Fundamentos del proceso lector.
Motivar la lectura en la
Educación Secundaria*
Bartolomé Delgado Cerrillo
I. E. S. “La Fuensanta” – Córdoba
La introducción de las denominadas
tecnologías de la información y la co-
municación está desbaratando el cla-
ro predominio que, durante siglos, ha
mantenido la escritura como sistema
de difusión. Este hecho ha planteado a
la palabra escrita, y principalmente a la
palabra impresa, esto es, al libro y a las
publicaciones periódicas, un reto múl-
tiple.Elprimerodedichosretossecifra
en la simple sustitución de la comuni-
cación impresa por los sistemas mul-
tisensoriales de la nueva tecnología. El
segundo, en que los referidos sistemas
tienden a producir en el ser humano un
hábito de rechazo a la lectura, no sola-
mente porque restan tiempo a la lec-
tura, sino también, y principalmente,
porque además de inducir a la pereza
mental, pueden llegar a provocar en el
ser humano una alteración de valores y
estilos de vida que modifique y trans-
forme los modos de asimilar la infor-
mación.
Este hecho es doblemente preocu-
pante por la estrecha vinculación que
guardan lectura y escritura. La escritu-
ra resalta sobre otros medios de comu-
nicación en que, por su fijeza, puede el
lector asimilarla a su propia velocidad,
deteniéndose quizá más en los párra-
fos esenciales; puede también volver
sin dificultad la vista hacia atrás para
recapitular lo leído; finalmente, puede
efectuar comparaciones visuales se-
lectivas entre diferentes aserciones,
cuadros, etcétera, contenidos en do-
cumentos vecinos. Pero seguramente
resalta más sobre otros medios de co-
municación por la posibilidad de una
mayor comprensión o percepción en el
mismo tiempo.
PALABRAS CLAVE:
Comprensión, hábito, motivación,
aprendizaje.
KEYWORDS:
Comprehension, habit, motivation,
learning.
RESUMEN:
Ante la alarma social provocada por los bajos
resultados de los alumnos en “comprensión lectora”
(Informe Pisa, pruebas de evaluación…), así como
por el interés decreciente por la lectura en el paso
de la infancia a la adolescencia, se hace necesario
reflexionar sobre los fundamentos del proceso
lector, al objeto de diseñar unas actividades de
motivación y animación a la lectura en educación
secundaria. Nuestra propuesta se incardina en el
aula, ya que partimos de la necesidad de relacionar
los libros con la consecución real de información,
placer y entretenimiento. El estudiante debe saber
para qué, cómo, acerca de qué, cuándo, dónde…
leer de manera provechosa y grata.
ABSTRACT:
Considering the social alarm provoked by the
students’ low results in reading comprehension
(Pisa report, assessment tests...), as well as the
decreasing interest in reading at the stage from
childhood to adolescence, it is done necessary to
reflect about the basis of reading process, in order
to design some activities of reading motivation and
liveliness in Secondary Education. Our proposal
is linked to the classroom, as we part from the
necessity of relating books to the real attainment of
information, pleasure and entertainment. Students
must know what for, how, what about, when,
where... to reed in a useful and pleasant way.
Delgado Cerrillo, Bartolomé
“Fundamentos del proceso lector.
Motivar la lectura en la Educación
Secundaria”, en Revista OCNOS nº 3,
2007, p. 39-53. ISSN 1885-446X.
A la memoria del Profesor Dr. Luis Sánchez Corral, uno de esos
profesores que saben transformarse en puentes y después invitan a
sus alumnos a cruzarlos.
*
	Fecha de recepción: 19/01/2007
Fecha de aceptación: 26/02/2007
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Las nuevas tecnologías de la infor-
mación no sustituyen a estas prácticas
culturales ilustradas, sino que parten
de ellas y las necesitan. Crean posibi-
lidades a los lectoescritores. Las po-
drán modificar, pero no anular; bien al
contrario. Los ordenadores, las redes a
través de las que fluye la información,
no les sirven de nada a los analfabetos,
pues están pobladas de letras más que
de otras cosas. Sólo los buenos lectores
pueden extraerles sus mejores posibi-
lidades; sólo sabiendo escribir se puede
participar en ellos.
Estas tecnologías modifican, eso sí,
la experiencia lectora y de escritura
(el correo electrónico le ha arrebatado
al correo postal la práctica de escribir
cartas, por ejemplo), o producen otras
experiencias de lectura que no tienen
que anular las ya constituidas. Cam-
bian los soportes y con ello todo lo re-
lacionado con la producción y distri-
bución de los textos, pero, en cualquier
caso, recalcan las competencias dadas
por la alfabetización; incluso exigen
lenguas diferentes a la propia. En esta
línea de pensamiento, coincidimos con
la opinión de Gimeno Sacristán (1999:
29-52), para quien, así como la exis-
tencia del libro y los procesos que lo
hicieron posible estimularon el leer y
escribir libros, las nuevas tecnologías
provocarán otras necesidades nuevas
de leer y de escribir que no sustituirán
a otras anteriores, sino sólo en la me-
dida en que nos quitan el tiempo total
disponible para leer y escribir.
EnopinióndeJuanB.Olaechea(1986:
180), la lectura es quince veces más efi-
ciente que la observación del medio
paraadquiririnformaciónconcreta.No
se trata de sugerir que la información
adquirida mediante la lectura es siem-
pre mejor o más importante. Lo es unas
veces y otras no. Pero resulta evidente
que, para la transmisión de ciertas ca-
tegorías de información, la eficiencia
de la lectura destaca demasiado para
que pueda ser sustituida por ninguno
de los medios de comunicación que nos
han traído las nuevas tecnologías.
El profesor Gimeno Sacristán (1999:
51-52) considera la lectura y la escritu-
ra como constructoras del sujeto y re-
constructoras de la cultura. El lengua-
je y la educación son inseparables. La
escolaridad tiene que rellenarse ante
todo de hablar y de escuchar, de leer y
de escribir. Cultivar estas dos últimas
habilidades es función esencial de la
educación moderna, pues son instru-
mentos para penetrar en la cultura y ser
penetrados por ella, como vía de acceso
al pasado codificado y al presente que
no alcanza a ver nuestra experiencia
directa. Ésos son también los instru-
mentos para abstraer, penetrando en
los rasgos no evidentes de experiencia
y de todo nuestro tiempo. La alfabeti-
zación eficaz supone poner a los sujetos
a las puertas del poder que implica la
posesión del conocimiento a través del
dominio del lenguaje. La alfabetización
ilustradora es, ante todo, capacidad
para participar en la reconstrucción
cultural y social.
La lectura, además de desempeñar
esos papeles en la incardinación del
sujeto en los procesos de recreación de
lo cultural, de hacer que el lector pue-
da sentirse en el presente poseedor del
pasado y de capacitar para la participa-
ción en la esfera de lo público, alcanza
un valor decisivo en la construcción del
espacio de la subjetividad, de la indivi-
dualidad, del pensamiento abstracto,
crítico y reflexivo y de la autonomía del
hombre y de la mujer modernos. Leer es
desarrollar la racionalidad, que es di-
námica y se ejerce en el hecho de razo-
nar, mientras se dialoga con lo leído.
El pensamiento no es temporal por-
que esté atado a las condiciones de po-
sibilidad de un sujeto que es, esencial-
mente, tiempo, sino porque depende de
un sistema de conocimientos que, ne-
cesariamente, tiene que dialogar con su
propia historia. A través de la lectura se
genera un espacio de significados dia-
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logados que constituirán la mente del
lector (pensar es dialogar consigo mis-
mo, desde Platón), fuente de libertad y
de intimidad para los individuos que
venelevadosuhorizontedereferencias,
que les amplia su conciencia y hace del
ejercicio de la razón una especie de es-
pacio público interiorizado.
Lectura y centro educativo
Si escribir es plasmar la reflexión in-
terior, leer es desplegar en uno mismo
la reflexión de otro que significa lo es-
crito, siguiendo un proceso en el que se
entrelazan los argumentos propios con
los de otros, creando la trama mental al
relacionar los significados; es decir, las
lecturas. El acto lector practicado por
la población de manera extensa (quizá
no tanto de manera intensa), gracias a
la escolarización, es una de las elabora-
ciones culturales más decisivas que el
centro educativo puede propiciar para
trascenderse a sí mismo, al tiempo pa-
sado en él y a sus contenidos, porque
condiciona y reglamenta institucio-
nalmente las posibles formas de leer,
de crear sentido y de construir la sub-
jetividad, encerrando los potenciales
valores de los materiales leídos en unas
prácticas determinadas.
El centro educativo no fue nunca el
único agente de la alfabetización ini-
cial o de la profundización de ésta, ni
antes de la invención de la imprenta ni
después de ella, y mucho menos lo será
en la era de las nuevas tecnologías de
la información. Pero, si no tiene lugar
durante la escolarización, en otros ám-
bitos y tiempos es menos probable que
la alfabetización se universalice y que
dicho objetivo se logre poniéndolo al
servicio de lecturas reflexivas y críti-
cas de lo leído: es decir, el ejercicio de
la lectura como estudio esforzado del
mundo y de la cultura.
La lectura, como de manera magnífi-
ca ha descrito A. Manguel (1998), puede
servir a múltiples experiencias (gozo,
elevación mística, adoctrinamiento,
relajamiento, desarrollo de la fantasía,
evasión de lo real, información, trans-
misión de órdenes a otros, etcétera).
Donde únicamente, hoy, se realiza en
contextos públicos, para intercambios
recíprocos a través de contactos per-
sonales directos, con el objetivo de es-
tructurar un pensamiento poblado de
argumentos contrastados, es en insti-
tuciones como el centro educativo. Con
ello no queremos decir que éste sea el
único tipo de experiencia lectora que
hay que provocar en las instituciones
escolares, por supuesto, pero sí la que,
en esencia, le caracteriza.
Desgraciadamente, en ese espacio
institucional prometedor también la
lectura sirve al tedio, como castigo y
para provocar desprecio a lo que a tra-
vés de su práctica puede adquirirse.
Leer mucho, hacerlo reflexivamente,
entrelazar lecturas, acceder de manera
irrestricta al mundo de lo escrito, go-
zar de todo eso, es y seguirá siendo reto
para la educación formal y basamento
de la educación permanente. Los me-
dios están ahí, el acceso a ellos depende
de las políticas educativas y culturales,
de la formación del profesorado y de los
métodos pedagógicos.
Resulta difícil generar y cimentar
el hábito lector, pues no sabemos por
qué para unas personas es fundamen-
tal leer y para otras resulta un tedio. En
nuestra sociedad, no sólo se lee poco,
sino que también se escribe poco y,
generalmente, mal. Los padres tienen
una gran labor por delante en este cam-
po, narrándoles historias a sus hijos
desde pequeños, recitándoles poemas
o cantándoles letrillas tradicionales
y, especialmente, dándoles ejemplos.
Otro agente básico es el centro educa-
tivo, en el que se deben relacionar los
libros con la consecución real de in-
formación, placer y entretenimiento. A
su vez, los medios audiovisuales tienen
la responsabilidad de motivar lecturas
por su gran influencia y poder sobre la
población de cualquier edad.
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En este sentido, la biblioteca escolar,
no como local en el que caen presos
los libros, sino como sala acogedora y
atractiva, en la que existen diversidad
de vídeos, cederrones, etcétera, con
un horario aprovechable (que incluya
actividades extraescolares), parece un
terreno idóneo para reforzar el hábi-
to lector y enseñar las más fructíferas
formas de consulta bibliográfica. Leer
debe ser disfrutar, aprender, dialogar
con múltiples autores, por eso resul-
ta fundamental despertar curiosidad,
desarrollar la sensibilidad, generar
capacidad de relación de lo ya sabi-
do con lo nuevo; todo ello facilita es-
peciales fuentes de socialización. No
obstante, cada texto requiere su con-
texto, pues no es lo mismo leer una
carta personal que un manual de in-
formática o una novela. Se puede leer
de todo, en variadísimas situaciones y
con intereses diversos. Pero lo cierto
es que el estudiante tiene que saber
para qué, cómo, acerca de qué, cuándo,
dónde, etcétera, leer de manera prove-
chosa y grata.
Antes de iniciar una metodología,
siempre difícil, siempre proclive a mo-
dificaciones y experimentaciones indi-
vidualizadas y concretas, es necesario
desmitificar, clarificar, dos concepcio-
nes típicas en que solemos caer todos
los enseñantes, movidos por el ansia de
lo absoluto. Podríamos resumirlas así:
-	Es imposible asegurar que todas las
personas están dispuestas de igual
manera para la captación y reelabora-
cióndelaobraliteraria,aunquehayan
sido idénticas las circunstancias de su
educación y formación intelectuales.
-	Consideroerróneoigualmentepensar
que el escritor trabaja en solitario sin
comunicación externa. El poeta, por
ejemplo, asimila en su lectura toda
la tradición anterior que más tarde
plasmará en sus poemas haciendo
partícipes a los lectores de estos co-
nocimientos y nuevas sensaciones,
por lo que inexorablemente estará
formandopartedeunacadenaeterna,
cuyo fin será también consecuencia
inequívoca del fin del hombre.
La lectura no es más que el primer
proceso de interiorización anímica que
permite, a través de nuestros sentidos
y nuestro espíritu, captar, confrontar
y asimilar o rechazar todo aquello que,
fuera de nosotros, incide directamen-
te en nuestro proceder y pensamiento.
La creación literaria no es más que una
manifestación natural de este conflic-
to cognitivo que intenta desentrañar
las causas de las cosas. Se trata de un
doble proceso que arranca de las fa-
cultades individuales comunes al ser
humano, tamiza la realidad después
de su aprehensión –aunque este paso
no se produce espontáneamente, sino
que requiere reflexión y estudio– y fi-
nalmente permite y exige la expresión
vital, una de cuyas manifestaciones es
la literaria.
En este doble proceso situaremos
nuestra metodología, partiendo de la
base de que no todos nuestros alumnos
van a ser escritores y ni siquiera a to-
dos interesará, pero teniendo muy en
cuenta que el objetivo de esta sistema-
tización abierta va a ser el propio alum-
nado, su autodefinición y formación, y
el libro sólo un medio posible y útil de
conocimiento, placer estético y madu-
ración de la personalidad. Sólo así en-
tendida la lectura, tendremos posibili-
dades de conseguir un índice deseable
de lectores. Cada individuo debe esco-
ger su propio ámbito sin forzamiento ni
excesiva influencia, buscando al prin-
cipio qué le interesa leer para poste-
riormente orientarlo sobre lo que sería
bueno que leyera.
Sin embargo, resulta pertinente es-
tablecer unas coordenadas precisas
para delimitar los diferentes estadios o
procesos que deben tenerse en cuenta a
la hora no sólo de elegir y comentar tex-
tos, sino sobre todo de leer; una meto-
dología sistemática capaz de orientar-
nos sobre cómo leer para evitar el tedio,
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la ineficacia y el rechazo; un método de
lectura que exponemos en el ámbito de
una taxonomía proclive a modificacio-
nes y aceptable sólo en la medida de sus
resultados.Manteniendoaultranzaque
la lectura es el principio básico, aunque
no exclusivo, de todo conocimiento y
aprendizaje en el marco de la literatura
y concretamente de la poesía, estable-
cemos, en páginas siguientes, nuestro
esquema programático. No leáis los
libros buenos, sino los mejores, acon-
sejaba un filósofo. Pero el concepto de
“mejores” es relativo, depende del gra-
do de cultura y de la fibra temperamen-
tal de cada uno, por lo que es impres-
cindible realizar por parte del profesor
una selección adecuada de las lecturas
de sus alumnos, con arreglo a dos crite-
rios primordiales:
-	La edad del alumno. En el ciclo 14/16,
por ejemplo, se deben tener muy en
cuenta los centros de intereses de los
alumnos. Los gustos lectores del ado-
lescente no tienen por qué coincidir
con los del profesor. Resultaría im-
procedente que encargásemos leer El
Quijote o La Celestina en la Secundaria
Obligatoria, por ejemplo. Su comple-
jidad de pensamiento, estilo, etcéte-
ra, los hace inadecuados para las eda-
des de estos cursos.
-	El tipo de libro. Debemos reparar en
su idoneidad para el curso o ciclo de
que se trate. También hemos de fijar-
nos en la legibilidad tipográfica. Asi-
mismo, hay alumnos poco inclinados
a leer libros de mediana o gran ex-
tensión, sería más indicado en estos
casos, aconsejar narraciones cortas,
por ejemplo. Si logramos inculcar
afición a la lectura, el alumno dará
el salto de leer cualquier libro, inde-
pendientemente de su extensión.
Seleccionar significa, obviamente,
elegir unos libros y desechar otros,
por muy maravillosos que sean. El
profesor debe actuar, por tanto, pen-
sando en los alumnos y no en sus pro-
pias motivaciones. Hay multitud de
obras españolas y extranjeras aptas
para los jóvenes y que pueden gus-
tarles. Además de las obras literarias
que aparecen en los manuales, exis-
ten otros muchos libros dirigidos a
los jóvenes que están bien escritos
y presentan valores que los hacen
atractivos tanto a no lectores como a
alumnos habituados a leer.
Autores como Montserrat del Amo,
María Gripe, Juan I. Herrera, W. Fähr-
mann, Juan M. Gisbert, Jean G. George,
etcétera, tienen una amplia producción
de obras juveniles. Actualmente, esta
labor de selección es facilitada al profe-
sor por muchas editoriales que indican
la edad a la que es aconsejable leer los
libros que editan formando parte de las
colecciones juveniles (VV. AA. 1986).
La lectura es el medio más difundido
para aprender y perfeccionar el voca-
bulario, pero lamentablemente muchos
estudiantes tienen hábitos que les im-
piden ser buenos lectores.
La casi totalidad de los alumnos que
encuentran dificultades con el estudio
tienenunamalalectura.1
Elbuenlector
es el que lee con inteligencia, hacien-
do distinción entre lo importante y lo
secundario, da cuenta de lo leído sin
especial esfuerzo y de forma sintética.
Por ello, la lectura es un hábito que se
adquiere con el ejercicio. La práctica
diaria es fundamental en el ejercicio
de la lectura. Tiene que ser un traba-
jo activo. Todos los pasos anteriores
buscan como fin la comprensión del
texto. El autor se hace comprensivo en
su texto a través de los párrafos. Des-
de una lectura comprensiva, podemos
encontrar:
•	 Párrafos fundamentales: son los que
encierran de un modo general el pen-
samiento del autor. Se caracterizan
por contener una “síntesis” de tipo
general y se encuentran en la llamada
frase principal. Ésta inicia el párrafo
o lo termina, o se acomoda al centro;
depende de cómo el autor explique su
idea.
1
Cf. MEC (2004). Evaluación Pisa
2003. Programa para la evaluación
internacional de los alumnos. Madrid:
Ministerio de Educación y Ciencia-
Inecse. El informe PISA del año 2003
es francamente preocupante respecto
a la lectura, donde dos de cada diez
alumnos españoles no son siquiera
capaces de comprender un texto es-
crito. El 21% de los alumnos españoles
de quince años no alcanza siquiera el
nivel básico de lectura y comprensión
de textos escritos y ha perdido posicio-
nes a nivel general respecto al año
2000, en que los resultados no fueron
satisfactorios.
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•	 Párrafos de enlace: son los que prepa-
ran al párrafo fundamental. Unen y
relacionan las ideas complementa-
rias, que afirman la principal.
•	 Párrafos de excepción: responden a las
necesidades menos frecuentes. Pue-
denaparecerporelsimplecortedeun
párrafo demasiado largo o configurar
otro que no lleva el propósito de con-
figurar ninguna idea.
El alumno de Secundaria sólo mejo-
rará si se le entrena, si se le enseña una
técnica adecuada. Teniendo siempre
en cuenta que con la edad y la práctica
se incrementa la habilidad lectora. El
problema mental de la lectura está ínti-
mamente relacionado con la formación
cultural del lector, con el dominio del
vocabulario y con la asimilación de una
técnica de lectura adecuada. También
en este campo podremos actuar. Inte-
resa leer economizando tiempo, pero
interesa leer eficazmente.
Las fases del proceso lector
En un mundo donde la información
escrita ha cobrado una generalización
y amplitud tan extraordinariamente
marcada, la lectura ha llegado a consti-
tuirunanecesidaddelindividuocomún
tan imperiosa y exigente que los cen-
tros educativos ya hace tiempo que se
vieron en la necesidad de reajustar sus
puntos de vista sobre los tradicionales
propósitos de su enseñanza y la estrate-
gia metodológica empleada. Resultaba
insuficiente el aprendizaje mecánico de
símbolos y significados. Las múltiples
formas de comunicación y los sutiles
mensajes encubiertos bajo el ropaje de
inocentes expresiones requieren lecto-
res avezados que interpreten inteligen-
temente lo implícito del mensaje.
Los objetivos han debido ampliarse y
precisarse con más exactitud, a fin de
aumentar la eficacia de este sector del
plan de estudios. La revisión biblio-
gráfica ha permitido la selección de un
conjunto de objetivos más específicos
que, sin lugar a dudas, ordenados se-
gún criterios más racionales, prestará
una importante ayuda para construir
los ítems que estimulen las conductas
supuestamente desarrolladas con las
reajustadas técnicas metodológicas.
La lectura, tal como la entendemos
hoy, tuvo también sus detractores. Las
palabras de F. J. del Prado (1984) son
muy ilustradoras en este sentido:
Hay quien piensa que toda conver-
sión del acto de lectura llevada a cabo
según un método riguroso es, a la par
que imposible –pues cada cual lee
desde sus presupuestos– algo nocivo,
al recortar todo, la acción benefacto-
ra de la “gracia espiritual” que toda
obra encierra y al destruir el objetivo
principaldetodalectura:elplacerdel
texto. Contestaré, desde mi perspec-
tiva, a estas objeciones que flotan en
torno a nosotros, profesores que in-
tentamos imponer, contra la impro-
visación alienada, un rigor metodo-
lógico en nuestra enseñanza del acto
de lectura literaria. La libertad del
lector, tan postulada hoy día, tiene
sus límites, que toda honradez crítica
debe despertar: aquellos que, desde
dentro, impone el texto que se lee.
Todo texto es una estructura abierta
a posibles interpretaciones recla-
madas por los deseos y las pulsiones
íntimas del lector, pero abierta, sólo,
a aquellos que la pluralidad y la am-
bigüedad limitadas y coherentes del
texto hacen posibles…
La lectura debe trabajarse planifi-
cadamente tanto en Primaria como en
Secundaria. En cada etapa de la esco-
laridad habrá que hacer más hincapié
en unos aspectos específicos. Por ejem-
plo, en Educación Infantil habrá que
reflexionar sobre los prerrequisitos
lectores, las habilidades lectoras (lin-
güísticas, neuro-psicológicas, intelec-
tuales, emocionales, sociales), los mé-
todos de introducción en la lectura, la
lectura de imágenes... En Primaria ha-
brá que definir el proceso psico-fisio-
lógico del acto lector, el diseño y puesta
en práctica de estrategias de compren-
sión lectora, las habilidades percep-
tivas a desarrollar... En Secundaria se
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trabajará más la lectura de investiga-
ción, las técnicas de estudio basadas en
el acto lector reflexivo, la lectura selec-
tiva, las estrategias metacognitivas de
comprensión...
Los alumnos del Tercer Ciclo de Edu-
cación Primaria tienen una edad (10-12
años)enlaquecomienzaaaflorarsuca-
pacidad de abstracción, que les permi-
tirá comprender y relacionar conceptos
sin necesidad de operaciones manipu-
lativas; capacidad de abstracción que
les posibilitará afianzarse en la lectura
y profundizar en conocimientos gra-
maticales y literarios.
Los alumnos de la ESO, merced a su
grado de competencia verbal, ya usan la
lengua, tanto en el plano comunicativo
como en el representativo. Pueden, por
tanto, realizar generalizaciones, esta-
blecer conexiones en un texto e inter-
pretar el doble sentido de un mensaje.
Además,comprendenyseexpresanbien
en distintos niveles del lenguaje y reali-
zan deducciones lógicas (lo que permite
realizar actividades como el debate, la
investigación temática, resúmenes ar-
gumentales completos...). En esta épo-
ca de su evolución vital, se inician en la
reflexión causal, desarrollan la capaci-
dad de análisis y síntesis, aumentan su
autonomía personal (también lectora) y
empiezan a manifestar intereses, gus-
tos y necesidades personales.
A partir de los 12-13 años, se suele
producir un desconcierto en los jóvenes
lectores.Nosencontramosconalumnos
en el primer ciclo de la ESO que aban-
donan la lectura o no encuentran libros
apropiados para su edad. Tal vez la cau-
sa puede ser de tipo personal, debido al
proceso evolutivo del alumno. Tenemos
que aceptar también que en este pri-
mer ciclo de Secundaria se produce una
gran diversidad en los niveles de lectu-
ra del alumnado, por lo que requieren
una orientación adecuada.
A esta diversidad lectora hay que
añadir los gustos y motivaciones de los
jóvenes de esta edad, que abarcan un
abanico muy amplio: desde las histo-
rias que reflejan problemáticas sociales
hasta las novelas de iniciación que re-
flejan el proceso psicológico que atra-
viesan los adolescentes. Es una edad
fronteriza que requiere una atención
individualizada para que los jóvenes
puedan aclarar y comprender su propia
evolución.
Durante el segundo ciclo de la ESO,
los jóvenes lectores entran en el tramo
final del proceso que les ha de llevar a
ingresar en el vasto campo de la lite-
ratura que consideramos propia de la
edad adulta como lectores autónomos
y competentes. Obviamente, no todos
los jóvenes llegan a esta etapa con igual
competencia lectora, ni con la misma
motivación, ni idénticos gustos litera-
rios; más bien puede afirmarse que éste
es el tramo del proceso educativo en el
que la diversidad de capacidades, de
motivaciones y de gustos es mayor.
Un mensaje puede presentar difi-
cultad interpretativa por su contenido,
aunque no lo haga por su forma o ex-
presión (texto sobre alguna especiali-
dad que exige dominio del tema, obras
literarias complejas como algunas de
Borges, por ejemplo). Estos escritos le
parecen al lector común –y al alum-
no de ESO, por supuesto– especies de
enigmas difíciles o imposibles de des-
cifrar, mientras que otros le resultarán
transparentes; los primeros requeri-
rán, en cualquier caso, una lectura ac-
tiva, comprometida, formada; para los
segundos, bastará una recepción más o
menos convencional. Por estas razones,
la selección de lecturas que se realiza
para cada nivel educativo debe tener en
cuenta las capacidades de los alumnos y
no sólo la excelencia literaria. Obligar
a que los estudiantes lean textos que
superan su nivel de comprensión les
conduce al desaliento, al desinterés y al
rechazo de la lectura.
La propuesta de actividades que pre-
sentamos en los apartados siguientes
pretende motivar-animar a la lectura
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–en educación secundaria– y facilitar el
enriquecimiento formativo y personal
del alumnado, sin olvidarnos de que el
gusto por la lectura es algo misterioso,
sometido a variaciones y diferente en
cada alumno. También pretendemos
ayudar al profesorado en su labor do-
cente mediante la aportación de unos
títulos y unas actividades que recogen la
presentación, seguimiento y evaluación
de las lecturas elegidas.
De la misma manera, esta propuesta
persigue el objetivo primordial de mo-
tivar-animar a la lectura y potenciar el
paso formativo y madurativo que su-
pone ingresar en las filas del público
propio de la literatura adulta e iniciar la
andadura en el conocimiento de obras
clásicas españolas. Por otra parte, se
pretende ayudar en su tarea al profeso-
rado con unos materiales que le facili-
ten la tarea de escoger unos títulos y de
preparar las actividades que comporta
la presentación, seguimiento y evalua-
ción de una serie de lecturas, para un
alumnado tan diversificado.
La familia, el centro educativo y la
biblioteca son los agentes y ámbitos de
la motivación-animación a la lectu-
ra y, en definitiva, de todo el proceso
lector. Cada uno de ellos debe asumir
sus responsabilidades sin delegarlas
en los otros. Todos los instrumentos
y estrategias de motivación-anima-
ción (encuentros con autores, hora del
cuento, talleres literarios, clubs de
lectores, libro-fórum, etcétera) son
positivos si forman parte de un pro-
yecto amplio, coherente y continuado
en el que se definan los objetivos, el
grado de profundización, las actitu-
des y el clima afectivo a adoptar por el
bibliotecario o profesor. Cabe resal-
tar la absoluta necesidad de llevar a
cabo una programación rigurosa que
persiga la coherencia y la globalidad
de estrategias, instrumentos, mate-
riales, etcétera, y que parta siempre
de la detección de las necesidades de
los destinatarios. Debemos deman-
dar a las distintas administraciones
la puesta en práctica de cursos de es-
pecialización en programación y eva-
luación de la lectura; asimismo, pedir
su apoyo estratégico y financiero no a
campañas puntuales (semanas o días
del libro), sino a programas globales
de Animación Lectora.
En conclusión, si queremos mejorar
las encuestas catastrofistas que circu-
lan por doquier (unas que hablan de
escasísimos índices lectores; otras que
acusan al sistema de producir futuros
universitarios2
con comprensión lecto-
ra casi nula y formación lingüística pla-
na), debemos entender la lectura como
un proceso complejísimo y de capital
importancia a lo largo de toda la esco-
laridad. La incidencia de los problemas
de lectura (ya sea de comprensión, de
hábitos, o de fluidez) en el fracaso es-
colar es trascendental.
Motivación-animación a la lectura
en la educación secundaria
La motivación-animación a la lectura
debe cumplir una serie de requisitos-
objetivos para que nos garantice su ple-
na funcionalidad y eficacia. Enumera-
mos los siguientes:
•	 Desarrollar en el alumno el hábito de
la lectura.
•	 Buscar que el alumno lea con placer y
con reflexión.
•	 Desarrollar las capacidades para
producir y analizar mensajes orales y
escritos.
•	 Fomentar la capacidad creativa.
•	 Desarrollar el espíritu crítico en
relación con el entorno.
•	 Relacionar la lengua escrita con
la lengua oral y los lenguajes no
verbales.
•	 Favorecer la autocorrección.
•	 Ampliar el conocimiento de los
recursos de la creación literaria.
•	 Desmitificar el libro e incluso los
prejuicios hacia las “subliteraturas”.
•	 Desarrollar hábitos de trabajo
intelectual.
2
Al pasar del instituto a la universi-
dad, los alumnos deberían, en el mejor
de los casos, saber reconstruir los
parámetros de la creación del texto,
así como detectar los implícitos, las
ideas y las relaciones cuyas huellas se
encuentran en el propio texto; de esta
manera, al hacerlo, observan, dudan,
cotejan, discrepan, asienten, resumen,
preguntan, consultan, hipotetizan,
imaginan, concluyen, opinan.
nº 3. 2007
47
Para que el alumno se sumerja en
el proceso de lectura, necesita una
motivación. En el caso de la lectura
informativa, el alumno tiene un
interés inmediato, no así en la lectura
recreativa,querequiereunactovolitivo
por su parte, sin el cual, esta actividad
le resultará tediosa. Por otro lado, la
facilidad de acceso del alumno a los
medios audiovisuales y cibernéticos,
cada día más atractivos y baratos,
requierenporpartedelprofesorgrandes
dosis de imaginación para desarrollar y
afianzar en el alumno el hábito lector.
Proponemos las siguientes estrategias
metodológicas:
Lectura colectiva: aunque la lectura
de un libro es un acto individual, re-
sulta indispensable realizar lecturas
colectivas en el aula, como medio de
incentivar al alumno. Dos son los ob-
jetivos principales que debe perseguir
el profesor: corrección lectora y diver-
timento, como ingrediente motivador
para que el alumno busque la lectura
individual. Se leerán en clase todo tipo
de textos: utilitarios (cartas, resúme-
nes, etcétera), y de lenguajes específicos
(científico,periodístico,etcétera),como
ya propugnara el DCB.3
Sin embargo,
cuando hablamos de lectura colectiva,
nos referimos, especialmente, a textos
literarios (épica, lírica y teatro), pues
su lectura, especialmente de comedias,
puede resultar muy placentera. Por otro
lado, la lectura en clase es una buena
oportunidad para profundizar en el vo-
cabulario, reflexionar sobre la lengua
y, en general, suscitar actividades de
expresión oral y escrita. Para facilitar
la lectura colectiva, resulta imprescin-
dible disponer de una buena biblioteca
de aula, con libros variados y atractivos,
lo que podría ser una fuente de moti-
vación para la lectura individual de los
alumnos. Por otro lado, el Departamen-
todebecontarconunabuenabiblioteca,
en la que haya suficientes ejemplares de
una misma obra para poder subirlos al
aula, cuando sea necesario.
Lectura creativa: en esta segunda es-
trategia4
debemos plantearnos la lectu-
ra con el objetivo de involucrar al alum-
no lector en la obra, como un personaje
que actúa desde dentro o desde fuera de
la obra, como colaborador del autor, pu-
diendo cambiar situaciones concretas,
comocrítico,etcétera.Esmásrecomen-
dado en el segundo ciclo de Secundaria
Obligatoria y en Bachillerato. Podemos
alternar trabajos de comprensión de la
obra (personaje que ha gustado más y
por qué, retratos de los personajes, el
ambiente, etcétera) con otros temas en
los que lo fundamental es la creatividad
del alumno: hacer una entrevista a un
personaje o al autor, resumir el argu-
mento hasta un punto en que el alum-
no modifica el final o bien situaciones
determinadas, sacar a un personaje de
la obra y trasladarlo al medio en el que
vive el propio alumno, etcétera.
María H. Lacau (1966) detalla en su
libro diversas experiencias en este sen-
tido. Esta autora apuesta por una lectu-
ra que considere el entorno del alumno,
su propio mundo, y considera impres-
cindible establecer la relación de afi-
nidades entre el trabajo escolar y el
adolescente que va a vivirlo, para lo que
habrá que tener en cuenta una serie de
factores fundamentales en el logro del
éxito, a saber, la edad, la sensibilidad,
la época y el lugar en que le ha tocado
viviraeseadolescente.Lacaudesarrolla
un método en el que el alumno se rela-
ciona con el libro de un modo creativo,
mediante una lectura dirigida, que le
da posibilidades de construir una rela-
ción con el libro mucho más profunda y
gratificante.
Porotraparte,enelcasoespecíficode
la lectura de obras poéticas5
, es necesa-
rio establecer una diferenciación entre
el sentimiento poético vivencial, inte-
rior y previo al poema, que es propio de
todo ser humano y que puede avivarse
utilizando los recursos apropiados, y
la creación, el poema expresado por el
lenguaje, que precisa en primer lugar
3
Diseño Curricular Base. Esta denomi-
nación fue utilizada en 1989 para pre-
sentar a la comunidad educativa la do-
cumentación curricular de las distintas
áreas en la fase de consulta, antes de
que fuera promulgada la LOGSE. Con-
tribuyó a concretar algunas propuestas
del Libro blanco para la reforma del
sistema educativo, editado por el MEC
y representó un paso más en el debate
social acerca de la Reforma educativa
de 1990. Este documento se refería a
lo que más tarde la LOGSE denominó
currículo oficial, establecido por las
distintas administraciones competen-
tes. Hay que señalar que el DCB, como
se le conoció, no fue un documento
prescriptivo, sino de consulta. Se
trataba de un documento pedagógico
relativo a los contenidos y a los modos
de la educación, de tal manera que los
contenidos que abarcaba fueron, tras
ser debatidos, reducidos en algunos
aspectos y ampliados en otros. Las
Comunidades Autónomas también lo
completaron y desarrollaron.
4
Una experiencia sobre este tipo de
lectura puede verse en VV. AA. (1995).
“Lectura creadora”, en CLIJ, nº 54, 7-17.
En esta experiencia se ha tomado el
método de M. H. Lacau (incluido en su
obra citada en las referencias biblio-
gráficas) como punto de partida básico
para modelar los materiales de trabajo
en torno al libro de lectura.
5
Puede verse una interesante
propuesta sobre la lectura de textos
poéticos en GAHETE JURADO, M:
(2000) “La lectura de textos poéticos.
Una aproximación metodológica” en
Enseñar. Propuestas y Experiencias
de Centro y Aula. Septiembre-2000,
Córdoba: Albucasis, 11-16.
nº 3. 2007
48
conocimiento y experiencia para lle-
gar progresivamente a la credibilidad
(consistencia de la materia escrita y
valor estético), la plasticidad (relieve
de los sentimientos, capacidad de emo-
ción) y la fuerza comunicativa (ya sea a
través de la sorpresa, la sugerencia o el
descubrimiento).
Después de haber eliminado los pre-
juicios sobre la poesía, cuya resolución
debe surgir motivada o espontánea,
sobre dos cuestiones distorsionadoras,
como son la aparente inutilidad de la
poesía y la vergonzante desnudez de la
intimidad; y haber comenzado la ex-
perimentación gozosa de la belleza del
lenguaje, tras un proceso espontáneo y
razonado de degustación de la lectura
en voz alta, procurando la modulación
y la entonación correcta, surgirá un
nuevo sentimiento basado en la capa-
cidad del poeta para transmitir emo-
ción e intensidad. Es necesario hacer
comprender al alumnado dos premisas
incuestionables:
-	Que el poeta además de “nacer”, “se
hace”, y para ello es necesario cono-
cer la técnica que permite llegar a ex-
presar con belleza y sugerencia nues-
tra intimidad.
-	Quenosepretendeenseñaraserpoe-
ta –elección personal– sino a “sentir”
la poesía como expresión humana y
reconocimiento de nuestra propia
esencia. Y, en este acto de existencia,
formamos y desarrollamos como se-
res humanos capacitados para vivir
mejor. No es sólo un acto de capaci-
dad estética, sino sobre todo un acto
de pensamiento y de expresión de
ideas, porque tanto la belleza como la
verdad surgen paralelas, aunque ésta
última radique en la subjetividad, en
la originalidad, en la manifestación
más personal e íntima de cada crea-
dor en ciernes.
Como la materia de la literatura es la
palabra, de su conocimiento y capaci-
dad combinatoria dependerá mucho el
resultado cualitativo. El lenguaje crea
nuevas realidades a través de visiones
alucinantes(sensorialidad,plasticidad,
sugerencia, emotividad, belleza poéti-
ca) que, en último extremo, dependen
del talento creador y el manejo de la
técnica. Sin embargo, del despertar del
don creativo y la fertilidad de su aplica-
ción somos los enseñantes partícipes
directos, inexcusables inductores.
El taller de lectura: la palabra ta-
ller sugiere un componente manual
de uso y manipulación de objetos. En
este caso, se trata de un lugar donde se
reúne un grupo de alumnos para rea-
lizar actividades relacionadas con el
libro. Si la lectura es una actividad in-
dividual que enriquece a la persona, lo
que hemos de buscar en el taller es la
participación de todos los alumnos que
conduzca a una actividad determinada.
Para llevarlo a cabo, necesitamos unos
objetivos muy claros, un lugar con-
creto, libros, material (tijeras, rotu-
ladores, cartulinas, etcétera) y, sobre
todo, un buen conocimiento del libro
juvenil. En el taller se pueden realizar
muchas actividades: conocer el libro
(cómo está hecho, sus partes, formas
tipográficas: la redonda, cursiva negri-
ta, versalita, versal), conocer la biblio-
teca (colocación, ficheros, utilización,
etcétera), lectura en voz alta, (poesía,
narrativa, teatro), comentar libros que
hayan leído previamente los alumnos,
crear textos o imágenes a partir de la
lectura, etcétera.
Olimpiada de lectura: dirigido a
todos los alumnos de un centro edu-
cativo, tiene como objetivo funda-
mental fomentar el hábito lector en
todo ese alumnado. Para ello, se dis-
pondrá de todos los libros existentes
en la biblioteca escolar del centro. Se
abrirá un fichero, ordenado alfabéti-
camente, en el que se incluirán todas
las fichas de lectura entregadas por
los alumnos. Para la puesta en prácti-
ca de esta olimpiada, se diseñará una
campaña publicitaria por medio de
carteles, información a través de los
nº 3. 2007
49
profesores tutores… Con el libro que
el alumno saque de la biblioteca se le
entregará una ficha de lectura que de-
berá devolver rellena a la entrega del
libro. En ella constará el nombre del
lector, título y autor del libro, breve
resumen del contenido y la respuesta
a varias preguntas sencillas. Estas fi-
chas se incluirán en el fichero de par-
ticipantes en el que estarán colocadas
alfabéticamente todas las fichas de
cada alumno. (La recogida de fichas
se hará en la biblioteca).
Modelo de ficha de lectura
•	 Apellidos y nombre del lector
•	 Autor del libro
•	 Título
•	 Resume el argumento del libro
•	 Realiza una descripción de los
personajes protagonistas
•	 Sitúa la historia en el espacio y en el
tiempo
•	 Apunta palabras y expresiones que
llamen tu atención y escribe su
significado
•	 Selecciona un fragmento que
te guste y explica por qué lo has
seleccionado
•	 Escribe tu opinión personal
sobre el libro (interés del tema,
actualidad, realismo, etcétera)
•	 Puntúalo de 0 a 10
Guías de lectura: resultan muy úti-
les, ya que en ellas se ofrecen pautas
para comprender mejor las obras lite-
rarias y se sugieren múltiples activida-
des. Deberemos seleccionar la guía más
adecuada al nivel de nuestros alumnos
y elegir sólo aquellos aspectos que de-
seemos trabajar con ellos. Resultan im-
prescindibles para iniciar al alumno en
la lectura de obras literarias, adecuadas
yadaptadasasunivelyformación.Aun-
que ya la mayor parte de las editoriales
publican obras de este tipo juntamen-
te con las guías correspondientes, si el
profesor elabora su propia guía para sus
alumnos, podrá calibrar más directa-
mente el perfil y el calado del nivel de
lectura que éstos poseen. Estas guías
deben perseguir, entre otros, los obje-
tivos siguientes:
-	Orientaralosalumnosensuslecturas.
-	Despertar y aumentar en ellos su
curiosidad intelectual, más o menos
latente.
-	Familiarizarles con un amplio
vocabulario.
-	Relacionar el contenido del libro
con los contenidos transversales que
integre.
-	Precisar el modo de obtener
información a través de sugerencias.
En cuanto a la estructura de las guías
delectura,podemosorganizarlassegún
se muestra a continuación:
•	 Título, autor y editorial.
•	 Resumen. Debe tener una extensión
breve, no más de diez o quince líneas,
aproximadamente.
•	 Perfil del autor. Algunos datos sobre
su actividad principal y otras obras
publicadas.
•	 Ideas centrales. Se deben redactar en
unas cuantas frases, partiendo del
resumen, y sin olvidar los contenidos
transversales.
•	 Técnicaliteraria.Datossobreelgénero
literario y la estructura de la obra.
•	 Sugerencias didácticas. Actividades
relacionadas o derivadas de los
personajes y las situaciones del libro.
•	 Lecturas motivadas. Si el libro ha
sido del agrado del alumno, hay que
recomendarle otros con los que esté
en sintonía.
Podemos seguir confeccionando y
utilizando estas guías en el segundo ci-
clo de la ESO, con la salvedad de que al-
gunos de sus apartados deben ganar en
profundidad y especialización, y otros
ya no son tan necesarios. Por ejemplo,
el resumen es un apartado que en este
nivel ya no va a necesitar el alumno,
porque él mismo ha debido desarrollar
esa capacidad. Por su parte, el apartado
de la “técnica literaria” ofrece al alum-
no una información más específica,
manejando un lenguaje más técnico, y
las “sugerencias didácticas” plantean
retos más complicados que en el nivel
del Primer Ciclo.
nº 3. 2007
50
Cuestionarios de lectura: en el se-
gundo ciclo, como acabamos de ver,
podemos mantener las guías comen-
tadas anteriormente, pero, de cara al
bachillerato y a la formación continua
del alumno-lector, es necesario intro-
ducir cambios en la fórmula-esquema
de esas guías, por lo que es preferible
adaptarlas poco a poco, hasta conver-
tirlas en cuestionarios de lectura, con
arreglo a los puntos que se explicitan a
continuación:
•	 Aspecto exterior (pastas, encuader-
nación,…). Datos que contienen.
•	 Tema o idea central (si hay uno o va-
rios temas, y la forma de tratarlos, así
como su proximidad al mundo del
lector adolescente).
•	 Relaciones y-o concomitancias (del
lector con alguno de los personajes).
•	 Identificación (entre las situaciones
que viven los personajes y el propio
lector).
•	 Técnicaliteraria(cuestionesrelativas
a narración, descripción, personajes,
espacio, tiempo…).
•	 Opinión personal del lector (a propó-
sito de alguno de los conflictos plan-
teados en el libro, relacionándola con
aspectos de la educación en valores).
•	 Debate (sobre el tema central de la
obra y/o puesta en común entre los
alumnos que han leído el libro).
Conseguiremos así elaborar una fi-
cha-guía en la que el alumno encontra-
rá una serie de preguntas encaminadas
aidentificarloselementosconstitutivos
del libro, estableciendo su estructura y
desarrollando una capacidad crítica.
Esto permitirá profundizar y reforzar
los aspectos fundamentales que se tra-
tan en la obra.
¿Por qué fracasa la animación a
la lectura?
Hace algunos años, Antonio Rodrí-
guez Almodóvar (1995: 16-22), escritor
y catedrático de instituto de Lengua y
Literatura, afirmaba con rotundidad,
en una conferencia pronunciada en el
Simposio Nacional de Literatura In-
fantil y Lectura de Salamanca, que “los
proyectos de animación a la lectura di-
rigidos a adolescentes han constituido,
en su mayoría, hermosos fracasos”. Las
causas que apuntaba este escritor eran
muy variadas, aunque todas incidían
en la labor del profesorado, más que en
la desmotivación o el desánimo de los
alumnos. He aquí las dos razones más
importantes a que alude:
•	 No se ha sabido crear estrategias para
aprovechar la familiaridad de los jó-
venes con otros lenguajes (audiovi-
sual, publicitario, etcétera) y ponerla
encontacto,enelmomentooportuno,
con la lectura.
•	 No se ha ofrecido a los alumnos lec-
turas iniciáticas, libros cuyo tema
principal es el tránsito por la adoles-
cencia, y que los educadores siempre
tienen miedo de recomendar por si es
“demasiado pronto”.
Ciertamente, es de justicia reconocer
que, frente a los éxitos, siquiera relati-
vos, de las campañas y de los esfuerzos
de toda índole destinados a fomentar la
lectura infantil, destaca aún el pavoro-
sovacíoenquenormalmentesepierden
los dirigidos a la adolescencia y a la ju-
ventud en todos sus tramos. En opinión
de Rodríguez Almodóvar (1995: 16), es
especialmente difícil y delicado el tra-
mo primero, es decir, el de la pubertad,
pues es ahí donde a menudo se rompe
para siempre el vínculo con la lectura.
Hemos mencionado la familiaridad
de los jóvenes con otros lenguajes. En
efecto, están muy familiarizados con
la saturación, la equivocidad y la mul-
tiplicidad del sentido en su trato diario
con los audiovisuales, sobre todo con
la publicidad. Sin embargo, pocas ve-
ces se aprovecha esto para, por ejem-
plo, el descubrimiento de la poesía,
que es, como bien sabemos, el arte de
la ambigüedad por excelencia. Y esto
es precisamente lo que hace falta, en-
contrar una estrategia adecuada para
que ese adiestramiento, que se produ-
nº 3. 2007
51
ce normalmente fuera de nuestro con-
trol, sepamos ponerlo en contacto, en
el momento oportuno, con el arte de la
lectura y de la escritura. Se trata, en de-
finitiva, de aprovechar lo que tiene de
útil el principio semiótico de que todos
los lenguajes se tocan por arriba y se
separan por abajo; es decir, se acercan
cuando están bien desarrollados, eje-
cutados, y se alejan cuando caen en la
mediocridad.
En la enseñanza secundaria, la acti-
vidad escolar en torno al libro de lec-
tura ha acostumbrado a tener hasta el
momento presente las siguientes ca-
racterísticas:
-	Carácter obligatorio, formando par-
te de los esfuerzos solicitados para
aprobar la asignatura.
-	Se ha acompañado de actividades
complementarias cuya finalidad
ha sido, a menudo, comprobar si el
alumno ha leído el libro.
-	Carácter secundario en la considera-
ción calificatoria de la actividad, en
cuanto que el peso de la nota ha re-
caído en los contenidos del libro de
texto.
-	No han sido generalmente títulos
elegidos por el alumno, o conectados
con su entorno cultural, sino obras de
una tradición literaria culta; preci-
samente, uno de los objetivos de leer
este tipo de libros ha sido afianzar el
gusto por la buena literatura.
Es lógico que, en tales condiciones,
haya sido difícil no sólo fundamentar
un hábito lector en el centro educativo,
sino, sobre todo, hacer que éste perdure
entre los jóvenes adultos que finalizan
sus estudios, seguramente porque no
se ha podido fundamentar en ellos una
placenterarelaciónconellibrodelectu-
ra. Hay, en efecto, una clara correlación
entre estudios cursados y lectores de li-
bros. Según H. Escolar Sobrino6
(1983:
333), el porcentaje de estos lectores as-
ciende al 80% entre las personas con
estudiosuniversitariosynollegaal20%
entre los que no han completado sus es-
tudios primarios. Si bien es verdad que
para el desarrollo de nuestra vida co-
munitaria es conveniente que cada vez
haya más personas cursando estudios
medios y superiores, también lo es que
podamos conseguir unos resultados si-
milares tratando de inculcar el hábito
de la lectura en los niños y adolescentes
que acuden al centro educativo.
Es, pues, necesario tomar conciencia
de la diversidad de situaciones que se
producen en el aula y que generan o par-
ten de situaciones de lectura. Entre mu-
chasquepuedendarse,citamosalgunas:
•	 Tomar notas.
•	 Redactar o corregir un informe o una
monografía.
•	 Colaborar con el compañero que re-
clama ayuda.
•	 Preparar el mural que ilustrará su
exposición oral.
•	 Buscar en el diccionario una palabra
desconocida.
•	 Sorprender a la clase con una hermo-
sa poesía o un interesante cuento.
•	 Comprender las instrucciones de un
manual o de un programa informá-
tico recién instalado.
•	 Preparar individualmente, en pa-
rejas o en equipos, una conferencia,
una obra de teatro o guiñol.
•	 Informar o proponer algo a la clase.
•	 Comprender y analizar el enunciado
de una pregunta de examen.
•	 Disfrutar leyendo algo.
Podemos deducir que la lectura no
tiene tanto que ver con la habilidad de
la descodificación y la oralización. Leer
vamásalládelaatribucióndeunsonido
a cada signo gráfico. Consiste en proce-
sar la información y atribuir significa-
do, lo que comporta una conducta inte-
ligente por parte del lector. Esto le lleva
a un acto interpretativo que consiste en
saber guiar una serie de razonamientos
hacia la construcción de una interpre-
tación del mensaje escrito a partir tan-
to de la información que proporciona
el texto como de los conocimientos del
lector.
6
En las fechas en que se publica esta
información, Hipólito Escolar Sobrino
es director de la Biblioteca Nacio-
nal. Y los datos estadísticos que se
mencionan están referidos al año de
su publicación en la obra citada en las
referencias bibliográficas.
nº 3. 2007
52
Si la lectura es una actividad comple-
ja y dialógica, en la que el lector trata de
encontrar respuestas a las preguntas
que se formula, la comprensión lectora
está estrechamente relacionada con la
habilidad de formular preguntas apro-
piadasyencontrarrespuestasrelevantes
a ellas. Todo ello dista de la experiencia
lectora de tantos alumnos habituados
a fracasar, porque se han habituado a
no buscar otro sentido a su lectura que
el de cumplir mecánicamente la orden
del profesor. Sería recomendable que
los alumnos aprendieran a leer con di-
ferentes intenciones, para lograr fines
diversos. Muchos piensan que la lectura
no es para vivirla, sino para estudiarla.
Sin embargo, no todas “las culpas” se
deben recargar sobre el profesor. Hay
quereconocerquelamotivación-anima-
ción a la lectura, el gusto por lograr con
el libro esa relación placentera, se plan-
tea desde dos ámbitos, a saber, el social-
familiar y el escolar, que es el que nos
atañe a los profesores. Probablemente,
en muchos de los hogares de nuestros
alumnos, donde los medios de comuni-
cación audiovisuales gozan, a buen segu-
ro,delamáximapreferenciaeneltiempo
de ocio, el libro no es una referencia fre-
cuente. Tampoco nuestro país posee una
decidida política de motivación-anima-
ción a la lectura; es más, los servicios in-
dispensables para programar cualquier
actuaciónenestesentido,lasbibliotecas,
siguen siendo todavía escasos, y carecen
en su mayoría de medios para incentivar
a la población al hábito lector.
No obstante, este fracaso de la ani-
mación a la lectura no es de ahora, ya
tiene sus años. Ronald Barker y Robert
Escarpitdenunciabanyaen1974quelos
adultos jóvenes son los más proclives a
perder el hábito de lectura que tuvieron
(según encuestas) por influencia de la
etapa escolar; lo que viene a demostrar
que no fue posible durante esa etapa
interesarlos de un modo definitivo por
la lectura: fracasaron los métodos, fra-
casó la animación.
Rodríguez Almodóvar (1995: 16-22)
propone dos tipos de libros para luchar
contra el fracaso de las estrategias de
animación:
I.	 Libros para una encrucijada. Se tra-
ta de libros cuyo asunto principal es
el tránsito por la edad más difícil del
hombre: la adolescencia. Existe un
completo temor, entre las institucio-
nes y los profesores, a que tales li-
bros lleguen quizá demasiado pronto
a los que han sido siempre sus des-
tinatarios naturales: los adolescen-
tes. Entre otros, podemos citar los
siguientes: Demian, El lobo estepario,
de Hermann Hesse; Retrato del artista
adolescente, de James Joyce; Carta al
padre, de Franz Kafka; Las tribulacio-
nes del joven Törless, de Robert Musil;
El diario de Ana Frank; El guardián
entre el centeno, de Jerome David Sa-
linger; La ciudad y los perros, de Ma-
rio Vargas Llosa; Frankie y la boda,
de Carson McCullers; Primer amor,
de Iván Serguéievich Turgueniev; La
casa de los espíritus, de Isabel Allen-
de; Lolita, de Vladimir Nabokov…
II.	Derecho a la fantasía. La lectura de
libros convencionalmente fantás-
ticos, de aventuras, de misterio y de
ciencia-ficción, también es nece-
saria en disputa libre con los ante-
riores. Citaremos libros como Moby
Dick, de Herman Melville; La histo-
ria interminable, de Michael Ende; El
señor de los anillos, de John Ronald
Reuel Tolkien; La llamada de lo sal-
vaje, de Jack London; Rebelión en la
granja, de George Orwell¸ Los viajes
de Gulliver, de Jonathan Swift; La gue-
rra de los mundos, de Herbert George
Wells… Pero, eso sí, con la garantía
de la buena literatura, y que es el
verdadero y único hilo que conduce
de Peter Pan (James Matthew Barrie)
a Un mundo feliz (Aldous Leonard
Huxley), de Alicia… (Lewis Carroll)
a Lolita (Vladimir Nabokov), de Pino-
cho (Carlo Collodi) a Las tribulaciones
del joven Törless (Robert Musil).
nº 3. 2007
53
En consecuencia, se debería hacer
un esfuerzo coordinado para ofrecer
al profesorado cursos específicos de
adaptación al aprendizaje creativo en
las múltiples lecturas del universo se-
miótico de nuestros adolescentes: ora-
lidad, sistemas audiovisuales, publici-
dad y prensa, principalmente; teniendo
como objetivo constante el descubri-
miento de la poesía, en su más amplio
sentido. Es decir, creando las condi-
ciones adecuadas para que pueda pro-
ducirse el luminoso hallazgo. Además,
hay que hacer compatibles estas estra-
tegias con la presencia de autores vivos
en centros y bibliotecas. La desmitifi-
cación del autor es parte importante en
la construcción de un discurso natural
de la literatura. Es cierto que estamos
asistiendo a un fenómeno de sensibili-
zación a favor de la lectura y de su an-
verso, la escritura y el libro. No es sola-
mente la UNESCO7
, como organización
internacional, sino también asociacio-
nes de carácter privado o público de di-
versa naturaleza, las que asumen como
tarea la defensa de semejante medio de
expresión y el fomento del libro.
Decía Francisco Brines, a la sazón
poeta y académico de la lengua, que la
poesía no tiene compradores, sino lec-
tores. Si cada día tenemos menos lec-
tores es porque cada día se incita me-
nos a la lectura. Hay una frase de Doris
Lessing, que la dijo hace pocos años
en Asturias –cuando fue allí a recoger
el premio “Príncipe de Asturias”– que
resume muy bien lo que puede estar
sucediendo en esta sociedad que vive
permanentemente sumida en la refor-
ma educativa: “la cultura es aquello que
queda después de haber leído”.
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por edades. Hasta 1985. Madrid: CCEI.
7
El capítulo II de la Carta del Libro
promulgada por la UNESCO en 1971
lleva por título “Los libros son indis-
pensables para la educación”.

18. fundamentos del proceso lector

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    Fundamentos del procesolector. Motivar la lectura en la Educación Secundaria* Bartolomé Delgado Cerrillo I. E. S. “La Fuensanta” – Córdoba La introducción de las denominadas tecnologías de la información y la co- municación está desbaratando el cla- ro predominio que, durante siglos, ha mantenido la escritura como sistema de difusión. Este hecho ha planteado a la palabra escrita, y principalmente a la palabra impresa, esto es, al libro y a las publicaciones periódicas, un reto múl- tiple.Elprimerodedichosretossecifra en la simple sustitución de la comuni- cación impresa por los sistemas mul- tisensoriales de la nueva tecnología. El segundo, en que los referidos sistemas tienden a producir en el ser humano un hábito de rechazo a la lectura, no sola- mente porque restan tiempo a la lec- tura, sino también, y principalmente, porque además de inducir a la pereza mental, pueden llegar a provocar en el ser humano una alteración de valores y estilos de vida que modifique y trans- forme los modos de asimilar la infor- mación. Este hecho es doblemente preocu- pante por la estrecha vinculación que guardan lectura y escritura. La escritu- ra resalta sobre otros medios de comu- nicación en que, por su fijeza, puede el lector asimilarla a su propia velocidad, deteniéndose quizá más en los párra- fos esenciales; puede también volver sin dificultad la vista hacia atrás para recapitular lo leído; finalmente, puede efectuar comparaciones visuales se- lectivas entre diferentes aserciones, cuadros, etcétera, contenidos en do- cumentos vecinos. Pero seguramente resalta más sobre otros medios de co- municación por la posibilidad de una mayor comprensión o percepción en el mismo tiempo. PALABRAS CLAVE: Comprensión, hábito, motivación, aprendizaje. KEYWORDS: Comprehension, habit, motivation, learning. RESUMEN: Ante la alarma social provocada por los bajos resultados de los alumnos en “comprensión lectora” (Informe Pisa, pruebas de evaluación…), así como por el interés decreciente por la lectura en el paso de la infancia a la adolescencia, se hace necesario reflexionar sobre los fundamentos del proceso lector, al objeto de diseñar unas actividades de motivación y animación a la lectura en educación secundaria. Nuestra propuesta se incardina en el aula, ya que partimos de la necesidad de relacionar los libros con la consecución real de información, placer y entretenimiento. El estudiante debe saber para qué, cómo, acerca de qué, cuándo, dónde… leer de manera provechosa y grata. ABSTRACT: Considering the social alarm provoked by the students’ low results in reading comprehension (Pisa report, assessment tests...), as well as the decreasing interest in reading at the stage from childhood to adolescence, it is done necessary to reflect about the basis of reading process, in order to design some activities of reading motivation and liveliness in Secondary Education. Our proposal is linked to the classroom, as we part from the necessity of relating books to the real attainment of information, pleasure and entertainment. Students must know what for, how, what about, when, where... to reed in a useful and pleasant way. Delgado Cerrillo, Bartolomé “Fundamentos del proceso lector. Motivar la lectura en la Educación Secundaria”, en Revista OCNOS nº 3, 2007, p. 39-53. ISSN 1885-446X. A la memoria del Profesor Dr. Luis Sánchez Corral, uno de esos profesores que saben transformarse en puentes y después invitan a sus alumnos a cruzarlos. * Fecha de recepción: 19/01/2007 Fecha de aceptación: 26/02/2007
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    nº 3. 2007 40 Lasnuevas tecnologías de la infor- mación no sustituyen a estas prácticas culturales ilustradas, sino que parten de ellas y las necesitan. Crean posibi- lidades a los lectoescritores. Las po- drán modificar, pero no anular; bien al contrario. Los ordenadores, las redes a través de las que fluye la información, no les sirven de nada a los analfabetos, pues están pobladas de letras más que de otras cosas. Sólo los buenos lectores pueden extraerles sus mejores posibi- lidades; sólo sabiendo escribir se puede participar en ellos. Estas tecnologías modifican, eso sí, la experiencia lectora y de escritura (el correo electrónico le ha arrebatado al correo postal la práctica de escribir cartas, por ejemplo), o producen otras experiencias de lectura que no tienen que anular las ya constituidas. Cam- bian los soportes y con ello todo lo re- lacionado con la producción y distri- bución de los textos, pero, en cualquier caso, recalcan las competencias dadas por la alfabetización; incluso exigen lenguas diferentes a la propia. En esta línea de pensamiento, coincidimos con la opinión de Gimeno Sacristán (1999: 29-52), para quien, así como la exis- tencia del libro y los procesos que lo hicieron posible estimularon el leer y escribir libros, las nuevas tecnologías provocarán otras necesidades nuevas de leer y de escribir que no sustituirán a otras anteriores, sino sólo en la me- dida en que nos quitan el tiempo total disponible para leer y escribir. EnopinióndeJuanB.Olaechea(1986: 180), la lectura es quince veces más efi- ciente que la observación del medio paraadquiririnformaciónconcreta.No se trata de sugerir que la información adquirida mediante la lectura es siem- pre mejor o más importante. Lo es unas veces y otras no. Pero resulta evidente que, para la transmisión de ciertas ca- tegorías de información, la eficiencia de la lectura destaca demasiado para que pueda ser sustituida por ninguno de los medios de comunicación que nos han traído las nuevas tecnologías. El profesor Gimeno Sacristán (1999: 51-52) considera la lectura y la escritu- ra como constructoras del sujeto y re- constructoras de la cultura. El lengua- je y la educación son inseparables. La escolaridad tiene que rellenarse ante todo de hablar y de escuchar, de leer y de escribir. Cultivar estas dos últimas habilidades es función esencial de la educación moderna, pues son instru- mentos para penetrar en la cultura y ser penetrados por ella, como vía de acceso al pasado codificado y al presente que no alcanza a ver nuestra experiencia directa. Ésos son también los instru- mentos para abstraer, penetrando en los rasgos no evidentes de experiencia y de todo nuestro tiempo. La alfabeti- zación eficaz supone poner a los sujetos a las puertas del poder que implica la posesión del conocimiento a través del dominio del lenguaje. La alfabetización ilustradora es, ante todo, capacidad para participar en la reconstrucción cultural y social. La lectura, además de desempeñar esos papeles en la incardinación del sujeto en los procesos de recreación de lo cultural, de hacer que el lector pue- da sentirse en el presente poseedor del pasado y de capacitar para la participa- ción en la esfera de lo público, alcanza un valor decisivo en la construcción del espacio de la subjetividad, de la indivi- dualidad, del pensamiento abstracto, crítico y reflexivo y de la autonomía del hombre y de la mujer modernos. Leer es desarrollar la racionalidad, que es di- námica y se ejerce en el hecho de razo- nar, mientras se dialoga con lo leído. El pensamiento no es temporal por- que esté atado a las condiciones de po- sibilidad de un sujeto que es, esencial- mente, tiempo, sino porque depende de un sistema de conocimientos que, ne- cesariamente, tiene que dialogar con su propia historia. A través de la lectura se genera un espacio de significados dia-
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    nº 3. 2007 41 logadosque constituirán la mente del lector (pensar es dialogar consigo mis- mo, desde Platón), fuente de libertad y de intimidad para los individuos que venelevadosuhorizontedereferencias, que les amplia su conciencia y hace del ejercicio de la razón una especie de es- pacio público interiorizado. Lectura y centro educativo Si escribir es plasmar la reflexión in- terior, leer es desplegar en uno mismo la reflexión de otro que significa lo es- crito, siguiendo un proceso en el que se entrelazan los argumentos propios con los de otros, creando la trama mental al relacionar los significados; es decir, las lecturas. El acto lector practicado por la población de manera extensa (quizá no tanto de manera intensa), gracias a la escolarización, es una de las elabora- ciones culturales más decisivas que el centro educativo puede propiciar para trascenderse a sí mismo, al tiempo pa- sado en él y a sus contenidos, porque condiciona y reglamenta institucio- nalmente las posibles formas de leer, de crear sentido y de construir la sub- jetividad, encerrando los potenciales valores de los materiales leídos en unas prácticas determinadas. El centro educativo no fue nunca el único agente de la alfabetización ini- cial o de la profundización de ésta, ni antes de la invención de la imprenta ni después de ella, y mucho menos lo será en la era de las nuevas tecnologías de la información. Pero, si no tiene lugar durante la escolarización, en otros ám- bitos y tiempos es menos probable que la alfabetización se universalice y que dicho objetivo se logre poniéndolo al servicio de lecturas reflexivas y críti- cas de lo leído: es decir, el ejercicio de la lectura como estudio esforzado del mundo y de la cultura. La lectura, como de manera magnífi- ca ha descrito A. Manguel (1998), puede servir a múltiples experiencias (gozo, elevación mística, adoctrinamiento, relajamiento, desarrollo de la fantasía, evasión de lo real, información, trans- misión de órdenes a otros, etcétera). Donde únicamente, hoy, se realiza en contextos públicos, para intercambios recíprocos a través de contactos per- sonales directos, con el objetivo de es- tructurar un pensamiento poblado de argumentos contrastados, es en insti- tuciones como el centro educativo. Con ello no queremos decir que éste sea el único tipo de experiencia lectora que hay que provocar en las instituciones escolares, por supuesto, pero sí la que, en esencia, le caracteriza. Desgraciadamente, en ese espacio institucional prometedor también la lectura sirve al tedio, como castigo y para provocar desprecio a lo que a tra- vés de su práctica puede adquirirse. Leer mucho, hacerlo reflexivamente, entrelazar lecturas, acceder de manera irrestricta al mundo de lo escrito, go- zar de todo eso, es y seguirá siendo reto para la educación formal y basamento de la educación permanente. Los me- dios están ahí, el acceso a ellos depende de las políticas educativas y culturales, de la formación del profesorado y de los métodos pedagógicos. Resulta difícil generar y cimentar el hábito lector, pues no sabemos por qué para unas personas es fundamen- tal leer y para otras resulta un tedio. En nuestra sociedad, no sólo se lee poco, sino que también se escribe poco y, generalmente, mal. Los padres tienen una gran labor por delante en este cam- po, narrándoles historias a sus hijos desde pequeños, recitándoles poemas o cantándoles letrillas tradicionales y, especialmente, dándoles ejemplos. Otro agente básico es el centro educa- tivo, en el que se deben relacionar los libros con la consecución real de in- formación, placer y entretenimiento. A su vez, los medios audiovisuales tienen la responsabilidad de motivar lecturas por su gran influencia y poder sobre la población de cualquier edad.
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    nº 3. 2007 42 Eneste sentido, la biblioteca escolar, no como local en el que caen presos los libros, sino como sala acogedora y atractiva, en la que existen diversidad de vídeos, cederrones, etcétera, con un horario aprovechable (que incluya actividades extraescolares), parece un terreno idóneo para reforzar el hábi- to lector y enseñar las más fructíferas formas de consulta bibliográfica. Leer debe ser disfrutar, aprender, dialogar con múltiples autores, por eso resul- ta fundamental despertar curiosidad, desarrollar la sensibilidad, generar capacidad de relación de lo ya sabi- do con lo nuevo; todo ello facilita es- peciales fuentes de socialización. No obstante, cada texto requiere su con- texto, pues no es lo mismo leer una carta personal que un manual de in- formática o una novela. Se puede leer de todo, en variadísimas situaciones y con intereses diversos. Pero lo cierto es que el estudiante tiene que saber para qué, cómo, acerca de qué, cuándo, dónde, etcétera, leer de manera prove- chosa y grata. Antes de iniciar una metodología, siempre difícil, siempre proclive a mo- dificaciones y experimentaciones indi- vidualizadas y concretas, es necesario desmitificar, clarificar, dos concepcio- nes típicas en que solemos caer todos los enseñantes, movidos por el ansia de lo absoluto. Podríamos resumirlas así: - Es imposible asegurar que todas las personas están dispuestas de igual manera para la captación y reelabora- cióndelaobraliteraria,aunquehayan sido idénticas las circunstancias de su educación y formación intelectuales. - Consideroerróneoigualmentepensar que el escritor trabaja en solitario sin comunicación externa. El poeta, por ejemplo, asimila en su lectura toda la tradición anterior que más tarde plasmará en sus poemas haciendo partícipes a los lectores de estos co- nocimientos y nuevas sensaciones, por lo que inexorablemente estará formandopartedeunacadenaeterna, cuyo fin será también consecuencia inequívoca del fin del hombre. La lectura no es más que el primer proceso de interiorización anímica que permite, a través de nuestros sentidos y nuestro espíritu, captar, confrontar y asimilar o rechazar todo aquello que, fuera de nosotros, incide directamen- te en nuestro proceder y pensamiento. La creación literaria no es más que una manifestación natural de este conflic- to cognitivo que intenta desentrañar las causas de las cosas. Se trata de un doble proceso que arranca de las fa- cultades individuales comunes al ser humano, tamiza la realidad después de su aprehensión –aunque este paso no se produce espontáneamente, sino que requiere reflexión y estudio– y fi- nalmente permite y exige la expresión vital, una de cuyas manifestaciones es la literaria. En este doble proceso situaremos nuestra metodología, partiendo de la base de que no todos nuestros alumnos van a ser escritores y ni siquiera a to- dos interesará, pero teniendo muy en cuenta que el objetivo de esta sistema- tización abierta va a ser el propio alum- nado, su autodefinición y formación, y el libro sólo un medio posible y útil de conocimiento, placer estético y madu- ración de la personalidad. Sólo así en- tendida la lectura, tendremos posibili- dades de conseguir un índice deseable de lectores. Cada individuo debe esco- ger su propio ámbito sin forzamiento ni excesiva influencia, buscando al prin- cipio qué le interesa leer para poste- riormente orientarlo sobre lo que sería bueno que leyera. Sin embargo, resulta pertinente es- tablecer unas coordenadas precisas para delimitar los diferentes estadios o procesos que deben tenerse en cuenta a la hora no sólo de elegir y comentar tex- tos, sino sobre todo de leer; una meto- dología sistemática capaz de orientar- nos sobre cómo leer para evitar el tedio,
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    nº 3. 2007 43 laineficacia y el rechazo; un método de lectura que exponemos en el ámbito de una taxonomía proclive a modificacio- nes y aceptable sólo en la medida de sus resultados.Manteniendoaultranzaque la lectura es el principio básico, aunque no exclusivo, de todo conocimiento y aprendizaje en el marco de la literatura y concretamente de la poesía, estable- cemos, en páginas siguientes, nuestro esquema programático. No leáis los libros buenos, sino los mejores, acon- sejaba un filósofo. Pero el concepto de “mejores” es relativo, depende del gra- do de cultura y de la fibra temperamen- tal de cada uno, por lo que es impres- cindible realizar por parte del profesor una selección adecuada de las lecturas de sus alumnos, con arreglo a dos crite- rios primordiales: - La edad del alumno. En el ciclo 14/16, por ejemplo, se deben tener muy en cuenta los centros de intereses de los alumnos. Los gustos lectores del ado- lescente no tienen por qué coincidir con los del profesor. Resultaría im- procedente que encargásemos leer El Quijote o La Celestina en la Secundaria Obligatoria, por ejemplo. Su comple- jidad de pensamiento, estilo, etcéte- ra, los hace inadecuados para las eda- des de estos cursos. - El tipo de libro. Debemos reparar en su idoneidad para el curso o ciclo de que se trate. También hemos de fijar- nos en la legibilidad tipográfica. Asi- mismo, hay alumnos poco inclinados a leer libros de mediana o gran ex- tensión, sería más indicado en estos casos, aconsejar narraciones cortas, por ejemplo. Si logramos inculcar afición a la lectura, el alumno dará el salto de leer cualquier libro, inde- pendientemente de su extensión. Seleccionar significa, obviamente, elegir unos libros y desechar otros, por muy maravillosos que sean. El profesor debe actuar, por tanto, pen- sando en los alumnos y no en sus pro- pias motivaciones. Hay multitud de obras españolas y extranjeras aptas para los jóvenes y que pueden gus- tarles. Además de las obras literarias que aparecen en los manuales, exis- ten otros muchos libros dirigidos a los jóvenes que están bien escritos y presentan valores que los hacen atractivos tanto a no lectores como a alumnos habituados a leer. Autores como Montserrat del Amo, María Gripe, Juan I. Herrera, W. Fähr- mann, Juan M. Gisbert, Jean G. George, etcétera, tienen una amplia producción de obras juveniles. Actualmente, esta labor de selección es facilitada al profe- sor por muchas editoriales que indican la edad a la que es aconsejable leer los libros que editan formando parte de las colecciones juveniles (VV. AA. 1986). La lectura es el medio más difundido para aprender y perfeccionar el voca- bulario, pero lamentablemente muchos estudiantes tienen hábitos que les im- piden ser buenos lectores. La casi totalidad de los alumnos que encuentran dificultades con el estudio tienenunamalalectura.1 Elbuenlector es el que lee con inteligencia, hacien- do distinción entre lo importante y lo secundario, da cuenta de lo leído sin especial esfuerzo y de forma sintética. Por ello, la lectura es un hábito que se adquiere con el ejercicio. La práctica diaria es fundamental en el ejercicio de la lectura. Tiene que ser un traba- jo activo. Todos los pasos anteriores buscan como fin la comprensión del texto. El autor se hace comprensivo en su texto a través de los párrafos. Des- de una lectura comprensiva, podemos encontrar: • Párrafos fundamentales: son los que encierran de un modo general el pen- samiento del autor. Se caracterizan por contener una “síntesis” de tipo general y se encuentran en la llamada frase principal. Ésta inicia el párrafo o lo termina, o se acomoda al centro; depende de cómo el autor explique su idea. 1 Cf. MEC (2004). Evaluación Pisa 2003. Programa para la evaluación internacional de los alumnos. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia- Inecse. El informe PISA del año 2003 es francamente preocupante respecto a la lectura, donde dos de cada diez alumnos españoles no son siquiera capaces de comprender un texto es- crito. El 21% de los alumnos españoles de quince años no alcanza siquiera el nivel básico de lectura y comprensión de textos escritos y ha perdido posicio- nes a nivel general respecto al año 2000, en que los resultados no fueron satisfactorios.
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    nº 3. 2007 44 • Párrafos de enlace: son los que prepa- ran al párrafo fundamental. Unen y relacionan las ideas complementa- rias, que afirman la principal. • Párrafos de excepción: responden a las necesidades menos frecuentes. Pue- denaparecerporelsimplecortedeun párrafo demasiado largo o configurar otro que no lleva el propósito de con- figurar ninguna idea. El alumno de Secundaria sólo mejo- rará si se le entrena, si se le enseña una técnica adecuada. Teniendo siempre en cuenta que con la edad y la práctica se incrementa la habilidad lectora. El problema mental de la lectura está ínti- mamente relacionado con la formación cultural del lector, con el dominio del vocabulario y con la asimilación de una técnica de lectura adecuada. También en este campo podremos actuar. Inte- resa leer economizando tiempo, pero interesa leer eficazmente. Las fases del proceso lector En un mundo donde la información escrita ha cobrado una generalización y amplitud tan extraordinariamente marcada, la lectura ha llegado a consti- tuirunanecesidaddelindividuocomún tan imperiosa y exigente que los cen- tros educativos ya hace tiempo que se vieron en la necesidad de reajustar sus puntos de vista sobre los tradicionales propósitos de su enseñanza y la estrate- gia metodológica empleada. Resultaba insuficiente el aprendizaje mecánico de símbolos y significados. Las múltiples formas de comunicación y los sutiles mensajes encubiertos bajo el ropaje de inocentes expresiones requieren lecto- res avezados que interpreten inteligen- temente lo implícito del mensaje. Los objetivos han debido ampliarse y precisarse con más exactitud, a fin de aumentar la eficacia de este sector del plan de estudios. La revisión biblio- gráfica ha permitido la selección de un conjunto de objetivos más específicos que, sin lugar a dudas, ordenados se- gún criterios más racionales, prestará una importante ayuda para construir los ítems que estimulen las conductas supuestamente desarrolladas con las reajustadas técnicas metodológicas. La lectura, tal como la entendemos hoy, tuvo también sus detractores. Las palabras de F. J. del Prado (1984) son muy ilustradoras en este sentido: Hay quien piensa que toda conver- sión del acto de lectura llevada a cabo según un método riguroso es, a la par que imposible –pues cada cual lee desde sus presupuestos– algo nocivo, al recortar todo, la acción benefacto- ra de la “gracia espiritual” que toda obra encierra y al destruir el objetivo principaldetodalectura:elplacerdel texto. Contestaré, desde mi perspec- tiva, a estas objeciones que flotan en torno a nosotros, profesores que in- tentamos imponer, contra la impro- visación alienada, un rigor metodo- lógico en nuestra enseñanza del acto de lectura literaria. La libertad del lector, tan postulada hoy día, tiene sus límites, que toda honradez crítica debe despertar: aquellos que, desde dentro, impone el texto que se lee. Todo texto es una estructura abierta a posibles interpretaciones recla- madas por los deseos y las pulsiones íntimas del lector, pero abierta, sólo, a aquellos que la pluralidad y la am- bigüedad limitadas y coherentes del texto hacen posibles… La lectura debe trabajarse planifi- cadamente tanto en Primaria como en Secundaria. En cada etapa de la esco- laridad habrá que hacer más hincapié en unos aspectos específicos. Por ejem- plo, en Educación Infantil habrá que reflexionar sobre los prerrequisitos lectores, las habilidades lectoras (lin- güísticas, neuro-psicológicas, intelec- tuales, emocionales, sociales), los mé- todos de introducción en la lectura, la lectura de imágenes... En Primaria ha- brá que definir el proceso psico-fisio- lógico del acto lector, el diseño y puesta en práctica de estrategias de compren- sión lectora, las habilidades percep- tivas a desarrollar... En Secundaria se
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    nº 3. 2007 45 trabajarámás la lectura de investiga- ción, las técnicas de estudio basadas en el acto lector reflexivo, la lectura selec- tiva, las estrategias metacognitivas de comprensión... Los alumnos del Tercer Ciclo de Edu- cación Primaria tienen una edad (10-12 años)enlaquecomienzaaaflorarsuca- pacidad de abstracción, que les permi- tirá comprender y relacionar conceptos sin necesidad de operaciones manipu- lativas; capacidad de abstracción que les posibilitará afianzarse en la lectura y profundizar en conocimientos gra- maticales y literarios. Los alumnos de la ESO, merced a su grado de competencia verbal, ya usan la lengua, tanto en el plano comunicativo como en el representativo. Pueden, por tanto, realizar generalizaciones, esta- blecer conexiones en un texto e inter- pretar el doble sentido de un mensaje. Además,comprendenyseexpresanbien en distintos niveles del lenguaje y reali- zan deducciones lógicas (lo que permite realizar actividades como el debate, la investigación temática, resúmenes ar- gumentales completos...). En esta épo- ca de su evolución vital, se inician en la reflexión causal, desarrollan la capaci- dad de análisis y síntesis, aumentan su autonomía personal (también lectora) y empiezan a manifestar intereses, gus- tos y necesidades personales. A partir de los 12-13 años, se suele producir un desconcierto en los jóvenes lectores.Nosencontramosconalumnos en el primer ciclo de la ESO que aban- donan la lectura o no encuentran libros apropiados para su edad. Tal vez la cau- sa puede ser de tipo personal, debido al proceso evolutivo del alumno. Tenemos que aceptar también que en este pri- mer ciclo de Secundaria se produce una gran diversidad en los niveles de lectu- ra del alumnado, por lo que requieren una orientación adecuada. A esta diversidad lectora hay que añadir los gustos y motivaciones de los jóvenes de esta edad, que abarcan un abanico muy amplio: desde las histo- rias que reflejan problemáticas sociales hasta las novelas de iniciación que re- flejan el proceso psicológico que atra- viesan los adolescentes. Es una edad fronteriza que requiere una atención individualizada para que los jóvenes puedan aclarar y comprender su propia evolución. Durante el segundo ciclo de la ESO, los jóvenes lectores entran en el tramo final del proceso que les ha de llevar a ingresar en el vasto campo de la lite- ratura que consideramos propia de la edad adulta como lectores autónomos y competentes. Obviamente, no todos los jóvenes llegan a esta etapa con igual competencia lectora, ni con la misma motivación, ni idénticos gustos litera- rios; más bien puede afirmarse que éste es el tramo del proceso educativo en el que la diversidad de capacidades, de motivaciones y de gustos es mayor. Un mensaje puede presentar difi- cultad interpretativa por su contenido, aunque no lo haga por su forma o ex- presión (texto sobre alguna especiali- dad que exige dominio del tema, obras literarias complejas como algunas de Borges, por ejemplo). Estos escritos le parecen al lector común –y al alum- no de ESO, por supuesto– especies de enigmas difíciles o imposibles de des- cifrar, mientras que otros le resultarán transparentes; los primeros requeri- rán, en cualquier caso, una lectura ac- tiva, comprometida, formada; para los segundos, bastará una recepción más o menos convencional. Por estas razones, la selección de lecturas que se realiza para cada nivel educativo debe tener en cuenta las capacidades de los alumnos y no sólo la excelencia literaria. Obligar a que los estudiantes lean textos que superan su nivel de comprensión les conduce al desaliento, al desinterés y al rechazo de la lectura. La propuesta de actividades que pre- sentamos en los apartados siguientes pretende motivar-animar a la lectura
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    nº 3. 2007 46 –eneducación secundaria– y facilitar el enriquecimiento formativo y personal del alumnado, sin olvidarnos de que el gusto por la lectura es algo misterioso, sometido a variaciones y diferente en cada alumno. También pretendemos ayudar al profesorado en su labor do- cente mediante la aportación de unos títulos y unas actividades que recogen la presentación, seguimiento y evaluación de las lecturas elegidas. De la misma manera, esta propuesta persigue el objetivo primordial de mo- tivar-animar a la lectura y potenciar el paso formativo y madurativo que su- pone ingresar en las filas del público propio de la literatura adulta e iniciar la andadura en el conocimiento de obras clásicas españolas. Por otra parte, se pretende ayudar en su tarea al profeso- rado con unos materiales que le facili- ten la tarea de escoger unos títulos y de preparar las actividades que comporta la presentación, seguimiento y evalua- ción de una serie de lecturas, para un alumnado tan diversificado. La familia, el centro educativo y la biblioteca son los agentes y ámbitos de la motivación-animación a la lectu- ra y, en definitiva, de todo el proceso lector. Cada uno de ellos debe asumir sus responsabilidades sin delegarlas en los otros. Todos los instrumentos y estrategias de motivación-anima- ción (encuentros con autores, hora del cuento, talleres literarios, clubs de lectores, libro-fórum, etcétera) son positivos si forman parte de un pro- yecto amplio, coherente y continuado en el que se definan los objetivos, el grado de profundización, las actitu- des y el clima afectivo a adoptar por el bibliotecario o profesor. Cabe resal- tar la absoluta necesidad de llevar a cabo una programación rigurosa que persiga la coherencia y la globalidad de estrategias, instrumentos, mate- riales, etcétera, y que parta siempre de la detección de las necesidades de los destinatarios. Debemos deman- dar a las distintas administraciones la puesta en práctica de cursos de es- pecialización en programación y eva- luación de la lectura; asimismo, pedir su apoyo estratégico y financiero no a campañas puntuales (semanas o días del libro), sino a programas globales de Animación Lectora. En conclusión, si queremos mejorar las encuestas catastrofistas que circu- lan por doquier (unas que hablan de escasísimos índices lectores; otras que acusan al sistema de producir futuros universitarios2 con comprensión lecto- ra casi nula y formación lingüística pla- na), debemos entender la lectura como un proceso complejísimo y de capital importancia a lo largo de toda la esco- laridad. La incidencia de los problemas de lectura (ya sea de comprensión, de hábitos, o de fluidez) en el fracaso es- colar es trascendental. Motivación-animación a la lectura en la educación secundaria La motivación-animación a la lectura debe cumplir una serie de requisitos- objetivos para que nos garantice su ple- na funcionalidad y eficacia. Enumera- mos los siguientes: • Desarrollar en el alumno el hábito de la lectura. • Buscar que el alumno lea con placer y con reflexión. • Desarrollar las capacidades para producir y analizar mensajes orales y escritos. • Fomentar la capacidad creativa. • Desarrollar el espíritu crítico en relación con el entorno. • Relacionar la lengua escrita con la lengua oral y los lenguajes no verbales. • Favorecer la autocorrección. • Ampliar el conocimiento de los recursos de la creación literaria. • Desmitificar el libro e incluso los prejuicios hacia las “subliteraturas”. • Desarrollar hábitos de trabajo intelectual. 2 Al pasar del instituto a la universi- dad, los alumnos deberían, en el mejor de los casos, saber reconstruir los parámetros de la creación del texto, así como detectar los implícitos, las ideas y las relaciones cuyas huellas se encuentran en el propio texto; de esta manera, al hacerlo, observan, dudan, cotejan, discrepan, asienten, resumen, preguntan, consultan, hipotetizan, imaginan, concluyen, opinan.
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    nº 3. 2007 47 Paraque el alumno se sumerja en el proceso de lectura, necesita una motivación. En el caso de la lectura informativa, el alumno tiene un interés inmediato, no así en la lectura recreativa,querequiereunactovolitivo por su parte, sin el cual, esta actividad le resultará tediosa. Por otro lado, la facilidad de acceso del alumno a los medios audiovisuales y cibernéticos, cada día más atractivos y baratos, requierenporpartedelprofesorgrandes dosis de imaginación para desarrollar y afianzar en el alumno el hábito lector. Proponemos las siguientes estrategias metodológicas: Lectura colectiva: aunque la lectura de un libro es un acto individual, re- sulta indispensable realizar lecturas colectivas en el aula, como medio de incentivar al alumno. Dos son los ob- jetivos principales que debe perseguir el profesor: corrección lectora y diver- timento, como ingrediente motivador para que el alumno busque la lectura individual. Se leerán en clase todo tipo de textos: utilitarios (cartas, resúme- nes, etcétera), y de lenguajes específicos (científico,periodístico,etcétera),como ya propugnara el DCB.3 Sin embargo, cuando hablamos de lectura colectiva, nos referimos, especialmente, a textos literarios (épica, lírica y teatro), pues su lectura, especialmente de comedias, puede resultar muy placentera. Por otro lado, la lectura en clase es una buena oportunidad para profundizar en el vo- cabulario, reflexionar sobre la lengua y, en general, suscitar actividades de expresión oral y escrita. Para facilitar la lectura colectiva, resulta imprescin- dible disponer de una buena biblioteca de aula, con libros variados y atractivos, lo que podría ser una fuente de moti- vación para la lectura individual de los alumnos. Por otro lado, el Departamen- todebecontarconunabuenabiblioteca, en la que haya suficientes ejemplares de una misma obra para poder subirlos al aula, cuando sea necesario. Lectura creativa: en esta segunda es- trategia4 debemos plantearnos la lectu- ra con el objetivo de involucrar al alum- no lector en la obra, como un personaje que actúa desde dentro o desde fuera de la obra, como colaborador del autor, pu- diendo cambiar situaciones concretas, comocrítico,etcétera.Esmásrecomen- dado en el segundo ciclo de Secundaria Obligatoria y en Bachillerato. Podemos alternar trabajos de comprensión de la obra (personaje que ha gustado más y por qué, retratos de los personajes, el ambiente, etcétera) con otros temas en los que lo fundamental es la creatividad del alumno: hacer una entrevista a un personaje o al autor, resumir el argu- mento hasta un punto en que el alum- no modifica el final o bien situaciones determinadas, sacar a un personaje de la obra y trasladarlo al medio en el que vive el propio alumno, etcétera. María H. Lacau (1966) detalla en su libro diversas experiencias en este sen- tido. Esta autora apuesta por una lectu- ra que considere el entorno del alumno, su propio mundo, y considera impres- cindible establecer la relación de afi- nidades entre el trabajo escolar y el adolescente que va a vivirlo, para lo que habrá que tener en cuenta una serie de factores fundamentales en el logro del éxito, a saber, la edad, la sensibilidad, la época y el lugar en que le ha tocado viviraeseadolescente.Lacaudesarrolla un método en el que el alumno se rela- ciona con el libro de un modo creativo, mediante una lectura dirigida, que le da posibilidades de construir una rela- ción con el libro mucho más profunda y gratificante. Porotraparte,enelcasoespecíficode la lectura de obras poéticas5 , es necesa- rio establecer una diferenciación entre el sentimiento poético vivencial, inte- rior y previo al poema, que es propio de todo ser humano y que puede avivarse utilizando los recursos apropiados, y la creación, el poema expresado por el lenguaje, que precisa en primer lugar 3 Diseño Curricular Base. Esta denomi- nación fue utilizada en 1989 para pre- sentar a la comunidad educativa la do- cumentación curricular de las distintas áreas en la fase de consulta, antes de que fuera promulgada la LOGSE. Con- tribuyó a concretar algunas propuestas del Libro blanco para la reforma del sistema educativo, editado por el MEC y representó un paso más en el debate social acerca de la Reforma educativa de 1990. Este documento se refería a lo que más tarde la LOGSE denominó currículo oficial, establecido por las distintas administraciones competen- tes. Hay que señalar que el DCB, como se le conoció, no fue un documento prescriptivo, sino de consulta. Se trataba de un documento pedagógico relativo a los contenidos y a los modos de la educación, de tal manera que los contenidos que abarcaba fueron, tras ser debatidos, reducidos en algunos aspectos y ampliados en otros. Las Comunidades Autónomas también lo completaron y desarrollaron. 4 Una experiencia sobre este tipo de lectura puede verse en VV. AA. (1995). “Lectura creadora”, en CLIJ, nº 54, 7-17. En esta experiencia se ha tomado el método de M. H. Lacau (incluido en su obra citada en las referencias biblio- gráficas) como punto de partida básico para modelar los materiales de trabajo en torno al libro de lectura. 5 Puede verse una interesante propuesta sobre la lectura de textos poéticos en GAHETE JURADO, M: (2000) “La lectura de textos poéticos. Una aproximación metodológica” en Enseñar. Propuestas y Experiencias de Centro y Aula. Septiembre-2000, Córdoba: Albucasis, 11-16.
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    nº 3. 2007 48 conocimientoy experiencia para lle- gar progresivamente a la credibilidad (consistencia de la materia escrita y valor estético), la plasticidad (relieve de los sentimientos, capacidad de emo- ción) y la fuerza comunicativa (ya sea a través de la sorpresa, la sugerencia o el descubrimiento). Después de haber eliminado los pre- juicios sobre la poesía, cuya resolución debe surgir motivada o espontánea, sobre dos cuestiones distorsionadoras, como son la aparente inutilidad de la poesía y la vergonzante desnudez de la intimidad; y haber comenzado la ex- perimentación gozosa de la belleza del lenguaje, tras un proceso espontáneo y razonado de degustación de la lectura en voz alta, procurando la modulación y la entonación correcta, surgirá un nuevo sentimiento basado en la capa- cidad del poeta para transmitir emo- ción e intensidad. Es necesario hacer comprender al alumnado dos premisas incuestionables: - Que el poeta además de “nacer”, “se hace”, y para ello es necesario cono- cer la técnica que permite llegar a ex- presar con belleza y sugerencia nues- tra intimidad. - Quenosepretendeenseñaraserpoe- ta –elección personal– sino a “sentir” la poesía como expresión humana y reconocimiento de nuestra propia esencia. Y, en este acto de existencia, formamos y desarrollamos como se- res humanos capacitados para vivir mejor. No es sólo un acto de capaci- dad estética, sino sobre todo un acto de pensamiento y de expresión de ideas, porque tanto la belleza como la verdad surgen paralelas, aunque ésta última radique en la subjetividad, en la originalidad, en la manifestación más personal e íntima de cada crea- dor en ciernes. Como la materia de la literatura es la palabra, de su conocimiento y capaci- dad combinatoria dependerá mucho el resultado cualitativo. El lenguaje crea nuevas realidades a través de visiones alucinantes(sensorialidad,plasticidad, sugerencia, emotividad, belleza poéti- ca) que, en último extremo, dependen del talento creador y el manejo de la técnica. Sin embargo, del despertar del don creativo y la fertilidad de su aplica- ción somos los enseñantes partícipes directos, inexcusables inductores. El taller de lectura: la palabra ta- ller sugiere un componente manual de uso y manipulación de objetos. En este caso, se trata de un lugar donde se reúne un grupo de alumnos para rea- lizar actividades relacionadas con el libro. Si la lectura es una actividad in- dividual que enriquece a la persona, lo que hemos de buscar en el taller es la participación de todos los alumnos que conduzca a una actividad determinada. Para llevarlo a cabo, necesitamos unos objetivos muy claros, un lugar con- creto, libros, material (tijeras, rotu- ladores, cartulinas, etcétera) y, sobre todo, un buen conocimiento del libro juvenil. En el taller se pueden realizar muchas actividades: conocer el libro (cómo está hecho, sus partes, formas tipográficas: la redonda, cursiva negri- ta, versalita, versal), conocer la biblio- teca (colocación, ficheros, utilización, etcétera), lectura en voz alta, (poesía, narrativa, teatro), comentar libros que hayan leído previamente los alumnos, crear textos o imágenes a partir de la lectura, etcétera. Olimpiada de lectura: dirigido a todos los alumnos de un centro edu- cativo, tiene como objetivo funda- mental fomentar el hábito lector en todo ese alumnado. Para ello, se dis- pondrá de todos los libros existentes en la biblioteca escolar del centro. Se abrirá un fichero, ordenado alfabéti- camente, en el que se incluirán todas las fichas de lectura entregadas por los alumnos. Para la puesta en prácti- ca de esta olimpiada, se diseñará una campaña publicitaria por medio de carteles, información a través de los
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    nº 3. 2007 49 profesorestutores… Con el libro que el alumno saque de la biblioteca se le entregará una ficha de lectura que de- berá devolver rellena a la entrega del libro. En ella constará el nombre del lector, título y autor del libro, breve resumen del contenido y la respuesta a varias preguntas sencillas. Estas fi- chas se incluirán en el fichero de par- ticipantes en el que estarán colocadas alfabéticamente todas las fichas de cada alumno. (La recogida de fichas se hará en la biblioteca). Modelo de ficha de lectura • Apellidos y nombre del lector • Autor del libro • Título • Resume el argumento del libro • Realiza una descripción de los personajes protagonistas • Sitúa la historia en el espacio y en el tiempo • Apunta palabras y expresiones que llamen tu atención y escribe su significado • Selecciona un fragmento que te guste y explica por qué lo has seleccionado • Escribe tu opinión personal sobre el libro (interés del tema, actualidad, realismo, etcétera) • Puntúalo de 0 a 10 Guías de lectura: resultan muy úti- les, ya que en ellas se ofrecen pautas para comprender mejor las obras lite- rarias y se sugieren múltiples activida- des. Deberemos seleccionar la guía más adecuada al nivel de nuestros alumnos y elegir sólo aquellos aspectos que de- seemos trabajar con ellos. Resultan im- prescindibles para iniciar al alumno en la lectura de obras literarias, adecuadas yadaptadasasunivelyformación.Aun- que ya la mayor parte de las editoriales publican obras de este tipo juntamen- te con las guías correspondientes, si el profesor elabora su propia guía para sus alumnos, podrá calibrar más directa- mente el perfil y el calado del nivel de lectura que éstos poseen. Estas guías deben perseguir, entre otros, los obje- tivos siguientes: - Orientaralosalumnosensuslecturas. - Despertar y aumentar en ellos su curiosidad intelectual, más o menos latente. - Familiarizarles con un amplio vocabulario. - Relacionar el contenido del libro con los contenidos transversales que integre. - Precisar el modo de obtener información a través de sugerencias. En cuanto a la estructura de las guías delectura,podemosorganizarlassegún se muestra a continuación: • Título, autor y editorial. • Resumen. Debe tener una extensión breve, no más de diez o quince líneas, aproximadamente. • Perfil del autor. Algunos datos sobre su actividad principal y otras obras publicadas. • Ideas centrales. Se deben redactar en unas cuantas frases, partiendo del resumen, y sin olvidar los contenidos transversales. • Técnicaliteraria.Datossobreelgénero literario y la estructura de la obra. • Sugerencias didácticas. Actividades relacionadas o derivadas de los personajes y las situaciones del libro. • Lecturas motivadas. Si el libro ha sido del agrado del alumno, hay que recomendarle otros con los que esté en sintonía. Podemos seguir confeccionando y utilizando estas guías en el segundo ci- clo de la ESO, con la salvedad de que al- gunos de sus apartados deben ganar en profundidad y especialización, y otros ya no son tan necesarios. Por ejemplo, el resumen es un apartado que en este nivel ya no va a necesitar el alumno, porque él mismo ha debido desarrollar esa capacidad. Por su parte, el apartado de la “técnica literaria” ofrece al alum- no una información más específica, manejando un lenguaje más técnico, y las “sugerencias didácticas” plantean retos más complicados que en el nivel del Primer Ciclo.
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    nº 3. 2007 50 Cuestionariosde lectura: en el se- gundo ciclo, como acabamos de ver, podemos mantener las guías comen- tadas anteriormente, pero, de cara al bachillerato y a la formación continua del alumno-lector, es necesario intro- ducir cambios en la fórmula-esquema de esas guías, por lo que es preferible adaptarlas poco a poco, hasta conver- tirlas en cuestionarios de lectura, con arreglo a los puntos que se explicitan a continuación: • Aspecto exterior (pastas, encuader- nación,…). Datos que contienen. • Tema o idea central (si hay uno o va- rios temas, y la forma de tratarlos, así como su proximidad al mundo del lector adolescente). • Relaciones y-o concomitancias (del lector con alguno de los personajes). • Identificación (entre las situaciones que viven los personajes y el propio lector). • Técnicaliteraria(cuestionesrelativas a narración, descripción, personajes, espacio, tiempo…). • Opinión personal del lector (a propó- sito de alguno de los conflictos plan- teados en el libro, relacionándola con aspectos de la educación en valores). • Debate (sobre el tema central de la obra y/o puesta en común entre los alumnos que han leído el libro). Conseguiremos así elaborar una fi- cha-guía en la que el alumno encontra- rá una serie de preguntas encaminadas aidentificarloselementosconstitutivos del libro, estableciendo su estructura y desarrollando una capacidad crítica. Esto permitirá profundizar y reforzar los aspectos fundamentales que se tra- tan en la obra. ¿Por qué fracasa la animación a la lectura? Hace algunos años, Antonio Rodrí- guez Almodóvar (1995: 16-22), escritor y catedrático de instituto de Lengua y Literatura, afirmaba con rotundidad, en una conferencia pronunciada en el Simposio Nacional de Literatura In- fantil y Lectura de Salamanca, que “los proyectos de animación a la lectura di- rigidos a adolescentes han constituido, en su mayoría, hermosos fracasos”. Las causas que apuntaba este escritor eran muy variadas, aunque todas incidían en la labor del profesorado, más que en la desmotivación o el desánimo de los alumnos. He aquí las dos razones más importantes a que alude: • No se ha sabido crear estrategias para aprovechar la familiaridad de los jó- venes con otros lenguajes (audiovi- sual, publicitario, etcétera) y ponerla encontacto,enelmomentooportuno, con la lectura. • No se ha ofrecido a los alumnos lec- turas iniciáticas, libros cuyo tema principal es el tránsito por la adoles- cencia, y que los educadores siempre tienen miedo de recomendar por si es “demasiado pronto”. Ciertamente, es de justicia reconocer que, frente a los éxitos, siquiera relati- vos, de las campañas y de los esfuerzos de toda índole destinados a fomentar la lectura infantil, destaca aún el pavoro- sovacíoenquenormalmentesepierden los dirigidos a la adolescencia y a la ju- ventud en todos sus tramos. En opinión de Rodríguez Almodóvar (1995: 16), es especialmente difícil y delicado el tra- mo primero, es decir, el de la pubertad, pues es ahí donde a menudo se rompe para siempre el vínculo con la lectura. Hemos mencionado la familiaridad de los jóvenes con otros lenguajes. En efecto, están muy familiarizados con la saturación, la equivocidad y la mul- tiplicidad del sentido en su trato diario con los audiovisuales, sobre todo con la publicidad. Sin embargo, pocas ve- ces se aprovecha esto para, por ejem- plo, el descubrimiento de la poesía, que es, como bien sabemos, el arte de la ambigüedad por excelencia. Y esto es precisamente lo que hace falta, en- contrar una estrategia adecuada para que ese adiestramiento, que se produ-
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    nº 3. 2007 51 cenormalmente fuera de nuestro con- trol, sepamos ponerlo en contacto, en el momento oportuno, con el arte de la lectura y de la escritura. Se trata, en de- finitiva, de aprovechar lo que tiene de útil el principio semiótico de que todos los lenguajes se tocan por arriba y se separan por abajo; es decir, se acercan cuando están bien desarrollados, eje- cutados, y se alejan cuando caen en la mediocridad. En la enseñanza secundaria, la acti- vidad escolar en torno al libro de lec- tura ha acostumbrado a tener hasta el momento presente las siguientes ca- racterísticas: - Carácter obligatorio, formando par- te de los esfuerzos solicitados para aprobar la asignatura. - Se ha acompañado de actividades complementarias cuya finalidad ha sido, a menudo, comprobar si el alumno ha leído el libro. - Carácter secundario en la considera- ción calificatoria de la actividad, en cuanto que el peso de la nota ha re- caído en los contenidos del libro de texto. - No han sido generalmente títulos elegidos por el alumno, o conectados con su entorno cultural, sino obras de una tradición literaria culta; preci- samente, uno de los objetivos de leer este tipo de libros ha sido afianzar el gusto por la buena literatura. Es lógico que, en tales condiciones, haya sido difícil no sólo fundamentar un hábito lector en el centro educativo, sino, sobre todo, hacer que éste perdure entre los jóvenes adultos que finalizan sus estudios, seguramente porque no se ha podido fundamentar en ellos una placenterarelaciónconellibrodelectu- ra. Hay, en efecto, una clara correlación entre estudios cursados y lectores de li- bros. Según H. Escolar Sobrino6 (1983: 333), el porcentaje de estos lectores as- ciende al 80% entre las personas con estudiosuniversitariosynollegaal20% entre los que no han completado sus es- tudios primarios. Si bien es verdad que para el desarrollo de nuestra vida co- munitaria es conveniente que cada vez haya más personas cursando estudios medios y superiores, también lo es que podamos conseguir unos resultados si- milares tratando de inculcar el hábito de la lectura en los niños y adolescentes que acuden al centro educativo. Es, pues, necesario tomar conciencia de la diversidad de situaciones que se producen en el aula y que generan o par- ten de situaciones de lectura. Entre mu- chasquepuedendarse,citamosalgunas: • Tomar notas. • Redactar o corregir un informe o una monografía. • Colaborar con el compañero que re- clama ayuda. • Preparar el mural que ilustrará su exposición oral. • Buscar en el diccionario una palabra desconocida. • Sorprender a la clase con una hermo- sa poesía o un interesante cuento. • Comprender las instrucciones de un manual o de un programa informá- tico recién instalado. • Preparar individualmente, en pa- rejas o en equipos, una conferencia, una obra de teatro o guiñol. • Informar o proponer algo a la clase. • Comprender y analizar el enunciado de una pregunta de examen. • Disfrutar leyendo algo. Podemos deducir que la lectura no tiene tanto que ver con la habilidad de la descodificación y la oralización. Leer vamásalládelaatribucióndeunsonido a cada signo gráfico. Consiste en proce- sar la información y atribuir significa- do, lo que comporta una conducta inte- ligente por parte del lector. Esto le lleva a un acto interpretativo que consiste en saber guiar una serie de razonamientos hacia la construcción de una interpre- tación del mensaje escrito a partir tan- to de la información que proporciona el texto como de los conocimientos del lector. 6 En las fechas en que se publica esta información, Hipólito Escolar Sobrino es director de la Biblioteca Nacio- nal. Y los datos estadísticos que se mencionan están referidos al año de su publicación en la obra citada en las referencias bibliográficas.
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    nº 3. 2007 52 Sila lectura es una actividad comple- ja y dialógica, en la que el lector trata de encontrar respuestas a las preguntas que se formula, la comprensión lectora está estrechamente relacionada con la habilidad de formular preguntas apro- piadasyencontrarrespuestasrelevantes a ellas. Todo ello dista de la experiencia lectora de tantos alumnos habituados a fracasar, porque se han habituado a no buscar otro sentido a su lectura que el de cumplir mecánicamente la orden del profesor. Sería recomendable que los alumnos aprendieran a leer con di- ferentes intenciones, para lograr fines diversos. Muchos piensan que la lectura no es para vivirla, sino para estudiarla. Sin embargo, no todas “las culpas” se deben recargar sobre el profesor. Hay quereconocerquelamotivación-anima- ción a la lectura, el gusto por lograr con el libro esa relación placentera, se plan- tea desde dos ámbitos, a saber, el social- familiar y el escolar, que es el que nos atañe a los profesores. Probablemente, en muchos de los hogares de nuestros alumnos, donde los medios de comuni- cación audiovisuales gozan, a buen segu- ro,delamáximapreferenciaeneltiempo de ocio, el libro no es una referencia fre- cuente. Tampoco nuestro país posee una decidida política de motivación-anima- ción a la lectura; es más, los servicios in- dispensables para programar cualquier actuaciónenestesentido,lasbibliotecas, siguen siendo todavía escasos, y carecen en su mayoría de medios para incentivar a la población al hábito lector. No obstante, este fracaso de la ani- mación a la lectura no es de ahora, ya tiene sus años. Ronald Barker y Robert Escarpitdenunciabanyaen1974quelos adultos jóvenes son los más proclives a perder el hábito de lectura que tuvieron (según encuestas) por influencia de la etapa escolar; lo que viene a demostrar que no fue posible durante esa etapa interesarlos de un modo definitivo por la lectura: fracasaron los métodos, fra- casó la animación. Rodríguez Almodóvar (1995: 16-22) propone dos tipos de libros para luchar contra el fracaso de las estrategias de animación: I. Libros para una encrucijada. Se tra- ta de libros cuyo asunto principal es el tránsito por la edad más difícil del hombre: la adolescencia. Existe un completo temor, entre las institucio- nes y los profesores, a que tales li- bros lleguen quizá demasiado pronto a los que han sido siempre sus des- tinatarios naturales: los adolescen- tes. Entre otros, podemos citar los siguientes: Demian, El lobo estepario, de Hermann Hesse; Retrato del artista adolescente, de James Joyce; Carta al padre, de Franz Kafka; Las tribulacio- nes del joven Törless, de Robert Musil; El diario de Ana Frank; El guardián entre el centeno, de Jerome David Sa- linger; La ciudad y los perros, de Ma- rio Vargas Llosa; Frankie y la boda, de Carson McCullers; Primer amor, de Iván Serguéievich Turgueniev; La casa de los espíritus, de Isabel Allen- de; Lolita, de Vladimir Nabokov… II. Derecho a la fantasía. La lectura de libros convencionalmente fantás- ticos, de aventuras, de misterio y de ciencia-ficción, también es nece- saria en disputa libre con los ante- riores. Citaremos libros como Moby Dick, de Herman Melville; La histo- ria interminable, de Michael Ende; El señor de los anillos, de John Ronald Reuel Tolkien; La llamada de lo sal- vaje, de Jack London; Rebelión en la granja, de George Orwell¸ Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift; La gue- rra de los mundos, de Herbert George Wells… Pero, eso sí, con la garantía de la buena literatura, y que es el verdadero y único hilo que conduce de Peter Pan (James Matthew Barrie) a Un mundo feliz (Aldous Leonard Huxley), de Alicia… (Lewis Carroll) a Lolita (Vladimir Nabokov), de Pino- cho (Carlo Collodi) a Las tribulaciones del joven Törless (Robert Musil).
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    nº 3. 2007 53 Enconsecuencia, se debería hacer un esfuerzo coordinado para ofrecer al profesorado cursos específicos de adaptación al aprendizaje creativo en las múltiples lecturas del universo se- miótico de nuestros adolescentes: ora- lidad, sistemas audiovisuales, publici- dad y prensa, principalmente; teniendo como objetivo constante el descubri- miento de la poesía, en su más amplio sentido. Es decir, creando las condi- ciones adecuadas para que pueda pro- ducirse el luminoso hallazgo. Además, hay que hacer compatibles estas estra- tegias con la presencia de autores vivos en centros y bibliotecas. La desmitifi- cación del autor es parte importante en la construcción de un discurso natural de la literatura. Es cierto que estamos asistiendo a un fenómeno de sensibili- zación a favor de la lectura y de su an- verso, la escritura y el libro. No es sola- mente la UNESCO7 , como organización internacional, sino también asociacio- nes de carácter privado o público de di- versa naturaleza, las que asumen como tarea la defensa de semejante medio de expresión y el fomento del libro. Decía Francisco Brines, a la sazón poeta y académico de la lengua, que la poesía no tiene compradores, sino lec- tores. Si cada día tenemos menos lec- tores es porque cada día se incita me- nos a la lectura. Hay una frase de Doris Lessing, que la dijo hace pocos años en Asturias –cuando fue allí a recoger el premio “Príncipe de Asturias”– que resume muy bien lo que puede estar sucediendo en esta sociedad que vive permanentemente sumida en la refor- ma educativa: “la cultura es aquello que queda después de haber leído”. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BARKER, R. y ESCARPIT, R. (1974). El deseo de leer. Barcelona: Península. ESCOLAR SOBRINO, H. (1983). “Lectura y política bibliotecaria”, en LÁZARO CARRE- TER, F. (Coord.): La cultura del libro. Madrid: Pirámide-Fundación Sánchez Ruipérez. GIMENO SACRISTÁN, J. (1999). “La educación que tenemos, la educación que quere- mos”, en IMBERNÓN, F. (Coord.): La educación en el siglo XXI. Los retos del futuro inmediato. Barcelona: Grao, 29-52. LACAU, M. H. (1966). Didáctica de la lectura creadora. Buenos Aires: Kapelusz. MANGUEL, A. (1998). Una historia de la lectura. Madrid: Alianza-Fundación Sánchez Ruipérez. OLAECHEA, J. B. (1986). El libro en el ecosistema de la comunicación cultural. Madrid: Pi- rámide-Fundación Sánchez Ruipérez. PRADO, F. J. del (1984). Cómo se analiza una novela. Madrid: Alhambra. RODRÍGUEZ ALMODÓVAR, A. (1995). “La educación literaria en la pubertad”, en CLIJ, nº 72, 16-22. VV. AA. (1986). Más de mil libros infantiles y juveniles. Seleccionados, reseñados y clasificados por edades. Hasta 1985. Madrid: CCEI. 7 El capítulo II de la Carta del Libro promulgada por la UNESCO en 1971 lleva por título “Los libros son indis- pensables para la educación”.