La arquitectura romana se diferenciaba de la griega en ser más práctica que estética. Los romanos eran más ingenieros que arquitectos y se enfocaban en satisfacer las necesidades civiles y del estado a través del desarrollo de una ingeniería civil. Utilizaban cúpulas, ladrillos, y hormigón para construir grandes edificios como el Coliseo y el Panteón, demostrando la grandeza del imperio romano.