El documento define los tres elementos fundamentales de la culpabilidad: 1) la imputabilidad o capacidad de culpabilidad, que es el conjunto de cualidades psicológicas y fisiológicas que permiten a un sujeto conocer las consecuencias sociales de sus actos; 2) el conocimiento de la antijuricidad, es decir, saber que el acto es prohibido; y 3) la no exigibilidad de la conducta, que se refiere a situaciones extremas en las que no se puede esperar razonablemente que alguien se abstenga de cometer el acto