Este documento describe los principales agentes biológicos y de deterioro que afectan los edificios y monumentos históricos, incluyendo hongos, líquenes, algas, bacterias, insectos, roedores y plantas. Explica cómo estos organismos pueden dañar los materiales de construcción a través de procesos químicos, mecánicos y cromáticos. También recomienda medidas para prevenir la entrada y proliferación de plagas en los edificios.