El documento aborda la relación problemática entre teoría y práctica en la educación, donde los profesores sienten que la teoría amenaza su conocimiento y experiencia. Propone la investigación-acción como un enfoque que mejora la práctica docente al integrar la reflexión crítica y romper con paradigmas tradicionales. Además, destaca la importancia de la colaboración y autoevaluación entre docentes para fomentar una cultura profesional reflexiva que desafíe las jerarquías en las escuelas.