Expectación por el comienzo de la carrera anual
de animales.
Todo bien hasta el momento de la partida, pero risa
general al ver a la tortuga Olivia.
Al dar la largada, todos salen muy veloces, menos Olivia
que a paso lento causa risas entre los presentes.
El conejo Orejón olvida doblar en el sauce llorón.
Romualdo el huemul va hacia el norte en vez del sur.
Héctor la ardilla se quedó con una chiquilla.
Rogelio el puma sigue perdido en una duna.
A Carlota la gata le salieron ampollas en las patas.
Alberto el oso aún nada en el pozo.
Expectante la llegada. Olivia va a ganar, su cautela y tesón
la han ayudado y llegó en primer lugar.
Autor Elías Mauricio López Valdivia
San Miguel, Región Metropolitana
Ilustración Susana Sánchez
Carrera en
el bosque
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El cofre
de los sueños
Esta es la historia de un pirata que por obtener un
tesoro, se enfrentó al guardián de los sueños, que lo
condenó a vagar por los océanos sin dormir, hasta
encontrar en la isla Perdida el cofre que ocultaba la
receta mágica para poder soñar.
Así pasó el tiempo y el pirata no podía descansar.
Su tripulación hacía mil intentos para lograr que
durmiera, y el lorito en su hombro le entonaba
canciones de cuna.
Hasta que una noche uno de los marinos gritó:
“tierra!!, es la isla Perdida!!!
Ahí el pirata encontró el cofre y al abrirlo leyó
con asombro...
“PARA TENER DULCES SUEÑOS LA RECETA TÚ
YA LA SABÍAS, SÓLO DEBES SER UNA BUENA
PERSONA TODOS LOS DÍAS”.
Autora: Pamela Noemí Riquelme Moreno
Quinta Normal, Región Metropolitana
Ilustración: Carolina Schütte
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“Papá, ¿es cierto que cuando se me cae un diente de leche,
si lo dejo bajo la almohada, viene un ratoncito por la noche
y me lo cambia por una moneda de cien pesos?”.
“¡Claro que sí!”, le respondió el papá.
“Pero siempre y cuando te hayas portado bien durante
el día”.
El niño se quedó pensativo por un rato y parecía que sacaba
algunas cuentas.
Al fin dijo “entonces necesito juntar 32 monedas para
esta noche”.
“¿Para que quieres tantas monedas?”, preguntó el papá.
Son para dárselas al ratoncito y así pedirle que le devuelva
los dientes del tata que un día se llevó”.
Autora Olga Argentina Palomar Becerra
San Miguel, Región Metropolitana
Ilustración Ángeles Vargas
El diente
de leche
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“¿Por qué tienes ese lunar?”, preguntó Ignacia a
su tía Magdi.
“Un día, cuando era chiquitita, estaba feliz comiendo
chocolate en la playa junto a mi familia.
Me cayó un pedazo en la mejilla y no me limpié.
Me fui a bañar al mar, chapoteé, reí, me salí del agua,
tomé sol y cuando se oscureció, la pintita de chocolate
se había secado y con la sal del mar se pegó a la piel.
¡Nunca más salió!”.
“¿Y si te lavas?”.
“No quiero que se salga. Esta manchita me recuerda los
lindos momentos en que, sin importar si estoy fea, he
tenido mi cara llena de risa.
¡Todos deberíamos tener uno de esos lunares!”.
Autora Magdalena Sarita Palacios Bianchi
Las Condes, Región Metropolitana
Ilustración Juan Soto
El dulce y feliz
lunar de Magdi
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PAM, PAM, PAM.“¡Mamá!”, grito la niña.
La madre entró presurosa al dormitorio de su hija.
“¿Qué pasa?”, le dijo.
“El ruido, el ruido”, le respondió la niña muy asustada.
“¿Cuál ruido? Yo no escucho nada. Vuelve a dormirte”.
Le besó la frente y se alejó.
PAM, PAM, PAM.“¡Mamá!”, volvió a gritar.“El ruido otra vez”.
La madre, al verla tan asustada, se acostó a su lado y
la abrazó.
Lentamente la niña se fue quedando dormida y en el
silencio de la noche la madre escucha: PAM–PAM–PAM.
Pero ella no se asustó, pues sabía que ese ruido no era otra
cosa más que su corazón que latía más fuerte cada vez que
se alejaba de su amada hija.
Autor Juan Fernando Díaz Palomar
San Miguel, Región Metropolitana
Ilustración Ángeles Vargas
El Ruido
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Cierto día, el sapo Sapito sin permiso salió de su charco
y se fue a pasear, porque el mundo quería conquistar
con su guitarra y su morral.
Después de mucho caminar en una esquina se puso
a cantar.
Siguiendo camino llegó a un portal y ahí mismo se
puso a descansar.
Dando más vueltas a don Gato y a doña Cigarra los
va a saludar.
Llega la noche y se da cuenta cuan lejos está de su
hogar y muy asustado se puso a llorar.
Pero de pronto, una voz escucha llamar: es su mamá
quien lo sale a buscar.
Contento el sapito a mamá va a abrazar y le promete
que nunca más sin permiso se irá a pasear.
Autora Violeta Aurora Olivares Fernández
Viña del Mar, Región de Valparaíso
Ilustración Juan Soto
El sapo Sapito
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El sol
El sol se despertó muy temprano, antes que llegara
la mañana.
Y vio que todo estaba oscuro, miró hacia arriba y
vio unas niñas que corrían con luces en sus manos.
Eran las estrellas.
El corrió para juntarse con ellas, pero justo en ese
instante llegó la mañana y las niñas corrieron a
jugar a las escondidas.
Por eso cuando llueve y está nublado es porque el
sol se fue a jugar con sus amigas.
Autora: Javiera Josefina Puga Fuenzalida
Rancagua,Región de O’Higgins
Ilustración: Verónica Rodriguez
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El sombrero de
las buenas ideas
Nuestro abuelo era la persona más alegre y entretenida y
siempre tenía las mejores ideas.
Cuando estábamos aburridos en un día de lluvia, llegaba a
casa con su sombrero y decía:“hagamos un juego para que
salga el sol”, y lo lograba.
También hacia que las lágrimas se hicieran risa.
A veces dudábamos ¿no sería un niño disfrazado de viejo?
No se le notaba cansancio, siempre tenía tiempo, era muy feliz.
Bueno, él no tenía que ir al colegio y siempre podía planear
una nueva aventura.
Nos tenía intrigados, ¿de dónde sacaba tantas ideas?
Un día se quedó dormido y nos pusimos su sombrero.
No lo podíamos creer.
Del sombrero salían sus ideas.
Aunque lo descubrimos, guardamos su secreto.
Autora: María Victoria Rodriguez Herrera
Los Andes, Región de Valparaíso
Ilustración: Verónica Rodriguez
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Amalia era una arañita que perdió sus dos patitas
traseras, por lo que caminaba y se movía lento.
Ella se sentía inútil.
Miraba a las abejas recolectar miel.
Veía a las hormigas cómo reunían su alimento.
Observaba a las mariposas lucir sus colores y todo
esto la apenaba.
Un día, un diluvio cayó en el jardín y un pequeño
escarabajo quedó colgando en la hoja de un arbusto a
punto de caer al torrente de agua.
Amalia vio que todos corrieron a protegerse.
Sin percatarse de esto saltó entonces arriesgando su
propia vida y con gran esfuerzo rescató al escarabajo.
Gran aplauso de los insectos del jardín para Amalia
quien descubrió que un defecto desaparece cuando hay
un gran corazón.
Autor Elías Mauricio López Valdivia
San Miguel, Región Metropolitana
Ilustración Soledad Águila
La Arañita Amalia
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En un gran árbol de nueces vivía la ardilla Frody.
Frody era muy egoísta y no dejaba que nadie subiera
al árbol.
Todos los días ella miraba desde lo alto al resto de los
animales jugar y divertirse y ella no bajaba por temor
a perder sus ricas nueces.
Por eso siempre estaba triste y sola.
Un día, al ir a buscar nueces a lo más alto del árbol,
Frody se cayó quedando muy mal herida.
Los animales del bosque cuidaron de ella hasta
que mejoró.
Frody se sintió feliz al saber que no estaba sola y que
podía compartir sus nueces con sus nuevos amigos.
Autora Jenny Vanessa Godoy Rivera
Calama, Región de Antofagasta
Ilustración Macarena Salazar
La Ardilla Frody
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“DO, RE, MI”, dice el colibrí.
“MI, FA, SOL”, canta el caracol.
Cada día, por el campo, circulaba una banda musical
dirigida por Topacio, un conejo blanco, gordo y peludo.
Los animalitos que la oían se unían a ella y
cantaban alegremente.
Pero el zorro, que atisbaba entre el follaje molesto con
tanta algarabía, una noche les tendió una trampa.
Cavó un gran hoyo, puso dentro de él un palo para
trepar cuando hubiera terminado, pero cansado, en
lugar de subir, se durmió.
La lechuza voló a avisar a Topacio, quien acompañado
de sus amigos llegó al lugar señalado.
Entre todos sacaron el palo, y cuando el zorro despertó
se vio atrapado en su propia trampa.
Asustado y arrepentido, prometió sumarse a la banda.
Autora Silvia Mónica Lagos Ortiz
Macul, Región Metropolitana
Ilustración Macarena Salazar
La Bandita
de Topacio
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Hace muchos años, en un lejano mundo, vivían cinco
hermanos que discutían mucho.
“Soy el más fino, delgado”, dijo el meñique.
“Yo soy el del matrimonio, el señor de los anillos”, dijo
el anular.
“Pero soy el más alto”, el mayor señaló orgulloso el
del medio.
“Se equivocan, el más útil soy yo: siempre muestro el
camino”, habló el índice.
“Ah, eso es posible”, dijo el gordo, también llamado pulgar.
“A mí los niños me usan para el play y las consolas. Pero
juntos, hacemos maravillas”, agregó.
“Ejemplo: la mano tierna sobre los cabellos, la mano
fecunda para sembrar, la mano útil en la fábrica, la mano
con mano del saludo para el amor y la amistad”.
Autora Gloria Paz Aravena Escobar
Pedro Aguirre Cerda, Región Metropolitana
Ilustración Macarena Salazar
Leyenda de
cinco hermanos
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Poromita la burrita
Poromita era una burrita coqueta y muy comilona.
Saboreaba limones y sandías.
Le gustaba bañarse y revolcarse en la arena del desierto.
Saludaba alborotada cuando alguien se acercaba a su corral.
Pedía siempre una caricia en sus orejas largas y grises.
Sus ojos eran dos enormes bolitas negras.
La burrita Poromita sólo tenía un gran deseo.
Soñaba pasear engalanada con sus niños preferidos,
Simón, Martín y Sebastián.
Un día de verano su sueño se hizo realidad.
Había añorado tanto ese día, que su felicidad era
gigante como el sol.
Sus niños adorados la sacaron a pasear.
Con un morral cargado de juguetes irían
juntos a descubrir el mundo.
La burrita Poromita su sueño
cumplía y feliz movía la colita.
Autora: Viviana Briones Valentin
Ñuñoa, Región Metropolitana
Ilustración: Juan Soto
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Primer día en el jardín
Pum pum, hacía el corazón del pequeño Gudelio cuando
llegó a su primer día de clases en el jardín.
Gudelio es un tordo.
Los tordos son pajaritos de color negro y que pueden
hablar igual que los loros y las cacatúas.
La Tía Gaviota lo recibió con un fuerte abrazo y lo llevó
a su sala para presentarle a sus compañeros.
Ahí estaban el zorzal Mauricio que daba saltitos
pillando una cuica;
la loica Patricia cantaba inflando su pecho rojo;
el chercán Rogelio preguntaba a qué hora
servían la colación;
Hortensia la tenca buscaba en su estuche
los crayones;
y Mario el chincolito le hacía un ladito
en su pupitre a Gudelio.
Pum pum, hacía su corazón de felicidad.
Autor: Milko Sebastián Urqueta Torrejón
Vallenar, Región de Atacama
Ilustración: Macarena Salazar
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Sebastián amaba las nubes.
Siempre las miraba en el cielo, y descubría sus
movimientos y formas.
Las que más le gustaban eran esas blancas, como
azúcar de algodón, limpiecitas en el cielo azul.
Quería tocarlas, pero no alcanzaba.
Entonces pensó algo genial: tomó su volantín y
lo elevó, para que le trajera un pedacito de nube
amarrado a su cola.
El volantín voló y voló cada vez más lejos, hasta
que Sebastian no lo pudo ver. Sólo lo sentía tirando
de su mano.
Llegó la noche y Sebastián, cansado, empezó a recoger
su volantín.
De pronto lo vio muy pequeño, con algo que brillaba
en su cola.
¡Una estrella luminosa!
Sebastian aprendió que, algunas veces, logramos más
de lo que soñamos.
Autora Claudia Lina Ristori Hernandez
Las Condes, Región Metropolitana
Ilustración Loreto Corvalán
Sebastián y
el Volantín
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15 Cuentos para niños a partir de 4 años, Crece Contigo.pdf

  • 1.
    Expectación por elcomienzo de la carrera anual de animales. Todo bien hasta el momento de la partida, pero risa general al ver a la tortuga Olivia. Al dar la largada, todos salen muy veloces, menos Olivia que a paso lento causa risas entre los presentes. El conejo Orejón olvida doblar en el sauce llorón. Romualdo el huemul va hacia el norte en vez del sur. Héctor la ardilla se quedó con una chiquilla. Rogelio el puma sigue perdido en una duna. A Carlota la gata le salieron ampollas en las patas. Alberto el oso aún nada en el pozo. Expectante la llegada. Olivia va a ganar, su cautela y tesón la han ayudado y llegó en primer lugar. Autor Elías Mauricio López Valdivia San Miguel, Región Metropolitana Ilustración Susana Sánchez Carrera en el bosque más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 2.
    El cofre de lossueños Esta es la historia de un pirata que por obtener un tesoro, se enfrentó al guardián de los sueños, que lo condenó a vagar por los océanos sin dormir, hasta encontrar en la isla Perdida el cofre que ocultaba la receta mágica para poder soñar. Así pasó el tiempo y el pirata no podía descansar. Su tripulación hacía mil intentos para lograr que durmiera, y el lorito en su hombro le entonaba canciones de cuna. Hasta que una noche uno de los marinos gritó: “tierra!!, es la isla Perdida!!! Ahí el pirata encontró el cofre y al abrirlo leyó con asombro... “PARA TENER DULCES SUEÑOS LA RECETA TÚ YA LA SABÍAS, SÓLO DEBES SER UNA BUENA PERSONA TODOS LOS DÍAS”. Autora: Pamela Noemí Riquelme Moreno Quinta Normal, Región Metropolitana Ilustración: Carolina Schütte más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 3.
    “Papá, ¿es ciertoque cuando se me cae un diente de leche, si lo dejo bajo la almohada, viene un ratoncito por la noche y me lo cambia por una moneda de cien pesos?”. “¡Claro que sí!”, le respondió el papá. “Pero siempre y cuando te hayas portado bien durante el día”. El niño se quedó pensativo por un rato y parecía que sacaba algunas cuentas. Al fin dijo “entonces necesito juntar 32 monedas para esta noche”. “¿Para que quieres tantas monedas?”, preguntó el papá. Son para dárselas al ratoncito y así pedirle que le devuelva los dientes del tata que un día se llevó”. Autora Olga Argentina Palomar Becerra San Miguel, Región Metropolitana Ilustración Ángeles Vargas El diente de leche más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 4.
    “¿Por qué tienesese lunar?”, preguntó Ignacia a su tía Magdi. “Un día, cuando era chiquitita, estaba feliz comiendo chocolate en la playa junto a mi familia. Me cayó un pedazo en la mejilla y no me limpié. Me fui a bañar al mar, chapoteé, reí, me salí del agua, tomé sol y cuando se oscureció, la pintita de chocolate se había secado y con la sal del mar se pegó a la piel. ¡Nunca más salió!”. “¿Y si te lavas?”. “No quiero que se salga. Esta manchita me recuerda los lindos momentos en que, sin importar si estoy fea, he tenido mi cara llena de risa. ¡Todos deberíamos tener uno de esos lunares!”. Autora Magdalena Sarita Palacios Bianchi Las Condes, Región Metropolitana Ilustración Juan Soto El dulce y feliz lunar de Magdi más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 5.
    PAM, PAM, PAM.“¡Mamá!”,grito la niña. La madre entró presurosa al dormitorio de su hija. “¿Qué pasa?”, le dijo. “El ruido, el ruido”, le respondió la niña muy asustada. “¿Cuál ruido? Yo no escucho nada. Vuelve a dormirte”. Le besó la frente y se alejó. PAM, PAM, PAM.“¡Mamá!”, volvió a gritar.“El ruido otra vez”. La madre, al verla tan asustada, se acostó a su lado y la abrazó. Lentamente la niña se fue quedando dormida y en el silencio de la noche la madre escucha: PAM–PAM–PAM. Pero ella no se asustó, pues sabía que ese ruido no era otra cosa más que su corazón que latía más fuerte cada vez que se alejaba de su amada hija. Autor Juan Fernando Díaz Palomar San Miguel, Región Metropolitana Ilustración Ángeles Vargas El Ruido más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 6.
    Cierto día, elsapo Sapito sin permiso salió de su charco y se fue a pasear, porque el mundo quería conquistar con su guitarra y su morral. Después de mucho caminar en una esquina se puso a cantar. Siguiendo camino llegó a un portal y ahí mismo se puso a descansar. Dando más vueltas a don Gato y a doña Cigarra los va a saludar. Llega la noche y se da cuenta cuan lejos está de su hogar y muy asustado se puso a llorar. Pero de pronto, una voz escucha llamar: es su mamá quien lo sale a buscar. Contento el sapito a mamá va a abrazar y le promete que nunca más sin permiso se irá a pasear. Autora Violeta Aurora Olivares Fernández Viña del Mar, Región de Valparaíso Ilustración Juan Soto El sapo Sapito más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 7.
    El sol El solse despertó muy temprano, antes que llegara la mañana. Y vio que todo estaba oscuro, miró hacia arriba y vio unas niñas que corrían con luces en sus manos. Eran las estrellas. El corrió para juntarse con ellas, pero justo en ese instante llegó la mañana y las niñas corrieron a jugar a las escondidas. Por eso cuando llueve y está nublado es porque el sol se fue a jugar con sus amigas. Autora: Javiera Josefina Puga Fuenzalida Rancagua,Región de O’Higgins Ilustración: Verónica Rodriguez más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 8.
    El sombrero de lasbuenas ideas Nuestro abuelo era la persona más alegre y entretenida y siempre tenía las mejores ideas. Cuando estábamos aburridos en un día de lluvia, llegaba a casa con su sombrero y decía:“hagamos un juego para que salga el sol”, y lo lograba. También hacia que las lágrimas se hicieran risa. A veces dudábamos ¿no sería un niño disfrazado de viejo? No se le notaba cansancio, siempre tenía tiempo, era muy feliz. Bueno, él no tenía que ir al colegio y siempre podía planear una nueva aventura. Nos tenía intrigados, ¿de dónde sacaba tantas ideas? Un día se quedó dormido y nos pusimos su sombrero. No lo podíamos creer. Del sombrero salían sus ideas. Aunque lo descubrimos, guardamos su secreto. Autora: María Victoria Rodriguez Herrera Los Andes, Región de Valparaíso Ilustración: Verónica Rodriguez más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 9.
    Amalia era unaarañita que perdió sus dos patitas traseras, por lo que caminaba y se movía lento. Ella se sentía inútil. Miraba a las abejas recolectar miel. Veía a las hormigas cómo reunían su alimento. Observaba a las mariposas lucir sus colores y todo esto la apenaba. Un día, un diluvio cayó en el jardín y un pequeño escarabajo quedó colgando en la hoja de un arbusto a punto de caer al torrente de agua. Amalia vio que todos corrieron a protegerse. Sin percatarse de esto saltó entonces arriesgando su propia vida y con gran esfuerzo rescató al escarabajo. Gran aplauso de los insectos del jardín para Amalia quien descubrió que un defecto desaparece cuando hay un gran corazón. Autor Elías Mauricio López Valdivia San Miguel, Región Metropolitana Ilustración Soledad Águila La Arañita Amalia más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 10.
    En un granárbol de nueces vivía la ardilla Frody. Frody era muy egoísta y no dejaba que nadie subiera al árbol. Todos los días ella miraba desde lo alto al resto de los animales jugar y divertirse y ella no bajaba por temor a perder sus ricas nueces. Por eso siempre estaba triste y sola. Un día, al ir a buscar nueces a lo más alto del árbol, Frody se cayó quedando muy mal herida. Los animales del bosque cuidaron de ella hasta que mejoró. Frody se sintió feliz al saber que no estaba sola y que podía compartir sus nueces con sus nuevos amigos. Autora Jenny Vanessa Godoy Rivera Calama, Región de Antofagasta Ilustración Macarena Salazar La Ardilla Frody más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 11.
    “DO, RE, MI”,dice el colibrí. “MI, FA, SOL”, canta el caracol. Cada día, por el campo, circulaba una banda musical dirigida por Topacio, un conejo blanco, gordo y peludo. Los animalitos que la oían se unían a ella y cantaban alegremente. Pero el zorro, que atisbaba entre el follaje molesto con tanta algarabía, una noche les tendió una trampa. Cavó un gran hoyo, puso dentro de él un palo para trepar cuando hubiera terminado, pero cansado, en lugar de subir, se durmió. La lechuza voló a avisar a Topacio, quien acompañado de sus amigos llegó al lugar señalado. Entre todos sacaron el palo, y cuando el zorro despertó se vio atrapado en su propia trampa. Asustado y arrepentido, prometió sumarse a la banda. Autora Silvia Mónica Lagos Ortiz Macul, Región Metropolitana Ilustración Macarena Salazar La Bandita de Topacio más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 12.
    Hace muchos años,en un lejano mundo, vivían cinco hermanos que discutían mucho. “Soy el más fino, delgado”, dijo el meñique. “Yo soy el del matrimonio, el señor de los anillos”, dijo el anular. “Pero soy el más alto”, el mayor señaló orgulloso el del medio. “Se equivocan, el más útil soy yo: siempre muestro el camino”, habló el índice. “Ah, eso es posible”, dijo el gordo, también llamado pulgar. “A mí los niños me usan para el play y las consolas. Pero juntos, hacemos maravillas”, agregó. “Ejemplo: la mano tierna sobre los cabellos, la mano fecunda para sembrar, la mano útil en la fábrica, la mano con mano del saludo para el amor y la amistad”. Autora Gloria Paz Aravena Escobar Pedro Aguirre Cerda, Región Metropolitana Ilustración Macarena Salazar Leyenda de cinco hermanos más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 13.
    Poromita la burrita Poromitaera una burrita coqueta y muy comilona. Saboreaba limones y sandías. Le gustaba bañarse y revolcarse en la arena del desierto. Saludaba alborotada cuando alguien se acercaba a su corral. Pedía siempre una caricia en sus orejas largas y grises. Sus ojos eran dos enormes bolitas negras. La burrita Poromita sólo tenía un gran deseo. Soñaba pasear engalanada con sus niños preferidos, Simón, Martín y Sebastián. Un día de verano su sueño se hizo realidad. Había añorado tanto ese día, que su felicidad era gigante como el sol. Sus niños adorados la sacaron a pasear. Con un morral cargado de juguetes irían juntos a descubrir el mundo. La burrita Poromita su sueño cumplía y feliz movía la colita. Autora: Viviana Briones Valentin Ñuñoa, Región Metropolitana Ilustración: Juan Soto más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 14.
    Primer día enel jardín Pum pum, hacía el corazón del pequeño Gudelio cuando llegó a su primer día de clases en el jardín. Gudelio es un tordo. Los tordos son pajaritos de color negro y que pueden hablar igual que los loros y las cacatúas. La Tía Gaviota lo recibió con un fuerte abrazo y lo llevó a su sala para presentarle a sus compañeros. Ahí estaban el zorzal Mauricio que daba saltitos pillando una cuica; la loica Patricia cantaba inflando su pecho rojo; el chercán Rogelio preguntaba a qué hora servían la colación; Hortensia la tenca buscaba en su estuche los crayones; y Mario el chincolito le hacía un ladito en su pupitre a Gudelio. Pum pum, hacía su corazón de felicidad. Autor: Milko Sebastián Urqueta Torrejón Vallenar, Región de Atacama Ilustración: Macarena Salazar más cuentos en www.crececontigo.cl
  • 15.
    Sebastián amaba lasnubes. Siempre las miraba en el cielo, y descubría sus movimientos y formas. Las que más le gustaban eran esas blancas, como azúcar de algodón, limpiecitas en el cielo azul. Quería tocarlas, pero no alcanzaba. Entonces pensó algo genial: tomó su volantín y lo elevó, para que le trajera un pedacito de nube amarrado a su cola. El volantín voló y voló cada vez más lejos, hasta que Sebastian no lo pudo ver. Sólo lo sentía tirando de su mano. Llegó la noche y Sebastián, cansado, empezó a recoger su volantín. De pronto lo vio muy pequeño, con algo que brillaba en su cola. ¡Una estrella luminosa! Sebastian aprendió que, algunas veces, logramos más de lo que soñamos. Autora Claudia Lina Ristori Hernandez Las Condes, Región Metropolitana Ilustración Loreto Corvalán Sebastián y el Volantín más cuentos en www.crececontigo.cl