El estilo clásico se caracteriza por decoraciones tradicionales, simétricas y recargadas que incorporan elementos históricos europeos. Los ambientes se caracterizan por estar llenos de objetos exquisitos como cuadros, candelabros, porcelanas y muebles macizos de maderas nobles. Si bien se utilizan piezas antiguas, también se permiten elementos modernos siempre que tengan líneas simples y sean de buena calidad para crear una combinación interesante entre la historia y lo actual.