El sistema educativo español ha enfrentado un retroceso significativo desde los años setenta debido a políticas neoliberales que han privilegiado la educación privada y concertada, debilitando la educación pública laica y democrática. A pesar de ciertos avances legislativos, la autonomía profesional del profesorado ha sido erosionada y el enfoque educativo se ha vuelto cada vez más tecnocrático y competitivo, favoreciendo una cultura escolar conservadora y elitista. La discusión abierta y democrática sobre la educación es esencial para avanzar hacia un sistema más inclusivo y justo.