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Esclerosis múltiple
Definición:
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad
que afecta a la mielina o materia blanca del
cerebro y de la médula espinal, provocando la
aparición de placas escleróticas que impiden el
funcionamiento normal de esas fibras nerviosas.
La mielina es una sustancia grasa que rodea y
aísla los nervios, actuando como la cobertura de
un cable eléctrico y permitiendo que los nervios
transmitan sus impulsos rápidamente.
Causas
Es posible que el daño causado a la mielina en
la EM se deba a una reacción anormal del
sistema inmunológico del cuerpo, que
usualmente le defiende contra organismos
invasores (bacterias y virus). Muchas de las
características de la EM sugieren que se trata
de una enfermedad de origen autoinmune, que
hace que el cuerpo ataque sus propios tejidos y
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células. Esto provoca, con el paso del tiempo, la
aparición de lesiones de desmielinación y,
posteriormente, cicatrices (placas) en distintos
puntos del sistema nervioso central.
Este mecanismo inmunitario activa los glóbulos
blancos (linfocitos) del torrente sanguíneo, que
entran en el cerebro y debilitan los mecanismos
de defensa de éste (es decir, la barrera
sangre/cerebro). Una vez en el cerebro, estos
glóbulos activan otros elementos del sistema
inmunitario, de forma tal que atacan y destruyen
la mielina.
Signos y síntomas
En general, la esclerosis múltiple es una
enfermedad de adultos jóvenes, la edad media
de aparición es 29-33 años, pero la gama de
edades de aparición es muy amplia,
aproximadamente desde los 10 a los 59 años.
Entre los principales síntomas de la esclerosis
múltiple se encuentran el cansancio, la visión
doble o borrosa, problemas del habla, temblor
en las manos, debilidad en los miembros,
pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna
parte del cuerpo, vértigo o falta de equilibrio,
sensación de hormigueo o entumecimiento,
problemas de control urinario, dificultad para
andar o coordinar movimientos,
También son frecuentes los espasmos y dolores
musculares, las sensaciones de cosquilleo,
entumecimiento (parestesia), sensación de
quemazón, otras sensaciones no definibles;
palabras arrastradas, cambios en el ritmo del
habla; fatiga; impotencia, excitación disminuida,
pérdida de sensación placenteras.
Tipos
El curso de la EM no se puede pronosticar.
Algunas personas se ven mínimamente
afectadas por la enfermedad, y en otras avanza
rápidamente hacia la incapacidad total; pero la
mayoría de afectados se sitúa entre los dos
extremos. Si bien cada persona experimenta
una combinación diferente de síntomas de EM,
hay varias modalidades definidas en el curso de
la enfermedad:
EM con recaídas o remisiones: En esta forma de
EM hay recaídas imprevisibles (exacerbaciones,
ataques) durante las cuales aparecen nuevos
síntomas o los síntomas existentes se agravan.
EM benigna: Después de uno o dos brotes con
recuperación completa, esta forma de EM no
empeora con el tiempo y no hay incapacidad
permanente.
EM progresiva secundaria: En algunas personas
que tienen inicialmente EM con recaídas y
remisiones, se desarrolla posteriormente una
incapacidad progresiva en el curso de la
enfermedad, frecuentemente con recaídas
superpuestas.
EM progresiva primaria: Esta forma de EM se
caracteriza por la ausencia de ataques
definidos, pero hay un comienzo lento y un
empeoramiento constante de los síntomas. Se
produce una acumulación de deficiencias e
incapacidad que puede estabilizarse en
determinado momento o continuar durante
meses y años.
Diagnóstico
El neurólogo se basa en la historia clínica y en
la exploración física del paciente. Por eso es
muy importante que éste explique al médico
todos los detalles y síntomas que haya notado.
La EM temprana puede presentar una historia
de síntomas vagos que tal vez se hayan
mitigado espontáneamente y muchos de estos
signos podrían atribuirse a diversas
enfermedades.
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El diagnóstico de la esclerosis múltiple es
esencialmente clínico, no hay pruebas
específicas para esta enfermedad y ni una sola
es totalmente concluyente. En consecuencia,
para pronunciar un diagnóstico de EM se
necesitan varios procedimientos, que
comprenden las siguientes exploraciones:
En el reconocimiento neurológico, el neurólogo
busca anomalías en las vías de los nervios.
Algunos de los signos neurológicos más
comunes comprenden cambios en los
movimientos oculares, coordinación de las
extremidades, debilidad, equilibrio, sensación,
habla y reflejos. Sin embargo, con este
reconocimiento no se puede llegar a la
conclusión de qué es lo que provoca la
anomalía y, por tal motivo, deben eliminarse
otras causas posibles de enfermedad que
producen síntomas similares a los de la
esclerosis múltiple. Pruebas de potenciales
evocados auditivos y visuales Cuando hay
desmielinización, es posible que la conducción
de mensajes por los nervios se haga más lenta.
Los potenciales evocados miden el tiempo que
le lleva al cerebro recibir e interpretar mensajes.
Esto se hace colocando en la cabeza electrodos
pequeños que monitorizan las ondas cerebrales
en respuesta a estímulos visuales y auditivos.
Normalmente, la reacción del cerebro es casi
instantánea pero, si hay desmielinización en el
sistema nervioso central, puede haber una
demora. Esta prueba no es invasora ni dolorosa
y no requiere hospitalización.
La resonancia magnética es una de las pruebas
de diagnosis más reciente, que obtiene
imágenes muy detalladas del cerebro y la
médula espinal, señalando cualquier zona
existente de esclerosis (lesiones o placas). Si
bien es la única prueba en la que se pueden ver
las lesiones de la esclerosis múltiple, no puede
considerarse como concluyente, en particular
porque no todas las lesiones pueden ser
captadas por el escáner y porque muchas otras
enfermedades pueden producir anomalías
idénticas.
Punción lumbar. Se extrae el líquido de la
médula introduciendo una aguja en la espalda y
retirando una pequeña cantidad de líquido para
analizar si en él existen anomalías propias de la
esclerosis múltiple. Los síntomas iniciales
pueden ser pasajeros, vagos y confusos, tanto
para la persona afectada como para el médico.
Los síntomas invisibles o subjetivos son
frecuentemente difíciles de comunicar a los
médicos y profesionales sanitarios y, a veces,
se pueden considerar como manifestaciones
psicosomáticas.
Tratamientos
La recuperación, en esclerosis múltiple, significa
que desaparecen los síntomas, parcial o
totalmente, lo que también puede durar
semanas, meses e incluso años. El tratamiento
de la esclerosis múltiple tiene tres aspectos,
coincidiendo con la finalidad que se persiga:
Aliviar los síntomas. Hay tantos tratamientos
como síntomas, y cada enfermo es un caso
diferente. Estar en contacto con el neurólogo es
la parte más importante del tratamiento. Él
indicará cómo mitigar o eliminar los síntomas.
Superar las secuelas Después de un brote de
esclerosis múltiple, la rehabilitación ayuda a
reincorporarse a la vida cotidiana y adaptarse a
las nuevas condiciones. Cada fase de la
enfermedad necesitará una rehabilitación
distinta con profesionales distintos: neurólogos,
urólogos, fisioterapeutas, psiquiatras, oculistas,
asistentes sociales, psicólogos. Aun con un
diagnóstico de esclerosis múltiple, es posible
llevar una vida activa y plena. No obstante hay
cambios que es necesario realizar y asumir.
Para las personas que rodean al enfermo
tampoco es fácil aceptar la enfermedad. Hablar
de forma abierta y franca es el mejor principio
para asimilarla.
Prevención
La causa de la enfermedad es, por el momento
desconocida, por lo que no es posible su
prevención. Es recomendable realizar visitas
periódicas al neurólogo para que haga un
seguimiento de la enfermedad, puesto que es él
quien mejor puede aconsejar e informar de los
tratamientos a seguir en cada fase de la
evolución de la enfermedad o de las
complicaciones que pueden aparecer. La
incapacidad suele ser progresiva, lenta y, en
ocasiones, irreversible por la aparición
intermitente de nuevas placas escleróticas. Pero
también es posible observar una cierta
recuperación, ya que la conducción a través de
las lesiones recientes puede mejorar.
Según las características de la enfermedad, los
problemas psicológicos de las personas con
esclerosis múltiple no sólo dependen de los
síntomas clínicos, sino también de la
inseguridad del pronóstico. De hecho, para las
personas con mejor pronóstico también persiste
el temor a un agravamiento y a quedarse en una
silla de ruedas.

Esclerosis múltiple

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    www.distripronavit.com Esclerosis múltiple Definición: La esclerosismúltiple (EM) es una enfermedad que afecta a la mielina o materia blanca del cerebro y de la médula espinal, provocando la aparición de placas escleróticas que impiden el funcionamiento normal de esas fibras nerviosas. La mielina es una sustancia grasa que rodea y aísla los nervios, actuando como la cobertura de un cable eléctrico y permitiendo que los nervios transmitan sus impulsos rápidamente. Causas Es posible que el daño causado a la mielina en la EM se deba a una reacción anormal del sistema inmunológico del cuerpo, que usualmente le defiende contra organismos invasores (bacterias y virus). Muchas de las características de la EM sugieren que se trata de una enfermedad de origen autoinmune, que hace que el cuerpo ataque sus propios tejidos y
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    www.distripronavit.com células. Esto provoca,con el paso del tiempo, la aparición de lesiones de desmielinación y, posteriormente, cicatrices (placas) en distintos puntos del sistema nervioso central. Este mecanismo inmunitario activa los glóbulos blancos (linfocitos) del torrente sanguíneo, que entran en el cerebro y debilitan los mecanismos de defensa de éste (es decir, la barrera sangre/cerebro). Una vez en el cerebro, estos glóbulos activan otros elementos del sistema inmunitario, de forma tal que atacan y destruyen la mielina. Signos y síntomas En general, la esclerosis múltiple es una enfermedad de adultos jóvenes, la edad media de aparición es 29-33 años, pero la gama de edades de aparición es muy amplia, aproximadamente desde los 10 a los 59 años. Entre los principales síntomas de la esclerosis múltiple se encuentran el cansancio, la visión doble o borrosa, problemas del habla, temblor en las manos, debilidad en los miembros, pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna parte del cuerpo, vértigo o falta de equilibrio, sensación de hormigueo o entumecimiento, problemas de control urinario, dificultad para andar o coordinar movimientos, También son frecuentes los espasmos y dolores musculares, las sensaciones de cosquilleo, entumecimiento (parestesia), sensación de quemazón, otras sensaciones no definibles; palabras arrastradas, cambios en el ritmo del habla; fatiga; impotencia, excitación disminuida, pérdida de sensación placenteras. Tipos El curso de la EM no se puede pronosticar. Algunas personas se ven mínimamente afectadas por la enfermedad, y en otras avanza rápidamente hacia la incapacidad total; pero la mayoría de afectados se sitúa entre los dos extremos. Si bien cada persona experimenta una combinación diferente de síntomas de EM, hay varias modalidades definidas en el curso de la enfermedad: EM con recaídas o remisiones: En esta forma de EM hay recaídas imprevisibles (exacerbaciones, ataques) durante las cuales aparecen nuevos síntomas o los síntomas existentes se agravan. EM benigna: Después de uno o dos brotes con recuperación completa, esta forma de EM no empeora con el tiempo y no hay incapacidad permanente. EM progresiva secundaria: En algunas personas que tienen inicialmente EM con recaídas y remisiones, se desarrolla posteriormente una incapacidad progresiva en el curso de la enfermedad, frecuentemente con recaídas superpuestas. EM progresiva primaria: Esta forma de EM se caracteriza por la ausencia de ataques definidos, pero hay un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas. Se produce una acumulación de deficiencias e incapacidad que puede estabilizarse en determinado momento o continuar durante meses y años. Diagnóstico El neurólogo se basa en la historia clínica y en la exploración física del paciente. Por eso es muy importante que éste explique al médico todos los detalles y síntomas que haya notado. La EM temprana puede presentar una historia de síntomas vagos que tal vez se hayan mitigado espontáneamente y muchos de estos signos podrían atribuirse a diversas enfermedades.
  • 3.
    www.distripronavit.com El diagnóstico dela esclerosis múltiple es esencialmente clínico, no hay pruebas específicas para esta enfermedad y ni una sola es totalmente concluyente. En consecuencia, para pronunciar un diagnóstico de EM se necesitan varios procedimientos, que comprenden las siguientes exploraciones: En el reconocimiento neurológico, el neurólogo busca anomalías en las vías de los nervios. Algunos de los signos neurológicos más comunes comprenden cambios en los movimientos oculares, coordinación de las extremidades, debilidad, equilibrio, sensación, habla y reflejos. Sin embargo, con este reconocimiento no se puede llegar a la conclusión de qué es lo que provoca la anomalía y, por tal motivo, deben eliminarse otras causas posibles de enfermedad que producen síntomas similares a los de la esclerosis múltiple. Pruebas de potenciales evocados auditivos y visuales Cuando hay desmielinización, es posible que la conducción de mensajes por los nervios se haga más lenta. Los potenciales evocados miden el tiempo que le lleva al cerebro recibir e interpretar mensajes. Esto se hace colocando en la cabeza electrodos pequeños que monitorizan las ondas cerebrales en respuesta a estímulos visuales y auditivos. Normalmente, la reacción del cerebro es casi instantánea pero, si hay desmielinización en el sistema nervioso central, puede haber una demora. Esta prueba no es invasora ni dolorosa y no requiere hospitalización. La resonancia magnética es una de las pruebas de diagnosis más reciente, que obtiene imágenes muy detalladas del cerebro y la médula espinal, señalando cualquier zona existente de esclerosis (lesiones o placas). Si bien es la única prueba en la que se pueden ver las lesiones de la esclerosis múltiple, no puede considerarse como concluyente, en particular porque no todas las lesiones pueden ser captadas por el escáner y porque muchas otras enfermedades pueden producir anomalías idénticas. Punción lumbar. Se extrae el líquido de la médula introduciendo una aguja en la espalda y retirando una pequeña cantidad de líquido para analizar si en él existen anomalías propias de la esclerosis múltiple. Los síntomas iniciales pueden ser pasajeros, vagos y confusos, tanto para la persona afectada como para el médico. Los síntomas invisibles o subjetivos son frecuentemente difíciles de comunicar a los médicos y profesionales sanitarios y, a veces, se pueden considerar como manifestaciones psicosomáticas. Tratamientos La recuperación, en esclerosis múltiple, significa que desaparecen los síntomas, parcial o totalmente, lo que también puede durar semanas, meses e incluso años. El tratamiento de la esclerosis múltiple tiene tres aspectos, coincidiendo con la finalidad que se persiga: Aliviar los síntomas. Hay tantos tratamientos como síntomas, y cada enfermo es un caso diferente. Estar en contacto con el neurólogo es la parte más importante del tratamiento. Él indicará cómo mitigar o eliminar los síntomas. Superar las secuelas Después de un brote de esclerosis múltiple, la rehabilitación ayuda a reincorporarse a la vida cotidiana y adaptarse a las nuevas condiciones. Cada fase de la enfermedad necesitará una rehabilitación distinta con profesionales distintos: neurólogos, urólogos, fisioterapeutas, psiquiatras, oculistas, asistentes sociales, psicólogos. Aun con un diagnóstico de esclerosis múltiple, es posible llevar una vida activa y plena. No obstante hay cambios que es necesario realizar y asumir. Para las personas que rodean al enfermo tampoco es fácil aceptar la enfermedad. Hablar de forma abierta y franca es el mejor principio para asimilarla. Prevención La causa de la enfermedad es, por el momento desconocida, por lo que no es posible su prevención. Es recomendable realizar visitas periódicas al neurólogo para que haga un seguimiento de la enfermedad, puesto que es él quien mejor puede aconsejar e informar de los tratamientos a seguir en cada fase de la evolución de la enfermedad o de las complicaciones que pueden aparecer. La incapacidad suele ser progresiva, lenta y, en ocasiones, irreversible por la aparición intermitente de nuevas placas escleróticas. Pero también es posible observar una cierta recuperación, ya que la conducción a través de las lesiones recientes puede mejorar. Según las características de la enfermedad, los problemas psicológicos de las personas con esclerosis múltiple no sólo dependen de los síntomas clínicos, sino también de la inseguridad del pronóstico. De hecho, para las personas con mejor pronóstico también persiste el temor a un agravamiento y a quedarse en una silla de ruedas.