El documento describe las características generales de la arquitectura románica de los siglos XI y primera mitad del XII. Algunas características clave son plantas basilicales de una, tres o cinco naves, bóvedas de cañón con o sin arcos fajones, muros gruesos con contrafuertes, pocas ventanas y decoración exterior más elaborada que en el arte cristiano anterior. La iglesia promovió el estilo románico y fue depositaria de la cultura.