Este documento describe la crisis hipertensiva, dividida en urgencias e emergencias. Las urgencias implican un aumento repentino de la presión arterial de al menos 120/180 mmHg, mientras que las emergencias requieren una reducción inmediata de la presión arterial debido al alto riesgo de daño a órganos como el cerebro, corazón y riñones. El tratamiento depende de si el paciente ya estaba recibiendo medicamentos antihipertensivos o no.