Instituto Bíblico Evangelio Completo
                                                     San Pedro Sula, Honduras.

La Biblia: La Palabra de Dios
Incluso para un lector ocasional de la Biblia, pronto se pone de manifiesto que está
leyendo un libro fuera de lo usual. Aunque cubre miles de años de la historia
humana y está escrita por más de cuarenta escritores humanos, la Biblia no es
una simple colección de escritos, sino todo un Libro que posee una fascinante
continuidad. Se le llama «La Biblia», de la palabra griega Biblos, que significa «Un
libro». Su extraordinaria característica es debida al hecho de que es ciertamente la
Palabra de Dios, aunque haya sido escrita por autores humanos.


Se ofrecen dos líneas de evidencia que apoyan la conclusión de que la Biblia es la
Palabra de Dios: 1) la evidencia interna; los hechos hallados en la propia Biblia y
la propia afirmación de la Biblia concerniente a su origen divino; 2) la evidencia
externa; la naturaleza de los hechos dados en la Escritura, que apoyan su carácter
sobrenatural.


   A. EVIDENCIA INTERNA


En cientos de pasajes, la Biblia declara o afirma por sí misma ser la Palabra de
Dios (Dt. 6:6-9, 17-18; Jos. 1:8; 8:32-35; 2 S. 22:31; Sal. 1:2; 12:6; 19:7-11; 93:5;
119:9, 11, 18, 89-93,97-100, 104-105, 130; Pr. 30:5-6; Is. 55:10-11; Jer. 15:16;
23:29; Dn. 10:21; Mt. 5:17-19; 22:29; Mr. 13:31; Lc. 16:17; Jn. 2:22; 5:24; 10:35;
Hch. 17:11; Ro. 10:17; 1 Co. 2:13; Col. 3:16; 1 Ts. 2:13; 2 Ti. 2:15; 3:15-17; 1
P.1:23-25; 2 P.3:15-16; Ap. 1:2; 22:18). Las Escrituras declaran, de muchas
formas diversas, que la Biblia es la Palabra de Dios y que su afirmación es clara e
inteligible para cualquiera. La afirmación constante de los escritores del Antiguo
Testamento, los del Nuevo y del propio Jesucristo, es que la Biblia es la inspirada
Palabra de Dios. Por ejemplo, el Salmo 19:7- 11 declara que la Biblia es
ciertamente la Palabra del Señor, y nombra seis perfecciones, con sus seis
correspondientes transformaciones de carácter humano, que la Palabra cumple.
Jesucristo declaró que la Ley tiene que ser cumplida (Mt. 5:17-18).


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En Hebreos 1:1-2, no solamente se afirma que Dios habló en el Antiguo
Testamento a los profetas con palabra de Dios, sino que también lo hizo Su Hijo
en el Nuevo. La Biblia sólo puede ser rechazada Si se rechazan sus constantes
afirmaciones de ser la Palabra de Dios.


B. EVIDENCIA EXTERNA
La Biblia no sólo afirma y reclama para sí el ser la Palabra de Dios, sino que
apoya estas afirmaciones por abundantes evidencias que han convencido con
frecuencia incluso a los lectores más escépticos.


1. La continuidad de la Biblia. Uno de los más sorprendentes y
extraordinarios hechos respecto a las Escrituras es que, aunque fueron escritas
por más de cuarenta autores que vivieron a lo largo de un período de más de
1,600 años, la Biblia es, no obstante, un Libro y no una simple colección de 66
libros. Sus autores proceden de los más diversos lugares y situaciones de la vida;
hay reyes, campesinos, filósofos, hombres de Estado, pescadores, médicos,
eruditos, poetas y agricultores. Vivieron en diferentes culturas, en diferentes
experiencias existenciales, y con frecuencia fueron completamente distintos en
carácter. La Biblia tiene una continuidad que puede ser observada desde el
Génesis hasta el Apocalipsis.
La continuidad de la Biblia puede ser constatada en su secuencia histórica que
comienza con la creación del mundo presente hasta la de los nuevos cielos y la
nueva tierra. El Antiguo Testamento revela temas doctrinales tales como la
naturaleza del propio Dios, la doctrina del pecado, la de la salvación y el programa
y propósito de Dios para el mundo como un todo, para Israel y para la Iglesia. La
doctrina está progresivamente presentada desde sus principios en forma de
introducción, hasta su más completo desarrollo. El tipo está seguido por el antitipo,
la profecía por su cumplimiento. Uno de los temas continuados de la Biblia es la
anticipación, presentación, realización y exaltación de la persona más perfecta de
la tierra y los cielos, nuestro Señor Jesucristo. El relato de tan fascinante Libro,

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con su continuidad de desarrollo, exige un milagro mucho mayor que la inspiración
en sí misma. De acuerdo con esto, los creyentes de la Escritura, si bien reconocen
la factura humana de varios de sus libros, su continuidad y su guía se deben a la
inspiración del Espíritu Santo.


2. La extensión de la revelación bíblica. En su manifestación de la
Verdad, la Biblia es inextinguible. Al igual que un telescopio, se adentra en el
universo desde las infinitas alturas y profundidades de los cielos, hasta la
tremenda hondura del infierno y capta las obras de Dios desde el principio hasta el
fin. Como un microscopio, revela los más diminutos detalles del plan y el propósito
de Dios y la perfectísima obra de la creación. Al igual que un estereoscopio, sitúa
a todos los seres y objetos, tanto si están en los cielos como en la tierra, en
correcta relación, los unos con los otros. Aunque muchos de los libros de la Biblia
fueron escritos en los comienzos del conocimiento humano, en una época en que
sus autores ignoraban por completo los modernos descubrimientos, lo que ellos
escribieron, sin embargo, no ha sido nunca contradicho por posteriores
descubrimientos,    y   los   antiguos   escritos   de   la   Escritura   se   hallan
sorprendentemente adaptados a modernas situaciones. En el amplísimo contexto
de su revelación, la verdad bíblica alcanza horizontes insospechados que van más
allá del descubrimiento humano, alcanzando, como de hecho lo hace, desde la
eternidad del pasado, a la eternidad del futuro, revelando hechos que sólo Dios
puede conocer. No existe otro libro en todo el mundo que haya intentado siquiera
presentar la Verdad de un modo comprensible como lo hace la Biblia.


3. La influencia y publicación de la Biblia. Ningún otro libro ha sido
jamás publicado en tantas lenguas e idiomas, por y para tan diferentes pueblos y
culturas, como la propia Biblia. Sus páginas están entre las primeras que fueron
impresas cuando se inventaron las prensas de la moderna imprenta. Millones de
copias de la Escritura han sido publicadas en todas las principales lenguas del
mundo, y no hay una sola lengua escrita que no tenga, al menos, una porción
impresa de la Biblia. Aunque los escépticos, como el francés Voltaire, infiel y

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herético, han predicho con frecuencia que la Biblia quedaría relegada al olvido en
el paso de una generación, e incluso autores del siglo XX han pronosticado que la
Biblia pronto sería un libro olvidado, lo cierto es que la Biblia continúa
publicándose en número creciente y en mayor número de lenguas que
antes. Otras religiones han sobrepasado a la Cristiandad en número de
seguidores, pero no han sido capaces de ofrecer ninguna revelación escrita
comparable a la Escritura. En nuestra época moderna, la influencia de la Biblia
continúa su ritmo de difusión incesante. Para los no salvos es la «espada del
Espíritu» (Ef. 6:17) y para los salvos es un poder efectivo, santificante y que limpia
de toda mancha (Jn. 17:17; 2 Co. 3:17, 18; Ef. 5:25, 2ó). La Biblia continúa siendo
la única base divina para la ley y la moralidad.


4. El contenido de la Biblia. El carácter sobrenatural de la Biblia se aprecia
en el hecho de que trata tan libremente con lo desconocido y, desde luego,
incognoscible, como con lo que es conocido. Describe la eternidad en el pasado,
incluyendo la creación antes de que el hombre existiese. Se revelan la naturaleza
y las obras de Dios.
En las profecías bíblicas se manifiesta la totalidad del programa divino para el
mundo, para Israel y para la iglesia, culminando en esta última, que es eterna. En
cada materia presentada y descrita, sus declaraciones son decisivas, concretas y
están al margen del tiempo. Su naturaleza comprensiva ha hecho a sus lectores
sabios en la verdad que se relata tanto en el tiempo como en la eternidad.


5. La Biblia como literatura. Considerada como obra literaria, la Biblia es
también algo supremo. No solamente contiene la historia gráfica, sino la profecía
en detalle, la más bella poesía y el drama, relatos de amor y de guerra, las
especulaciones de la filosofía y cuanto se relaciona con la verdad bíblica. La
variedad de la producción de sus autores está contrastada por la multiplicidad de
sus materias. Ningún otro libro de literatura tiene tantos lectores apasionados de
todas las edades y de todos los. Grados de inteligencia y. Erudición.



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6. La autoridad sin prejuicios de la Biblia. El carácter humano de los
autores de la Biblia, carece de prejuicios en favor del hombre. La Biblia registra y
señala, sin vacilar, el pecado y la debilidad de los mejores hombres, y advierte
gráficamente a aquellos que confían en sus propias virtudes de su condenación
final. Aunque escrito por humanos, es un mensaje de Dios hacia el hombre, más
bien que un mensaje del hombre para el hombre. Aunque algunas veces habla de
cosas terrenales y de experiencias humanas, también describe con claridad y
autoridad cosas tanto de los cielos como de la tierra, visibles o invisibles;
revelando hechos acerca de Dios, de los ángeles, los hombres, del tiempo y de la
eternidad; de la vida y la muerte, del pecado y la salvación, del cielo y del infierno.
Semejante libro no podría haber sido escrito por el hombre -si hubiese tenido que
elegir hacerlo, y aun de haber podido, nunca habría querido hacerlo- al margen de
la divina dirección. Por tanto, la Biblia, aunque escrita por hombres, es un mensaje
que procede de Dios, con la certeza, la seguridad y la paz que sólo Dios puede
proporcionar.


7. El carácter supremo de la Biblia. Por encima de todo lo dicho
anteriormente, la Biblia es un libro sobrenatural que revela la persona y la gloria de
Dios manifestada en Su Hijo. Tal persona, Jesucristo, jamás pudo haber sido la
invención de un hombre mortal, ya que Sus perfecciones nunca podrían haber
sido comprendidas ni por los hombres más sabios y santos de esta tierra. El
supremo carácter de la Biblia está apoyado por su revelación del carácter supremo
en la persona de Jesucristo.
Como consecuencia de la combinación de las cualidades sobrenaturales y
procedentes del hombre que entran en la composición de la Biblia, puede
observarse una similitud entre la Biblia como la Palabra escrita y el Señor
Jesucristo como el Verbo viviente.
Ambas son sobrenaturales en origen, presentando una mezcla inescrutable y
perfecta de lo que es divino y de lo que es humano. Ambas también ejercen un
poder de transformación sobre aquellos que creen, e igualmente permitido por

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Dios como algo negativo y rechazado por los que no creen. Las perfecciones
divinas, impolutas y en toda su grandeza que no sufre la menor disminución, están
inmersas en ambos aspectos. Las revelaciones que muestra son igualmente tan
simples como la capacidad mental de un niño, y tan complejas como los infinitos
tesoros de la divina sabiduría y el divino conocimiento, sostenidas por el Dios que
las ha revelado.




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La Biblia Palabra de DIos

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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. La Biblia: La Palabra de Dios Incluso para un lector ocasional de la Biblia, pronto se pone de manifiesto que está leyendo un libro fuera de lo usual. Aunque cubre miles de años de la historia humana y está escrita por más de cuarenta escritores humanos, la Biblia no es una simple colección de escritos, sino todo un Libro que posee una fascinante continuidad. Se le llama «La Biblia», de la palabra griega Biblos, que significa «Un libro». Su extraordinaria característica es debida al hecho de que es ciertamente la Palabra de Dios, aunque haya sido escrita por autores humanos. Se ofrecen dos líneas de evidencia que apoyan la conclusión de que la Biblia es la Palabra de Dios: 1) la evidencia interna; los hechos hallados en la propia Biblia y la propia afirmación de la Biblia concerniente a su origen divino; 2) la evidencia externa; la naturaleza de los hechos dados en la Escritura, que apoyan su carácter sobrenatural. A. EVIDENCIA INTERNA En cientos de pasajes, la Biblia declara o afirma por sí misma ser la Palabra de Dios (Dt. 6:6-9, 17-18; Jos. 1:8; 8:32-35; 2 S. 22:31; Sal. 1:2; 12:6; 19:7-11; 93:5; 119:9, 11, 18, 89-93,97-100, 104-105, 130; Pr. 30:5-6; Is. 55:10-11; Jer. 15:16; 23:29; Dn. 10:21; Mt. 5:17-19; 22:29; Mr. 13:31; Lc. 16:17; Jn. 2:22; 5:24; 10:35; Hch. 17:11; Ro. 10:17; 1 Co. 2:13; Col. 3:16; 1 Ts. 2:13; 2 Ti. 2:15; 3:15-17; 1 P.1:23-25; 2 P.3:15-16; Ap. 1:2; 22:18). Las Escrituras declaran, de muchas formas diversas, que la Biblia es la Palabra de Dios y que su afirmación es clara e inteligible para cualquiera. La afirmación constante de los escritores del Antiguo Testamento, los del Nuevo y del propio Jesucristo, es que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. Por ejemplo, el Salmo 19:7- 11 declara que la Biblia es ciertamente la Palabra del Señor, y nombra seis perfecciones, con sus seis correspondientes transformaciones de carácter humano, que la Palabra cumple. Jesucristo declaró que la Ley tiene que ser cumplida (Mt. 5:17-18). 1
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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. En Hebreos 1:1-2, no solamente se afirma que Dios habló en el Antiguo Testamento a los profetas con palabra de Dios, sino que también lo hizo Su Hijo en el Nuevo. La Biblia sólo puede ser rechazada Si se rechazan sus constantes afirmaciones de ser la Palabra de Dios. B. EVIDENCIA EXTERNA La Biblia no sólo afirma y reclama para sí el ser la Palabra de Dios, sino que apoya estas afirmaciones por abundantes evidencias que han convencido con frecuencia incluso a los lectores más escépticos. 1. La continuidad de la Biblia. Uno de los más sorprendentes y extraordinarios hechos respecto a las Escrituras es que, aunque fueron escritas por más de cuarenta autores que vivieron a lo largo de un período de más de 1,600 años, la Biblia es, no obstante, un Libro y no una simple colección de 66 libros. Sus autores proceden de los más diversos lugares y situaciones de la vida; hay reyes, campesinos, filósofos, hombres de Estado, pescadores, médicos, eruditos, poetas y agricultores. Vivieron en diferentes culturas, en diferentes experiencias existenciales, y con frecuencia fueron completamente distintos en carácter. La Biblia tiene una continuidad que puede ser observada desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La continuidad de la Biblia puede ser constatada en su secuencia histórica que comienza con la creación del mundo presente hasta la de los nuevos cielos y la nueva tierra. El Antiguo Testamento revela temas doctrinales tales como la naturaleza del propio Dios, la doctrina del pecado, la de la salvación y el programa y propósito de Dios para el mundo como un todo, para Israel y para la Iglesia. La doctrina está progresivamente presentada desde sus principios en forma de introducción, hasta su más completo desarrollo. El tipo está seguido por el antitipo, la profecía por su cumplimiento. Uno de los temas continuados de la Biblia es la anticipación, presentación, realización y exaltación de la persona más perfecta de la tierra y los cielos, nuestro Señor Jesucristo. El relato de tan fascinante Libro, 2
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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. con su continuidad de desarrollo, exige un milagro mucho mayor que la inspiración en sí misma. De acuerdo con esto, los creyentes de la Escritura, si bien reconocen la factura humana de varios de sus libros, su continuidad y su guía se deben a la inspiración del Espíritu Santo. 2. La extensión de la revelación bíblica. En su manifestación de la Verdad, la Biblia es inextinguible. Al igual que un telescopio, se adentra en el universo desde las infinitas alturas y profundidades de los cielos, hasta la tremenda hondura del infierno y capta las obras de Dios desde el principio hasta el fin. Como un microscopio, revela los más diminutos detalles del plan y el propósito de Dios y la perfectísima obra de la creación. Al igual que un estereoscopio, sitúa a todos los seres y objetos, tanto si están en los cielos como en la tierra, en correcta relación, los unos con los otros. Aunque muchos de los libros de la Biblia fueron escritos en los comienzos del conocimiento humano, en una época en que sus autores ignoraban por completo los modernos descubrimientos, lo que ellos escribieron, sin embargo, no ha sido nunca contradicho por posteriores descubrimientos, y los antiguos escritos de la Escritura se hallan sorprendentemente adaptados a modernas situaciones. En el amplísimo contexto de su revelación, la verdad bíblica alcanza horizontes insospechados que van más allá del descubrimiento humano, alcanzando, como de hecho lo hace, desde la eternidad del pasado, a la eternidad del futuro, revelando hechos que sólo Dios puede conocer. No existe otro libro en todo el mundo que haya intentado siquiera presentar la Verdad de un modo comprensible como lo hace la Biblia. 3. La influencia y publicación de la Biblia. Ningún otro libro ha sido jamás publicado en tantas lenguas e idiomas, por y para tan diferentes pueblos y culturas, como la propia Biblia. Sus páginas están entre las primeras que fueron impresas cuando se inventaron las prensas de la moderna imprenta. Millones de copias de la Escritura han sido publicadas en todas las principales lenguas del mundo, y no hay una sola lengua escrita que no tenga, al menos, una porción impresa de la Biblia. Aunque los escépticos, como el francés Voltaire, infiel y 3
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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. herético, han predicho con frecuencia que la Biblia quedaría relegada al olvido en el paso de una generación, e incluso autores del siglo XX han pronosticado que la Biblia pronto sería un libro olvidado, lo cierto es que la Biblia continúa publicándose en número creciente y en mayor número de lenguas que antes. Otras religiones han sobrepasado a la Cristiandad en número de seguidores, pero no han sido capaces de ofrecer ninguna revelación escrita comparable a la Escritura. En nuestra época moderna, la influencia de la Biblia continúa su ritmo de difusión incesante. Para los no salvos es la «espada del Espíritu» (Ef. 6:17) y para los salvos es un poder efectivo, santificante y que limpia de toda mancha (Jn. 17:17; 2 Co. 3:17, 18; Ef. 5:25, 2ó). La Biblia continúa siendo la única base divina para la ley y la moralidad. 4. El contenido de la Biblia. El carácter sobrenatural de la Biblia se aprecia en el hecho de que trata tan libremente con lo desconocido y, desde luego, incognoscible, como con lo que es conocido. Describe la eternidad en el pasado, incluyendo la creación antes de que el hombre existiese. Se revelan la naturaleza y las obras de Dios. En las profecías bíblicas se manifiesta la totalidad del programa divino para el mundo, para Israel y para la iglesia, culminando en esta última, que es eterna. En cada materia presentada y descrita, sus declaraciones son decisivas, concretas y están al margen del tiempo. Su naturaleza comprensiva ha hecho a sus lectores sabios en la verdad que se relata tanto en el tiempo como en la eternidad. 5. La Biblia como literatura. Considerada como obra literaria, la Biblia es también algo supremo. No solamente contiene la historia gráfica, sino la profecía en detalle, la más bella poesía y el drama, relatos de amor y de guerra, las especulaciones de la filosofía y cuanto se relaciona con la verdad bíblica. La variedad de la producción de sus autores está contrastada por la multiplicidad de sus materias. Ningún otro libro de literatura tiene tantos lectores apasionados de todas las edades y de todos los. Grados de inteligencia y. Erudición. 4
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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. 6. La autoridad sin prejuicios de la Biblia. El carácter humano de los autores de la Biblia, carece de prejuicios en favor del hombre. La Biblia registra y señala, sin vacilar, el pecado y la debilidad de los mejores hombres, y advierte gráficamente a aquellos que confían en sus propias virtudes de su condenación final. Aunque escrito por humanos, es un mensaje de Dios hacia el hombre, más bien que un mensaje del hombre para el hombre. Aunque algunas veces habla de cosas terrenales y de experiencias humanas, también describe con claridad y autoridad cosas tanto de los cielos como de la tierra, visibles o invisibles; revelando hechos acerca de Dios, de los ángeles, los hombres, del tiempo y de la eternidad; de la vida y la muerte, del pecado y la salvación, del cielo y del infierno. Semejante libro no podría haber sido escrito por el hombre -si hubiese tenido que elegir hacerlo, y aun de haber podido, nunca habría querido hacerlo- al margen de la divina dirección. Por tanto, la Biblia, aunque escrita por hombres, es un mensaje que procede de Dios, con la certeza, la seguridad y la paz que sólo Dios puede proporcionar. 7. El carácter supremo de la Biblia. Por encima de todo lo dicho anteriormente, la Biblia es un libro sobrenatural que revela la persona y la gloria de Dios manifestada en Su Hijo. Tal persona, Jesucristo, jamás pudo haber sido la invención de un hombre mortal, ya que Sus perfecciones nunca podrían haber sido comprendidas ni por los hombres más sabios y santos de esta tierra. El supremo carácter de la Biblia está apoyado por su revelación del carácter supremo en la persona de Jesucristo. Como consecuencia de la combinación de las cualidades sobrenaturales y procedentes del hombre que entran en la composición de la Biblia, puede observarse una similitud entre la Biblia como la Palabra escrita y el Señor Jesucristo como el Verbo viviente. Ambas son sobrenaturales en origen, presentando una mezcla inescrutable y perfecta de lo que es divino y de lo que es humano. Ambas también ejercen un poder de transformación sobre aquellos que creen, e igualmente permitido por 5
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    Instituto Bíblico EvangelioCompleto San Pedro Sula, Honduras. Dios como algo negativo y rechazado por los que no creen. Las perfecciones divinas, impolutas y en toda su grandeza que no sufre la menor disminución, están inmersas en ambos aspectos. Las revelaciones que muestra son igualmente tan simples como la capacidad mental de un niño, y tan complejas como los infinitos tesoros de la divina sabiduría y el divino conocimiento, sostenidas por el Dios que las ha revelado. 6