La revolución rusa de 1917 derrocó al régimen zarista y estableció un gobierno socialista bajo Lenin y los bolcheviques. Tras la revolución de octubre, los bolcheviques tomaron el poder y crearon la Unión Soviética en 1922. Stalin consolidó el poder del Partido Comunista y transformó a la Unión Soviética en una potencia industrial mediante planes quinquenales que priorizaron la industria pesada a expensas de la calidad de vida.