El documento presenta un debate sobre quién tiene la última palabra constitucional entre los tribunales internos y los tribunales internacionales de derechos humanos. Históricamente, los tribunales internos reclamaban esta autoridad, pero la aparición de sistemas internacionales de derechos humanos ha complicado el equilibrio. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ahora reclama tener la última palabra en casos donde el derecho interno contradice la Convención Americana sobre Derechos Humanos.