LA LIEBRE Y LA TORTUGA
Un día una liebre se burlaba del lento caminar de una tortuga.
La tortuga, sin ofenderse, le replicó:
Tal vez tú seas más rápida, pero yo te ganaría en una carrera.
Y la libre, totalmente convencida que eso era imposible, aceptó el
reto. La tortuga estaba completamente segura que iba a ganar, así
que dejó que la liebre eligiera el recorrido e incluso la meta.
La liebre eligió un camino muy fácil para ella: Lleno de obstáculos
para que la pobre tortuga, con las piernas tan cortas que tenía, se
tropezase todo el rato.
Al llegar el día de la carrera, empezaron a la vez.
La tortuga no dejó de caminar todo el rato, lenta, pero constante. En
cambio la liebre, al ver que llevaba una gran ventaja sobre la tortuga
se paró a descansar y se quedó dormida debajo de un árbol.
Cuando se despertó, miró detrás para ver donde estaba la tortuga,
pero no la vio.
Espantada, miró para adelante y vio como la tortuga estaba a punto
de llegar a la meta.
Corrió entonces la liebre tanto como pudo, pero no pudo alcanzar a
la tortuga. Y fue así como la tortuga se proclamó vencedora.
EL ARBOL MAGICO
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo
centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol
encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, tan-
ta-ta-chán y muchas otras, pero nada.
Rendido, se tiró suplicante, diciendo: “¡por favor, arbolito!”, y
entonces, se abrió una gran puerta en el árbol.
Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: “sigue haciendo
magia”.
Entonces el niño dijo “¡¡Gracias, arbolito!!”, y se encendió dentro del
árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de
juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor
fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y
“gracias”, son las palabras mágicas
LOS TRES CERDITOS
En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El
lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar
del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la hizo
de paja, para acabar antes y poder irse a jugar.
El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano
pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él.
El mayor trabajaba en su casa de ladrillo.
- Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas-
El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita
de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó,
entonces el cerdito pequeño corrió a refugiarse en casa de su
hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera
derribó. Los dos cerditos salieron casi sin aliento, con el lobo pegado
a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor.
Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y
ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio
por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado,
para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una
olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea,
pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó.
Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el
bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.
CAPERUCITA ROJA
Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, ya que su abuelita le
regaló una caperuza roja. Un día, la mamá de Caperucita la mandó a
casa de su abuelita, estaba enferma, para que le llevara en una cesta
pan, chocolate, azúcar y dulces. Su mamá le dijo: "no te apartes del
camino de siempre, ya que en el bosque hay lobos".
Caperucita iba cantando por el camino que su mamá le había dicho y,
de repente, se encontró con el lobo y le dijo: "Caperucita, Caperucita,
¿dónde vas?". "A casa de mi abuelita a llevarle pan, chocolate, azúcar
y dulces". "¡Vamos a hacer una carrera! Te dejaré a ti el camino más
corto y yo el más largo para darte ventaja." Caperucita aceptó pero
ella no sabía que el lobo la había engañado. El lobo llegó antes y se
comió a la abuelita.
Cuando ésta llegó, llamó a la puerta: "¿Quién es?", dijo el lobo vestido
de abuelita. "Soy yo", dijo Caperucita. "Pasa, pasa nietecita".
"Abuelita, qué ojos más grandes tienes", dijo la niña extrañada. "Son
para verte mejor". "Abuelita, abuelita, qué orejas tan grandes
tienes". "Son para oírte mejor". "Y qué nariz tan grande tienes". "Es
para olerte mejor". "Y qué boca tan grande tienes". "¡Es para comerte
mejor!".
Caperucita empezó a correr por toda la habitación y el lobo tras ella.
Pasaban por allí unos cazadores y al escuchar los gritos se acercaron
con sus escopetas. Al ver al lobo le dispararon y sacaron a la abuelita
de la barriga del lobo. Así que Caperucita después de este susto no
volvió a desobedecer a su mamá. Y colorín colorado este cuento se
ha acabado.
EL PATITO FEO
En una hermosa mañana primaveral, una hermosa y fuerte pata
empollaba sus huevos y mientras lo hacía, pensaba en los hijitos
fuertes y preciosos que pronto iba a tener. De pronto, empezaron a
abrirse los cascarones. A cada cabeza que asomaba, el corazón le
latía con fuerza. Los patitos empezaron a esponjarse mientras piaban
a coro, el último, que resultaba algo raro, como más gordo y feo que
los demás. Poco a poco, los patos fueron creciendo cada día se les
veía más bonitos. Únicamente aquel que nació el último iba cada día
más largo de cuello y más gordo de cuerpo... La madre pata estaba
preocupada y triste ya que todo el mundo que pasaba por el lado del
pato lo miraba con rareza. Poco a poco el vecindario lo empezó a
llamar el "patito feo”.
El patito se sentía muy desgraciado y muy sólo y decidió irse de allí,
emprendió un largo camino hasta que, de pronto, vio un molino y una
hermosa joven echando trigo a las gallinas. Él se acercó con recelo y
al ver que todos callaban decidió quedarse allí a vivir. Pero al poco
tiempo todos empezaron a llamarle "patito feo". Durante todo el
invierno estuvo deambulando de un sitio para otro sin encontrar
donde vivir, ni con quién. Cuando llegó por fin la primavera, el pato
salió de su cobijo para pasear. De pronto, vio a unos hermosos cisnes
blancos, de cuello largo, y el patito decidió acercarse a ellos. Los
cisnes al verlo se alegraron y el pato se quedó un poco asombrado, ya
que nadie nunca se había alegrado de verlo. Todos los cisnes lo
rodearon y lo aceptaron desde un primer momento. Él no sabía que le
estaba pasando: de pronto, miró al agua del lago y fue así como al ver
su sombra descubrió que era un precioso cisne más. Desde entonces
vivió feliz y muy querido con su nueva familia.
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
Erase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una
vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando
en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le
dijo:
-Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna
cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone
un huevo de oro.
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a
su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro.
Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el
huevo por un alto precio.
Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin
la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo
huevo.
Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos,
fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin
embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
"¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la
mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro".
Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna
mina. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto
aldeano malogró la fortuna que tenía.
CUENTOS INFANTILES VARIOS.docx

CUENTOS INFANTILES VARIOS.docx

  • 1.
    LA LIEBRE YLA TORTUGA Un día una liebre se burlaba del lento caminar de una tortuga. La tortuga, sin ofenderse, le replicó: Tal vez tú seas más rápida, pero yo te ganaría en una carrera. Y la libre, totalmente convencida que eso era imposible, aceptó el reto. La tortuga estaba completamente segura que iba a ganar, así que dejó que la liebre eligiera el recorrido e incluso la meta. La liebre eligió un camino muy fácil para ella: Lleno de obstáculos para que la pobre tortuga, con las piernas tan cortas que tenía, se tropezase todo el rato. Al llegar el día de la carrera, empezaron a la vez. La tortuga no dejó de caminar todo el rato, lenta, pero constante. En cambio la liebre, al ver que llevaba una gran ventaja sobre la tortuga se paró a descansar y se quedó dormida debajo de un árbol. Cuando se despertó, miró detrás para ver donde estaba la tortuga, pero no la vio. Espantada, miró para adelante y vio como la tortuga estaba a punto de llegar a la meta. Corrió entonces la liebre tanto como pudo, pero no pudo alcanzar a la tortuga. Y fue así como la tortuga se proclamó vencedora.
  • 3.
    EL ARBOL MAGICO Hacemucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás. El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, tan- ta-ta-chán y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: “¡por favor, arbolito!”, y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: “sigue haciendo magia”. Entonces el niño dijo “¡¡Gracias, arbolito!!”, y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate. El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y “gracias”, son las palabras mágicas
  • 5.
    LOS TRES CERDITOS Enel corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar. El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él. El mayor trabajaba en su casa de ladrillo. - Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó, entonces el cerdito pequeño corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó. Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.
  • 7.
    CAPERUCITA ROJA Había unavez una niña llamada Caperucita Roja, ya que su abuelita le regaló una caperuza roja. Un día, la mamá de Caperucita la mandó a casa de su abuelita, estaba enferma, para que le llevara en una cesta pan, chocolate, azúcar y dulces. Su mamá le dijo: "no te apartes del camino de siempre, ya que en el bosque hay lobos". Caperucita iba cantando por el camino que su mamá le había dicho y, de repente, se encontró con el lobo y le dijo: "Caperucita, Caperucita, ¿dónde vas?". "A casa de mi abuelita a llevarle pan, chocolate, azúcar y dulces". "¡Vamos a hacer una carrera! Te dejaré a ti el camino más corto y yo el más largo para darte ventaja." Caperucita aceptó pero ella no sabía que el lobo la había engañado. El lobo llegó antes y se comió a la abuelita. Cuando ésta llegó, llamó a la puerta: "¿Quién es?", dijo el lobo vestido de abuelita. "Soy yo", dijo Caperucita. "Pasa, pasa nietecita". "Abuelita, qué ojos más grandes tienes", dijo la niña extrañada. "Son para verte mejor". "Abuelita, abuelita, qué orejas tan grandes tienes". "Son para oírte mejor". "Y qué nariz tan grande tienes". "Es para olerte mejor". "Y qué boca tan grande tienes". "¡Es para comerte mejor!". Caperucita empezó a correr por toda la habitación y el lobo tras ella. Pasaban por allí unos cazadores y al escuchar los gritos se acercaron con sus escopetas. Al ver al lobo le dispararon y sacaron a la abuelita de la barriga del lobo. Así que Caperucita después de este susto no volvió a desobedecer a su mamá. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
  • 9.
    EL PATITO FEO Enuna hermosa mañana primaveral, una hermosa y fuerte pata empollaba sus huevos y mientras lo hacía, pensaba en los hijitos fuertes y preciosos que pronto iba a tener. De pronto, empezaron a abrirse los cascarones. A cada cabeza que asomaba, el corazón le latía con fuerza. Los patitos empezaron a esponjarse mientras piaban a coro, el último, que resultaba algo raro, como más gordo y feo que los demás. Poco a poco, los patos fueron creciendo cada día se les veía más bonitos. Únicamente aquel que nació el último iba cada día más largo de cuello y más gordo de cuerpo... La madre pata estaba preocupada y triste ya que todo el mundo que pasaba por el lado del pato lo miraba con rareza. Poco a poco el vecindario lo empezó a llamar el "patito feo”. El patito se sentía muy desgraciado y muy sólo y decidió irse de allí, emprendió un largo camino hasta que, de pronto, vio un molino y una hermosa joven echando trigo a las gallinas. Él se acercó con recelo y al ver que todos callaban decidió quedarse allí a vivir. Pero al poco tiempo todos empezaron a llamarle "patito feo". Durante todo el invierno estuvo deambulando de un sitio para otro sin encontrar donde vivir, ni con quién. Cuando llegó por fin la primavera, el pato salió de su cobijo para pasear. De pronto, vio a unos hermosos cisnes blancos, de cuello largo, y el patito decidió acercarse a ellos. Los cisnes al verlo se alegraron y el pato se quedó un poco asombrado, ya que nadie nunca se había alegrado de verlo. Todos los cisnes lo rodearon y lo aceptaron desde un primer momento. Él no sabía que le estaba pasando: de pronto, miró al agua del lago y fue así como al ver su sombra descubrió que era un precioso cisne más. Desde entonces vivió feliz y muy querido con su nueva familia.
  • 11.
    LA GALLINA DELOS HUEVOS DE ORO Erase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo: -Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro. El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó: "¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro". Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.