El 11 de febrero de 1858, la Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous en la roca de Masabielle, marcando el inicio de una serie de visiones que transformaron su vida y llevaron a la creación de un manantial milagroso en Lourdes. A pesar de la incredulidad inicial de su madre y de la comunidad, la devoción por las apariciones creció, culminando en la declaración de la Virgen como 'La Inmaculada Concepción'. Bernadette, quien más tarde se unió a la comunidad de Hijas de la Caridad, falleció en 1879 y su cuerpo permanece incorrupto, atrayendo a numerosos peregrinos y fieles hasta hoy.