El documento describe el proceso de momificación en el Antiguo Egipto. Los sacerdotes egipcios extraían los órganos internos y el cerebro del difunto, los colocaban en vasijas llamadas vasos canopos, y secaban el cuerpo con natrón durante 50-70 días. Luego vendaban cuidadosamente el cuerpo con lienzos empapados en resina para preservarlo y lo colocaban en un sarcófago junto con amuletos para la vida después de la muerte.