David escribe el Salmo 25 cuando su hijo Absalón se revela contra él y trata de usurpar su trono. El salmo ofrece tres secretos para tener comunión íntima con Dios en momentos de adversidad: 1) Elevar el alma a Dios en lugar de enfocarse en los problemas; 2) Confiar en que Dios no permitirá que sus seguidores sean avergonzados; 3) Pedirle a Dios que muestre sus caminos y enseñe sus sendas para comprender su voluntad.