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Cuntos Cortos para La Lectura

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CUENTO

El papel y la
tinta
Había una hoja de papel sobre una mesa,
junto a otras hojas iguales a ella, cuando
una pluma, bañada en negrísima tinta, la
manchó completa y la llenó de palabras.
– “¿No podrías haberme ahorrado esta
humillación?”, dijo enojada la hoja de
papel a la tinta. “Tu negro infernal me ha
arruinado para siempre”.
– “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te
he vestido de palabras. Desde ahora ya no
eres una hoja de papel sino un mensaje.
Custodias el pensamiento del hombre. Te
has convertido en algo precioso”.
En ese momento, alguien que estaba
ordenando el despacho, vio aquellas hojas
esparcidas y las juntó para arrojarlas al
fuego. Sin embargo, reparó en la hoja
“sucia” de tinta y la devolvió a su lugar
porque llevaba, bien visible, el mensaje de
la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.
CUENTO
La aventura
del agua
Un día que el agua se encontraba en el
soberbio mar sintió el caprichoso deseo de
subir al cielo. Entonces se dirigió al fuego y le
dijo:
– “¿Podrías ayudarme a subir más alto?”.
El fuego aceptó y con su calor, la volvió más
ligera que el aire, transformándola en un sutil
vapor. El vapor subió más y más en el cielo,
voló muy alto, hasta los estratos más ligeros
y fríos del aire, donde ya el fuego no podía
seguirlo. Entonces las partículas de vapor,
ateridas de frío, se vieron obligadas a
juntarse, se volvieron más pesadas que el
aire y cayeron en forma de lluvia. Habían
subido al cielo invadidas de soberbia y
recibieron su merecido. La tierra sedienta
absorbió la lluvia y, de esta forma, el agua
estuvo durante mucho tiempo prisionera en el
suelo, purgando su pecado con una larga
penitencia.
CUENTO
Secreto a
voces
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa.
Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un
secreto.
– “¿Qué hablabas con el Gobernador?”, le
preguntó a su padre, después de intentar
escuchar una larga conversación entre los
dos hombres.
– “Estábamos hablando sobre el gran reloj
que mañana, a las doce, vamos a colocar en
el Ayuntamiento. Pero es un secreto y no
debes divulgarlo”.
Gretel prometió callar, pero a las doce del día
siguiente estaba en la plaza con todas sus
compañeras de la escuela para ver cómo
colocaban el reloj en el ayuntamiento. Sin
embargo, grande fue su sorpresa al ver que
tal reloj no existía. El Alcalde quiso dar una
lección a su hija y en verdad fue dura, pues
las niñas del pueblo estuvieron mofándose de
ella durante varios años. Eso sí, le sirvió para
saber callar a tiempo.
CUENTO

El conejo de las orejas


largas
Saltando entre pinos y zarzamoras, de
donde comenzaron a salir zorzales,
perros y ratoncitos para ayudarlo con sus
compras, llegó donde los feriantes.
Eligió zanahorias, lechugas y rabanitos,
para fortalecer la vista y los dientes.
También manzanas con vitaminas para
endulzar la merienda, y todas las que
ustedes quieran recomendarle para
llevar.
A su regreso, la mesa estaba servida y
sus 15 hermanitos, con las patitas
lavadas, esperaban para almorzar.
Después de lavarse los dientes y dormir
la siesta saldrían, como premio, a jugar
con sus amigos los animalitos, aves e
insectos del bosque.
CUENTO

Alboroto en la cocina
Cierto día en mi cocina se desarrolló el
congreso anual de los alimentos.
Se reunían para discutir cual de los
alimentos era el más saludable para
hacer crecer sanos a los niños.
Primero el chocolate dijo: "¡Yo soy el
mejor!, ya que con mi sabor hago felices
a los niños".
"¡Nooo!", dijeron en coro las patatas.
"Nosotras, fritas, somos las preferidas de
los niños".
"¡Cállense!", dijo el tomate. "Yo soy el
mejor porque pertenezco a las finísimas
verduras".
Le contestaron las frutas a gritos:
"¡Nosotras somos más importantes,
porque entregamos vitaminas a los
niños!"
Era tanto el alboroto que había, que
llegaron los cereales a poner orden.
De pronto la sabia leche dice: "No sigan
peleando, ya que todos somos
importantes para hacer crecer a los niños
sanos".
CUENTO

El jardín de las flores


tristes
Las flores del jardín de la familia Rosales
un día dejaron de brindar al hogar su
fragancia exquisita.
¿Por qué?
Dalia y Jazmín, hermanitas encargadas
de regar las plantas, lo hacían
refunfuñando: "¡Queremos jugar y no
regar!", decían.
Las flores se entristecieron y por eso no
olían a nada.
Cuando el padre decidió arrancar las
plantas de flores sin olor, intervino el
hada del jardín.
Esa noche las niñas soñaron que una
bella hada les decía: "Las flores volverán
a ser olorosas si ustedes las riegan con
alegría y amor".
Al día siguiente, el padre fue a eliminar
las plantas, pero notó con alegría que el
jardín era otra vez fragante.
Dalia y Jazmín lo regaban cantando.
CUENTO

El león y el ratón
Un día, un león dormía en la selva cuando un
pequeño ratón accidentalmente corrió sobre
su nariz y lo despertó.
El león atrapó al ratón con su gran pata y
abrió su boca para comérselo.
El ratón, temblando de miedo, suplicó por su
vida y prometió que algún día devolvería el
favor si lo dejaba ir.
El león se rió de la idea de que un pequeño
ratón pudiera ayudarlo, pero decidió liberarlo.
Unos días después, el león quedó atrapado en
una red dejada por unos cazadores. Rugió y
trató de liberarse, pero no pudo.
El ratón, al oír los rugidos del león, corrió hacia
él y con sus afilados dientes comenzó a roer la
cuerda de la red hasta que el león quedó libre.
"No te reías de mí por ser pequeño," dijo el
ratón, "incluso un pequeño ratón puede
ayudar a un gran león."
El león agradeció al ratón y se dieron cuenta
de que la verdadera amistad no depende del
tamaño.
CUENTO

El cuento de la flor de
loto
Había una vez en un estanque de aguas
tranquilas, una hermosa flor de loto que
sobresalía entre las demás plantas acuáticas.
La flor de loto siempre estaba limpia y
radiante, a pesar de vivir en aguas turbias.
Un día, un sapo curioso le preguntó: "¿Cómo
puedes estar tan limpia y hermosa en estas
aguas sucias?".
La flor de loto sonrió y respondió: "Aunque
mis raíces están en el lodo, yo crezco hacia
la luz. El agua sucia no puede ensuciarme
porque me enfoco en el sol y la pureza que
me da."
El sapo comprendió la lección: no importa
cuán difíciles o sucias sean las
circunstancias, siempre puedes elegir crecer
hacia la luz y la belleza interior.
CUENTO

El elefante y la hormiga
Había una vez en la selva un elefante muy
orgulloso de su tamaño y fuerza. Se burlaba
de los animales más pequeños,
especialmente de las hormigas.
Un día, mientras el elefante descansaba
junto a un hormiguero, una hormiga subió
por su trompa y le hizo cosquillas.
El elefante trató de sacudirse, pero no pudo
alcanzar a la pequeña hormiga.
La hormiga habló al elefante: "Aunque soy
pequeña, puedo causarte molestias.
Deberías tratar a todos con respeto, no
importa su tamaño".
El elefante, avergonzado, se disculpó y
aprendió a tratar a todos los animales con
igualdad y respeto.
CUENTO

Mateo y la rana
Érase una vez un niño llamado Mateo, que
vivía en una finca rodeado de animales. Mateo
amaba a todos los animales y pasaba todo su
tiempo libre jugando con ellos y cuidándolos.
Un día, mientras jugaba en el campo, Mateo
encontró una ranita herida. La rana tenía una
pata rota y no podía saltar. Mateo se
entristeció al ver a la rana herida y decidió
llevársela a casa para cuidarla.
Mateo construyó un pequeño acuario para la
rana y la alimentó con insectos. También hizo
un pequeño yeso para su pierna rota. La rana
comenzó a sanar lentamente y pronto pudo
volver a saltar.
Mateo se sintió muy feliz de haber ayudado a
la rana y se dio cuenta de que todos los seres
vivos merecen ser cuidados y amados, sin
importar su tamaño o habilidades. A partir de
ese día, Mateo se convirtió en un gran defensor
de los animales y siempre buscaba formas de
ayudar a los más débiles.

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