Cuatro grandes grupos económicos controlan el 90% de la pesca en Chile. Con la nueva ley de pesca, buscan obtener concesiones perpetuas e incluso hereditarias sobre los recursos pesqueros. Esto afectaría a 190 mil familias de pescadores artesanales y limitaría la soberanía alimentaria de los chilenos. Los grupos ejercen gran influencia política a través de sus vínculos con familias poderosas y sectores políticos.