre fragmentos han de ser simples.
2. Montaje rítmico: en este tipo de montaje la determinación de la longitud de los
fragmentos tiene en cuenta tanto su longitud métrica como el contenido dentro del
cuadro. En este caso la longitud verdadera no coincide con la medida matemática
del fragmento, sino que es producto de la especificidad del fragmento y de su lon-
gitud planeada según la estructura de la secuencia. En la famosa secuencia de la
escalinata de Odessa en El Acorazado Potemkim el ritmo que marcan los pasos de
los soldados al bajar las escaleras no está sincronizado con el ritmo de los cortes.
El influjo final de la tensión se produce por la transferencia del ritmo de los pasos
al ritmo del cochecito que cae rodando por la escalinata. El cochecito sirve para
acelerar el ritmo de los pies que bajan la escalinata.
() Ediciones Pinlmidc
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a) Principios de corte:
- Extensión de la unidad de corte: si se empalman planos largos el ritmo es
apacible, si los planos son cortos la acción o el ritmo son rápidos, como suce-
de en escenas culminantes, y la combinación de extensiones produce un ritmo
O Ediciones P1rám1de
El montaj e / 215
b) Relaciones temporales:
- Sincronismo: bien de varias escenas enteras unidas en secuencia o entrecruza-
das o bien de detalles de un escenario en el mismo momento.
en
- Antes, después: la primera posibilidad son escenas enteras que se suceden
el tiempo o escenas insertas de lo que ba ocurrido (recuerdo) o de lo que va a
ocurrir (visión profética). La segunda posibilidad es la sucesión de detalles
que se suceden dentro de la acción que compone la escena.
no
- Neutral: contempla tres posibilidades. Acciones completas cuya relación
es temporal sino temática (por ejemplo, el fusilamiento de los soldados y la
matanza del buey en el matadero)¡ tomas aisladas que no tienen vínculo tem-
poral; inclusión de tomas aisladas en una escena completa (como el montaje
simbólico de Pudovkin para mostrar la alegría del preso).
c) Relaciones espaciales:
- El mismo lugar, tiempo diferente: bien en escenas enteras (alguien vuelve al
mismo lugar después de veinte años y las dos escenas se suceden o entrecru-
zan) o bien dentro de una escena (una elipsis temporal nos permite ver ininte-
rrumpidamente lo que sucede en un mismo lugar después de un lapso de
tiempo).
- El Lugar cambiado: bien mediante la sucesión de escenas que suceden en lu-
gares distintos. bien a través de una escena que ofrece vistas parciales del lu-
gar de la acción o bien de manera neutral.
d) Relaciones de tema:
- Semejanza: puede ser, en primer Jugar, en la forma de los objetos (una colina
y un vientre) o en su movimiento (el balanceo de un columpio y el de un pén-
dulo) y, en segundo lugar, en el significado de un objeto (sonrisa del preso,
O Ediciones Pirámide
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arroyo, pájaros, niño) o de toda una escena (fusilamiento de los obreros y ma-
tanza del buey).
- Contraste: de fonna (un hombre grueso sucede a uno deJgado) y de movi-
miento (lo rápido sucede a lo lento). También puede haber contraste de signi-
ficado entre objetos o entre escenas.
- Combinación de semejanza y contraste: puede haber semejanza en la forma y
contraste de significado o semejanza en el significado y contraste en la forma.
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Para Balázs el tiempo, como viveocia, no se puede medir en una creación dramática
con un reloj, pues el tiempo, al igual que el espacio, se representa mediante perspectivas,
es decir, el tiempo y el espacio son ilusiones. El cine, a través del montaje, tiene una ma-
nera especial de articular el espacio y el tiempo. Si entre dos escenas que transcurren en la
misma habitación intercalamos otra que transcurre en un lugar muy lejano, tendremos la
impresión de que entre las dos escenas de la habitación ha transcurrido un lapso de tiempo
importante.
El montaje significa a través de la pura mostración, pero también da lugar a asociacio-
nes de ideas en una dirección determinada. Estas asociaciones pueden ser representadas,
como cuando se muestra eJ proceso psíquico de un personaje, o pueden ser provocadas,
creando eo el espectador sentimientos o pensamientos que así no necesitan ser represen-
tados.
Para Balázs hay un montaje metaftsico, que ejemplifica con una película de Griffith
en la que la reputación de una mujer es destruida por la prensa. Las rotativas parecen tan-
ques y escupen periódicos como si fueran balas. La cinta transportadora parece sepultar
en un alud de periódicos a la víctima indefensa. El montaje, por medio de asociaciones y
paralelismos, ha creado una metáfora.
También hay un montaje poético de efectos literarios y basado en asociaciones pro-
fundas. Es el que se produce en La Madre, de Pudovkin, cuando el desfile de los trabaja-
dores revolucionarios está intercalado por planos del deshielo primaveral, aguas que con-
fluyen reflejando los rayos del sol, brillando como brilla la esperanza en los ojos de los
trabajadores.
Una tercera categoría es el montaje alegórico, utilizado por Lupu Pick en La noche de
San Silvestre. En esta película se intercalan planos de olas que acentúan el efecto rítmico
y emocional de las escenas. Mientras que bajo los pies de los revolucionarios de Pudovkin
realmente corrían las aguas de] deshielo, en este caso lo que se convierte en súnbolo no es
una parte orgánica de la imagen de la película, sino que se ha tomado una alegoría exte-
rior a la narración.
El montaje intelectual sirve para comunicar pensamientos despertando ideas en el es-
pectador, pero a través del propio lenguaje cinematográfico, no proyectando sobre la pan-
talla símbolos ya elaborados.
Por lo que se refiere al ritmo, Balázs distingue entre ritmo de las escenas y ritmo del
montaje y pone el ejemplo de una carrera rodada en tomas muy largas que muestran toda
la pista. Los caballos salen a toda velocidad, pero la imagen permanece estática: el ritmo
de la escena es máximo, pero el del montaje es mínimo. Otra forma de rodar la secuencia
es meiliante el montaje acelerado en los últimos instantes de la carrera, de modo que, aun-
que el ritmo de los caballos es el mismo, al espectador le da la impresión de que el tiempo
va más despacio, pues puede ver (en primeros planos que se suceden rápidamente) los de-
talles de cómo el caballo favorito gana algo de ventaja, cómo es sobrepasado por un jinete
que después le obstruye... Esto aumenta la tensión y, si en la primera fórmula toda la ca-
rrera se despachaba en cinco segundos, en este caso sólo la parte final de la carrera tarda
cuarenta segundos en ser presentada. La duración de esta parte final nos parece más breve
que la totalidad de la secuencia rodada en planos largos, a pesar de que su proyección ne-
cesita de más metraje. Este hecho no es más que una ilusión de la perspectiva temporal en
@ Ediciones Pirámide
218 / Principios de Teoría General de la Imagen
Balázs es, por tanto, el precursor del concepto de duración tal y como ha sido expues-
to en el epígrafe 11.3.2.
El montaje puede no tener relación con el contenido dramático de la secuencia, en
cuyo caso puede ser una especie de acompañamiento musical que actúa sobre nuestro es-
píritu aportando belleza formal y espectáculo. Existe finalmente un montaje subjetivo ca-
racterizado porque los acontecimientos son presentados siguiendo el orden y el punto de
vista con el que un personaje los ha percibido. Sería una narración cinematográfica en pri-
mera persona en la que los acontecimientos ya no pasan delante del espectador, sino que
éste pasa frente a ellos acompañando al protagonista.
Deleuze (1994) se aproxima al montaje desde una perspectiva filosófica. Para este
autor el montaje es la operació11 que desprende de las imágenes-movimiento el todo, la
idea, es decir, la imagen del tiempo. El todo es lo abierto y le corresponde cambiar conti-
nuamente, o sea, durar. EJ todo se transforma o cambia de cualidad por obra de las rela-
ciones de duración y tiempo. En este sentido el todo es espiritual o mental. Esa imagen
del tiempo que nos ofrece el montaje es indirecta, pues se deduce de las imágenes-movi-
miento y de sus relaciones. El montaje es, por tanto, la composición y disposición de
imágenes-movimiento para constituir una imagen indirecta del tiempo. Según las distin-
tas maneras de concebir dicha composición, Deleuze señala la existencia de cuatro gran-
des tendencias: la tendencia orgánica de la escuela americana, la dialéctica de la escuela
soviética, la cuantitativa de la escuela francesa y la intensiva de la escuela expresionista
alemana.
1. La escuela americana
Griffith entendió el montaje como la construcción de un organismo, una gran unidad
orgánica constituida por un conjunto de partes diferenciadas (hombres/mujeres, ricos/po-
bres, ciudad/campo, norte/sur) que a menudo establecen relaciones binarias a través del
montaje alternado paralelo, en el que las imágenes de las partes se suceden según un rit-
mo determinado. Las partes reaccionan unas sobre otras entrando en conflicto, de manera
que el conjunto orgánico siempre se ve amenazado. Las partes y el conjunto se relacionan
mediante la inserción de primeros planos. Finalmente, las partes también se pueden rela-
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cionar mediante el montaje convergente, que alterna momentos de dos acciones que lle-
gan a coincidir. El montaje americano es orgánico-activo y no se Je puede reprochar,
como alguna vez se ha hecho, el subordinarse a la narración, pues es más bien la narrati-
vidad la que se deriva de esta concepción del montaje. En Intolerancia la representación
orgánica es de tal magnitud que engloba milenios y civilizaciones diferentes.
Al hilo de esta concepción del montaje Deleuze señala dos aspectos del tiempo que
son cronosignos: por un lado, el tiempo como todo, como gran círculo que recoge el mo-
vimiento del universo, una espiral abierta en sus dos extremos inmensos: el pasado y el
futuro. Por otro lado, el tiempo como intervalo, que es la unidad más pequeña de movi-
miento o de acción, el presente variable acelerado. El presente infinitamente dilatado se
convertiría en el todo, el cual, infinitamente contraído, pasaría a ser el intervalo.
2. La escuela soviética
Eisenstei11 reprocha a Griffilh no haber tenido en cuenta que los ricos y los pobres no
son realidades independientes, sino producto de una misma causa: la explotación social.
Le reprocha una concepción puramente empírica del organismo, carente de una ley de gé-
nesis y de desarrollo como la que aparece en la concepción científica y dialéctica propug-
nada por Eisenstein. En esta concepción la espiral orgánica progresa por oposiciones múl-
tiples: cuantitativas (un hombre/varios hombres, un barco/una flota), cualitativas (el
agua/la tierra), intensivas (luces/sombras) o dinámicas (movimiento ascendente/movi-
miento descendente). Estas oposiciones están al servicio de una unidad dialéctica que pro-
gresa de una situación inicial a una situación final. El montaje de oposición sustituye así
al montaje paralelo y se distingue de él en que no impJjca sólo lo orgánico, sino también
el desarrollo, que para Eisenstein es el acceso a la conciencia tanto de la naturaleza como
de la sociedad, así como de sus evoluciones. El desarrollo es el alcance de la conciencia
revolucionaria.
Dentro de la escuela soviética hay distintas concepciones dialécticas del montaje. Pu-
dovkin está interesado en la progresión de la conciencia, en los saltos cualitativos que de-
finen la toma de conciencia. Dovjenko se siente atraído por la relación triádica entre las
partes, el conjunto y el todo. Eisenstein se centra en la tercera ley dialéctica: el uno que se
hace dos, creando una nueva unidad que reúne el todo y el intervalo. Vertov encarna una
cuarta concepción que reivindica una dialéctica de la materia en sí misma. En este caso el
intervalo es la percepción a través del ojo de la cámara, es decir, un ojo en la materia. La
dialéctica rompe así con una naturaleza demasiado orgánica.
3. Ú1 escuela francesa
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220 / Principios de Teoría General de la Imagen
mediante la máquina (mecánica de los s6lidos) y otras veces mediante una afición general
por el agua, el mar o los ríos (mecánica de los fluidos).
La fotogenia es la imagen revalorizada por el movimiento. La primera película de
René Clair, París qui dort, impresionó a Vertov por su forma de construir intervalos
como puntos en los que el movimiento se detiene, vuelve a arrancar, se invierte, se acele-
ra o se frena. En este sentido, el intervalo es una unidad numérica variable que produce en
la imagen una cantidad máxima de movimiento en función de la presencia de otros facto-
res determinantes: dimensiones y caraterísticas del espacio encuadrado, disposición de
móviles y fijos, angulación, objetivo, duración cronométrica del plano, tonalidades y gra-
daciones lumínicas, figurales y afectivas. Entre el intervalo y todos estos factores hay re-
laciones métricas que dan el ritmo y la medida de la cantidad más grande relativa de mo-
vimiento. La escuela francesa añade cierto aire científico al montaje convirtiendo el
cálculo de sus relaciones en una especie de álgebra. El todo es lo simultáneo, lo desmedi-
do, que enfrenta a la imaginación con su propio límite. Esta concepción del montaje es
matemático-espiritual, extensivo-psíquica y cuantitativo-poética.
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Comparte con Bazin la idea inicial de que el mundo es ambiguo, pero para Eisenstein
el cine no consiste en copiar el mundo, sino que es un instrumento para interpretar la rea-
lidad exponiendo un juicio ideológico sobre ella. La veracidad del cine está en el mate-
rialismo dialéctico e histórico, mientras que para Bazin está en la realidad misma. La
unidad utilizada en esa interpretación es el fragmento -en lugar del plano-, elemento
combinable según principios formales, o sea, es una unidad de discurso y no de represen-
tación, pues el cine es un discurso articulado a través del montaje más que una represen-
tación.
El fragmento se define por tres características: en primer lugar. por su relación con
otros fragmentos; en segundo lugar, por estar constituido por elementos materiales (lumi-
nosidad, contraste, grano, color, duración, amplitud ...) con los que se establece el cálculo
de la dominancia expresiva o significativa del fragmento; en tercer lugar, por ser un corte
sobre la realidad organizada para la cámara. Esta característica nos aleja de la idea, tan
querida para Bazin, de ventana abierta al mundo, pues según Eisenstein el cuadro separa
los universos heterogéneos del campo y el fuera de cuadro.
Eisenstein entiende el cuadro como una fuerza centrípeta, algo cerrado que da lugar a
un discurso articulado de fragmentos con una tendencia unívoca y total ausencia de ambi-
güedad. La articulación entre fragmentos se realiza mediante el conflicto (concepto pro-
pio del materialismo dialéctico), que también puede existir dentro del propio fragmento.
El conflicto puede ser gráfico, de superficies, de volúmenes, de iluminación, de ritmos,
OEdicí= Pirámide
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