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Ensayo - Der - Can.

El documento analiza la vida consagrada en la Iglesia católica a la luz del Código de Derecho Canónico de 1983, destacando su importancia y su estructura jurídica. Se enfatiza que la vida consagrada, basada en la profesión de los consejos evangélicos, es una vocación especial que permite a los fieles participar en la santidad de la Iglesia. Además, se presentan innovaciones normativas que reflejan la profundidad teológica de los institutos de vida consagrada y su autonomía en la práctica de los consejos evangélicos.

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Ensayo - Der - Can.

El documento analiza la vida consagrada en la Iglesia católica a la luz del Código de Derecho Canónico de 1983, destacando su importancia y su estructura jurídica. Se enfatiza que la vida consagrada, basada en la profesión de los consejos evangélicos, es una vocación especial que permite a los fieles participar en la santidad de la Iglesia. Además, se presentan innovaciones normativas que reflejan la profundidad teológica de los institutos de vida consagrada y su autonomía en la práctica de los consejos evangélicos.

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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Teología
Licenciatura de Teología, S4
Derecho y Pueblo de Dios, Profa. Ana Margarita Shironoshita

LA VOCACIÓN A LA VIDA CONSAGRADA: REFLEXIONES JURÍDICO-


TEOLÓGICAS BASADAS EN LOS CÁNONES 573-606 DEL CIC DE 1983

José DE SÁ
INTRODUCCIÓN

Cuando, en 1959, el Papa Juan XXIII convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II, emergió
un claro anhelo de reforma eclesial. El giro eclesiológico impulsado por el concilio exigió la
actualización, más bien, la creación de un nuevo Código de Derecho Canónico, que el Papa
Juan Pablo II promulgó en 1983 como un instrumento “congruente con la naturaleza de la
Iglesia cual es propuesta sobre todo por el magisterio del Concilio Vaticano II” 1. En este
renovado marco normativo, la vida consagrada no solo se integró plenamente en la reforma,
sino que reafirmó su identidad y misión en la Iglesia.
La Vida Consagrada es presentada en el Código de Derecho Canónico de 1983 2 como una
forma estable de vivir en la Iglesia mediante la profesión de los consejos evangélicos 3. Esta
forma de vida, cuando reconocida y canónicamente erigida por la Iglesia, se estructura en
institutos de vida consagrada4. En su seno se desarrollan dos formas específicas: los institutos
religiosos5 y los institutos seculares6. A estos se suman las sociedades de vida apostólica 7, que,
aunque no se consideran estrictamente vida consagrada, guardan una estrecha relación con
ella en cuanto a misión.
Quienes profesan los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia mediante
voto u otro vínculo sagrado en uno de los institutos aprobados por la autoridad eclesiástica
competente8 asume un estado que “pertenece a la vida y a la santidad de la Iglesia; por ello,
todos en la Iglesia deben apoyarlo y promoverlo” 9. Asimismo, el CIC 1983 reconoce la vida
eremítica o anacorética como un modo de entregarse totalmente a Dios dentro de la vida
consagrada10. De manera similar, el orden de las vírgenes se asemeja a estas formas de
consagración11.
Estos institutos deben ser erigidos canónicamente por la Sede Apostólica o por el Obispo
diocesano, previa consulta a la Sede Apostólica 12. La erección canónica, a su vez, consiste en
un decreto formal emitido por una autoridad competente, en virtud del cual el instituto recibe
el estatus de persona jurídica pública13. Consecuentemente, la acción de cada miembro de un
instituto de vida consagrada es acción de la Iglesia misma.

1
JUAN PABLO II, Constitución Apostólica para la promulgación del nuevo código de Derecho Canónico Sacrae
Disciplinae Leges (25 de enero 1983), en La Santa Sede, en línea:
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_25011983_sacrae-
disciplinae-leges.html (consulta: 08/06/2025).
2
A lo largo de este ensayo nos referiremos a este documento como el CIC 1983.
3
Cf. CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, c. 573, § 1 y § 2; c. 574, § 1; c. 603, § 2, en L. de Echeverria (direc.),
Código de Derecho Canónico: edición bilingüe comentada por los profesores de la Facultad de Derecho
Canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 31983) 304-
306; 316.
4
Cf. CIC, c. 573, § 2.
5
Cf. Definición en CIC, c. 607, § 2.
6
Cf. Regulación en CIC, c.710.
7
Cf. Definición en CIC, c. 731, § 1.
8
Cf. CIC, c. 573, § 2.
9
CIC, c. 574, § 1.
10
Cf. CIC, c. 603, § 2.
11
Cf. CIC, c. 604, § 1.
12
Cf. CIC, c. 579.
13
Cf. CIC¸ c. 114-116.
En base a eso, este estudio busca exponer, de manera concisa, algunos aspectos clave de la
consistencia y profundidad de los institutos de vida consagrada según el CIC 1983. En primer
lugar, se analizará la importancia de la vida consagrada dentro del Pueblo de Dios y,
posteriormente, se abordarán algunas innovaciones normativas comunes a los institutos de
vida consagrada con el propósito de evidenciar la profundidad teológica que subyace en los
cánones correspondientes.

VIDA CONSAGRADA: CONSISTENCIA Y PROFUNDIDAD SEGÚN EL CIC 1983

La vida consagrada tiene su núcleo de identidad en la profesión de los consejos


evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, fundamentados en la vida y enseñanza de
Jesucristo14. Como es sabido, el CIC 1983 logró expresar la eclesiología del Concilio Vaticano
II en un lenguaje canonístico15. La vida consagrada no quedó fuera de este marco; por ello, el
código sigue a la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium al afirmar que,
aunque su estatus no afecta la estructura jerárquica de la Iglesia, quienes se consagran a Dios
mediante la profesión de los consejos evangélicos participan plenamente en la vida de
santidad de la Iglesia16.
El CIC 1983, al abordar las normas comunes de los institutos de vida consagrada, adopta
un enfoque doctrinal, lo que evidencia el carácter eminentemente teológico del nuevo código.
En cuanto a la terminología, el decreto Perfectae Caritatis vincula la vida consagrada al
bautismo, señalando que todo cristiano, por la gracia del bautismo, está consagrado a Dios.
Sin embargo, la profesión de los consejos evangélicos busca llevar esta consagración a su
plenitud. Es decir, constituye “una especial consagración, que radica íntimamente en el
bautismo y la realiza más plenamente” 17. En consecuencia, la vida consagrada transforma de
manera profunda la existencia del cristiano, radicalizando la consagración bautismal.
Corrobora la Vita Consecrata:

Tal existencia “cristiforme”, propuesta a tantos bautizados a lo largo de la historia, es


posible sólo desde una especial vocación y gracias a un don peculiar del Espíritu. En efecto, en
ella la consagración bautismal los lleva a una respuesta radical en el seguimiento de Cristo
mediante la adopción de los consejos evangélicos18.

14
Cf. CIC, c. 573, § 1; c. 575.
15
Cf. JUAN PABLO II, Sacrae Disciplinae Leges.
16
Cf. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium (21 de
noviembre 1964) 44, en La Santa Sede, en línea:
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-
gentium_sp.html (consulta: 08/06/2025); CIC, c. 207, § 2.
17
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Decreto sobre la adecuada renovación de la vida consagrada Perfectae
Caritatis (28 de octubre 1965) 5, en La Santa Sede, en línea:
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651028_perfectae-
caritatis_sp.html (consulta: 09/06/2025).
18
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la vida consagrada y su misión
en la iglesia y en el mundo Vita Consecrata (25 de marzo 1996) 14, en La Santa Sede, en línea:
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_25031996_vita-
consecrata.html (consulta: 09/06/2025).
El estado derivado de la profesión de los consejos evangélicos, aunque intrínsecamente
vinculado a la consagración bautismal, se configura como una vocación especial, ya que es
Dios mismo quien llama a algunos fieles cristianos a este estado de vida 19. En otras palabras,
la vida consagrada es una vocación específica, no teniendo la misma naturaleza que la
consagración bautismal, común a todos los fieles. Los consejos evangélicos, entonces,
constituyen un don divino mediante el cual algunos fieles son llamados a esta consagración
radical.
El Libro II del CIC 1983, al tratar acerca del Pueblo de Dios, primero se refiere a los
christifideles, o sea, todos los incorporados a Cristo mediante la gracia bautismal, que forman
parte de la comunidad eclesial20. Enseguida, el código aborda la constitución jerárquica de la
Iglesia, diferenciando entre clérigos y laicos 21. Solo después de esta distinción, se examina el
estado de quienes, profesando los consejos evangélicos, se consagran totalmente a Dios: su
estado “aunque no afecta a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, a la
vida y santidad de la misma”22. Consecuentemente, podemos afirmar que quienes, libremente,
adoptan el estado de vida consagrada, dentro de un instituto erigido canónicamente por la
autoridad eclesiástica competente, se unen de un modo totalmente nuevo a la Iglesia en el
servicio del Reino de Dios23. En este sentido, corrobora De Paolis:

La consagración constituida por la profesión de los consejos evangélicos no se funda en un


sacramento; ni parece que pueda definirse a partir de una consagración sacramental. Sin
embargo, no puede entenderse como dedicación de la propia vida, como simple elección
personal, precisamente porque se trata de una vocación especial que presupone una llamada
por parte de Dios, que invita a pertenecer totalmente a él 24.

Dios convoca a una entrega total a Él y a la difusión de su Reino a través de la imitación de


Cristo, casto, pobre y obediente. Quienes responden a esta llamada deben discernir, elegir
libremente y mantenerse fieles a la vocación divina. El canon 573 ofrece una definición
teológicamente profunda, estableciendo la base para los ordenamientos jurídicos: primero, da
los elementos teológicos fundamentales de la vida consagrada, y luego, presenta sus formas
jurídicas, o sea, los institutos erigidos canónicamente. En suma, la norma se configura como
la expresión canónica de lo que implica los consejos evangélicos.
Los sagrados vínculos, basados en la enseñanza y obra del Cristo Maestro 25, otorgan a la
vida consagrada un profundo significado escatológico. Los consagrados proclaman las
realidades últimas ya realizadas en Cristo, prefigurándose como signo para todo el Pueblo de

19
Cf. CIC, c. 574, § 2.
20
Cf. CIC, c. 204, § 1.
21
Cf. CIC, c. 207, § 1.
22
CIC, c. 207, § 2.
23
Cf. CIC, c. 573, § 2.
24
V. DE PAOLIS, La vida consagrada en la Iglesia (Biblioteca de Autores Cristianos y Universidad San Dámaso,
Madrid 2014) 54.
25
Cf. CIC, c. 575.
Dios26. Al ser fieles a su vocación y perseverar en el servicio del Reino, se erigen como un
vivo testimonio en la Iglesia, tal como una esposa vigilante que aguarda a su esposo fiel.
El CIC 1983 presenta la vida consagrada como una realidad teológica y jurídicamente
organizada, fundamentada en la profesión de los consejos evangélicos. Lejos de ser una
opción personal, es una vocación especial mediante la cual cada consagrado participa de
forma única en la santidad de la Iglesia. Asimismo, las normas comunes aplicables a todos los
institutos de vida consagrada evidencian tanto su profundidad teológica como su estructura
jurídica.

INNOVACIONES JURÍDICAS: EXPRESIÓN DE LA PROFUNDIDAD TEOLÓGICA EN LA IGLESIA

Como hemos visto, en la codificación de 1983, una de las elecciones más importantes
consistió en reunir, en su interior o a su alrededor, algunas formas de consagración bajo la
misma categoría: institutos de vida consagrada. En este sentido, Juan González Ayesta afirma:
“La vida consagrada asume dos formas principales, que tienen unos elementos teológicos y
canónicos comunes, pero que, al mismo tiempo, presentan importantes diferencias, en cuanto
a los posibles modos de asumir los consejos evangélicos”27.
En el interior de los institutos de vida consagrada, figuran los institutos religiosos y los
institutos seculares. En los primeros, sus miembros profesan los consejos evangélicos
mediante voto público (perpetuo o temporal) y tienen vida fraterna común 28, o sea, la
profesión se hace en nombre de la Iglesia y es acogida por ella. Respecto a los institutos
seculares, su profesión se da por medio de otro vínculo sagrado que no el voto público,
debiendo conservarse su carácter propio de vida secular 29. Luego, la consagración a Dios de la
propia vida mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia es una marca
distintiva de los institutos de vida consagrada. Pese a este dato común del código, se enfatiza
el derecho propio de cada instituto: “teniendo en cuenta su carácter y fines propios, cada
instituto ha de determinar en sus constituciones el modo de observar los consejos evangélicos
(…) de acuerdo con su modo de vida”30.
Los cánones 578 y 586 confieren a los institutos de vida consagrada autonomía para
preservar la voluntad del fundador y su propio gobierno. En consonancia con el principio de
subsidiariedad, el CIC 1983 establece que cada instituto debe incluir en su constitución ciertas
normas esenciales relativas al gobierno, la disciplina, la incorporación, la formación y “el
objeto propio de los vínculos sagrados” 31, garantizando así su identidad vocacional. Además,
los cánones 599 a 601 presentan teológica y jurídicamente los elementos esenciales de los
consejos evangélicos, permitiendo su adaptación según el carisma propio de cada instituto.
Esta disposición marca una innovación del nuevo código al abordar de forma explícita el

26
Cf. CIC, c. 573, § 1.
27
J. GONZÁLEZ AYESTA, “Líneas maestras de la normativa del CIC 83 sobre la vida consagrada y algunas
cuestiones actuales en esta materia”, Ius Canonicum 49/97 (2009) 102. En línea:
https://revistas.unav.edu/index.php/ius-canonicum/article/view/14158 (consulta: 09/06/2025).
28
Cf. CIC, c. 607, § 2.
29
Cf. CIC, c. 710-712.
30
CIC, c. 598, § 1.
31
CIC, c. 587, § 1.
contenido de los consejos evangélicos en la legislación eclesiástica universal 32. En lo que
concierne a la subsidiariedad en el nuevo código, argumenta González Ayesta:

El Código del 83 hizo de la subsidiariedad uno de sus principios inspiradores generales,


como es bien sabido. En la parte relativa a la vida consagrada, este principio se ha traducido
en una mayor amplitud de espacios para el derecho propio. En cierto modo, se trataba de
encontrar un delicado punto de equilibrio entre dos extremos que podían resultar igualmente
perniciosos33.

En concordancia con ello, consideramos fundamental subrayar el carácter innovador del


CIC 1983 en comparación con su predecesor, particularmente en la armonización entre los
elementos teológicos y los elementos jurídicos. Además, cánones como el 578, 586, 587 y
599-601 representan una auténtica novedad, reflejando claramente el espíritu reformador del
Concilio Vaticano II. Respecto a los consejos evangélicos, el nuevo código adopta el orden y
la teología de Lumen Gentium, lo que contrasta con el código anterior, que los presentaba sin
una fundamentación teológica explícita34.
El CIC 1983 no obliga que los institutos adopten el mismo orden de presentación de los
votos. No obstante, resulta esencial que cada instituto recoja de forma explícita esos consejos
en su constitución o código fundamental, armonizando su dimensión teológica y su dimensión
jurídica, y evitando la multiplicación innecesaria de normas 35. Asimismo, se afirma: “todos los
miembros no solo deben observar fiel e integralmente los consejos evangélicos, sino también
ordenar su vida según el derecho propio del instituto” 36. Es decir, cada instituto – dentro del
marco de las normas universales – puede legislar acerca del modo concreto de vivir los
consejos evangélicos, según su espiritualidad propia.
El CIC 1983, tras exponer los tres consejos evangélicos, aborda la vida fraterna: los
miembros deben constituir una “familia peculiar” 37 unida en Cristo y orientada a la ayuda
mutua en el cumplimiento de su vocación. Es decir, la comunión fraterna refuerza la fidelidad
a la vocación individual y actúa como un signo de la reconciliación universal. Además,
destacamos que el canon 602 asigna a cada instituto la tarea de definir, según su propia
naturaleza, los elementos específicos que caractericen la vida fraterna.
Así, las reformas canónicas introducidas por el CIC 1983 otorgan a los institutos un
margen equilibrado de autonomía para cultivar su espiritualidad propia dentro del marco del
derecho universal. La complementariedad entre el Código de Derecho Canónico y el derecho
propio de cada instituto manifiesta que la vida consagrada es una vocación especial e
imprescindible en el seno del Pueblo de Dios.
32
Cf. V. DE PAOLIS, La vida consagrada en la Iglesia, 65.
33
J. GONZÁLEZ AYESTA, “Líneas maestras de la normativa del CIC 83”, 107.
34
Cf. CODEX IURIS CANONICI, an. 1917, c. 487, en FACOLTÁ DI DIRITTO CANÓNICO DELLA PONTIFICIA
UNIVERSITÁ GREGORIANA, en línea: https://www.iuscangreg.it/cic1917.php?lang=ES (consulta: 10/06/2025);
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, LG, 43; CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, PC¸ 1. 12-14.
35
Cf. CIC, c.587, § 3; c. 598, § 1.
36
CIC, c.598, § 2.
37
CIC, c. 602.
CONSIDERACIONES FINALES

El Concilio Vaticano II ofreció una respuesta renovada a los desafíos del siglo XX e
inauguró una nueva doctrina eclesiológica. En este contexto, la reforma del Código de
Derecho Canónico se configuró como un proyecto fiel al espíritu conciliar. Tanto la Lumen
Gentium como el Decreto Perfectae Caritatis expresaron de manera incisiva la concepción de
vida consagrada propuesta por los padres conciliares , lo que se tradujo, en el CIC 1983, en un
lenguaje jurídico.
En la tercera parte del CIC 1983, los cánones 573 a 606 establecen la normativa general
que rige a todos los institutos de vida consagrada aprobados por la Iglesia, cuyos miembros
profesan, mediante voto u otro vínculo sagrado, los consejos evangélicos de castidad, pobreza
y obediencia. Este cuerpo normativo define la identidad jurídica de dichos institutos y
establece principios claros para su fundación, gobierno, autonomía y misión en la Iglesia.
Este estudio ha intentado evidenciar que la vida consagrada constituye una vocación
especial dentro de la Iglesia. Si bien todos los bautizados están llamados a entregar sus vidas a
Dios, la profesión de los consejos evangélicos supone un llamado singular que, de forma
radical, permite que los consagrados “gocen de este don peculiar en la vida de la Iglesia y
favorezcan su misión salvífica de acuerdo con el fin y el espíritu del instituto” 38.
Finalmente, las innovaciones jurídicas analizadas en este estudio demuestran la relevancia
de los institutos de vida consagrada en la vida y santidad de la Iglesia. La relación entre el
CIC 1983 y los códigos fundamentales de cada instituto establece un delicado equilibrio: por
un lado, se fija una regulación universal que determina criterios esenciales de identidad para
todos los institutos; por otro, se reconoce la necesidad de una normativa particular que proteja
y potencie el fin y el carisma propios de cada comunidad. Esta dinámica reafirma la
importancia de la vida consagrada en el seno del Pueblo de Dios.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MAGISTERIO DE LA IGLESIA
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen
Gentium (21 de noviembre 1964), en La Santa Sede, en línea:
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html (consulta: 08/06/2025).

38
CIC, c.574, § 2.
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Decreto sobre la adecuada renovación de la vida
consagrada Perfectae Caritatis (28 de octubre 1965), en La Santa Sede, en línea:
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ii_decree_19651028_perfectae-caritatis_sp.html (consulta: 09/06/2025).

CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, en L. de Echeverria (direc.), Código de Derecho Canónico:


edición bilingüe comentada por los profesores de la Facultad de Derecho Canónico de
la Universidad Pontificia de Salamanca (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,
3
1983).

CODEX IURIS CANONICI, an. 1917, en FACOLTÁ DI DIRITTO CANÓNICO DELLA PONTIFICIA
UNIVERSITÁ GREGORIANA, en línea: https://www.iuscangreg.it/cic1917.php?lang=ES
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MAGISTERIO PONTIFICIO
JUAN PABLO II, Constitución Apostólica para la promulgación del nuevo código de Derecho
Canónico Sacrae Disciplinae Leges (25 de enero 1983), en La Santa Sede, en línea:
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JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la vida consagrada y su misión
en la iglesia y en el mundo Vita Consecrata (25 de marzo 1996), en La Santa Sede, en
línea: https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/
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ESTUDIOS
D. J. ANDRÉS, El derecho de los religiosos: comentario al código (Publicaciones claretianas y
Commentarium pro religiosis, Madrid 31984).

V. DE PAOLIS, La vida consagrada en la Iglesia (Biblioteca de Autores Cristianos y


Universidad San Dámaso, Madrid 2014).

J. GONZÁLEZ AYESTA, “Líneas maestras de la normativa del CIC 83 sobre la vida consagrada
y algunas cuestiones actuales en esta materia”, Ius Canonicum 49/97 (2009) 101-123.
En línea: https://revistas.unav.edu/index.php/ius-canonicum/article/view/14158
(consulta: 09/06/2025).

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