LA OBEDIENCIA SOCIAL A LA AUTORIDAD COMO OBJETO DE ESTUDIO
DE LA PSICOLOGÍA
La obediencia a la autoridad es un tema sugerente para la Psicología, no sólo por la
influencia que tiene en la vida individual de las personas, sino también por su calado en la
organización de la estructura social, legitimada, y que está en la base de las relaciones
sociales estables.
Sabido es que la obediencia social a la autoridad está basada en el principio de Jerarquía
que ha sido exaltado, prioritaria y constantemente, en nuestra cultura porque es uno de sus
pilares. Si no se respetase este principio sería difícil que funcionase una sociedad entendida
como eficiente según los parámetros actuales del sistema. Esto en un plano general, pero
también a un nivel más concreto, el de los individuos, es la obediencia a la autoridad la que
permite una buena protección al sujeto. El muy socorrido "obedecía órdenes" protege de
responsabilidades y disfraza de "sentido del deber" a posibles impulsos sádicos.
Mucho se ha escrito y debatido sobre el por qué la persona obedece aunque ese acto la sitúe
en contra de sus principios éticos o de sus intereses. Un amplio abanico de respuestas se
perfila desde las más diversas disciplinas, pero aquí nos ceñiremos a la de la Psicología
preferentemente. Desde la Psicología Profunda, por ejemplo, encontramos sugerentes
reflexiones que concluyen que la causa de la obediencia está en el miedo. Miedo a ejercer
la libertad y miedo a la soledad.
Desde la Psicología Conductista se observa que la obediencia social es la conducta más
reforzada desde la más tierna infancia. En cambio, la desobediencia es la más castigada. Se
va creando así, poco a poco, algo similar a un reflejo condicionado hacia la obediencia.
Esta situación resulta muy cómoda para toda autoridad pero disminuye la capacidad de
independencia (o espíritu crítico) del sujeto, quien resulta limitado para su futura vida
adulta.
El enfoque de la Psicología Cognitiva pone el acento en las Ideas Irracionales (creencias
erróneas o, al menos, no demostradas) consecuentes al sentimiento de culpa derivado del
continuo castigo.

Fichuuusss

  • 1.
    LA OBEDIENCIA SOCIALA LA AUTORIDAD COMO OBJETO DE ESTUDIO DE LA PSICOLOGÍA La obediencia a la autoridad es un tema sugerente para la Psicología, no sólo por la influencia que tiene en la vida individual de las personas, sino también por su calado en la organización de la estructura social, legitimada, y que está en la base de las relaciones sociales estables. Sabido es que la obediencia social a la autoridad está basada en el principio de Jerarquía que ha sido exaltado, prioritaria y constantemente, en nuestra cultura porque es uno de sus pilares. Si no se respetase este principio sería difícil que funcionase una sociedad entendida como eficiente según los parámetros actuales del sistema. Esto en un plano general, pero también a un nivel más concreto, el de los individuos, es la obediencia a la autoridad la que permite una buena protección al sujeto. El muy socorrido "obedecía órdenes" protege de responsabilidades y disfraza de "sentido del deber" a posibles impulsos sádicos. Mucho se ha escrito y debatido sobre el por qué la persona obedece aunque ese acto la sitúe en contra de sus principios éticos o de sus intereses. Un amplio abanico de respuestas se perfila desde las más diversas disciplinas, pero aquí nos ceñiremos a la de la Psicología preferentemente. Desde la Psicología Profunda, por ejemplo, encontramos sugerentes reflexiones que concluyen que la causa de la obediencia está en el miedo. Miedo a ejercer la libertad y miedo a la soledad. Desde la Psicología Conductista se observa que la obediencia social es la conducta más reforzada desde la más tierna infancia. En cambio, la desobediencia es la más castigada. Se va creando así, poco a poco, algo similar a un reflejo condicionado hacia la obediencia. Esta situación resulta muy cómoda para toda autoridad pero disminuye la capacidad de independencia (o espíritu crítico) del sujeto, quien resulta limitado para su futura vida adulta. El enfoque de la Psicología Cognitiva pone el acento en las Ideas Irracionales (creencias erróneas o, al menos, no demostradas) consecuentes al sentimiento de culpa derivado del continuo castigo.