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La Transformación Espacial Del Edificio Religioso

El documento analiza la evolución de la arquitectura religiosa desde el siglo XV hasta el XVIII, destacando el impacto del Renacimiento, el Barroco y la Ilustración en el diseño de edificios sagrados. Se enfatiza cómo cada período reflejó cambios en la percepción del espacio, desde la búsqueda de armonía y proporción en el Renacimiento hasta la teatralidad del Barroco y la claridad del Neoclásico. La obra de arquitectos como Brunelleschi, Alberti y Borromini ejemplifica estas transformaciones en la arquitectura religiosa.

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La Transformación Espacial Del Edificio Religioso

El documento analiza la evolución de la arquitectura religiosa desde el siglo XV hasta el XVIII, destacando el impacto del Renacimiento, el Barroco y la Ilustración en el diseño de edificios sagrados. Se enfatiza cómo cada período reflejó cambios en la percepción del espacio, desde la búsqueda de armonía y proporción en el Renacimiento hasta la teatralidad del Barroco y la claridad del Neoclásico. La obra de arquitectos como Brunelleschi, Alberti y Borromini ejemplifica estas transformaciones en la arquitectura religiosa.

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La Transformación Espacial del Edificio Religioso (Siglo XV -

XVII)

Para comprender la evolución de la arquitectura religiosa, debemos


situarnos en un contexto histórico turbulento. Tras la caída del
Imperio Romano, Europa sufrió invasiones que dieron paso a la
Edad Media, un período de ciudades fortificadas y construcción
defensiva. Sin embargo, con el tiempo, la estabilidad permitió el
resurgimiento de las ciudades y el auge del comercio. La
aparición del mecenazgo, impulsado por familias adineradas como
los Médici, permitió la construcción de grandes obras arquitectónicas
que dejarían huella en la historia.

El Renacimiento surgió con la percepción de que había existido una


Edad de Oro en la antigüedad clásica, seguida por una Edad Media
vista como una época de barbarie. Este nuevo período se convirtió en
una búsqueda de reconstrucción, en la que la arquitectura jugó un
papel fundamental.

Renacimiento: El Resurgir de la Armonía y la Razón

El siglo XV marcó un cambio radical en la arquitectura religiosa


impulsado por la caída de Constantinopla en 1453 y el
florecimiento del humanismo. Con la recuperación de los textos de
la antigüedad, se promovió una arquitectura basada en proporciones
matemáticas y órdenes arquitectónicos que garantizaban una
homogeneidad visual.

El arquitecto dejó de ser un simple constructor y se convirtió en un


estudioso del espacio. Ejemplo de ello es Filippo Brunelleschi con la
Iglesia de Santo Spirito y la Capilla Pazzi. La Iglesia de Santo
Spirito sigue un esquema de cruz latina con una nave central y una
nave lateral que permite el recorrido del espacio. Las capillas
laterales, inicialmente diseñadas para dejar entrar la luz desde el
exterior, fueron posteriormente transformadas en un muro plano. En
la fachada, Brunelleschi resolvió el problema de la diferencia de
alturas entre la nave central y las laterales mediante el uso de
bolutas.

Por otro lado, la Capilla Pazzi fue encargada por la familia Pazzi
como una capilla funeraria dentro del claustro de la Iglesia Santa
Croce. Su resolución espacial incluye dos bóvedas de cañón corrido y
una cúpula central. En corte, la cúpula se observa esférica
internamente y cónica en su exterior. Los órdenes arquitectónicos
definen el espacio, donde los elementos estructurales están al frente
y los decorativos en la parte posterior. Su planta se compone de
cuadriláteros que se organizan geométricamente.
Leon Battista Alberti, quien mantenía una relación cercana con el
papado, realizó importantes intervenciones urbanas y diseñó la
Iglesia de San Andrés con volúmenes puros y formas repetitivas.
Se enfocó en la perspectiva a un punto de fuga y en la importancia
del piso como un elemento organizador del espacio. Su nave única
abovedada se inspira en los arcos del triunfo romanos, mientras que
su fachada adopta la tipología del templo clásico con un gran frontón.

El Templete de San Pietro, de Bramante, financiado por los Reyes


Católicos, representa la recuperación del clasicismo con su planta
centralizada en forma de círculo. Su composición incluye una cúpula
sobre columnas dóricas, enmarcada por un peristilo circular. Su
diseño se basa en la reconstrucción de los templos redondos de la
antigua Roma, reflejando el ideal de armonía renacentista.

En la Basílica de San Pedro del Vaticano, la evolución de la planta


centralizada a la de cruz latina evidencia la transición de los ideales
renacentistas hacia una concepción más funcional y grandiosa. Su
estructura incluye cinco naves, con una cúpula central diseñada por
Miguel Ángel. Su diseño yuxtapone elementos de los edificios
termales romanos con el Panteón, generando un debate dentro de la
Iglesia, que en ciertos momentos se opuso a la sustitución de la
tradicional tipología basilical por una planta centralizada. La Plaza de
San Pedro, obra de Bernini, adopta una disposición elíptica con 284
columnas dóricas distribuidas en una estructura de doble columnata,
esta anteriormente era un circo romano, mas tarde en el reino de
Constantino se hizo la primera basílica cristiana al convertirse al
cristianismo no poseía una plaza representativa esta fue un encargo
del papa Alejandro VII, la obra va a adquirir un carácter monumental,
va a jugar con las perspectivas y va a incorporar elementos
simbólicos como el obelisco y las fuentes.

Barroco: Movimiento y Emoción en la Arquitectura


Sagrada

La arquitectura barroca surgió como una respuesta directa a la


Contrarreforma, con el objetivo de reforzar la identidad de la
capital del catolicismo y generar una experiencia sensorial en los
fieles. Se buscaba impactar la percepción del mundo mediante la
teatralidad, la luz y la monumentalidad.

La ciudad barroca adquirió una planificación de escala urbana


monumental, con iglesias que dominaban su entorno y presentaban
fachadas dinámicas. Bernini, en su Oratorio de San Andrés del
Quirinal, diseñó una planta ovalada con una única nave, enfatizando
la fluidez espacial. Su fachada cóncava y convexa interactúa con la
luz y la sombra, intensificando su dramatismo. En su interior, las
bóvedas decoradas con frescos refuerzan la idea de ascensión divina.
Borromini, con la Iglesia de San Carlino, llevó al extremo el uso de
líneas curvas y volúmenes dinámicos. Su planta elíptica y su cúpula
encajada en un espacio complejo crean una sensación de movimiento
continuo. Su fachada ondulante refuerza esta idea, contrastando con
el estatismo renacentista. Presenta una nave única con pequeñas
capillas laterales integradas en el movimiento del muro.

La Capilla Sant'Ivo alla Sapienza, también de Borromini, tiene una


planta hexagonal con alternancia de formas cóncavas y convexas,
generando una sensación de ascensión. Su cúpula incorpora una
espiral que refuerza el dinamismo barroco. Su fachada combina
elementos clásicos con un tratamiento curvilíneo. Fue encargada por
el Papa Alejandro VII para la Universidad de Roma, mostrando la
influencia del papado en la arquitectura de la época.

El manierismo, como predecesor del Barroco, introdujo figuras


complejas y contrastes lumínicos que buscaban captar la atención
del espectador y dirigir su mirada hacia lo divino. Esto se evidencia en
la combinación de elementos escultóricos y arquitectónicos en estas
iglesias.

Ilustración: La Razón como Nuevo Pilar Arquitectónico

El siglo XVIII trajo consigo la consolidación de la razón humana como


principio rector del diseño arquitectónico. La arquitectura religiosa
comenzó a desprenderse de los excesos decorativos del Barroco en
favor de una mayor claridad y equilibrio estructural. La evidencia
arqueológica influyó en la arquitectura de este periodo, impulsando
una mayor fidelidad a los modelos clásicos.

El neoclásico emergió como un estilo que retomó los principios de


simetría y sobriedad, promoviendo la diversidad tipológica en los
edificios religiosos. La columna recupera su función estructural, y
los templos adoptaron formas más geométricas y ordenadas.

La Capilla Sindone, de Guarini, introduce una planta centralizada


con una cúpula de estructura compleja. Su estructura se compone de
una única nave con capillas laterales interconectadas.

En Francia, Soufflot diseñó la Iglesia de Santa Genoveva con una


planta de cruz griega y una gran cúpula sostenida por columnas
corintias. Su fachada evoca la de un templo romano, con un pórtico
de columnas que enfatiza su monumentalidad.

Conclusión:

Cada período dejó una huella indeleble en la concepción del espacio


religioso. Desde la claridad geométrica del Renacimiento hasta la
teatralidad del Barroco y la racionalidad de la Ilustración, estos
edificios son testimonio de la evolución del pensamiento humano y su
manera de relacionarse con lo divino.

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