El suicidio es un acto voluntario que refleja una falta de mecanismos adaptativos para enfrentar adversidades, siendo la depresión un factor común entre quienes lo intentan. Los factores familiares, sociales y psicológicos influyen significativamente en la conducta suicida, y es crucial prestar atención a las señales de alerta en los adolescentes. La intervención temprana y el apoyo familiar son esenciales para prevenir el suicidio, involucrando a la comunidad en la responsabilidad de cuidar a los individuos vulnerables.