LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES
El resultado de la Guerra Civil fue la consolidación del régimen dictatorial que los
sublevados contra la República habían empezado a construir en 1936. La España de 1939 era
una nación arrasada desde el punto de vista material, demográfico y emocional. El nuevo
Estado representaba los intereses de la oligarquía tradicional, la Iglesia y el Ejército. En sus casi
cuarenta años de existencia el franquismo se mantuvo siempre como una férrea dictadura
caracterizada por la represión de sus opositores, aunque el régimen fue adaptándose a las
diversas coyunturas por las que atravesó.
1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS DEL FRANQUISMO
El régimen se caracterizó desde el principio por una total concentración del poder en
la figura de Franco. Controlaba todas las instituciones del Estado y sus miembros eran elegidos
por él. En gran medida los rasgos ideológicos del régimen son los mismos que los del propio
Franco.
En primer lugar el anticomunismo. Para los “vencedores”, en realidad, comunistas o
“rojos”, eran todos aquellos que habían apoyado a la República, por moderadas que fueran sus
posturas. Este anticomunismo le resultó muy útil al régimen en los momentos de la Guerra Fría
ya que le valió para su reconocimiento internacional.
En segundo lugar el antiparlamentarismo. La democracia parlamentaria se presentó
como un sistema débil y contrario a los intereses de España. En su lugar se estableció la
denominada democracia orgánica, supuestamente un sistema claramente superior al
parlamentario.
En tercer lugar la Dictadura se identificó plenamente con el catolicismo, hasta el punto
de que se acuñó el término nacionalcatolicismo para calificarla. La iglesia ejerció un dominio
absoluto de la vida social. Recuperó el control sobre la educación, tenía plenas competencias
en materia de censura y una presencia constante en los medios de comunicación. Se impuso
una estricta moral católica, pública y privada, cuyo incumplimiento era castigado con el Código
Penal.
La cuarta característica fue el tradicionalismo. La Unidad de la Patria se consideraba
un valor supremo, justificado en raíces históricas. Se exaltaron los valores de las épocas
consideradas gloriosas de la historia de España (reconquista, Reyes Católicos, Imperio) y se
adoptaron sus símbolos.
Las autonomías y los movimientos nacionalistas fueron calificados de antiespañoles. Se
prohibió el uso de cualquier lengua que no fuera el castellano, así como todos los símbolos
nacionalistas.
El régimen fue desde el principio militarista. Franco consideraba que los valores
propios del Ejército: disciplina, jerarquía, obediencia, debían extenderse al resto de los
ámbitos de la vida.
Por último el régimen franquista presenta una serie de rasgos fascistas muy marcados.
Entre ellos estaban los símbolos y los uniformes, la existencia de un partido único, el desprecio
a las instituciones democráticas, la exaltación del Caudillo en grandes concentraciones de
carácter propagandístico y el uso de la violencia para controlar a la población y perseguir a los
enemigos.
2. LOS APOYOS DE LA DICTADURA
La Dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía.
Recuperaron sus empresas y además fueron los beneficiarios de la economía intervencionista
de los primeros años. El régimen franquista contó también con el apoyo de las clases medias
rurales y de aquellos que en las ciudades se beneficiaron de la política del régimen. Por el
contrario apenas tuvo apoyo entre los jornaleros, el proletariado y las clases medias urbanas.
Pero una cosa era la disconformidad y otra muy distinta la oposición o la protesta. La represión
sistemática, la miseria generalizada y el hundimiento moral tras la derrota impidieron
cualquier posibilidad de reacción durante mucho tiempo. Después, la propaganda, la mejora
económica a partir de los años 60 y el relevo generacional, hicieron que parte de esos sectores
obreros y campesinos aceptaran el régimen e incluso lo respaldaran.
En el nuevo régimen los partidos políticos fueron prohibidos. Sólo se permitió la
existencia de Falange, que ya durante la guerra se había unificado con los otros grupos que
habían apoyado la rebelión dando lugar a la aparición de la denominada Falange Española
Tradicionalista y de las JONS. Ni siquiera para ella se aceptó el término partido y pasó a
denominarse Movimiento Nacional. Además de la Falange Franco contó con el apoyo de otros
grupos a los que se denomina “familias del régimen”.
La primera de ellas la formaban los propios falangistas. Esta Falange tenía poco que ver
con la que había fundado José Antonio, Franco se convirtió en su único jefe. Sus
organizaciones, Frente de Juventudes, Sección Femenina ejercían un notable dominio en la
vida económica y social. También controlaba los llamados Sindicatos Verticales institución de
carácter corporativo que aglutinaba a empresarios y trabajadores para que armonizaran sus
intereses. En los primeros años los falangistas ocuparon cargos importantes en el gobierno y
las instituciones, pero con la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial su presencia
fue poco a poco disminuyendo.
Los militares formaban otra de las familias. Muchos de los jefes sublevados fueron
colaboradores de Franco tras la Guerra, entre ellos el hombre que permaneció más tiempo
junto al dictador, Carrero Blanco. Otros, sin embargo, se fueron distanciando del poder. Franco
mantuvo siempre al Ejército en un papel subordinado a su persona y situó a los militares en
cargos de su confianza.
Un tercer grupo influyente eran los católicos, especialmente a partir de los años 50 el
Opus Dei. Suministraban cargos, generalmente con un alto nivel de formación. Además
muchos obispos formaron parte de las Cortes franquistas y de otras instituciones. Sólo a raíz
del Concilio Vaticano II (1962) se inició un distanciamiento progresivo entre la jerarquía
eclesiástica y la Dictadura.
Los monárquicos también colaboraron ya que confiaban en que una vez terminada la
Guerra se restauraría la monarquía en la figura de D. Juan. Pero Franco renunció a dejar el
poder. Aún así algunos monárquicos colaboraron con el Régimen y ocuparon cargos, sobre
todo en el cuerpo diplomático.
Franco siempre eligió a sus colaboradores intentando mantener un equilibrio entre estos
grupos, evitando que alguien acaparara demasiado poder y exigiendo siempre lealtad personal
hacia el Jefe del Estado.
3. FASES DEL RÉGIMEN
3.1 El franquismo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
La evolución del régimen estuvo muy condicionada por la política externa. En
septiembre de 1939 al estallar la Segunda Guerra Mundial Franco se pone del lado de las
potencias fascistas, Italia y Alemania, y se declara no-beligerante. En esta etapa los falangistas
tuvieron un papel destacado en el gobierno, con Serrano Súñer al frente. En octubre de 1940
Franco y Hitler se entrevistaron en Hendaya, el encuentro fue un fracaso porque ninguno de
los dos aceptó las exigencias del otro. Esto no impidió el envío de la División Azul, unidad de
voluntarios, en su mayoría falangistas, que marcharon al frente ruso para luchar contra el
comunismo.
Nada más acabar la Guerra Civil Franco continuó con el proceso de institucionalización
del régimen con la aprobación de una serie de leyes orgánicas a través de las cuales se fue
configurando el nuevo Estado. La primera de estas leyes: el Fuero del Trabajo fue promulgada
durante la Guerra (1938) y dejaba en manos del sindicato vertical la regulación de las
relaciones laborales.
A partir del verano de 1942, cuando empezó a ser previsible la futura derrota alemana
se produjo un cambio en la orientación del gobierno y la diplomacia española empezó a
intentar acercarse a los aliados. En este cambio hay que enmarcar la Ley Constitutiva de las
Cortes (1942) que teóricamente eran una cámara representativa, pero ni eran elegidas por el
pueblo ni tenían ningún poder real pues estaban controladas por Franco.
3.2 Aislamiento internacional
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial la situación de la Dictadura se hizo más difícil.
Los países aliados acusaron a Franco de su apoyo a Alemania e Italia durante la Guerra y
consideraron su régimen como el único de carácter fascista que se mantenía en Europa. La
recién creada ONU votó en contra del ingreso de España en la institución y días después un
buen número de países retiraron sus embajadores. El bloqueo económico y diplomático agravó
la situación económica prolongando las secuelas de hambre y miseria. Además España quedó
excluida del Plan Marshall de ayuda económica norteamericana a Europa. El régimen presentó
estos hechos como una conspiración contra él y se organizó en la Plaza de Oriente de Madrid
una gran manifestación de apoyo a Franco.
Aún así se intentó dar una imagen de mayor apertura y empezó a utilizarse el término
“democracia orgánica” para referirse al sistema político español. En este marco hay que situar
la aprobación del Fuero de los Españoles (1945) que era una especie de declaración de
derechos, de carácter tradicionalista y católico, creada para enmascarar la imagen autoritaria
del régimen. En realidad estos derechos podían suspenderse en cualquier momento y no se
podían utilizar en contra de la Dictadura.
Por último en 1947 se aprueba en referéndum la Ley de Sucesión a la Jefatura del
Estado. España era un reino, pero Franco gobernaría hasta su muerte y él mismo designaría a
su sucesor. En el contexto de esta ley, Juan Carlos llega a España para iniciar su formación.
3.3La Guerra Fría. El fin del aislamiento
A partir de 1948 las cosas empezaron a cambiar a favor del régimen. Al iniciarse la
Guerra Fría a las potencias occidentales y sobre todo a EE UU les interesaba la alianza con un
régimen tan claramente anticomunista. Progresivamente se fueron levantando las
restricciones comerciales y se producían declaraciones favorables al fin del aislamiento.
El hecho decisivo fue la firma en 1953 del acuerdo con Estados Unidos por el que
España permitía la instalación de bases militares estadounidenses en su territorio a cambio de
recibir ayuda económica. La firma de este acuerdo se selló con la visita del presidente
Eisenhower, que el aparato propagandístico del régimen aprovechó al máximo. Dentro de este
contexto en 1955 España fue admitida en la ONU. También en 1953 se firmó un nuevo
Concordato con la Santa Sede que reafirmaba la alianza entre la Iglesia y el franquismo y
suponía un nuevo reconocimiento internacional.
Otro paso en la consolidación del régimen fue la promulgación de la Ley de Principios
del Movimiento Nacional (1958) que mantenía los principios ideológicos falangistas. Los
cargos públicos tenían que jurar acatar estos principios.
3.4 Consolidación del régimen (1959-1969)
Pese a los profundos cambios económicos y sociales de la década de los sesenta, el
inmovilismo, la ausencia de cambios importantes, caracterizaron la política del periodo. No
obstante surgen elementos nuevos que posteriormente mostrarán su trascendencia:
- La celebración del Concilio Vaticano II propició un progresivo alejamiento entre la Iglesia y el
régimen franquista
- Resurgimiento del nacionalismo y aparición de ETA (1959) que años después optó por aplicar
tácticas terroristas.
- Aumento de la conflictividad laboral.
La respuesta del régimen a todas estas nuevas realidades continuó siendo la represión
y la aplicación de tímidas medidas legislativas, que no cambiaron para nada su carácter
dictatorial:
- Ley de Prensa (1966), propuesta por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga,
aunque levantó algo la censura, no significó ningún avance significativo ya que se mantuvieron
los controles a la prensa.
- Ley de Libertad Religiosa (1967), se toleraba el culto a otras religiones, aunque el Estado
continuó siendo oficialmente católico.
- Especialmente importante fue la Ley Orgánica del Estado (1966) aprobada en otro referéndum
celebrado sin garantías. Fue el código político más importante del franquismo con el que se
pretendía la pervivencia del régimen después de la muerte de Franco. Se mantenía la
definición de la forma de estado como reino y la fidelidad a los principios del Movimiento. Se
introducían también algunas reformas como la separación entre los cargos de Jefe del Estado
que sigue conservando los mayores poderes, y Presidente del Gobierno, aunque aún durante
un tiempo Franco concentró ambos. También se establecía la elección de un tercio de las
Cortes mediante sufragio de los cabezas de familia y las mujeres casadas, pero solo podían
presentarse candidatos del Movimiento.
- Forzado por su avanzada edad y al amparo de la ley anterior en 1969 Franco designó al
príncipe Juan Carlos sucesor a “título de Rey”.
- Por lo que se refiere a las relaciones exteriores España se integró en una serie de organismos
supranacionales de carácter económico: FMI, Banco Mundial, OCDE, pero la solicitud de inicio
de negociaciones con la CEE para una futura anexión, presentada en 1962, fue rechazada por
el carácter antidemocrático del régimen. Precisamente tras pedir España la adhesión a la CEE,
un grupo de representantes de la derecha liberal que vivían en el exilio se reunió en Múnich y
pidió que no se admitiera a España hasta que no se estableciera en el país un régimen
democrático basado en las libertades políticas. La prensa franquista organizó un enorme
escándalo contra lo que se vino a denominar el Contubernio de Múnich.
3.5 El final del régimen (1969-1975)
Un primer síntoma de la desintegración del régimen fue el evidente deterioro físico de
Franco que cada vez delegaba más poder en su hombre de confianza, Carrero Blanco, a quien
en 1973 nombró Presidente del Gobierno para que le ayudara en las tareas de gobierno. La
decadencia del régimen se plasmó también en las tensiones continúas entre dos sectores del
régimen: los “aperturistas”, que sin cuestionar la figura de Franco, defendieron la necesidad
de aplicar pequeñas reformas democratizadoras y los “inmovilistas” también conocidos como
el “bunker” opuestos a cualquier cambio.
Otro de los síntomas de debilidad fue el distanciamiento con la Iglesia, el Cardenal
Tarancón, representa esta nueva línea de la Iglesia alejada del compromiso político con el
franquismo. Una parte del clero alcanzó un fuerte compromiso con los movimientos sociales y
obreros que exigían un cambio hacia la libertad y la democracia.
Las dificultades del régimen se agravaron con el asesinato por ETA en diciembre de
1973 de Carrero Blanco. La muerte de su principal colaborador fue un duro golpe para Franco,
cada vez más próximo a su final. En los dos últimos años de la dictadura la Presidencia del
Gobierno fue ocupada por Carlos Arias Navarro cuya política se caracterizó por el
endurecimiento de la represión.
La vida del dictador terminó en un contexto complejo y conflictivo:
En septiembre de 1975 fueron condenados a muerte y ejecutados cinco militantes del
FRAP (organización terrorista creada dos años antes) y de ETA. Estas ejecuciones suscitaron
una gran oleada de protestas internacionales a las que se sumó el propio Papa Pablo VI. En los
últimos días del franquismo se volvía de nuevo al aislamiento internacional. El régimen
reaccionó con una manifestación en la Plaza de Oriente de Madrid en la que un Franco muy
envejecido, pronunció su último discurso en el que atribuyó una vez más las manifestaciones
de protesta en el extranjero a una conjura de los enemigos tradicionales de España.
En noviembre de 1975, con Franco agonizando, el rey de Marruecos Hassan II organizó
la Marcha Verde e invadió el Sahara Occidental que continuaba siendo una colonia española.
España, a pesar de haber ofrecido un referéndum a la población saharaui para que decidiera
sobre su futuro, entregó el territorio a Marruecos, dando inicio a un conflicto que aún subsiste
Finalmente tras tres meses y medio de enfermedad Franco murió el 20 de noviembre
de 1975.
EVOLUCIÓN ECONÓMICA DEL RÉGIMEN. DE LA AUTARQUÍA AL CRECIMIENTO
ECONÓMICO. LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES
Durante la Dictadura franquista podemos distinguir dos fases respecto a su evolución
económica. La primera de 1939 a 1959 se caracteriza por el estancamiento económico y la
autarquía. Las causas de esta situación fueron el aislamiento internacional y la destrucción
originada por la guerra. Las medidas de carácter autárquico produjeron a corto plazo hambre y
escasez y a largo plazo supuso la consolidación de una economía poco competitiva. La
situación cambia a partir de 1959 cuando se inicia un crecimiento económico favorecido por la
ola de prosperidad que vivían los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial. Este
desarrollo económico permitió la pervivencia del régimen, pero comportó también unos
cambios sociales, que ante la falta de libertades democráticas, estimularon el desarrollo de
movimientos de oposición.
1. AUTARQUÍA ECONÓMICA Y DIFICULTADES PARA CRECER (1939-1959)
En 1939, España era un país arruinado. Diezmado demográficamente, el hambre y la
extrema necesidad eran la realidad cotidiana de una gran parte de la población. La solución
que dio el régimen franquista a la penuria económica estuvo marcada por el modelo creado en
la Italia mussoliniana y consolidado en la Alemania de Hitler: la autarquía, una política
económica basada en la búsqueda de la autosuficiencia económica y la intervención del
estado.
Los años de la posguerra marcaron una tremenda regresión en el terreno económico.
El hundimiento de la producción agrícola e industrial fue acompañado de una vuelta atrás
histórica: el sector primario volvió a superar el 50 por ciento de la renta nacional. En un
contexto de escasez e intervención estatal, el mercado negro, el estraperlo, y la corrupción
generalizada (licencias de importación y exportación, suministros al Estado...) se apoderaron
de la economía del país. Esta situación se vio fuertemente agravada por la coyuntura
internacional. A la Segunda Guerra Mundial, le sucedió un período de aislamiento por la
condena internacional del régimen de Franco como aliado del Eje.
En el marco de esta política autárquica, en 1941 se creó el INI con la finalidad de que el
Estado pudiera impulsar aquellos sectores: combustibles, energía hidroeléctrica, industria
química, en los que no participaba el sector privado por falta de rentabilidad o por excesivos
gastos de inversión. Las primeras empresas del INI fueron: Iberia, Banco Exterior de España,
Endesa, Seat, etc. También se nacionalizaron las empresas de ferrocarriles, RENFE, y teléfonos,
Telefónica.
Como la mayor parte de las inversiones se dedicó al desarrollo industrial la agricultura
quedó marginada y se produjeron dificultades en el abastecimiento, por lo que fue necesario
recurrir al racionamiento de los productos básicos. Esto favoreció la aparición de un mercado
negro que permitió el enriquecimiento de unos pocos, a cambio de la miseria de la mayoría.
Ante la imposibilidad de garantizar el autoabastecimiento, a partir de 1945 se
empezaron a importar alimentos y bienes de equipo. A lo largo de los años 50 estas
importaciones fueron aumentando a un ritmo mayor que las exportaciones lo que
progresivamente condujo a un agotamiento de las reservas de divisas y colocó a la economía
en una situación muy grave.
2. PLAN DE ESTABILIZACIÓN
A finales de la década de los 50 la situación económica en España era muy
preocupante: inflación y sobre todo falta de recursos para pagar las importaciones. Por ello en
1957 Franco incorporó al Gobierno a un grupo de técnicos expertos en economía, los llamados
tecnócratas, muchos de ellos vinculados al Opus Dei. Consideraban el crecimiento económico
como la principal garantía de estabilidad social y su principal objetivo era incorporar citerios de
racionalidad y eficacia a la gestión del Estado. La primera acción correctora de la política
económica fue el Plan de Estabilización siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el FMI.
Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e
intervencionista. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo del estado, a la
vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta y liberalizando las inversiones
extranjeras. A cambio de estos compromisos, diversos organismos internacionales
concedieron préstamos a España para hacer frente a la grave situación económica.Las
consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A partir de 1961, tras reducirse el déficit del
estado y recibir abundantes inversiones del exterior, España inició un acelerado crecimiento
económico.
3. CRECIMIENTO ECONÓMICO
A partir de los años 60 la economía española experimentó un rápido crecimiento
debido a una serie de factores favorables:
El turismo: La situación económica favorable en los países de la Europa Occidental,
junto con la devaluación de la peseta, los precios bajos y el atractivo turístico, sobre todo de
nuestras costas atrajo a un gran número de turistas. Los efectos positivos se dejaron sentir
tanto por el propio desarrollo de las actividades económicas vinculadas al turismo
(construcción, hostelería, transportes…) como sobre todo por la entrada de divisas que fueron
una de las fuentes de financiación más importantes del desarrollo español.
Inversiones de capital extranjero: muchas empresas extranjeras decidieron
establecerse en nuestro país, atraídas por los bajos salarios, la nula conflictividad laboral y la
escasa presión fiscal.
Emigración a Europa: el crecimiento de la economía española coincidió con una fase
expansiva en el resto de Europa con una elevada demanda de mano de obra. La emigración de
los españoles a Francia, Suiza, Alemania, etc. supuso un doble beneficio: por una parte se
reducía el paro en España y se aliviaba así la presión social y por otra el envío por los
emigrantes de parte de sus ingresos a las familias que habían quedado en España era otra
fuente de ingresos y de divisas importante.
Planes de Desarrollo: para encauzar el crecimiento económico el Gobierno aprobó
entre 1963 y 1975 tres Planes de Desarrollo de duración cuatrienal. El Estado estimulaba al
capital privado a invertir en determinadas áreas y sectores mediante ayudas, subvenciones,
créditos y exenciones fiscales. El Estado además invertía para acondicionar espacios
industriales en zonas hasta entonces poco industrializadas: Valladolid, Huelva, Vigo, Sevilla,
etc. Eran los denominados Polos de Desarrollo.
4. LA CRISIS
Este crecimiento quedó frenado a partir de 1973 por la crisis del petróleo,
ocasionada por el aumento del precio de esta fuente de energía masivamente utilizada. Los
efectos de esta crisis se extendieron por todo el mundo desarrollado, en España sus
consecuencias fueron: inflación, aumento del déficit comercial y del déficit presupuestario,
regreso de inmigrantes, cierre de empresas, aumento del paro. Al coincidir esta crisis con los
años finales del franquismo no se adoptaron medidas eficaces para intentar paliar los efectos
de la misma, por miedo a agravar una conflictividad social que iba en aumento. En los últimos
años se produjo un endurecimiento del régimen y un aumento de la presión reivindicativa de
sectores importantes de la sociedad.
5. LAS TRANSFRMACIONES SOCIALES
A partir de la década de los 60 la población española experimentó un notable
crecimiento demográfico, como consecuencia del descenso de la mortalidad, sobre todo la
infantil y un aumento de la natalidad resultado de la mejora de las condiciones de vida y de la
política natalista del régimen. Paralelamente se produjo un incremento de la esperanza de
vida.
Este crecimiento demográfico estuvo acompañado de importantes movimientos
migratorios. Por un lado el éxodo rural que llevó al abandono de muchas zonas rurales por las
condiciones de miseria en que se vivía para dirigirse hacia las ciudades situadas en las zonas de
mayor dinamismo económico de España: Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia El
crecimiento demográfico provocó un enorme déficit en vivienda, que en muchos casos
provocó la aparición de barrios de chabolas en la periferia de las grandes ciudades. Este
problema trató de resolverse mediante grandes operaciones inmobiliarias en las ciudades
españolas. Estos nuevos barrios nacieron a menudo sin equipamientos sociales y urbanos
básicos y en ellos surgieron movimientos vecinales reivindicativos que fueron una de las
formas de oposición al régimen. La emigración también se dirigió hacia otros países de Europa
que ofrecían muchas posibilidades de trabajo: Francia, Alemania, Suiza, Bélgica.
En poco más de un década la expansión económica comportó una profunda
transformación de la sociedad española, que dejó atrás la miseria y la rígida moral de la
posguerra para avanzar hacia unas pautas sociales y culturales propias de las sociedades
industrializadas.
El aumento del poder adquisitivo, por la subida de los salarios, junto a la difusión de las
compras a plazos, condujeron a un gran aumento de la demanda de bienes de consumo
duradero: electrodomésticos, televisores, automóviles (sobre todo tras la aparición del 600).
España entró así en la sociedad de consumo.
Se extendió notablemente la demanda de educación, considerada la llave para
alcanzar una mejor condición social. En 1970 la Ley General de Educación remodeló todo el
sistema educativo y supuso un aumento de la población escolarizada y un crecimiento de las
inversiones del estado en educación. En consecuencia disminuyó el analfabetismo de manera
notable.
También experimentó transformaciones la estructura familiar. La familia amplia,
propia del mundo rural, fue siendo sustituida por la familia nuclear (padres e hijos), típica del
ámbito urbano e industrial. Dentro de la familia también empezó a cambiar el papel de la
mujer, que, de forma progresiva se fue incorporando al mundo de los estudios y el trabajo
remunerado, a la vez que se empezaba a rechazar las normas sociales imperantes que la
mantenían en una situación de desigualdad y sometimiento respecto al hombre. De este
modo, la reivindicación de los derechos de las mujeres dio lugar a un nuevo movimiento
feminista que alcanzaría su mayor desarrollo en épocas posteriores.
La renovación de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II tuvo un gran impacto en
España, ya que un sector de la Iglesia española comenzó a distanciarse del régimen y a
alinearse con los sectores sociales que reclamaban su democratización. Los cambios en el seno
de la Iglesia coincidieron con una disminución de su influencia en todos los ámbitos de la
sociedad.
En definitiva, el crecimiento económico y el cambio en las pautas culturales y sociales,
en lugar de fortalecer al régimen franquista, debilitaron sustancialmente sus apoyos sociales.
Así, se fortaleció la oposición que reclamaba la democratización del régimen, libertades
políticas y sindicales y una sociedad más abierta, en consonancia con los países europeos de
nuestro entorno. Por ello tras la muerte del dictador estos deseos de cambio propiciaron el
proceso de la Transición a la democracia.

17 b. españa durante el franquismo

  • 1.
    LA CREACIÓN DELESTADO FRANQUISTA: FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES El resultado de la Guerra Civil fue la consolidación del régimen dictatorial que los sublevados contra la República habían empezado a construir en 1936. La España de 1939 era una nación arrasada desde el punto de vista material, demográfico y emocional. El nuevo Estado representaba los intereses de la oligarquía tradicional, la Iglesia y el Ejército. En sus casi cuarenta años de existencia el franquismo se mantuvo siempre como una férrea dictadura caracterizada por la represión de sus opositores, aunque el régimen fue adaptándose a las diversas coyunturas por las que atravesó. 1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS DEL FRANQUISMO El régimen se caracterizó desde el principio por una total concentración del poder en la figura de Franco. Controlaba todas las instituciones del Estado y sus miembros eran elegidos por él. En gran medida los rasgos ideológicos del régimen son los mismos que los del propio Franco. En primer lugar el anticomunismo. Para los “vencedores”, en realidad, comunistas o “rojos”, eran todos aquellos que habían apoyado a la República, por moderadas que fueran sus posturas. Este anticomunismo le resultó muy útil al régimen en los momentos de la Guerra Fría ya que le valió para su reconocimiento internacional. En segundo lugar el antiparlamentarismo. La democracia parlamentaria se presentó como un sistema débil y contrario a los intereses de España. En su lugar se estableció la denominada democracia orgánica, supuestamente un sistema claramente superior al parlamentario. En tercer lugar la Dictadura se identificó plenamente con el catolicismo, hasta el punto de que se acuñó el término nacionalcatolicismo para calificarla. La iglesia ejerció un dominio absoluto de la vida social. Recuperó el control sobre la educación, tenía plenas competencias en materia de censura y una presencia constante en los medios de comunicación. Se impuso una estricta moral católica, pública y privada, cuyo incumplimiento era castigado con el Código Penal. La cuarta característica fue el tradicionalismo. La Unidad de la Patria se consideraba un valor supremo, justificado en raíces históricas. Se exaltaron los valores de las épocas consideradas gloriosas de la historia de España (reconquista, Reyes Católicos, Imperio) y se adoptaron sus símbolos. Las autonomías y los movimientos nacionalistas fueron calificados de antiespañoles. Se prohibió el uso de cualquier lengua que no fuera el castellano, así como todos los símbolos nacionalistas. El régimen fue desde el principio militarista. Franco consideraba que los valores propios del Ejército: disciplina, jerarquía, obediencia, debían extenderse al resto de los ámbitos de la vida. Por último el régimen franquista presenta una serie de rasgos fascistas muy marcados. Entre ellos estaban los símbolos y los uniformes, la existencia de un partido único, el desprecio a las instituciones democráticas, la exaltación del Caudillo en grandes concentraciones de carácter propagandístico y el uso de la violencia para controlar a la población y perseguir a los enemigos.
  • 2.
    2. LOS APOYOSDE LA DICTADURA La Dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía. Recuperaron sus empresas y además fueron los beneficiarios de la economía intervencionista de los primeros años. El régimen franquista contó también con el apoyo de las clases medias rurales y de aquellos que en las ciudades se beneficiaron de la política del régimen. Por el contrario apenas tuvo apoyo entre los jornaleros, el proletariado y las clases medias urbanas. Pero una cosa era la disconformidad y otra muy distinta la oposición o la protesta. La represión sistemática, la miseria generalizada y el hundimiento moral tras la derrota impidieron cualquier posibilidad de reacción durante mucho tiempo. Después, la propaganda, la mejora económica a partir de los años 60 y el relevo generacional, hicieron que parte de esos sectores obreros y campesinos aceptaran el régimen e incluso lo respaldaran. En el nuevo régimen los partidos políticos fueron prohibidos. Sólo se permitió la existencia de Falange, que ya durante la guerra se había unificado con los otros grupos que habían apoyado la rebelión dando lugar a la aparición de la denominada Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Ni siquiera para ella se aceptó el término partido y pasó a denominarse Movimiento Nacional. Además de la Falange Franco contó con el apoyo de otros grupos a los que se denomina “familias del régimen”. La primera de ellas la formaban los propios falangistas. Esta Falange tenía poco que ver con la que había fundado José Antonio, Franco se convirtió en su único jefe. Sus organizaciones, Frente de Juventudes, Sección Femenina ejercían un notable dominio en la vida económica y social. También controlaba los llamados Sindicatos Verticales institución de carácter corporativo que aglutinaba a empresarios y trabajadores para que armonizaran sus intereses. En los primeros años los falangistas ocuparon cargos importantes en el gobierno y las instituciones, pero con la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial su presencia fue poco a poco disminuyendo. Los militares formaban otra de las familias. Muchos de los jefes sublevados fueron colaboradores de Franco tras la Guerra, entre ellos el hombre que permaneció más tiempo junto al dictador, Carrero Blanco. Otros, sin embargo, se fueron distanciando del poder. Franco mantuvo siempre al Ejército en un papel subordinado a su persona y situó a los militares en cargos de su confianza. Un tercer grupo influyente eran los católicos, especialmente a partir de los años 50 el Opus Dei. Suministraban cargos, generalmente con un alto nivel de formación. Además muchos obispos formaron parte de las Cortes franquistas y de otras instituciones. Sólo a raíz del Concilio Vaticano II (1962) se inició un distanciamiento progresivo entre la jerarquía eclesiástica y la Dictadura. Los monárquicos también colaboraron ya que confiaban en que una vez terminada la Guerra se restauraría la monarquía en la figura de D. Juan. Pero Franco renunció a dejar el poder. Aún así algunos monárquicos colaboraron con el Régimen y ocuparon cargos, sobre todo en el cuerpo diplomático. Franco siempre eligió a sus colaboradores intentando mantener un equilibrio entre estos grupos, evitando que alguien acaparara demasiado poder y exigiendo siempre lealtad personal hacia el Jefe del Estado.
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    3. FASES DELRÉGIMEN 3.1 El franquismo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) La evolución del régimen estuvo muy condicionada por la política externa. En septiembre de 1939 al estallar la Segunda Guerra Mundial Franco se pone del lado de las potencias fascistas, Italia y Alemania, y se declara no-beligerante. En esta etapa los falangistas tuvieron un papel destacado en el gobierno, con Serrano Súñer al frente. En octubre de 1940 Franco y Hitler se entrevistaron en Hendaya, el encuentro fue un fracaso porque ninguno de los dos aceptó las exigencias del otro. Esto no impidió el envío de la División Azul, unidad de voluntarios, en su mayoría falangistas, que marcharon al frente ruso para luchar contra el comunismo. Nada más acabar la Guerra Civil Franco continuó con el proceso de institucionalización del régimen con la aprobación de una serie de leyes orgánicas a través de las cuales se fue configurando el nuevo Estado. La primera de estas leyes: el Fuero del Trabajo fue promulgada durante la Guerra (1938) y dejaba en manos del sindicato vertical la regulación de las relaciones laborales. A partir del verano de 1942, cuando empezó a ser previsible la futura derrota alemana se produjo un cambio en la orientación del gobierno y la diplomacia española empezó a intentar acercarse a los aliados. En este cambio hay que enmarcar la Ley Constitutiva de las Cortes (1942) que teóricamente eran una cámara representativa, pero ni eran elegidas por el pueblo ni tenían ningún poder real pues estaban controladas por Franco. 3.2 Aislamiento internacional Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial la situación de la Dictadura se hizo más difícil. Los países aliados acusaron a Franco de su apoyo a Alemania e Italia durante la Guerra y consideraron su régimen como el único de carácter fascista que se mantenía en Europa. La recién creada ONU votó en contra del ingreso de España en la institución y días después un buen número de países retiraron sus embajadores. El bloqueo económico y diplomático agravó la situación económica prolongando las secuelas de hambre y miseria. Además España quedó excluida del Plan Marshall de ayuda económica norteamericana a Europa. El régimen presentó estos hechos como una conspiración contra él y se organizó en la Plaza de Oriente de Madrid una gran manifestación de apoyo a Franco. Aún así se intentó dar una imagen de mayor apertura y empezó a utilizarse el término “democracia orgánica” para referirse al sistema político español. En este marco hay que situar la aprobación del Fuero de los Españoles (1945) que era una especie de declaración de derechos, de carácter tradicionalista y católico, creada para enmascarar la imagen autoritaria del régimen. En realidad estos derechos podían suspenderse en cualquier momento y no se podían utilizar en contra de la Dictadura. Por último en 1947 se aprueba en referéndum la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado. España era un reino, pero Franco gobernaría hasta su muerte y él mismo designaría a su sucesor. En el contexto de esta ley, Juan Carlos llega a España para iniciar su formación. 3.3La Guerra Fría. El fin del aislamiento A partir de 1948 las cosas empezaron a cambiar a favor del régimen. Al iniciarse la Guerra Fría a las potencias occidentales y sobre todo a EE UU les interesaba la alianza con un
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    régimen tan claramenteanticomunista. Progresivamente se fueron levantando las restricciones comerciales y se producían declaraciones favorables al fin del aislamiento. El hecho decisivo fue la firma en 1953 del acuerdo con Estados Unidos por el que España permitía la instalación de bases militares estadounidenses en su territorio a cambio de recibir ayuda económica. La firma de este acuerdo se selló con la visita del presidente Eisenhower, que el aparato propagandístico del régimen aprovechó al máximo. Dentro de este contexto en 1955 España fue admitida en la ONU. También en 1953 se firmó un nuevo Concordato con la Santa Sede que reafirmaba la alianza entre la Iglesia y el franquismo y suponía un nuevo reconocimiento internacional. Otro paso en la consolidación del régimen fue la promulgación de la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) que mantenía los principios ideológicos falangistas. Los cargos públicos tenían que jurar acatar estos principios. 3.4 Consolidación del régimen (1959-1969) Pese a los profundos cambios económicos y sociales de la década de los sesenta, el inmovilismo, la ausencia de cambios importantes, caracterizaron la política del periodo. No obstante surgen elementos nuevos que posteriormente mostrarán su trascendencia: - La celebración del Concilio Vaticano II propició un progresivo alejamiento entre la Iglesia y el régimen franquista - Resurgimiento del nacionalismo y aparición de ETA (1959) que años después optó por aplicar tácticas terroristas. - Aumento de la conflictividad laboral. La respuesta del régimen a todas estas nuevas realidades continuó siendo la represión y la aplicación de tímidas medidas legislativas, que no cambiaron para nada su carácter dictatorial: - Ley de Prensa (1966), propuesta por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, aunque levantó algo la censura, no significó ningún avance significativo ya que se mantuvieron los controles a la prensa. - Ley de Libertad Religiosa (1967), se toleraba el culto a otras religiones, aunque el Estado continuó siendo oficialmente católico. - Especialmente importante fue la Ley Orgánica del Estado (1966) aprobada en otro referéndum celebrado sin garantías. Fue el código político más importante del franquismo con el que se pretendía la pervivencia del régimen después de la muerte de Franco. Se mantenía la definición de la forma de estado como reino y la fidelidad a los principios del Movimiento. Se introducían también algunas reformas como la separación entre los cargos de Jefe del Estado que sigue conservando los mayores poderes, y Presidente del Gobierno, aunque aún durante un tiempo Franco concentró ambos. También se establecía la elección de un tercio de las Cortes mediante sufragio de los cabezas de familia y las mujeres casadas, pero solo podían presentarse candidatos del Movimiento. - Forzado por su avanzada edad y al amparo de la ley anterior en 1969 Franco designó al príncipe Juan Carlos sucesor a “título de Rey”. - Por lo que se refiere a las relaciones exteriores España se integró en una serie de organismos supranacionales de carácter económico: FMI, Banco Mundial, OCDE, pero la solicitud de inicio de negociaciones con la CEE para una futura anexión, presentada en 1962, fue rechazada por el carácter antidemocrático del régimen. Precisamente tras pedir España la adhesión a la CEE,
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    un grupo derepresentantes de la derecha liberal que vivían en el exilio se reunió en Múnich y pidió que no se admitiera a España hasta que no se estableciera en el país un régimen democrático basado en las libertades políticas. La prensa franquista organizó un enorme escándalo contra lo que se vino a denominar el Contubernio de Múnich. 3.5 El final del régimen (1969-1975) Un primer síntoma de la desintegración del régimen fue el evidente deterioro físico de Franco que cada vez delegaba más poder en su hombre de confianza, Carrero Blanco, a quien en 1973 nombró Presidente del Gobierno para que le ayudara en las tareas de gobierno. La decadencia del régimen se plasmó también en las tensiones continúas entre dos sectores del régimen: los “aperturistas”, que sin cuestionar la figura de Franco, defendieron la necesidad de aplicar pequeñas reformas democratizadoras y los “inmovilistas” también conocidos como el “bunker” opuestos a cualquier cambio. Otro de los síntomas de debilidad fue el distanciamiento con la Iglesia, el Cardenal Tarancón, representa esta nueva línea de la Iglesia alejada del compromiso político con el franquismo. Una parte del clero alcanzó un fuerte compromiso con los movimientos sociales y obreros que exigían un cambio hacia la libertad y la democracia. Las dificultades del régimen se agravaron con el asesinato por ETA en diciembre de 1973 de Carrero Blanco. La muerte de su principal colaborador fue un duro golpe para Franco, cada vez más próximo a su final. En los dos últimos años de la dictadura la Presidencia del Gobierno fue ocupada por Carlos Arias Navarro cuya política se caracterizó por el endurecimiento de la represión. La vida del dictador terminó en un contexto complejo y conflictivo: En septiembre de 1975 fueron condenados a muerte y ejecutados cinco militantes del FRAP (organización terrorista creada dos años antes) y de ETA. Estas ejecuciones suscitaron una gran oleada de protestas internacionales a las que se sumó el propio Papa Pablo VI. En los últimos días del franquismo se volvía de nuevo al aislamiento internacional. El régimen reaccionó con una manifestación en la Plaza de Oriente de Madrid en la que un Franco muy envejecido, pronunció su último discurso en el que atribuyó una vez más las manifestaciones de protesta en el extranjero a una conjura de los enemigos tradicionales de España. En noviembre de 1975, con Franco agonizando, el rey de Marruecos Hassan II organizó la Marcha Verde e invadió el Sahara Occidental que continuaba siendo una colonia española. España, a pesar de haber ofrecido un referéndum a la población saharaui para que decidiera sobre su futuro, entregó el territorio a Marruecos, dando inicio a un conflicto que aún subsiste Finalmente tras tres meses y medio de enfermedad Franco murió el 20 de noviembre de 1975.
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    EVOLUCIÓN ECONÓMICA DELRÉGIMEN. DE LA AUTARQUÍA AL CRECIMIENTO ECONÓMICO. LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES Durante la Dictadura franquista podemos distinguir dos fases respecto a su evolución económica. La primera de 1939 a 1959 se caracteriza por el estancamiento económico y la autarquía. Las causas de esta situación fueron el aislamiento internacional y la destrucción originada por la guerra. Las medidas de carácter autárquico produjeron a corto plazo hambre y escasez y a largo plazo supuso la consolidación de una economía poco competitiva. La situación cambia a partir de 1959 cuando se inicia un crecimiento económico favorecido por la ola de prosperidad que vivían los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial. Este desarrollo económico permitió la pervivencia del régimen, pero comportó también unos cambios sociales, que ante la falta de libertades democráticas, estimularon el desarrollo de movimientos de oposición. 1. AUTARQUÍA ECONÓMICA Y DIFICULTADES PARA CRECER (1939-1959) En 1939, España era un país arruinado. Diezmado demográficamente, el hambre y la extrema necesidad eran la realidad cotidiana de una gran parte de la población. La solución que dio el régimen franquista a la penuria económica estuvo marcada por el modelo creado en la Italia mussoliniana y consolidado en la Alemania de Hitler: la autarquía, una política económica basada en la búsqueda de la autosuficiencia económica y la intervención del estado. Los años de la posguerra marcaron una tremenda regresión en el terreno económico. El hundimiento de la producción agrícola e industrial fue acompañado de una vuelta atrás histórica: el sector primario volvió a superar el 50 por ciento de la renta nacional. En un contexto de escasez e intervención estatal, el mercado negro, el estraperlo, y la corrupción generalizada (licencias de importación y exportación, suministros al Estado...) se apoderaron de la economía del país. Esta situación se vio fuertemente agravada por la coyuntura internacional. A la Segunda Guerra Mundial, le sucedió un período de aislamiento por la condena internacional del régimen de Franco como aliado del Eje. En el marco de esta política autárquica, en 1941 se creó el INI con la finalidad de que el Estado pudiera impulsar aquellos sectores: combustibles, energía hidroeléctrica, industria química, en los que no participaba el sector privado por falta de rentabilidad o por excesivos gastos de inversión. Las primeras empresas del INI fueron: Iberia, Banco Exterior de España, Endesa, Seat, etc. También se nacionalizaron las empresas de ferrocarriles, RENFE, y teléfonos, Telefónica. Como la mayor parte de las inversiones se dedicó al desarrollo industrial la agricultura quedó marginada y se produjeron dificultades en el abastecimiento, por lo que fue necesario recurrir al racionamiento de los productos básicos. Esto favoreció la aparición de un mercado negro que permitió el enriquecimiento de unos pocos, a cambio de la miseria de la mayoría. Ante la imposibilidad de garantizar el autoabastecimiento, a partir de 1945 se empezaron a importar alimentos y bienes de equipo. A lo largo de los años 50 estas importaciones fueron aumentando a un ritmo mayor que las exportaciones lo que progresivamente condujo a un agotamiento de las reservas de divisas y colocó a la economía en una situación muy grave.
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    2. PLAN DEESTABILIZACIÓN A finales de la década de los 50 la situación económica en España era muy preocupante: inflación y sobre todo falta de recursos para pagar las importaciones. Por ello en 1957 Franco incorporó al Gobierno a un grupo de técnicos expertos en economía, los llamados tecnócratas, muchos de ellos vinculados al Opus Dei. Consideraban el crecimiento económico como la principal garantía de estabilidad social y su principal objetivo era incorporar citerios de racionalidad y eficacia a la gestión del Estado. La primera acción correctora de la política económica fue el Plan de Estabilización siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el FMI. Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e intervencionista. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo del estado, a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta y liberalizando las inversiones extranjeras. A cambio de estos compromisos, diversos organismos internacionales concedieron préstamos a España para hacer frente a la grave situación económica.Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A partir de 1961, tras reducirse el déficit del estado y recibir abundantes inversiones del exterior, España inició un acelerado crecimiento económico. 3. CRECIMIENTO ECONÓMICO A partir de los años 60 la economía española experimentó un rápido crecimiento debido a una serie de factores favorables: El turismo: La situación económica favorable en los países de la Europa Occidental, junto con la devaluación de la peseta, los precios bajos y el atractivo turístico, sobre todo de nuestras costas atrajo a un gran número de turistas. Los efectos positivos se dejaron sentir tanto por el propio desarrollo de las actividades económicas vinculadas al turismo (construcción, hostelería, transportes…) como sobre todo por la entrada de divisas que fueron una de las fuentes de financiación más importantes del desarrollo español. Inversiones de capital extranjero: muchas empresas extranjeras decidieron establecerse en nuestro país, atraídas por los bajos salarios, la nula conflictividad laboral y la escasa presión fiscal. Emigración a Europa: el crecimiento de la economía española coincidió con una fase expansiva en el resto de Europa con una elevada demanda de mano de obra. La emigración de los españoles a Francia, Suiza, Alemania, etc. supuso un doble beneficio: por una parte se reducía el paro en España y se aliviaba así la presión social y por otra el envío por los emigrantes de parte de sus ingresos a las familias que habían quedado en España era otra fuente de ingresos y de divisas importante. Planes de Desarrollo: para encauzar el crecimiento económico el Gobierno aprobó entre 1963 y 1975 tres Planes de Desarrollo de duración cuatrienal. El Estado estimulaba al capital privado a invertir en determinadas áreas y sectores mediante ayudas, subvenciones, créditos y exenciones fiscales. El Estado además invertía para acondicionar espacios industriales en zonas hasta entonces poco industrializadas: Valladolid, Huelva, Vigo, Sevilla, etc. Eran los denominados Polos de Desarrollo. 4. LA CRISIS Este crecimiento quedó frenado a partir de 1973 por la crisis del petróleo, ocasionada por el aumento del precio de esta fuente de energía masivamente utilizada. Los
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    efectos de estacrisis se extendieron por todo el mundo desarrollado, en España sus consecuencias fueron: inflación, aumento del déficit comercial y del déficit presupuestario, regreso de inmigrantes, cierre de empresas, aumento del paro. Al coincidir esta crisis con los años finales del franquismo no se adoptaron medidas eficaces para intentar paliar los efectos de la misma, por miedo a agravar una conflictividad social que iba en aumento. En los últimos años se produjo un endurecimiento del régimen y un aumento de la presión reivindicativa de sectores importantes de la sociedad. 5. LAS TRANSFRMACIONES SOCIALES A partir de la década de los 60 la población española experimentó un notable crecimiento demográfico, como consecuencia del descenso de la mortalidad, sobre todo la infantil y un aumento de la natalidad resultado de la mejora de las condiciones de vida y de la política natalista del régimen. Paralelamente se produjo un incremento de la esperanza de vida. Este crecimiento demográfico estuvo acompañado de importantes movimientos migratorios. Por un lado el éxodo rural que llevó al abandono de muchas zonas rurales por las condiciones de miseria en que se vivía para dirigirse hacia las ciudades situadas en las zonas de mayor dinamismo económico de España: Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia El crecimiento demográfico provocó un enorme déficit en vivienda, que en muchos casos provocó la aparición de barrios de chabolas en la periferia de las grandes ciudades. Este problema trató de resolverse mediante grandes operaciones inmobiliarias en las ciudades españolas. Estos nuevos barrios nacieron a menudo sin equipamientos sociales y urbanos básicos y en ellos surgieron movimientos vecinales reivindicativos que fueron una de las formas de oposición al régimen. La emigración también se dirigió hacia otros países de Europa que ofrecían muchas posibilidades de trabajo: Francia, Alemania, Suiza, Bélgica. En poco más de un década la expansión económica comportó una profunda transformación de la sociedad española, que dejó atrás la miseria y la rígida moral de la posguerra para avanzar hacia unas pautas sociales y culturales propias de las sociedades industrializadas. El aumento del poder adquisitivo, por la subida de los salarios, junto a la difusión de las compras a plazos, condujeron a un gran aumento de la demanda de bienes de consumo duradero: electrodomésticos, televisores, automóviles (sobre todo tras la aparición del 600). España entró así en la sociedad de consumo. Se extendió notablemente la demanda de educación, considerada la llave para alcanzar una mejor condición social. En 1970 la Ley General de Educación remodeló todo el sistema educativo y supuso un aumento de la población escolarizada y un crecimiento de las inversiones del estado en educación. En consecuencia disminuyó el analfabetismo de manera notable. También experimentó transformaciones la estructura familiar. La familia amplia, propia del mundo rural, fue siendo sustituida por la familia nuclear (padres e hijos), típica del ámbito urbano e industrial. Dentro de la familia también empezó a cambiar el papel de la mujer, que, de forma progresiva se fue incorporando al mundo de los estudios y el trabajo remunerado, a la vez que se empezaba a rechazar las normas sociales imperantes que la mantenían en una situación de desigualdad y sometimiento respecto al hombre. De este modo, la reivindicación de los derechos de las mujeres dio lugar a un nuevo movimiento feminista que alcanzaría su mayor desarrollo en épocas posteriores.
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    La renovación dela Iglesia a partir del Concilio Vaticano II tuvo un gran impacto en España, ya que un sector de la Iglesia española comenzó a distanciarse del régimen y a alinearse con los sectores sociales que reclamaban su democratización. Los cambios en el seno de la Iglesia coincidieron con una disminución de su influencia en todos los ámbitos de la sociedad. En definitiva, el crecimiento económico y el cambio en las pautas culturales y sociales, en lugar de fortalecer al régimen franquista, debilitaron sustancialmente sus apoyos sociales. Así, se fortaleció la oposición que reclamaba la democratización del régimen, libertades políticas y sindicales y una sociedad más abierta, en consonancia con los países europeos de nuestro entorno. Por ello tras la muerte del dictador estos deseos de cambio propiciaron el proceso de la Transición a la democracia.